Tarde mucho en tener este capítulo listo, mi idea era tenerlo para ayer pero quede totalmente muerta. En todo caso espero y sea de su agrado.

*Sayuri*

Después de que Niko me dejo en la oficina de mi papá, tuve que hacer un gran esfuerzo por no salir corriendo de ahí. No sabía si quiera si la ropa que llevaba era la adecuada, siempre que tenía que ver a mi padre me pasaba lo mismo, él tenía siempre cierta energía en mí. Una energía que hacía que yo terminara cohibida y con una enorme pesadez en mis hombros. No importaba el tiempo que pasará yo me seguía sintiendo como si tuviera 3 años. Antes de ir a la oficina de mi papa llegue rápidamente al baño para asegurarme una vez más si mi atuendo era el indicado. Traía un vestido color crema y unas medias negras de bajo de él. Mis zapatos con un poco de tacón, pero de alguna forma discreto. Todo eso complementado con un saco color negro y mi bolso de mano acompañándome. Mi maquillaje estaba bien.

-No estoy segura de verlo-Le dije a mi reflejo esperando encontrar una respuesta, pero como era obvio el reflejo estaba más renuente que yo. -Solo respira Sayuri no te pasará nada.

Toque la puerta de la oficina de mi padre, a pesar de que su secretaria me había dicho que entrara yo aun así dudaba en entrar sin tocar.

-Adelante-Escuche claramente la voz grave pero calmada de mi papá. Al ver que entraba sonrió ampliamente y creo que pude distinguir un rayo de cariño, pero también sabía que no podía ser posible.

-Hola papá- dije mientras me sentaba en una de las enormes sillas de madera que estaba en ente de su escritorio. - ¿Querías verme?- trate de sonreír pero no pude, así que eso tampoco cambiaba no importaba cuanto tiempo pasaba.

-Tenía mucho tiempo sin ver tu rostro ya que nunca quisiste fuera a verte-levanto las manos haciendo un ademan para que me calmara, creo que se dio cuenta del disgusto en mi cara. - Lo cual no te culpo, ya que tenía mucho trabajo. Pero aun así me alegro de tenerte de nuevo aquí.

-Se que no fuiste sincero en la llamada que tuvimos- trataba de cualquier forma volver a mi estado normal, aquella dureza la quería tener con él, pero pareciera que mi mente y mi cuerpo querían hacer cosas diferentes ya que por más que en mi cabeza sonaba ruda e inflexible, en el exterior sonaba inferior y hasta una pizca de miedo se escapaba.

-Bueno hay ciertas cosas que no es bueno hablar por teléfono. - se acomodó más en su silla y después continuo -La verdad de todo esto, no es muy diferente a lo que hablé contigo por teléfono.

-Dijiste que no había nadie que se hiciera cargo del hospital y que por eso tenía que volver- hice una pequeña pausa, tome todo el coraje del mundo y continué- Tu y yo habíamos hecho un trato y eso era que yo no tendría que hacerme cargo del hospital.

-Creo que estás confundiendo las cosas. Pero no te preocupes yo me haré cargo de explicarte todo.

- ¿De qué hablas? - Mi incomodidad iba creciendo con cada minuto que pasaba a lado suyo.

-Veras, hace años cuando permití que te fueras tu y yo hicimos un pequeño trato. El cual firmaste con tu puño y letra. - El mostró una media sonrisa y yo sentí nauseas.- ¿Recuerdas la razón por la que te fuiste?

Ahora las náuseas se hacían cada vez más presentes, pero también el coraje crecía.

-Si, claro que la recuerdo. - Desde que mi madre falleció él no había sido el mejor padre del mundo. Siempre forzándome a ser como él y poder heredar el negocio familiar— Quería huir de ti y de tu estúpido negocio

-Exacto esa fue una pequeña gran parte del problema, pero sabes que no fue todo- Espero a que yo respondiera algo, pero no lo hice. Así que saco una carpeta y me la tendió para que la viera y continuó. - Te fuiste porque te mencioné que tenías que casarte.

Estaba a punto de abrir la carpeta cuando escuche eso. Sentí que mi cuerpo se paralizó.

-Creo que de eso no te acuerdas, pues bien, te volveré a contar todo- Mis ojos no apartaron mi vista de la carpeta- Nuestra familia tiene acuerdos con la familia de Daiki eso no necesito decírtelo. Nuestras familias están unidas desde mucho antes de casarme con tu madre. - Se tomó un momento y pude detectar tal vez dolor en su mirada.- Hay una simple regla para que la sociedad permanezca, y es que los herederos se casen antes de los 26 años. Lo que me recuerda ¿Cumples los 25 este año verdad? - Mi corazón dio un brinco y todo volvió a mi memoria, así que rápidamente saque los papeles de la carpeta.- Yo me negaba rotundamente a que te fueras pero después viniste con una propuesta magnifica.

-Que haría todo lo que dijeras mientras me dejarás irme y estudiar a mi antojo- La voz me salía casi como un susurro, pero mi padre pudo escucharla así que mostro una sonrisa triunfal- Pero jamás me hablaste de matrimonio- Sentía ardiendo mis ojos, pero no quería llorar en frente de él.

-No, no lo hice. Pero en el contrato que firmaste viene todo. - Sentía que todo mi mundo se movía y que mi alma llegaba al suelo, cuando mis ojos pasaron por aquellas líneas "Prometo regresar para hacerme cargo del negocio familiar (Hospitales Uehara) y casarme antes de los 26 para cumplir con lo estipulado en las reglas familiares. Cualquier incumplimiento con alguna de estas estipulaciones, estoy dispuesta a renunciar a mi apellido y poner en riesgo a las personas que aprecio (Amigos, familia, pareja) "

-Yo no pude haber firmado algo así- Sentía coraje viniendo de cada parte de mi cuerpo y tuve que cerrar mi mano para controlar toda esa rabia.

-Pero lo hiciste, debo de admitir que pensé que te había enseñado bien, pero al parecer no, ya que firmaste ese contrato sin leerlo- dio un pequeño suspiro y después continuó- Aunque eso ayudó, ya que no pusiste objeciones.

Me sentía una estúpida, como pude dejar pasar algo así. Estaba tan desesperada por irme que no había tomado en cuenta una trampa de su parte. Y ahora por mi estúpida equivocación estoy a sus pies. Y peor aún puse en riesgo hasta a Niko, al pensar en eso un pequeño ataque de pánico entro en acción. Niko, la persona que más me había ayudado en todo este tiempo, ella no dudo dos veces cuando le dije que quería irme de aquí ni tampoco cuando le pedí regresar. Las dos nos protegimos cuando cada una estaba hecha polvo y ahora la estaba poniendo en riesgo por no poner la suficiente atención, la estaba poniendo en riesgo con una de las personas más insensibles del mundo.

-Papa- trataría de negociar con él de nuevo- ¿No hay manera de dejar afuera a la hija de los Kinoshita- De nuevo mostro una pequeña sonrisa en su rostro, ese gesto me hizo sentir que todo estaba perdido.

-Claro que si Sayuri- alargó su mano hacia los papeles- Cumpliendo con lo estipulado aquí. - No tenía más que decir, sabía que no daría marcha atrás me tenía como había querido hace mucho tiempo. Totalmente controlada y dispuesta hacer todo lo que quisiera.

-¿Daiki lo sabe?

- ¿Lo del acuerdo de familias?- Yo solo asentí en respuesta -Si, lo sabe. Al principio pensé que no le importaría perder la herencia de su familia, pero después me enteré de su relación con la hija de los Kinoshita y supe inmediatamente que ya había escogido a su prometida. Llevan ya dos años es cuestión de tiempo o meses para que se casen. Al final de cuentas el cumple los 26 el año que entra.

Si Daiki sabía de todo esto y aparte estuviera de acuerdo, lo mataría en cuando lo viera. No podría obligar a Niko a casarse con él, aunque la verdad Niko estaría muy feliz y si se lo llegara a proponer, así que estoy segura que ella no diría que no.

-Si Daiki llega a casarse con Kinoshita harían una alianza familiar mucho más grande que la nuestra y si agregamos el hecho de que tú no quieres casarte perderíamos todo en cuestión de instantes. - Mi padre continuaba hablando, pero yo ya no podía seguir con esto solo me levanté de mi asiento y me dirigí a la salida.

-Cumpliré con cada maldita palabra del contrato, solo no te metas con Ninako ni tampoco con la elección de mi prometido- Time una bocanada de aire y continúa antes de salir de la oficina- Al menos quiero ser yo la que decida con quien casarse.

-No te preocupes, no me meteré en esa elección, pero si puedo añadir- Escuché el sonido de una silla, pero no quise voltear a verlo- No es tan necesario casarse enamorado, yo me casé con tu madre sin quererla más que a otro desconocido y gracias a eso naciste tú- puso su mano en mi hombro y eso causo escalofríos en todo mi cuerpo- Y estoy orgulloso de eso.

-A partir de mañana empezaré a ir al hospital. Nos volveremos a ver cuándo conozcas a mi prometido. - Sentía las lágrimas asomándose y salí de la oficina no sin antes alcanzar a escuchar lo último que tenía por decirme.

-Como gustes Sayuri, espero y sea pronto- No voltee a verlo, pero sabía que había sonreído.

Saliendo de las oficinas mis lágrimas ya no se detuvieron tuve que hacer un gran esfuerzo por no aventarme al piso en ese momento y gritar por toda la frustración que sentía. Pasaron unos minutos y pude darme cuenta que ya era de noche, mi cuerpo aun temblaba por el llanto así que decidí que lo mejor era caminar hasta mi departamento. Después de todo no estaba tan lejos y el aire me ayudaría a pensar bien las cosas. No podía contarle todo a Niko, no me perdonaría ponerla en esa situación, sé que ella se preocuparía tanto hasta el punto de decir que su familia se haría cargo. Pero yo sabía que no estaríamos a salvo no importara lo que hiciese, la única forma era cumplir con el contrato y tratar de pensar que mi vida no se iría a la mierda. Aunque eso era específicamente a donde se estaba dirigiendo. Estaba solo a unas cuadras de llegar a mi departamento cuando unos tipos se cruzaron en mi camino.

-Mira hoy tenemos a una buena chica- Dijo uno de ellos mientras jugaba con una navaja.

- ¿Ya le viste esas piernas? - Dijo otro que traía un bate de béisbol recargado en el hombro.

-Yo me enfoque más en los senos. -Dijo un tercero que al igual que el primero traía una navaja.

-Nos vamos a divertir mucho esta noche chicos- Escuche una cuarta voz venir de atrás mío.

Los cuatro me miraban de una forma asquerosa y pasaban su mirada por mi cuerpo tantas veces como les fue posible. Sabía que no podía con los cuatro, pero solo estaba esperando quien sería el primer valiente en tocarme. Así que fue el tipo con el bate el primero tratando de tocar mis pechos tomé su mano y la atraje hacia mí y acto seguido la doble tanto que sentí su cuerpo ceder y tirarse al piso justo al lado mío. El hombre que estaba atrás de mi me sujeto haciendo que mis manos quedaran prisioneras bajo su cuerpo.

-La señorita nos salió brava- sentí su voz en mi oído y su lengua pasar por el lóbulo de mi oreja. Di un cabezazo hacia atrás y el aligero mis brazos, le metí un codazo y después una patada en el abdomen, sentí claramente el crujir de una costilla así sabría que no se levantaría en unas horas. De pronto uno de los tipos de la navaja se aferró a mi cuerpo y puso el metal frío en mi cuello

-Yo te recomendaría no moverte muñeca- cada vez presionaba más el metal y sabía que cualquier movimiento por ligero que Fuera haría un corte en mi cuello. El otro tipo se movió en frente de mí y pasó una mano por mi pierna subiendo lentamente por mí por mi muslo y después su mano se perdió dentro del vestido. Sentía claramente como buscaba con desesperación mi vagina, pero antes de que pudiera hacer algo vi un pie en su cara y después cayó al piso.

-Creí haberles dicho que no los quería ver más por aquí- El otro hombre soltó mi agarre y sentí donde dio unos pasos atrás. Mi mirada se dirigió a la persona que había hablado antes, era un hombre más o menos de mi edad con pelo café castaño, era mucho más alto que yo. - También les dije que no les daría una segunda oportunidad.

-No sabíamos que estarías aquí hoy. No hemos hecho nada te lo prometo. - El muchacho de antes se acercó a mí y me mostró una sonrisa para después cambiar totalmente su mirada y ver al hombre.

- ¿Esto es nada?- me hizo girar un poco fue cuando sentí el líquido correr por mi cuello, no era un corte importante pero si escandaloso.

-Te juro que yo... por favor Ando... déjanos ir- El hombre casi lloraba, pero Ando no quito su mirada de odio.

-Si te dejo ir volverán hacer lo mismo- se agachó hasta donde el hombre con cara de horror lo miraba- Tengo que darte una lección esta vez- Tomo la navaja y la fue acercando a la mano del hombre y después la paso por la pierna. Estaba a punto de encajarla cuando no pude contenerme.

- ¡No! - detuve su mano y Ando volteo A verme con cara de sorpresa- Yo también aporte en darles una lección, no es necesario hacerle algo más, solo mírale la cara. No vale la pena- sentí sus músculos relajarse y asintió dejando la navaja en el suelo y se levantó. - Es mejor que se vayan o seré yo quien te encaje esa navaja.- El hombre asintió aún con nerviosismo, se levantó y se fue, los demás trataron de hacer lo mismo. Una vez que se fueron sentí que toda la adrenalina bajaba y mis piernas temblaban estaba a punto de caer cuando Ando me detuvo.

-Quisiste parecer valiente y mírate ahora- Su voz sonaba entre divertido y preocupado- Te llevaré al hospital, tienen que verte esa herida. -Mi cabeza no funcionaba bien así que solo asentí y deje que Ando me llevara al hospital. Fueron muchas cosas por el día de hoy y solo me quedaba un año para que todo mi mundo se derrumbara ya fuera que me casara o no. Tenía años sin mostrarme débil ante nadie y ahora fui débil contra la persona que más detestaba en este mundo. Y por si fuera poco me estaba dejando llevar al hospital por una persona que apenas conocía. Vaya regreso Sayuri, no te podía haber ido peor, te lo aseguro.

No sé si fue más largo que el anterior, puesto que me tomo más tiempo terminarlo. Pero puse todo mi empeño, no es fácil tener las ideas claras, pero no poder plasmarlo en palabras. Quisiera poder dibujarlo, pero no soy para nada buena, así que me conformo con escribir.