Es una historia en donde solo tome los personajes de Strobe Edge, pero la trama es totalmente mía. Se encontrará llena de romance con algo de lemon y mucho amor.

No puedo creer que ya fuera agosto. Recuerdo cuando hablaba con Sayu acerca de los planes de regreso y el frio invierno todavía se hacía presente en Estados Unidos. Ahora, en el avión, puedo ver como el sol se hace notar gracias a un cielo despejado. Habíamos estado estudiando todo este tiempo. Nosotras dos nacimos en Japón, pero a la edad de 18 años se nos metió en la cabeza irnos del país. Yo estaba dispuesta a irme después de un suceso demasiado triste para traer en este momento y Sayu tenía demasiados problemas familiares o algo así. Convencimos a nuestros padres de irnos, prometiendo que nos cuidaríamos una a la otra y que solo iríamos a estudiar. Después de una larga lucha pudimos irnos y vivir por los siguientes 6 años en la grandiosa ciudad de NY, debo de admitir que para mí no fue lo más sencillo del mundo, Sayu estaba acostumbrada al idioma, su papa se la pasaba viajando cuando ella era pequeña y cuando tenía vacaciones solían irse por el mundo. Sayu vio que el mejor idioma por aprender era el inglés ya que era el que más se usaba. Por mi parte, yo era un asco con ese idioma, pero después de un poco de ayuda y unas pocas/muchas vergüenzas pasadas pude aprenderlo.

Flash back

Era enero cuando Sayu hablo de regresar. Habíamos acabado nuestras respectivas carreras, Sayu en Psicología y yo en Pedagogía, hace poco menos de un año, pero nos habíamos querido tomar un descanso después de tanto tiempo. Así que un día de ese enero Sayu se acercó y hablo sobre volver:

- ¿Estas segura de eso? - pregunte con asombro, yo siempre pensé que la primera en querer volver seria yo.

-A pasado mucho tiempo Nina- tomo su taza de té y se sentó a lado mío- Creo que es tiempo de que volvamos y tiene que ser este año- tomo un poco de su té y continuo- Mi padre me sentencio, si no vuelvo para este año me cortara todo el apoyo- ella no cambio su expresión en ningún momento.

- ¿¡Que!?- casi me caigo del sofá de la impresión. - ¿Por eso has estado tan seria en estos días? ¿Cuándo te comunicaste con él?

-Hace apenas unos días, la verdad es que han pasado semanas desde que había dejado de contestarle. Después me mando un correo y supe que algo no estaba bien. - Volvió a darle otro sorbo a su té y continuo- Me dijo que él tenía que viajar y no había nadie que se encargara del Hospital así que solo quedaba yo. - Era cierto que los hospitales Uehara eran los más nombrados alrededor del mundo, pero también era cierto que Sayu jamás se había querido hacer cargo de alguno por lo mismo rechazo a su papa cuando le propuso estudiar medicina y aunque había terminado en una carrera que también ayudaba a la gente, no quería hacerse cargo del hospital.

-También podrías haberle dicho que no, al final de cuentas no sería la primera vez.

-Esta vez no puedo- Su mirada permanecía perdida en el té, tal vez intentaba buscar las respuestas en las profundidades de aquella taza- Daiki ha estado demasiado estresado y lo sabes. Sin él no queda nadie más que se haga cargo.

Al escuchar el nombre de Daiki no pude evitar sonrojarme. Hacía ya dos años que el casi hermano mayor de Sayu y yo habíamos comenzado a salir. Y digo casi hermano porque en realidad no lo eran, el señor Uehara lo había acogido como su hijo desde que Daiki tenía 5 años ya que los padres de Daiki, y socios del señor Uehara, murieran en un viaje de negocios. Sin tener a nadie más fue acogido por la familia de Sayu. El señor Uehara no quiso cambiar sus apellidos así que Daiki siguió conservando el apellido de su familia mientras crecía. Al crecer Daiki se convirtió en otro miembro más de la familia y él si siguió el camino de sus padres. Estudio medicina y es quien se hace cargo prácticamente de casi todo. A pesar de que no nos veíamos, Daiki siempre encontraba la manera de cortejarme y de hacerme ver que estaría esperando por mí. Hasta el punto de ir en una ocasión a NY solo para pedirme que empezáramos a salir, desde ese entonces Daiki y yo somos pareja. Tratamos de encontrar momentos en los cuales vernos, pero para ser sincera tenía más de medio año de no verlo físicamente. Es una ventaja vivir en la era de la tecnología ya que así hablamos a diario y de vez en cuando tenemos video llamadas. Tal vez no nos tenemos físicamente, pero con escuchar su voz o recibir un mensaje suyo es más que suficiente para que mi día estuviera lleno de luz.

- ¿Estas segura Sayu?, puedo decirle a mi familia la situación, estoy segura de que nos apoyaran si queremos quedarnos más tiempo. - Mi familia no tenía nada que ver con la familia Uehara. Teníamos un negocio de inversionistas, el cual comenzó mi padre un poco antes de casarse con mama. El negocio fue prosperando hasta convertirse en una gran empresa de inversionistas. Siempre me cuidaban bastante hasta mi mama dejo de trabajar por un tiempo hasta que yo empecé a ir al kínder. Fue ahí donde conocí a una pequeña niña de pelo de color castaño. Unos niños habían pasado corriendo a lado mío y me habían tirado yo casi comenzaba a llorar cuando Sayu se paró delante de mí con mirada furiosa y les grito a los niños para que dejaran de correr. Me ayudo a levantarme y no me dejo llorar. Desde ese día fue mi amiga y en cuanto la conoció mi madre se volvió como una hermana para mí. Por eso sabía de antemano que mis padres nos apoyarían si decidíamos quedarnos más tiempo.

-Claro que no permitiré eso Nina, yo tengo que volver- dejo la taza en nuestra pequeña mesita que quedaba justo en el centro de la sala. - En todo caso ya habíamos hablado de volver, solo que no habíamos puesto una fecha en concreto. Así que regresaremos en agosto, mañana iré preparando todo. - Se levanto decidida y se fue a su habitación, sabía muy bien que no había vuelta atrás.

Fin del flas back

Y aquí estamos de vuelta a nuestra ciudad natal. Llegamos al aeropuerto de Tokio y por un momento sentí nostalgia. No había vuelto en 6 años y aunque no lo pareciera extrañaba mi hogar. Recorrimos el aeropuerto hasta la salida nuestras maletas eran pocas, solo una maleta con ruedas y una más pequeña de mano. Llevábamos lo esencial con nosotras, lo demás había llegado una semana antes a nuestros departamentos. Afuera del aeropuerto nos estaba esperando un chofer que mi padre puso a nuestra disposición. Sayu subió al carro y después yo. Estábamos en silencio, al parecer las dos admirábamos el paisaje que seguía exactamente igual a como lo recordábamos, no rompimos el silencio hasta que Sayu hablo sacándome de mis pensamientos.

- ¿Me podrías dejar en donde mi papá? - A pesar de que se esforzaba por mantener una cara feliz yo sabía que no era así. La conozco muy bien para darme cuenta de que esa cara significaba que no se sentía a gusto y que si fuera por ella se iría corriendo de ahí.

-Claro, aunque, ¿No prefieres llegar primero al depa?- Por primera vez vi que sayu se quitó los lentes oscuros y pensé ver ojeras en aquellos ojos color esmeralda pero en lugar de eso vi un perfecto maquillaje.

-No, aunque es lo que quisiera, mi padre quiere que lo vea inmediatamente. -Dio un pesado suspiro y continuo- Hablando de eso, ¿Y mis llaves? - El chofer se detuvo un poco y alzo unas llaves para que las tomáramos, venían un pequeño número en cada una.

-Tus llaves son las del número 20 y las mías el 22- dije eso mientras le entregaba su juego de llaves a Sayu- Aunque aun no entiendo por qué quisiste que viviéramos en departamentos separados. - Dije a modo de reproche.

-Debo admitir que a veces me sorprendes- soltó una risa mientras meneaba su cabeza tratando de quitar la idea de su cabeza- Mi pequeña Nina, cuando estábamos en NY no había ningún problema el vivir juntas, ya que las dos estábamos solas, y quien llegaba a ir de vez en cuando era Daiki, con el cual te desaparecías durante los días que él llegaba a estar en la ciudad. - Volvió a ponerse los lentes y continuo mientras buscaba algo en su bolso- Ahora que tu estas aquí, es obvio que van a estar juntos, ya sea que tú te la pases en su departamento o él en el tuyo, cualquiera que sea el caso no quiero molestar. Créeme que no quiero tener en mi mente escenas o gemidos de ustedes dos en mi mente. - Al ver mi cara color tomate Sayu estallo en una risa.

-No tenías que ser tan especifica- voltee hacia la ventana en un intento de ocultar mi cara y mi incomodidad, pero era demasiado tarde ya que Sayu aún se estaba riendo de mí.

-Lo lamento, pero soy realista. Y aunque te quiera mucho no quiero arruinar mi imagen de ti y de mi hermano.

-Tampoco es como si no pudiéramos controlarnos

-Jajaja pequeña, entiendo que hay necesidades que el cuerpo tiene que cumplir y también entiendo que ustedes tienen más de medio año sin verse. Eso quiere decir que tienen mucho retenido es obvio que se tomaran varios días para ponerse al corriente- Volio a estallar en una risa.

-Ya ya ya, creo que lo he entendido bien. - No apartaba mi vista de la ventana y sentía como mis mejillas ardían cada vez más. Sayu era la persona en la que más confianza tenía en el mundo, pero eso no la exentaba de que sintiera esa vergüenza ante temas de sexo.

-Espero y un piso de diferencia sea suficiente- Voltee a verla con cara de interrogación-Si, me refiero a que no vayan a llegar los gemidos hasta mi depa, por algo no te quedabas en el departamento conmigo cuando Daiki iba. Eso quiere decir que un cuarto de distancia no basta para disminuir sus sonidos- Volvieron a subir mis colores a la cara, y abrí mis ojos lo más que pude, después entendí que Sayu solo lo hacía para ver esa reacción en mi cara.

- ¡Ya déjame en paz! - mis lagrimas casi salían de la vergüenza y ella lo sabía. Así que se acercó a mí y me dio un fuerte abrazo mientras continuaba con un tono burlón, pero de alguna manera serio.

-Sabes que lo que digo es solo porque yo no tengo pareja- me guiño un ojo- así que aprovecha por ahora pequeña.

Después de esa platica algo acalorada (o al menos de mi parte), llegamos a las oficinas de los Uehara y Sayu se despidió de mi con un beso en la mejilla no sin antes decirme que lo más seguro es que nos viéramos hasta el día siguiente. Continuamos el camino al edifico departamental de mi familia, mis padres al enterarse que volvería a Tokio nos reservaron ese par de departamentos para que estemos cómodas, entendían que después de tanto tiempo de estar viviendo solas querríamos seguir de esa forma. Quedaba perfecto ya que Sayu solo hacia 15 min a al hospital de su familia donde comenzaría a trabajar dentro de dos días. Y solo quedaba a 5 min de la escuela secundaria de Tokio donde comenzaba en una semana como maestra. Todo estaba arreglado y la verdad me sentía demasiada cómoda con ello. Aproveche y mande un mensaje a Daiki.

Oficialmente estoy en Tokio. ¿Crees que podemos vernos hoy? Te extraño mucho.

Después de unos minutos sonó mi celular con el tono de Daiki ya me había contestado el mensaje.

Qué bueno hermosa, ahorita tengo cirugía, no creo poder verte temprano, pero en cuanto me desocupe iré a verte. Por si acaso no me esperes despierta. Te quiero. Besos

En cierta manera me sentía mal por no poderlo ver ahorita, pero por otra me seguía sintiendo feliz al saber que en algún punto de la noche iría a verme. Guarde mi celular después de llamar a mis padres y darme cuenta que estarían de viaje y no volverían hasta dentro de dos semanas. No me queda de otra más que llegar al departamento y empezar a desempacar, sabía que no quedaría todo arreglado, pero haría lo más que pudiera. Llegamos al edificio color gris y con un tono de azul oscuro, se veía fresco. El chofer entro al estacionamiento y me ayudo a llevar las maletas a mi departamento el cual quedaba en el décimo piso. Se adelanto mientras yo le dije que me iría a mi paso, tenía unos papeles que recoger en recepción. Recogí los papeles y continua por el ascensor. Llegue a mi piso y yo iba muy concentrada leyendo los documentos que había recogido de la recepción ya que pertenecían a la secundaria. Así que cuando se abrió el ascensor camine instintivamente sin ver hacia enfrente. Choque con alguien, pero cuando voltee a ver quién era esta persona ya había pasado y las puertas del ascensor se estaban cerrando. Pude ver su pelo negro corto y su boca de forma recta sin mostrar ninguna reacción. Ese pequeño contacto había sido extraño porque mi corazón había querido saltar, solo por una persona se pondría así, y no precisamente con Daiki, es cierto que lo quería, pero él no hacía estallar de esa forma mi corazón. La persona por la que me había ido tan desesperadamente de Tokio, la persona que me había hecho sufrir tanto. Sujete con más fuerza los papeles a mi pecho tratando de calmarme.

-Basta Ninako, no puede ser, esa persona está muerta- me dije mientras agitaba la cabeza de un lado para otro, mientras trataba de tranquilizar mi corazón y bajar el calor que había subido por mis mejillas. Entre a mi nuevo departamento y lo primero que hice fue ir a mojarme la cara y tomar un largo vaso de agua. Después me pondré a desempacar todo esperando que eso me volviera a mi estado normal.

Esto es todo del primer capítulo, espero y sea de su agrado, no sé en qué momento se tornará un poco lemon, tal vez sea en el siguiente con la llegada de Daiki... O tal vez no. Como dije al principio es mi primer fic...