Nada me pertenece los personajes son propiedad de Stephanie Meyer.

La historia está preservada bajo derechos autor!

.

Capítulo 15

Edward.

La habitación quedó en silencio por un par de minutos, ninguno de los dos se movió, solo nos quedamos ahí, procesándolo todo.

—¿Qué es este lugar?

Se alejó de la puerta y cruzó los brazos a la altura de su pecho.

Fue mi turno de arquear una ceja, estaba seguro de que ella había visto a Calíope y su escasa vestimenta y al tipo con el que salió de la habitación.

—Sigo esperando tu respuesta.

—¿Tú qué crees?

—No soy de creer nada, soy de respuestas a lo que pregunto.

—Es un bar, un club.

—Habla con todas las letras, poli. Es un asqueroso burdel…

—Nunca habían hablado tan mal de mi club. —Esme entró a la habitación ataviada en su bata de satín dorada, maquillaje y peinado perfecto, como siempre, traía el botiquín de primeros auxilios—, pero para tu información, El Olimpo es un club de intachable limpieza. Ahora: ¿Quién eres tú?

—¿Quién es usted? —Miró a Esme con una pose chulesca y la ceja arqueada. La chica tenía pelotas.

—Vaya. —Esme pasó de ella y caminó hacia mí—. Un día de estos, niño, pescarás una neumonía de verdad. —Caminó hacia mi clóset y sacó una muda de ropa, arrojándola en mi dirección—. ¿Estás herido? Bree dijo que podías estarlo.

—No, ella tiene algunos rasguños, pero está bien.

—¿Por qué hay tanta sangre?

—Larga historia —respondí.

—Bien, si no estás herido ve a mi habitación, quítate esa ropa mojada, date un baño con agua caliente y regresa aquí, al parecer, tienes mucho que explicar. —Se giró hacia Isabella—. Tú, ven aquí, hay que limpiar ese rasguño en tu rostro y esa herida en la frente, luego tomarás un baño. —Se sentó en el futón de terciopelo azul que estaba en un rincón de la habitación—. Bueno, empiecen a moverse. —Chasqueó los dedos y me levanté de la cama, acercándome a Isabella.

—Es mejor que la obedezcas —susurré en su oído antes de salir de la que era mi habitación. Bella venía en mi dirección con una muda de ropa doblada.

—¿Necesitas compañía, guapo?

—Ya lo hablamos, Bree..

Ella negó con la cabeza y sonrió, caminé hacia la habitación de Esmeralda, pero Bree me detuvo, tomándome por el brazo.

—Ella ya no está aquí.

—Bree…

—Hice lo que dijiste, le pedí a Esme que me reubicara, desde hoy no atenderé a más clientes, estaré en la cocina con Hestia.

Me giré hacia Bree y acaricié su mejilla.

—Me alegra que lo hayas hecho. —Sonreí.

—Lo hice por…

Mi dedo se posó sobre sus labios.

—No, esto es por ti Bree mereces dejar de ser un objeto de placer, mereces muchas cosas y Bree, no puedo dártelas.

—Yo…

—Esme me está esperando, necesito hacer esto rápido, pero no miento cuando de te digo que me hace muy feliz que hayas tomado la decisión.

Ella asintió y yo introduje la llave en la habitación de Esme; el aroma a perfume Acqua di Gio de Giorgio Armani flotaba en el lugar, solo conocía a una persona que usaba ese tipo de loción, pero esto era Estados Unidos y este era El Olimpo, quien quiera que fuese el amante secreto de Esmerald, seguramente era importante y no tenía nada que ver con la única persona que conocía y usaba esa fragancia. Sin darle más importancia, entré al baño. Esme tenía derecho a pasarla bien de vez en cuando, me desnudé, no sin antes marcar al teléfono de Hale, timbró en dos ocasiones antes de irse a buzón de mensajes. Le marqué una vez más, obteniendo el mismo resultado, dejé el teléfono sobre el lavabo; subí la temperatura del agua al máximo y dejé que la ducha de hidromasajes de la madame de la casa relajara mis músculos tensionados.

A pesar de que quería quedarme bajo la alcachofa de la ducha por horas, no lo hice; conocía bien a Esmeralda y su paciencia tenía un tiempo, después de veinte minutos, yo estaba alcanzando los límites, además que no quería que pasara mucho tiempo a solas con Isabella Swan.

Me vestí rápidamente y salí de la habitación, mientras caminaba hacia mi antigua recamara, marqué el teléfono de Jasper, necesitaba noticias sobre Alice. Inmediatamente se fue a buzón.

Ella tenía que estar bien.

Confiaba en que la ayuda no hubiese llegado muy tarde, abrí la puerta de mi habitación, encontrando a Esme aún sentada en el futón. Se levantó tan pronto me vio entrar, Isabella no estaba por ningún lugar.

—¿Dónde está ella?

—¿Quién es la chica? hablamos al mismo tiempo, alcé una de mis cejas—. Ella está duchándose, creo… me pareció escucharla llorar, pero luego escuché el agua correr. ¡No trajiste a esa chica aquí en contra de su voluntad, Edward, ¿verdad?!

—Esa chica es la única pista que tengo sobre el asesinato de Victoria.

—Eso no es lo que pregunté. —Colocó sus manos en sus caderas y me desafió con la mirada, al principio esa posición me hubiese hecho hablar, pero conocía a la mujer frente a mí, conocía su corazón y sabía cuánto me amaba.

En ocasiones me aprovechaba de ello, esta era una ocasión.

—Preguntaste quién es la chica. —Caminé hacia el minibar, a pesar de que por la mañana había dicho que no me daría más alcohol, un six pack de mi cerveza favorita estaba dentro del mini refrigerador. Destapé una y bebí un buen trago.

—No juegues con mi paciencia.

—No, no la traje contra su voluntad —mentí, aunque no es como si le hubiese puesto un arma en su cabeza. Tomé el mando del televisor y encendí la pantalla colgada en la pared, dejándola en el canal de CNN, era hora de las noticias, pero estaban en comerciales, por lo que dejé el volumen bajo para que pudiese escuchar cualquier noticia sobre el atentado hacia Isabella y; sobre todo, el estado de salud de Alice. Mi mirada volvió a Esme, que esperaba que empezara a hablar.

—Iba a reunirme con Webber esta tarde, me daría algunas pistas sobre el caso de Victoria, pero él nunca llegó. La chica es Isabella Swan, testigo ocular del asesinato de Victoria, estaba en la estación, ellos tienen a Daddy, al parecer, ella lo reconoció… cuando vi salir al auto en donde ella iba, lo seguí.

—¿Qué pensabas hacer? No puedes acercarte a esa chica; hay una orden de alejamiento en tu contra. Cuando te dije que salieras y buscaras al asesino de tu mujer, no te dije que quebrantaras la ley que dices defender, no creo que puedas hacer mucho por Eva desde prisión.

—¡No pensaba quebrantarla! No estoy buscando que me encarcelen. No soy idiota, Esme. —Ella rodó los ojos—. Solo quería ver donde la estaban llevando, cometieron un par de errores y me aproveché de ello, solo que no fui el único. —Bebí un trago de mi cerveza y miré la lata unos segundos—. Fueron atacados varios kilómetros después de haber salido de la estación, si no hubiese estado cerca, esa chica habría muerto. —Esme se llevó una mano a la boca.

—¿Por eso la sangre…?

—Es de Alice, la dejamos en el lugar de los hechos. —Me llevé la mano al cuello y froté mi nuca, lo hacía cuando empezaba a frustrarme—. Hale no atiende mis llamadas, necesito saber si ella está bien.

—Deborah es una mujer fuerte, estoy segura de que lo estará. ¿Qué piensas hacer con ella?

—Realmente, yo… —El noticiero comenzó, por lo que subí el volumen justo cuando hablaban del ataque al auto que llevaba a Isabella, decía que había un policía muerto y dos heridos, el periodista en cabina dio paso a su compañero que estaba fuera de la estación de policía, parcialmente destruida, los escombros podían verse por todos lados y humo de fuego recién extinto.

¿Qué rayos había sucedido?

Subí al volumen justo cuando empezaba a reproducirse un video, el sol estaba descendiendo, por lo que debió ser tomado hacía una hora. El comisionado Lewis daba una declaración, Sam Ulley y Mike Newton estaban tras él, junto a un grupo de bomberos que intentaban contener el fuego.

—Buenas tardes, damas y caballeros de la prensa. No voy a responder ninguna pregunta ahora mismo, como saben, hoy hemos sido víctimas de dos lamentables sucesos, fuimos atacados por un grupo relacionado con el crimen organizado, lo que ha hecho que seis de nuestros oficiales perdieran la vida, mientras otros cinco se debaten entre la vida y la muerte. Planeo hacer todo lo que esté en mi poder para asegurarme de que se complete una investigación exhaustiva. Cuando tengamos información sólida para compartir, lo haremos.

—Se dice que la que iba en el auto era la testigo de la muerte de la hija del teniente Cullen. ¿Es cierto comisionado? —gritó una mujer, mi cuerpo entero se puso tenso.

—¿Cuántos de los reclusos que estaban en la estación escaparon? — preguntó otro.

—Se dice que hay infiltrados dentro de la estación, ¿es cierto? — gritó uno más.

—No puedo contestar sus preguntas, hablaremos nuevamente cuando tengamos más información.

El video se cortó y la toma volvió al reportero que, con celular en mano, empezó a nombrar los oficiales que habían perdido la vida, no supe que estaba reteniendo el aire hasta que terminó con la lista sin mencionar a Alice Brandon. Lamentablemente, conocía a varios de los compañeros occisos.

El corresponsal dio paso al estudio y el noticiario siguió su curso.

—Lleva más de media hora con la ducha encendida, ¿debería acercarme y ver si todo está bien?

Esme negó con la cabeza.

—Es testigo de un doble homicidio, fue atacada en la tarde por unos terroristas. Supongo que es mucho para asimilar ¿Dónde están sus padres, Edward?

—Muertos.

—¿Cómo?

—Perdió a sus padres en un accidente de coche hace unos meses, lo leí en el informe que Jasper me entregó hace un par de semanas.

—Dios mío, pobre niña. —Esta era mi Esme, no la mujer autoritaria que había entrado a la habitación, Esmeralda parecía una mujer fría y calculadora por fuera, pero era maternal, dulce y amaba este lugar. Se esforzó para hacerlo un club respetado y no el vulgar burdel que era antes de que ella lo comprara—. ¿Qué piensas hacer con ella?

—Necesito que me cuente todo lo que sabe.

—¿Y luego? —No dije nada no tenía un plan B—. ¡Edward Anthony Masen! ¡¿No pensarás usar a esa niña?!, alguien la está buscando para asesinarla, tu deber es protegerla.

—Hace unos segundos me dijiste que estar cerca de ella podría llevarme a la cárcel, hablaste de como quebranto la ley —hice comillas—, que digo defender y ahora me dices que debo protegerla.

—¡Es tu deber!

Iba a contestar, pero el sonido de una noticia en desarrollo hizo que mi atención se fijara en el televisor en donde el presentador del noticiero daba paso al corresponsal frente a la estación.

Morrison era el que estaba en el atril, tras él, tres oficiales de policía tenían tres cuadros cubiertos con una lona negra.

Tomé el mando, subiendo el volumen del aparato.

—Damas y caballeros, gracias por seguir aquí, como dijo el comisionado Lewis en el último informe de prensa, el departamento de policía de Seattle está llevando a cabo una investigación interna por los hechos ocurridos el día de hoy. Este departamento no descansará hasta encontrar y encarcelar a los autores materiales e intelectuales de los atentados contra los oficiales Brandon, Cayo y Riley. el atentado contra la estación de policía, no escatimaremos recursos para dar con el paradero de los hombres que segaron la vida de los agentes implicados y los dos civiles.

»Queremos dejarle en claro a la ciudad, que pueden estar tranquilos, este cuerpo policial está capacitado y entrenado para mantener el orden y garantizar la seguridad. Ahora contestaré las interrogantes que ustedes tengan sobre lo ocurrido.

Una mujer alzó su mano y Jensen le cedió la palabra.

—¿Quién es la mujer que estaban trasladando en el atentado de la escuela Middle, donde el oficial Riley Biers perdió la vida? ¿Es cierto que era la testigo del homicidio de la hija del teniente Cullen?

—Eso es clasificado.

—¿Es cierto que el ataque a la estación está relacionado con la redada de ayer?

—Estamos investigando si los hechos registrados en el día de hoy están relacionados con la redada que hizo el departamento a uno de los laboratorios más grandes de metanfetaminas en la ciudad.

—¿Si no es parte de la redada, se podría decir que este ataque a la estación está relacionado con la muerte de la hija del teniente Carlisle Cullen, debido a que fue paralelo con el ataque a la patrulla de oficiales?

—Eso hace parte de la investigación.

—Reed Thomas, sabemos que debido a los atentados tres personas escaparon ¿podemos saber sobre ello?

—Efectivamente, tres hombres huyeron en medio de la confusión y el fuego cruzado, es por ello por lo que el departamento de policía está ofreciendo una recompensa por cualquier información que nos lleve a la captura de estos tres hombres. —Dio la palabra a otro hombre que estaba casi al final.

—¿Quiénes son estos hombres?

Los hombres detrás de Jensen quitaron las lonas de los cuadros y tres rostros se reflejaron en la cámara.

—Alistair Romanof y Stefan Romanof y el ultimo es un criminal del cual hasta hace unas horas en conjunto con el FBI establecimos su identidad, a pesar de que cuando capturamos tenía en su poder una identificación falsa. —La Lata en mi mano resbaló, al ser revelada la última foto.

Era él.

Sin embargo, fue el grito de Isabella lo que hizo que desviara la mirada de las tres fotografías en la televisión.