Buuaaaaaaa! Aluvión de reviews! Ni que hubiese desaparecido un año! ja ja ja, q contenta estoy! Muchas, muchas, muchiiiiisimas gracias a todos por dejar vuestros comentarios, me suben el ánimo, y más ahora q estoy un poco liada (y de bastante mal humor) con tanto examen parcial, trabajos, practicas...

Espero q os guste a donde he enviado a Anne! ja ja ja. Y ya me contareis!

Y recordad:

" comitas dobles" - dialogo.

' comitas simples y cursiva! ' - pensamientos.


Hasta pronto! ;p


Cap 11: Saltos y más saltos

Algo se movía por los jardines, Legolas fue el primero en darse cuenta y el primero en descubrir de qué se trataba. Era Anne. Caminaba con prisa hacia la cascada y, tras subir con habilidad, se colocó justo en el borde.

"Que hace?"- susurró Aragorn. Ambos observaron como el aire movía su vestido, como miraba hacia abajo y alzaba su cabeza de nuevo. A Legolas le pareció ver como respiraba hondo y murmuraba para si. Y de pronto...

"Ah!"- un grito ahogado salió de la boca del elfo al ver como la chica se lanzaba desde lo alto de la cascada. 'Pero que hace? Se va a matar...'. Un leve resplandor, como una pequeña explosión de luz azulada, cortó sus pensamientos. 'Que?' No hubo chapoteo, ella ya no estaba.


El agua estaba helada. Nadó hasta la orilla y salió del lago. 'Que frío, menos mal que estamos en verano'. Miró a su alrededor y se quedó de piedra. Lo que tenía delante le era muy familiar. 'Estoy en casa! Lo he conseguido!' Empezó a saltar de la alegría, olvidándose del frío. 'Estoy en casa! Estoy en casa! Estoy en casa!...Espera un momento...Mierda! Soy un mago! ... Pero... Estoy en casa! Estoy en casa! Estoy en casa!' Y empezó a correr hacia la carretera.

Anne vivía en una pequeña ciudad en la costa, su apartamento estaba casi en las afueras de la población a apenas quince minutos del lago, donde se encontraba ahora. Durante su carrera por llegar a casa se dio cuenta de tres cosas. a) Debían ser por lo menos las cuatro de la madrugada. b) Llevaba puesto un vestido, empapado, hay que añadir. c) La mochila con sus cosas estaba en Rivendell, así que no tenía llaves.

'Es una suerte que mi mejor amiga viva en el apartamento de enfrente!' rió para si.


Ambos se quedaron mirando hacia la cascada durante unos segundos, incapaces de comprender lo que habían visto. Y, tras intercambiar una mirada para verificar que el otro también lo había presenciado y no eran alucinaciones, los dos corrieron hacia los aposentos de Lord Elrond.

Entraron sin ni siquiera llamar a la puerta y quedaron sorprendidos ante la escena. Lord Elrond se encontraba apoyado en el amplio ventanal y a su lado estaba Gandalf, ambos miraban hacia la cascada. Volvieron su vista hacia los intrusos, mientras estos les miraban estupefactos. 'Es que sabían que ocurriría?' pensó Legolas. Elrond les miraba con cara de preocupación, Gandalf parecía serio pero sus ojos estaban risueños. Aragorn y Legolas, a su vez, tenían la mirada llena de confusión y preocupación.

"Entonces..."- empezó Aragorn. -"lo habéis visto?"- preguntó, aun sin creerse lo que acababa de ver. Ambos asintieron. -"Pero como?"- preguntó sin comprender.

"Magia"- se limitó a contestar Gandalf, con una pequeña sonrisa en sus labios. Al ver la cara de confusión de sus amigos añadió. -"Ha abierto un portal a su mundo."-

"Como es posible?"- preguntó Legolas. -"Si no pudo con los hechizos simples, como..."-

"A todos nos traiciona nuestro subconsciente, de vez en cuando. No es que no prestase atención a las clases."- les explicó Gandalf. -"es que hacer magia implicaba abandonar su mundo, puede que para siempre. Y me temo que no quiere hacerlo. Así que involuntariamente ella misma se boicoteaba."- les miró atentamente, parecía que lo estaban entendiendo.

"No estaba debidamente motivada"- agregó Lord Elrond, serio.

"Cierto. Así que le dimos lo que quería. Una puerta a su hogar. Solo debía abrirla."- contestó Gandalf, sonriente.

"Que! Gandalf, como has permitido que hiciese algo así?"- preguntó Legolas, mirando al mago furioso. -"Si Saruman o alguno de sus espías estaban mirando hacia aquí, lo habrá visto todo. Sabrá que vuelve a estar en su mundo, desprotegida. Ella está en peligro! Tú la has puesto en peligro!"- 'En que estaban pensando?'

"Lo sé."- dijo Gandalf, ahora más serio. -"En realidad no creí que consiguiera crear un portal lo suficientemente poderoso como para que ella pasase."- añadió pensativo.

"Pues lo ha hecho!"- medio gritó Legolas. Gandalf le miró, sorprendido por la reacción que estaba teniendo el joven elfo. Nunca le había visto perder los nervios.

"Iré en su busca enseguida"- dijo el mago mirando a Lord Elrond, quien dio su aprobación con un leve gesto.

"Yo también voy"- dijo Legolas, ahora más calmado.

"Contad conmigo"- añadió Aragorn. Gandalf asintió.

"Bien. Pediré que preparen lo necesario cuanto antes."- dijo Lord Elrond.


Anne llegó al portal de su edificio, que estaba abierto, 'para variar' pensó. La vieja puerta nunca había cerrado bien. Se precipitó al ascensor y marcó el quinto. 'Vamos, vamos. Nunca me había dado cuenta de lo lento que es este trasto!'. Salió de él en cuanto se empezaron a abrir las puertas y se paró en frente del piso de su amiga. 'Y que se supone que le voy a contar? Si le digo donde he estado me tomara por loca?...Mmm...Da igual! Estoy en casa!'. Y picó al timbre.

Al cabo de unos minutos escuchó como alguien se acercaba a la puerta, y vio como se abría muy lentamente, mostrando a una chica alta y pelirroja, de unos veintiochos, en pijama y bastante despeinada. Ésta abrió sus verdes ojos como platos al reconocer a quien tenia delante.

"Hola!"- le dijo Anne sonriente. Su amiga, tras dudar unos segundos, se lanzó hacia ella y la abrazó.

"Donde has estado?"- le preguntó, una vez estuvieron dentro del piso y sentadas en el sofá. -"Estábamos muy preocupados. Buscamos por todas partes, incluso en los hospitales."-

"Lo lamento, Sonia."-

"Lo lamentas? Has estado desaparecida durante quince días! Nos has dado un susto de muerte!"- le dijo, -"Y por que vas vestida así?"- añadió, levantando una fina ceja roja. Anne hizo una mueca.

"Si te lo cuento, prometes no tomarme por loca?"- le preguntó, dubitativa. Sonia asintió. -"Pues allá va"- Anne le contó todo lo ocurrido, desde su salto al lago y su encuentro con los orcos hasta el momento en el que llamó a su puerta. Mientras, Sonia la miraba sorprendida, no sabía si creer lo que le estaba contando o no. Pero entre ellas nunca habían tenido secretos, y Anne parecía tan convencida de lo que decía, que la creyó.

Cuando acabó su relato, Anne guardó silencio unos minutos, dejando que Sonia asimilase sus palabras. Por la cara que ponía parecía que no la estaba tomando por loca. 'Menos mal!'

Al fin reaccionó. -"Que has estado una semana sola con Legolas!"- gritó su amiga. -"Y como es? Es tan guapo como en las pelis? Seguro que es mucho mas guapo!"- añadió con cara de estar soñando.

"Es que no has oído nada de lo que te he dicho!"- le gritó Anne, ofendida. -"Que intentó matarme!"-

Sonia seguía con cara de estar soñando. –"Mmmm...Legolas...Que suerte la tuya..."-

"Que parte de intentó matarme no asimilas bien!"- le gritó , aún más ofendida. -"Por suerte de camino a Rivendell estaba Guimli"-

"Bueno, bueno"- dijo su amiga, como quitándole hierro al asunto. -"Pero no te hubiese hecho nada. Es Legolas!"- sentenció. –"Además, en Rivendell se portó bien contigo"-

Anne puso cara de resignación. -"Lo que tu digas"-

Sonia rió al ver su expresión. -"Te queda muy bien el vestido, Barbie"- bromeó.

"Vuelve a nombrarlo y te acuerdas de mi"- le contestó Anne, seria, alzando un puño. Pero su cara se entristeció de golpe.

"Que ocurre?"- los ojos verdes de su amiga la miraban preocupados.

"Si me hubiese esperado dos días..."- susurró Anne. -"He sido demasiado impaciente. Ahora vendrán a buscarme"-

"Quien?"- preguntó Sonia.

"Gandalf."- dijo triste. -"Tenia razón sobre quien soy. Ese estúpido mago. Estoy segura de que me dio ese libro expresamente!"-

"Es lo más probable...Mmm"- su amiga la miraba pensativa. -"Crees que vendrá Legolas?"-

"EH!"- le miró Anne furiosa. -"Esto es serio!"-

"Lo se, lo se"- dijo Sonia escondiendo media sonrisa. -"Te pones muy graciosa cuando te enfadas"-

Anne suspiró -"Ten amigas para esto"-

"Por que no duermes un poco. Seguro que estas muy cansada"- y con una sonrisa le tendió una copia de las llaves de su apartamento. -"Me alegro que estés aquí. Sabes, te he echado de menos."-

"Yo también"- le dijo Anne, sonriendo. -"Buenas noches"-

"Que descanses."-


Estaba amaneciendo y ya lo tenían todo preparado. habían cogido sus armas, ropas de recambio y algo de comida y agua. No tenían ni idea de que se iban a encontrar o el tiempo que tardarían en dar con ella.

"Como sabremos donde ir?"- preguntó Legolas. -"No sabemos nada sobre su mundo o sus dimensiones."-

"Ella no puede estar muy lejos de donde se abra el portal."- le informó Gandalf tranquilamente.

"A mi lo que me preocupa es el detalle de saltar."- dijo Guimli con preocupación en su voz. Lo habían despertado poco después de lo ocurrido y, aunque medio dormido y sin conocer los detalles del viaje, había accedido a acompañarles. -"Como de alto?"- Legolas se limitó a señalarle la cascada, mientras el enano abría la boca del asombro.

"Saltad cuando yo lo ordene."- dijo Gandalf, una vez los cuatro estuvieron en lo alto de la cascada. -"O no atravesareis el portal."- Guimli tragó con fuerza, pero miró con decisión hacia abajo. 'Si ellos saltan, yo también!'

Se colocaron en el borde, Gandalf los miró uno por uno, y asintió. -"Preparaos"- Respiró hondo, repitió las palabras en su mente y gritó: -"Ahora!"- Y los cuatro se lanzaron sin dudarlo, mientras Lord Elrond, desde su balcón, observó como desaparecían rodeados por un resplandor de luz blanca.

Los cuatro compañeros se precipitaron al vacío, y en apenas unos segundos cayeron al lago. Bueno, solo tres cayeron en el lago, ya que Legolas, haciendo gala de sus buenos reflejos, había evitado el caer en el agua y ya estaba en la orilla inspeccionando los alrededores. No sin recibir miradas acusadoras por parte de sus compañeros, empapados, hay que añadir.

"Que lugar tan extraño"- murmuro Gandalf, mientras los cuatro compañeros observaban la carretera resguardados por unos matorrales. En ese momento pasó un coche.

"Eso debe de ser uno de esos vehículos de los que habló Anne."- susurró Guimli. -"Hacen un ruido infernal."-

"Deberíamos movernos. No se ven casas por aquí."- comentó Legolas. Los otros asintieron, y con mucha precaución, avanzaron, paralelos a la carretera, pero tras los arbustos, sin dejarse ver.

Tras un rato de seguir la carretera, ésta se internaba en una ciudad. Los cuatro amigos se miraron dubitativos. El problema era, que si la seguían y entraban en la población, deberían abandonar su escondite. Se quedaron un rato observando. Vieron más coches entrar y salir de la ciudad, mujeres con carros de la compra, niños que corrían por las calles... Todos parecían bastante inofensivos. Así que después de unos segundos de duda, salieron de su escondite y empezaron a caminar por las calles, a la luz del día.

La mayoría de gente estaba tan atareada con sus quehaceres, que no se daban ni cuenta de los extraños seres que pasaban por su lado. En cambio, otros si lo hacían, y se les quedaban mirando, la mayoría con cara de 'de que manicomio os habéis escapado?' o 'por que vais vestidos así? Es que no tenéis orgullo?'. Mientras tanto, ellos observaban a la gente con precaución.

"No van armados"- murmuró Legolas.

"Mmm...Creéis que alguno conocerá a la nena?"- preguntó Guimli, que ya se estaba hartando de que todo el mundo le mirase y quería encontrarla cuanto antes.

"Probemos"- comentó Gandalf, y, con su mas amigable sonrisa, se dirigió hacia un grupo de niños que les miraban divertidos. -"Buenos días muchachitos"- les saludó. -"Estoy buscando a una joven que se llama Andraya, la conocéis?"-

Los niños le miraban desconfiados. –"Mi madre dice que no hable con extraños."- Dijo el que parecía más mayor. –"Y usted me parece muy extraño"- añadió, mientras los otros reían. Gandalf los miró pensativo 'Vaya con la juventud de hoy en día.'. –"Es usted su abuelito?"- dijo una niña con largas coletas rubias. El mago asintió. 'Quizá así me digan algo'. La niña se lo pensó unos segundos y, alzando su brazo, le señaló uno de los edificios próximos. –"Gracias, pequeña"-

Los cuatro se acercaron al edificio y se lo quedaron mirando.

–"Extraña construcción. Nunca había visto nada tan grande ... parece sólida"- comentó el enano, mientras observaba el gran edificio que se alzaba ante ellos. Era una construcción de tochos vistos que ocupaba toda la manzana, de diez pisos de altura si contamos los bajos, con tiendas en los locales que daban a la calle. Había un supermercado y un par de tiendas de ropa.

Caminaron hasta lo que parecía la entrada principal (vamos, la portería). La puerta estaba abierta, así que entraron. Era un rellano amplio y luminoso, con buzones (aunque a ellos les parecieron unas cajitas muy curiosas) y al fondo estaban las escaleras, y la puerta metálica del ascensor. Aunque eso tampoco hubieran sabido lo que era, de no ser por que dicha puerta se abrió y salió una joven de cabellos rojizos.

–"Ay! Mi madre!"- dijo la chica al ver a los cuatro hombres que tenía delante.