Capítulo 5: Sakon
Frodo se levantó envuelto en sus sábanas. Había tenido un sueño agitado. Soñó que Sam, Merry y Pippin estaban también en este mundo. Cuando acabara el asunto de Kafei, Frodo los buscaría. Era muy temprano para ir a ver a Kafei. Decidió visitar a la Gran Hada.
Se puso sus cosas y tomó el desayuno que Anju, nunca supo como lo hizo, había dejado en su mesa.
Hoy no llovía, no había gente en las calles y el pueblo había tomado un aspecto fantasmal. La luna estaba notoriamente más grande y Frodo se apresuró por llegar a la fuente.
Ya en la parte norte, se encontró con el mismo niño del globo. Hoy había inflado uno nuevo, y tiraba piedras con una cerbatana. Frodo subió una pequeña colina y llegó a la fuente. Se encontró en una habitación circular con pilares en la circunferencia y agua en el fono. Unas pequeñas hadas estaban volando en el centro.
Frodo se acercó, en cuanto tocó el agua, las hadas se unieron y formaron a la Gran Hada. Esta se acostó (en el aire) y miró a Frodo.
- Quisiera que me ayudara a encontrar a mis amigos – preguntó Frodo.
- Mmmm – dijo el hada – tus amigos están bien, no los busques. Los verás en la hora final. Un gran combate los espera ¿sabes?
- ¿La hora final¿Cuándo? – Frodo quería saber más.
- No puedo, pequeño hobbit – el hada empezó a girar – gracias por ayudar a Kafei, si lo ves, dile que el hechizo se pasará cuando se casen ¡Adiós! – con un grito, el hada se metió debajo del agua.
Frodo se fue de la fuente un poco más satisfecho. Se encaminó al lavadero. Eran las 12:45pm.
Cuando llegó al lavadero, se dirigió de inmediato a la casa de Kafei. La puerta estaba abierta. Subió las escaleras y se encontró con el mismo dueño de la tienda donde estaba el espantapájaros.
- Hola, soy el dueño de la tienda y de la tienda de curiosidades – dijo el sujeto.
- Hola, yo…
- Mmmm ¡Tu eres el niño de pelo crespo! – el señor empezó a buscar en sus bolsillos – Hablé con Kafei, el quiere que le des esto a su madre – le entregó una carta.
- Un cliente vino a mi tienda anoche… Kafei lo vio, y le cambió el color de la cara, luego salió a perseguirlo. Ese tipo viene a menudo. Es un ladronzuelo llamado Sakon. Creo que es del valle de Ikana.
- Gracias, debo ir a Ikana entonces.
- Si, que tengas suerte, ese valle es para morirse de miedo.
- Lo tendré en mente – Frodo se fue.
Regresó a la posada y tomó su escudo, una espada y su arco. Revisó el mapa que le había dado Saruman y trazó una ruta hasta, según el dueño de la tienda, se encontraba el escondite de Sakon.
Llegó a la salida norte, un guardia la guardaba.
- ¡Alto! Los niños no pueden salir.
Frodo mostró su espada.
- Lo siento señor, puede usted pasar.
Frodo siguió caminando, de repente, todo el piso se sacudió bruscamente, tanto, que Frodo se calló al suelo.
Debe ser por la presión que ejerce la luna – pensó Frodo. Se apresuró lo más que pudo.
Llegó a la entrada del valle. Era un acantilado. Frodo se encontró en un angosto camino lleno de restos de rocas. Pronto llegó a una bifurcación. Según su mapa, debía ir por la derecha. Muy pronto llegó a un gran muro. Tomó una flecha y la ensartó en una rama que colgaba del acantilado. Llegó al otro lado y siguió avanzando.
Cuando llegó al río, vio la magnificencia del valle. Como lo veía, se notaba que el reino de Ikana había tenido una era gloriosa. Las casas eran enormes y un gigantesco templo se alzaba a lo lejos. Siguió a la derecha, el camino se hacía más angosto y la distancia con el río (que quedaba a unos 10 metros de profundidad) se volvía amenazante.
Pronto llegó al fin del camino y a una gran puerta de roca. Detrás de un montículo de rocas, distinguió el pelo azulado de Kafei. Se acercó a él. Kafei notó que había llegado y le habló:
- Lo he encontrado… Está usando esta cueva para guardar las cosas que ha robado. Aparentemente, su nombre es Sakon. Vino a la tienda anoche y yo lo seguí. Sus cosas están al otro lado de este muro de piedra – Kafei señaló la gran pared – Solo Sakon puede abrirla. La única manera de entrar es esperar a que Sakon aparezca. Voy a esperar… le hice una promesa a Anju. Él va a aparecer.
- Yo te voy a ayudar Kafei –dijo Frodo –recuperaremos la máscara juntos. Se me olvidaba. La Gran Hada me dijo que volverías a la normalidad en cuanto te casaras.
- Es un alivio. Gracias por el apoyo.
Juntos se sentaron a esperar.
Ya se hacía de tarde. Eran las 5pm y el ladrón no aparecía. Los temblores se hacían cada vez más seguidos.
- Este mundo llega a su fin – dijo Kafei - ¡Tengo que recuperar mi máscara!
En ese instante se oyeron pasos. Era el ladrón. Con una llave, abrió la puerta de roca y entró. La puerta empezó a girar, cerrándose.
- ¡Vamos¡Es nuestra oportunidad! – gritó Kafei.
Adentró, Frodo se encontró en una sala chica, con una puerta al fondo. Ambos entraron a otra sala chica, pero esta vez con dos puertas. Entremedio de ellas, había un pedestal con la máscara. Era dorada, como el sol. Tenía rayos como los del sol. Era muy bonita.
- ¡Esa es mi máscara¡La máscara del sol! - dijo Kafei.
Kafei se acercó a la máscara y se acercó para tomarla. El piso bajo él se hundió unos centímetros. La máscara estaba protegida. Una línea mecánica la llevaba cueva adentro.
- ¡Rayos! – gritó Kafei.
Esta es la penúltima parte de la historia de Frodo ¿historia de Frodo? Sí, porque para este fic relataré lo que les pasó a cada uno de los hobbits, para cerrar con un grandioso final donde participen los cuatro. Las historias de los 3 hobbits restantes serán más cortas.
¡Nos vemos en el próximo capítulo! )
