Disclaimer: Los personajes de Rurouni Kenshin no me pertenecen, solo la idea de la historia es mía.
Escrito por: Alcione Yil de Cfiro / RinKo InuKai OJOS TRISTES... LABIOS COLOR PURPURACapítulo 5: Conviviendo con un desconocido
-Segunda parte: Un beso –
Fue más lo que la jovencita había tardado en bañarse y arreglarse para salir... que el tiempo en él que su adorado novio estaba tocando el timbre de la mansión Takani.
- Buenos días joven Himura – saludó una anciana abriendo la puerta principal.
- Buenos días nana... – dijo el joven pelirrojo besando la mejilla de la anciana – deja de tratarme como si fuera un señor de 50 años... para ti soy Ken ... el niño de hace años – el joven sonrió.
La anciana sonrió escuchando las palabras del jovencito que cuando niño había cuidado, al igual que su pequeña Meg y la niña Kaoru... sus tres tesoros... vivía solo para ellos, en especial para su niña Takani.
- ¿Vienes a buscar a Kao chan? – preguntó curiosa la mujer, sin perder de vista la mirada violácea del joven...
- Así es nana – sonrió caminando hacia el recibidor – iremos a desayunar... -
- Ken, cariño – se escuchó la voz de una joven escaleras arriba – espérame un segundo – dijo la joven caminando hacia el ala derecha de la planta alta.
- Claro – el joven asintió.
- ¿Te ofrezco algo de tomar? – preguntó la nana.
- No es necesario... así estoy bien...- camino hacia la sala para tomar asiento – gracias nana... sigue con tus deberes -
- Como si pudiera – la anciana bufó – La mansión esta de cabeza, tras la desaparición de mi niña y tú quieres que siga con mis deberes – caminaba hacia la cocina.
- Nana... se lo dije a Kaoru y te lo repito, Meg ya no es una niña... esta lo suficiente mayorcita para saber lo que es correcto y lo que no lo es – el joven se dejó caer en el sofá – ella se sabe cuidar sola... ya se reportará... sólo denle tiempo para asimilar lo que ha hecho – terminó observando a la persona que bajaba las escaleras con calma.
- Esta anciana terca... sigue con lo mismo – se escuchó la voz del hombre que bajaba el último escalón.
- Okina... déjame en paz... limítate a buscar a mi niña – dijo la mujer bastante molesta.
- Si mujer – dijo ignorando su tono lleno de ira.
- Buenos días Okina San – Kenshin se puso de pie para saludar con una reverencia al anciano - ¿Cómo se encuentra usted? -
- Hola muchacho – asintió el hombre – de maravilla... los habitantes de esta casa que pierden el control ante situaciones sin importancia... mi Meg no es una niña – dijo el anciano tomando asiento frente al joven pelirrojo.
- así es... lo mismo que yo digo – asintió Kenshin con calma... conocía desde que tenía uso de razón al abuelo de su mejor amiga de la infancia... sabía que si él estaba tranquilo es por que la situación estaba bajo control.
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Sanosuke caminó con lentitud hacia su departamento. Debía pensar... algo poco característico en él... ¿ Qué haría con la señorita que se encontraba en su hogar?... una pregunta sencilla... pero difícil de responder... empezaba a dolerle la cabeza... todo era muy confuso... hacia un día estaba solo, pensando que haría para su día de descanso y ahora se encontraba preocupado por el futuro de una mujer a la que teóricamente había secuestrado... su odiosa impulsividad... si tan sólo hubiera sido más cuerdo y no hubiera cedido a la suplica... de la débil voz y triste mirada del lindo ángel.
Dentro de casa le esperaba una agradable compañía... ¿ Qué podía perder?... nada... en esa situación sólo podía ganar... sonrió para él mismo... giro la perilla de la puerta y entró... Allí estaba justo frente a su vista... un cuadro tentador... sentada en la silla de plástico... todavía con su camisa cubriendo la parte superior de su cuerpo y hasta poco más debajo de sus muslos... tenía un lápiz en su mano derecha, recargaba su cabeza en su brazo izquierdo... se encontraba inmersa en su tarea... no se dio cuenta de la llegada del castaño... hacía movimientos lentos y cuidadosos sobre una hoja de papel azul pastel.
El joven castaño se acercó a ella sin hacer ruido... lo menos que esperaba era interrumpir a la joven... se veía tan linda... delicada como un frágil vaso de cristal...
- ¿ Qué haces? – preguntó el castaño una vez que se plantó a un lado de ella... inclinando su cuerpo para poder ver que hacia con tanta paciencia.
- ¡ AHHHH ! – grito la pelinegra sobresaltándose y mirando hacia donde estaba el castaño mirándole divertido... reprimía una carcajada... lo último que deseaba era tener en casa una hermosa mujer molesta – Me ... has... as..us.ta..d..o – dijo la joven con la respiración acelerada... había soltado el lápiz con rapidez y este había caigo al piso.
- lo siento – dijo el joven levantando el lápiz, entregándoselo a la joven – creo que esto es tuyo – sonrió.
Megumi asintió sin quitarle la vista de encima, recibió el lápiz, dejándolo sobre la mesa... se disponía a ponerse de pie, pero la mano de su acompañante se lo impidió, al darse cuenta que la joven interrumpía su hipnotizante labor poso su mano sobre el hombro de la joven para indicarle que no era necesario que ella dejará su actividad... al parecer ella dibujaba sobre una hoja...
- Sigue – dijo Sanosuke presionando un poco para que el cuerpo de la joven cayera sobre la silla – ¿ Qué dibujas? – preguntó curioso
- pues... – Megumi miró su dibujo... ¿ qué podía decirle ?...
- Ya veo... – la interrumpió Sanosuke apartando su mano del hombro de la chica – estabas aburrida y empezaste a matar el tiempo – dijo el castaño acercando su mano hacia el dibujo.
- No es eso – dijo Megumi posando su mano sobre la del chico impidiéndole que alcanzase la hoja.
Sanosuke la miró con sorpresa al sentir el tibio contacto de la piel de Megumi sobre su mano.
- Dibujaba un vestido de novia... – dijo Megumi bajando su mirada – diseño vestidos de novia... es un pasatiempo – Megumi deslizó su mano hasta que la de Sanosuke quedó libre de la calidez.
- Entiendo – fue lo único que el castaño atinó a decir.
- Estudio para ser diseñadora de modas en la universidad de Tokio, mi abuelo me ayudo a montar un pequeño lugar donde puedo trabajar y diseñar vestidos... hasta ahora lo he hecho bajo el anonimato... mi padre me mata si se entera... tal vez hayas escuchado hablar sobre mi... bajo el seudónimo de " Kitsune Sue " ... – dijo Megumi clavando su vista a la hoja donde había un vestido a medio dibujar.
- No era necesaria... esa explicación – dijo Sanosuke serio sin mirarle.
- Yo quise compartirlo contigo... – guardó silencio esperando a que Sanosuke le respondiera algo, no hubo respuesta – lamento haberte hecho perder el tiempo con mi estúpido secreto – dijo en voz baja la joven, tomó la hoja entre sus manos para arrugarla, algo le detuvo... sintió la mano fría del castaño sobre las suyas... alzó su mirada topándose con la profunda mirada de su protector.
- No lo hagas... sólo pensaba en que eres una excelente diseñadora... muchas mujeres morirían por lucir el día de su boda un vestido diseñado por ti... incluso mi amiga Sayo... no deja de decir que nada la haría más feliz... que tener un vestido de la diseñadora " Kitsune Sue" – dijo Sanosuke quitándole el papel, observó lo que llevaba dibujado... – vas muy bien – lo dejó sobre la mesa.
-¿ lo crees? – preguntó curiosa
- Hai – el castaño asintió y luego le brindó una corta sonrisa – se verá hermoso en la joven que lo vestirá –
- Es para mi prima... se casa en unos meses y me ha pedido que le diseñe su vestido de novia... – dijo Megumi con una sonrisa.
- Pensé que era un secreto el hecho de que diseñabas vestidos de novia – dijo Sanosuke.
- Lo es – dijo Megumi poniéndose de pie – el primero en saberlo fue mi abuelo, de hecho fue él quien me animó para diseñarlos y venderlos... después se enteró mi Nana, ella es mi confidente y me guarda todos mis secretos, mmm... pero necesitaba alguien que los vendiera... entonces mi abuelo pensó en un amigo de la infancia que es administrador y conoce empresas que se interesan en mis diseños... así que en un descuido mío se entero mi prima... quien es novia de Kenshin mi amigo de la infancia... ella me pidió que diseñará su vestido ... pero con los preparativos de mi boda, no había tenido tiempo de sentarme a pensar en un modelo que le sentará bien a su personalidad... es la primera vez que hago un vestido a petición – dijo Megumi mirando a su acompañante – bueno ahora tú también conoces mi secreto – sonrió... se sentía tranquila y feliz... no sabía cuanto duraría... pero no iba desaprovechar la oportunidad de disfrutar de aquel momento de paz.
- Gracias por la confianza – dijo Sanosuke mirándole atento... perdiéndose en la mirada de la joven – ahhh... te traje lo que me pediste... – reaccionó antes de sentirse vulnerable - esta ropa te servirá de algo... es de mi amiga Sayo – dijo entregándole a la joven en sus manos una bolsa.
- Gracias... en un momento regreso – dijo Megumi dando media vuelta para caminar hacia la habitación del castaño y vestirse.
- De nada – respondió caminando hacia la cocina.
- Lo olvidaba – dijo la joven asomando su cabeza por la puerta – Preparé algo de comer... no es muy elaborado pero servirá para alimentarnos... por si quieres empezar... aunque no sé si tenga buen sazón... espero te guste – dijo Megumi desapareciendo por unos minutos mientras se cambiaba.
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- ¿En que piensas cariño? – preguntaba un apuesto chico pelirrojo que tomaba las manos de una mujer que se encontraba sentada a un lado de él.
- En mi tío Saito ... no sabes cuanto me duele verle así – dijo Kaoru haciendo una semi-sonrisa al sentir el cálido refugio que daba la mano de su prometido a su piel.
- Ya te dije que todo saldrá bien... Megumi va aparecer en algunos días – dijo Kenshin pasando su mano libre por la rosada y suave piel de su prometida.
- Tienes razón... si Okina San esta tranquilo debe ser por que él sabe donde esta Meg – dijo Kaoru acercándose al rostro de su novio para depositar un dulce beso en sus labios – te quiero mucho – susurró contra sus labios.
- Y yo a ti preciosa – sonrió, para después profundizar el beso.
Separaron sus labios sintiendo el aire fresco acariciar sus rostros, se encontraban en un pequeño y elegante restaurante... que para ellos era un lugar especial... había sido ahí donde Kenshin le declarará a Kaoru los sentimientos que tenía hacia ella y tiempo después le propusiera matrimonio... ahora a unos cuantos meses de su boda... estaban sentados disfrutando de su compañía.
- Ya quiero ver el diseño que Meg ha hecho para mi vestido de novia – la joven sonrió emocionada – quien diría que tendría ese talento... es una lastima que sea tan famosa y todas las mujeres deseen uno de sus vestidos para lucir el día de su boda y que ella tenga que permanecer bajo el sol... -
- Si, ya quiero que llegue ese día, para tenerte solo para mí – dijo Kenshin sonriendo con picardía.
- ¡KENSHIN! – exclamó la joven sonrojada.
- ¡Qué!... es normal que quiera tenerte cerca – tomó una de sus manos para besarla – te adoro... eres mi felicidad -
- Y tú la mía – dijo Kaoru besando la mejilla de su prometido.
La pareja se olvido de todas las calamidades y problemas que estaban a su alrededor... en ese instante no existía nadie más que ellos dos... recordaban sus momentos juntos... las pequeñas peleas... las situaciones románticas y una que otra locura que habían llevado acabo en nombre del amor... disfrutaron de un rico desayuno y de una larga y relajante charla...
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Sanosuke entró a la cocina para buscar lo que Megumi había hecho de comer, encontró rebanas de pan integral, untadas con mantequilla y un poco de miel, el olor a café le hizo sonreír, fijo sus ojos en el líquido oscuro que se encontraba en una Olla, estaba sorprendido.. no era una gran comida... pero, tratándose de una señorita que pertenecía a una sociedad donde para cada actividad tenían un sirviente... era un gran logro... parecía un sueño... su sueño... definitivamente era lo que siempre había buscado en una mujer... era perfecta para él...
- Listo – se escuchó una dulce voz – ¿ qué tal me sienta la ropa? – preguntó la chica, esperando una respuesta del joven, dio una vuelta completa sobre sus talones y después quedo frente a él.
- Lindísima – dijo sonriendo, con cualquier cosa que se pusiera esa señorita se veía de maravilla... con vestido de novia... con la ropa de Sayo... incluso con sus camisas de dormir... era un espejismo... Vestida de esa forma, se acentuaba más su elegancia... su belleza y la delicadeza que le delataba como una dama...
Megumi vestía una falta beige con detalles dorados que formaban rosas, le llegaba hasta los tobillos, en la parte superior tenía una blusa de tirantes color café, le quedaba justa al cuerpo, delineando cada una de sus curvas, calzaba unas sandalias de igual tono a la blusa.
- Tu amiga tiene un gusto parecido al mío, sabe como combinar la ropa de maravilla – dijo Meg sonriendo y con algo de rubor en sus mejillas, la mirada de Sanosuke la hacía sentir incomoda... era penetrante como si leyera su mente... como si viera a través de su cuerpo... como si pudiera contemplar su alma.
Sanosuke no dijo nada, sólo tomo el plato que tenía las rebanas de pan y las llevó a la mesa, después llenó dos tazas con humeante café, Megumi sacó del refrigerador la leche , llevándola a la mesa, después buscó el frasco de la azúcar y dos cucharitas.
- No era necesario que hicieras el desayuno – dijo Sano observando a la joven depositar sobre la mesa el frasco que contenía la azúcar – Iba a llevarte a un lugar donde se come muy rico –
Megumi tomó asiento – Me gusta comer algo ligero en las mañanas – observó que Sanosuke tomaba asiento a un lado de ella, eso la tenso un poco, sintió una descarga eléctrica recorrer su cuerpo, cuando la piel del brazo del joven rozo su piel.
- Esta bien – dijo Sanosuke sintiendo la derrota – Pero la próxima vez yo invito – dijo el joven entregándole un plato a Megumi para que le sirviera dos rebanas de pan – Veamos que tal sabe – llevó una rebanada de pan a su boca y le dio un mordisco, Meg le observaba fijamente, esperaba con ansias su reacción... le interesaba saber que opinaba el chico de su desayuno... era la primera vez que hacía de comer... y no había explotado la estufa... ni ,mucho menos incendiado la cocina... había sido fácil... si su nana la viera... la mataría... no hacía nada por ella misma... que no fuera vestirse... bañarse y diseñar vestidos de novia... sería el colmo que su padre contratará alguien para hacer las pocas cosas que la hacían sentirse bien con ella misma.
- ¿Y?- susurró, Meg le miraba interrogante.
- ¡Riquísimo! – exclamó Sanosuke sonriendo.
- Que bueno que te gusto – dijo Meg bebiendo un poco de café – Estaba aterrada – le miro agradecida – Es la primera vez que hago algo parecido – comió algo de pan.
- Así que soy tu conejillo de indias – dijo Sanosuke bebiendo de su taza de café.
-Oh, no quise decir eso – dijo Meg apenada – Es sólo que... –
- ¿Qué tienes aquí? – la interrumpió Sano observándole detalladamente perdiéndose en sus ojos.
- ¿Dónde? –preguntó Meg encontrándose con la mirada castaña... tenía un brillo extraño.
- Tienes un poco de comida en la comisura de los labios- dije el castaño sin dejar de mirarle y acercándose lentamente al rostro de la joven.
Megumi le observaba asecharle sin timidez y no hacia ningún intento por alejarse.
Al sentir la nariz del joven rozar la suya cerro los ojos y sintió como los labios de Sanosuke le besaban la comisura de los labios.
- Justo aquí - susurró Sano contra sus labios, besando la rosada piel...
Megumi se entregó a la cálida sensación del momento... del dulce y atormentador contacto... casto... puro... arrebatador... entre abrió los labios permitiendo que el chico por fin degustará la miel de su boca.
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- Buenos días hijo – dijo un hombre entrando al comedor –
-Buenos días padre – respondió el joven que se encontraba sentado desayunando.
- Missi¿ Cómo esta mi nuera consentida? – preguntó el hombre besando la mejilla de la jovencita.
-Buenos días Hiko San – dejo escapar una risita traviesa de sus labios al escuchar su comentario – hasta ahora soy la única que tiene –
- Lo sé – respondió el hombre tomando asiento – pero sé que mejor que tú no habrá – sonrió al ver frente a él la figura de la mujer que más amaba en la Tierra.
- Buenos días cariño – hizo una pausa para dejar que una criada le sirviera jugo de naranja – hoy madrugaste preciosa – recibió un beso dulce de labios de su esposa, justo en su mejilla perfectamente rasurada.
- Buenos días amor – dijo la mujer – Buenos días Aoshi, Misao -
- Buenos días – respondieron al mismo tiempo los dos jóvenes.
- Al parecer, el holgazán de Shogo no vendrá a desayunar con la familia – soltó el hombre algo molesto.
- Es de mala educación hablar de las personas que no se encuentran presentes – una voz masculina le interrumpió – Es raro que Hiko San, rompa con sus propias reglas de Etiqueta – dijo el joven que se acercaba para besar la mejilla de su madre y después la de su cuñada y mejor amiga.
- Buenos días hijo – dijo la mujer intentando suavizar la situación, el ambiente parecía tensarse – Vamos toma asiento – dijo la mujer mirándole con firmeza, para que desistiera de dar inicio a una discusión con su padre.
- Si mamá – respondió el joven tomando asiento.
- Ayer desapareciste, sin decir una sola palabra – dijo Hiko clavando su mirada en el sitio donde estaba su hijo mayor.
- Supuse que era lo correcto – suspiró – Era más fácil que el padre del novio pidiera disculpas por que su hijo abandono la Iglesia... – hizo una pausa para sostenerle la mirada – Después de todo la señorita Megumi hizo lo mejor para ambos... tú sabes que era una farsa... -
- Muestra un poco de decencia – dijo Hiko modulando su voz, sintió la mirada suplicante de su esposa.
- ¿Hubieras preferido que me quedará... y que la Señorita Takani estuviera envuelta en habladurías y fuera humillada – bebió de su jugo – Aunque ... después de todo no es la primera boda que se suspende... – dijo mirando a su padre.
- Eres un cínico – dijo Hiko furioso.
- Padre, te conozco... estoy seguro que dijiste que yo había sido él que se marchó y que la señorita Takani había preferido que tú te encargarás de todo... que estaba destrozada... llorando en casa... – miró en dirección a su madre – Eso es lo que pensaste que sería menos Humillante¿ o me equivoco? – cuestionó al borde de la explosión.
Hiko se contuvo al sentir la mano de su esposa sobre la suya, respiro con tranquilidad... de alguna forma su hijo tenía razón... sin embargo, quería enseñarle el valor de la vida... de la compañía de una persona especial... que pudiera hacerlo feliz... así como su hijo Aoshi había encontrado una buena mujer, eso mismo quería para su hijo mayor... siempre actuaba en busca de lo mejor para su familia... y Shogo nunca había dejado que él le ayudará a crecer...
- Pues tienes razón – respondió Okon – Tu padre sólo quiere lo mejor para ti... -
Shogo entendió el mensaje que su madre le daba con la mirada que acompañaba sus palabras... ellos le amaban... sólo que algunas veces a él le resultaba difícil recibir ese amor.
- Por favor desayuna... no cuestiones a tu padre – Okon le sonrió – Tu padre y yo te amamos Shogo... eres lo más importante que tenemos en la vida, al igual que Aoshi, ambos son nuestros tesoros... queremos lo mejor para ambos – ahora miró a su esposo – ¿ Verdad cariño ? -
- Hai – asintió el hombre.
– Algunas veces los padres nos equivocamos... y nos cuesta trabajo asumir nuestra culpa – dijo la mujer mirando a su hijo.
Aoshi y Misao miraban la escena en silencio, ninguno de los dos participó, comprendieron que era un tema delicado que sólo Shogo y los señores Shinomori debían tratar.
- Bueno – Shogo miró hacia la silenciosa pareja – ¿ Para cuando los sobrinos ? – sonrió observando el rubor que teñía las mejillas de Misao – Ya se están tardando – le guiño un ojo a su hermano.
- Este ... pues... yo... nosotros – decía Misao sin lograr hablar con coherencia, la pregunta de su cuñado le había tomado por sorpresa... ahora el centro de atención eran ellos, miró hacia donde estaba su marido... Aoshi se encontraba apacible bebiendo de su jugo, no respondió, sólo dirigió una mirada a su hermano... otra a sus padres y por último posó sus bellos ojos en el angelical rostro de su esposa.
- Trabajamos en ello – respondió inclinando su rostro para depositar un suave y dulce beso en la nariz de su pequeña y adorable esposa.
- Ese es mi hijo – respondió Hiko con orgullo sonriendo.
- Pues no pierdan el tiempo – dijo Okon sonriendo – No quiero ser una abuela vieja -
Shogo sonrió ante aquella escena... las cosas podían mejorar para todos... era una realidad que en aquella mansión hacia falta escuchar las risitas y los pasitos de pequeños niños... esperaba que para él... el momento llegará sin demora... la mujer de su vida debía andar por allí... él la encontraría.
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- Buenas Días Agencias Shishio's, le atiende la señorita Sayo – se escuchó la voz de una dulce jovencita.
- Buenos días señorita, Habla el señor Tsukino – dijo la voz por el otro lado de la bocina del teléfono.
- ¿En que puedo ayudarle Sr. Tsukino? – preguntó la joven amablemente.
- Buscó al joven Sagara, Sanosuke Sagara – dijo el hombre en tono seguro.
- Lo siento señor, el joven Sagara se encuentra de descanso – respondió la joven serena – ¿gusta dejarle algún recado?-
- Sólo dígale que soy el abuelo de Meg, que me gustaría que se comunicará conmigo lo antes posible – dijo el hombre cortésmente.
- Esta bien señor Tsukino – dijo la señorita.
- Muchas gracias señorita Sayo, Es muy importante que mi mensaje llegue a oídos del joven Sagara – dijo el hombre... tras escuchar las palabras de despedida de la joven termino con la llamada.
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Después de haber desayunado, Sanosuke tomó una ducha para prepararse a salir con su invitada, cerca de casa había un parque, donde podían ir a caminar un rato... Le comentó sobre la invitación que le había hecho su amiga Sayo para cenar... Megumi aceptó con gusto, parecía que la amiga de Sanosuke era una chica agradable y de buen corazón... después de todo le había prestado de su ropa y no podía ser grosera.
Ambos caminaron a paso lento rodeando el parque, daban vueltas en silencio... pensando una y otra vez en ese beso... ninguno de los dos había dicho algo... nada... ni una palabra... habían separado sus labios y sólo se habían mirado por unos minutos en silencio como aprobando el hecho... la sensación había sido serena, agradable... como si fuera algo nuevo... ninguno de los dos había tenido el valor de romper con el encanto de ese dulce beso... - como de cuento de princesa – había pensado Megumi en el momento en que sentía la suave piel de los labios del joven sobre los suyos – Un sueño enloquecedor y sugestivo – fue el pensamiento que agolpó la mente del joven chofer.
Seguían sus caminos observando a los niños correr por el parque, siguiendo una pelota, otros en los columpios, subi-baja, en los pasamanos, con sus padres o con sus mascotas, tal vez deseaban seguir así en silencio... contemplando su alrededor, como si fueran partes diminutas del universo... sólo ellos dos... deseando que aquel beso se repitiese... de alguna manera sus corazones se llamaban con fuerza y sus pensamientos eran ocupados sólo por ellos mismos.
- Sanosuke – susurró la joven.
- Dime – respondió el joven temiendo a lo que la chica pudiera decirle.
- Quiero regresar a casa – dijo Megumi sin mirarle, había clavado su vista al suelo.
Sanosuke contuvo la respiración... había escuchado perfectamente, la joven Takani... quería regresar a casa ... a su casa... tenía miedo de preguntar la razón... era vulnerable a sus decisiones... temía perderla... guardó silencio, posando su vista en la chica, encontrándose con su hermoso y delicado perfil... sabía lo que tenía que hacer... pero no quería hacerlo... cómo podía luchar contra su propio corazón...
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Hola, Muchas gracias a todas las personas que me leen, lamento la demora, pero espero disfruten mucho de este nuevo capi… hice algunos cambios de último minuto…
No hago más comentarios por falta de tiempo… pero saben que respondo sus reviews por reply o correo, así que dejen sus correos para escribirles…
Besos , Dios les bendiga
Alis chan
