Disclaimer: Los personajes son de propiedad de Stephenie Meyer solo la historia es de mi autoría.

Capítulo 12. El Plan

Sentí algo frio sobre mi frente e intenté quitármelo unas manos cálidas me detuvieron.

-Qué bueno, ya te despertaste ¿te sientes bien? ¿te duele algo?

-No me duele nada, solo estoy un poco adormilada. Le conteste sosteniendo mi frente y tratando de identificar a la persona que me cuidaba. –Mi bebe, ¿está todo bien? Le dije invadida de angustia, recordando lo que me había pasado.

-Tranquila tu bebe está muy bien, eso fue lo que me dijo el médico ¿tienes sed? Asentí y le recibí el vaso agradecida tenía la boca seca como pude intente verle la cara, pero la luz apenas entraba por la rendija.

-Gracias. Le dije entregándole el vaso, estaba de verdad agradecida por su amabilidad me hacía sentir muy bien, después de tanto tiempo de hostilidad.

Me senté y esperé a que se fuera después de todo me sentía bien el golpe no parecía tan grave, me sorprendió cuando se sentó en una silla a mi lado.

-Fue una audacia que intentaras escapar, escalando por la reja con tu embarazo tan avanzado que agilidad tienes. Me alabo y respiro profundo.

-Fui muy ingenua en pensar que no tenían previsto ese punto débil de la reja. Le dije sintiendo rabia por lo ingenua que fui y poner en peligro a mi bebe, de la nada me acorde de la regla de no hablar con el personal y mi corazón latió por el miedo.

-Esa reja es una prueba para saber cuáles son un potencial problema, así lo controlan todo. ¡Son unos arrogantes!

Exclamo con desdén, estaba muy de acuerdo con sus palabras y era agradable poder conversar con alguien, pero no podía dejar de ver la puerta esperando que alguien llegara a reñirnos.

-Me siento bien. Le asegure. Si quieres puedes irte a descansar, no quisiera que tuvieras problemas por incumplir la reglas.

-Tranquila, como yo estoy aquí, se supone que debo estar atenta a todo el pabellón, así que nadie más nos está vigilando, aunque si quieres dormir puedo irme. Dijo todo aquello con voz dulce y calmada y se levantó de la silla en dirección a la puerta.

No, no es necesario que se vaya dormí lo suficiente. Le dije y regreso a la silla, era verdad estaba muy despierta y si estaba dispuesta a conversar podría aprovechar para ganarme su confianza, conocer un poco más del lugar en el que me encontraba y tal vez lograr que me sacara de ese lugar, debía ser cautelosa.

-Por su comentario anterior creo que no le gusta cómo funciona este lugar.

-Este lugar jamás me va a gustar, si pudiera lo quemaría todo. Me respondió con furia, me alegre no estaba del todo perdida.

-Si eso es lo que siente ¿Por qué trabaja aquí? o por lo menos podrías haber dado aviso de lo que pasa en este lugar. Me atreví a preguntarle y luego me arrepentí, podría enojarla y hacer que se fuera, ella apego su cabeza a la pared y respiro profundo.

-No trabajo aquí por mi voluntad al igual que tú yo soy una prisionera, desde hace mucho tiempo ya, solo que por razones diferentes a las tuyas.

Tu cometiste un error que la sociedad no te iba a perdonar que es tener un hijo sin estar casada y tus padres pensaron que era la mejor opción o ¿me equivoco? Me dijo con tristeza en su voz, decidí ser sincera para ganarme su confianza tal vez tendría los medios de averiguar mí historia real si le mentía.

-Estoy segura que para mis padres esta jamás sería una opción, pero ellos ya no están conmigo, fue mi tía quien me encerró aquí movida por su ambición por mi herencia. Le respondí tan llena de rabia como ella hace un rato.

-Comprendo tu angustia de intentar escapar, pero si lo hubieses logrado ¿con quién irías? ¿con el padre de tu bebe? Entiende que ellos han manejado este negocio hace mucho tiempo tienen conexiones con personas de mucho poder, regresarías aquí en poco tiempo. Me seguro.

-Con él no cuento, ya murió hace mucho tiempo, pero no estoy sola yo también cuento con conexiones tengo a su familia Esme y Carlisle Cullen me mantendrían segura…

Ella me regreso a ver y yo me quede callada había bajado la guardia y hable demás, me imagine lo peor, ella me tomo de los hombros.

-Haz dicho Esme y Carlisle Cullen, verdad. Me dijo con desesperación, me quedé callada, sentí un escalofrió recorriendo mi espalda no quería revelar más información.

-Escúchame cariño no tengas miedo de mí, responde a mis preguntas con total sinceridad, te aseguro que nada malo va a pasar, confía en mí. Asentí y una lagrima rodo por mi mejilla.

-Esme está casada con Carlisle Cullen ¿él es médico? ¿Ellos tienen un hijo llamado Emmet? Asentí otra vez no me salía la voz por la angustia.

- ¿Ellos tienen un sobrino llamado Edward? Me pregunto con desesperación.

-Sí, es el padre de mi bebe. Le conteste para aplacar cualquier represaría Edward ya no corría peligro. Ella camino hasta la puerta se detuvo dándome la espalda, me levante para alcanzarla y que no se fuera.

-Por favor no les diga lo que acabo de confirmar ¿les van a hacer daño?

Le suplique y note que se limpiaba las mejillas.

-No les voy a decir nada, confía en mí. Me dijo y me indico que me sentara en la cama.

-Esa información me la sé de memoria porque yo soy la madre de Edward. Me quede con la mente en blanco como pude hable.

-Eso es imposible, la madre de Edward murió hace mucho tiempo, existe una tumba.

Ella se alejó y se interpuso en la única luz que atravesaba la rendija y pude ver su rostro, sus ojos verdes eran inconfundibles tenia semejanza con las fotos de la mansión Cullen a pesar de los años trascurridos.

-Soy Elizabeth Masen. Me confirmo, se sentó en la silla lloraba y tome sus manos.

- ¿Cómo murió mi hijo? Me pregunto y limpie una lagrima de su mejilla, pensé en lo que le iba a decir como si fuera la vida de otra persona para que no me afectara.

-Faltaba poco para la boda, él decidió hacer un viaje tiempo después nos avisaron que se había accidentado en la carretera y …

- ¡Mi hijo! ¡mí pobre hijo! Exclamo sollozando me levante y la abrace.

-Aún nos queda un pedacito de él. Le dije para consolarla acariciando mi vientre.

-Tienes razón, no todo está perdido ¡voy a ser abuela! Exclamo y se limpió las lágrimas de pronto su rostro cambio, estaba preocupada.

-Tengo que buscar la manera de sacarte de aquí. Me dijo y masajeo sus sienes.

-No veo una solución, tu misma has tenido la libertad de moverte por el hospital y no has encontrado la manera. No quería sonar pesimista, pero teníamos que considerar todas las posibilidades.

-Necesitamos alguien de afuera, uno de los empleados externos, creo que hay uno es nuevo aquí y por lo que he visto no es como los demás, aún no está contaminado, Jacob es la mejor opción. Afirmó para sí misma, al escuchar su nombre me emocione.

-Jacob, ¿él sigue trabajando aquí? ¿está bien?

-Él sigue trabajando aquí cuidado otro pabellón. ¿lo conoces?

-Sí, claro que lo conozco Jacob vino a rescatarme, en cuanto se enteró en donde me encontraba, de alguna manera consiguió trabajo aquí.

Cuando no lo vi en un tiempo creí que algo malo le había pasado, pero está bien. Respiré profundo y sonreí aliviada.

-Perfecto, solo tengo que hablar con él con su ayuda estoy segura que pronto saldremos de aquí, voy a necesitar que escribas una nota para que no dude de mí. Afirme con la cabeza y de su bolsillo saco un esfero arranco una hoja de una de los cuadernos y me los dio, a diferencia de la vez pasada esta nota la escribí esperanzada.

Le entregue el papel y se fue no sin antes asegurarme que todo iba a salir bien.

Después de todo lo que había pasado ya nada se me hizo imposible, esperaba ansiosa para llevar a cabo cualquier plan que Elizabeth y Jacob me propusieran, ya no tenía miedo.

Durante casi tres semanas más tuve que fingir que seguía mal y sin esperanza, aun mas cuando salía al patio permanecía sentada en una de las bancas cabizbaja, como si hubiese aprendido mi lección, era tedioso me entretenía imaginando a la tía Victoria en la cárcel sintiendo tan miserable como yo lo había sido.

La mañana empezó con la misma rutina, cuando de una de las celdas escuche unos gritos de angustia, las puertas sonaron, escuche pasos.

-Ha llegado la hora, llama al médico. Escuche gritar a un hombre muy agitado.

-La hora de paga ha llegado. Dijo uno muy bajito con tono burlón, después de esto sólo silencio, al día siguiente me llevaron al médico me reviso todo estaba bien me informó, en un descuido revisé mi expediente, en las anotaciones aseguraba que faltaba poco para el alumbramiento.

Cuando me quede sola en mi celda me desespere ante la posibilidad de que mí bebe naciera antes de lograr escapar, camine de un lado al otro de la habitación no se me ocurría la manera de comunicarme con Jacob o Elizabeth cansada me recosté y que me quede dormida.

-Levántate es hora de comer. Me despertó una voz familiar, salí de la cama sosteniendo mi vientre en cuanto encendieron la luz, de alguna manera me comunicaría con ella.

-No quieres hacer caso. Continuó con la voz colérica Elizabeth abrió la puerta puso la bandeja de comida en la mesa y me entregó una bolsa, lee la nota me dijo muy bajito y salió cerrando la puerta con fuerza.

Espere a que no se escucharan más pasos y tratando de hacer el mínimo ruido saque la nota:

Bella, solamente come el postre de todo lo que te traje deshazte de la nota y todo en el baño, mantente atenta, esta noche saldremos de aquí.

Respire profundo mi corazón latía rápido, me enoje conmigo misma por sentirme así era el momento de ser fuerte, escondí la funda con ropa y espere hora tras hora me concentraba en pensar que todo saldría bien a ratos pensaba en lo que podría salir mal y respiraba profundo, el silencio fue interrumpido por unos pasos fingí estar dormida la puerta se abrió.

-Bella es el momento cámbiate con la ropa de la bolsa. Elizabeth se quedó parada en la puerta vigilando la ropa era cómoda y abrigada. Ya lista me tomo de la mano y caminamos lo más rápido que podía por los pasillos tomaba mi vientre para aligerar un poco el peso, Elizabeth abría las puertas de cada sección con un juego de llaves, era increíble que en ese inmenso lugar no hubiera nadie el momento era el preciso.

Bajamos por una gran cantidad de escalones hasta que un rotulo señalaba que habíamos llegado al primer piso empujo una puerta la cerró detrás de nosotras tenía unos libros que camuflaban la entrada.

-Bella, este es el último tramo tenemos que movernos con cuidado, aquí solo nos guiaremos por las indicaciones que nos dejó Jacob además nos podemos encontrar con alguien, si algo pasa quiero que me hagas caso en todo lo que te indique.

-Así será. Le confirme no pretendía ser ningún problema saco un papel tomo mi mano y corrimos por los pasillos, escuchaba los latidos fuertes de mi corazón mientras corría, cada momento regresaba a ver por si alguien nos seguía y en el corto tiempo que nos acercábamos hacia la salida se me hizo eterno parecía que avanzaba en una especie de lentitud perpetua, hasta que escuchamos un ruido y nos detuvimos, Elizabeth en su desesperación observo por todos lados y nos escondimos en un armario de utensilios desde ahí logramos oír a Stefan tarareando una canción en un acento parecía ruso, vi el rostro de angustia de Elizabeth. -Se suponía que tenía el día libre en esta zona ya no debe haber nadie. Susurró para ella misma.

-Bella, escúchame con cuidado yo voy a distraer a Stefan y en cuanto ya no nos oigas en el pasillo vas a salir y sin mirar atrás vas a escapar por la puerta del final del pasillo, está abierta.

-Pero de que estas hablando yo no voy a irme…. Le susurré con desesperación.

-Por favor no hay tiempo que perder…mi vida ya término hace mucho tiempo, la tuya y la de tu bebe recién empieza. Susurro en tono de súplica, aquellas palabras me paralizaron la vi salir decidida a todo camino directo hacia él.

-Pensé que tenías el día libre. Le dijo en tono burlón, observe por una abertura entre la puerta.

-Eso no es de tu incumbencia, no deberías estar fuera de tu habitación y mucho menos en esta sección, tienes muchísimos problemas.

Le vociferó mientras la empujaba de mala gana hacia el pasillo, ni siquiera pensé en lo que estaba haciendo respire profundo y tome un tubo que estaba dentro del armario en cuanto se descuidó abriendo la puerta que previamente habíamos atascado, aproveche que continúo cantando su canción para acercarme sigilosamente y sin pensarlo le di un golpe con todas mis fuerzas en la cabeza, en cuanto cayó al piso repetí los golpes un par de veces más hasta que Elizabeth me detuvo.

-Ya déjalo tenemos que irnos. Me ordeno con una voz firme haciéndome salir de mi estado yo solo quería liberarme de quien se oponía hacia mi libertad las venas me ardían por la adrenalina, tomo a Stefan y lo jalo hasta el mismo armario que nos habíamos escondido junto con el tubo con un trapo limpio la poca sangre regada en el piso.

Por fin llegamos a una de las salidas en la cual un rotulo señalaba que se recibían los víveres en cuanto Elizabeth abrió la puerta me di cuenta que había luz proveniente de la luna llena lo que me permitió ver a los lejos un auto.

-Detente tenemos que escondernos un auto está en enfrente. Le susurre tomándola del brazo y escondiéndonos detrás de unos tanques.

-Tranquila es Jacob, ya todo está planeado. Me informo con una gran sonrisa en su rostro.

Bella, Elizabeth por fin pensé que les había pasado algo malo. Nos dijo Jacob en cuanto entramos al carro.

- ¿Quién es la mujer que está en el asiento del frente? Le recrimino Elizabeth a Jacob.

-Yo no podía dejarla, después de lo que le hice. Se excusó, trate de verla, pero estaba cubierta por una manta apenas sobresalía un mechón rubio.

-No pensaste en el riesgo, nos pueden descubrir Sophia Watson es una paciente muy importante.

-Ya he organizado todo incluyéndola. Le aseguro Jacob. –Ya no podemos dar marcha atrás a todo, vámonos. Le dijo y el auto arranco, Elizabeth me arropo con una manta, cubrí mi vientre con mis manos manchadas de sangre y me acurruqué a su lado era su vida o la mía me repetía.

-Todo va a estar bien, ya casi lo logramos. Me animo Elizabeth, cuando nos detuvimos no me pareció que había pasado mucho tiempo

-Jacob, ¿eres tú? Grito una voz a lo lejos y se encendió una luz pude ver una pequeña casa.

-Sí, estoy con Elizabeth, Bella y Sophia. Le respondió inmediatamente se acercó y abrió la puerta del coche era Garrett Facinelli.

-Bella, estoy muy feliz de que todo saliera bien. Me dijo con una gran sonrisa en su rostro, me ayudo a salir del auto, Elizabeth ya estaba a su lado.

-Usted debe ser la señora Elizabeth, que gusto conocerla. La saludo afectuoso.

-Es un gusto también. Le contesto y entre los dos me llevaron hasta la parte de atrás de a casa, Jacob ya estaba delante de nosotros ayudaba a Sophia.

Nos acercamos hasta la luz de la casa y el frio hizo que temblara.

–¿Está bien Bella? ¿necesita un médico? Grito Garrett horrorizado observaba mis manos y la ropa con sangre.

-Está bien, es solo que tuvimos un pequeño contratiempo al momento de escapar. Le respondió Elizabeth, yo asentí con la cabeza el pareció no creer.

-Jamás dejaría que Bella siguiera estando lastimada, hemos hecho todo lo posible para ayudarla, tenemos que apresurarnos para llegar a nuestro destino final esta gente es muy peligrosa y no pensaran dos veces usar sus influencias para encontrarnos, hasta el amanecer es nuestro limite. Le regaño Elizabeth, entramos en un cuarto allí se encontraba Sophia sentada en una cama con la mirada perdida, no me había equivocado su cabello era rubio sus ojos extremadamente azules tenía un rostro precioso, lo único que desentonaba eran las ojeras que se marcaban debajo de sus ojos.

-Deben cambiarse con esta ropa lo más pronto posible. Nos indicó Garrett abriendo un armario la ropa estaba señalada con nuestros nombres.

Me lave las manos de la sangre fingiendo que era algo mas no quería acordarme de lo que había tenido que hacer primero ayudamos a Sophia a cambiarse parecía seguir en shock, salimos hacia el exterior Jacob y Garrett ya nos esperaban muy bien vestidos en un auto diferente este era más lujoso, seguro era para despistar.

Volvimos a la carretera. -Es apenas la media noche. Le decía Garrett a Jacob para nuestra buena suerte la luna seguía alumbrando nuestro camino.

-Trata de dormir Bella, el viaje aun es largo. Me aconsejo Elizabeth.

–Haré lo que pueda. Le dije apoye la cabeza en el asiento y me dediqué a ver el cielo a través de la ventana las estrellas brillaban era un espectáculo increíble, rece rogando que todos llegáramos a salvo.

-Bella, despierta, ¡Llegamos! ¡Lo logramos! Me decía Elizabeth emocionada rozando mi mejilla.

-Esos malditos confiaban tanto en su sistema que de seguro recién deben estar dándose cuenta de nuestro escape. Se regocijaba Elizabeth el ruido de una reja al abrirse me asusto entramos y rodeamos unos jardines por un largo tramo nos detuvimos frente a una gran mansión aquí vivía la tía abuela Charlotte. No espere a que nadie me ayudara salí del auto camine alejándome del auto, respire sintiéndome segura sostuve mi vientre – Ya estamos a salvo. Le dije a mi bebe sentí que alguien me tomo delicadamente del brazo mis músculos se tensaron para correr, regrese a ver era Elizabeth.

-Tenemos que entrar, el frio no te hace nada bien. Camine junto a Elizabeth, delante de nosotras Jacob y Sophia subían las gradas él le repetía que ahora iba a estar segura ella lloraba desconsolada.

-Pobre niña. Exclamo Elizabeth, de pronto escuche unos pasos por la puerta alguien corría hacia nosotras.

-Bella, lograron rescatarte. Gritó era Emily, me abrazo lloraba sobre mi hombro, la aparte delicadamente y limpie sus lágrimas con mis manos.

-Gracias Emily, estoy aquí libre porque te arriesgaste para descubrir donde me encontraba.

-Vamos niñas entremos. Nos ordenó Elizabeth, Emily me tomo del brazo derecho Elizabeth del otro, lo agradecí las piernas me temblaban el cansancio de todo el ajetreo me estaba hundiendo Emily nos guio a una habitación en el segundo piso, entre las dos me ayudaron a cambiarme vi el rostro de Elizabeth se notaba lo cansada que estaba.

-Que Emily se quede conmigo. Me adelanté a decirles, vi que Elizabeth iba a protestar.

-Ve a descansar ya hiciste mucho por mí.

-Su habitación esta junto a la de Bella, yo le avisare inmediatamente si necesita algo, se lo prometo. Elizabeth suspiro y se dio por vencida salió junto con Emily, acomode las almohadas al espaldar de la cama para poder sentarme me arrope con las cobijas. Emily regresó tomó una mullida silla y sentó a mi lado.

-Aun no tengo sueño, Emily que te parece si me cuentas como descubriste a Victoria. Le dije quería ser consiente del nivel de peligro al que se había expuesto, ella se puso seria.

-Me desperté al día siguiente que te di el té, fui a ver como seguías, pero no estabas, me preocupe y busque a tú tía, según ella en mitad de la noche habías decidido irte para ponerte a salvo. Le rogué que me enviara contigo, se negó alegando tu seguridad, después llego una carta de tu parte en el que querías estar sola todo esto me resulto raro.

Cuando los Cullen se enterraron por la carta también pidieron verte me interrogaron y decidí ponerme del lado de tu tía para ganarme su confianza, justo en ese momento recordé las palabras de tu mama antes de irse cuando me pidió que te cuidara en todo momento de ella así entre las dos los convencimos de que estabas a salvo.

Decidí espiarla cada vez que sonaba el teléfono ya que se encerraba en el estudio, hace mucho me di cuenta que desde el ático conectaba una rendija aproveche para escuchar muchas conversaciones hasta que por fin después de dos meses escuche que decía que iba a verte cuando faltara poco para que naciera tú bebe, que le dieran la dirección exacta lo anoto en una libreta y lo guardo en el escritorio. Espere hasta que salió de la casa copie la dirección y el nombre del lugar en cuanto pude acudí a los Cullen, pero Sue me dijo que habían salido por algo urgente, lo único que se ocurrió fue ir con Jacob el sin pensarlo dos veces decidió que iba a ir a buscarte así fuera solo, le rogué que me permitiera acompañarle, a tu tía le mentí que tenía que visitar a un familiar enfermo y que no volvería.

Con nuestros recursos viajamos a aquel lugar, pero nos dimos cuenta que necesitábamos ayuda para rescatarte, decepcionados regresamos tuvimos suerte de encontrarnos con la visita de la tía abuela Charlotte, investigó por su cuenta y no dudo un segundo en mover todas sus influencias para ayudarte, se decidió que necesitaban infiltrar a alguien en ese lugar, Jacob se ofreció no hubo manera de convencerlo.

Hace unas semanas llegó con la buena noticia de que te había encontrado y con un plan para sacarte desde entonces he rezado por ti.

-Gracias Em perdóname por haberte puesto en este peligro.

-Es lo menos que podía hacer por ti después del cariño sincero que recibí, ahora a dormir mira ya casi amanece. Me indicó la ventana por un pequeño espacio en la esquina de la cortina.

-Está bien. Accedí quería dormir olvidar un poco la maldad que había vivido, recuperar mis energías por mí y por mi bebe.

Estaba sentada en el jardín de mi casa, el sol brillaba no podía ser un día más perfecto, Edward se acercó y se sentó a mi lado. – De ahora en adelante vas a estar segura.

-Quédate conmigo. Le pedí y lo abracé. Cerré los ojos por el resplandor del sol.

Cuando los abrí los ojos me di cuenta que el resplandor de la luz del sol que entraba por la ventana me había despertado, me levanté con dificultad no reconocí el lugar en el que me encontraba vi por la ventana y recordé toda la fuga, respiré profundo me sentí a salvo mi bebe y yo éramos libre de ese infierno.

-Bella, por fin despertaste, debes tener hambre. Me dijo Emily cerrando la puerta, no la había sentido llegar.

-Sí, tengo mucha hambre, tienes razón. Hasta que me lo dijo no había pensado en eso, metida en este trance entre la vida y la muerte.

-Qué te parece que mientras te cambias de ropa, yo te traigo algo de comer. Regrese a ver como lo hacía en mi cuarto hasta la cómoda.

-Pero no tengo nada que ponerme. Emily se acercó a una de las cómodas y abrió la puerta adentro había algunos vestidos.

-Vuelvo enseguida.

-Bueno. Le conteste embelesada mirando los hermosos vestidos tome uno beige y me lo puse detrás del biombo me quedaba un poco flojo, pero no me podía quejar.

Me senté en el tocador me peiné la sensación de las cerdas suaves de cepillo eran agradables fue cuando sentí que mí bebe se movía, la alegría que sentí fue indescriptible, Emily llego con la comida que devore de inmediato.

-Te tengo una sorpresa. Me dijo emocionada Emily y trajo una bolsa que contenía ropita de bebe preciosa que la tía abuela Charlotte había comprado.

- ¿Elizabeth ya lo vio? ¿en dónde está?

-Ella aun no los vio, creo que está hablando con la tía abuela en su cuarto.

-Voy a mostrarle la ropita ¿sabías que es la madre de Edward? Le dije sostenido una hermosa gorrita amarilla.

-Si me entere en la mañana cuando Jacob y Garrett se lo dijeron a la tía abuela, ellos esperaron hasta el último momento para que se enterara por su salud.

-Vamos a la habitación de Elizabeth. Le indique poniendo la ropita dentro de la bolsa.

-Primero debes comer. Me indico Emily y le hice caso después acudí a su habitación que estaba junto a la mía, toque la puerta.

-Entre. Escuche decir, entonces no era inoportuna.

-Bella, Emily entren ¿Cómo te has sentido? Me pregunto y nos indicó que nos sentáramos, sus ojos estaban llorosos, el reencuentro con la tía abuela debió ser muy emotivo.

-Me he sentido excelente. Le dije sonriendo. Incluso hace poco sentí que mi bebe se movía.

- ¿Quieren que les traiga algo de beber? Nos dijo de pronto Emily levantándose de mi lado.

-No es necesario. Le respondió Elizabeth y yo la apoye.

-Bueno entonces iré a cuidar a Sophia se lo prometí a Jacob me la encargo mucho, te dejo en buenas manos.

-Está bien. Le dije y ella salió sin antes darme un beso en la mejilla.

- ¿Qué traes en la bolsa?

-Quería mostrarte la ropita que la tía abuela le compro a mi bebe. Le dije emocionada por compartir con ella esta etapa y le mostré un conjunto de color blanco.

-Están preciosas, ella siempre fue muy generosa.

-Creo que lo adecuado es ir a agradecerle ¿me acompañas?

-En este momento ella está descansando, estaba tan contenta de verla, yo fui imprudente le conté todo mi sufrimiento en ese lugar quería desahogarme y no medí mis palabras. Sus palabras reflejaban angustia y sus ojos se llenaron de lágrimas hice que se sentara cerca de la ventana y le di un poco de agua, era difícil ver a una mujer tan fuerte como ella derrumbarse de esa manera.

-Cuéntame todo y desahoga tu dolor. Le sugerí, Elizabeth miró a Sophia por la ventana, respiro profundo y comenzó su relato.