Un nuevo comienzo

Por Luz de luna82

Capítulo 10

Candy analizaba todo lo que había sucedido y como habían llegado a ese punto. Hace unas horas estaban jugando en una fiesta de cumpleaños y ahora estaban en el área de urgencias en el hospital, eso de que "los accidentes pasan en un momento" eran las palabras mas ciertas que había escuchado hasta el momento.

El día había estado más que bien, Clara había dejado temprano a Tobby el niño se veía un poco decaído y Albert mando llamar al médico para que les diera una segunda opinión, solo necesitaba descansar y muchos líquidos y calor de hogar, no sería fácil cuidarlo ya que se encontraba en un lugar sin su madre, de la cual nunca se había separado, pero el buen humor de Esther y Candy lo hicieron comer y tomar sus medicamentos. Clara se fue inquieta, pero era necesario que fuera a su pueblo a arreglar la situación con su marido, George le había dado los datos de sus amigos policías y le ayudarían para que tardara el tiempo menos posible, tomó el dinero que le dio Candy, saco valor de donde no lo tenía y se subió al autobús que la llevaría al termino de 4 horas a su lugar de origen.

Candy tenía que acompañar a Albert a la fiesta de la pequeña Samantha, subió a cambiarse y a cambiar a Dilan, como siempre había quedado hecho un lio después del desayuno, decidió esperar a que casi se marchasen para bañarlo y ponerlo guapo como ella decía.

-Sabes, eres un niño muy muy lindo, le hablaba a Dilan. -Cuando crezcas serás un rompecorazones mi querido niño. Escoge una chica que te pueda hacer feliz y tú a ella, quien te haga querer ser un mejor hombre mi pequeño, que por ahí hay muchas chicas interesadas, tus bellos ojos verdes dejaran a todas loquitas por ti, te lo aseguro.

Por fuera de la habitación se encontraba James escuchando como le hablaba Candy a Dilan, era una chica graciosa, solo que se le dificultaba socializar con nuevas personas y más si eran mujeres, sentía curiosidad por ella, ahora estaba ahí afuera tímidamente, su padre lo había enviado a llamar a Candy, era hora de irse.

Tomo aire y se decidió a abrir la puerta -Señorita, me envía papá por ustedes, es hora de irnos, dijo mientras trataba de huir rápidamente.

-Espera por favor James, ¿me puedes ayudar con la mochila de Dilan? Este guapo caballerito necesitará muchos cambios seguramente, decía mientras levantaba al bebe, aprovechando el momento para poder acercarse al hermético muchacho.

-Si claro, contesto en un susurro.

- ¿Cómo te encuentras hoy James?

-Bien señorita gracias. Dijo sin más.

-Se que tienes clases curriculares por la tarde, ¿Qué practicas? Preguntaba Candy interesada.

-Soccer, también violín, bueno solo cuando mi maestro tiene tiempo, suele viajar mucho, es un concertista y me gusta su estilo y además es muy buen maestro.

-Me encantaría escucharte tocar algún día, a mí me gusta tocar el…

-Qué bueno que al fin bajan, vamos ya es tarde, los apresuraba Albert, fanático de la puntualidad como todos los Ardlay. Dejando la charla que comenzaba a entablar con James a medias.

Al llegar a la fiesta Candy se dio cuenta la cantidad de personas que había en una simple fiesta infantil, eran más los adultos que los niños a los cuales se había invitado. Todos iban con vestidos ligeros, ese día se sentía un poco de calor a pesar de que pronto comenzaría a intensificarse el frio, afortunadamente su vestimenta iba de acuerdo, era un vestido de mangas cortas ajustado al cuerpo debajo de la rodilla de una ligera tela, la fiesta seria al exterior, su cabello suelto era su mejor accesorio, Albert tomo a Dilan en los brazos para llevárselo, estaban de acuerdo en dividirse para cuidar a los chicos, muchos de los padres eran socios, se habían conocido en alguna reunión de trabajo o se encontraban en los mismos negocios, sin pedirlo Candy fue a cuidar de cerca de André y el niño rápidamente se fue con uno de sus amigos, ella creía que talvez ese era Joan, había otras nanas cuidando de otros niños y lo supo porque ellas vestían uniforme, cosa que apeno a Candy ya que ella iba con su ropa, a lo lejos vio como James hablaba con un chico más alto que el, platicaban amenamente, se sentó en una de las bancas mientras André corría plácidamente. Observaba a todos los niños, parecía que todos se llevaban bien con André, un mesero paso y le tendió un vaso de limonada, agradecida se lo llevo a la boca, alguien llego y se sentó a su lado.

- ¿Cuál es tu niño? Preguntaba animado el hombre de camisa azul tomando asiento sin ser invitado.

-Uno de mis niños es André, el que juega en los columpios, dijo volteando a ver al individuo que ya estaba junto a ella.

- ¿Nos hemos visto antes? Pregunto Candy confundida.

-Creo que debería sentirme ofendido, dijo llevándose la mano al pecho de forma teatral, -ya que yo si recuerdo tu nombre, Sally Johnson ¿no?

Candy achico los ojos, ¿Dónde había visto a este hombre, alto de ojos azules, hombros anchos y sonrisa agradable? ¡Claro! Ya se le venían los recuerdos, apenas lo había visto hace poco.

- ¿Señor Adams? Trataba de recordar Candy.

-Michael si no te molesta, Sally es toda una sorpresa encontrarte aquí, una sonrisa se dibujó en sus labios.

-Lo sé, ¿Cuál es su niño o niña? Mientras que volteaba a ver de nuevo al grupo de niños con los que estaba André

-Es Joan, ¿te suena? Preguntaba divertido a sabiendas de que era el mejor amigo de André.

-Me parece que algo he escuchado, ponía una sonrisa de lado, sabiendo que se divertía con ella.

-Te dije que nos volveríamos a ver, ¿Qué tal te va con André?

-Es un niño maravilloso, contestaba soñadoramente, le tengo un gran cariño, son una nana muy afortunada.

-André es un niño más sociable, por ello quiero invitarlos a casa el próximo martes a jugar un rato por la tarde, puedes traer a Dilan también.

- ¿Es su único hijo? Preguntaba Candy curiosa.

-Asi es, mi esposa murió cuando Joan nació, es una larga historia que tal vez pueda contarte después. Contestaba con cierta melancolía en la voz.

Albert buscaba a Candy con la mirada, Dilan se estaba incomodando, sospechaba que tenía el pañal mojado y ella era la que tenía la pañalera, además seguramente quería jugar con los otros bebes, volteo hacia donde se había ido André y la vio a lo lejos, estaba sentada platicando muy amenamente con Michael, uno de sus socios, los observo durante unos segundos, olvidándose del grupo de hombres que tenía a lado queriendo seguir con la plática acerca de negocios, apenas y podía ponerles atención y comenzó a contestar con monosílabos al no quitar la mirada de aquel par que no dejaba de platicar, Sally sonreía, parecía muy entretenida con Michael, se suponía que ella tenía poco en la ciudad, ¿de dónde lo conocía? No supo cuando comenzaron a moverse sus pies hacia su nana.

Se paro detrás de los dos cuando logro escuchar que Michael hablaba sobre su esposa fallecida, el hombre no acostumbraba hablar de ella con nadie, era un tema que les había pedido a ellos como sus amigos que no tocaran, era una fibra sensible y ahora estaba soltando la lengua, seguramente Sally había encontrado la forma de que hablara sin ella planearlo, era el "efecto Sally" te sacaba la información sin que te dieras cuenta, comenzó a sentir un enfado de pronto, ¿Cómo había logrado Michael la atención de Sally?

-Señorita Johnson Dilan necesita un cambio de pañal, ¿me permites la pañalera por favor? Ah Michael, ¿Cómo estás? Que gusto verte por aquí, lo saludaba de mano cortésmente.

-Albert, no pensé que estuvieras aquí, como nunca te vemos en este tipo de fiestas… se llevaba la limonada a la boca, Albert se había alejado de todo esto para evitar que le preguntaran a André por su madre, pocas personas de su círculo sabían lo que había sucedido con la madre desnaturalizada, pero esa era la decisión de Albert y nadie se la había cuestionado, ni siquiera sus hermanos.

-Yo lo cambiare no te preocupes, Candy tomo a Dilan y dándole una breve mirada a Michael, pregunto a uno de los meseros donde podría cambiar al niño y se perdió dentro de la casa.

- ¿De dónde conoces a mi niñera Michael? Preguntaba mientras tomaba un poco de limonada, tratando de sonar muy casual.

-La conocí en la empresa, hace poco, que belleza tienes en tu casa amigo, inquirió Michael viendo cómo se perdía de vista la rubia.

-Es mi nana y ama a mis hijos, no puedo pedir más. La molestia en la voz de Albert se sintió más de lo que hubiera deseado.

-Eso se ve de inmediato y la verdad se agradece ya que es tan difícil encontrar a alguien que de verdad le gusten los niños y más aún que los quieran, lástima que Joan esta tan contento con Aneth su niñera, si no mi querido amigo te la robaría.

-Te equivocas Michael, Sally no nos dejaría, ella se ha integrado bastante bien a la familia, te aconsejo que no intentes nada con ella, no quiero que por alguna estupidez termines haciendo correr a mi niñera como a tantas mujeres que han desfilado por tu cama amigo.

La advertencia de Albert fue clara, se habían conocido en Harvard cuando hacían la carrera, perdió la cuenta la cantidad de mujeres con las cuales se había metido, sabía que cuando conoció a su fallecida esposa había dejado su estilo de vida, dedicándose solo a ella, tiempo después ella se embarazo de Joan, pero por complicaciones en el parto murió, él había quedado destrozado, de verdad amaba a Jully y en ese momento se encontraba con un pequeño por el cual velar y una esposa de la cual despedirse, era el amor de su vida, pero su amistad quedo de lado un momento por los problemas que él experimentaba con Karen, siguieron haciendo negocios era uno de sus socios que más involucrado estaba en la empresa, muy a menudo se la pasaba por la oficina en reuniones, según lo que sabía jamás había vuelto a involucrarse seriamente con una mujer.

Y no deseaba que se involucrara con Sally.

Claro que el tampoco había sido un santo, aunque trato de rehacer su vida con una mujer no lo logro, desde entonces se declaró célibe, tenía más de dos años que no tocaba a una mujer.

-Tal vez le haga una buena oferta, dijo Michael analizando si de verdad quería echarse de enemigo a Albert, pero era indudable que le divertía ver las actitudes protectoras de su amigo.

Candy salió de la habitación con Dilan feliz y limpio, decidió dejar a los dos hombres hablar, se fue al área para niños pequeños y se sentó en una banca para supervisar a Dilan en los juegos aptos para él, Albert podría hacerse cargo de André.

-Ya veremos, dijo el rubio mientras seguía bebiendo de su limonada, tratando de ocultar su mal humor.

-Albert le pedí a Sally que llevara a André y Dilan a jugar el martes por la tarde, sería bueno que los niños socializaran un poco más.

- ¿Qué pretendes con Sally Michael? Directo como siempre, fastidiado por su insistencia con su nana.

-Nada, solo quiero que mi hijo juegue con su mejor amigo que por casualidad es André, es todo, obviamente Sally tiene que venir porque es su niñera, no es para tanto amigo, además ya te dije que Joan ama a su nana, lo que esa chica hace por mi hijo no lo cambiaria por nada.

-Te avisare después en la oficina, por ahora nos vemos. Se dirigió caminando hacia Candy cuando de repente escucharon un grito, el llanto era de André.

Un maldito minuto lo perdió de la vista por estar hablando con Michael, ahora la fiesta había terminado para ellos, estaban en urgencias, Albert estaba junto a André hablando con el médico, se había dado fuerte en la cabeza.

-Señor Ardlay según la tomografía esta normal, solo fue el golpe, tendrá ese chichón por una semana mas o menos, el que no haya devuelto el estómago es buen indicio, no deje que se duerma hasta mas tarde, pero por lo general este tipo de golpes no dan mucho problema, ponga frecuentemente este ungüento y lo revisare en dos días más.

Albert saco el aire que había retenido, hacia algunos meses que no pisaban el hospital, desde que Dilan había estado ahí, agradeció al medico y salieron a la sala de espera, James, Candy, Dilan, Archie y Stear los esperaban afuera, todos se preocuparon por el pequeño André.

-Todo estará bien, solo tendrá un chichón, dijo a todos en voz alta.

-Cariño ¿Cómo te sientes? ¿Qué dijo el médico? Candy estaba hincada en el piso tratando de encontrar tranquilidad al ver los ojos del pequeño André, que de inmediato le regreso una sonrisa diciéndole -Me encuentro bien Sally, limpiándose la boca del dulce de la paleta que le había dado el médico le dio un beso en la mejilla, Candy se asustó por el grito de dolor que dio el pequeño al caerse de los columpios donde estaba jugando con Joan, seguramente su amigo estaba tan impresionado como ellos.

-Bien, vamos por un helado y a casa, el "turista mundial" nos espera para jugar toda la tarde. Dijo el rubio mientras Stear lo levantaba sobre sus hombros, le encantaba jugar a André, eso ayudaría a mantenerlo despierto hasta la hora de dormir, fueron a la farmacia por los analgésicos que les había recetado el médico, jugaron un rato, Candy fue a bañar y dormir a Dilan, mientras que Albert se ocupaba de André, el niño cayo rendido de cansancio, había tenido un largo día.

Candy lo veía dormir tranquilamente, como subía y bajaba su quieto pecho, les había metido un buen susto.

Albert desde el marco de la puerta contemplaba la escena, dentro de su golpeado corazón podía sentir el amor de Candy por su hijo, se sentía afortunado el comprender que sus hijos estaban en buenas manos y que ella sentía amor por ellos, si no era eso, entonces no sabia que era lo que las acciones de esa joven mujer expresaban.

-Está bien Sally, anda ve a dormir, ya es tarde. Le decía Albert con una tierna sonrisa.

-Lo sé Albert, solo que han sucedido tantas cosas, pero sé que mi niño es fuerte y podrá con eso y más, ella pasaba sus dedos por los rubios cabellos del pequeño.

-Asi será Sally, anda yo me quedare con él, no te preocupes, se despidió dándole un beso en la frente. La rubia salió de la habitación regresando la sonrisa a su impredecible jefe, adoraba como inconscientemente tenía esos detalles con ella, no quiso pensarlo demasiado y se fue. Albert se quedo a dormir con su hijo, tenía la misma opinión de Candy, era pequeño, pero era un niño muy fuerte a pesar de todo.

Era el día libre de Candy, sin embargo, no quiso salir a ningún lado Tobby estaba en casa y se había comprometido a cuidarlo, paso parte del día jugando con él a los pares con cartas, era un niño tranquilo, los síntomas del resfriado estaban cediendo, ahora se veía con mejor color, decidió preguntarle a Albert si lo podía llevar dentro de la mansión para que jugara un poco con André.

Y asi pasaban un rato ameno el resto de la tarde, los tres pequeños jugando Dilan se integro como si fuera un niño grande, aunque no les daba alcance a el par de huracanes que eran André y Tobby.

-Sally ¿Quién es este pequeñito? No me digas que estas adoptando mas niños a esta familia, porque no seria nada raro sabes. Decía Archie divertido.

Candy solo sonrió, no entendió del todo el chiste, pero según lo que había entendido la primera vez que habían estado en la mesa era que James era adoptado, Karen era la exesposa de Albert, pero y ¿Dilan? Ese era un misterio, igual y pronto se enteraría de ello.

Archie se hinco para saludar a Tobby, jugaba con los tres y de repente les hacia cosquillas, el pequeño invitado era el más feliz de todos.

-Sally me alegra que estes con nosotros, sabes que las cosas han cambiado bastante por aquí. Decía mientras veían como Dilan trataba de atrapar a Tobby y André, ya dominaba mejor caminar.

- ¿Por qué dices eso Archie?

-Albert esta mas tranquilo de unos días para acá, sabes que su vida ha sido un desafío con respecto a las mujeres.

-Lo sé, me hablo de Karen. Se imaginaba que sus hermanos estaban perfectamente enterados.

-Asi es, esa mujer le hizo mucho daño, el siempre ha querido tener una familia y bueno la tiene, pero estaba enamorado de esa mujer, le partió el corazón que solo estuviera interesada en su dinero. Pero te pido mucha paciencia Sally es un buen hombre, esta siempre a la defensiva con las mujeres que le rodean, no ha encontrado a la indicada, el estaba seguro de que Karen lo era y desafortunadamente no fue asi, solo es cuestión de tiempo, para él su mayor amor en este momento son sus hijos.

Candy entendió algunas cosas sobre el rubio, su desconfianza, lo sobreprotector que era con sus hijos, ahora estaba experimentando la invasión de su espacio y desafortunadamente ella era la invasora.

Albert estuvo en su despacho parte del domingo, quería terminar de ponerse al corriente para poder estar con sus hijos.

La noche cayo y Tobby al final se quedo dormido con Candy, estaba tan cansado de jugar cuando Archie se integró a la diversión que la rubia decidió que se quedara con ella, para variar esa noche no podía dormir tampoco, decidió bajar a la habitación que se le había hecho habito visitar, el lugar donde estaba el piano, tomo su monitor, en pijama camino por el oscuro pasillo, paso por el despacho de su jefe y trato de escuchar algo, la luz no se veía prendida tampoco entonces siguió su camino sin temor, se dio cuenta que el invernadero estaba encendido, paso de largo la habitación donde se encontraba el piano, su curiosidad como siempre estaba activa, sabía que el dueño de las colillas estaría ahí, nunca imagino encontrarse al hijo mayor de los Ardlay.

Se paro en el marco de la puerta, entonces él levanto la vista y palideció al ver a la mujer frente a él, nunca pensó que alguien estaría levantado a esa hora, era más de la 1 de la mañana, Candy había observado como se ahogaba con el humo, parecía que apenas estaba tomando el vicio, eso no estaba nada bien, Albert no lo tomaría nada bien, lo sabía.

-Señorita ¿Qué hace aquí? Trataba desesperadamente de apagar el cigarrillo en la tierra seca de una de las macetas.

- ¿En serio James? ¿Qué hago yo aquí? ¿Por qué estas fumando? Preguntaba la nana cruzando los brazos en su pecho.

-Bueno yooo yooo, ya lo ha descubierto, ¿Qué quiere que le diga? Dijo el muchacho mientras agachaba la cabeza.

-James quiero que me digas todo, eso quiero, agradece que no es tu padre el que está aquí cuestionándote, si quieres mi ayuda, tienes que decirme por qué estás haciendo esto.

-No le diga a mi padre por favor. Dijo débilmente el muchacho.

-Comienza a hablar. ¿desde cuándo?

-Apenas he venido tres veces a practicar aquí, es un lugar a donde absolutamente nadie viene, necesito aprender a fumar.

- ¿Ah sí? ¿Y eso como porque James? Preguntaba Candy con más curiosidad aún.

-Es que yo, bueno yooo, salió de su boca un buen suspiro, -no tengo muchos amigos, dicen que soy un mojigato y buenooo.

-Sigue James por favor.

-Bueno hay una chica que me gusta que dice que no soy un hombre porque no se fumar, por eso estoy practicando.

-Entiendo, ¿pero te gusta hacerlo?

-No la verdad eso sabe horrible señorita, pero no quiero que mi padre se entere.

Candy suspiro estaban en problemas, ¿Cómo lo tomaría Albert?

Continuara…

Hola comadres, ¿cómo están? espero que, disfrutando su domingo, por aquí les dejo, ojalá les haya gustado, pues el misterio de las colillas de cigarro fue descubierto, ¿que dirá Albert al respecto? bueno mi rubia ganando espacio en esta familia llena de desafíos, ¡les mando un gran abrazo y que Dios me las bendiga mucho!