Estaba a punto de cumplirse una semana de haber dejado Konoha. Sasuke caminaba muy rápido y Sakura entablaba amenas conversaciones, sin embargo, él respondía con escasas palabras. Cuando de hablar se trataba, Sakura se llevaba los primeros lugares. Él batallaba para seguir las conversaciones. Y aunque ella amaba oír su voz, Sakura notaba que le costaba expresarse.
A la mañana siguiente, los despertó un salado y delicioso aroma que los hizo salir de sus carpas de acampar. Ya que el aroma se sentía muy cercano, debían estar a pocos pasos de algún pueblo o aldea. Ambos se miraron, constatando que morían de hambre y de ganas de deleitar comida que no fuese el pescado que Sasuke conseguía. Iniciaron la búsqueda de aquel aroma y dieron con un pequeño pueblo que, a pesar de su reducido territorio, emanaba una atmósfera muy familiar y acogedora.
Sakura se adentró a la entrada del pueblo, pero sus pies interrumpieron los pasos al notar que Sasuke se había demorado detrás de ella.
- ¿Qué sucede, Sasuke-kun? - preguntó Sakura.
-No tenemos dinero. No tenemos absolutamente nada- dijo preocupado Sasuke.
-Claro que sí tenemos. ¿Creíste que no vendría preparada? - le contestó Sakura y acto seguido, le enseñó dentro de su pequeño bolso, que estaba prendido a su cadera - ¿Lo ves? - insistió Sakura- Solo debemos administrarlo lo mejor posible.
Sorprendido, Sasuke le preguntó - ¿Dónde lo conseguiste?
-Pues, son remuneraciones de la mayoría de mis misiones- contestó la Kunoichi con una sonrisa que apretaba delicadamente sus ojos.
Sasuke sintió curiosidad por el tiempo que llevaba ahorrando Sakura, pero decidió no preguntar por respeto.
-Muy bien, ¡vamos a comer! - entonó y al mismo tiempo tomó la mano de Sasuke y lo guío junto a ella.
Inmediatamente, una sensación de calidez invadió el cuerpo de Sasuke. Sonrió para sí mismo.
El pueblo era digno de admiración. Era pequeño sí, pero las personas se veían felices. Mientras recorrían el pueblo se percataban de que había trabajo, que los niños eran dueños de hermosas sonrisas y por, sobre todo, no había guerras. Estos acontecimientos provocaron cómplices sonrisas y miradas entre Sasuke y Sakura.
Se detuvieron en un pequeño restaurante, ordenaron el menú del día y se acomodaron en una mesa. Tomaron lugares uno frente del otro, respectivamente. En poco tiempo, su comida estaba cerca de sus rostros, emanando un apetitoso aroma.
-De verdad, hacía mucho tiempo que no probaba este tipo de comida- comentó Sasuke.
-Me alegro, que lo disfrutes Sasuke-kun- le sonrió Sakura.
-Gracias, igual tú- contestó tímidamente Sasuke.
Sus estómagos agradecían aquel pequeño manjar. Pagaron y abandonaron el restaurante. Al salir notaron que el ambiente del pueblo era distinto al de unos instantes atrás. La gente se desmoronaba sobre las calles, gritando desesperadamente.
- ¡Por todos los cielos!, ¿qué está sucediendo? - exclamó Sakura.
Sasuke levantó del suelo a un anciano que había perdido el equilibrio en el tumulto de gente.
-Señor, por favor expliqué detalladamente lo que sucede.
- ¡Oh, Dios! ¡Dios mío! Unos... unos maleantes atacan el pueblo. No hemos tenido tiempo de reaccionar. En pocos minutos han herido a varias personas- expresaba el viejo hombre, con cierta dificultad al hablar, debido a la falta de aire que la corrida le genero- Llevan todo tipo de armas, quizás, no lo sé bien, pero quizás sean ninjas- concluyó.
Sasuke miró a Sakura y en milésimas de segundos se entendieron. Corrieron hacia la entrada del pueblo y divisaron unos 9 o 10 hombres. Estos, además de lastimar a los pueblerinos, hacían notar su presencia destrozando varios puestos y tiendas que se encontraban en las veredas de las calles.
Sin pensarlo dos veces, Sasuke activó el Sharingan. Planeaba noquearlos a todos al mismo tiempo, pero antes de lograr su objetivo, vio correr a su compañera. Sakura se había adelantado y abalanzado sobre los hombres. Les proporcionó fuertes y contundentes golpes en sus cuerpos.
- ¡SHANNARO! ¡MALDITOS! - gritaba con ira Sakura.
Sasuke observaba la escena, un tanto atónito, pero sonreía con mucha satisfacción. Necesitaba ver más luchas de Sakura, conocerla a profundidad como Kunoichi. Los hombres yacían inconscientes en el suelo. Sakura golpeaba sus manos una con la otra, como si se quitara el polvo. Algunos de los pueblerinos que mantenían el orden en el lugar, no tardaron en amarrar a los ladrones y hacer varias diligencias para contactar a las autoridades correspondientes.
La multitud creo una ovación de aplausos para Sasuke y Sakura. Sasuke no tenía idea de cómo reaccionar a los aplausos. A diferencia de él, Sakura colocaba su brazo izquierdo en posición de boxeador y con el otro brazo agarraba el bíceps del izquierdo, en señal de victoria.
Nuevamente intercambiaron miradas, sin embargo, se sentían distintas. Eran miradas que expresaban sentimientos y muchos recuerdos. Volvían a tener misiones juntos, como equipo, como en los viejos tiempos. Solo que ahora, estaban ellos dos. Juntos, solos y con su recíproca compañía. Entre los dos nacían nuevas emociones...
