Capítulo 18

Cuando llegaron a su departamento, Ken se veía pensativo y demasiado callado. Así que Paola decidió ser directa e indagar al respecto.

-¿Qué te pasa que te noto tan callado? –dijo ella, mientras ambos se disponían a cambiarse con su ropa de cama

-Tú y Kojiro se comportan muy extraño –confesó Ken sorprendiendo a su esposa

-¿Extraño por qué?

-De la nada se ponen a discutir y luego terminan abrazándose por nimiedades

-¿Qué tiene eso de extraño? Sabes que en ocasiones soy demasiado sentimental –trató de explicar Paola, sacándose los zapatos

-Quizá, pero él está comportándose diferente, parece triste o preocupado –continuó Ken

-Ya déjate de conjeturas, quizá sólo está cansado –dijo Paola poniéndose el pijama

-O quizá lo que le dijo a Wilhem es realmente grave –murmuró él más para sí

-¿Qué le dijo a Wilhem? –quiso saber la muchacha

-Je, nada, no me hagas caso –disimuló Ken, creyendo que no era apropiado andar contando intimidades de su mejor amigo, ni siquiera a Paola

En el entrenamiento de la mañana del día siguiente Kojiro se veía distraído, lo que le hicieron ganarse un par de regañadas de parte del entrenador y burlas de parte de sus compañeros.

-Definitivamente hoy no es tu día –se burló Wilhem cuando se encontraban cambiándose en los vestidores

-Quizá mejore en el transcurso de la tarde y...de la noche –murmuró Kojiro con una pequeña sonrisa triunfal

-Esa mujer te está trastornando demasiado –opinó Franz sacando su ropa de su casillero

-Y si te descubre el marido te trastornará la cara –se burló Gentile

-¿Tú que piensas Ken? –preguntó el holandés repentinamente, viendo al portero ingresar

-¿De qué? –dijo él, sacándose la camiseta (o)

-De la relación de Kojiro y esa "Principessa" –explicó Wilhem divertido

-No sé, cosas suyas ¿no? –trató de evadirlos el karate keeper

-A ver dime, tú que ya estás casado –dijo Franz diplomáticamente- ¿Qué harías si te enteras que tu esposa te pone el cuerno?

¡Pum! Kojiro, que estaba sacando sus calzados del casillero, los dejó caer muy nervioso, tratando luego de disimular.

-Je, Paola jamás me haría eso –aseguró Ken con una sonrisa, mientras su mejor amigo lo veía de reojo, sin dejar de estar parado frente a su casillero

-Bueno, probablemente no, por eso es un simple decir –explicó el alemán sentándose sobre la banca de madera que allí había- ¿Pero qué harías?

-Pues supongo que jamás se lo perdonaría –dijo el portero pensativo

-¿Y qué harías con él? Claro, si descubrieras con quién te engaña tu esposa –preguntó Wilhem entretenido de tratar temas tan controversiales

-Creo que sería capaz de matarlo –confesó Ken frunciendo el ceño

-¿No te parece algo muy drástico? –preguntó Kojiro, fingiendo que buscaba algo en su casillero, mientras trataba de ocultar sus temblorosas manos

-Amo a mi esposa, y sobre que nunca le perdonaría una traición, acabaría con el maldito que quisiera quitármela –replicó el karate keeper levantando la voz

-Bueno, bueno, pero todo eso es un decir –comentó Gentile antes que Ken se enojara más por un "simple ejemplo"

-Y qué harás tú ¡oh, gran tigre, si el esposo de tu Principessa los descubre –inquirió Wilhem sin dejar el tonito burlón

-Enfrentarlo ¿qué más me quedaría? –alegó Kojiro, mirando desafiante al holandés

-Tú como su mejor amigo ¿qué piensas? –indagó Franz curioso a Ken que sacaba sus cosas para ir a darse una ducha

-Kojiro es un adulto que sabe qué decisiones toma y por qué las toma, además de los riesgos y consecuencias de ellas –contestó el aludido diplomáticamente, marchándose hacia las duchas

-Tienes un gran amigo –comentó Gentile tranquilamente- Debiste pedirle consejo antes de meter la pata con esa mujer

-No soy un niño, no necesito los consejos de Ken –gruñó Kojiro, mirándolos con fiereza y dirigiéndose a las duchas

-¿Y ahora yo qué dije? –se extrañó el italiano

-Creo que tocaste la fibra sensible del tigre –dijo Wilhem con sarcasmo- No le gusta que le aconsejen sobre qué debe hacer

-Será interesante cuando todo se descubra –comentó Schester con cierta malicia- ¿No lo creen?

-Si se descubre... –añadió el holandés misteriosamente, yendo también a ducharse

Maki había quedado con Kojiro de ir a almorzar ese día, ya que la mañana siguiente ella debía retornar a Japón, por lo que quería compartir con él todo el tiempo posible. Sin embargo su encuentro no fue como esperaba, ya que todo el tiempo él se la pasó observando su reloj bastante ansioso, como si tuviera una cita muy importante que esperaba con desesperación.

-Te noto tenso, ¿pasa algo? –inquirió la muchacha

-Nada, sólo estoy algo cansado –inventó Kojiro, volviendo a mirar la hora

-Si tienes mucho apuro en irte, sólo dímelo y ya –pidió Maki algo indignada

-Discúlpame, es sólo que tengo un compromiso importante...

-¿En la tarde? –quiso saber ella

-No, en la noche –murmuró Kojiro desviando la mirada

-¿Y con quién?

-U...unos empresarios extranjeros –inventó el muchacho, golpeando nerviosamente la mesa con los dedos

-¿Vas a irte de la Juventus?

-¿Cómo? –preguntó él, que no le había escuchado

-Que si te vas de Italia a otro país –repitió Maki algo decepcionada de no tener la atención del joven

-Este...no, es un negocio para publicitar no sé qué productos –trató de explicar el tigre japonés

-Ah, ya veo...

Kojiro volvió a mirar su reloj y decidió que era hora de volver al estadio.

-¿Quieres que te acompañe? –solicitó Maki cuando él le dijo que debía retirarse- Así podremos hablar un poco más

-Como gustes –dijo él encogiéndose de hombros

En su recorrido hasta el estadio, que no estaba muy lejos de donde habían comido, Maki le contaba a Kojiro de sus proyectos, mientras él parecía no mostrar mucho interés. Cuando llegaron descubrieron que Ken llegaba junto a Paola, lo que le robó sin querer una sonrisa de satisfacción al moreno jugador, que no pasó desapercibida por su acompañante.

-Hola... –saludó Kojiro sonriente

-Eh...hola Kojiro –contestó Paola dubitativa, mirando de reojo a Maki

-Hola muchachos –saludó la japonesa, tratando de disimular su contrariedad

-¿Fueron a almorzar? –quiso saber el tigre japonés

-Sí, hoy Paola me invitó a almorzar, así que no podía negarme –contestó Ken mirando a su esposa con cariño

-Hacen una muy linda pareja –comentó Maki con ingenuidad, ganándose una mirada recelosa de Kojiro

-Gracias –murmuró Paola nada complacida ante tal halago, sintiendo que la otra chica lo había hecho con ninguna buena intención

-Bueno, será mejor irnos ya –dijo Ken, dándole un beso de despedida a su esposa, mientras Kojiro desviaba la mirada algo incómodo

-Te acompaño hasta el ingreso a vestidores –le dijo Paola

Y como ellos fueron hasta allá, Kojiro y Maki siguieron su ejemplo.

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¿Mucho cinismo? Oo Insisto...sin comentarios uu