Hola! Bueno, pues despues de dejar 2 semana a Anne con un relampago apuntado a su loca cabecita, aqui teneis el siguiente capitulo. Espero q os guste! Muchisimas gracias por todos vuestros reviews!
Cap 38: Cambio de estrategia
Aún no habían dado ni dos pasos al interior del palacio cuando ambos escucharon un fuerte estallido. Volvieron su vista hacia el cielo y se alarmaron al ver como de la base de la ya no tan amenazadora nube, acababa de aparecer, a diferencia de los últimos, un potente relámpago, que volaba por el cielo directo hacia ellos. O más bien, directo hacia Anne, quien concentrada en su labor, no era consciente del peligro que se le echaba encima.
Tan rápido como pudo, Thalion pasó un brazo por la cintura de Anne, la otra mano aun agarrando con fuerza la de Adlanna, y de un tirón las sacó de allí. Cayeron los tres dentro del despacho justo en el momento que el rayo impactaba contra la baranda de la terraza, a dos palmos de distancia del punto exacto donde había estado Anne medio segundo antes.
Anne miró a su alrededor sorprendida, había caído de espaldas al suelo. Adlanna estaba a su lado, sentada, mirando horrorizada hacia el exterior, mientras que Thalion, aún con el brazo sobre la cintura de Anne, miró unos segundos a Adlanna para verificar que se encontraba bien y, acto seguido, se volvió hacia Anne para hacer lo mismo. Ella le miró molesta mientras él la observaba atentamente, examinando si estaba herida.
-"Por qué has hecho eso?"-
Thalion la miró directamente a los ojos antes de señalarle la terraza. Anne abrió la boca y comprendió el motivo por el que Adlanna tenía esa expresión de pánico en la cara. La balconera estaba destrozada, la baranda había sido sustituida por un boquete y los lisos bloques de mármol que antes la componían estaban escampados y desintegrados por el suelo, pues el trozo más grande no era mayor que una pelota de tenis.
-"Gr.. Gracias"- le murmuró a Thalion, mientras contemplaba atónita el destrozo.
Durante el desconcierto la tormenta había vuelto a ganar fuerza y, de nuevo, violentas ráfagas de viento soplaban en el exterior, la lluvia volvía a caer con fuerza y amenazadores rayos surcaban el cielo.
Al ver esto, Anne volvió a ponerse en pie y, tras colocarse de nuevo en posición, volvió a intentar controlar la tormenta, no sin oír las mil quejas de Thalion y Adlanna. Pero a diferencia de la vez anterior que no había encontrado muchos obstáculos y había conseguido calmar la tormenta sin muchos problemas, esta vez le fue imposible si quiera parar un solo rayo o hacer que cesara el frío viento.
Varios minutos después, bajó las manos vencida y miró con odio la negra y amenazadora nube. Sin duda, Saruman había reunido todo el poder que le quedaba sobre la tormenta para crear ese rayo y así conseguir que ella perdiera la concentración el tiempo suficiente para que él pudiera volver a controlarla. Y esta vez había sido mucho más cuidadoso con su hechizo, bloqueando los intentos de la joven maga para evitar que volviera a causarle problemas.
-"No sirve de nada"- gruñó al fin, momento que aprovechó Thalion para entrarla arrastras al palacio. Una vez en el pasillo y tras verificar que Pilindiel se encontraba bien, las guió en dirección a las escaleras principales con intención de ponerlas a salvo en los pisos superiores. Sonrió al pasar junto a los cadáveres de los orcos que las chicas habían descuartizado un rato antes. 'Han estado ocupadas' pensó, con un ligero sentimiento de orgullo.
Mientras tanto, en un lugar indeterminado del bosque, el grupo de elfos cabalgaba veloz hacia la ciudad, ya estaban cerca y eso no hacía más que aumentar el nerviosismo entre ellos. Mil preguntas rondaban sus mentes, desde qué era lo que había ocurrido hasta si estarían bien sus seres queridos.
En cierto momento creyeron que llegaban tarde, pues la oscura nube dejó de ser tan amenazadora, el viento y la lluvia cesaron y los rayos apenas brillaban en el cielo. La duda rondando su mente, era eso el fin? Los elfos habían perdido la batalla que se libraba en los jardines de su reino? O por el contrario la habían ganado?
Pero ese momento de tregua a penas duró, pues en un instante la tormenta volvió a ganar fuerzas, volviéndose aún más sobrecogedora de lo que había sido...
Muchos gritos de la batalla se oían desde el interior de palacio, pero fueron unos en particular los que llamaron su atención. Sobretodo la de Thalion, quien, sin acabar de creerse lo que escuchaba, se acercó a una de las ventanas cercanas para verificarlo. Las abrió de par en par, sólo para escuchar con más claridad los gritos de los oficiales élficos llamando a las tropas a la retirada.
La expresión del príncipe se volvió muy seria. Los elfos perdían terreno, no podían resistir el ataque de los orcos y el de esa temible tormenta. Vio como, desde la retaguardia en los jardines de palacio, el ejercito élfico volvía a formar, en un último intento por proteger su pueblo. Se posicionaron a cierta distancia de los orcos y, tras una lluvia de flechas, las últimas que les quedaban, cargaron con furia de nuevo. Pero por mucho empeño que le pusieran y por muy letales que fuesen los guerreros élficos, los orcos eran demasiados y poco a poco ganaban terreno.
Anne no podía creerse lo que estaba viendo, aunque el ánimo de los elfos no decaía, supo que no podrían detener el avance de los orcos por más tiempo. La batalla estaba perdida y los guerreros morirían en manos de sus enemigos dejando el palacio y todos aquellos que se habían resguardado en éste desprotegidos, a merced de los orcos. Y ella acabaría de nuevo atrapada en la torre de Orthanc por el resto de su vida mientras Saruman destrozaba la Tierra Media gracias a la magia que le robaría. Esto no podía acabar así. Tenía que hacer algo, al fin de cuentas el antiguo mago blanco estaba atacando el Bosque Oscuro porque ella estaba allí, ella era tan responsable como el viejo mago. Pero había perdido la oportunidad de deshacer esa tormenta, Saruman había tomado precauciones y rechazaba todos sus intentos por volver a controlarla. 'Estúpido mago!'
Pero, y si la clave para detener la tempestad no estuviera en tomar el control por la fuerza? Y si hubiera otra manera de pararla? 'Quizás...' Recordó lo que le dijo Gandalf sobre la magia de Saruman y lo comprendió enseguida, había que cambiar de estrategia.
Se volvió hacia Thalion. -"Haz que todos entren en el palacio!"- le ordenó. El príncipe miró a la chica unos instantes dispuesto a rebatirle, pero no lo hizo al ver lo decidida y segura que parecía. Asintió y salió corriendo hacia el campo de batalla.
Adlanna miró a Anne sin comprender, mientras esta corría tras Thalion y se paraba en la entrada principal de palacio, desde donde tenía una visión perfecta de la batalla, pues se encontraban detrás del ejercito élfico. La elfa la siguió, obligando a Pilindiel a ir con ella, quien no tenía muchas ganas de salir al exterior, así que, tras hartarse de tirar de ella, dejó que se quedara acurrucada contra una pared cercana.
Desde la puerta, Anne vio como Thalion hablaba con su padre, gesticulando hacia el palacio. Esperaba que el rey le hiciese caso, aunque no estaba muy segura de si su plan funcionaría, estaba decidida a intentarlo al menos. Para su sorpresa el rey asintió 'Vaya. Debe estar muy desesperado para confiar en mi.' y ordenó la retirada al palacio. Si la decisión sorprendió a los elfos o no, Anne nunca lo supo, pues sin rechistar, todos hicieron caso a sus oficiales y se alejaron de la batalla, dejando a los asombrados orcos con la sensación de que ya tenían la batalla ganada.
Cuando le pareció que todos los guerreros estaban lo suficientemente cerca del palacio, respiró hondo, se autoconvenció de que todo iba a ir bien y alzó sus brazos. En el momento en que creyó que estaba preparada, murmuró esas palabras que ya la habían sacado de un apuro una vez.
Para sorpresa de todos, una especie de muralla de hielo empezó a crearse en los jardines, dividiendo el campo de batalla en dos y separando a ambos bandos, y, a la vez que se alzaba hacia el cielo, se extendía de forma circular rodeando el palacio. De manera que, unos minutos mas tarde, tanto el palacio como parte de los jardines se encontraban bajo una gruesa cúpula de hielo que les protegía de la amenaza exterior.
Los orcos, molestos por haberse visto privados de su victoria, descargaron sus espadas con furia contra el muro de hielo, sin embargo, todos sus esfuerzos no consiguieron crear ni siquiera un pequeño arañazo sobre la lisa superficie. Como tampoco consiguieron nada los diversos rayos que impactaron contra la parte superior de la cúpula.
Varios de los elfos más cercanos a la muralla posaron sus manos sobre ésta, sorprendidos por su resistencia. El rey pasó entre sus tropas e imitó el gesto, sintiendo el frío sobre su palma. Al girarse contempló con asombro como la enorme cúpula se extendía creando media esfera perfecta de un color blanco azulado. El frío hielo dejaba pasar la claridad de los relámpagos, pero a parte de sombras, no se apreciaba lo que había al otro lado de éste. Desvió su vista a su querido palacio, las plantas inferiores del cual no tenían muy buen aspecto. La mayoría de las balconeras estaban destrozadas y una de las terrazas estaba en ruinas. Mientras examinaba el edificio sus ojos se posaron en la entrada principal, de donde salían numerosos elfos, la mayoría elfas y sirvientes que contemplaban con asombro la fría muralla. Por último, fijó su mirada en Anne, quien con la vista perdida entre los elfos, seguía en pie en el mismo lugar. Sus ropas estaban empapadas igual que la de todos y parecía cansada.
Demasiado cansada como para dar saltos de alegría, el hechizo había superado sus expectativas, dejó vagar su vista por su alrededor, mirando las caras de los sorprendidos elfos. Cuando sus ojos, al fin, se posaron en los del rey, se estremeció un poco. Ese ser tan parecido en apariencia a Legolas, pero tan distante, le causaba un profundo respeto e incluso cierta sumisión. Se sentía como una niña pequeña cada vez que estaba cerca de él, algo que no había sentido con ningún otro ser de ese mundo, ni siquiera con Gandalf o Lord Elrond.
Se sorprendió cuando el rey Thranduil le dedicó una leve inclinación de cabeza y empezó a caminar hacia ella.
-"Estás bien?"- le preguntó, cuando estuvo cerca. Anne solo asintió con la cabeza, ese ser realmente imponía. -"Pareces cansada"- seguía el rey, y tomándola del brazo la guió dentro del palacio. Buscó una sala que no estuviera muy destrozada y la obligó a sentarse en una de las butacas, mientras él se sentaba enfrente.
Clavó sus claros ojos en los de la chica unos segundos, aunque a Anne le parecieron años, y cuando por fin suavizó su mirada, la chica consiguió volver a respirar. Mientras tanto, la mayoría de los elfos les había seguido al interior de palacio y muchos de los oficiales y consejeros, Thalion y Adlanna incluidos, también se encontraban en esa sala.
Antes de que el rey pudiera hablar, cierto consejero se le adelantó. -"Esto es lo peor que nos podría haber pasado! Encerrados en el palacio mientras el ejército orco se reagrupa!"- estalló Rudhon. Los elfos a su alrededor empezaron a murmurar, pero un gesto del rey les hizo callar de inmediato.
-"Entonces deberíamos hacer lo mismo."- empezó con voz serena. -"Esta tregua nos será útil para atender a los heridos y prepararnos para otro ataque."- volviéndose hacia Anne, preguntó: -"Cuánto durará el hechizo?"-
La chica se lo pensó unos momentos, nunca había creado un muro tan grande. -"Lo suficiente"- dijo al fin.
El rey asintió y tras volver a evaluarla con la mirada sonrió levemente. -"Cada vez te comportas más como un mago. Ahora incluso hablas como ellos, sólo diciendo lo justo."- Anne le miró sin comprender. -"Quizás podrías explicarnos el motivo por el que has creado la muralla?"- insistió el rey.
Anne miró a su alrededor y vio que era el centro de atención. 'Perfecto! Y yo con esta pinta...' todos los presentes parecían bastante interesados con la respuesta a esa pregunta. -"Intenté detener la tormenta y casi lo consigo, "- empezó -"pero Saruman se las apañó para desconcentrarme el tiempo necesario para volver a hacerse con el control. Cuando volví a intentarlo, no sólo la tormenta se había vuelto más peligrosa, sinó que el hechizo que la conjuraba era más potente y bloqueaba todos mis intentos por deshacerlo. Así que, si no puedo detener la tormenta, os mantendré alejados de ella mientras dure. Y no creo que sea mucho más. Puesto que Saruman no tiene mucho poder, no podrá mantener un conjuro tan poderoso por mucho tiempo. Y en cuanto se agote, bajaré la barrera y podréis seguir con la batalla. Sin la protección de la tormenta espero que podáis con los orcos."- acabó en un suspiro.
El rey Thranduil la miró atento unos segundos antes de asentir. En ese momento, un par de guardias entraron en la sala e informaron de que todo el palacio había sido revisado y no habían encontrado rastros de orcos en él.
La noticia relajó visiblemente a los presentes. La seria expresión del rey se suavizó y, con voz dulce, se dirigió a Adlanna.
-"Serias tan amable de acompañar a Anne a su habitación y ayudarla a cambiarse de ropa?"- Volviendo su rostro hacia la joven maga, continuó: -"Estas empapada, no queremos que enfermes."-
La elfa se acercó a Anne quien acababa de ponerse en pie, y tras despedirse de los presentes, caminaron juntas por el largo y ahora triste pasillo.
Minutos más tarde, ambas se encontraban sentadas en cómodas butacas frente a la chimenea del cuarto de Anne. Aunque las dos habían cambiado sus empapadas ropas por vestidos limpios y secos, aun necesitaban de la calidez del fuego para que sus cuerpos entraran en calor.
-"Ha sido impresionante"- dijo Adlanna al fin, rompiendo el pesado silencio que reinaba en la habitación.
Anne la miró entre sorprendida y avergonzada, los halagos nunca se le habían dado bien. -"No ha sido para tanto. Además, si no hubieras tomado la iniciativa cuando los orcos atacaron, yo no habría tenido el valor de hacer ni la mitad de lo que he hecho."- y sonriendo añadió: -"Yo también estoy impresionada"-
Los labios de Adlanna se curvaron formando una sincera sonrisa, pero pronto dicha sonrisa se convirtió en una mueca cuando Anne dijo, con voz de locutor de radio: -"Saludad a Adlanna, la princesa guerrera!"- y rió al ver la expresión de la elfa, quien acababa de comprender que, igual como había pasado cuando Anne la había rebautizado como 'la dama de las flores'. Ahora parecía que la chica había encontrado un nombre que le gustaba más. 'Sólo espero que no se pasee por el palacio llamándome así.'
La risa de Anne cesó poco después. -"Todo va a salir bien"- murmuró para si, tras unos segundos de silencio, mientras fijaba la vista en el rojo fuego, perdida en sus pensamientos. La habitación quedó de nuevo sumida en silencio, sólo interrumpido por el crepitar de las llamas.
Largos minutos pasaron envueltas en ese extraño silencio. Sentada en ese cómodo sillón sintió como, de golpe, se apoderaba de ella todo el cansancio acumulado. Estaba realmente cansada. Aunque en realidad la palabra apropiada no era cansada, sinó exhausta, no sólo física también psicológicamente. Sentía como si su cuerpo pesara diez toneladas, y sus doloridos brazos caían sin fuerza sobre su falda.
Su mente, nublada a causa del agotamiento, vagaba cerca del mundo de los sueños. Sus pensamientos se sucedían lentos e incoherentes, sin ser capaz de concentrarse en nada en especial. Los acontecimientos de esas últimas horas la habían agotado. El estrés del ataque, la araña, los orcos, por no hablar de los hechizos, sin duda había abusado de la magia en las últimas horas, y ahora su cuerpo le pasaba factura. Cuánto tiempo había pasado desde que todo empezó? Desde que Adlanna y ella habían estado paseando tranquilamente por los jardines? No estaba segura.
Desvió sus cansados ojos hacia la ventana, pero sólo alcanzó a ver oscuridad. Ya debía haber anochecido. No sabía cuanto tiempo había durado el ataque orco, habían sido unas horas muy confusas, quizás ya era más de media noche o quizás acababa de ponerse el sol. Había sido una noche estresante, nunca había sentido tanto miedo y, a la vez, se había sentido tan viva.
Sus pensamientos se volvían más confusos con cada segundo que pasaba, hasta que al fin, sus parpados se cerraron por su propio peso y su mente se hundió en un mar en calma, alejándola de la realidad y del ajetreo que reinaba en el palacio.
Bueno, pues eso es todo por ahora. Espero no tardar tanto en poner el siguiente capitulo.
Hasta pronto! ;p
