Primero de todo, gracias por todos los review! y por participar en la mini-encuesta.
Veo que la mayoria opinan q el elfo debe sufrir, bien, bien, esa era tb la q yo habia elegido, aunq durante unos segundos dude con la b) que se liara con guimli, jajaja. Os lo imaginais, Anne hubiese sido la reina de la cerveza y hubieran tenido una prole de enanos chalados bebedores de cerveza. jajaja. Es mas, Legolas no habria muerto, sino q habria esquivado el tren , por algo tiene reflejos elficos, y seria el canguro de los hijos de Anne y Guimli, mientras estos se van de bares a beber cerveza, cosa q ocurriria casi cada noche, jajajaja, pobre elfo, mas le valia morir, creo q no tardaria mucho en avandonar la tierra media y zarpar hacia las tierras imperecederas. jajaja.
Ahora en serio:
Bueno, la
mini-encuaesta ha sido todo un exito, estos son los resultados:
el
elfo va a sufrir! jajaja por mayoria aplastante aunq ha habido
algunas otras opciones bastante buenas.
creo q hare mas encuestas en el futuro.
Bueno, pues eso, muchas gracias por todos los reviews, me ha hecho muchisima ilusion q participarais en la mini-encuesta!
Y recordad:
" comitas dobles" - dialogo.
' comitas simples y cursiva! ' - pensamientos.
Cap 17: Dónde está Harry Potter cuando lo necesitas?
Unos días más tarde volvió un destacamento de guardias de las fronteras, entre ellos Legolas y Guimli, con muy malas noticias para Lord Elrond. Por lo visto, no solo habían encontrado rastro de orcos, sino que habían seguido a un pequeño grupo de estos hasta su campamento, para descubrir que se trataba de un pequeño ejército apostado muy cerca de los límites de Rivendell. Habían conseguido neutralizarlo con éxito, pero no estaban seguros de que no hubieran más orcos cerca. Así que Lord Elrond había decidido enviar a un nuevo destacamento a las fronteras.
Durante la cena de ese día, Legolas intentó disculparse con Anne varias veces, pero lo único que recibió por parte de la chica fueron miradas de odio. Así que, al final, desistió, ya que las miradas cada vez se volvían más intensas, le habían contado el incidente con la puerta y no tenía muchas ganas de acabar hecho añicos. 'Me odia' pensó Legolas cuando Anne se marchó a dormir sin siquiera mirarle.
El día siguiente, pasó como iba siendo habitual, clases, clases y más clases. Entre estas, Anne tropezaba con cierto elfo rubio que trataba, una y otra vez, de hablar con ella, pero sin éxito, ya que Anne se deshacía de él lo más amablemente que podía. Es decir, le ignoraba, giraba por otro pasillo o incluso le gruñía. Al final del día, Legolas estaba más que desesperado. Lo único que quería era disculparse, se sentía fatal cada vez que Anne le ignoraba, pero ella no parecía dispuesta a escucharle. 'Se puede saber por que es tan cabezota?...Estúpida chica!' Así que, cuando vio que Anne se dirigía sola hacia los jardines después de la cena, decidió hacer un último intento. La siguió por las terrazas y, cuando estuvo seguro de que estaban solos, se puso a su lado.
"Podemos hablar?"-
Anne le miró sorprendida, no se había dado cuenta de que la seguía, y, tras el shock, se puso a caminar de nuevo.
"Anne"- dijo Legolas poniéndose ante ella para impedirle el paso.
'Que pesadito!' Anne intentó pasar varias veces, pero Legolas era más rápido que ella y se lo impidió. Así que no tuvo más remedio que dar media vuelta y volver por donde había venido.
"Vamos a estar mucho tiempo así?"- decía el elfo mientras la seguía.
Anne bordeó una de las terrazas, cruzó un par de jardines y se dirigió hacia la cascada, con cierto elfo pisándole los talones.
"Te estas comportando como una niña pequeña!"- le dijo el elfo, ya molesto de perseguirla. Anne lo encaró al oír el comentario y le miró enfadada. 'Creo que te voy ha hacer explotar ya! ' No hizo falta que lo dijese en voz alta, Legolas intuyó lo que la chica estaba pensando con solo mirar sus ojos. 'Quizá no ha sido un comentario muy afortunado' pensó el elfo 'Pero al menos se ha parado.'
"Lamento lo ocurrido"- empezó.
"Lo que hiciste!"- le corrigió la chica.
Legolas hizo una pequeña mueca. -"Lamento lo que hice"- volvió a empezar. -"No me parecía buena idea que acompañases a Gandalf y te pusieras en peligro, así que..."- continuó.
"...así que decidiste encerrarme"- acabó ella por él.
Legolas intentó disculparse. -"No parecías dispuesta a cambiar de opinión y yo ... "-
"Era mi decisión, no la tuya!"- le gritó Anne, furiosa.
"Lo sé, lo sé"- la miró culpable el elfo. -"Lo lamento."- Suavemente, le cogió una mano. -"Si pudieras perdonarme..."-
Anne alzó una ceja y echó una mirada a su mano. Pero antes de que pudiera preguntarle que estaba haciendo, hubo una fuerte ráfaga de viento a su alrededor. A Anne le pareció, por unos segundos, sentir una sombra cerca. Miró a su alrededor preocupada. -"Qué pasa aquí?"-
"Solo te he cogido de la mano."- dijo Legolas soltándola de golpe y sintiéndose un poco estúpido por haberlo hecho.
"No has sentido eso?"- le preguntó Anne mientras se dirigía al borde de la cascada. -"Había algo en el aire..."- continuó, mirando hacía el oscuro lago que se encontraba a los pies de la cascada.
Legolas notó la preocupación de la chica y concentró sus sentidos, pero no pudo percibir nada. Se acercó a ella y la agarró por el brazo al verla tan cerca del límite del precipicio. -"Ves con cuidado"-
"Hay algo ahí abajo"- le dijo Anne, sin apartar la vista del lago. -"Es que no lo ves?"-
Legolas observó con atención, pero no vio nada. -"Estas segura?"-
En ese momento, una fuerte ráfaga de viento se arremolinó a su alrededor. Anne a penas podía abrir los ojos, el viento azotaba su cara y su cuerpo, y sintió que perdía el equilibrio a causa de la fuerza del aire. Notó como Legolas la agarraba del brazo y tiraba de ella para intentar protegerla con su cuerpo. Pero no sirvió de mucho porque el viento intensificó su fuerza y, en cuestión de segundos, ambos perdieron el equilibrio.
Lord Elrond se asomó inquieto al balcón de su despacho, algo le preocupaba, había notado una magia extraña dentro de los límites de Rivendell. No estaba seguro de que se trataba, pero podía asegurar que no había sido Anne, ya que su magia no le producía esa sensación de peligro. Barrió con la vista los jardines, observó con atención todos los rincones de su preciosa ciudad y no vio nada. Durante unos segundos respiró tranquilo, quizás se hubiese sobresaltado por nada, pero en ese momento volvió a sentirlo, y esta vez la sensación fue mucho más poderosa. Alzó la vista hacia la cascada para ver, con impotencia, como dos figuras se precipitaban al vacío y desaparecían tras un leve resplandor oscuro. Sin pensarlo dos veces, salió de su despacho en dirección al pie de la cascada, por el camino alertó a los guardias de la posible presencia de algún intruso en la ciudad, pero tras examinar la zona no encontraron a nadie, quien efectuó el hechizo no se encontraba en la ciudad.
Sabía que solo una persona tenía el poder y los motivos para intentar algo así en Rivendell, así que preocupado se dirigió hacia la habitación de Anne solo para descubrir que ella no estaba. Con la ayuda de un grupo de guardias registraron el palacio y los jardines sin éxito. 'Entonces, lo peor ha ocurrido' pensó preocupado, 'Saruman ha conseguido su objetivo.' Se decidió a enviar un mensaje a Gandalf explicándole lo ocurrido, al fin de cuentas en estos momentos el mago ya debía estar cerca de Fangorn, así que con un poco se suerte podría intervenir en los planes de Saruman.
Mientras se dirigía a su despacho para escribir la nota, se encontró con Guimli, quien parecía preocupado.
"Que os ocurre maestro enano?"-
"Mmm... No habréis visto a Legolas? Desde después de la cena que no le veo."-
Entonces el medio elfo comprendió lo que había sucedido. Habían sido dos figuras las que vio caer, sin duda una era Anne pero la otra había sido un misterio. En un principio creyó que se trataba de Saruman, lo que le desconcertó ya que no había notado su presencia cerca. Pero ahora todo cuadraba, quien cayó con Anne fue Legolas. Respiró un poco mas tranquilo. 'Al menos no esta sola.'
"Se puede saber que está ocurriendo?"- preguntó el enano un poco disgustado ante la falta de información de su interlocutor. Lord Elrond le miró con preocupación antes de contarle sus sospechas sobre lo ocurrido.
Anne despertó sobresaltada, le dolía todo e intentó incorporarse un par de veces antes de conseguirlo. 'Au! que dolor de cabeza!... Mi espalda!...' Se encontraba en el suelo de una oscura habitación, un suelo muy duro hay que añadir. La habitación era amplia y ovalada, con grandes puertas y ventanales, pero todos estaban cerrados. Las paredes y el suelo eran oscuros y la poca iluminación de la sala se debía a un par de lámparas de aceite que colgaban a ambos lados de una especie de trono de piedra. Miró a su alrededor asustada, no recordaba como había llegado ahí, ni haber visto esa sala en Rivendell. 'Que ha ocurrido?' pensó, aun atontada por el golpe. Se puso en pie con gran esfuerzo y continuó observando la habitación. Poco a poco fue recordando lo ocurrido, los jardines de Rivendell, la cascada, a Legolas persiguiéndola 'Estúpido elfo!' y, por ultimo, ese extraño viento que los había hecho caer. 'Que ha pasado? y donde está Legolas?'
Mientras meditaba sobre lo ocurrido, un sombra salió de uno de los oscuros rincones haciendo que Anne prestase atención a su alrededor de nuevo. La figura dio varios pasos hasta donde ella se encontraba. Se trataba de un hombre de aspecto mayor, alto y delgado, con larga melena y barba lacias y blancas. Vestía una túnica que le llegaba por debajo de las rodillas y pantalones, todo blanco, de manera que contrastaba de forma extraña con la oscuridad de la sala. El anciano podría haber pasado por Gandalf de no ser por su mirada. Sus ojos, fríos y calculadores, estudiaban a la chica y a esta no le gustaba nada la forma en que la estaba mirando. Al cabo de unos segundos los finos labios del hombre se curvaron en una pequeña sonrisa y sus ojos brillaron con malicia.
Anne no necesitó muchas más pistas para comprender a quien tenia delante. Era Saruman, antiguo mago blanco y líder de la orden de los magos, el traidor que se unió a Sauron para conseguir el anillo, y amo de los orcos que volvían a correr libres por la Tierra Media. Saruman, el mismo al que Gandalf había quitado su poder y encerrado en la torre de Isengard, el que durante años y en silencio se había hecho cada vez más poderoso utilizando magia negra y quien la había traído a la Tierra Media la primera vez. Ahora había conseguido llevarla hasta él.
Anne retrocedió un paso, miró a su alrededor pero las salidas seguían cerradas, mientras el mago la miraba con esa extraña sonrisa aún en sus labios.
"Al fin nos conocemos "- La voz del mago sonó tan fría como su mirada. –"Eres difícil de atrapar."-
"Que quieres de mi?"- Anne trataba de aguantar la mirada de Saruman lo mejor que podía, intentando que el viejo mago no viese el miedo que sentía reflejado en sus ojos. Pero el mago sabía perfectamente el efecto que tenía sobre la joven. Sonrió.
"Esto no tiene porque ser así."- Siguió el mago con su fría voz. –"No tenemos porque ser enemigos. Tengo algo que proponerte."-
Anne le interrogó con la mirada un poco sorprendida de que Saruman quisiese hacer un trato. El mago continuó. –"Puedo devolverte a tu mundo y asegurarte que ni Gandalf ni nadie de la Tierra Media podrá nunca encontrarte o traerte de vuelta."- Hizo una pausa para dejar que la chica pensase en su propuesta.
"Y que quieres a cambio?"-
Saruman sonrió de nuevo. –"Algo que no sabias que tenias y que puedo ver que no deseas. Lo único que te ata a este mundo."-
"Mi magia."- comprendió Anne.
Saruman volvió a sonreír. –"Y bien?"-
'Volver a casa y sin temer que nadie de la Tierra Media venga a por mi!... pero...' -"Que ocurrirá si digo que si?"-
"Volveré a ser quien nunca debí dejar de ser. El único mago blanco."-
"Y Gandalf?"-
Saruman rió y su risa resonó en la oscura sala haciendo que Anne se estremeciera. –"Pagará cara su intromisión en mis planes, igual que todos aquellos que se me opusieron."- La voz del mago sonó despiadada y cruel.
'Recuperar mi vida al precio de que toda esta gente pierda la suya?... Vale la pena?...'
"Y bien? Tenemos un trato?"- volvió a suavizar el mago su voz.
Anne le miró con miedo, no podía hacerlo, esa gente la había protegido. –"Que pasa si digo que no?"-
La sonrisa se borró del rostro del anciano. –"Cogeré lo que quiero tanto si aceptas como si no!"- Su voz volvía a ser cruel. –"Pero si es que no, tardaré más y también te dolerá más!"-
Se acercó a ella de manera amenazadora. sus ojos clavados en los de Anne quien ya no podía ocultar el miedo que sentía y todo su cuerpo empezó a temblar. Inconscientemente, intentó alejarse de Saruman, pero éste no tardó en acorralarla contra la pared.
"Y bien?"-
Anne no contestó.
"Como quieras."-
Saruman alzó una de sus manos y cogió a la chica por el cuello. Anne gritó, al notar que la mano del mago quemaba como el fuego.
"Te dije que te dolería."- dijo Saruman, pero Anne no le escuchaba, intentaba soltar esa zarpa abrasadora de su piel con todas sus fuerzas. Pero no lo consiguió, el mago la tenía atrapada. Siguió gritando y pateando durante unos minutos, minutos que a ella le parecieron años, hasta que estuvo tan cansada que dejó de moverse. Se sentía como si aquel contacto le estuviese robando las fuerzas, cada vez se sentía más débil, hasta que al final perdió el conocimiento y todo quedó oscuro.
El mago vio como la chica iba cediendo ante él y poco a poco perdía fuerzas. Cuando quedó inconsciente la dejó caer al suelo. Había absorbido parte de su poder, pero sabía que no de manera permanente. Ella era la depositaria de esa magia por mandato de los Valar, así que a menos que la chica renunciara voluntariamente en su favor, se tendría que contentar con robarle su energía con cuidado de no matarla o todo habría sido inútil.
Llamó a un par de orcos, quienes tras unas instrucciones de su amo, se llevaron a la chica. Saruman, de nuevo solo, respiró hondo, saboreando el poder que acababa de absorber. Muy parecido al que tuvo una vez, aunque mucho mas débil. Sabía que necesitaría mucho más para poder cumplir sus planes, pero también sabía que la chica poseía mucho más poder, solo necesitaba dejarla descansar y volver a absorberlo. 'Tarde o temprano cederá y su magia será toda mía'
Legolas despertó en una oscura habitación. Observó con atención donde se encontraba, se trataba de una celda, húmeda y de gruesas paredes, con una única ventana un par de metros por encima de su cabeza, con barrotes. Miró a su alrededor con preocupación, Anne no se encontraba allí. Se dirigió hacia la puerta, ésta era de madera, con un gran cerrojo. Intentó abrirla, pero le fue imposible, era demasiado gruesa y estaba bien cerrada. Se alejó de la puerta al escuchar pasos al otro lado.
La puerta se abrió, y antes de que pudiese atacar a quien lo tenía cautivo, vio como Anne era lanzada al interior de la celda. Se acercó a ella y la examinó. Estaba inconsciente y tenía una quemadura muy fea en el cuello. 'Como se ha hecho esto?' Con cuidado, la llevó hasta uno de los rincones de la celda donde intentó tratar la quemadura con lo poco que tenía.
Anne despertó al poco rato. Le dolía todo, otra vez, y tenía un terrible dolor de cabeza. 'La Tierra Media me sienta fatal!' Estaba intentando sentarse cuando notó unas manos que la cogian.
SPLASH
La reacción fue instantánea. Le arreó una buena bofetada a quien fuese que la había cogido y de un salto se plantó en el otro lado de la celda, asustada mirando a su alrededor.
"Legolas?"- murmuró, al ver al pobre elfo con cara de desconcierto y con una mano sobre su mejilla.
"Me alegro de que te encuentres mejor"- dijo éste, recobrando la compostura.
"Legolas!"- gritó Anne, a la vez que se abalanzaba sobre, el ahora sí, muy desconcertado elfo. -"Menos mal que estas aquí."- susurró la chica, mientras se abrazaba a él intentando contener los sollozos.
"Que ha pasado?"- preguntó Legolas, correspondiendo al abrazo de la chica.
"He pasado tanto miedo."- empezó ésta, separándose de él. Y, mientras examinaba con disgusto la celda donde se encontraban prisioneros, le relató a Legolas lo ocurrido con Saruman.
"Entonces, estamos en Isengard"- dijo el elfo con desespero, era lo peor que podría haberles pasado.
Anne se dejó caer en uno de los rincones y suspiró, derrotada. Mientras que con sus dedos se rozaba suavemente la quemadura de su cuello. Legolas se sentó a su lado y la miró con preocupación.
"Te encuentras bien?"-
Anne le miró e, intentando sonreír, afirmó con la cabeza. -"Aunque me siento un poco cansada... Y tu?"-
Legolas imitó su gesto y también asintió. -"Aunque me has dado un buen tortazo."-
"Te lo merecías"-
"Entonces, estamos en paz?"- aventuró el elfo, refiriéndose a si le perdonaba por haberla encerrado en su habitación.
"Te lo diré si salimos de aquí."-
Durante unos minutos, ninguno supo que decir. Estaban atrapados en Isengard, Saruman pretendía robar a Anne su magia y nadie sabia que estaban allí.
"Que va a pasar ahora?"- preguntó Anne preocupada.
"No te preocupes."- intentó animarla Legolas. -"Enviaran a alguien a buscarnos."-
Anne sonrió con amargura. -"Tu crees? No saben que estamos aquí."-
"Pero en cuanto nos echen en falta ... "- empezó el elfo.
"...creerán que estamos discutiendo en cualquier rincón!"- terminó Anne, quien se puso en pie y se dirigió hacia la puerta. Examinó durante unos segundos la cerradura, puso su mano derecha sobre esta y se concentró todo lo que pudo. Mientras Legolas la observaba con atención.
"Alohomora!"- dijo la chica. Pero no ocurrió nada. -"Mmm... Que decepción! En Harry Potter funciona."-
"Harry que?"- preguntó el elfo, confuso.
"Es un mago... De un libro... y ese hechizo es el que utiliza para abrir puertas."- le aclaró Anne.
Legolas la miró sorprendido. -"Pretendes abrir la puerta con un hechizo sacado de un libro de ficción!"-
Anne le miró con cara de 'Pues si!'
"No se te ha ocurrido probar alguno que te haya enseñado Gandalf?"- le preguntó el elfo, un poco molesto.
Anne le sonrió. -"Vaya, pero si cuando quieres piensas y todo! Muy buena idea, si señor!"- 'Mmmm... que hechizo podríamos usar... esto... Mmmm... ' -"No tendrás un manual de magia a mano, no?"-
Legolas parpadeó dos veces antes de acabar de asimilar lo que Anne le estaba pidiendo. -"No te sabes los hechizos?"-
"No es culpa mía! Esos trabalenguas son imposibles de memorizar!"- Anne le miró enfadada. -"Solo recuerdo uno para crear fuego"-
"Entonces que tal si intentas quemar la puerta!"-
"Ah! Vale!"- Se acercó a la puerta, alzó sus manos frente a ella con las palmas hacia arriba y susurró -"Caran-nar"- Una pequeña llama roja apareció entre sus manos, sin rozar su piel. La comparó con la puerta, era demasiado pequeña para hacerle nada. Suspiró disgustada, mientras la hacia desaparecer, volvía a concentrarse y repetía las palabras. Pero la llama que apareció no era mucho más grande que la anterior. –"Estupidas llamitas!... En Rivendell erais mucho mas grandes!"- Lo repitió una y otra vez, pero sin éxito, las llamas cada vez eran más pequeñas.
"Quizá deberías descansar."- le dijo Legolas, quien la había estado observando preocupado. -"Estas demasiado cansada para hacer magia ahora. Es mejor que lo pruebes más tarde."- añadió, mientras la cogia por un brazo y la obligaba a sentarse.
"Donde está Harry Potter cuando lo necesitas!"- murmuró Anne.
Y esto es todo por ahora. Hasta pronto! ;p
