Capítulo 22

Ya eran cerca de las diez de la noche y Kazuki acababa de entrar en su departamento, cuando el teléfono sonó.

-¿Aló? –contestó sintiendo una extraña punzada en el pecho

-¿Kazuki? –murmuró alguien del otro lado del teléfono, su voz estaba quebrantada

-¿Paolita? –dijo él asustado- ¿Qué te pasó? ¿por qué estás así?

-Soy una basura –sollozó su amiga- Engañé a Ken...

-No te entiendo, cálmate, ¿dónde estás? ¿dónde está Ken? –insistió Kazuki preocupado

-Estoy en un hotel, él está...él ya no está conmigo...

-¿Pelearon?

-No Kazuki, esto fue más que una pelea, nuestro matrimonio terminó –anunció Paola sin dejar de sollozar

-Cálmate por favor, y no digas cosas como ésa...

-Es la verdad...

-¿Pero por qué terminarían así?

-Porque le fui infiel –reconoció su amiga avergonzada

-¡¡Qué! –exclamó Kazuki incrédulo

-Me sentí sola, y creí que era excusa...

-Pero...pero...pero no puede ser...

-Ahora él nos odia –musitó Paola

-¿Nos? ¿de quién más hablas?

-De Kojiro –contó ella entristecida

-¿El capitán? ¿qué tiene que ver el capitán en todo esto?

Pero no recibió respuesta y eso fue peor para él, que dedujo la horrenda verdad.

-No puede ser...¿tú y Kojiro...? –balbuceó Kazuki, cayendo estupefacto sobre un asiento cercano

-Te necesito –murmuró Paola

-Ahora no puedo ir a verte, estamos en medio campeonato y mañana tengo un partido –explicó su mejor amigo desesperado- Pero inventaré una lesión y me iré para Italia –añadió luego esperanzado

-Volveré a Japón –anunció ella decidida

-¿Y qué harás con tu trabajo?

-Renunciaré

-¿Y a dónde vendrás?

-Me iré a Tokyo, allí sé que contaré con el apoyo de Takashima y la empresa de su padre –contó Paola- Ya una vez me dijo que estarían dispuestos a contratarme

-Pero ¿y Ken?

-Él me odia y no quiere saber nada de mi... –se lamentó su amiga

-No creo que te odie...

-Pues me odia y es razonable...

-Y...¿y Kojiro?

-Él y yo debemos alejarnos un tiempo hasta que todo se calme, después de todo nunca dejaremos de ser amigos...

-No sabes cómo me duele saber que sufres –musitó Kazuki entristecido

-Lo sé, y a mi me duele que sufras por mi maldita culpa, Eirina

-Avísame cuándo regresas, quiero verte pronto...

-Lo haré. Adiós Kazuki, me ayudó mucho hablar contigo

-Te quiero, nunca lo olvides, y siempre estaré para ti... –dijo él, colgando luego el teléfono

Los días pasaron. Paola trataba de continuar con su rutina en el trabajo, bastante desmejorada de semblante, cosa que no pasó desapercibida por sus compañeros, quienes le daban diversos consejos para no descuidar su salud, sin percatarse que lo que ella tenía era tristeza. Además su soledad había aumentado, evitaba las llamadas de Kojiro y conversaba poco con Kazuki, quien no halló modo de darse una escapada a Italia, lo que lo ponía peor. Kojiro siguió con sus entrenamientos, concentrándose sólo en jugar, preocupado por Paola a quien no veía desde el dilema en su departamento y tratando de no presionarla para poder hablar con ella ya que no quería entristecerla más.

Ken tenía una rutina similar a su amigo, mostrando nuevamente un increíble tesón y manteniéndose tan callado como tumba. Wilhem y los demás incluso creían que los humos se le habían subido a la cabeza, sin siquiera sospechar que lo que él padecía también era tristeza. Cada noche en su departamento era un tormento: se la pasaba contemplando el anillo que su esposa le había dejado, tratando de alejar de su mente las escenas de aquella penosa noche, pero sin conseguirlo. Si comía lo hacía por no debilitarse para poder jugar, pero no tenía motivaciones para vivir. De manera que el fútbol se había convertido en Kojiro y Ken en la razón por la que seguían en pie cada día.

Una noche Kojiro recibió una llamada, por el ruido que se escuchaba al fondo parecía que su interlocutor estaba en un lugar público.

-¿Paola? –murmuró sorprendido, con el corazón que le dio un vuelco

-Llamaba para despedirme –musitó ella aun con tono triste- Hoy regreso a Japón

-Pe...¿pero por qué? –gran desilusión para el japonés, que esperaba poder volver a verla

-No puedo seguir más en Turín, no quiero toparme con Ken, aun siento mucha vergüenza –confesó ella

-Debes quedarte, tú no tienes por qué esconderte

-Compréndeme –pidió la muchacha

-Y yo que quería llamarte para darte una buena nueva –contó Kojiro apenado

-¿Cuál?

-Los dirigentes han hecho negociaciones con el Real Madrid, así que la próxima temporada jugaré en España –explicó emocionado

-¡Volverás a enfrentarte a Tsubasa! –dijo Paola algo más animada

-Así es

-Te felicito, te lo mereces...

-¿Volveré a verte? –inquirió él luego de unos segundos de silencio

-No lo sé, quizá cuando estés en Japón –alegó ella vagamente

-Voy a extrañarte

-Y yo a ti...

-Cuídate mucho

-Tú también, mucha suerte en Italia –dijo Paola- Adiós...

-¡Paola! –exclamó Kojiro antes que ella colgara- Te quiero –añadió, robándole sin saber a ella una pequeña sonrisa

-Adiós... –repitió la muchacha, colgando el teléfono

Al día siguiente, al mediodía, un dubitativo Ken se paseaba de aquí para allá en las cercanías de la consultora de arquitectos a la que pertenecía Paola. Planeaba cuidadosamente todo lo que le diría: que quería hablar con ella, que esta vez la escucharía sin gritarle, que deseaba saber lo que sentía, cómo estaba...en fin, muchas cosas. Inspiró profundo y decidido entró por fin al edificio, donde se dirigió hacia el escritorio de una secretaria en el segundo piso.

-Buenas tardes señorita –saludó cordialmente-¿Me podría decir dónde puedo encontrar a la seño...rita Paola Wakabayashi?

-¿La señora Wakashimazu? –corrigió la secretaria con educación

-Ahá, sí, ella –dijo Ken con una sonrisa nerviosa

-Pues ella ya no trabaja aquí –replicó la muchacha

-¿Cómo que no? ¿acaso no dice conocerla? –el suelo parecía abrirse para el karate keeper

-Claro que la conozco, pero desde ayer que ya no trabaja aquí –explicó la secretaria- Perdón ¿quién la buscaba?

-Eh...un amigo –musitó él contrariado, agradeciendo y saliendo del lugar- No puede ser, ¿dónde estás? –pensó desesperado, mirando en ambas direcciones de la calle, como queriendo descifrar el lugar por el que ella estaría en ese momento

Como lo había previsto al llegar a Japón Paola consiguió trabajo en la empresa de la familia de su amigo Takashima, quien con algunos de los ex compañeros del Toho de la Wakabayashi, habían decidido organizar una reunión de bienvenida. Sin embargo tal no fue tan grata cuando ella les contó, porque tenían su más entera confianza, el motivo de su regreso. Así que como debían apoyarla en lugar de hundirla más, todos decidieron no tocar el tema. Sólo Shimano no pudo evitarlo.

-¿Pero estás segura? –inquirió Tadashi con pena

-Ahá, no quiero liarlo más con asuntos como éste –explicó su amiga, dando un sorbo de su taza de café- Hazme el favor de encargarte de todo y que él simplemente tenga que poner su firma

-¿Tiene abogado?

-No, por eso te pido que tú soluciones todo el papeleo, para hacerle las cosas más sencillas

-No creo que estés conforme con esta decisión –opinó Shimano contrariado

-¿Y qué más puedo hacer? Sería muy bajo de mi parte tratar de retenerlo conmigo después de todo el daño que le he hecho –se lamentó Paola

-¿Por qué no intentas hablar con él? Tal vez ahora con la cabeza más fría él te pueda escuchar...

-No Tadashi, si hubieras visto la mirada de odio que aquella vez me dedicó, sabrías por qué no me atrevo a intentar verlo nuevamente –contó su amiga suspirando

-¿Y sobre sus cosas? ¿qué harás al respecto?

-Las cosas materiales no me importan, así que renunciaré a ellas, él no tiene por qué darme nada de lo que logramos en nuestro tiempo de casados

-¿Pero y el departamento?

-Todo es solamente de él –aseguró Paola- No voy a pedirle nada

-Está bien... –accedió Shimano nada convencido, guardando en su portafolios unos documentos- En cuanto tenga todo listo te busco para que firmes

-Gracias –dijo ella con una triste sonrisa

-No tienes por qué, aunque...te quiero pedir algo

-Dime

-Anímate y haz algo por mejorar ese semblante tuyo tan paliducho y tristón –pidió el muchacho- Jamás te vi en peores condiciones

-Trataré –contestó la chica, con una leve sonrisa

-Así está mejor. Te veo después...

Otra semana pasó sin novedades para Ken. La duda del paradero de Paola lo tenía preocupado y ansioso. Durante los entrenamientos solía mirar a Kojiro con desconfianza, creyendo que muy seguramente él sí sabía dónde estaba ella. Una tarde no pudo más, y mientras se preparaban para marcharse, abordó al otro japonés.

-¿Tú sabes dónde está Paola, verdad? –inquirió serenamente, sorprendiendo a su amigo, que hacía mucho tiempo no lo había escuchado dirigirse a él

-Por qué ¿acaso tú no? –devolvió Kojiro sarcástico sin poder evitarlo, aun le dolía el trato de él hacia su esposa

-Dónde está –exigió más que pedir, mientras Kojiro continuaba guardando sus cosas en un maletín, ya que ése había sido su último entrenamiento en Italia

-Si no te lo dijo es porque no quiere que la encuentres –determinó el tigre japonés, cerrando su casillero y mirándolo con nostalgia

-Estarás muy contento por eso –alegó Ken hiriente

-¿Contento por qué? –bufó Kojiro mirándolo fijamente- Estarás tú contento de haberla espantado, ya que gracias a tu reacción ella se fue y tampoco pude verla

-¿Esperabas que la felicite y agradezca por su traición? –preguntó el karate keeper con ironía

-No, pero al menos esperaba que la escucharas, aunque de mi no quisieras oír ni el saludo –aclaró el moreno jugador- Pero siéntete tranquilo, que tanto deseaste dejar de vernos, que ahora se te cumplirá... –añadió, tomando su maletín y dirigiéndose a la salida

-Gracias por ayudarme a venir a Italia –dijo Ken sorpresivamente, dejando estupefacto a su amigo- Espero que triunfes en España

-Gracias, yo no puedo menos que desearte lo mismo...amigo –devolvió el delantero, haciendo una inclinación con la cabeza y saliendo del lugar

Esta vez sí que Ken se había quedado solo: no estaba Paola, ya no estaría Kojiro...¿qué importancia tenía ser el portero titular de la Juventus si no tenía con quién compartir la satisfacción? Fue entonces que le cayó el veinte de lo mucho que debió de haber sufrido su esposa en la soledad a la que él mismo la había confinado, aunque claro, esa no era excusa...

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Ahh...la amistad, a veces qué complicada es.

Para los que no lo saben Tadashi Shimano es otro personaje de CT que jugaba en el Toho, y lo creó el sensei, no yo XDD

Y si por ahí se lo preguntaron, no, Ken nunca fue a la oficina de Paola por estar demasiado ocupado, de manera que no conocía a nadie, ni ellos a él.