Hola, holita, vecinitos!
Bueno pues ya estoy aqui otra vez. Espero q os gusten las aventuras de los chicos en nuestro mundo.
Cap 13: De paseo por un extraño mundo.
La idea de Sonia agrado a Anne. Seria divertido verles vestidos con ropa de este mundo y soltarlos por la calle a ver como reaccionan. Así que Sonia trajo al salón de Anne toda la ropa de chico que tenía en su casa, la cual era bastante, ya que el capullo (Lucas) se largó sin recoger sus cosas. Las chicas se sentaron a mirar como ellos remenaban el montón de ropa como si se tratara de un pequeño mercadillo. Después de mucho buscar empezaron a encontrar ropa a su gusto.
Gandalf se decidió por unos tejanos azul claro y una camisa blanca (obviamente), Aragorn eligió pantalones y camisa oscuros. Legolas, por su parte, le echó el ojo a unos tejanos azul oscuro y una camiseta verde claro con el dibujo de un lobo de las nieves en el centro. Mientras que Guimli miraba con sospecha unos pantalones que, a su antiguo propietario le llegaban por debajo de las rodillas.
Una vez estuvieron vestiditos y tras el shock inicial de verlos con esas pintas y los cinco minutos que las chicas no pudieron hablar porque estaban demasiado ocupadas intentando no reírse, se miraron entre ellos. Anne pudo ver como todos contenían la risa. 'Bueno, al menos esto olvida el suceso del capullo!' pensó, mientras observaba como Sonia sonreía alegre.
–"Estáis seguras que es así como se viste en este mundo?"- preguntó Guimli.
–"Segurísimas"- contestó Anne intentando no reírse ante la expresión del enano.
–"Bueno, estamos listos"- dijo Gandalf sonriente, se moría de ganas de salir del mini apartamento en el que habían estado prisioneros durante las ultimas 24 horas.
–"Pues vamos"- dijo Sonia que salió al rellano a esperar el ascensor, seguida por los chicos, mientras Anne se quedaba la última. Cuando Legolas pasó por delante suyo algo llamó su atención y sonrió.
–"Que le ha pasado a tu pelo?"-
El elfo se giró para contestarle. –"Dijiste que mi peinado era de chica"- Anne rió mientras le observaba, ahora el elfo llevaba el pelo recogido en una cola baja. –"Que ocurre?"- le preguntó, con cara de estar empezando a enfadarse.
–"Espera un momento"- dijo Anne mientras entraba en su habitación.
Cuando salió, llevaba un pañuelo oscuro en la mano. –"Toma."- Legolas lo cogió extrañado. –"Póntelo en la cabeza, así"- le dijo, haciendo como si se colocara un pañuelo imaginario sobre la cabeza y lo atara en su nuca. Legolas alzó una ceja, no acabando de entender porque él tenía que llevar un pañuelo en la cabeza y los demás no. –"Para que no se vean tus orejas"- le dijo, medio riendo ante la confusión del elfo. Éste alzó ambas cejas cuando lo comprendió y, sonriente, salió del apartamento colocándose el pañuelo.
Pasearon por la ciudad la mayor parte del día. Todo el tiempo a pie, ya que los chicos estaban demasiado impresionados con los coches como para intentar meterlos en uno, o en el metro. Guimli caminaba lo más alejado de ellos, mientras que Legolas y Aragorn los miraban con cierta sospecha. En cambio, Gandalf parecía pasárselo en grande. Las chicas les enseñaron la ciudad, su barrio, los parques, el centro comercial, los cines ... Hasta que llegaron a un pequeño edificio de oficinas, casi en el centro de la ciudad.
"Y aquí es donde trabajo, o trabajaba."- dijo Anne señalando al edificio. -"Estos días no he tenido que ir porque estoy de vacaciones hasta septiembre. Es sábado, así que no habrá mucha gente, pero debería entrar y decirles que no voy a volver, no?"- Gandalf asintió. -"Es una pena. Para un trabajo que me gusta."-
"Y de que trabajas?"- se interesó Aragorn.
'Y ahora como les explico que programo paginas web?' pensó Anne. -"Emmm... Pues veras... Esto... Programo paginas web."- les dijo tranquilamente. 'Ja ja ja, que mala que soy' pensó al ver sus caras de desconcierto. -"Veréis. En este mundo tenemos unas máquinas llamadas ordenadores, estos son como una especie de libros electrónicos en los que se puede almacenar o acceder a muchísima información. La cual esta guardada en forma de paginas web. Y esto es lo que yo hago, les doy forma a las paginas, el tipo de letra, los colores, los dibujos,... vamos, el diseño en general, pero no escribo el contenido, de eso se ocupan otros. "-
"Como una especie de escribano?"- aventuró Gandalf.
Anne asintió. 'Si pensando eso son más felices.' Mientras el resto la miraba comprendiendo. -"Enseguida vuelvo"- y suspirando entró en el edificio.
Su jefe era un hombre joven, de unos treinta, muy dado a largas conversaciones, así que la entretuvo un buen rato, preguntándole donde iba, durante cuanto tiempo, etc. Cuando consiguió despedirse de él y de sus compañeros, por suerte los sábados no trabajaba mucha gente, 'Mejor, no me gustan las despedidas.', salió del edificio un poco triste. Era el primer trabajo decente que tenia en toda su vida. Al principio estuvo trabajando de camarera en un bar, también había trabajado de vendedora en unos grandes almacenes, e incluso las dos cosas al mismo tiempo, lo que la dejaba hecha polvo y sin tiempo para nada más. Pero le sirvió para ahorrar lo suficiente y poder pagarse el curso de programación, a parte del piso y todas las facturas, claro.
Siguieron paseando durante toda la tarde, enseñándoles a los chicos cada rincón de aquella ciudad y explicándoles las costumbres y tradiciones que tenían. Durante su paseo pasaron por delante del hospital donde trabajaba Sonia de enfermera, y por el centro comercial donde Legolas causó furor entre las chicas, que le miraban embobadas o le guiñaban el ojo, las más atrevidas, mientras éste les dedica sonrisas profident. 'Presumido! Quizá más tarde pasemos por el zoo y se caiga misteriosamente en la jaula de los leones '. Al anochecer fueron a cenar a un chino que les encantaba a las chicas. La cena fue tranquila y agradable, si exceptuamos los problemas que tenía Guimli para conseguir dominar los palillos, aunque una vez superado, se zampó varias bandejas de comida él solito. Los demás no se quedaron cortos.
'Como come esta gente! Ni que hubiesen estado un año sin alimentarse!' pensó Anne. –"Supongo que os gusta?"- les preguntó mientras observaba como devoraban la comida. 'Esto va a costar una pasta! ... Pero ... total, puede que nunca regrese de la Tierra Media así que mas vale gastarme ahora el dinero que regalarlo al banco, no? ' Y centró su atención en su pollo al curry. 'Mmmm...mi plato chino favorito! ... Tendrán curry en la Tierra Media, no? Oooo...' Y entonces, le asaltó la gran duda.
"Hay helados en la Tierra Media?"- preguntó de golpe.
"Helados?"- repitió Gandalf sin comprender el significado de la palabra.
'Aaaaaaaaaaaaaaaaaa! Eso es un NO!' -"Y chocolate?"- preguntó sin muchas esperanzas. Cuando Gandalf negó con la cabeza, el mundo de Anne cayó a sus pies. 'Nooooooooooo! Atrapada en un mundo sin chocolate!... Espera un momento, no hay internet! Ni televisión por satélite! ... Prefiero el mundo de los miércoles permanentes... snif!'
De vuelta en el apartamento de Anne, las chicas descansaban en el sofá (todo el día caminando es para estar cansadas) y observaban a los chicos charlar sobre las rarezas del mundo en el que se encontraban. Verles discutir sobre la utilidad de un semáforo o incluso de la comida congelada era un poco cómico, así que las chicas se limitaban a mirarse entre ellas y sonreír. De pronto, Anne sintió un escalofrío recorrer su espalda y empezó a sentirse intranquila. Echó varios vistazos a su alrededor, pero todo estaba bien. Los chicos continuaban con su conversación sobre la utilidad de congelar guisantes o corderos enteros (como había propuesto Guimli) y Sonia ya no se molestaba en esconder la risa y reía tranquilamente. Pero, tras unos minutos, Anne sintió otro escalofrió e, instintivamente, miró hacia la ventana. Ya había anochecido y, aunque no se había visto ni una sola nube en todo el día, en ese momento el cielo estaba completamente cubierto de nubes, tapando por completo la claridad de la luna. Volvió su vista hacia los chicos para ver como Gandalf contemplaba el cielo nocturno con preocupación. Cuando el mago apartó la vista del cielo, su mirada se cruzó con la de Anne apenas medio segundo, pero el tiempo suficiente para que la chica leyera la preocupación en sus ojos. Al ver la expresión tan grabe del mago, Anne empezó a preocuparse de verdad, pues nunca le había visto tan serio, ni siquiera durante el concilio.
Gandalf susurró unas palabras a Legolas, quien, sin perder un segundo, se dirigió hacia la ventana. Observó la calle, mientras los demás le observaban a él, en silencio, preocupados y un poco asustadas en el caso de las chicas. Un par de minutos después, el elfo se giró y asintió levemente con la cabeza, separándose de la ventana y cerrando las cortinas.
"Que ocurre?"- le susurró Anne a Gandalf.
Éste la miró con preocupación. -"Me temo que están aquí."-
"Quien?"- preguntó Sonia, que ya empezaba a asustarse.
"Orcos"- dijo Legolas. –"Una partida de veinte vienen por la calle hacia aquí, en cinco minutos habrán llegado"-
Anne y Sonia pusieron cara de pánico 'Que delicado es el elfo para dar malas noticias... Eso, asústame más de lo que estoy!', mientras que los chicos preparaban sus armas. Aragorn, Guimli y Legolas salieron del apartamento, habían decidido interceptar a los orcos antes de que llegaran a edificio. Gandalf se quedó con las chicas, como protección.
Anne miró por la ventana, apartando un poco las cortinas, para ver como los tres guerreros avanzaban sigilosos y resguardándose de la poca luz de las farolas en dirección hacia sus enemigos. Los orcos aun no se veían por ninguna parte, al menos para los ojos de Anne, aunque algo le decía que estaban cerca.
"también lo has sentido, no es cierto?"- le pregunto Gandalf, haciendo que Anne desviara la atención al interior del pequeño apartamento.
Ella asintió, preocupada. -"Pero no sé el que exactamente."-
"Era magia."- contestó Gandalf. -"Magia negra, para ser exactos. Ha sido utilizada para abrir un portal a este mundo y oscurecer su cielo."- Ella le miraba pensativa. -"Tus sentidos aun no son muy precisos, pero lo serán... con un poco de práctica."- dijo con una pequeña sonrisa.
'Genial! Si salgo de ésta, me esperan más clases...'
Mientras tanto, Aragorn y Guimli se posicionaban tras un muro a la espera de sus presas, mientras que Legolas preparaba su arco desde lo alto de un árbol cercano. Apenas habían pasado un par de minutos cuando Aragorn y Guimli fueron capaces de escuchar los pesados pasos de los orcos que avanzaban en silencio. Aragorn les observó desde su escondite.
"Son veinte."- informó a Guimli. -"Legolas estaba en lo cierto"-
"Bien!"- respondió el enano. -"Eso hacen cinco para ti, cinco para el principito y diez para mi."- Aragorn sonrió.
"Eso ya lo veremos."- respondió una suave voz desde lo alto del árbol que tenían en frente. Y, segundos después, precisas flechas empezaron a salir de entre las ramas, cogiendo por sorpresa a los orcos y dando por iniciada la batalla.
Aragorn y Guimli salieron al encuentro de los orcos que se habían logrado esconder del alcance de las mortíferas flechas e intentaban alejarse del lugar por una de las calles laterales. Los orcos opusieron resistencia y pronto los tres amigos se vieron envueltos en un mar de estocadas. En medio de la batalla, ninguno advirtió que tres de sus oponentes se desvanecían entre las sombras.
Ahora era Gandalf el que miraba por la ventana preocupado, tres figuras negras avanzaban en dirección al edificio. Por el tamaño y la forma de moverse supo, sin lugar a dudas, que se trataba de orcos. Miró a las chicas con preocupación y, tras advertirlas de lo que ocurría, les dijo que se quedaran en el apartamento. -"Bajo ninguna circunstancia os mováis de aquí"- dijo el mago muy serio. -"Volveré en seguida"- Y, dando un último vistazo a las asustadas jovencitas, salió del piso.
Bajó hasta la planta baja por el ascensor y, tras la puerta metálica, esperó a que los orcos entraran en el edificio. Sacó su espada y los cogió por sorpresa. Los tres orcos gruñeron a la blanca figura que se interponía entre las escaleras y ellos, y se lanzaron hacia ella. Con una agilidad que nadie supondría en alguien con el aspecto de un anciano, el mago paró el ataque de los orcos, impidiéndoles una y otra vez acercarse a las escaleras del viejo edificio.
Los gruñidos de las bestias alertaron a los vecinos de los pisos bajos, que abrieron sus puertas para ver lo que ocurría. Gran error, los orcos lo aprovecharon para centrar su atención en los pobres mortales desarmados, los cuales les miraban inmóviles presas del pánico. Gandalf se lanzó en su defensa, dejando el paso hacia la escalera libre. En su desesperado ataque por proteger a los humanos, mató a uno de los orcos y atacó con furia a un segundo. Fue ese momento el que eligió el tercer orco para escabullirse escaleras arriba. Gandalf no lo vio, el orco contra el que luchaba lo tenía demasiado ocupado.
En el apartamento, las chicas miraban asustadas por la ventana y, de vez en cuando, intercambiaban alguna mirada. De pronto, Sonia vio como Anne se giraba hacia la puerta. Por un segundo creyó que se trataba de Gandalf que volvía, pero al ver la expresión en la cara de su amiga, supo que no era así. Anne apagó las luces, cogió a su amiga por el brazo y la llevó detrás del sofá.
"No te muevas."- le susurró como contestación a la pregunta que rondaba por la mente de Sonia pero que no se atrevía a hacer.
Unos pasos pesados se aproximaron a la puerta y ésta se abrió de golpe. Las chicas pudieron oír la respiración de la bestia que acababa de entrar y se miraron con pánico. Escucharon sus pasos mientras registraba la casa y cuando entró en el salón pudieron sentir el olor putrefacto del orco. Éste observaba la sala detenidamente, mientras las chicas se encogían detrás del sofá en el otro lado de la estancia. 'Muy inteligente, Anne. Entra un orco en tu casa y te escondes detrás del sofá! ... Y ahora qué, genio!'
Le oyeron moverse por el salón durante apenas un minuto, aunque a ellas les pareció mil años, hasta que se detuvo de nuevo ante la puerta. 'Parece que no nos ha visto ... Uf!' Pero en ese momento, la bestia se abalanzó hacia el sofá y, alzando su espada, lo atravesó. La suerte quiso que el negro filo de la espada partiese el sofá dejando a una de las chicas a cada lado, y éstas, como acto reflejo, se apartaron de la espada, asustadas. Anne miró la espada y el sofá paralizada, mientras que Sonia se levantó de un salto y se separó de los restos del sofá. El orco centró su atención en ella.
"Aquí estas niña."- dijo con su horrible voz. Y, agarrándola por el cuello, la obligó a caminar hacia la puerta. Sonia intentó resistirse, pero lo único que consiguió fue que la amenazase con la espada. -"Si mi amo no te quisiera viva..."- la miró con desprecio.
'Que? Cree que Sonia soy yo.' Pensó Anne, aun inmóvil en el suelo. El sofá le tapaba la visión de lo que ocurría, aunque podía ver la cabeza del orco, y con eso tenía suficiente para estar aterrorizada. Escuchó como Sonia empezaba a sollozar. 'Es culpa mía, debí irme cuando Galdalf dijo ... quizás nunca debí volver'. E, intentando que sus piernas dejasen de temblar, se puso en pie, con sigilo, cogió una de las maderas que sobresalían del destrozo que antes era su sofá y avanzó hacia la horrible criatura. Con más fuerza de la que recordaba tener, le golpeó en la cabeza, haciendo que del golpe, el desconcertado orco cayera al suelo. Aun con la madera en las manos, tardó en comprender lo que acababa de hacer. El orco se puso en pie de un salto y miraba a las dos jóvenes con rabia. 'Ups!' Anne cogió a Sonia de la mano y la arrastró detrás de la mesa, de manera que quedaba entre ellas y el orco. Este se dirigió hacia un lado, mientras ellas se movían hacia el otro, pero sin darles opción a acercarse lo suficiente a la puerta para poder escapar. Las chicas miraban aterrorizadas al orco que les sonreía de manera malévola. Sin duda, divertido ante la situación. Jugaron a ese juego durante unos minutos, hasta que el orco se hartó y, de un manotazo, lanzó la mesa al otro lado de la habitación. Avanzó hacia ellas amenazante, mientras que las chicas se encogían aterrorizadas contra la pared.
Guimli remató al último de los orcos y miró a su alrededor, las oscuras criaturas les habían plantado cara al principio, pero pronto consiguieron vencerles sin muchos problemas. Aragorn limpiaba su espada, mientras Legolas recontaba los cadáveres.
"Diecisiete"- murmuró preocupado. Aragorn y Guimli miraron a su alrededor, como si alguno de los cuerpos sin vida hubiese decidido esconderse de ellos, pero ese no era el caso. Donde estaban los otro tres? Sus miradas se cruzaron cuando, interiormente, todos llegaron a la misma conclusión. De manera automática miraron hacia el edificio de Anne, en el preciso instante en el que un fogonazo de luz azul iluminaba una de las ventanas.
Legolas empezó a correr hacia el edificio, seguido de cerca por sus compañeros. Que había sido esa luz? Estarían todos bien? Como era posible que no se hubiese percatado de la desaparición de tres orcos? Maldiciendo su falta de atención sobre el grupo de atacantes, entró en el edificio.
En la entrada pudo ver dos orcos sin vida y a Gandalf que alzaba su espada ante uno de ellos. El mago acababa de matarlo, de su espada caían grandes gotas de sangre negra. Gandalf miró al elfo con preocupación, mientras éste, sin detenerse un segundo, pasó de largo al mago y subió las escaleras a toda prisa.
Cuando entró en el pequeño apartamento quedó completamente sorprendido por la escena que tenía delante...
Que será lo que ha visto Legolas? Será un pájaro? Será un avión? ...
jajaja para saberlo tendreis q esperar un poquito!
hasta pronto! ;p
