Capítulo 1

Cuatro años antes.

Isabella.

Escuché un par de golpecitos en la ventana, por lo que salté de la cama y corrí en dirección al balcón. Al asomarme, vi a Jake lanzar una piedrecilla que pasó por mi lado, golpeando el cristal de las puertas dobles. Sonrió al verme y soltó el resto de las piedrecillas en una de las jardineras.

—Casi no llegas —siseé, un poco entre enfadada y desesperada.

—Menos bla, bla y más acción, princesa, deja de discutir y baja ya —me dio una de sus sonrisas ladeadas y divertidas.

—El maldito de Eleazar me encerró con llave —susurré—, como si una jodida puerta fuera a detenerme —resoplé.

—¡Entonces, busca una opción para salir, aquí te espero!

Rodé los ojos; Jake parecía estar impaciente, como siempre. Y es que desde que lo conocí, dos meses atrás, me demostró que la vida con él siempre es a mil por minuto.

—Dame un segundo —chisté antes de cerrar, volví a la oscura habitación y busqué mis botas en el armario, me las coloqué rápidamente.

—Bebé—escuché a Jake llamándome, pero lo ignoré. Tomé mi brillo de labios, lo deslicé en el bolsillo de mi falda y salí de nuevo a la ventana, sentándome sobre la baranda del balcón.

—¿Qué mierdas piensas hacer Bells? ¡Vas a partirte una puta pierna! No quiero pasar toda la maldita noche en urgencias, cariño.

—Cállate, pájaro de mal agüero… ¡si sigues cacareando, vas a despertar a Eleazar y vamos a estar jodidos! Tienes que estar alerta y recibirme, he practicado para esto, córrete hacia el centro.

—Oh, bebé, esperaba que dijeras que me corriera, pero al final de la noche…

—Pervertido, intenta atraparme, joder.

—Okey, lánzate, pero no te aseguro que pueda atraparte. —No esperé a que terminara su diatriba y me lancé, ambos caímos al magnifico y bien cuidado césped del jardín de los Denali.

Jake empezó a reír, lo golpeé en el estómago para que se callara y me levanté, sacudiendo las briznas de mi falda.

—Levántate, quiero salir de aquí. —Tendí mi mano hacia él y la tomó, me impulsé hasta quedar de pie.

—Pensé que abrirías la puerta con una pinza para el cabello ¡Estás jodidamente loca!

—No sé de qué hablas.

—Una pinza de cabello. ¿Qué las chicas no saben esos trucos? —murmuró, me envolvió en un abrazo, atrayéndome hacia su cuerpo.

Crucé mis manos en su cuello y sus labios atraparon los míos en un sutil mordisco, con un suspiro me entregué a los dulces y suaves labios de Jake; durante los últimos dos meses, Jake logró que las sombras que me rodeaban se dispersaran, estar con él era como un escudo en medio de las tinieblas, no estaba enamorada, pero sin duda, su presencia significaba agua fresca en medio del desierto en el que se convirtió mi existencia.

Él me hacía olvidar mi anterior vida, cuando tenía un hermano y unos padres, una familia feliz.

Lo conocí en una fiesta a la que Larissa, la vecina de Eleazar, me invitó. La química fue inmediata , yo quería olvidar y Jake con su sonrisa lograron ese cometido, bailamos un par de canciones y para el final de la noche, nos fuimos a su departamento; si bien ya no era virgen, no era de esas chicas que se enrollaba con un tipo que conociera una noche.

Era consciente de que mi madre se moriría de nuevo si pudiese ver en lo que me convertí después del accidente, pero la Isabella que ella crío murió con ellos y solo quedaba el cascaron, la sombra de lo que fui.

—No soy una chica normal, bebé. —Terminé el beso y sentí su polla endurecerse . Pensé que lo sabías. —Sonrió y luego coló sus manos por mi falda, agarrando con fuerza mi trasero mientras me acercaba más a su cuerpo.

—¡¿Quién está ahí?! —El grito de Eleazar me hizo detener los avances de Jake, las luces de la mansión se encendieron y la puerta de atrás se abrió.

—Hora de irnos, baby. —Me dio otro beso y estábamos a punto de enrollarnos de nuevo, pero escuchamos pasos cerca, dándole un ligero empujón, corrí hacia la reja que separaba la propiedad y que Jake rompió un par de semanas atrás, seguramente, para mañana ya estaría reparada.

A medida que me alejaba, podía escuchar los gritos del medio hermano de mi padre, mi carcelero, vociferando una vez más que era todo. Estaba absolutamente segura de que era la decimosexta vez que lo escuchaba decirme que me enviaría a Rusia.

El viento helado hizo que me colocara bien la chaqueta una vez salimos de los límites de la propiedad.

—¿Dónde está Jane? —pregunté al no ver la motocicleta de Jake en el lugar acostumbrado.

—La dejé colina abajo para que tu viejo no la viese. —Lo golpeé en la nuca haciéndolo sisear—. ¡Qué mierda te pasa, Isabella!

—¡No es mi viejo, no vuelvas a decirlo! —Caminé furiosa en dirección hacia la motocicleta de Jake.

Eleazar solo era el hermano rico de mi padre, ni siquiera lo conocía antes de despertar en el hospital hacía seis meses, cuando supe que mi familia ya no estaba. Ahora él y su esposa eran mis tutores legales y seguirían siéndolo hasta que cumpliese veintiún años, afortunadamente, faltaba poco menos de cinco meses para que por fin tuviese acceso al fideicomiso que mi abuelo paterno me dejó cuando se enteró de mi existencia.

Ansiaba que estos meses pasaran rápido, para así desaparecer de su vida como él lo había hecho de la de mi padre.

—Oye. —Jake tomó mi brazo y lo jalé abruptamente—. Princesa . —Volvió acercarse a mí, me detuve en la mitad de la calle, cruzando los brazos a la altura de mi pecho—. Está bien, lo siento, tu maldito carcelero, no quiero pelear contigo esta noche, Bella, me prometiste que hoy intentaríamos algo nuevo… —Jake siempre quería probar algo nuevo, una posición nueva, un lugar nuevo, no tenía nada que perder, y él me ofrecía lo que necesitaba para olvidarlo todo—. Dame un adelanto de lo que haremos cuando hayamos fumado algo… —Tomó mi mano, llevándola hacia su prominente erección—. Llevo todo el día duro de solo imaginar lo que está pasando por tu cabeza…

Alcé una de mis cejas, observándolo fijamente, Jake era sexi, a pesar de su cuerpo delgado y su aspecto desgarbado, su manera de vestir, lo hacía deseable. Él estaba en la universidad, pero no sabía a qué horas iba porque siempre estaba a la distancia de una llamada telefónica.

—¿Qué dices si pasamos de la fiesta del pendejo de Crowel y te llevo a un lugar nuevo que encontré, está solo y se puede ver la ciudad desde ahí? —Negué con la cabeza, quería bailar, quería distraerme un poco antes de que diéramos paso al sexo.

—Quiero ir a la fiesta. —Me solté de su abrazo tentacular y seguí caminando hasta llegar donde Jane.

—Oh, vamos, princesa. —Jake se quejó—. No puedes dejarme tan malditamente tieso —farfulló, llevando sus manos a la entrepierna, lo ignoré—. Isabella…

Me giré, mirándolo duramente.

—Vuelves a llamarme Isabella; y juro que la próxima vez que me pidas que te la chupe te arrancaré las bolas de un mordisco, Jake. —Alzó sus manos, sonriendo y se acercó muy lentamente hasta apresar mi cintura.

—Está bien, chiquita, pero tendré un combo completo cuando estemos hasta las nubes de yerba, ¿cierto?

Volví a cruzar mis brazos alrededor de su cuello y acerqué mis labios a su oído.

—Solo si es de la buena —susurré, succionando el lóbulo de su oreja, Jake volvió a pegar nuestras caderas y siseé cuando su miembro hizo contacto con mi cuerpo.

—Vas a matarme, Bella Swan… Eres peor que una maldita droga, bebé. —Sonreí, le di un último beso y me giré para llegar donde estaba aparcada la vieja Harley o Jane como Jake la llamaba.

Esta noche quería perderme en todos los excesos, para olvidar que hacía seis meses perdí lo único importante que tenía en la vida:

Mi familia.

Edward.

—¿Sigues aquí? —La voz de Carlisle me hizo levantar la mirada del archivo sobre la operación de esta noche, esa era una pregunta estúpida, él me estaba viendo, ¿no? —. Joder, Edward, ya Hale me pasó el informe de lo ocurrido, no puedes descontrolarte sin más.

—No me descontrolé sin más, Carlisle, el hijo de puta de Stanley tenía a dos niñas haciéndole una jodida mamada, ¡dos niñas!

—Tendrá sobre sus hombros todo el peso de la ley.

Sonreí mientras veía a mi suegro caminar hacia la máquina de café.

Como si la ley existiera para las personas con dinero. Stanley, como cuñado del gobernador de Olympia, tiene contactos, influencias, estoy seguro de que el hijo de puta saldrá de prisión antes de que yo llegue a casa.

—No todo en la vida es trabajo, deberías pedir tus vacaciones e irte con Eva, quizá un viaje a una isla paradisíaca donde puedan hacer bebés.

rodé los ojos, quería ser padre, pero Victoria a pesar del tiempo transcurrido, aún no se reponía de la muerte de Ben, no quería forzar a mi esposa.

—Ve a casa, duerme un poco; y, por favor, haz que mi hija te revise esos golpes.

—Me vieron en el hospital, no tengo nada roto, solo golpes que se borrarán en unos días. Necesito estar aquí para cuando McCarty termine su misión de esta noche, con un poco de suerte, podremos capturar a quien está vendiendo las drogas en la universidad de Seattle y este nos llevará a Daddy. —Miré a mi suegro—. Es imposible creer que aún no tengamos clara la identidad de ese hombre.

Había estado trabajando en la identidad y captura de uno de los más peligrosos fabricantes de estupefacientes que comercializaba con una nueva droga llamada Cristal Azul, una sustancia cuyos ingredientes eran fáciles de conseguir de manera legal, lo que la hacía menos costosa que la cocaína o la heroína; este nuevo estupefaciente proporcionaba felicidad y placer, lo que la hacía atractiva y popular entre los jóvenes.

Deseaba saber quién era el maldito con complejo de Dios. Era muy difícil atrapar a alguien que siempre estaba un paso por delante de nosotros; adicional a eso, no tenía rostro, lo único que sabíamos era que se hacía llamar «Papi»

—Hay muchos criminales que se esconden tras un apodo, o tienen personas que mueven sus negocios ilícitos mientras ellos se mantienen en la sombra, los grandes capos de la droga lo hicieron en la década de los noventa, ahora son los llamados fantasmas, pero no me preocupo por ello, cometerá un error y ese será nuestro momento, ahora, sobre ir a casa —iba a repetirle que necesitaba estar aquí para cuando McCarty llegará—. Newton o Chaney puede hacerse cargo de esa operación. ¿Cuántas horas llevas aquí? ¿Veinticuatro? —Sirvió su café y se giró para observarme—. ¿Dónde está Victoria?.

—En el hospital, supongo… —Pasé a la tercera hoja.

—¿Supones? —Se sentó frente a mí—. Crees que esa es una buena respuesta, hijo, se supone que debes saber dónde está tu esposa. —Iba a hablar y él me detuvo—. Su matrimonio me preocupa Edward, Vicky, ella te necesita y tú pasas más tiempo en la oficina que en casa. —Victoria pasaba más en el hospital que en casa, esa era una de las razones por la que estaba tanto tiempo en la estación. Sin embargo, lo dejé correr, para Carlisle, Victoria era su niña perfecta—. Es en serio lo de las vacaciones, hijo, tienes días acumulados que pueden gestionarse, deberían aprovechar y tomarse un respiro. Me gustaría tener un nieto.

—Dile eso a tu trabajólica hija… Casi no la veo en casa, por lo general, yo llego y ella se va o, peor, no está.

Carlisle sonrió.

—Ya sabes cómo es, ama el hospital, pero si tú estuvieses más tiempo en casa, seguramente ella vería la necesidad de recortar sus horarios en el hospital, no hagas lo que yo hice. —Se levantó y colocó la silla en su lugar, antes de caminar hacia la salida, solo para volver sobre sus pasos unos segundos después—. Ve a casa, Detective Masen, es una orden.

Miré mi reloj de pulsera y vi que faltaban veinte minutos para las diez de la noche. No iba a lograr nada si me quedaba aquí, o sí, lograría una amonestación por desacato.

Dentro de las paredes de este lugar, Carlisle era mi jefe no mi suegro.

Tomé mi chaqueta del respaldo de la silla y salí de la oficina para encontrarme con Jasper Hale en el pasillo, coloqué los documentos en su pecho, con un poco más de fuerza de la que debía.

—A casa, detective —dijo con una sonrisa nerviosa.

Respiré profundamente antes de contestar.

—No trates de congraciarte conmigo, Hale, no sabía que eras un soplón… Quejica. —Él me miró sin entender—. Fuiste como una nena chismosa a ponerle quejas al teniente Cullen. —Por un momento mi sub oficial se quedó callado.

—S-s-solo cumplía con mi deber, señor —tartamudeó—. Entregué el informe pertinente sobre el reconocimiento de esta tarde y me encontré con el teniente cuando iba a por mi taza de café.

—Tengo que irme por orden directa del teniente Cullen… Pero, si McCarty llama, manda un mensaje, una señal de humo o lo que sea, me lo comunicas inmediatamente, Hale —dije con los dientes apretados.

—¡Sí, señor!

Salí de la estación de policía, llevaba aproximadamente un año en este caso, desde la muerte de Scott White, el primer individuo encontrado sin vida por sobre dosis de Cristal Azul, inmediatamente el departamento empezó colaboraciones con la DEA y el departamento de policía de Las Vegas, lugar donde se había conocido el primer caso por sobredosis de esta sustancia, desde ahí los casos habían estado en aumento, Hacía menos de una semana esta droga cobró la vida de Parker Rhett, una estudiante de arquitectura de la universidad de Seattle. Mi equipo y yo estábamos haciendo registros, habíamos desmantelado casi cincuenta laboratorios, podía sentir que cada vez estábamos más cerca, esa era la razón por la cual envié a uno de mis mejores hombres a infiltrarse en la universidad.

Subí a mi auto y me miré en el espejo retrovisor, el hijo de puta de Stanley King atinó unos buenos golpes, cuando lo atrapé mientras intentaba escapar. Tenía el pómulo hinchado y, tanto mi ceja izquierda como mi labio, estaban rotos. Palpé mi chaqueta de cuero, saqué un cigarrillo, me dolía un poco el golpe en la ceja y nada adormecía más los dolores físicos que la nicotina. Victoria odiaba que fumara en casa, por ello encendí y recosté mi cabeza en el asiento mientras aspiraba el cigarro, dejando que el humo inundara por completo mis pulmones. Inhalé y exhalé hasta que el pequeño cilindro no fue más que una colilla. Encendí el coche y conduje a Capitol Hill, el lugar donde vivía.

Conocí a mi esposa cuando era un niño, ella era hermosa, un ángel que siempre tenía una golosina y una sonrisa para mí cuando nos encontrábamos en el patio de la escuela, no importaba si era cuatro años mayor que yo, mi corazón latía como loco cuando la veía sonreír, ella tenía un novio al que yo odiaba, pero ella parecía feliz.

Dejé de verla por un par de años y cuando nos encontramos, ella parecía aún más hermosa y yo ya no tenía trece años.

Ya no tenía trece años y ella me necesitaba, nos casamos en una ceremonia sencilla, solo con mi madrina y sus padres como testigos.

Seis meses después nació nuestro hijo Benji.

Apagué el motor con premura sin dejar de pensar en las palabras de Carlisle, tal vez necesitábamos reducir nuestros horarios laborales e intentar luchar más por nuestro matrimonio. El auto de mi esposa estaba aparcado en su sitio; cosa que hizo los golpes más llevaderos, desde hacía ocho meses, la mayoría de los turnos de Victoria eran nocturnos. Si hubiese sabido que mi esposa estaba en casa, hubiese traído flores o algo así, porque me alegraba la idea de que pudiésemos pasar una noche completa juntos, los últimos ocho meses habían sido duros para ambos, nos habíamos alejado bastante, entre sus turnos nocturnos y mi trabajo casi no nos veíamos.

Pero quería recuperar nuestra antigua vida, llevaba tiempo pensando en que quizá podríamos empezar terapia y tener esos días de vacaciones. Brandon y Hale tuvieron su luna de miel en Tulum México y llegaron hablando maravillas del lugar.

Podríamos intentarlo.

La casa parecía vacía y casi creí que lo estaba, justo cuando mi esposa salió de la cocina.

—Llegaste —farfulló, secándose las manos con un paño—, déjame ver qué tan golpeado estás. —Señaló el sofá y se sentó junto a mí una vez estuve donde ella me lo pidió.

—¿Cómo te enteraste?

—Papá me llamó para decirme lo de la pelea, no puedes agarrarte a golpes con todos los criminales, Edward. —Dejó el paño de lado y tomó mi rostro, tocándolo con suavidad, examinándome, una vez pareció complacida, revisó mis nudillos—. ¿Te duele? —negué con la cabeza—. Bien, parece que no hay nada fracturado. —Se levantó del sofá y desapareció, solo para regresar con el botiquín. — Hay gasas, antiséptico y esparadrapo, necesitas curar esas heridas antes de dormir y mañana antes de ir a la estación.

—¿Te vas? —inquirí confundido.

—Hay una emergencia en el hospital.

Apenas noté que llevaba su uniforme de trabajo.

—Es tarde, Victoria. Pensé que habías llegado temprano del trabajo, casi nunca estás en casa.

—Lo siento cariño, estuve en el hospital hasta las seis, pero al parecer, hubo un accidente en cadena cerca a Seattle, han mandado algunos heridos al hospital, el doctor Green quiere que esté ahí por si soy requerida.

—Vicky…

—No quiero discutir, Edward. Es mi trabajo, y sabes cuánto lo amo.

—¡¿Y yo?! —grite—. ¡¿Y nosotros?! Joder Victoria, hace meses que no te veo, si yo llego, tú tienes que irte y, si me voy, tú llegas… No podemos seguir así. —Ella bajó la mirada avergonzada.

—¡No me presiones, Edward! —su voz se quebró—, sabes lo difícil que es para mí estar aquí, esta casa está plagada de recuerdos.

—Vendamos la casa entonces…

—¡No venderemos la casa, fue el regalo de mi madre!

Respiré profundamente—. Cariño, casi no te veo, ¿hace cuánto no compartimos una comida? ¿Hace cuánto no somos una pareja…? Ni siquiera sé si aún somos un tú y yo.

—Pero que tontería estás diciendo, somos esposos Edward, estoy aquí.

—Entonces Victoria, dame una solución, dices que somos esposos, pero ¿cuándo fue la última vez que tuvimos sexo?

—¡Esto es por el sexo!

—Sabes que no lo es. —Me acerqué a ella, atrapando su cintura, enterré mi nariz en su cabello, llamando a la calma que siempre buscaba en ella—. Nuestro matrimonio nunca se ha basado en sexo. Pero te extraño, extraño a mi esposa, Victoria. No podemos seguir así…

Ella se removió, alejándose de mí, su mano tocó mi rostro con ternura, una que hacía meses no veía en ella.

—No hablemos de esto ahora, no tengo tiempo para discutir, corazón. Tengo que irme. —Besó mis labios y caminó hacia la mesa junto a la entrada, donde estaba su maletín de mano.

Tomé su mano impidiendo que se fuera.

—No lo hagas, quédate conmigo, hablemos. Yo tampoco quiero discutir amor, solo quiero que volvamos a ser nosotros antes de la muerte de Benji, dile al doctor Green que se joda. —Ella negó con la cabeza—. Bueno, dile que no puedes ir, que tu ardiente esposo quiere que veas películas con él.

Sus manos volvieron a tomar mi rostro.

—No puedo hacerle eso a Stuart, él cuenta conmigo, cuando sea titular, prometo no tomar más turnos nocturnos. Ahora tengo que irme, necesito llegar pronto.

—Yo te necesito más, ¡este matrimonio te necesita más! Así como tú una vez me necesitaste —exploté y ella se soltó de mi agarre con fuerza.

—Tú te ofreciste Edward, no te obligué, así que no quieras echarme en cara tu decisión —murmuró, sus ojos azules se encontraron con los míos, estaban vidriosos.

—No entiendo qué estamos haciendo, Victoria, no entiendo por qué seguimos aquí.

—Porque somos buenos estando juntos, porque nos necesitamos… No entiendo el porqué de tus reclamos, así es como funcionamos Edward. —Se quedó en silencio durante unos minutos—. ¿Te está empezando a interesar alguien más? cuestionó y la observé con incredulidad—. ¿Es eso? ¿Te gusta alguien? Es de la estación, por eso los largos turnos ….

—¡De qué hablas! —la interrumpí—. Mis turnos son porque siempre estoy aquí, solo —vociferé —Soy tu esposo, te respeto y te amo, pero este matrimonio se esta yendo al demonio y no podemos seguir así, cada vez nos alejamos más Victoria, cada vez...

Me silenció con un beso

—Lo sé. —Me besó de nuevo, un roce entre sus labios y los míos—. Solo hablemos de esto mañana y no metamos lo que pasó hace años en nuestros problemas actuales, estoy agradecida contigo por ello y siempre lo estaré, Edward, pero yo no te lo pedí.

—Lo siento, no debí decir eso… —murmuré—, es solo que no quiero perderte, perdimos a nuestro hijo, pero aún estamos aquí… quiero una oportunidad, merezco una oportunidad, fuimos felices mientras Ben estuvo aquí, podemos ser felices de nuevo, solo tenemos que hacerlo y es muy difícil si nuestros trabajos están por encima de nuestro matrimonio. —Acaricié su mejilla—. He estado pensando, que podríamos ir de viaje unos días, solo tú y yo, a un lugar soleado y con playa, alguna isla del caribe, tengo algunos ahorros, podemos simplemente desconectarnos del trabajo y ocuparnos de los dos, quizá tomar terapia después. —Uní nuestras frentes—. eres mi compañera, mi amiga y mi mujer. —Acaricié su nariz con la mía.

—Tienes razón, merecemos una oportunidad —me dio una sonrisa triste—. Hablaré con el doctor Green para pedirle unos días, haré lo posible por bajar mi ritmo de trabajo el próximo mes y hablaré con la doctora Kepner para que alterne mis turnos nocturnos. —Observó el reloj en su mano—. Realmente tengo que irme. Cura tus heridas, te prometo pensar lo de las terapias. —Abrió la puerta—. Por favor, deja de fumar, detesto el olor que queda en tu ropa.

—Te amo cariño, conduce con cuidado y envíame un mensaje en cuanto estés en el hospital.

—Yo también, te escribiré. —Sin más salió de la casa.

No pude evitar tomar toda la conversación como una victoria, un pequeño rayo de esperanza me invadió, una oportunidad, era todo lo que necesitábamos y ella estaba dispuesta a dárnosla.

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¿Hay Alguien aquí con vida?

Ary

Primero que todo gracias a esas personas que aún siguen aquí.

Voy a hacer un par de aclaraciones porque seguramente se están haciendo algunas preguntas. La primera

¿Qué hace esta aquí de nuevo?

Este no es un nuevo comienzo, tampoco es un regreso. Cuando empecé a publicar profesionalmente dije que solo volvería cuando estuviese a punto de publicar mi novela número 20.

Esta es mi novela #20. Y que mejor manera de celebrar que compartiéndolo con las personas que me vieron nacer y crecer.

No voy a volver como tal, solo subiré bajo tu piel como una celebración, porque esta es y siempre será mi escuela (Mi alma mater)

Gracias por darme una nueva oportunidad, espero que me dejen dicho si les gusta o no, ese es el pago de todos los que publicamos aquí.

Las actus serán semanal, no sé qué día aún me tengo que acostumbrar a esto de nuevo, pero habrá ocasiones en el que sean dos por semana. Depende de ustedes.

Esta novela tiene más de 50 capítulos y ya estoy terminándola.

Soy completamente final feliz, así que aunque suframos un poco Isabella y Edward tendrán su final rosa.

Para las que leen en Wattpad también, mi novela Enseñame esta siendo publicada en esa plataforma, búsquenla como "Enseñame Aryam Shields"

Tambien tengo dos novelas publicadas en la plataforma Buenovela.

Y 19 historias publicadas en amazon.

De nuevo gracias por recibirme, espero esta historia sea de su agrado.