Capítulo 13
Al llegar a su departamento, temprano como sorpresa, Ken le contó a su esposa bastante emocionado de lo ocurrido esa tarde.
-¿De veras? –inquirió ella con una sonrisa de satisfacción, felizmente el maquillaje que se había puesto disimulaba el enrojecimiento de sus ojos por tanto llorar
-Ahá, así que creo que ya logré mi objetivo ¡soy titular! –exclamó él contento, abrazando a Paola
-¡Felicidades! Sabía que lo lograrías –dijo la muchacha, sin poder evitar corresponder al gesto, olvidando por un momento la culpa que sentía
-Por eso hoy vamos a festejar –anunció Ken sonriendo
-¿A dónde me piensas llevar? –preguntó Paola enternecida
-Iremos al mejor restaurante de Turín, solos tú y yo
-¿Tendrá que ser de gala? –Paola hizo un mohín de disgusto
-Ni modo, yo también me pondré elegante –dijo su esposo divertido
Mientras se arreglaba Paola tarareaba una canción, pensando que todo tenía remedio, tratando de no pensar en Kojiro para dedicarse solamente a su esposo. Rato después ambos salieron hacia un elegante restaurante que quedaba en la zona céntrica de Turín. Paola llevaba un sencillo pero bonito vestido de seda negro hasta media pierna y Ken simplemente una camisa y pantalón oscuro, ya que detestaba los smokings.
Una vez en el restaurante hicieron sus pedidos y él le contó con lujo de detalles cómo le había ido esos días en sus entrenamientos. Luego le pidió a su esposa que le contase sobre sus vacaciones, pero ella hizo una descripción tan escueta en medio de una incomodidad tan grande, que parecía estar hablando de algo prohibido.
-Kojiro también viajó –comentó Ken, haciendo que Paola se atorara con el agua que estaba bebiendo
-¿Ah sí? –murmuró ella desinteresada, limpiándose la boca delicadamente con la servilleta
-Así es –respondió su esposo- Parece que le fue muy bien, porque regresó muy distraído
-¿Con qué? –inquirió Paola rápidamente
-No sé, pero por un comentario que escuché parecen líos de faldas –comentó Ken con una pequeña sonrisa, mientras Paola abría los ojos como platos
-Su...supongo que se trata de Maki –alegó ella bajando la mirada, fingiendo interés en la carne que había en su plato
-No lo creo, un día escuché decir a Wilhem que Kojiro andaba en malos pasos con una mujer casada...
Peor noticia no pudo oír: Paola se volvió a atorar con lo que tenía en la boca, poniéndose morada. Así que tuvieron que ayudarla un poco. Después de recobrar el aliento y pasar el susto, respiraba agitada mientras Ken la veía preocupado.
-No masticaste bien o qué pasó –le dijo con cariño
-No sé, tal vez fue porque quería decir algo y entonces me atoré
-Sabes que no es bueno hablar mientras se come...
-Lo sé, lo siento –se disculpó ella bajando la mirada- Pero dime ¿están seguros de lo que dicen de Kojiro?
-No sé, todo es un chisme de Wilhem y a menos que Kojiro me lo confirme, no lo creeré –aseguró Ken lealmente
-Haces bien –lo apoyó su esposa mirándolo conmovida- Eres el mejor amigo que Kojiro podía tener
-Y él lo es para mi –dijo Ken sonriendo, sin saber que le removía la culpa a Paola
-¡Pero qué sorpresa, miren con quién nos topamos! –exclamó alguien bastante confianzudo
Ken volteó a ver y se encontró con la sonrisa socarrona de Wilhem, que estaba acompañado de Salvatore, Franz y Kojiro, éste último no podía encontrarse más incómodo.
-Wakashimazu y...¿su esposa, cierto? –inquirió Franz sonriendo con galantería
-Franz Schester –saludó Paola con una pequeña sonrisa- Y...claro, los compañeros de Ken –al decir esto evitó mirar al otro japonés
-Te miro y pienso que Ken se sacó la lotería –comentó Gentile con cierto sarcasmo
-Yo siempre se lo digo –confirmó Ken sin inmutarse, tomando de la mano a su esposa, mientras su mejor amigo trataba de aguantarse las ganas de salir corriendo de allí
-Pero no se preocupen, que no vamos a incomodarlos –continuó Wilhem, viendo de reojo a Kojiro que fingía demencia- Con su permiso, los dejamos...
El holandés y sus dos amigos europeos decidieron continuar su camino en busca de una mesa, mientras Kojiro dudaba en avanzar.
-Hola Kojiro –saludó Ken con una sincera sonrisa
-Ah...Ken –murmuró él, mirando fijamente a Paola, que bajó la cabeza
-Si quieres puedes quedarte a cenar con nosotros –ofreció su mejor amigo
-Eh... –dudó el tigre japonés, tentado a aceptar, pero la repentina mirada penetrante de la muchacha lo hizo desistir- No gracias, vine con ellos y sería una descortesía abandonarlos
-Qué lástima –comentó Paola tranquilamente- Será en otra ocasión...
-Eso tenlo por segura –anunció Kojiro con cierto tono desafiante, haciendo una breve inclinación con la cabeza y siguiendo a sus otros compañeros
-Es mi impresión o lo noté algo hostil –comentó Ken viendo a su amigo retirarse
-Impresión tuya –devolvió Paola molesta tomando un poco de agua, mientras su esposo la miraba extrañado
Durante la amena cena que los jugadores de la Juventus tenían en su mesa, recordando anécdotas con amigos y exnovias, Kojiro se la pasó mirando de cuando en cuando hacia la mesa donde estaban Ken y Paola. Una extraña sensación, como si las entrañas le quemaran, aparecía cada vez que él descubría a su mejor amigo tocando, acariciando o besando a su esposa. Y pese a que él estaba seguro de ser imperceptible, no notó que Wilhem lo veía con atención.
-Ahora vengo –le dijo Paola a su esposo, poniéndose de pie en dirección del baño
-Enseguida vuelvo –argumentó Kojiro a sus distraídos amigos, rodeando todo el salón donde estaban para no ser visto por Ken, siguiendo a la muchacha
Ella ingresó en el baño de mujeres. Kojiro miró en todas direcciones y rogó que no haya nadie más adentro, por lo que entró tras de ella. Una vez adentro le puso el seguro a la puerta. Paola estaba frente a uno de los lavamanos refrescándose la cara, cuando sintió que alguien la jalaba del brazo y la ponía contra la pared.
-¿Qué se supone que estás haciendo? –le reclamó Kojiro, sin soltarla
-¡Ouch! ¡me lastimas, déjame! –exigió ella, tratando de zafarse
-¡Cómo se te ocurre venir con él tan campante!
-¿Y por qué no podría? –replicó Paola enojada- ¡Es mi esposo!
-Pero...
-Pero nada –insistió ella, zafándose, aprovechando el momento de desconcierto que había provocado en el joven
-No puedo tolerarlo –confesó Kojiro frotándose las sienes con los dedos
-Tolerar qué
-Verte cerca de él, simplemente no puedo...
-Pero Kojiro, tú y yo no tenemos ningún tipo de relación –explicó Paola mortificada- Yo estoy casada con él y él es tu mejor amigo
-¡Deja ya de repetirlo que yo lo sé! –exclamó él fuera de sí- Pero aun así dormiste conmigo –añadió con malicia
-Tú me atraes, no te lo voy a negar –continuó Paola tratando de serenarse- Pero a él lo amo
-Yo te amo –replicó el tigre japonés mirándola con tristeza
-No podemos seguir con esto –anunció la muchacha- Me di cuenta que no puedo dejar a Ken
-¡Y por qué no lo pensaste antes! Hasta apenas ayer la pasabas a mi lado muy contenta y ahora me vienes con esto
-¡Es que me dejé llevar! –confesó ella fuera de sí- Debí controlarme y no lo hice, y aunque sé que no puedo hacer nada por remediar el pasado, aun puedo hacer algo por el futuro
-¿Y qué futuro te espera sabiendo que le fuiste infiel a tu esposo? –bufó Kojiro impaciente
-No lo sé, pero ya no quiero engañarlo ni engañarte a ti. El volver con él me hizo dar cuenta que lo que tuvimos fue algo pasajero, algo del momento...
-Así que todo no fue más que otra aventura de Paola Wakabayashi –se burló el muchacho con sarcasmo
-Jamás, óyeme bien, jamás hice algo como esto antes –aseguró Paola ofendida- Así que no digas eso
-¿Y por qué no hiciste un mayor esfuerzo por evitarlo? ¡¿por qué!
-Porque la atracción por ti se sumó a mi soledad y mi confusión –confesó ella avergonzada
-No te veías muy confundida mientras estábamos en Córcega –añadió él con ironía
-Me hiciste muy feliz, no lo niego, pero date cuenta que lo que pasó allá, allá se quedó
-¿Así de fácil?
-No creas que es fácil para mi, ni siquiera me atrevo a sostenerle la mirada a Ken
-¿Y crees que yo sí?
-Por favor Kojiro, ya no lo compliquemos más
-¡Es que no comprendo! Dices que no puedes siquiera mirarlo, pero dejas que te toque como si nada fuera de lo común hubiera pasado contigo
-¡Pero él no lo sabe! Y así tiene que permanecer...
-Pensé que no lo dejaríamos así –murmuró Kojiro desilusionado
-Créeme cuando te digo que a una parte de mi no le importaría arriesgarse a perderlo todo de pronto con tal de poder estar contigo sin dejarlo a él –confesó Paola- Pero es inmoral, y yo tengo que tomar la decisión correcta
-Aunque eso me destroce a mi -dedujo Kojiro dolido
-Siempre serás mi amigo –trató de alegar ella con lágrimas en los ojos
-Pero yo no te quiero sólo como a una amiga...
-Recuerda siempre lo que vivimos en Córcega, pero olvídame, porque además estoy segura que encontrarás a alguien que sí te pueda corresponder como quieres y que no le deba cuentas a nadie...
-¿Como Maki? –preguntó él decepcionado
-Como ella –murmuró Paola bajando la mirada
-Sabes que siempre puse el cariño que les tengo a ambas en una balanza y descubrí, que como tú me decías, el cariño era diferente, por lo que no podía compararlas
-A ella puedes amarla...
-No la amo, a ella siempre la he querido como a una amiga –siguió Kojiro mirándola fijamente- Pero a ti...a ti no. Mientras estábamos aun en el Toho siempre me arrepentí de no haber sido lo suficientemente sincero conmigo y confesarte lo que sentía, porque te quiero hace mucho. Pero en su lugar callé y toleré verte convertirte en la novia de mi mejor amigo. Me fui del país, aun guardando todo sólo dentro de mi, sabiendo que tarde o temprano el sentimiento desaparecería si no pensaba en él. Sin embargo, cuando me enteré que se casarían me alegré, y mucho, pero también sentí una profunda desilusión. Después de todo este tiempo, al reencontrarme contigo me di cuenta que hay cosas que por más que pasen los años jamás mueren, y una de ellas es lo que yo siento por ti...
-No lo sabía –confesó ella sorprendida, mirándolo boquiabierta
-Claro que no, porque me propuse que nadie se enteraría –aseguró Kojiro- Así que ante la mínima posibilidad de poder tenerte como lo hice, me olvidé de prejuicios, moral y decencia, incluso de la lealtad a mi mejor amigo, y todo por estar contigo
-Pero fue un error...
-No para mi, porque mi parte humana débil y corrompida salió a flote, y me hizo ver que aunque pecado, lo que hicimos será inolvidable y no dudaría en volverlo a hacer...
-Piensa en Ken –le pidió Paola algo ofuscada
-Porque pienso en él, que es mi mejor amigo y no cualquier otro, no voy y le grito en su cara que tuve relaciones con su esposa y que no me arrepiento –admitió el japonés- Ya que yo también estoy enamorado de ella...
Ante la confirmación de aquella confesión Paola bajó nuevamente la mirada sin saber qué más decir. Kojiro se acercó a ella, levantó su barbilla con los dedos y la besó. Segundos después ella se separó de él.
-Ya no quiero equivocarme –murmuró la muchacha acongojada- Perdóname...
No dijo más y salió sin volver a mirarlo, mientras él la seguía con la mirada. Kojiro regresó a su mesa, evitando ver la que Paola y Ken compartían. Al llegar notó que Gentile y Schester estaban enfrascados en una discusión de cuál era la mejor modelo europea (para variar ¬¬), mientras Wilhem los escuchaba sin intervenir.
--------------------------------------------------
Veamos...sin comentarios again uu
