Hola! Bueno, siento el retraso. Aqui os dejo otro capitulo, espero q os guste y me dejeis muchos reviews! jajaja.
He estado un poco liada y no he tenido tiempo de contestar los del capitulo anterior, pero prometo responder a los de este.
Cap 40: Sueños y reencuentros
Oscuridad. Oscuridad por todas partes y de pronto una horrible risa la envolvió. La risa, la misma que parecía que últimamente la perseguía en sus sueños, volvía a sonar, siniestra. Consiguió captar su origen y, entre dubitativa y temerosa, se giró para ver su procedencia. Para su sorpresa, no sólo había más oscuridad como en las veces anteriores, sinó que esta vez vio a alguien, y aunque estaba de espaldas a ella y quedaba medio oculto por las sombras, le reconoció enseguida.
-"Legolas?"- preguntó sorprendida.
Éste se giró lentamente y, cuando sus ojos se encontraron, la obsequió con una de sus mejores sonrisas. Anne sonrió más tranquila y corrió hacia él, lanzándose a sus brazos.
-"Estás aquí"- murmuró desde su pecho mientras dejaba que los fuertes brazos del elfo la atraparan.
Se separó un par de veces para examinarlo bien, como no acabándose de creer que estuviera allí con ella, para abrazarlo con fuerza después y sentir como él le devolvía el abrazo con más fuerza que ella.
El momento de cielo se vio interrumpido cuando esa cínica risa volvió a resonar, haciendo que Anne volviera a ser consciente de la oscuridad que les envolvía. Sintió como el cuerpo del elfo se tensaba y se separaba un poco de ella para examinar con su vista sus alrededores. Anne hizo lo mismo, pero igual que en las otras ocasiones, no vio nada.
Todavía agarrada a la cintura de Legolas, se volvió de nuevo hacia él, pero el Legolas que tenía delante no era el de hacía unos segundos. Estaba pálido y sus ojos parecían opacos, sin la luz que solían tener.
Anne alzó su mano para acariciar su cara, pero se paró de golpe, mirándola con sorpresa, mientras sentía como se le formaba un nudo en el estómago. Su mano estaba cubierta de sangre! Aterrada miró el pecho del elfo. Una mancha oscura empezó a aparecer en su camisa. 'Dios mío!' Dio un gritó al verlo e intentó desesperada poner sus manos sobre el origen para evitar que la sangre siguiera brotando, pero no le alcanzó.
Legolas había empezado a dar pequeños pasos hacia atrás. Anne intentó seguirlo, pero mientras él avanzaba muy rápido en proporción a los cortos pasos que daba, ella apenas se movía de donde estaba.
-"Legolas!"- le llamó mientras éste se iba ocultando entre las sombras. -"Legolas!"- volvió a llamarle.
Desesperada vio como Legolas le sonreía débilmente y le decía algo que no logró entender, antes de desaparecer de su vista.
-"Legolas!"- volvió a gritar, esta vez más histérica que desesperada, mientras esa maldita risa volvía a inundar el oscuro vacío.
-"Basta!"-
Abrió los ojos de golpe, respirando con dificultad. A su lado Adlanna la miraba preocupada mientras le limpiaba el sudor de la cara con un pañuelo.
-"Te encuentras bien?"- le preguntó, estudiando sus ojos.
-"Qué ha pasado?"- preguntó Anne a su vez, intentando controlar su agitada respiración.
-"Creo que ha sido otra de tus pesadillas."- dijo Adlanna suavemente. -"Pero ya ha pasado"- intentó tranquilizarla.
-"No, no ha sido una pesadilla"- contestó Anne, mientras se miraba las manos desesperada, aunque no se tranquilizó al no ver sangre en ellas. -"Ha sido muy real. Él estaba aquí. Pude tocarle... olerle... no ha sido un sueño..."- murmuró.
Miró a su alrededor hasta que su vista se detuvo en la ventana. Observó unos segundos el muro de hielo, preguntándose que estaría ocurriendo en el otro lado.
-"Quién estaba aquí?"- preguntó Adlanna sin comprender. -"Saruman?"-
-"Él también"- respondió Anne, volviéndose para mirar a la elfa.
-"Él también? Y quién más, entonces?"- Adlanna seguía igual de confusa.
-"Legolas"- murmuró Anne. -"Legolas está aquí... y también Saruman"-
'Legolas y Saruman... Dios mío!'
Se puso en pie de golpe al temerse lo peor. Salió desesperada de la habitación y corrió por los pasillos sin escuchar a Adlanna llamarla preocupada ni las miradas de desconcierto de los elfos con los que se cruzaba.
Thalion y su padre examinaban el ejército que, orgulloso, formaba ante ellos. Los preparativos habían acabado antes de lo previsto y ya estaban listos para plantar cara a los orcos que les aguardaban fuera.
Hacía un buen rato que no se veía el resplandor de ningún rayo, lo que les hacía sospechar que, tal como había dicho Anne, el poder de Saruman se había agotado, así que la tormenta ya no sería un problema.
-"Ha llegado la hora."- dijo el rey. -"Avisa a Anne, dile que estamos listos para que baje la barrera."- añadió mirando a Thalion.
Éste asintió, pero antes de que pudiera moverse de donde estaba, Anne apareció por la puerta principal. La vieron bajar las escaleras apresurada y dirigirse hacia ellos. Pero para su asombró, pasó de largo sin siquiera mirarles o ser consciente del enorme ejercito preparado en los jardines.
Al pasar por su lado, tanto Thalion como el rey, pudieron ver la expresión de pánico en la cara de la chica. Pero antes de que pudieran preguntar ya había pasado de largo. Se dirigió hacia el muro de hielo, sin detenerse. Thalion la miró confuso. 'Qué hace? Chocará contra la muralla...'.
Pero para el asombro de todos, cuando estaba a apenas unos pocos metros, la gran cúpula se fragmentó en mil pedazos que salieron disparados hacia el exterior. De esta manera, la batalla que se llevaba a cabo en los jardines de palacio fue visible por todos.
Los pocos orcos que quedaban intentaron ganar terreno hacia el palacio, pero una inesperada lluvia de bloques de hielo cayó sobre ellos, esquivando con milimétrica precisión a los guerreros élficos y a Anne, quien ya estaba cerca de la muralla.
Al ver esto, el ejército élfico que momentos antes se encontraba resguardado por la cúpula, se lanzó a la batalla, uniéndose a sus compañeros y despedazando a los pocos orcos que quedaban con vida. Mientras Thalion esquivaba la pelea y corría tras Anne.
La siguió de cerca durante varios minutos, minutos durante los que ambos saltaron por encima de arbustos, raíces y escombros. La perdió de vista unos segundos cuando la chica se adentró en una zona de vegetación más espesa. Se paró donde estaba y agudizó sus sentidos. Logró escuchar su voz un poco más adelante, pero no estaba sola. Había alguien con ella. Alguien a quien conocía bien.
Anne miró a su alrededor sorprendida. No sabía bien cómo había llegado allí, algo en su interior la había obligado a correr en esa dirección y había acabado ahí. En un oscuro claro con un cráter en el centro, al lado del cual se encontraba esa persona en la que tanto confiaba.
-"Qué haces aquí?"- preguntó Gadalf, examinándola con sus penetrantes ojos azules.
-"Dónde están?"- preguntó ella, acercándose al mago. Al avanzar hacia él, pudo ver los cuerpos de los cuatro elfos. -"Qué ha ocurrido?"-
-"Saruman"- se limitó a contestar Gandalf, mientras Anne se acercaba a los elfos para verlos mejor. Pero ninguno era Legolas. -"Se pondrán bien"- le informó el mago.
-"Y Legolas?"- preguntó, volviéndose hacia Gandalf, quien la miraba atento. Pero antes de que pudiera contestar, Thalion apareció frente a ellos.
-"Mithrandir! Qué…"- pero calló de golpe al ver el panorama ante él. Se agachó para examinar a los guerreros detenidamente, olvidándose por un momento de Gandalf y Anne. Ésta por su parte volvió a interrogar al mago.
-"Y Legolas? Le ha ocurrido algo."- dijo más que preguntó, con voz impaciente.
Gandalf la miró de nuevo con suma atención y, otra vez, su respuesta fue cortada por Thalion, quien acababa de soltar un suave 'No!' y se alzaba con la vista clavada en algo que había recogido del suelo. Anne siguió la mirada de Thalion hasta los objetos en sus manos y ahogó un grito al descubrir que se trataba de las armas de Legolas.
Miró a Thalion, quien seguía con la vista fija en el arco y las espadas que sujetaba. Y luego a Gandalf, y la mirada del mago lo dijo todo. Tal y como sospechaba, algo le había pasado a Legolas. Saruman le había hecho algo. Volvió su vista al cráter a sus pies. Y, después de asimilar toda esa información, hizo lo único que se sintió capaz de hacer en esas circunstancias... PUM... desmayarse.
Abrió los ojos lentamente y dejó que se acostumbraran a la brillante claridad, mientras mirando al techo medio atontada se preguntaba que había pasado.
-"Buenos días"- dijo una suave voz a su lado.
Anne giró su cabeza perezosamente y se encontró con la cálida sonrisa del mago blanco.
-"Has dormido durante más de un día"- le dijo, antes de que ella tuviera tiempo de preguntar. -"Estabas realmente agotada"-
Anne parpadeó dos veces antes de que su cerebro se acabara de despertar y procesara esas palabras. Miró a su alrededor un poco confundida. 'He estado inconsciente un día! Qué ha pasado con la ciudad? Y con Legolas!'
-"Los elfos expulsaron a los orcos de su reino poco después de que te desmayaras y empezaron la reconstrucción de la muralla exterior y los jardines poco después"- la informó Gandalf como leyendo sus pensamientos. -"Ya está casi todo reparado"- Y, ante la incrédula mirada que le echaba la chica, añadió. -"Míralo tú misma"- a la vez que señalaba la ventana situada al otro lado de la habitación.
Anne se incorporó un poco en la cama para poder ver el exterior a través de los cristales. Los jardines estaban a rebosar de atareados elfos que replantaban o arreglaban el bonito jardín. Ya casi tenía el aspecto que Anne recordaba. Un poco más alejados se encontraban los restos de la antigua muralla amontonados en un rincón. 'Si que son trabajadores... Y mientras yo haciendo la siesta...'
-"Cómo..."- empezó, señalando al exterior, sorprendida por la velocidad en que todo había sido reparado.
-"Los orcos no tuvieron nada que hacer al perder la protección de Saruman"-
Anne abrió los ojos de golpe al oír ese nombre. -"Saruman! Dónde..."-
-"Se desvaneció tan sigilosamente como había llegado. Hemos rastreado el bosque en su busca pero no hemos encontrada ni el más mínimo rastro"- Y más pensativo añadió. -"Aunque algo me dice que no está muy lejos"-
Anne bajó la vista a sus manos, temerosa de hacer la siguiente pregunta. -"Y Legolas?"- dijo al fin.
La mirada del mago se suavizó. -"Tampoco hay rastro de él. Le han estado buscando sin descanso pero nada."-
Anne empezó a respirar hondo, con la cabeza entre las manos, para evitar que las lágrimas que se amontonaban tras sus párpados salieran, pero no estaba dando resultado. Notó como el borde de la cama se inclinaba un poco y unos fuertes brazos la envolvían en un tierno abrazo. Y, en ese momento, ya no hubo nada capaz de frenar el llanto.
-"Le encontraremos"- susurraba Gandalf. -"Le encontraremos"- mientras dejaba que Anne llorara sobre su pecho.
Pues esto es todo, un capitulo un poco corto, pero os tendreis q conformar por ahora!
Hasta pronto! ;p
