Hola! Siento haber tardado tanto en actualizar, pero esta semana ha sido de locos! He tenido la entrega y presentacion de un trabajo y tb estoy estudiando para un examen final q tengo el martes q viene, y estopy un poco estresada!

Os pongo el siguiente capitulo, ya se q no es tan largo como los anteriores, pero es q mi mente no daba para mas, y antes q fastidiar la historia con alguna cagada a causa de mi agpotamiento mental, pues lo corto aqui.

Gracias por todos los reviews, este capitulo ha tenido muchos...por que sera? jajaja

Y lo de siempre, espero q os guste, espero vuestros reviews y muchas gracias por leer esta historia.


Cap 20: Cada vez que vengo a este reino la tengo que liar

El elfo se tambaleó un poco antes de alzar desafiante su espada de madera. Le van a matar! Le van a matar y se lo comerán! Le van a matar y se lo comerán y lo voy a ver en directo!... Piensa algo, piensa algo...' Anne se puso en pie y salió de las sombras, no sabía muy bien lo que estaba haciendo, pero no iba a quedarse ahí sentada. Así que, respirando hondo, se concentró, alzó sus manos y recitó un hechizo para crear hielo. Cual fue su sorpresa y la del elfo, por no hablar de la de las arañas asesinas, al ver como una gruesa muralla de hielo se iba creando entre los horribles bichos y sus presas. En cuestión de segundos cubrió toda la entrada a la gruta, dejando fuera a las arañas y dentro a ellos. Encerrados, pero sin arañas.

Legolas cayó de rodillas ante la muralla de hielo que se acababa de formar, mientras las arañas la golpeaban con furia pero sin éxito. Anne se acercó al elfo y le ayudó a sentarse apoyado contra una de las paredes de la cueva.

–"Te encuentras bien?"- le preguntó con preocupación, mientras Legolas le dedicaba una mueca de dolor. Anne le abrió la túnica, la cual estaba empapada de sangre. El hombro no tenía mejor aspecto, tenía una fea herida que no dejaba de sangrar. Con cuidado intentó limpiarla y vendarla con un trozo de tela de su falda, pero en menos de dos minutos, la tela estaba cubierta de sangre. Anne miró la herida con preocupación y repitió el proceso, mientras Legolas observaba como la chica le dedicaba toda su atención.

–"Supongo que tus tiritas de colores no servirán ahora."- le dijo, medio sonriendo.

Anne le miró a los ojos, muy seria. –"No tiene gracia."-

Legolas suspiró y, con su mano izquierda, acarició suavemente la mejilla de la chica. Anne acabó de vendarle y le cerró la túnica. –"Estas arañas son como la que atacó a Frodo de camino a Mordor, verdad? Quiero decir que solo te dormirás, no?"- Por un extraño motivo la forma en que Legolas la miraba no le gustó nada.

–"No son de la misma raza."- dijo el elfo.

–"Pero el veneno no es mortal, no?"- Ahora si que no le gustaba nada la forma como el elfo la estaba mirando. –"Legolas?"-

–"Los sanadores de mi ciudad conocen el antídoto. El veneno tardará un par de días en hacer efecto, así que tendremos tiempo de llegar."- dijo, mientras la cogía por el brazo y la obligaba a apoyarse en su pecho. –"Ahora, descansa un poco. Ese hechizo te ha dejado agotada."- Y, sintiendo la suave respiración de Anne sobre su pecho, se quedó dormido.

Anne se acurrucó sobre Legolas suavemente y se quedó ahí quieta un rato, mientras miraba a su alrededor con temor. Ya no se oían los golpes de las arañas contra el muro de hielo, quizá se habían dando por vencidas. Sentía la suave respiración del elfo mientras dormía y, de vez en cuando le oía soltar algún gemido de dolor. Acarició su mano derecha y se asustó al notar que estaba fría. No estaba segura de cuanto tiempo se habían quedado en la cueva, el frío muro de hielo dejaba pasar algo de claridad, estaba amaneciendo, no podían seguir ahí si querían llegar a la ciudad a tiempo.

"Legolas..."- Anne se inclinó sobre él y le zarandeó con suavidad para despertarlo. El elfo la miró medio dormido y le sonrió con dificultad. -"Creo que ya podemos salir, no se oye ruido fuera."-

Legolas asintió e intentó incorporarse, pero se sentía muy cansado y apenas pudo moverse. Anne, quien se encontraba arrodillada frente a él, le miraba con preocupación. Se inclinó para ayudarle, pero el elfo la detuvo.

"No creo que pueda caminar."- su voz sonó muy débil.

"Inténtalo, venga."- insistió la chica, quien estaba empezando a asustarse a causa del estado del elfo.

Legolas se limitó a negar con la cabeza. -"Tendrás que ir sola."-

Anne le miraba con cara de pánico, 'Que? Sola? Con esas arañas mutantes por ahí sueltas y él medio muerto en una cueva!' -"No creo que pueda."-

Legolas la cogió de la mano con suavidad, intentando tranquilizarla. -"Ya estamos muy cerca de las fronteras del reino. No creo que tardes mucho en encontrarte con los guardias. Si sigues la gruta, hay una pequeña salida no muy lejos de aquí."- Le explicó el camino que debía tomar para llegar hasta las fronteras sin perderse y lo que debía decirles a los guardias para que no la tomaran por una espía (otra vez), mientras ella prestaba toda la atención que podía e intentaba memorizar todos los datos. 'Seguir río hasta roca grande, girar derecha, avanzar hasta pequeña colina, bordearla... contar lo ocurrido a los guardias tranquilamente, indicarles el camino hasta aquí...' -"Vale, creo que lo tengo."- le miró preocupada. -"Tú estarás bien?"-

"No te preocupes."- le dijo con media sonrisa.

"Está bien."- dijo Anne, no muy convencida de dejarle allí solo, en su estado. Se miraron unos instantes con preocupación. -"Vete ya, aprovecha mientras es de día."- Anne asintió, Legolas tenía razón, tenía que irse ya. Con cuidado se inclinó sobre el elfo y le dio un suave beso en los labios. -"No te muevas de aquí"- le susurró, mientras le acariciaba la mejilla con ternura y le volvía a besar. Se separaron lentamente y, tras intercambiar una última mirada de preocupación, Anne se puso en pie y desapareció entre las sombras de la gruta.

Legolas respiró hondo y dejó escapar un par de gruñidos de dolor cuando estuvo seguro que Anne estaba lo suficientemente alejada como para no oírlos. Se palpó suavemente el hombro. La herida ya no sangraba, pero no era eso lo que le hacía sentirse tan débil, si no el veneno de la araña. Nunca le había gustado sentirse débil y hacía muchos años, por no decir siglos, que no se sentía así. Pero ahora no podía evitarlo, su cuerpo había decidido traicionarlo y tendría que quedarse ahí, mientras Anne se adentraba sola en el bosque. 'Espero que no le pase nada...' Pensando en ella volvió a perder el conocimiento.


Anne se paró en la entrada de la gruta, tal como le había dicho Legolas, no debía salir a la claridad hasta estar segura de que no había arañas cerca. Esperó unos minutos, escuchando atenta, y, cuando se convenció de que esos enormes bichos no estaban cerca, salió de la cueva y se adentró en el bosque siguiendo el pequeño riachuelo. Caminó, o más bien dicho, corrió hasta que el sol estuvo alto, sin detenerse, siguiendo las indicaciones del elfo, un par de veces creyó estar perdida, pero al final resultaba no estarlo, Legolas había sido muy explicito. 'Gracias a Dios que conoce bien este bosque!' Cuando el sol empezaba a descender acabó de bordear la colina que el elfo le había indicado, y, supuestamente, en el otro lado debía haber un grupo de guardias apostados en las fronteras. Así que, caminó con calma, intentando no parecer sospechosa, no quería acabar prisionera de nuevo. Se adentró en el bosque tras la colina, sabiendo que la estaban vigilando, pues Legolas ya le había dicho que los guardias estarían en los árboles y que no hiciera nada que pudiera alertarles o tomarla por hostil. 'Quien me tomaría por hostil con la pinta que llevo?... Parezco una gran masa de barro...'

Un par de minutos después, un grupo de elfos salió de la nada y la rodearon, uno de ellos dio un paso hacia ella, mientras los otros la apuntaban con sus arcos. Anne no pudo reprimir la alegría al ver a los elfos. 'Los he encontrado! Los he encontrado! ... Cálmate!...', pero aun así se contuvo.

"Quien sois y que hacéis aquí?"- preguntó el elfo que se había adelantado hacia ella.

'Contar lo ocurrido tranquilamente...' –"Legolas esta herido en una cueva a medio día de camino de aquí! Nos atacaron unas enormes arañas mutantes y una de ellas le clavó su aguijón en el hombro! Esta muy mal! Casi no podía moverse! Tenéis que ir a por él!"- explotó, medio histérica, gesticulando con los brazos como una loca.

El elfo la miraba tratando de descifrar si lo que decía era cierto. Por lo que él sabia el príncipe estaba en Rivendell y no se les había informado que estuviese de regreso. Aunque por otro lado, esa parecía la joven a la que el príncipe escoltó como prisionera hasta Rivendell, sin contar el aspecto que tenía. Su vestido estaba sucio y rasgado, ella parecía cansada y hambrienta, y tenía una fea quemadura en el cuello. Por no hablar de su estado psicológico, estaba histérica.

"Tranquilizaos y contadnos lo ocurrido con calma."- dijo, mientras con un leve movimiento de su mano, les indicaba al grupo de elfos que bajaran sus arcos.

'Que me tranquilice?... Como ha él no lo han secuestrado!... ni atacado arañas gigantes!... Respira, esa es la clave...' -" Legolas esta herido en una cueva a medio día de camino de aquí! Nos atacaron una enormes arañas mutantes y una de ellas le clavó su aguijón en el hombro! Esta muy mal! Casi no podía moverse! Tenéis que ir a por él!"- repitió Anne, aun más histérica, si es que eso era posible.

El elfo suspiró, resignado a no sacar otro tipo de respuesta de la histérica joven que tenia delante. Ordenó a dos de los elfos que tenía a sus órdenes que escoltaran a la chica hasta la ciudad, y junto con otros cuatro elfos se dirigió a caballo hacia donde la chica les había indicado. Dejando al resto de sus guardias vigilando las fronteras.

Anne suspiró más tranquila al ver que el elfo la creía y, aunque no le hizo mucha gracia no poder acompañarles, como muy amablemente el elfo le dijo, se encontraba muy cansada y solo les hubiese retrasado.

Los guardias que la guiaban hasta la ciudad caminaban en silencio a su lado, mientras ella se obligaba a comer un trozo de lembas que le habían dado. Estaba demasiado asustada y preocupada como para tener hambre. 'Espero que este bien... y que lo encuentren pronto...'

Una vez en la ciudad, la llevaron al palacio. La hicieron detenerse ante la puerta del despacho del rey, la recordaba de la vez anterior que estuvo allí. Uno de los guardias entró, mientras que ella y su otro acompañante se quedaban esperando en el pasillo. Anne supuso que el elfo estaría informando al rey de lo ocurrido. 'Cada vez que vengo a este reino la tengo que liar, creo que no me van a dejar entrar mas!' Al poco tiempo, la puerta del despacho se abrió y el guardia le indicó que entrara.

La sala continuaba teniendo el mismo aspecto, amplia y con grandes ventanales. El escritorio estaba justo en medio, y sentado tras este, estaba el rey Thranduil. A su lado y en pie, exactamente igual que en la ocasión anterior, se encontraba el hermano mayor de Legolas, el príncipe Thalion. Observaron como la chica avanzaba lentamente hasta el otro lado del escritorio. Al acercarse, Anne pudo ver la preocupación de ambos en sus rostros. Bajó su vista, si bien las miradas de los elfos no eran amenazadoras, estaban llenas de dolor y no tenía ánimos para encararlas.

"Podrías contarnos lo que ha ocurrido?"- preguntó el rey, quien la miraba atento. Le costaba creer que esa joven fuese el nuevo mago enviado por los Valar, pero así lo creía Lord Elrond. -"El guardia que acaba de irse nos ha informado de donde te encontraron y lo que les dijiste, y su explicación ha creado mas preguntas que respuestas."-

Anne levantó la cabeza lentamente. -"Por donde empiezo…"- susurró para si.

"Por el motivo por el cual estabais en el bosque."- le sugirió Thalion, su mirada no era risueña como la recordaba.

"Nos escapamos de Isengard, el portal debió abrirse en mi mundo no en el bosque..."-

"Isengard?"- la interrumpió alarmado el rey. -"que hacías en Isengard?"-

'Voy a tener que explicar mucho…' -"Mmm… Saben quien soy?"-

"Si, tanto Elrond como mi hijo enviaron mensajes explicándonos quien eres y los motivos por los que estas aquí."- dijo muy serio. –"También sobre cierta excursión no autorizada a tu mundo."- añadió, con un tono de voz que a Anne le pareció de reprimenda. -"Pero por lo que teníamos entendido, ni mi hijo ni tú teníais previsto abandonar los límites de Rivendell y menos ir a Isengard."-

"Y no lo hicimos, al menos voluntariamente."- empezó Anne. Les relató la historia de como Saruman los llevó hasta Isengard y los mantuvo prisioneros. El trato que intentó hacer con ella y la manera en que consiguieron salir de la torre. Como el portal no se abrió donde debería haberse abierto, motivo por el cual estaban en el bosque, solos y desarmados. La lucha de Legolas con las arañas y su paseo por el bosque en busca de ayuda. Mientras relataba lo ocurrido, los elfos no le quitaban ojo de encima, atentos a todas sus palabras. Tanto el rey como Thalion habían visto la fea quemadura que tenía la chica en el cuello, por mucho que ella intentase taparla con sus cabellos mientras hablaba. -"Tuve que dejarlo allí solo, a penas podía moverse."- acabó Anne en un susurro.

Tras unos segundos de silencio, el rey habló por fin. -"Ahora solo queda esperar a los guardias."-

"Será mejor que alguien te atienda esa quemadura."- dijo Thalion, avanzando hacia la joven y tomándola por el brazo. –"Vamos"- Acababan de abrir la puerta del despacho cuando escucharon alboroto al final del pasillo. Un grupo de elfos entraban en una de las habitaciones cercanas apresurados. Parecía que cargaban algo o alguien...

"Legolas!"- Anne salió corriendo en dirección al grupo de elfos, con Thalion pisándole los talones. Antes de que pudiera entrar en la habitación, uno de los elfos la obligó a detenerse. -"Déjeme pasar"- suplicó Anne.

"Es mejor que dejemos trabajar a los sanadores."- le dijo Thalion, que acababa de llegar a su lado. El rey llegó poco después, todos miraron con preocupación hacia el interior de la habitación cuando el sanador abrió la puerta para entrar.


Ahí se quedaron un buen rato. En pie, ante la puerta, viendo el ir y venir de sirvientes y sanadores con agua, vendas y hierbas. Pero nadie les decía nada. 'Esto ya parece urgencias!' Anne escuchó pasos apresurados dirigirse hacia donde ellos se encontraban, desvió un poco la vista de la puerta para ver como una hermosa elfa de cabellos dorados como el sol y piel pálida como la nieve se acercaba con cara de preocupación hacia donde ellos se encontraban.

"Es cierto lo que me han dicho?"- preguntó, temerosa de oír la respuesta, a Thalion, quien simplemente asintió. La elfa soltó un leve sollozo y se abrazó al elfo.

Siguieron ahí, en silencio, un buen rato, hasta que, por fin, la puerta se abrió y salió uno de los sanadores. Con calma, les contó el estado del príncipe. Habían llegado a tiempo y el antídoto estaba haciendo efecto. La herida del hombro no era profunda y se curaría sin problemas. El príncipe se recuperaría, aunque necesitaba reposo. Anne, igual que todos, respiró mas tranquila al escuchar el diagnostico.

"Podemos entrar?"- preguntó el rey.

"Pero no se queden mucho, el príncipe necesita descansar."- concluyó el sanador.

Esas palabras bastaron para que los cuatro se precipitaran dentro de la habitación. Los tres elfos se colocaron a ambos lados de la cama, mientras que Anne se quedaba a los pies de ésta mirando a Legolas asustada. Sino fuera porque le acababan de decir que se recuperaría, se habría creído lo contrario. Legolas estaba completamente pálido, tenía suaves ojeras moradas bajo los ojos y la piel le brillaba por el sudor, sin duda tenía fiebre. La escena antes sus ojos la impresionaba, cuando lo dejó en la gruta no estaba tan mal... o quizá si y no se lo dijo... Se acercó lentamente al lateral derecho de la cama y rozó suavemente el dorso de la mano del elfo con sus dedos. Suspiró un poco más tranquila al comprobar que no estaba tan fría como cuando cogió su mano en la cueva.

"Insisto en que alguien debería verte esa quemadura."- dijo Thalion, quien había estado observando a la chica. Anne se cubrió el cuello con su cabello como acto reflejo. -"No es nada"-

"A mi no me lo parece."- insistió.

"Estoy bien."- 'Por lo visto ser cabezotas es de familia!'

La rubia elfa se acercó a Anne y la observó de cerca. -"Thalion tiene razón. Ven conmigo"- sin dejarla protestar la cogió de la mano. -"Cuando hayas descansado un poco podrás volver."- le dijo arrastrándola fuera de la habitación, Anne no dejó de mirar a Legolas hasta que se cerró la puerta tras ellas.


Bueno, pues hasta aqui por ahora.

Quien será la rubita? la hermana, la amiga de la infancia, su prometida... uy, uy, uy, jajaja, se admiten apuestas!

Hasta pronto!