Bueno chiquilas ya he vuelto, snif, se acabaron las vacaciones. Pero lo he pasado super bien, espero q vosotras tb hayais disfrutado estas dos semanas.

He recivido unos 22 reviews, la mayoria los acabo de leer y me hacen muchisima ilusion. Gracias a todos!

El capitulo pasado fue bastante triste, siento a quien no le gustase, os aseguro q el fic volvera a su humor habitual, pero era algo q tenia q suceder. La pobre esta sola en otro mundo a mi me habria dado el ataque de melancolia mucho antes, os lo aseguro, aunq Legolas estuviese revolotenado a mi alrededor.

Sobre Ambar, me odio a mi misma por haberla desterrado. Pobrecita mia! Espero q esté bien. Aunq con el genio q tiene creo q como una de esas arañas gigantes la ataque se dedicara a darle cabezazos hasta matarla, jajaja.

Sobre el mensajero de Rivendell, no me puedo creer q no sepais a q me refier, muy pocas lo han captado... bueno, seguid leyendo y ya vereis a q me referia.

Bueno, espero q os guste el capitulo y lamento haberos hecho esperar tanto!



Cap 30: El mensajero de Rivendell

La comida transcurrió tranquila, más o menos. Los presentes charlaban sobre los últimos acontecimientos en la ciudad, las fiestas, los concursos y cierto incidente entre un caballo y una elfa. Así fue como Gandalf se enteró de lo ocurrido, ya que al haber estado las últimas horas reunido con el mensajero y con el rey, no sabía nada del suceso. Comprendió enseguida el motivo por el que Anne no estaba comiendo con ellos. Aunque la chica no lo quisiera reconocer, Ambar le caía bien. Debía ser porque las dos eran bastante rebeldes o porque les gustaba hacer lo contrario de lo que se les decía, pero estaba seguro que en el fondo se apreciaban. Así que supuso que haberla tenido que abandonar en el bosque a su suerte había sido un duro golpe, lo que no acababa de entender era por qué Legolas estaba en la mesa... y con expresión ausente... 'Esta juventud...'

Legolas apenas probó la comida, su cabeza seguía dando vueltas a lo ocurrido con Anne y por mucho que intentara pensar en otra cosa, sus pensamientos siempre volvían al mismo tema. Cuando se disponía a retirarse, su padre se levantó a la vez y con un pequeño gesto le indicó que le siguiera. Caminaron por los pasillos en silencio y, tras unos minutos, llegaron a los jardines.

–"Han llegado noticias bastante preocupantes de Rivendell"- rompió el silencio el rey. –"Los ents han informado de que un ejército bastante numeroso de orcos ha abandonado Isengard y se dirige a Rivendell. Es posible que necesiten nuestra ayuda. También han enviado mensajeros a Lorien y Gondor."- siguió hablando, a la vez que contemplaba los altos árboles que había a su alrededor. –"Llegado el momento, podré contar contigo para liderar nuestro ejército?"- le preguntó, aunque ya sabía la respuesta.

Legolas asintió, mirando preocupado a su padre mientras paseaban. Todo se estaba complicando, más rápido de lo que le hubiese gustado. Ya sabían que tarde o temprano Saruman intentaría volver a hacerse con la chica, pero no creyeron que estaría dispuesto a declarar la guerra a Rivendell para conseguirlo. –"Saruman cree que ella está en Rivendell"- murmuró.

El rey asintió. –"Y mientras siga creyendo eso, jugaremos con ventaja."- añadió, al ver la cara de preocupación de su hijo. Se quedó mirándolo atentamente unos segundos, intentando descifrar lo que ocultaban sus ojos azules. –"Recuerdo que cuando eras más joven no dudabas en contarme tus temores."- dijo el rey, provocando que Legolas se sobresaltase un poco por tan repentino cambio de tema. –"A veces extraño esos tiempos..."- añadió con tono melancólico. –"...antes de que te volvieras tan independiente."-

Legolas sonrió débilmente. –"Son cosas que tiene el hacerse mayor"-

–"Pero por mucho que crezcas seguirás siendo mi hijo"- dijo el rey, clavando sus claros ojos en los de su hijo.

Legolas suspiró, hablar con su padre siempre le ayudaba, además le conocía lo suficientemente bien como para saber que no le iba a dejar marcharse sin explicarle lo que le preocupaba. Así que, intentando encontrar las palabras adecuadas, empezó a relatarle lo ocurrido, desde el cabezazo de Ambar a Pilindiel, hasta la discusión con Anne, pasando por las sospechas de la chica sobre las intenciones de la elfa.

-"No acabo de comprender lo que ha sucedido."- siguió el elfo. -"Ayer estábamos bien y ahora..."- suspiró derrotado.

-"Para ser un gran guerrero, a veces eres un poco inocente"- dijo el rey, mirando a su hijo entre preocupado y severo.

-"Qué quieres decir?"- preguntó Legolas confuso.

-"Sólo que Anne ha visto en Pilindiel desde el primer momento, lo que tú has sido incapaz de ver durante toda tu vida"- dijo el rey y, al ver que el príncipe seguía mirándole con expresión confusa, añadió. -"Te voy a contar algo que debí explicarte hace tiempo, pero que en ese momento no me pareció importante."- Y parándose ante su hijo, comenzó su relato: -"Hace ocho años, cuando volviste de la Guerra del Anillo, mantuve una conversación muy interesante con Rudhon. Más que una conversación, fue una propuesta, una propuesta de matrimonio entre Pilindiel y tú. "- Legolas abrió los ojos como platos. -"Era una propuesta interesante. Qué mejor que una elfa educada y con lazos familiares con las personas más influyentes del reino como princesa. Sólo había un problema..."- suspiró el rey. -"...tú. No estabas enamorado de ella, ni lo ibas a estar nunca. Así que le dije a Rudhon que, a menos que fueses tú quien eligiese a Pilindiel como esposa, debía declinar su oferta. Eso fue algo que no le sentó muy bien y creo que tampoco a su hija."- Legolas abrió la boca para decir algo, pero su padre se adelantó a su pregunta. -"Pues claro que ella lo sabía y estaba de acuerdo. Y ahí exactamente es donde quería llegar. Se que la consideras tu amiga y que solíais pasar mucho tiempo juntos, pero eso cambió de golpe y con ello las esperanzas que Pilindiel tenía cuando volviste de cierto viaje a Rivendell con..."-

-"Anne"- acabó Legolas la frase por él.

El rey asintió. -"Con esto no pretendo culpar a Pilindiel de nada. Sólo darte otra visión de lo que ha sucedido"- le aclaró el rey. -"Como por ejemplo el incidente con la yegua. Ayer en mi despacho, creo que eras el único que pensaba que todo aquello sólo tenía que ver con un caballo."-

-"Debiste decirme esto antes"-

-"Es posible"- aceptó el rey. -"Pero tú deberías mirar más a tu alrededor."- y suavizando su mirada, le dio un suave golpe en la espalda y se despidió de él.

De un grácil salto, Legolas subió a un árbol cercano y se sentó en una de sus ramas. El aire fresco que se filtraba por las hojas le ayudaba a relajarse. Con lo que acababa de decirle su padre, todo lo sucedido entre Anne y Pilindiel desde el día que la chica llegó al Bosque Oscuro empezaba a encajar. El motivo por el que Anne se ponía a la defensiva cada vez que Pilindiel les interrumpía o cómo se molestaba cuando él le hablaba de ella. Ahora se sentía un poco estúpido. Cómo no se había dado cuenta de eso antes? Se lo tenía que decir su padre para verlo, y eso que Anne ya se lo había insinuado más de una vez. Había sido injusto con ella al no creerla y al acorralarla de esa manera esta mañana. Pero aunque había sido Pilindiel quien había despertado la duda sobre si Anne se iría, tenía que admitir que hacía tiempo que era algo que le preocupaba, pero sobre lo que no se había atrevido a pensar, esperando que la chica olvidase ese otro mundo en el que había vivido.

Tras una larga meditación sobre que era lo mejor que podía hacer, las cosas con Anne estaban bastante tensas, así que no quería acabar de estropearlas, decidió que lo mejor sería disculparse con ella por lo que había sucedido con Pilindiel y olvidar el tema de lo que ocurriría cuando Saruman ya no fuese una amenaza. Ya que, hasta entonces podían pasar muchas cosas.

Bajó del árbol de un salto y se dirigió al palacio en busca de la chica cuando unas conocidas risas le hicieron detenerse...


Anne caminó por los jardines buscando un lugar de su agrado donde sentarse, o más bien, dejarse caer, porque con los ánimos que tenía no estaba para andarse con remilgos. Cuando escuchó una suave, conocida y añorada voz decir a su espalda: -"Buenas tardes"- Anne se giró de golpe, para ver a un rubio elfo bastante atractivo con una amplia sonrisa y sus conocidos ojos claros clavados en los suyos. La chica abrió la boca a causa de la sorpresa, pero la cerró enseguida y se lanzó a los brazos del elfo.

-"Silencioso!"- le abrazó con todas sus fuerzas.

Veryan, por su parte, le devolvió el abrazo, un poco sorprendido por un recibimiento tan efusivo. Segundos después, la apartó un poco para verla mejor. -"Estás más delgada, ya comes bien?"- preguntó.

Anne rió. -"Cállate! Que no eres mi padre"-

Veryan rió a su vez, y un poco más serio, añadió. -"He estado muy preocupado. Todo lo sucedido con Saruman... Me alegro de que estés bien. Aunque podrías haberme escrito"- le recriminó.

-"Lo siento."-

-"Bueno, no importa. Ahora estoy aquí y puedo ver con mis propios ojos que estás bien."- dijo, a la vez que la miraba atentamente a los ojos durante unos segundos y añadía. -"Porque, va todo bien, no?"-

'Ya salió el psicólogo' -"Sí"- mintió Anne, mientras le guiaba hasta un árbol cercano y se sentaban a su sombra, e intentando cambiar de tema, preguntó. -"Qué tal todo por Rivendell?"-

-"Un ejército de orcos ha abandonado Isengard hace unos días y se dirigen hacia Rivendell"- fue la respuesta que obtuvo.

-"Vaya"- Anne no sabía que decir.

-"Creemos que Saruman querrá hacerse con tus poderes de nuevo. Es una suerte que él no sepa que estas aquí."-

-"Tú eres el mensajero de Rivendell"- comprendió Anne. -"El que ha estado reunido con Gandalf y el rey."-

-"Veo que sigues igual de perspicaz"- sonrió Veryan.

Anne le lanzó una mirada de odio, con lo que consiguió hacer reír al elfo. Las siguientes horas las pasaron hablando sobre como estaban las cosas en Rivendell, los preparativos para la inminente guerra, los otros mensajeros a Lorien y Gondor... Veryan también le habló de Guimli, y de cómo había revolucionado a los guardias de Rivendell retándolos a matar más orcos que él. Por lo visto le gustaba la competición y como Legolas no estaba allí, tenía que buscarse otros oponentes. Y, por ahora, el enano iba en cabeza, con el número más alto de orcos muertos.

Mientras conversaban Veryan miraba a Anne con atención, la conocía lo suficientemente bien como para saber que algo le pasaba. –"Vas a decirme de una vez qué es lo que te ocurre?"- se decidió a preguntar al fin.

-"Ya te he dicho que nada"- volvió a mentir la chica.

Veryan se limitó a sonreír. -"Qué ha hecho esta vez? Te ha vuelto a encerrar?"- Pero dejó de sonreír en cuanto vio lo triste que se volvía la expresión de la chica. -"Eh! Qué ha pasado?"- le preguntó, preocupado.

Anne contó lo que había sucedido, por segunda vez ese día si contamos que ya había tenido que explicárselo a Adlanna. Pero en esta ocasión fue la versión extendida, es decir desde que Legolas y ella llegaron al Bosque Oscuro, para que tuviera una visión general de lo sucedido con Pilindiel. Veryan se entristeció bastante al oír lo que le había pasado a Ambar. Estaba convencido que tarde o temprano acabarían llevándose bien, pero no creyó que la pobre yegua acabara desterrada en el bosque.

-"Creo que deberías hablar con él. Tenéis que aclarar esto y cuanto antes mejor."-

-"No tengo ganas. Estoy harta de este tema."- dijo Anne con voz triste

-"Bueno, en ese caso. Quieres que hable yo con él?"- preguntó el elfo.

Anne le miró con cara de 'Pero qué dices?' -"No!"-

-"Entonces, prefieres que le de una paliza?"- preguntó con la misma expresión seria.

La cara de Anne cambió por una de 'Le piensas pegar?', aunque el elfo creyó que se debía a que la chica no creía que él fuera capaz de enfrentarse a Legolas. -"Crees que sólo soy un mensajero? Soy miembro de la guardia de la ciudad de Rivendell"- añadió con orgullo.

Anne rió al comprender que acababa de herir el orgullo del elfo.

-"Crees que no puedo con el príncipe?"- siguió el elfo molesto, mal interpretando también las risas de la chica. -"Soy más mayor que él, tengo más experiencia, soy más alto y corpulento y, por si fuera poco, soy mucho mas guapo."- acabó con una amplia sonrisa.

Anne estalló en risas al escuchar la descripción de sí mismo que había hecho Veryan 'Éste no necesita abuela...' . -"No creo que ser más guapo que él te de ventaja en una pelea"- dijo Anne, interrumpiendo las risas un segundo, para luego volver a reír con más ganas aun. Veryan sonrió más tranquilo al ver que por fin había conseguido que Anne se alegrara.

-"Bueno, ahora en serio."- dijo, cuando el ataque de risa de la chica terminó unos diez minutos después. -"Si quieres puedo ir a hablar con el consejero Rudhon para que se replantee la expulsión de Ambar"-

Anne le miró asombrada. -"Harías eso?"-

-"Lo haría encantado"- contestó sencillamente el elfo.

-"Por qué?"- preguntó Anne.

-"Porque no me parece un castigo justo"- Y, mostrando un poco su enojo, añadió. -"Y si quien debía defenderte no lo hace, entonces lo haré yo."-

-"Mmm"- Anne se lo pensó unos segundos antes de contestar. -"No es necesario, no creo que sirva de nada."-

Veryan contempló a la joven derrotada que tenía delante. -"Dónde está la jovencita rebelde e insolente que conocí en Rivendell?"-

-"Creo que se la zampó alguna araña gigante"- dijo Anne, con tono triste. -"O puede que Pilinguiwen, que para el caso, también podría pasar por una araña, aunque yo me la imagino más bien como una víbora."-

Veryan sonrió un segundo al comprobar que al menos no había perdido el sarcasmo. -"No. Creo que esa chica sigue aquí. Pero está asustada."- Anne le miró con cara de 'asustada yo? Mira que te doy un...' -"Tienes que ser tú misma"- siguió el elfo, ignorando la mirada que le lanzaba Anne. -"creía que no dejabas que nadie decidiera por ti."-

-"Y no lo hago!"- se quejó la chica.

-"Entonces, por qué no estas luchando por lo que quieres? Parece que esa elfa te ha vencido"-

-"Es una zorra..."- murmuró Anne.

-"deberías ir a la cena de esta noche y arreglar las cosas"- dijo Veryan, más serio.

-"No pienso ir a la cena ni a la estúpida fiesta de después"- respondió la chica.

-"Sí"-

-"No"-

-"Sí"-

-"No"-

-"Sigues igual de testaruda, eh!"- sonrió Veryan. -"Irás aunque tenga que llevarte a rastras"- sentenció el elfo. Anne ya sabía que él era mucho más testarudo que ella, así que no tenía opción.

Bufó derrotada. -"Está bien, iré a la maldita cena, pero no pienso hablar con él."-

Veryan suspiró, al menos la había convencido para que fuera a la cena, hablar con el príncipe o no, debía salir de ella. -"Bueno, creo que deberías ir a tu habitación a arreglarte para esta noche."- y, tras ayudarla a levantarse, le dio un suave beso en la frente. -"Nos vemos luego."-

-"A veces me da la sensación de que te crees mi padre"- murmuró la chica.

Veryan rió. -"Soy muy joven aún para tener hijos. Pero si quieres puedo adoptarte como hermana pequeña."-

-"Me parece bien"- sonrió Anne, y le dio un abrazo a su nuevo hermano mayor antes de salir del claro dirección al palacio.


Legolas se giró de golpe. Conocía esas risas a la perfección. Caminó hacia el lugar de donde provenían para ver a Anne sentada a la sombra de un alto roble junto a un elfo. Se fijó en él, parecía el mensajero de Rivendell, y ahora que los veía juntos, comprendió de que le sonaba tanto ese elfo. Era el mismo que se había hecho cargo de las clases de equitación de Anne mientras estuvo en la ciudad del medio elfo.

La chica volvía a reír, esta vez a carcajadas, por algo que parecía haber dicho el elfo. Se planteó la opción de ir hacia ellos, pero sus piernas se detuvieron tras uno de los árboles cercanos, así que se quedó allí contemplando la escena. La situación le molestaba más de lo que le hubiera gustado. Él creía que Anne estaría preocupada por la discusión que habían mantenido esa mañana, igual que lo estaba él, y, por el contrario, se la encontraba riendo y charlando despreocupadamente con otro elfo.

Desde la posición en la que estaba no podía oír con claridad lo que decían. Escuchó algo acerca de la cena de esa noche y, al elfo diciéndole que debía ir. 'Le está pidiendo que vaya con él a la fiesta?' La mente de Legolas rellenaba lo que sus oídos no captaban de la conversación. Pero lo que le sentó peor fue cuando el elfo cogió las manos de la chica y, gentilmente, se inclinó y le besó la frente. Estuvo a punto de salir de su escondite y apartar al elfo de un empujón, pero se paró en seco en cuanto vio como, después de intercambiar unas palabras que no consiguió escuchar, Anne le dio un abrazo antes de irse, sonriente, por el sendero.

Fijó su vista en el suelo unos segundos, intentando contener su enfado. Qué estaba pasando allí? Sabía que en su estado era mejor no ir a pedirle explicaciones a Anne o acabaría arrepintiéndose de sus palabras. Además, tampoco estaba seguro de lo que habían hablado, él estaba bastante alejado y no pudo oírlo con claridad. Cuando volvió a levantar la vista, Anne ya había desaparecido por el sendero, y el elfo... Miró por todo el claro pero no lo vio. 'dónde se ha metido?'

-"Creo que ya podéis salir, príncipe Legolas"- dijo una voz a su espalda. -"Anne ya se ha ido"-

Legolas se giró, y con calma, examinó al elfo que tenía delante, quien le miraba de manera fría y con expresión seria pero sin llegar a ser amenazante. Veryan a su vez observaba a Legolas, le había oído llegar hacia rato, pero no quiso incomodar a Anne, así que fingió no haberlo escuchado. El príncipe se dio cuenta de eso y se enojo consigo mismo por haber sido tan descuidado.

-"No deberíais escuchar conversaciones ajenas"- dijo Veryan, evaluando al príncipe con la mirada.

A Legolas no le gustó nada la forma en que ese elfo se le estaba dirigiendo. Él era un príncipe, quien se creía que era para hablarle así. Observó a Veryan en silencio, intentando descifrar la inexpresividad de sus rasgos, pero le fue imposible.

-"Puedo expresarme con total libertad, príncipe?"- preguntó Veryan, quien sí que se había dado cuenta de lo que había molestado a Legolas. Éste intentó no mostrar su enfado por haber dejado que ese elfo leyera en él con tanta facilidad y, con el tono más frío que tenía, respondió: -"Por supuesto."-

-"Creía que cuidaríais bien de Anne"- dijo Veryan, siguiendo con su tono frío. -"Pero parece que no ha sido así."-

A Legolas aún le molestaron más esas palabras y ahora ya no se molestó en no mostrar su enfado. -"Quién os creéis que sois para cuestionarme?"- preguntó molesto.

-"Quien se llevará a Anne si cree que aquí será infeliz."- respondió cortante. -"Y en estos momentos, así lo creo"-

-"Que!"- estalló Legolas. -"Anne no puede volver a Rivendell! No es un lugar seguro para ella."-

-"No he dicho nada de llevarla a Rivendell."- Legolas le miró sin acabar de comprender. -"La acompañaré donde ella quiera ir."- siguió el elfo, ignorando la expresión de sorpresa que ponía el príncipe.

-"Incluso a su mundo?"- preguntó desconcertado.

-"Por qué creéis que ella sigue en el Bosque Oscuro?"- siguió el elfo, ignorando la pregunta de Legolas. -"Por qué creéis que aún no le ha pedido a Gandalf que le permita volver a su mundo? Al menos por un tiempo. Si Saruman cree que ella está en Rivendell, estará igual de segura allí que aquí."- sentenció Veryan, disminuyendo la frialdad en su tono.

Legolas se quedó pensativo, no sabía que decir. La verdad es que no se había planteado el motivo por el que Anne se había quedado en el Bosque Oscuro. Creía que era porque aquí estaría segura, era el lugar más seguro que él conocía, así que no había pensado en ninguna otra posibilidad. Por otro lado, tenía que admitir que Veryan tenía razón. Mientras Saruman creyese que ella estaba en Rivendell, estaría segura en cualquier otra parte.

-"Estaríais dispuesto a iros con ella, por qué?"- preguntó, aun desconcertado por el giro tan extraño que había dado la conversación.

Veryan se limitó a sonreír, y, tras una inclinación de cabeza, dio media vuelta y se fue. Dejando a Legolas aún más desconcertado.


Bueno, menosmal q ha llegado Veryan alias Silencioso tambien conocido como el psicologo de Anne a arreglar el dia. Por ahora a conseguido animar a la chica y convencerla para q acabara con su reclusion y vaya a la cena. Y le ha puesto las cosas claras a Legolas, pero reaccionara el principito o que? Eso lo sabremos en el proximo capitulo, jajaja.

Hasta pronto! ;p