Capítulo 24
La Navidad se acercaba con frío intenso en Tokyo. A Paola nunca le habían gustado mucho esas festividades por el hecho de recordarse de niña sola, rodeada de un montón de regalos, pero sin nadie con quién compartirlos. Y aunque felizmente al llegar al Toho esa situación había cambiado sobremanera, tampoco era muy alentador el saber que tenía más de media docena de amigos exigentes y remilgosos en lo que se refería a recibir regalos, así que cada año era un esfuerzo supremo conseguir el obsequio adecuado para ellos. Recordaba con una pequeña sonrisa que los únicos que no protestaban por recibir un regalo poco grato habían sido siempre Ken y Kojiro, ya que hasta Takeshi refunfuñaba si le daban algo "muy para niño". Ken y Kojiro...qué difícil era ahora recordar los buenos tiempos pasados junto a ambos.
Iba por un centro comercial observando las vidrieras hasta que llegó a una donde se exhibían exclusivamente adornos para árboles navideños, de todo tipo y material, quedando encantada con unas borlas blancas y doradas de cristal. Fue entonces que le vino a la mente un trato que un año atrás ella y Ken habían hecho cuando estaban pasando la Navidad en casa de los padres de él: aquél de los dos que consiguiera los adornos más bonitos, sería el que pondría la estrella en el árbol la siguiente Navidad.
-Je, ni sé para qué los miro, si ni siquiera tendré un árbol propio este año –pensó Paola con nostalgia- Tendré que ir a casa de alguien por las buenas o por las malas (malas: entiéndase que Genzo la amenace con abrazarla frente a sus amigos si insistía en pasarla sola XD)
Aun así ella entró en la tienda y pidió a un empleado que le muestre los adornos. En lo que esperaba no notó que alguien estaba cerca de ella, esperando ver el mismo artículo.
-Veo que quieres llevarte los mismos adornos que yo –comentó alguien junto a ella, dejándola paralizada por la sorpresa
-Aquí tiene señorita, éstos son los adornos que quería ver –le dijo el empleado a ella- Y usted también puede verlos si quiere señor, son la última caja que nos queda
-Gracias –contestó su interlocutor, mientras la Wakabayashi no se movía, bajando la mirada con tristeza
Mientras ella persistía en su negativa de levantar la mirada, vio como una mano se acercó y levantó uno de los adornos.
-Son preciosos... –continuó el muchacho- Pero no quiero importunarte, ¿te los vas a llevar tú?
Paola lo miró, con lágrimas en los ojos, lo que conmovió al joven, saliendo luego a toda prisa del lugar.
-Oiga, joven –llamó apresuradamente, sacando dinero de su billetera- Me los voy a llevar, pero por favor alístelos en lo que vuelvo a recogerlos
-Sí señor –contestó el empleado bastante extrañado
En medio de toda la gente que colmaba el centro comercial le era difícil a la germano japonesa apurarse tanto como quería, de repente su huida fue abruptamente detenida cuando la tomaron del brazo.
-¿Por qué huyes?
-Suéltame –musitó Paola sin mirarlo
-Mírame –exigió, tomándola de la barbilla y obligándola a verlo
-Por favor, déjame ir Ken –susurró la muchacha con lágrimas en los ojos
-No –contestó él con seguridad- Al fin te encuentro y no voy a dejar que vuelvas a irte
Como respuesta ella lo miró sorprendida, zafándose luego delicadamente de su mano.
-De qué quieres hablar –preguntó Paola, limpiándose las lágrimas
-No aquí, no sería apropiado –replicó él
-Está bien –dijo ella, poniéndose a caminar
Cuando pasaron frente a la tienda de hace unos momentos, él entró a recoger la bolsa de papel en la que estaba la caja de adornos. Luego fueron a un café del mismo centro comercial, donde luego de pedir un par de capuchinos esperaron a ver cuál de los dos tenía ánimo de comenzar con aquella postergada conversación.
-No sabía que estabas en Japón –comentó Ken de repente
-No podía quedarme en Italia –replicó Paola, mirando su taza de café
-¿Por qué no? Si allá seguía Kojiro –dijo hiriente, sin poder evitarlo
-Y también tú –alegó la muchacha mirándolo dolida
-Recibí los papeles que me envió Shimano –trató él de cambiar la conversación, sintiendo que acaba de meter la pata
-Y yo recibí los pedacitos de esos papeles que tú te dignaste en devolvernos –bufó Paola tomando un sorbo de café
-¿Por qué quieres divorciarte de mi? –preguntó Ken mirándola con tristeza
-¿Por qué no? Después de lo que te hice, créeme que aun tengo sangre en la cara como para saber lo desvergonzado que sería no hacerlo –explicó ella
-¿No crees que mi opinión al respecto también vale? –murmuró el karate keeper
-¿Cuál opinión? ¿ésa de insistir en que entre Kojiro y yo aun hubo algo después que yo te aclaré que no? ¿eh?
-Deja de estar a la defensiva...
-Y tú deja de atormentarme –pidió ella desesperada- ¿O qué más quieres que haga? Me fui sin que tengas necesidad de echarme, no volví a buscarte para que no tengas oportunidad de rechazarme ni de sentirte asqueado; organicé el divorcio para que no tengas que ocuparte en nimiedades como ésa, te dejé todo lo que juntos habíamos conseguido. Entonces dime ¿qué más quieres?
-A ti –respondió Ken decidido
-¿Qué? –balbuceó Paola incrédula
-He comprendido mi nivel de culpa en todo lo que pasó, sé en qué me equivoqué y sé lo que debí haber hecho y no hice –explicó el muchacho- También sé que la traición es algo imperdonable, y más cuando quien te traiciona es la persona que más quieres en el mundo. Pero es también imperdonable no darle a esa persona la oportunidad de defenderse, de explicarse y...de volver contigo si sus sentimientos son sinceros
-No puede ser –susurró Paola atónita
-Sí puede ser. Porque creo que aquí el único que podía determinar si quería o no separarse de ti era yo, y no quiero
-Pero Ken...
-Pero nada. Te amo más allá de las incomprensibles razones de por qué en lugar de detestarte y querer separarte de mi; no puedo olvidarte, no dejo de quererte y deseo perdonarte si me dices lo que tú sientes por mi (me cae que me paso de cursi )
-Te engañé con tu mejor amigo –recordó Paola con lágrimas en los ojos
-Y fue mi mejor amigo quien me hizo ver mi error, y fue él también quien tuvo la suficiente vergüenza de admitir que estuvo contigo y de confesar lo que sentía por ti
-¿Y aun así piensas lo que me dices?
-Aun así, porque si hay algo que él también me contó antes de irse a España, fue que por más de que él te confesara que te quería, tú jamás le diste una respuesta similar, y que al único que siempre le dijiste "te amo" fue a mi
-Es ilógico –confesó Paola- No entiendo cómo vienes aquí y me dices así, tan campante, que decidiste perdonarme
-No creas que aun no me duele lo que pasó, pero si siempre recuerdo aquello, será peor cuando en un futuro me pregunte qué cosas pudimos haber vivido juntos si te perdonaba
-¡Pero lo que hice no tiene perdón! –exclamó Paola confundida
-Deja de autocondenarte y dame la oportunidad de ser yo quien decida si te puedo perdonar o no...
-Lo siento, pero no puedo –resolvió la germano japonesa poniéndose de pie
-¿Por qué no?
-Porque tan solo con mirarte o hablarte me sentiré sucia y cínica, y eso es algo que no podré tolerar
-¿Aun si renuncias a mi sabiendo que te amo?
-Yo también te amo –aseguró ella- Pero no te merezco...
Y sin decir más Paola se fue a todo lo que le daban sus piernas, dejando a Ken decepcionado.
Cuando Kazuki se enteró de aquella charla sobra decir que sermoneó a su mejor amiga peor que cura a pecador, recriminándola duramente por su terquedad de alejarse de Ken.
-Deja de regañarme –exigió Paola con tristeza
-Y cómo quieres que reaccione entonces ¡tú sí que te pasas de bruta! –insistió Kazuki de mal humor
-Ponte en mi lugar y entiende ¿qué habrías hecho tú si hubieras engañado a tu esposa con tu mejor amiga?
-Este...como que el ejemplo no aplica, porque tú eres mi mejor amiga... –recordó Kazuki ciertamente divertido
-¡Rayos! Y yo estaría en las mismas –se lamentó Paola
-Además no eres mi tipo –se jactó su mejor amigo, robándole una sonrisa
-Ya en serio ¿qué harías si engañas a tu esposa con otra mujer aun sabiendo que todo fue pura emoción del momento? ¿cómo te atreverías a si quiera dirigirle la palabra?
-Pues si admito mi culpa y la confieso, además de jurarle que jamás lo volvería a hacer, esperaría a saber qué piensa ella...
-¿Y por qué yo no lo veo tan simple?
-Porque eres una Wakabayashi –suspiró Kazuki resignado
-Aunque...ahora que lo pienso, lo más seguro es que Samael te aplicaría el "chak" –bromeó Paola tratando de animarse
-¿"El chak"? –repitió su amigo asustado
-Ahá, ¡"el chak"! –explicó, haciendo mímica como de estar rebanando algo con la mano
-Ay no... –murmuró preocupado, juntando bien las rodillas, mientras Paola se echaba a reír- Ya en serio, tienes que hablar con él, o qué ¿te divorciarás así como así, esperando que llegue otra mujer a conquistarlo?
-Eh...ni modo ¿no? –murmuró ella picada en sus celos, tratando de disimular
-¿Segura? –inquirió Kazuki divertido
-¡Bueno, ya! Sí me molestaría verlo con otra, pero...no puedo volver con él
-Hagamos algo –ofreció Kazuki sacando una moneda- Tiro la moneda, tú eliges cara o cruz: si ganas te divorcias, si yo gano me harás caso ¿estamos?
-Está bien –gruñó Paola nada convencida
Kazuki echó la moneda y la recibió en la palma, cubriéndola con la otra mano.
-Para que veas que no hay trampa en esto, dejaré que tú veas qué salió –ofreció su mejor amigo- ¿Qué eliges?
-Este...¡cara! –dijo Paola tratando de ver qué había salido
-Ok, entonces si tú ganaste yo no te hincharé más el aparato reproductor y te divorciarás, hasta pastel llevaré para festejarlo –bromeó Kazuki- Pero...si yo gané, buscaremos a Ken, aceptarás volver con él y...se reconciliarán ¿entendido?
-¡Sí, pero ya deja el suspenso! –accedió ella sonrojada
-¡Mira ahora! –exclamó el muchacho, cerrando los ojos y mostrándole la moneda- ¿Qué salió?
Paola miró ansiosa y miró decepcionada.
-¿Qué salió? –repitió Kazuki
-Cruz –murmuró luego ella sonriente- Ni modo –añadió encogiéndose de hombros- ¿Vamos ahora a buscarlo o qué?
-Vamos –accedió su mejor amigo saliendo tras de ella, mirando su moneda, y volviéndola a lanzar divertido al aire, para verla luego por ambos lados y agradecerle a su moneda de la suerte lo que había hecho, ya que esa moneda no tenía cara y él conocía lo suficiente a Paola como para saber lo que escogería...
Mientras iban en el automóvil del delantero del Vizzel Kobe, él le hizo una llamada a Ken diciéndole que quería hablar algo urgente con él, consiguiendo la dirección del hotel donde estaba.
-¿Y si ya se arrepintió? –dudó Paola nerviosa
-Pues si se arrepintió yo mismo te busco otro marido –replicó Kazuki ceñudo, ganándose un golpe en el brazo
-¡Deja de bromear y ya tómalo en serio! –lo regañó su amiga, no pudiendo evitar sonreír
-Si estoy bien serio, y no pegues que duele –se quejó Eirina divertido
Ken estaba sentado en el living de la habitación que había conseguido en un apart hotel de Tokyo, con la esperanza de poder ver a Paola y convencerla de volver con él. Sin embargo la confusión y terquedad de ella pudo aun más que sus propios sentimientos, complicando las cosas para ambos. Mientras rememoraba lo que había hablado hace poco con ella, veía absorto el anillo de matrimonio de la que seguía siendo su esposa, quién sabe por cuánto tiempo más. De pronto tocaron a la puerta, y suponiendo que era Kazuki fue a abrir, guardando el anillo en un puño.
-Kazuki...pasa –dijo Ken ofreciéndole pasar
-Este...no vine solo –alegó Kazuki nervioso, mirando de reojo hacia un costado
-¿Ah no? –se extrañó su amigo
-No, te traje algo que creíste perdido –continuó el otro chico, estirando el brazo y jalando a una dubitativa Paola, que tenía la mirada clavada en el piso
-Paola... –susurró Ken estupefacto
-La pobrecita sufrió un accidente horrible que le mató muchas neuronas –inventó Kazuki- Así que discúlpala por su actitud de la tarde
-Kazuki... –gruñó Paola mirándolo con odio
-Bueno, me voy, creo que tienen mucho de qué hablar –replicó su mejor amigo sonriéndole- Te veo después...
Se despidió de Ken con una inclinación de la cabeza y se fue.
-Pasa –pidió el karate keeper nervioso, como si se tratara de su primera cita
-Gracias –contestó ella igual de tímida, acercándose al living
-¿Ya recapacitaste? –inquirió él harto de tener que darle vueltas al asunto
-Pues algo así. Digamos que Kazuki utilizó "métodos modernos de convencimiento" –explicó la muchacha
-Así que usó su moneda –dedujo Ken con una sonrisa- Una vez me hizo lo mismo a mi
-¿Ah sí?
-Sí, diciéndome que si yo perdía...tenía que declararte mis sentimientos –contó mirándola con cariño
-O sea que el pútrido pervertido que yo llamo mi mejor amigo tuvo que ver en nuestra relación –bromeó Paola divertida
-No te lo voy a negar...
-Pues yo tampoco te voy a negar que fue así que me hizo recapacitar –dijo ella, tomando su mano, la misma que tenía aun el anillo- ¿Qué tienes ahí?
-Algo que estaba esperando vuelva contigo –contestó Ken, tomándola de la mano y colocándole el anillo
-¿Estás seguro de esto? –preguntó Paola dudando
-Tan seguro como cuando te pedí que te casaras conmigo –confesó él
-Te juro que jamás yo volveré a... –quiso ofrecer ella, pero él puso un dedo sobre sus labios
-Shh...ya no importa, porque estoy seguro que nunca más pasará –susurró Ken acercándose a besarla- Te amo...
-Y yo a ti... –contestó Paola, abrazándolo del cuello y besándolo apasionadamente
-Por cierto –murmuró Ken separándose un poco- Por si no lo sabías la moneda de Sorimachi no tiene cara
-Ya lo sabía... –devolvió ella sonriente, volviendo a lo que estaban
Mientras todo esto ocurría con Ken y Paola, Kazuki iba de regreso a su departamento pensando gastarle el mismo juego a Samael para ganarse una pizza gratis y quizá "algo más". Pero entonces se le ocurrió hacer una llamada por su celular.
-¡Hola! ¿cómo andas mi tigre? –dijo burlón
-¡Deja de decirme así Eirina! –reclamó su interlocutor
-Era broma, no te me encrespes, que un tigre rayado y con el pelo encrespado no tiene pegue...
-¿Cómo va todo?
-Viento en popa: ya dejé nuestro tesoro en el puerto que correspondía –alegó Kazuki
-¿Ella está feliz?
-Ahá, y él ni qué decir...
-Me alegro por ambos...
-Oye, ¿y cuándo me invitas a España para comer unas paellas con un par de buenas españolas? –bromeó el delantero
-Cuando quieras, sólo espero que Samael esté de acuerdo
-Vamos Kojiro, tú mi santo y venerado capitán, no se lo dirías, ¿o sí? –inquirió desconfiado
-Depende de cuánto me des por mi silencio –bromeó el tigre japonés
-Chantajista... –gruñó su amigo- Oye ¿y tú cómo estás? No sé cómo se te ocurrió querer juntarlos otra vez
-Es que siempre oí que todos tenemos un alma gemela, y no lo creí hasta que reparé en Ken y Paola...
-¿No te duele?
-Es inevitable, como es inevitable que un día me llegue la muerte –replicó Kojiro con un dejo de tristeza- ¿Pero qué le puedo hacer? Ya un día les arruiné la vida y ahora lo quise arreglar
-Buena idea nuevamente ésa de la moneda
-Nunca falla ¿o no?
-Pero ya en serio, ¿tú no hallaste una buena española que te consuele?
-Sí, hay una...
-¿Y cómo es? ¿cómo se llama? –quiso saber Kazuki
-Cómo se nota que lo curioso de Shimano se te pegó...
-¡Anda, dímelo!
-Pues se llama Carolina, y no te diré más –replicó Kojiro misterioso
-Oh...
-¿Nos reuniremos en Navidad?
-Eso tenlo por seguro, y me parece que esta vez será en casa de nuestros recién casados –auguró Sorimachi
-¿Ah sí?
-Ahá, y parece que quien ponga la estrella en el árbol será Ken: vi los adornos que compró –contó su amigo-No por nada los estaba espiando
-Jajaja, nunca cambiarás Kazuki, siempre serás el cupido de tu mejor amiga
-Siempre seré el cupido de todos mis amigos –corrigió Kazuki- Y si voy para España, hasta el tuyo puedo ser
-Mejor no, yo quiero arreglar las cosas por mi cuenta
-Tú te la pierdes –devolvió el otro chico con indignación
-Entonces te veo para Navidad, que llegaré a Japón –anunció Kojiro
-Te estaremos esperando –contestó Kazuki
-Cuídate y cuida mucho más a Paola –pidió con melancolía
-No te preocupes, claro que lo haré
-Adiós...
-Adiós capitán... –se despidió Sorimachi, colgando luego el teléfono, girando en una esquina mientras pensaba la de muérdagos que iba a colgar en el departamento de sus amigos- Será tan divertido... –añadió maliciosamente mientras sonreía por la gran intervención que acababa de tener en el destino de su mejor amiga...
OWARIQué capítulo tan largo, pero no podía cortarlo...
¿Digo lo que acabo de decir y siempre digo? ¡ya qué!...¡¡¡AL FIN! Empecé escribiendo con incomodidad, pero poco a poco me fui acoplando con la historia analizando ¿cuál es la diferencia entre la infidelidad de una mujer y de un varón? Pues no tendría que haber, pero la hay, así que me acomodé lo mejor que pude a una situación similar. No sé si quedó bien esto de la reconciliación, porque personalmente creo que cuando alguien te es infiel es algo para no perdonar, sin embargo...a veces los sentimientos nos pueden hacer ver las cosas de distinta manera.
Gracias a mi primita Lily que me permitió usar a su personaje Lily Del Valle. A Samael por permitirme usar a Samael Nieminem. Y aunque Gina me va a matar…ella sabe por qué XDD
Gripita, tú y yo andamos bien locas, y por eso comprendiste que no sería fácil para mi la trama de la historia (aunque nadie más entienda por qué uu) Gracias por tu continuo apoyo, y gracias por el trozo de lemmon que hiciste. También gracias a Vini por su colaboración con el otro trozo lemmon, que sigo esperando y que sé pronto saldrá a la luz ¿verdad? XD
¡Arigato gozaimasu por su atención!
Tsuki
