Hola! Si, si, sigo viva! jajaja. q tal os han ido las vacaciones de Navidad? Espero q bien!

Bueno, primero de todo disculpadme por el super-mega-hiper retraso de más de 1 MES! Lo lamento de verdad! He estado muy liada con la uni y los examenes y, bueno, la verdad es q aun me qeda alguno, asi q... pero sobreviviré! No podran conmigo!

Aqui teneis otro capitulo, espero q os guste y tb espero muchos reviews! aunq sea para decirme lo mala persona q soy por abandonaros tanto tiempo.

A todos los que dejasteis review en el capitulo anterior, muchas gracias, me animan mucho, ya lo sabeis!


Cap 42: Viajeros, planes y muchos que's

Saruman volvió a reír. -"Debes venir sola. Si veo algún elfo, hombre o enano contigo, el elfo lo pagará. Y si veo a Gandalf cerca, lo pagareis los tres!"- dijo con voz autoritaria antes de empezar a dar indicaciones sobre donde se produciría el intercambio. Pero, aún no había tenido tiempo ni de empezar, cuando Anne notó como las manos de Legolas apretaban con fuerza sus hombros.

-"Qué…?"- Miró al elfo, confusa, solo para ver que la expresión de éste había cambiado a una más decidida.

Cogiéndola con fuerza, la acercó a apenas dos milímetros de su cara. -"No vengas"- susurró, mirándola atentamente, antes de empujarla hacia atrás con todas sus fuerzas.

Anne no tuvo tiempo ni de gritar. El empujón la había enviado directa al suelo. 'Au! Legolas ha de aprender modales!' Pero, para su sorpresa, cuando abrió los ojos se encontró con un escenario completamente diferente. Estaba en su habitación! En el suelo de la habitación para ser exactos. El empujón la había despertado! Legolas la había despertado, antes de que Saruman le revelase donde se encontraba!

'Por qué ha hecho algo así?'

Intentó dormirse de nuevo, deseando retomar la pesadilla donde la había dejado, pero nadie vino a molestar su sueño. 'Para una vez que quiero…'


-"Maldito elfo!"- resonó imponente la fría voz de Saruman en la oscura celda.

Apretó con más fuerza su mano sobre el cuello de Legolas mientras le miraba con furia renovada, pero no la suficiente como para llegar a estrangularlo. Lo necesitaba con vida. En un principio, había pensado en matarlo y enviar el mutilado cadáver a su engreído padre. Si no podía obtener lo que quería, al menos se vengaría de ese elfo entrometido. Pero, cual fue su sorpresa al darse cuenta del lazo que lo unía a la joven maga… y comprendió enseguida lo afortunado que había sido al llevarlo con él. No tenía a la chica, pero el príncipe Legolas era un segundo premio bastante bueno.

Su mente había maquinado la manera de utilizarle mientras estaba inconsciente para llegar hasta ella. Usándole para colarse en sus sueños, la había atemorizado durante noches y, ahora que parecía preparada para atender a su petición, el maldito príncipe lo había echado todo a perder. Tendría que haber estado más pendiente de él. Si había recuperado así el control de sus actos en el sueño, era porque no estaba tan débil como parecía.

Le observó con atención. La pálida piel estaba cubierta de sangre reseca. La mayoría de las heridas ya parecían haber empezado a cicatrizar. Sus manos agarraban con fuerza el brazo que Saruman tenía extendido hacia su garganta, aunque aún no contaba con todas sus fuerzas o ya habría logrado soltarse. Y sus ojos, claros y azules, le miraban llenos de ira y orgullo, ya no tenían la mirada perdida y distante de los primeros días de cautiverio. Se estaba recuperando y había estropeado su plan.

Le liberó de su garra dándole un fuerte golpe contra la pared. Legolas se tambaleó al tener que soportar su propio peso, y al ser incapaz de hacerlo, cayó, quedando sentado con la espalda apoyada contra la húmeda pared.

Saruman le miró una última vez con desprecio, antes de salir de la celda. La vieja puerta se cerró tras él, dejando al príncipe solo en la oscuridad. Solamente en ese momento Legolas se permitió el lujo de relajarse un poco. Todo el cuerpo le dolía. No creía tener nada roto, pero tenía un par de heridas bastante graves que habían tardado días en dejar de sangrar y cierto golpe en la cabeza que aún le causaba mareos cada vez que intentaba levantarse.

Aunque si los mareos no le hubiesen detenido en su empeño por ponerse en pie, lo habrían hecho sus piernas. Éstas a penas aguantaban su peso, lo que se debía a que en todo el tiempo que llevaba prisionero sólo había comido un par de trozos de pan mohoso. Y, la falta de alimentos no hacía más que debilitar aún más su ya dolorido cuerpo.

Miró a su alrededor e inspeccionó la celda. Parecía estar excavada en la roca, no tenía ningún tipo de abertura ni ventana, sólo la puerta que daba a una especie de pasillo, aunque eso no había alcanzado a verlo bien. Pero algo estaba claro, esa celda no se parecía en nada a la que estuvo prisionero en Isengard, lo que le llevaba a pensar que no habían vuelto a la torre de Orthanc. Pero entonces, dónde estaban? Saruman tenía otro refugio, y por la pinta y el desagrado que le causaba ese lugar, dedujo que se trataba de algún tipo de gruta o galería subterránea. Un escalofrió recorrió su cuerpo al pensar en lo lejos que quedaba el calido sol y lo anti-natural que era para un elfo estar demasiado tiempo bajo tierra.

Tiempo. Esa era la cuestión. Cuando despertó ya estaba en ese lugar. No sabía cuanto había estado inconsciente. Éste era el primer día que estaba completamente consciente, pero creía haber estado al menos dos más rozando la inconsciencia, o puede que fueran tres. No estaba seguro.

Recordaba haber soñado con Anne en varias ocasiones. Esos sueños lo habían reconfortado, aunque ahora que sabía para que los pensaba utilizar Saruman, pretendía destinar todas las fuerzas que tenía para impedir que volviera a suceder. Bajo ninguna circunstancia permitiría que Saruman le manipulase para atraer a Anne hasta este lugar. No sabía muy bien cómo había escapado al control de Saruman y había logrado apartar a Anne de todo aquello, sólo deseaba ser capaz de repetirlo la próxima vez.

Y, con su mente divagando sobre los últimos acontecimientos, el Bosque Oscuro y Anne, pasaron las largas horas de cautiverio.


Adlanna entró sorprendida en la habitación de Anne. Era más de media mañana y ésta seguía en la cama, algo muy extraño, dado que a causa de las pesadillas últimamente no solía dormir mucho.

-"Estás despierta?"- preguntó suavemente al bulto bajo las sábanas.

-"Grr"-

-"Te encuentras bien?"- preguntó un poco más preocupada.

Anne se giró para mirar a la elfa. -"Claro que estoy bien. Por qué no iba a estarlo?"- dijo con voz medio dormida.

-"Es muy tarde… Por fin has dejado de tener esos sueños?"-

Anne se sentó en la cama y miró a la elfa un tanto frustrada. -"Sí"-

Adlanna no acababa de comprender porque la chica parecía molesta por ello. -"Pero eso es bueno, no? Estabas muy cansada…"-

-"Ahora ya no es bueno"- dijo Anne con fastidio. -"Llevo horas intentando tener otra de esas pesadillas y nada!"-

Ahora Adlanna la miraba sin comprender absolutamente nada. Por suerte para ella, Anne siguió hablando, contándole la conversación con Gandalf sobre los sueños y lo que le había dicho Saruman.

-"Dios mío!"- exclamó la elfa cuando Anne llegó a la parte en la que la informaba de que Saruman tenía prisionero a Legolas.

-"Y dónde lo tiene? Está bien?"- quiso saber.

-"Pues no lo sé!"- exclamó la chica. -"Porque justo cuando Saruman me lo iba a decir, Legolas ha hecho algo típico de Legolas! Y se las ha apañado para despertarme."- Añadió soltando un bufido.

Permanecieron en silencio unos segundos, cada una en su mundo.

-"No te enfades con él. Lo ha hecho para protegerte."- dijo al fin la elfa.

-"Ya lo sé"- dijo Anne más tranquila. -"Pero, quién le va a proteger a él?"-

Volvieron a quedarse en silencio, mirándose con preocupación, hasta que Adlanna empezó a destapar a la chica, indicándole que había llegado la hora de empezar el día.

-"Tarde o temprano volverás a soñar con él. Quizá esa vez consigas saber más."- decía, esperanzada, la elfa.

-"Puede"- murmuró Anne poniéndose en pie. -"Pero con lo cabezota que es Legolas, puede que tarde meses en convencerle de que me deje escuchar el resto del mensaje de Saruman!"-


Dos días después, Anne pasaba las noches durmiendo como un bebé. No había vuelto a tener ni sueños, ni pesadillas, ni nada. Y estaba empezando a desesperarse. Significaría eso que algo le había pasado a Legolas? O Saruman la ignoraba para torturarla? Porque, lo estaba consiguiendo!

La rutina en el Bosque Oscuro seguía prácticamente igual. Los elfos trabajaban en las últimas reparaciones o en atender a los heridos. El grupo de guardias habitual salía explorar el bosque en busca de algún rastro de Saruman o Legolas, pero sin muchas esperanzas de encontrar nada a estas alturas.

Lo único que se salía de la monótona y triste rutina en la que estaban inmersos la ciudad y todos sus habitantes, fue la llegada de un ejército bastante numeroso formado por hombres de Gondor y elfos de Rivendell a primera hora de la tarde.

El bullicio de gente congregada en la plaza ante la entrada principal del palacio llamó la atención de los dos magos, quienes se asomaron a las ventanas de la biblioteca para ver a que se debía tanto alboroto. Para sorpresa de ambos, en el centro de la plaza y rodeados por un gran número de elfos, vieron un grupo de hombres ataviados con ropas con el emblema de Gondor y otros con el de Rivendell.

-"Han llegado al fin"- murmuró el mago blanco mientras, desde su posición privilegiada, veía como el rey Thranduil se aproximaba a los viajeros para darles la bienvenida.

De entre el nombroso grupo de hombres y elfos, aparecieron dos caras familiares que pronto entablaron conversación con el rey. Tras intercambiar unas palabras, éste les indicó que le siguieran, mientras un grupo de sirvientes se ocupaba de acomodar al resto del ejército.

Anne tenía muchas ganas de ver, tanto a Guimli como a Aragorn, pero ahora que estaban allí, en la ciudad, no sabía qué hacer o decirles. Había pasado mucho tiempo desde que los vio por última vez y ahora, la situación era muy diferente.

Así que, en vez de salir corriendo de la biblioteca e ir a saludarles de inmediato, se quedó plantada donde estaba, observando como seguían al rey al interior de palacio. Poco después, el resto de viajeros fueron guiados por numerosos sirvientes y, por último, varios mozos se ocuparon de atender los cansados corceles.

Unos minutos después, la pesada puerta de la biblioteca se abrió, lo que hizo que desviase su atención al interior de la sala. El primero en entrar fue el rey Thranduil, seguido de Aragorn y Guimli, quienes aunque con cara de estar agotados por el viaje y también bastante sucios (hay que añadir), exhibían una de sus mejores sonrisas.

Anne les miró unos segundos sin saber como reaccionar y, al ver que ambos seguían sonriéndole como esperando que ella hiciese algo… 'Sonrie!'… forzó una sonrisa. Bueno, al principio fue forzada, en cuanto ambos estuvieron a su lado y la saludaron cariñosamente, su sonrisa pasó a ser sincera.


Después de que los viajeros hubiesen descansado y arreglado un poco, se celebró una reunión en el despacho del rey.

Aragorn y Guimli escucharon sin interrumpir el relato de Thalion sobre lo que había sucedido en el Bosque Oscuro, el ataque de Saruman y la desaparición de Legolas. Ese momento lo aprovecho Anne para explicarles los sueños que estaba teniendo y lo que había pasado en el último.

La expresión seria del rey pareció suavizarse un poco al comprender que su hijo seguía con vida. -"Entonces, en cuanto Saruman te revele donde lo retiene, enviaré a mi ejercito"- sentenció. -"y esta vez no escapará"-

-"Pero Saruman dijo que fuera sola"- se quejó Anne.

-"No puedes ir sola"- la cortó el rey.

-"Pero…"- volvió a quejarse.

-"El rey Thranduil tiene razón, es muy peligroso. Lo mejor sería enviar un pequeño grupo para rescatar a Legolas y después atacar con el grueso del ejercito."- comentó Aragorn.

El rey asintió, dando a entender que aprobaba la idea.

-"Pero qué pasa si Saruman os ve?"- seguía quejandose Anne.

-"No nos vas a convencer, nena"- dijo Guimli con su ronca voz. -"Iremos, aunque nos tengamos que disfrazar de ponys"-

-"Seguro que estas guapísimo…"- murmuró Anne, provocando una pequeña sonrisa en la cara de los demás apenas unos segundos, antes de volver a la gravedad del asunto entre manos.

-"Bien, pues esto es lo que haremos…"- dijo Gandalf, que había permanecido en silencio hasta ahora. -"… en cuanto Anne sepa donde debemos ir, un pequeño grupo, en el que me incluyo…"-

-"Yo también!"- dijo Guimli, impidiendo que Gandalf acabara la frase.

-"Y yo"- añadió Aragorn, que no pensaba interrumpir a Gandalf, pero ya que Guimli lo había hecho…

-"Como iba diciendo…"- volvió a intentarlo el mago, mirando molesto al enano. -"…un pequeño grupo, de unos cinco o seis como mucho, se encargará de rescatar la príncipe Legolas. Una vez esté en lugar seguro, informaremos de todo lo que hayamos visto sobre las defensas del escondite de Saruman al ejercito del Bosque Oscuro."-

Todos asintieron, aceptando el plan.

-"Es una suerte que no haya deshecho mi bolsa"- murmuró Guimli.

-"Debería hacer la mía"- comentó Anne. -"Para estar preparada"- añadió, al ver la cara con la que todos la estaban mirando. -"Qué?"-

-"Tú no vas, señorita!"- dijo Gandalf muy serio.

-"Qué?"- 'Cómo que no voy?'

-"Creía que había quedado claro?"- seguía el mago.

-"Qué?"- 'En serio había quedado claro?'

-"Es muy peligroso para ti."- intentó desanimarla.

-"Qué?"- 'Solo para mi?'

-"Deja de decir 'que'!"- bufó el mago.

Anne tuvo que morderse la lengua para no soltar un nuevo 'que', mientras Guimli reía y murmuraba algo como 'la nena sigue igual de testaruda'.

-"Que te presentes ante él y sin protección es justamente lo que Saruman quiere."- le dijo Gandalf mirándola muy seriamente. -"Y ese es el motivo por el cual no vas a ir."-

-"Qué?"- dijo Anne sin pensar, ganándose una mirada de reprimenda por parte del mago y una sonora carcajada de Guimli.

Se quedó callada unos minutos, escuchando como los demás discutían sobre los preparativos y posibles estrategias para el rescate. De vez en cuando le echaban una miradita, como para comprobar que seguía sentada en el mismo sitio.

'Si se han creído que esta vez voy a quedarme atrás, lo llevan claro!'

-"Bien, entonces ya está todo decidido."- dijo el rey. -"Thalion, te encargaras de supervisar los preparativos."- El mayor de los príncipes asintió, antes de encaminarse hacia la puerta.

-"Y recuerda que yo también voy"- le dijo Anne cuando pasó por su lado.

Thalion la miró sin comprender, mientras que el resto la miraban confusos.

-"Creía que ya habíamos zanjado ese tema"- comentó Gandalf con tono cansado.

-"Pues creías mal. Voy a ir tanto si os gusta como si no."- dijo la chica, dejando claro que no iba a dejar de insistir.

-"Pero…"- intentó replicar el mago.

-"Pero nada. O me dejáis ir con vosotros o no pienso deciros nada de lo que averigüe."-

-"Anne, será peligroso y …"- intentó convencerla Aragorn.

-"Ni vas a hacerme cambiar de opinión, ni pienso negociar, ni voy a disfrazarme de pony!"-

Los presentes en la sala suspiraron derrotados al darse cuenta que no iban a convencerla fácilmente.

-"Creo que le prometiste a Legolas que no saldrías de la ciudad"- dijo al fin Thalion. -"No querrás faltar a tu palabra"-

Anne puso cara de 'Ups! Es verdad! Y ahora qué?' -"Pero esto es un caso especial…"-

Thalion la miró fijamente como diciéndole que cuando se promete algo, se cumple y punto, sin excepciones.

Anne sopló derrotada. 'Ahora que ya los tenía en el bote!'

El rey observó atentamente a la joven ante él. Parecía muy decidida a ir y no dudaba de que conocía el riesgo al que se exponía, al fin y al cabo, ya había sido prisionera de Saruman y sabía de lo que el viejo mago era capaz. Valoró la situación unos minutos… esa chica había protegido su ciudad del ataque orco sin esperar recompensa alguna, y sólo se había alterado de verdad al saber que Legolas estaba en peligro. No creía que ella quisiera enfrentarse a Saruman y mucho menos aceptar su propuesta, lo único que quería era encontrar a Legolas. Podía sentir su preocupación, igual que la había sentido en los pocos ratos que habían compartido esos últimos días. Sabía que a Legolas no le haría ninguna gracia lo que estaba a punto de hacer, pero algo le decía que Anne encontraría la manera de ir en su busca aún sin contar con sus aprobaciones. Así que era mucho mejor que contara con la protección de Gandalf.

-"Tan importante es ir para ti?"- le preguntó con voz serena.

-"Necesito ir"- contestó Anne bajo la atenta mirada del rey. A la chica le pareció que éste era capaz de ver hasta el rincón más escondido de su alma.

-"En ese caso, tienes mi permiso."- Anne sonrió, 'Legolas también dijo que hiciese caso a su familia, así que esto evita que rompa la promesa'. -"Pero obedecerás en todo a Mithrandir"- añadió más serio. Anne asintió, sintiendo como un extraño sentimiento mezcla de alegría y miedo empezaba a tomar forma en la boca de su estómago.


bueno, pues esto es todo por ahora. Espero no tardar tanto en actualizar. En cuanto me libre de los examenes volvere a escribir como una posesa, pq esta historia esta revoloteando por mi mente y no me deja concentrarme!

Espero q os haya gustado y q no me odieis demasiado...

Hasta pronto! ;p