Capítulo 20

Kojiro se hallaba sentado a la mesa de su cocina, esperando y esperando, mientras musitaba con tristeza una melodía.

...un hasta luego, un beso en la mejilla, aquí no pasó nada, todo esto se te olvida Unas semanas y tu mentira se hace fuerte y cotidiana Mientras sientes que la extrañas Así fue que la historia terminó, así fue, sin pensarlo se marchó con la fuerza del amor y en su vientre se ha quedado lo que para ti es pasado

Son dos mundos que se encuentran una noche y nada más,

Cuando llega la mañana la sonrisa se les va

Son dos historias distintas que se mezclan sin pensar

Que juntando dos novelas se hace más largo el final...

El timbre sonó y él se levantó sobresaltado. Se dirigió a la puerta y al abrirla se topó con Paola, que lo miraba avergonzada. Súbitamente él la abrazó y la besó, siendo correspondido completamente.

-Mira, traje algo para la cena –comentó Paola separándose de él algo abochornada

-La verdad no tengo mucha hambre –confesó él permitiendo que entrara- Si te soy sincero tengo ganas de otra cosa... –añadió provocativamente

-Pues tú no tendrás hambre, pero yo sí –replicó Paola dejando su abrigo y dirigiéndose a la cocina, ignorando el último comentario

-¿Y qué piensas preparar? –preguntó el muchacho divertido, sentándose mientras ella buscaba un delantal

-Arroz, qué más, ni que no fueras japonés –se burló la Wakabayashi- Y algo de guisado

Mientras Paola se alistaba a preparar los ingredientes, Kojiro no podía evitar mirarla con cariño. La recorría de pies a cabeza: como pocas veces ella traía una falda que le llegaba a medio muslo, dejando ver sus piernas; el delantal le ceñía la cintura y la blusa semitransparente que llevaba permitía distinguir los contornos de su busto; el gesto concentrado, sus lindos ojos, sus tentadores labios...no podía más.

Luego de unos segundos de contemplarla en silencio se acercó a ella y le quitó suavemente el cuchillo que ella tenía en la mano, poniéndolo sobre la mesa.

-Ya no puedo esperar más... –le susurró al oído, besándola apasionadamente

Ken volvió a sentarse, algo dubitativo, mirando a Maki con desconfianza.

-Lo que quieras decirme, dímelo ya –exigió de pocas pulgas

-Siento mucha pena por ti, pero no puedo permitir que te sigan viendo la cara –anunció la japonesa decidida, ya que no por nada dicen que una mujer despechada es bastante peligrosa

-¿De qué hablas?

-¿Sabes qué relación llevan Kojiro y Paola a tus espaldas?

-Son amigos, siempre lo han sido –replicó Ken contrariado

-¿Amigos nada más? –bufó Maki incrédula

-¿Qué insinúas? –inquirió el portero viéndola con recelo

-Hoy escuché una conversación muy interesante entre ellos

-¿Y qué con eso?

-¿Sabes dónde está Paola en estos momentos? –preguntó la japonesa con cierta malicia

-En una celebración de cumpleaños de una compañera de trabajo –musitó Ken confundido

-¿Celebración de cumpleaños? ¡ja! Déjame decirte que sí está en una gran celebración –anunció Maki con evidente dolor en los ojos- Pero con una sola persona

-¿Qué dices?

-Que desde hace quién sabe cuánto tiempo, ella y Kojiro te han estado viendo la cara –aseguró ella con coraje- Se ven y comparten tiempo juntos

-Ya lo sabía, yo se los pedí –replicó Ken tranquilamente- Por algo son amigos

-¡Amigos! –se exasperó Maki- ¡Abre los ojos por dios! Desde hace mucho que ellos dejaron de ser amigos ¡para convertirse en amantes!

-Qué...¿qué dices? –balbuceó Ken incrédulo, sintiendo que un agujero se abría bajo sus pies

-Escuché cómo él le confesaba a ella que la amaba y cómo quedaban de verse hoy en su departamento –añadió la chica con lágrimas en los ojos- ¿Qué no te das cuenta? Paola te engaña con tu mejor amigo...

-No puede ser... –musitó Ken moviendo la cabeza, mientras la vista se le nublaba y sentía como si le hubieran dando un gran golpe- Ellos no pudieron...

En su departamento, Paola y Kojiro permanecían en la cocina dedicándose caricias mutuas. Ella ya no llevaba el delantal, mientras que la camisa de él estaba desabotonada hasta la mitad y la blusa de ella en iguales condiciones. El muchacho recorría su boca y su cuello con pasión desmedida y cierta desesperación, deseaba tenerla nuevamente junto a él, sentir su cuerpo y dejarlo grabado en él para siempre. Ella sentía cómo sus manos la recorrían por debajo de la ropa, dejándose llevar por la pasión que los embriagaba en esos instantes.Y justo cuando todo parecía que iba a seguir más allá, Paola lo detuvo.

-No, espera –dijo, separándose de él

-¿Qué pasa? –preguntó Kojiro extrañado

-No puedo hacerlo –confesó Paola mirándolo con tristeza

-¿Por qué no?

-Ya una vez cometí el error y sé que no puedo dar marcha atrás y remediarlo, pero una vez más...no me lo perdonaría nunca –añadió la muchacha, arreglándose la ropa- Lo siento, pero no puedo cumplir con lo que me pediste...

-Pero Paola... –quiso alegar Kojiro, cuando el timbre sonó

-Será mejor que vayas a ver quién es –recomendó ella, levantando el delantal que estaba en el piso

Extrañado y contrariado Kojiro fue a la puerta, y lo que vio al abrirla lo dejó estupefacto: Ken y Maki estaban allí, frente a él, mirándolo con odio. Nadie decía nada, sólo se sentía el choque de energía entre ambos.

-¿Quién era? –preguntó Paola, asomándose a ver, quedando igualmente perpleja

Ken entró, seguido por Maki. No dijo nada, sólo miraba a su esposa fijamente. Luego reparó en su amigo y notó que traía la ropa desordenada.

-No es lo que parece –trató de alegar Paola avergonzada

-Así que era verdad –musitó Ken decepcionado pero extrañamente tranquilo- Ustedes me vieron la cara...

-Deja que te explique –pidió Kojiro preocupado

-¡¡Y qué carajos me vas a explicar! –estalló al fin el karate keeper con lágrimas en los ojos (buu, es demasiado triste uu) (oigan, ¿se toleran las palabrotas, no:?)- O qué ¡¡piensas contarme de lo lindo que se la pasaban viéndome la cara de idiota!

-Ken, escúchanos –pidió Paola desolada al notar las lágrimas de su esposo

-Qué quieres que escuche, si todo está muy claro –alegó el karate keeper tratando de no claudicar- Respaldados en la confianza que les tenía ustedes me engañaron ¡se atrevieron a iniciar una relación amorosa!

-¿Cómo pudieron? –intervino Maki sollozando- ¡Cómo fueron capaces de involucrarse sin tomar en cuenta los sentimientos de Ken!

-¡Tú no te metas! –exigió Paola enojada, sospechando que ella tenía mucho que ver en la presencia de su esposo allí- ¡Maldita entrometida! –exclamó a punto de abalanzarse sobre ella

-Basta Paola –pidió Kojiro tratando de mantenerse sereno, tomándola por la cintura para que no agreda a la otra chica

-¡Suelta a mi esposa! –gritó Ken enojado empujando, al hasta ese momento, su mejor amigo

-¡No, Ken! –exclamó Paola asustada, viendo cómo Kojiro chocaba por la inercia contra una mesa cercana, haciendo caer un adorno de porcelana que se hizo añicos

-No lo defiendas –amenazó el karate keeper, con una mirada tan fría como jamás había visto la germano japonesa- Éste basura me las va a pagar...

Sin reparar en nada ni en nadie, cegado por la rabia y el dolor, Ken golpeó a Kojiro arrojándolo contra el piso, donde siguió golpeándolo mientras el otro muchacho ni intentaba defenderse.

-¡¡Déjalo ya! –rogó Paola sollozando, tratando de detener a Ken

-¡Tú no te metas! –gritó él fuera de sí, impulsándola sólo con la fuerza de su brazo, contra la pared

Kojiro no pudo más, el ver la agresión contra Paola lo enervó y golpeó a Ken en la cara aprovechando su distracción.

-¡No vuelvas a ponerle un dedo encima, oíste! –amenazó Kojiro furioso, parándose adolorido para acercarse a Paola, que yacía sentada en la alfombra, con la espalda contra la pared mirándolos horrorizada- ¿Estás bien? –le preguntó preocupado, arrodillándose junto a ella

-¡¡No te le acerques! –gritó Ken furioso intentando golpearlo, pero con un movimiento rápido Paola se interpuso entre ellos

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Las estrofas mencionadas pertenecen a la canción "Dos historias" de Gianmarco, son la parte que sigue de las ya mostradas.

Y bueno...algún día Ken tenía que enterarse de la horrible verdad ¿o no? uu