Capítulo 4
Ya casi al anochecer llegó Ken más muerto que vivo, yendo directamente a echarse en su cama.
-¿Cómo te fue? –preguntó Paola asomándose por la puerta
-Voy a morir... –alcanzó a murmurar Ken
-No digas eso –pidió la muchacha, sentándose junto a él bastante preocupada- Poco a poco te habituarás al ritmo de los entrenamientos
-Me odian –susurró el karate keeper, mirándola con desconsuelo
-¿Recuerdas que a Kojiro le fue igual cuando llegó?
-Ahá
-Entonces no te desanimes –le dijo Paola, arrodillándose para abrazarlo- Además es tu primer día...
-Te amo –murmuró Ken conmovido por la ternura que ella demostraba para con él
-Y yo a ti... –respondió ella, dándole un beso
Los días siguientes no mejoraron ni para Ken ni para Paola. Los jugadores de la Juventus parecían estar dispuestos a no incluir al nuevo portero entre ellos, mientras Kojiro no podía decir nada, ya que sabía que su mejor amigo debía hacerle frente al mal temporal por sí solo. Entre tanto Paola se la pasaba más que sola, limpiando y relimpiando su departamento. Felizmente había conseguido trabajo en una consultora, pero empezaba en unos días, por lo que no tenía nada mejor qué hacer, ya que su esposo se la pasaba entrenando cada vez más duro y ella tenía que conformarse con su soledad, salvo las contadas ocasiones que salió a comer con Kojiro.
-Te ves triste –comentó Kojiro mirándola detenidamente en una de las cenas que ambos compartieron juntos
-Estaré bien –alegó Paola suspirando desganada, mientras jugaba con su comida
-Escúchame, pronto las cosas van a mejorar –le dijo su amigo, poniendo su mano sobre una de las suyas- Te lo digo por experiencia
-Quizá, pero recuerda que cuando tú viniste estabas solo –recordó la muchacha- En cambio él...
-Por lo mismo, estando casados ambos deben darse ánimo mutuo
-¿Y cómo? Si apenas lo veo y cuando lo veo está demasiado cansado siquiera para hablar –reclamó Paola
-Compréndelo
-No creas que no lo hago, pero estoy harta de estar siempre sola
-¿No quieres que yo te haga compañía? –preguntó Kojiro mirándola con pena
-No, tampoco quiero perjudicarte ni ser un estorbo para ti –replicó su amiga, zafando su mano
-Jamás lo serías
-En serio Kojiro, tú tienes una vida hecha aquí en Italia, con todo y tu soltería –le dijo Paola mirándolo fijamente- Así que la esposa de tu mejor amigo no cuadra en ella
-¿Y si hacemos que cuadre? –sugirió él con una sonrisa
-Je, ¿me estás proponiendo algo indecoroso? –bromeó la muchacha
-Si consideras que almorzar y cenar juntos cuando el que dice ser tu esposo no puede acompañarte...entonces sí es indecoroso
-Luego no me reclames si te espanto las futuras novias –advirtió Paola con una pequeña sonrisa
-Mejor para mi –alegó Kojiro tranquilamente
-¿También lo dices por Maki? –inquirió la joven curiosa
-Maki es mi amiga, te lo he dicho miles de veces
-Yo también soy tu amiga, pero el cariño que nos tienes es distinto ¿qué no?
Kojiro la miró por unos instantes antes de responder.
-Je, tienes razón –corroboró luego, dejando su copa de vino sobre la mesa
Esa noche, cuando Paola volvió a su departamento, se encontró con que Ken ya estaba allí esperándola para comer.
-No me dijiste que saldrías –le dijo él, revolviendo algo que había cocinado él mismo
-No sabía que volverías temprano –replicó la muchacha sonriendo complacida
-¿Dónde estabas? –inquirió el joven, sirviendo dos platos de cena
-Estaba con Kojiro –respondió Paola
-¿Ya cenaste? –preguntó Ken con cierta desilusión
-Este...no, el muy codo no me quiso invitar más que unos algodones de azúcar –mintió su esposa sentándose a la mesa
Mientras él comía, Paola lo miraba interesada.
-Come, ¿o qué tanto me ves?
-Hace mucho que no compartimos la mesa –notó Paola entristecida, llevándose a la boca un poco de arroz
-Lo siento –se disculpó Ken, dejando su tenedor en el plato- Sé que he estado demasiado dedicado a los entrenamientos y te he descuidado
-No importa, al menos sé que así estás contento –alegó su esposa tratando de animarse
-¿Y? Cómo te ha estado yendo en el trabajo
-Bien, estoy colaborando a mi jefe en un proyecto nuevo –contó Paola emocionada- He hablado con Philippe y él me ha dicho que la consultora tiene gran prestigio no sólo en Italia
-Me alegro mucho –dijo él sinceramente, sonriendo
-El viernes habrá una recepción social para presentar el proyecto, ¿me acompañarás, cierto? –inquirió Paola esperanzada
-¿El viernes? ¡claro! –aseguró Ken, pero luego hizo un mohín de disgusto- Ay no...lo olvidé, quedé con el preparador físico de quedarme en el gimnasio hasta la noche
-Lástima... –murmuró su esposa cabizbaja
-Pero te prometo que el fin de semana te recompensaré
-Si no estás demasiado cansado –susurró Paola decepcionada
-¿Qué dijiste?
-Nada, no me hagas caso –pidió ella, terminando de comer
-¿Y si le pido a Kojiro que te acompañe? –sugirió Ken
-No quiero molestarlo
-No creo que se moleste, además mejor reemplazo no podía conseguir –alegó su esposo contento- Como mi mejor amigo sé que no se negará a llevarte
-Pero Ken...
-Pero nada, si quieres ir no tienes por qué privarte sólo por mi culpa –replicó Ken sonriéndole con cariño
Los días previos al viernes no fueron distintos a los otros: cuando Paola amanecía Ken ya se había ido, entonces ella se pasaba toda la mañana trabajando, incluso en horas de almuerzo para no tener que comer sola ni tener que molestar a Kojiro. Por la tarde seguía trabajando y cuando llegaba a casa una de dos: o Ken no estaba y cuando llegaba se daba una ducha y se dormía; o ya estaba durmiendo (¡oigan! Se parece a mi vida en Internado OO). Mientras que para su esposo la rutina que vivía tampoco cambiaba: se levantaba de madrugada, desayunaba algo preparado por él mismo para no tener que molestar a Paola, entrenaba arduamente sea en el gimnasio o en la cancha; comía algo ligero de almuerzo y en la tarde continuaba entrenando. Aunque el resto del equipo se había ido él se quedaba siempre a continuar su trabajo, por lo que cuando llegaba a casa estaba demasiado cansado. En la cancha, de la distancia Kojiro se limitaba a verlo, le daba gusto verlo tan esforzado, pero también le preocupaba lo descuidada que tenía a Paola. Así que cuando su amigo le pidió que la acompañase a la mentada recepción, el tigre japonés no pudo negarse.
Llegó aquél inolvidable viernes. Como siempre Ken no había vuelto a su departamento, mientras una desganada Paola estaba sentada frente al espejo contemplando su reflejo.
-¿Era esto lo que esperaba encontrar en Italia? –se dijo a sí misma a punto de llorar- ¿Qué pasó con "y vivieron felices para siempre"? (crédula ¬¬)
Las lágrimas la traicionaron, se sentía triste e impotente. No podía ser egoísta y pedirle a Ken un poco más de tiempo para ella, simplemente no podía...Si tenía que aguantar todo eso lo iba hacer, tenía que hacerlo, aunque se sienta sola.
Rato después llegó Kojiro, bastante atractivo y elegante en un smoking. La cara que tenía el japonés era de asco al verse vestido así. Tocó el timbre del departamento de sus amigos y esperó unos segundos antes de que la puerta se abriera y por ella se asomara una radiante Paola: llevaba un vestido largo, entallado, color azul noche, con un sencillo escote delantero (qué mala soy para describir vestidos XD) y el cabello arreglado en un elegante moño.
-¿Nos vamos? –preguntó ella sonriendo triste, mientras salía
-E...estás... –balbuceó Kojiro boquiabierto
-Qué
-Muy...
-¿Adornada? ¿ñoña? ¿ridícula? –trató de completar Paola
-Linda... –completó él, sonrojando a su amiga
-Mejor vámonos –pidió la muchacha algo incómoda, adelantándose
Al llegar a la recepción muchos se extrañaron de ver a la arquitecto junior acompañada del conocido Kojiro Hyuga, ya que sabían que ella estaba casada, pero no con él XD Si bien ninguno de los dos se veía demasiado cómodo debido a diferentes razones, platicaban para pasar el rato.
-¿Quieres bailar? –inquirió Kojiro después que terminaron de cenar
-No bailo, lo sabes –recordó Paola sonriendo
-Sé que bailas si se te insiste –bromeó él
-¿Románticas? –indagó ella escéptica
-Algo es algo, ¡anda, vamos!
------------------------------
¿Tan noble objetivo puede justificar los medios? Nah, no lo sé. Pero supongo que cuando alcanzas un sueño haces de todo por concretarlo, aunque eso le cueste tiempo de compañía a la gente que te quiere ¿o no?
Y disculpen pero nunca fui buena describiendo ropa ;P
