Capítulo 10 - Una botella y un diamante
Sam estaba impaciente. El castor había salido hace 10 minutos y todavía no llegaba. Estaba apurado porque el viejo zora le había dicho que a este mundo le quedaban dos días de existencia. Quería llegar lo más rápido posible a su casa. Miró hacía el dique. Una especie de bote, parecido a un kayak, se acercaba. El castor lo traía. Cuando llegó a la orilla el castor le entregó el bote.
- Ten. Este es tu bote. Haremos una carrera.
- ¿Carrera? – preguntó Sam.
- Si. Competiremos en el río. Como vez, el río comienza aquí, será nuestro punto de partida. Luego da la vuelta por esta montaña. Antes de llegar a la cascada, está nuestro dique. Es será la meta ¿estás listo?
- Si, creo…
Sam se subió en su bote y sacó sus remos.
- Cuando dé la señal… ¡ya!
Sam se precipitó río abajo remando lo más rápido que podía. El río incrementaba su velocidad y Sam tenía que maniobrar su bote para poder evitar las rocas. El castor estaba a unos metros delante de él. Nadaba moviendo su cola como una turbina. Sam tendría que apurarse para poder ganar la botella. La carrera continuaba en un túnel. El castor se sumergía para evitar las estalactitas y Sam tenía que ocupar los remos como timón para poder esquivarlas. El castor emergió casi a la salida del túnel. Sam sacó su boomerang y lo tiró al techo. Una pequeña estalactita calló del techo. El castor la evitó por poco, pero le dio tiempo para que Sam se adelantara. A la salida del túnel estaba el dique. Sam entró y se encontró en una cúpula de madera, con una plataforma en el medio. Se bajó del bote y esperó al castor. Éste llegó en poco tiempo.
- ¡NO¡No puede ser! – el castor se llevó las manos a la cara - ¡esto es inaceptable!
- Debes darme la botella – dijo Sam.
- Hmmm… - el castor sacó una pequeña botella de su saco – ten.
- Gracias.
Sam se disponía a salir cuando algo grande y peludo cayó del techo. Era otro castor.
- ¿A dónde vas con una de nuestras botellas? – dijo el castor.
- Hermano – dijo el castor que había competido con Sam – el se la ganó en una competencia justa.
- ¿Enserio hermanito? – el hermano castor miró a Sam - ¿cómo?
- En una carrera por el río hermano – dijo el hermanito castor.
- Pero no puedes llevártela así tan fácil – dijo el hermano castor.
- ¿Por qué? – Preguntó Sam - ¿qué tengo que hacer ahora?
- Es muy fácil – el castor se encaminó a la salida - te lo diré afuera, en la cascada.
Afuera, a los pies de la cascada, el hermano castor puso el bote de Sam en el río que desembocaba en el mar, al frente del hall zora.
- Tendrás que ganarme – el castor se zambulló en el río – igual que con mi hermanito.
- ¡Muy bien dicho hermano! – dijo el hermanito castor.
Sam se subió en el bote y preparó los remos.
- ¡Ya! – dijo el hermanito castor.
Sam remó con todas sus fuerzas. La carrera esta vez era mas corta. Decidió ocupar otra táctica para ganar. El castor le llevaba la delantera. Sam se acercó lo más posible al castor y empezó a empujarlo suavemente a la costa. El castor no quería tocar a Sam, porque perdería velocidad, así que se fue alejando de a poco de Sam. Como Sam se acercaba cada vez más, el castor quedó varado en la arena. Sam aprovechó esta ventaja y se adelantó. Una vez en la desembocadura, esperó a los castores.
- Está bien, lo admito – el castor se dio la vuelta – quédate con la botella.
Sam caminó un poco y llegó adonde el zora de los juegos y el del bote.
- ¿Cómo te fue? – preguntó el zora del bote.
Sam mostró la botella.
- Que bien – dijo el zora de los juegos – a propósito, más adelante está el viejo zora. Dijo que lo fueras a buscar a la entrada de Great Bay, cerca del laboratorio.
- Muy bien – Sam empezó a correr -¡Gracias!
Eran más o menos la una de la tarde y Sam sentía hambre, pero no por eso dejó de correr. Llegó a la entrada de Great Bay y se encontró con el anciano zora.
- Ya llegaste ¿tienes la botella? – Sam se la mostró – muy bien, ahora el siguiente objeto. El diamante del océano. Tienes que robárselo a las gerudo.
- ¿Quiénes son?
- Son piratas. Y mujeres todas. Tendrás que entrar a su guarida y robarlo.
- ¿Y dónde está?
- Por allá – el anciano señaló un fuerte emplazado detrás de unas rocas. A simple vista no tenía una entrada.
- Un momento – dijo Sam - ¿cómo llego hasta allá arriba?
- Por abajo – el anciano sonrió – tendrás que nadar.
El anciano le entregó a Sam un pedazo de pescado ahumado y una botella con agua. Sam comió y se dispuso a penetrar la guarida. Se despidió del anciano. Al llegar a las montañas donde estaba al fuerte, a dos pasos del mar. Sam reconoció la entrada submarina. Era un tubo de desagüe. Se sumergió y nadó hasta llegar a una cámara. Adentró, un pequeño niño de ropa y gorra verde ordenaba unas cosas en un bolso. Un pequeño insecto fosforescente aleteaba al lado del niño. Sam se acercó para hablarle, pero el niño hizo un rápido movimiento y le puso la espada en el cuello.
- ¿Qué quieres? – peguntó el niño.
- ¿Qui-quien eres? – preguntó Sam.
- Link – señaló al bicho – esa es mi hada, Tatl.
- ¿Qué haces aquí? – preguntó el hada.
- Vengo a buscar el diamante del océano. Lo necesito para volver a mi mundo – Sam estaba nervioso, el cuchillo lo asustaba.
Link retiró el cuchillo.
- Te creo. Si lo que quieres es darle una lección a los piratas, eres un aliado - link sacó una máscara de zora de su bolso – trabajaremos juntos. Yo vine a buscar los huevos que los gerudo le robaron a Lulu. Nos separaremos en el fuerte y nos reuniremos en el centro de mando. Ahí deben tener tu diamante y uno de mis huevos ¿está claro?
- Sí.
- Muy bien – Link se puso la máscara. Su cuerpo empezó a brillar. De repente se estiró y de sus codos y rodillas salían aletas. Su cuerpo se transformó en uno de zora - ¿estás listo? – su voz era distinta.
Sam no quería discutir con Link. En este mundo todo era extraño.
Se metieron en el agua y continuaron fuerte adentro. Al llegar al fuerte, se encontraron en una laguna. Al frente de ellos estaba la construcción de los gerudos, muy bien vigilada.
- Aquí nos separamos – dijo Link – yo por las alcantarillas y tú por arriba. Ahora empieza la casería.
Bueno, hace tiempo que no publicaba un capítulo de esta serie, pero créanme, he tenido poco tiempo libre estas últimas semanas. Espero que disfruten este capítulo.
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