La suerte acompañó al azabache, para su fortuna la sirena de índigo cabello se encontraba muy cerca de la playa recostada sobre una gran roca como si se dedicará a vigilar el mundo de los humanos, o esa impresión captó el de ojos zarcos, quien desde el límite de la tierra y el mar grito a la ondina que le veía en la lejanía.

— ¡Ey, sirena, esta amiga necesita tu ayuda! — Akane no pudo esconder su extrañeza, pensaba que todo aquello podía tratarse de una trampa pero jamás permitiría que usarán a un miembro de su reino como carnada, furica pero precavida se acercó al humano.

— ¿Qué necesitas, porqué traes a esa tortuga con tigo?, ¡más te vale no intentar nada de lo contrario yo...! — la nereida fue interrumpienda sin darle tiempo a terminar.

— ¡Lo único que planeo es que la ayudes!, estaba enredada en una red de pescar y su aleta está muy lastimada, !por poco y queda sersenada!, un amigo ya la atendió para no perderla pero yo pensé que... — ahora es él quien resulta callado por la femenina presencia.

— ¡Ve lo que le han hecho!, ¿porque ustedes solo saben causar dolor y muerte? — grito colerica.

— ¡Lo siento!, yo no desee que saliera herida, la encontré cuando los pescadores trataban de liberarla, no todos los humanos somos malos, yo solo quería salvarla y la traje porque se que con tu magia podrías sanarla mejor que nosotros, lamento importunante, te dejo a esta pequeña, ¡cuidala mucho!, no dejes que regrese a los muelles, son peligrosos, tu también cuídate, ataques se aproximan, ¡es mejor que no subas a la superficie! — Ranma se marchó dejando al pequeño reptil en manos de la sirena, su molestia es notoria y desilucionado se retira del lugar con un único pensamiento en su mente,— ¡Trata de ponerte en su lugar! dijeron Mousse y mi madre, pero al final cuando lo intento siempre quedo como el malo, ¡por más que me esfuerzo por hayar otro camino todo termina fatal! —.

El jove se fue echando lumbre ante los atónitos ojos marron de la ondina que ve en la mirada del hombre un dejó de tristeza provocado por su cruel expresión.

— ¡Eyy humano, gracias por salvarla!, yo la cuidaré y te prometo llevarla lejos de esta peligrosa costa, ¿cómo has estado?, no te he visto por aquí últimamente — intervino la princesa intentando cambiar el tropezado comienzo.

Intrigado el joven voltea para ver a la ninfa que parece dejar de lado sus anteriores reclamos.

— ¡Bien, creo!, he estado ocupado en casa, por eso he venido poco, por lo que oigo tu te has mantenido en tu labor de ayudar en este lugar —, sonrió sincero el general.

— ¡Si, hay mucho trabajo aquí!, ser la ciudad donde gobierna el Rey Genma es suficiente para saber que aquí siempre habrá muertos y heridos! — su respuesta compungió el corazón del azabache, la sirena tiene razón, donde su padre pisa siempre hay pena y dolor, él más que nadie desea cambiar ese destino pero por ahora no puede decirle nada de eso a la ninfa ya que descubriría su identidad, debe callar hasta que tengan la suficiente confianza como para explicarle que el desea alcanzar la paz cuando gobierne, esperando que ella lleve su mensaje a la general del mar.

— ¿Cómo sabes que habrán ataques próximos? — Akane no perdió tiempo para intentar obtener algo de información.

— Por lo que acabas de decir, ¡Atenas es la ciudad liderada por Genma, eso significa que con él todos los dias son posibilidad de guerra! — con astucia el de ojos cerúleos sale bien librado de la complicada pregunta, es evidente que sabe la causa de los ataque que su progenitor planea y él debe dirigir pero no es necesario explicarlo por ahora.

Un rato pasan platicando de trivialidades, la conversación parece divertida, algunas carcajadas escapan de ambos jóvenes que incautos se topan con la presencia de un cánido hambriento y herido, Akane por un instante retrocede al mar asustada por el ser que tiene entendido ladra y ataca para defender a los hombres, pero Ranma de inmediato acaricia al desechado perro.

— ¡Te ves muy cansado, amigo!, ven, te daré algo de alimento — susurro el príncipe mientras divertido llama a su acompañante.

— ¡No tienes porque temer!, el no va a atacarte, está lastimado y busca alimento pero las sirenas no están en su menú — rio divertido mirando la cara de enfado de la sirena.

— ¡Jaja, que gracioso!, — contestó enojada y dudosa la nayade, — ¡no te miento!, ven, dale esto y después acariciarlo — el azabache tomo la mano de la ondina y le entrego un pedazo de carne seca indicándole que estire la mano para entregársela al famelico can, después le explicó que al acabar de comer debía mostrar sus dedos y el agradecido animal se acercaría tranquilamente.

Lo dicho por el de negra cabellera resultó real, pocos minutos después el perro ya brinca feliz alrededor de la sirena langüeteandola como muestra de amistad, Akane no puede creer que este haciendo migas con un ser del Reino humano, aunque al voltear a ver al sonriente chico deduce que no es uno sino dos seres terrestres con los que ha entablado relación pacífica.

Cómo acto de gratitud la nereida cura las heridas del cándido que mueve la cola en signo de confianza, — ¡quizá algún día puedas acariciar a una ballena blanca o a un tiburón, son muy nobles! — expuso la ondina viendo la cara del otro ensombrecer.

— ¡Si claro!, siempre y cuando el pedazo de carne para darle confianza no sea mi brazo, — el sarcasmo relució en las palabras del joven haciendo reír tendidamente a la princesa.

— ¡Eres un bobo!, bueno, entonces te llevaré a darle de comer a los peces, no necesitas más que algas — agregó risueña la habitante marina.

— ¡Algas¡, espero sepan mejor que las calabazas, sino pobres de tus habitantes — expetó el general en forma de duda y burla a la vez, lo que hizo a la sirena cambiar a un semblante serio.

— Tendré que hacerte una sopa para que te convenzas de lo buenas que son, tal vez padecerian menos cáncer si las comieran — refutó la pequeña nereida sonriendo airadamente — ¡espera aquí, no tardó! —.

Tras un par de minutos la ondina regresó trayendo con sigo un obsequio.

— ¡Ten, son las mejores algas, no son para que las comas ya que estoy segura no querrás probarlas, pero puedes hacer una mascarilla con ellas, dudo que tu quieras usarla, pero te aseguro que tu madre o tu novia sabrán apreciarla, solo necesitan ponerlas unos minutos en sus caras — relató la de ojos marrones con singular sonrisa que el azabache noto de inmediato, eso de novia sonaba extraño pero apreciaba el raro regalo.

— ¡Gracias, es un interesante presente, seguiré tu consejo — fueron las palabras con las que el chico se despidió prometiendole volver y así lo hicieron, uno movido por el deseo de entender a los habitantes del mar y encontrar una solución pacífica en el futuro, la otra por descubrir información, aunque sus frecuentes encuentros no tardarán en generar un sentimiento peligroso y desconocido para ambos.

Día 6 del #mermay2022, espero estén disfrutando esta historia tanto como yo, por cierto, dicen que las mascarillas de algas realmente son muy buenas , interesante forma de romper el hielo la de estos dos, que emoción que este par por fin se están conociendo pero solo el tiempo y mi confundida cabeza (porque luego no se ni que escribir) dirán lo que pasará. Suerte.