Nada me pertenece los personajes son propiedad de Stephanie Meyer.

La historia está preservada bajo derechos autor!

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Diez

Isabella.

Habían pasado un par de semanas desde la interrupción del oficial de policía en mi habitación, me habían quitado la escayola del brazo. Ya, cinco semanas desde esa noche y cada vez que cerraba los ojos, me veía reflejada en los azules hielo de Daddy.

La doctora Green seguía revisándome regularmente y, aunque me sentía físicamente mejor, ella insistía en dejarme unos días más en el hospital, quería realizar más estudios y programar algunas terapias a pesar de que la movilidad en mi brazo no se había visto comprometida.

Ella decía que mi caso era sorprendente, sin secuelas aparentes, a pesar de haber estado critica; insistió en que saliera a dar cortos paseos por el jardín.

Carmen me convenció de hacerlo, así que estábamos fuera.

El sol calentaba mi cuerpo, pero mi alma estaba fría, a pesar de las semanas transcurridas, la muerte de Jake dolía, su muerte pesaba en mi espalda, como si hubiese sido yo quien apretó el gatillo. Si tan solo no hubiese insistido en el jodido porro, si solo hubiésemos ido al hotel como él lo sugirió, quizá ahora estuviésemos en algún lugar de la ciudad, fumando en la parte de atrás de su destartalada camioneta, quizá él aún seguiría vivo.

—Estás muy callada, ¿quieres regresar a la habitación? —Carmen detuvo la silla y se acuclilló frente a mí—. Bella.

—¿Podríamos volver, por favor? —le supliqué. Ella estaba siendo completamente condescendiente; me trataba como si en algún momento pudiera estallar.

Quería estallar, quería llorar y sacar el dolor y la culpa, pero no quería que sus brazos me consolaran... Quería a mamá, aunque sabía que era completamente imposible.

Mientras volvíamos a mi habitación, Carmen empezó a hablar de un viaje que sugirió Eleazar, una vez todo se resolviera, quizá podría empezar de cero en Florencia o Londres, ahí podría volver a retomar el ballet, pero no le estaba prestando mucha atención; a mi memoria volvieron los recuerdos del oficial Masen, exigiendo mi verdad, fueron sus ojos lo que más miedo me dio: eran idénticos a los del hombre que mató a Jake y a la rubia.

Victoria Masen Cullen. Hija del teniente de la policía de Seattle.

Pensar en esa noche hacía que el miedo me paralizara, la manera en cómo ese hombre apuntó y accionó el arma contra la mujer con la que minutos atrás se besaba, la mirada sin vida de la rubia. Tenía pesadillas cada vez que cerraba los ojos.

Si tan solo pudiéramos devolver el tiempo, podríamos tomar mejores decisiones, podríamos abrazar y besar a los que amamos... Podríamos...

—¿Qué está pasando ahí? —la voz de Carmen me hizo subir la mirada hacia el pasillo donde estaba mi habitación, había muchas personas en el lugar—. Espera aquí.

—¡No! —salté, prendiéndome de su muñeca—. Por favor, no vayas, por favor. —Algo en mi rostro y en mi súplica la hizo cambiar de parecer, entre la multitud vimos a la doctora Green caminar hacia nosotras, acompañadas de un hombre y una mujer.

—Gracias a Dios, estás aquí. ¿Te sientes bien?

—¿Qué está sucediendo? —preguntó Carmen antes de que pudiera si quiera hacerlo.

—¿Señorita Isabella Swan? —dijo el hombre mirándome fijamente, estaba cerca de sus cuarenta, era alto, cabello castaño y ojos marrones—. ¿Isabella Swan? —intentó corroborar. Asentí—. Venga conmigo —trató de tomar la silla, pero Carmen no lo permitió.

—Ella no va a ningún lugar con nadie, ¿quién es usted? ¿por qué no podemos pasar a la habitación?

—Detective Aro Vulturi de la unidad de homicidios. Tiene que acompañarnos.

—Ya le dije que no, ella no va a ningún lugar y menos hasta que mi esposo no esté presente. —Miré a Carmen con agradecimiento por su actuar, nunca la había visto tan decidida, tampoco es que me hubiese esforzado por conocer a la mujer en los meses que llevaba viviendo en su casa, simplemente me dedicaba a huir.

—¿Qué sucede oficial? —pregunté con miedo, observando a la multitud. La mujer que aún no se presentaba dio un paso adelante, pero el hombre no la dejó hablar.

—Te daremos una nueva habitación Isabella, —habló la doctora Green—. Señora Denali, síganos.

—¿¡Qué pasa con mi antigua habitación!? —El pánico se apoderó de mí y la sangre se me congeló cuando vi cómo dos enfermeros sacaban de mi habitación una camilla con un cuerpo completamente cubierto, la sábana empezaba a mancharse de rojo. No había que ser un genio para saber lo que estaba sucediendo.

—¿¡Que sucede!? —gritó Carmen al ver lo mismo que yo acababa de ver.

—Solo sígannos —ordenó el hombre, caminando frente a nosotros.

Carmen no soltó la silla, pero lo siguió, algo malo estaba sucediendo. Subimos al ascensor hasta el piso cinco y dos hombres estaban frente a la habitación 516, saludaron a la mujer y al detective y luego entramos a la que sería mi habitación, noté que eran dos oficiales, no uno.

Carmen me ayudó a acomodarme en la camilla, en compañía de una enfermera, observé al hombre, la mujer y por supuesto a la doctora Green que parecía una estatua de cal en medio de la habitación. Me pregunté si lo que diría el hombre sería tan terrible como para que la doctora Green estuviese presente.

—Como dije, mi nombre es Aro Vulturi, soy el detective encargado de la investigación de William Jacob Black y Victoria Cullen Masen.

Escuchar el nombre de Jake hizo que mi corazón se estrujara, tomé la mano de Carmen que estaba a mi lado de la cama, ella apretó sus dedos a los míos.

—Tengo unas preguntas para ti. —La mujer que estaba con él dio un paso al frente y sacó una grabadora—. Antes de que digas que no recuerdas nada de lo que ocurrió esa noche, quiero que sepas porque del cambio de habitación. El oficial Paul Ateara, el hombre que custodiaba la puerta de tu habitación, está muerto. —El miedo atenazó mis articulaciones y apreté aún más la mano de Carmen—. Un hombre vestido de enfermero burló la seguridad del hospital e irrumpió en tu habitación, quería liquidarte. —Lagrimas se agolparon en mis ojos—. El oficial Ateara lo notó y lo hirió, desafortunadamente, no pudimos encontrar a este hombre, lo que significa que va a regresar y, si no es él, puede ser alguien más.

La puerta se abrió y Eleazar entró a la habitación.

—¿Qué sucede aquí? Vine tan pronto me informaron —dijo acercándose a Carmen y luego a mí—. ¿Estás bien? —preguntó a su esposa no dije nada, en lo único que podía pensar era que otra persona había muerto por mi culpa—. Eleazar Denalli, abogado y tutor de Isabella. —Extendió la mano hacia el oficial.

—Detective Aro Vulturi, Unidad de homicidios. —Estrechó la mano de Brand—. Ella es la Oficial Alice Brandon. —La mujer también extendió su mano—. Como abogado sabe porqué estamos aquí, Isabella es la única testigo de los homicidios de Jacob Black y Victoria Cullen. Hace unas horas atentaron contra ella, estoy aquí solo para hacer algunas preguntas sobre lo ocurrido la noche del diecisiete de septiembre.

—Isabella no hablará con ustedes hasta que tenga una garantía, usted mismo ha dicho que intentaron asesinarla. Necesita el respaldo de la policía, del Estado.

La oficial Brandon le entregó un documento al detective y este se lo pasó a mi tío

—El fiscal Mike Newton, ha tramitado la orden para que Isabella sea ingresada al programa de protección a testigos; en estos momentos, uno de sus asistentes viene en camino, tenemos que poner a Isabella a buen resguardo, pero antes necesitamos una declaración formal. En el lugar de los asesinatos se encontró un laboratorio de sustancias ilícitas, eso sumado a lo que sucedió el día de hoy, nos da a entender que, probablemente, el responsable del doble homicidio es un hombre del que tenemos poca información, sin embargo, algunos de sus cómplices lo llaman Daddy.

«Ese es Daddy y su mujer»

La voz de Jacob resonaba en mi cabeza.

—Este hombre es uno de los más buscados por construir laboratorios de metanfetaminas y ser el posible creador de una nueva droga llamada: Cristal Azul que tiene a las universidades en alerta —continuó la mujer—. No tenemos una pista de dónde pueda estar o una fotografía, ya que es escurridizo. Lo que ha hecho muy difícil que el departamento de Policía incluso colaborando con la DEA haya logrado capturarlo —hizo una pausa—. Victoria Cullen Masen era la hija del teniente de la policía de Seattle, Carlisle Cullen.

Mi tío tomó el documento releyéndolo con lentitud, sentía cada segundo trascurrir lentamente, el tic-tac del reloj colgado en la pared parecía apretar lentamente mi garganta, la puerta de mi habitación se abrió y un hombre trajeado entró. Identificándose como el asistente del fiscal, se veía joven, pero seguro de sí mismo. Se acercó al detective Vulturi hablando brevemente con él. Eleazar sacó su celular y llamó a alguien con hablaba en voz baja, parecía disgustado. Me sentía ansiosa, insegura y no podía dejar de pensar en Jake, en su padre y sus hermanas.

El joven se acercó a mi cama.

—Buenas tardes, señorita Swan mi nombre es Ben Chaney, soy el asistente al fiscal del distrito —se presentó de nuevo—. ¿Queremos saber cómo estás? Hemos revisado su informe y lamentamos por lo que ha pasado en tan poco tiempo, no debe ser fácil para nadie asimilar lo que le ha ocurrido en las últimas semanas. —Lo único que deseaba era que todos se fueran. Pero no podía pedirles que lo hiciera, tenía que ayudar, se lo debía a Jake—. Queremos que sepa que es valiosa e importante para nosotros, para este caso. ¿Podría relatarme qué pasó la noche del diecisiete de septiembre? —Miré a Eleazar que se despegó del teléfono un segundo para devolverme una mirada airada—. ¿Isabella? —Apreté la mano de Carmen.

—No lo recuerdo. —Me pegué a mi historia.

Quería ayudar, pero tenía tanto miedo, tanto que… La mirada de Eleazar se suavizo.

—El documento que tiene tu tío es la entrada a protección de testigos. Isabella, ¿has escuchado sobre los U.S Marshal?

Asentí, había visto algunas películas y conocía la terminología.

—Dices no saber nada, pero Daddy no se tomaría tantas molestias si eso fuese cierto. Si lo que tienes es temor, te repito, el departamento de policía puede protegerte.

El asistente al fiscal empezó a tutearme, quizá como una táctica para ganarse mi confianza.

—Yo…

—Estás a salvo, Isabella, colaborar con nosotros ayudará a que ese hombre pagué por lo que hizo

—Tienes que colaborar, hija. —La voz de Eleazar me sobresaltó, podía ver su máscara puesta, su boca decía una cosa, sus ojos otra—. Ellos van a protegerte.

Inhalando con fuerza, cerré los ojos y repetí todo lo que ocurrió esa noche, desde el momento que salté la barandilla del balcón de la mansión Denalli, hasta que el frío y la oscuridad me cegaron por completo; el fiscal Newton hacía preguntas, me hacía repetir cosas una y otra vez.

—Como te dije en un comienzo, no tenemos registros fotográficos de Daddy, pero sabemos que el hombre se mueve con identificaciones falsas y cambia de apariencia cada tanto, ¿estás segura de que escuchaste a William Jacob Black llamarlo Daddy? —preguntó por tercera vez el fiscal Newton.

Asentí y luego tragué la pesada loza de concreto que parecía haberse instalado en mi garganta.

—Jake dijo que era él quien estaba junto la mujer rubia. —Omití el hecho de que discutían—. Que ese hombre era como un capo, también dijo que había vivido un tiempo en Las Vegas, pero que regresó a la ciudad hace algunos meses.

—¿Sabes que hacía Victoria Cullen con este hombre? —preguntó el detective Vulturi, miré a Eleazar que negó con la cabeza.

—No, cuando llegamos al callejón ellos ya estaban ahí. —Noté que el fiscal había estado tomando notas desde el momento que comencé a hablar—. Jake aseguró conocerlo, comprarle yerba para su uso personal. —Una vez más omití el hecho de que Jacob algunas veces también traficaba.

—¿Si tuvieses a Daddy enfrente, podrías reconocerlo? —me interpeló con cierta precaución. Mi mirada volvió a Eleazar; pero este no dijo nada, solo estaba ahí estoico—. ¿Isabella?

—Sí, el callejón estaba oscuro, pero él y la mujer estaban bajo una farola.

—¿Podrías hacer un retrato hablado de él?

—Sí.

El detective Vulturi intervino

—Tu colaboración va a ayudarnos mucho.

—Es todo lo que sé, es todo lo que vi.

—Está bien, Isabella —habló el fiscal—. Por lo pronto, la agente Brandon estará contigo en todo momento, varios oficiales custodiarán el piso y tendrás permanentemente un oficial en la puerta, nadie puede entrar a no ser que sea tu médico tratante y designaremos a una enfermera para que supla lo que necesitas, también necesitaremos una nueva declaración, una juramentada, que tomaremos una vez estés fuera del hospital en la casa segura, bajo la protección del departamento de policía y los U.S Marshal. El departamento de protección te asignará una nueva identidad, una vez el juicio se haya llevado a cabo; aun así, necesitaremos de tu colaboración en caso de una captura para una rueda de conocimiento. —Asentí y el hombre se giró hacia Eleazar—. Tu familia también puede ser amparada por el programa

Eleazar dio una mirada hacia Carmen. Ella soltó mi mano y se acercó a él.

—Ni mi esposa ni yo necesitamos el amparo del departamento de la policía. Tengo un bufete, clientes que representar, no puedo simplemente desaparecer —argumentó con frialdad.

Mis ojos se llenaron de lágrimas, pero me obligué a no derramar ninguna

—¿Firmarás entonces? —dijo el fiscal sacando una carpeta de su maletín.

Asentí y él me tendió el documento con una sonrisa condescendiente, me coloqué el cabello detrás de las orejas y lo leí con detenimiento.

—Necesito un lapicero. —Si alguien notó lo vulnerable que me sentía, no me lo hizo saber.

La oficial Brandon me tendió un bolígrafo y respiré profundamente, al tiempo que dejaba mi firma sobre la línea punteada.

—No te preocupes, te mantendremos segura.

Una semana después de mi declaración oficial, la doctora Green me permitió ir a casa… como si tuviese una, mi casa fue destruida por mi arrebato e insolencia.

La policía se hizo cargo de mi traslado. Llevándome a una casa segura, o al menos era lo que ellos habían dicho cuando salíamos del hospital.

Durante esa semana Carmen no volvió al hospital, Eleazar iba día de por medio, siempre de mañana o cuando ya caía la noche, la mayor parte del tiempo pasaba acompañada de la oficial Brandon. La mujer se había convertido en mi sombra, solo era relevada en las noches, por otro oficial, pero él nunca cruzó una palabra conmigo, se quedaba vigilante en la puerta de la habitación como si fuese un halcón al pendiente del nido de sus polluelos.

Hice un retrato hablado del hombre que disparó contra Jake y Victoria Cullen; con ello, las autoridades pudieron ponerle un rostro a Daddy, sin embargo, parecían no dar con su identidad.

Por la oficial Brandon sabía que Victoria Cullen no solo era la hija del teniente de la policía, sino que también era la esposa del policía que se presentó en la clínica demandando respuestas.

Las palabras de Jake llamando a la rubia la "mujer" de Daddy seguían presente en mi memoria, sin embargo, no mencioné la relación que Jake me comentó que ella tenía con su homicida, no quería volver a ver a ese policía cerca de mí, había algo en él que me daba tanto miedo, quizá era porque eran parecidos, aunque nadie parecía notarlo en el retrato hablado que hicieron con mis indicaciones, a lo mejor, el esposo de Victoria solo era un hombre con un color de ojos muy peculiar y una mirada muy penetrante.

Luego de salir del hospital, fui llevada a una casa al noroeste de la ciudad junto a la oficial. Por orden del fiscal de Distrito, la agente Brandon fue asignada como mi guarda personal, y otros dos hombres que pertenecían al equipo de Marshal, que se turnaban para estar en la casa. No los conocía muy bien; ya que ninguno de los dos interactuaba conmigo, solo la agente Brandon lo hacía. Ella era amable. Eleazar me entregó un celular desechable para mantenernos en contacto y me dejó a cargo de la policía.

Eso era todo, seis semanas después de la segunda peor noche de mi vida, estaba por mi cuenta, en una pequeña casa de dos plantas al oeste de la ciudad. Custodiada por la agente Brandon y dos oficiales más, al menos, hasta que atraparan al culpable de la muerte de Jake y Victoria.

En el capitulo anterior se me pasaron algunos nombres propios, como saben esta es mi novela numero 20 aun la estoy escribiendo y esta con los nombres de mis personajes originales, luego la paso a los nombres de crepúsculo por eso se me pasaron uno que otros nombres.

Aprovecharé para contestar un par de preguntas que me han hecho.

¿vas a terminar esta novela?

Si la voy a terminar, pero no se va a quedar en la plataforma, solo dejaré el primer capítulo.

Cuantos capítulos tiene.

no lo sé, como dije arriba aún estoy escribiendo y voy por el 55 aun me faltan como 10 cap más, pueden ser más, pueden ser menos.

Cuantos Capítulos faltan para que se encuentren Isabella y Edward

Creo que cinco capítulos.

Besitos y nos vemos el jueves