Hola!

Pues aquí os dejo otro capitulo, muchas gracias por vuestros comentarios, espero q os guste, y ya sabeis DEJAD REVIEW! ;)

Y recordad:

" Estoy entre comitas dobles!" -> dialogo.

' Y yo entre comitas simples y en cursiva! ' -> pensamientos.


Cap 10: Entre libros y fiestas

"Así que aún no ha hecho magia?"- preguntó Aragorn a Legolas. Los dos amigos y Guimli estaban sentados en una mesa del salón, cenando. El elfo asintió.

"Tanto Gandalf como Lord Elrond están muy desconcertados. Parece que presta atención durante las lecciones, pero aún así no han avanzado nada. Y ya solo les quedan 2 días antes de que tengan que dejarla volver a su hogar. Ese fue el trato."- le informó Legolas. Habían vuelto del reconocimiento de las fronteras ese misma tarde. No habían encontrado ningún rastro de orcos cerca de los limites de Rivendell, noticia que alegró al señor de la ciudad.

"Quizá Gandalf se ha equivocado de persona"- aventuró Guimli. Tanto Aragorn como Legolas le miraron como si acabara de decir una gran herejía.

"Cuantas veces se ha equivocado Gandalf?"- le dijo Aragorn.

"Pero ella aún no ha hecho magia."- insistió Guimli mientras mordía un trozo de pan.

"Mm"- se dio por vencido Aragorn. 'No se puede discutir con un enano.'

"No sé, Guimli"- dijo Legolas. -"Hay algo extraño en esa chica."-

"A parte de su comportamiento?"- bromeó el enano.

Legolas rió. -"Es cierto que se comporta de manera extraña y es tan educada como un montaraz..."- miró de reojo al exmontaraz presente en la mesa. -"sin ofender"- añadió con una tímida sonrisa. Aragorn le hizo un gesto para que continuara, sonriendo ante el comentario del elfo. -"Lo que quiero decir, es que...hay algo más...algo que no logro ver. Fue capaz de sentir la presencia oscura de los orcos cuando estábamos de camino a Rivendell. Un mortal cualquiera no hubiese sido capaz ... ni siquiera los percibí hasta que ella me hizo ponerme en guardia..."- acabó medio susurrando y se quedó pensativo con la mirada perdida. Sabía que había algo, la había estado observando esa tarde, mientras paseaban, y le había parecido ver algo diferente en ella. Aragorn volvió a sonreír, no era muy normal ver a su amigo tan desconcertado.

–"En serio no se presentó a sus clases en todo el día?"- preguntó Guimli, mientras llenaba su copa con más vino, sacando a Legolas de sus pensamientos.

–"Así es"- contestó.

–"Espero que no hayan sido muy duros con ella"- dijo el enano.

En ese momento Anne entró en el comedor y se dirigió hacia donde ellos se encontraban. Cuando llegó a la mesa, dejó caer sobre ésta el enorme libro que llevaba en las manos causando un pequeño terremoto.

–"Y eso?"- preguntó Guimli con asombro.

–"Un poco de lectura ligera para esta noche, maestro enano"- le dijo Anne. –"Recomendación de Gandalf"- añadió con cierta ironía.

–"Eso ligero?"- rió el enano. –"Pero si pesa más que tu, nena!"- Anne le hecho una mirada fulminante. Y el enano dejó de reír de golpe y centró su atención en el plato.

"Eso es para recuperar lo que no has hecho hoy?"- preguntó Aragorn mirando el gigantesco volumen de tapas duras que había sobre la mesa.

Anne asintió y miró el libro. 'No tienen fe ni nada!' –"Lo habéis visto, es enorme! Debe tener 30.000 paginas, por no hablar de la letra."- les dijo, abriendo por una de las paginas al azar. –"Es minúscula! Debería estar prohibido utilizar una letra tan pequeña."- Y lo cerró. –"Pero hay algo peor."- Añadió medio en susurros. –"Apenas tiene dibujos."- Y suspiró.

"Es una lastima que vayas a estar ocupada. Esta noche habrá danzas y cantos en la Sala del Fuego. Te lo vas a perder."- dijo Aragorn.

Anne miró al libro 'Estúpido libro' y después a Aragorn 'Fiesta!'. –"Bueno, puede que me deje caer un rato."- dijo con una pequeña sonrisa.


Una vez acabada la cena, todos los presentes se dirigieron a la Sala del Fuego. Donde ya se podían oír melodiosas voces elficas. Guimli y Anne se sentaron en un rincón de la sala, desde donde se podía ver todo lo que ocurría en ella. En el centro de la sala había un grupo de elfos bailando danzas desconocidas para la chica. En los laterales de la estancia se podían ver elfos que narraban antiguas historias. Estos tenían mucha audiencia, el motivo, tal y como le explicó Aragorn, era que a los elfos les encanta que les cuenten buenas historias. Desde su posición pudo ver a Aragorn hablando con Lord Elrond y Gandalf, y también a Legolas, rodeado de un grupo de chicas (damas elfas, para ser precisos).

'Vaya, debe de ser muy popular...'. Guimli, cuando vio hacia donde miraba la chica, rió y dijo: -"Es incapaz de negarles un baile, y ellas lo saben y se aprovechan. Aunque si yo estuviera en su lugar tampoco me negaría...Pero tendrían que ser mujeres enanas."- Añadió, más serio.

"Pss, en cuanto conozcan su yo psicópata saldrán corriendo."- murmuró Anne, y centró su atención en una de las primeras paginas del libro. Guimli rió por el comentario de la chica y, en tono confidente, le dijo: -"Seguro que si le pides que baile contigo, te cogerá la primera."-

Anne miró a Guimli medio enfadada. –"Por que querría bailar con él?"-

"Solo era una idea, nena."- volvió a reír Guimli. 'Hacer enfadar a la jovencita es casi tan divertido como hacer enfadar al elfo!'.

Anne volvió a mirar al elfo. Ahora estaba bailando con una hermosa elfa rubia que sonreía como si estuviese en las nubes, mientras que un pequeño grupo de elfas les observaba desde uno de los laterales de la sala. 'Pues que bien! Así que todas babean por el principito! ... Parecen su club de fans! ...Este mundo no están diferente al mío, después de todo.'

Guimli la miraba curioso, mientras ella seguía observando la escena. 'Mmm...Las chicas son... bueno, elfas... así que son de lo más hermoso que existe, y sus vestidos son deslumbrantes. No como el mío' Y se miró la ropa. Era un vestido de lo más sencillo, no como los de ellas. '...Bueno, no es que me guste llevar vestidos...Y encima me siento en el suelo. Seguro que ellas no lo hacen nunca...Que bien que bailan...Mmmm...Sus movimientos son tan elegantes...Él es tan elegante...Irradia luz...Ei! Pero que estas pensando!'

Guimli volvió a reír al ver su expresión. La cara de la chica había mostrado todos sus pensamientos.

"Ya basta, Guimli!"- y se levantó, harta de que el enano se riera de ella. –"Me voy a mi habitación."-

"Lo siento, nena. No te enfades."- continuó riendo el enano desde su rincón. 'Definitivamente, es casi tan divertido como increpar al elfo!'


Una vez en su habitación, se sentó en la cama apoyando la espalda contra el cabezal. Puso el libro en su regazo y lo abrió por el primer capitulo. 'Bien, vamos allá...Como conjurar al viento...bueno, es algo útil, no? Nunca se sabe cuando vas a necesitar algo de...aire!' Y comenzó a leer las primeras hojas, pero pronto se desconcentró. La música que sonaba en la sala llegaba hasta su habitación. 'Silencio! Así no me voy a poder concentrar!'. Continuó leyendo durante un buen rato, haciendo lo que podía por ignorar la música y el alboroto. 'Y yo pensando que los elfos eran criaturas tranquilas!'

Hacía rato que no se oía la música, la fiesta ya había acabado y los habitantes de Rivendell ya se habían acostado. Todo estaba en silencio. 'Por fin!' Pero el número de páginas que le quedaban por leer era enorme en comparación con las que ya había leído. 'No lo conseguiré.' El desanimo pudo con ella y empezó a pasar las hojas con desgana. 'Este libro es un asco! No creo merecer este castigo por haber faltado a esas estúpidas clases.' Se limitó a ir leyendo los títulos de los diferentes capítulos y a mirar las pocas ilustraciones que tenia el libro. Hasta que una hoja en especial llamó su atención. 'Será posible que...'

Miró la hoja que tenía delante con incredulidad. Estaba casi al final del libro, el título estaba escrito en letras grandes y azuladas, y decía: Saltar al Vacío. Bajo éste, el texto hablaba de cómo abrir un portal a otros mundos. 'Ha de ser un error'. Anne estaba estupefacta. 'abrir un portal a otros mundos?... abrir un portal a otros mundos! Eso quiere decir que es el hechizo que me hará volver a casa!' Se puso en pie de golpe y empezó a saltar en la cama de la alegría. 'Espera..Espera' se dejó caer de rodillas. 'Como se supone que lo vas a abrir?...Has sido incapaz de hacer los hechizos simples de Gandalf...Mmm...A ver, que mas dice...' Había un par de párrafos más sobre el tipo de mundos a los que se podía acceder con ese hechizo. 'Ui! El mundo de los miércoles permanentes!...que fuerte!...No estará por ahí el de los sábados permanentes, no?' Y casi al final de la página se explicaba como abrir el portal. 'Bueno, no parece muy difícil...si eres un mago, claro...solo hay que pensar en el lugar donde quieres aparecer, saltar de un lugar elevado y decir unas palabras, y teóricamente se abre el portal...Mmm...Así es como Saruman me trajo aquí...Mmm...Pero no es mucha casualidad que Gandalf quiera que lea este libro en especial? ... Mmm ... Sospechoso ... Aunque ...'

No parecía algo demasiado difícil, pero seguía estando la cuestión de que ella no era un mago. Pero que iba a perder por intentarlo, al fin y al cabo, estaba atrapada. Además, saltar de un lugar alto no era ningún problema, en realidad ya tenía un candidato. Así que se decidió. Aunque primero practicó un poco las palabras que tendría que decir, ya que para ella eran un pequeño trabalenguas y, como tenía que decirlas en medio de la caída, tendría que salir bien a la primera.

Una vez las hubo memorizado correctamente, salió de la habitación en dirección a la preciosa cascada de Rivendell. En apenas diez minutos llegó a lo más alto y se situó, sin dudarlo, al borde del abismo. El aire soplaba contra su cuerpo, de manera que tanto el vestido como su pelo ondeaban a su ritmo. Miró hacía abajo, era una buena caída, aunque había querido saltar desde allí desde el mismo momento que llegó a Rivendell. Pero no lo hizo, no quería ser rara también en ese mundo, aunque estaba convencida de que ya la consideraban rarita. Alzó la cabeza y respiró hondo, tranquilizó a su corazón, repitió tres veces las palabras mentalmente y se lanzó. Notó como sus pies se separaban del suelo, extendió sus brazos y se dejó caer. Sintió el aire recorrer todo su cuerpo y a la gravedad hacer su trabajo. Se empezó a inclinar, de manera que caía de cabeza y unos instantes antes de rozar la superficie del río, cerró sus ojos y susurró:

"Annon ngalad edro hi ammen!"- (Puerta de luz ábrete para mi!) y ...

SPLASH (al agua patos)


Legolas estaba tumbado sobre su cama, ni siquiera se había molestado en deshacerla. Ya habían pasado unas tres horas desde que la fiesta terminó y no podía dormirse. Muchos pensamientos ocupaban su mente. La reaparición de los orcos y Saruman. Como había logrado hacerse fuerte estando encerrado? De cuantos orcos disponía? Y, sobretodo, que tramaba?

No haber encontrado rastro de orcos cerca de las fronteras de Rivendell era una buena noticia, pero aun así algo no andaba bien, podía sentirlo en el aire, en cada árbol... Se incorporó de golpe, resignándose a pasar la noche en vela, decidió dar un paseo por los jardines para despejar su mente...un poco, al menos.

Caminó por los pasillos, pensativo. Pasó ante la habitación de Anne y, al ver luz salir por debajo de la puerta, sonrió. Seguía despierta, sin duda leyendo ese enorme libro. Y sus pensamientos se centraron en ella. Lo que le había dicho a Guimli era cierto. Mientras paseaban no pudo dejar de observarla, había algo diferente en ella. Pudo percibir una especie de energía durante apenas unos segundos, parecida a la que desprende Gandalf, pero mucho más débil. Pero lo que más le llamó la atención, fue la manera como lo trató mientras le enseñaba la ciudad. En realidad, no estaba muy convencido de que ella fuese a aceptar su propuesta. Pero lo hizo. Y parecía alegre. Alegre de ver por primera vez esos preciosos lugares y alegre al tratar con él. Sin rencores ni miedos. Eso le hacía sentir mejor, se sintió culpable por haberla arrastrado (como ella decía) hasta Rivendell, y también por haber desconfiado de ella. 'Pero que se suponía que tenía que hacer? Apareció de la nada!' se repitió por décima vez. 'Al menos ha aceptado mis disculpas...creo'. Le habría gustado pasar más rato con ella y con Guimli después de la cena. Durante el paseo por Rivendell sólo había hablado él y sentía mucha curiosidad sobre el mundo en el que se había criado. Pero esas elfas no le dejaban en paz. No podía negarse, ante todo tenía que ser educado, era un príncipe. 'Se retiró muy pronto a su habitación...quizá mañana...' pensó, apenado.

Siguió caminando, sin quererlo sus pasos lo habían llevado ante la estatua, que una vez y durante largos siglos, guardó a Narsil, la espada que ahora estaba en poder del nuevo Rey de Gondor. Sus finos sentidos le informaron que había alguien más en la estancia. Se giró, y, sentado en uno de los rincones apoyado contra la pared, se encontraba Aragorn. Con la pipa en sus manos y los ojos cerrados. Los abrió lentamente al notar la presencia de Legolas y le sonrió. El elfo comprendió enseguida lo que el mortal hacía en esa sala. Muchos años vivió en Rivendell, la mayoría junto a Arwen, y ahora, ella y su hijo estaban en la Ciudad Blanca y él volvía a estar ahí, rodeado de recuerdos.

"Les hechas de menos"- dijo Legolas.

Aragorn sonrió dulcemente. -"Cada segundo. Todo me recuerda a ellos en este lugar."- Y su expresión se volvió sería. -"Todo se empieza a oscurecer de nuevo"- Ambos se miraron pensativos.

"Quieres compañía?"- preguntó Legolas, notando la preocupación de su amigo. Aragorn sólo asintió y ambos se dirigieron hacía los balcones. Durante un buen rato observaron el exterior sin intercambiar palabra. Sabiendo muy bien en que estaba pensando el otro, porque era lo mismo que inundaba su mente.

Algo se movía por los jardines, Legolas fue el primero en darse cuenta y el primero en descubrir de qué se trataba. Era Anne. Caminaba con prisa hacia la cascada y, tras subir con habilidad, se colocó justo en el borde.

"Que hace?"- susurró Aragorn. Ambos observaron como el aire movía su vestido, como miraba hacia abajo y alzaba su cabeza de nuevo. A Legolas le pareció ver como respiraba hondo y murmuraba para si. Y de pronto...

"Ah!"- un grito ahogado salió de la boca del elfo al ver como la chica se lanzaba desde lo alto de la cascada. 'Pero que hace? Se va a matar...'. Un leve resplandor, como una pequeña explosión de luz azulada, cortó sus pensamientos. 'Que?' No hubo chapoteo, ella ya no estaba.