Cu sentía algo mal desde que llegaron a la singularidad, el hecho de ver guerreros celtas le traía mala espina y sabía que estaba relacionado a él de una u otra forma… que existe la posibilidad de que todos sean gente relacionada a él y eso también abre a que llegue a encontrarse con ellos… lo peor que podría pasar es que sean enemigos al respecto y eso no sabría como confrontarlo, sobre si quien está involucrado es cierta persona la cual tuvo una obsesión con ella, lo bueno es que para ese tiempo ella murió pero ahora siendo un servant, la probabilidad de encontrarse nuevamente se hacía grande.
- (Espero este mal presentimiento realmente no sea lo que estoy pensado…)
- ¿Qué haces ahí perro? Hay que moverse. – Escuchó a Elizabeth llamarle, el peliazul soltó un suspiro, llevando su lanza sobre sus hombros.
- Muy bien, ya voy…
- Que mala suerte el habernos separado del cachorrito y los demás ¿acaso ustedes no pueden comunicarse con él telepáticamente?
- Lo hemos intentado… mami no responde… - Respondió Jack con tristeza.
- Parece que algún tipo de magia está interfiriendo con nuestra conexión, lo más seguro es que master haya intentado lo mismo y buscara llamarnos de regreso, sin éxito alguno.
- Esto es un fastidio… - La dragona obviamente estaba molesta al respecto, pero no había nada que pudiera hacerse para remediarlo, estaban por su cuenta, por el momento solo podían avanzar para reencontrarse con Haji y el resto en cierto punto.
- Hay que guardar muy bien nuestros pasos, para Lancers como nosotros, pelear en este espacio cerrado será algo perjudicial dadas nuestras armas, así que contamos contigo pequeña. – Jack asintió, activando su habilidad para esconder su presencia y adelantarse, el peliazul miró a Liz.
- Sigamos por nuestra cuenta. – Los dos continuaron caminando, la pelimorada murmuraba una tonada para entretenerse.
- En serio esta prisión parece un laberinto ¿no tenemos una idea a dónde ir? – Preguntó ella.
- Hay que esperar a que la pequeña vuelva. – Jack apareció en ese momento. - ¿Descubriste algo?
- Más adelante hay dos pasillos que llevan a sitios distintos, no supimos cual tomar.
- Es más que suficiente, vamos ahora. – Señaló Cu. El grupo de tres se movió hasta llegar a la intercepción, observando los dos caminos por el cual posiblemente podrían ir.
- ¿Lo decidimos al azar? – Preguntó Liz pero Cu la detuvo.
- Hay que pensarlo bien, cualquier camino podría ser el que nos lleve de regreso a Master… pero igual aquel que nos aleje más de él.
- Nosotros solo queremos volver a ver a mami… la extrañamos. – Jack estaba triste, Cu sonrió para animarla.
- Master es realmente resistente y ha mejorado mucho en su estilo de combate, además de que no está solo, la enfermera y Mash cuidarán bien de él… ahora. – Entrecerró los ojos, tenía que tomar una decisión ya que Liz y Jack no eran precisamente las mejores opciones para liderar el grupo, dejarlo en manos de una niña o de una mocosa malcriada…
- Oye, a quien dices mocosa malcriada. – Se quejó Liz.
- No leas los pensamientos de otros. – Respondió Cu. Como seguía pensando, que ellas dos tomen una decisión no era posible, así que siendo el adulto tenía la responsabilidad en ese momento, ya luego de un rato de pensar en posibles opciones, escogió un camino, yendo a la izquierda. – Por aquí.
- Era hora. – Liz estaba siendo irónica lo cual Cu ignoró y siguió adelante, el grupo empezó a avanzar pero se notaba algo, una neblina la cual estaba invadiendo el pasillo.
- Ey pequeña ¿esto no es obra tuya? – Preguntó a Jack.
- No hemos hecho nada. – la Assassin se defendió, poco a poco la niebla se hizo más densa hasta que se perdió todo rastro, Cu notó que las otras dos ya no estaban atrás de él.
- Maldición, nos hemos separado… por ahora tengo que encontrar una forma de escapar de aquí. – Sin tener otra opción, el peliazul siguió adelante, cada vez más sin la visibilidad suficiente debido a esa neblina. – (Esto me recuerda a mi entrenamiento de joven en la tierra de las sombras con mi Shishou… siempre me ponía tareas imposibles y practicas peligrosas, pero pude superarlo… me pregunto qué será de esa inmortal ahora mismo…)
Sintió de repente una sed de sangre, poniéndose serio, Cu tomó a Gae Bolg y envió hacia atrás, en ese momento chocó contra un arma, sacando chispas, el peliazul sonrió.
- Aprovechando la niebla para atacar, no sé si llamarlo cobarde o astuto. – Esta se despejó, dejando ver al responsable.
- Parece que tenerme estacionado aquí fue lo idóneo. – Diarmuid estaba ahí, sosteniendo sus lanzas gemelas. – Intrusos los cuales hay que detener.
- Jeje, así que eso era lo que esperaban, mala suerte que no seré tan fácil de acabar. – Se puso en posición. – Puedo decirlo, eres celta igual que yo, así que nuestros caminos iban a cruzarse en cualquier momento.
- Por supuesto que cualquiera podría reconocer a Cu Chulainn, una gran leyenda celta, ya que te encuentras en el lado enemigo, será un honor pelear con todo.
- Puedo decir lo mismo, según escuché, perdiste a tu señor.
- Es cierto que el señor Fionn cayó en batalla pero lo hizo de forma honorable… y si acaba por suceder lo mismo aquí conmigo, no podré quejarme al respecto, es porque el destino así lo quiso.
- Que así sea entonces, vas a caer derrotado aquí. – Cu no perdió el tiempo y realizó el primer ataque. Su lanza fue directamente al corazón de Diarmuid pero el pelinegro no iba a caer sin pelear y con una de sus lanzas bloqueó el ataque, aprovechando su mano libre, buscó ahora el ataque a Cu que tuvo que saltar hacia atrás para esquivarlo.
- Tener dos lanzas se vuelve una ventaja, Gae Buidhe puede hacer heridas incurables y Gae Dearg puede perforar el mana, por lo que armaduras de este no serán problema.
- Tsk, realmente no me la pones fácil, pero siempre estoy abierto a un buen reto y eso es lo que estoy dispuesto a realizar aquí. – Cu volvió al ataque, los aceros chocaron en diversas ocasiones, Diarmuid bloqueaba con Gae Dearg y atacaba con Gae Buidhe, un solo ataque sería letal para el Lancer peliazul pero este hacía uso de su velocidad para poder salir ileso.
-No por nada eres una leyenda, tu habilidad con la lanza le hace honor a lo escuchado. – Felicitó Diarmuid, Cu soltó una risa irónica.
- Lo mismo puede decirte de ti, los caballeros de Fianna son realmente buenos.
- Seguro ya sabes que en sí no soy el único servant celta invocado aquí, así como mi señor lo fue y cayó derrotado, hay más… y el ejército tiene su razón de ser.
- Entonces… debe ser ella ¿no? Nadie más podría hacerlo. – El pelinegro asintió.
- Te estás enfrentando a Medb, entiendo que no tengas buenos recuerdos al respecto… - Cu negó con la cabeza.
- No sé que le pasa a ella con su obsesión conmigo pero no dejaré que nuble mi mente, ahora mismo tengo un buen master y en sí me ha ido mucho mejor que en encarnaciones anteriores o guerras mejor dicho. – En eso Diarmuid soltó una risa por debajo.
- Déjame adivinar ¿suicidio?
- ¿Qué comes que adivinas?
- Nosotros los Lancers estamos malditos por nuestra suerte rango E y tampoco es que nuestros masters como tal hayan ayudado al respecto, así que comparto un poco el sentimiento.
- Mientras no me des a un sacerdote, todo bien por mi parte… aunque una mujer fuerte y guerrera lo aceptaría. – Sonrió. – De igual forma aprecio a mi master actual y estoy seguro de que él podrá acabar con este lugar, matar a Medb y entonces volver a nuestra vida diaria donde podré pescar en paz.
- Esa no parece ser una mala vida, ojalá yo pueda tener la misma oportunidad… hemos hablado demasiado, será mejor que acabemos con esta batalla ¿Qué dices?
- Por mí, excelente, es hora de la diversión. – Regresaron al ataque, una vez más los dos peleaban en igualdad de condiciones a pesar del espacio reducido donde se encontraban, Cu necesitaba una habitación con mayor amplitud para poder usar Gae Bolg de forma libre, dicho eso realizó una huida estratégica, Diarmuid entrecerró los ojos.
- No huirás para siempre. – Empezó a perseguirlo, Cu corrió por los pasillos a toda velocidad como si de un vehículo Ferrari se tratara, saltó por la pared y empezó a correr en esta, doblando a la izquierda, Diarmuid lo persiguió aunque perdió el rastro del peliazul por unos segundos, lo vio entrar a una sala, entonces el atravesó la puerta, todo parte del plan de él.
- Te tengo. – Buscó atacar a su costado, Diarmuid se protegió con una de sus lanzas pero fue lo que Cu buscaba, se apoyó en Gae Bolg y entonces pudo patearlo en el rostro, la sangre salió de la boca y nariz de Diarmuid debido al impacto.
- Gurgh… eso dolió…
- Y no he acabado. – Ahora siguió otro ataque del costado de su lanza al abdomen del pelinegro, logrando que se doblara, a pesar de todo no quería caer y buscó hacerle una herida letal al peliazul, este pateó la lanza al costado y entonces dio un golpe al rostro de él nuevamente, Cu siguió con más ataques que empezaron a ceder, Diarmuid ya no se podía defender como antes.
- Ah... ah… esto… no ha terminado… - El pelinegro se levantaba a duras penas, estaba lleno de sangre por los ataques anteriores, Cu se mantuvo serio. – Ataca de una vez… si vas a terminar conmigo… hazlo… y con honor…
- Muy bien, te daré el máximo honor que un guerrero celta puede hacer, algo rápido y sin dolor. – Brilló en ese momento y se movió velozmente. – Perfóralo todo, Gae Bolg.
Apuñaló el corazón de Diarmuid, su lanza atravesando el pecho de este acabó con el corazón del pelinegro y su núcleo totalmente fue destrozado, este empezó a brillar, no sin antes sonreír.
- Me has derrotado… puedo considerar un honor haber peleado en igualdad contigo…
- Lo mismo pienso, me divertí en esta batalla. – Cu se dio la vuelta. – Por cierto, si alguna vez llegas a Chaldea, espero podamos tener otra batalla de práctica, fue divertido.
- Claro… me gustaría… - Sin decir nada más Cu salió de la sala en ese momento, Diarmuid cerró los ojos. – Espero hayas quedado satisfecha… - Una figura apareció detrás del pelinegro, mirando al frente. – Él… realmente ha mejorado… - Y entonces desapareció, la figura escondida en las sombras se cruzó de brazos.
- Eso es cierto… has cambiado y para bien… Setanta…
Cu caminó un rato más por el pasillo, se preguntaba donde es que fueron a parar las otras luego de haberse separado, entonces vio una puerta de madera, no perdía el tiempo en entrar ahí y ver que había, entonces lo hizo.
- Y como decía, de repente desapareció y… ¡Ahí estás! – La voz de Elizabeth llamó su atención, y no estaba sola, Jack y aún más, Haji y el resto estaba ahí.
- Yo, he vuelto. – Saludó de forma casual.
- ¡Nada de he vuelto, donde te metiste! – Regañó la Lancer pelimorada.
- No es necesario que grites, solo digamos que tuve un contratiempo, pero todo arreglado, y master, es bueno que se encuentre bien.
- Nightingale y Mash pudieron mantenerme a salvo, así que se los agradezco. – Respondió él. – Ahora que estamos todos juntos, ya podemos continuar con la búsqueda.
- No es muy necesario master… - Respondió Rama. - … Sita… la siento muy cerca.
- ¿Puedes decir dónde? – Preguntó Mash, Rama asintió.
- Por ahí… al otro lado de esa puerta… - Señaló a una puerta de metal, fueron hacia esta, Nightingale buscó abrirla pero estaba bien trabada.
- Está reforzada.
- No será sencillo entonces…
- Esa voz… ¿Rama? ¿Eres tú? – Se escuchó una voz femenina al otro lado, el Saber abrió los ojos totalmente.
- ¿Sita?
- Rama… me alegra escucharte. – Se escuchaba alivio, del mismo modo el pelinaranja se sentía igual.
- Yo siento lo mismo… espera un momento Sita, te sacaremos de ahí.
- Claro. – Fue todo lo que dijo, ya entonces el resto necesitaba pensar en rescatar a la esposa del Saber, pero en ese momento aparecieron los guardias de la cárcel, conformados por esqueletos, guerreros celtas e incluso había homúnculos.
- Miren, materiales gratis. – Señaló Haji, sacando un gotón en la frente a Mash.
- Ahora no es el momento senpai… nuestro objetivo es sacar a Sita.
- Esperen que estoy analizando la estructura mágica de la puerta, por mientras pueden acabar con los enemigos. – Señaló Roman.
- Con gusto, aún sigo con ansias de batalla. – Respondió Cu. Haji mandó a los servants a pelear y acabar con los enemigos mientras Roman analizaba lo que pudiera estar evitando que pudieran sacar a la esposa de Rama, a pesar de que eliminaban a un enemigo, llegaban dos más.
- ¿Doctor? Estamos contra tiempo. – Señaló Haji.
- No me apures… por ahora creo tenerlo, es magia reforzada pero bastante básica, se nota que como tal no tienen a un Caster en sus filas, así que con un contrahechizo podrás quitarlo, seguro podrás hacerlo Haji, solo déjame darte las instrucciones y…
Mientras el resto luchaba, el pelinegro hacía lo que Roman le señalaba y en ese momento hizo un pequeño cantico, en ese momento brilló y la puerta se agitó, sacando un brillo, ahora podía abrirse.
- Ya pueden entrar.
- Sita… vamos. – Nightingale asintió, en ese momento entraron a esa celda, dentro se encontraba una mujer de cabello anaranjado igualmente, atado en dos coletas, ojos rojos y llevando un vestido armadura ligera sin mangas. – Sita…
- Rama… me alegra verte. – Fue a abrazar a su esposo, eso fue un momento hermoso para ambos. – Pasé miedo, estar encerrada aquí.
- No importa… lo importante es que estás bien… tsk… - La maldición empezó a afectarlo más, preocupando a Sita.
- ¡Rama!
- Necesita tratamiento urgente… pero no puedo hacer nada en estos casos… - La Berserker miró al suelo, se sentía inútil.
- Yo… le daré mi energía vital. – Sita se puso al frente.
- Un momento, recorrimos la cárcel para salvarte, que te tengas que sacrificar… - Mash miró al suelo, la pelinaranja sonrió.
- Es inevitable, Rama y yo tenemos una maldición que no nos permite vernos ni estar cerca del otro… de cualquier modo yo iba a desaparecer por esto, pero si puedo darle mi vida para que Rama pueda pelear y ayudarlos, con gusto lo haré… - Sujetó la mejilla de su esposo. – Mi querido Rama… mi esposo, aunque no esté contigo, mi espíritu se mantendrá a tu lado, ahora… ayuda a esta gente amable… es lo último que te pediré… - Sita brilló una vez le dio toda su energía a Rama y esta desapareció, en ese momento la herida y maldición desaparecieron del Saber, este comenzó a respirar normalmente.
- Signos vitales normales, el paciente se ha recuperado. – Informó Nightingale.
- Pero costó la vida de Sita… - Mash se sentía triste, Haji sujetó su mano.
- Fue decisión de ella, lo hizo por la persona que ama y cuando haces algo así en mente uno puede irse con una sonrisa, seguro harías lo mismo por la persona que amas.
- Eso… quizás… - En ese momento Rama empezó a levantarse, viéndose por todo el cuerpo. - ¿Estás bien?
- Sí… escuché a Sita, si no fuera por la maldición podríamos estar juntos, pero me alegra que piense en mí todo el tiempo… no desaprovecharé esta oportunidad. – Sacó su espada. – Master… proporcionaré mi ayuda a su causa.
- Entonces empecemos con acabar a todos los enemigos. – Señaló Haji, este asintió, saliendo de la entrada, ahí seguían varios enemigos, este entrecerró los ojos.
- Muy bien… hace un tiempo que no peleaba, pero por Sita… y por la gente, voy a acabar con los enemigos, Rama está listo para pelear.
Este cap ya fue distinto y enfocado en Cu mayormente, ya era algo de esperarse por el hecho de tantos servants celtas que salen y pues ya igual esa batalla contra Diarmuid mostró su crecimiento, uno que cierta ha podido comprobar, igual ya sucedió lo de Rama y Sita, ya viene el escape y espera un servant ahí, por ahora eso es todo, hasta el próximo cap. Saludos.
