Pues no! No he muerto! Y si, he vuelto! Aunq aun no se por cuanto tiempo, tengo muchisimo trabajo. Solo decir q siento mucho haber tardado tanto en actualizar, pero aqui os dejo otro capitulo y mi sincera intención de no tardar tanto en tener listo el proximo.
Espero que os guste!
Recordais como había qedado la cosa? Saruman tiene a Legolas prisionero y lo esta usando para atraer a Anne hasta él y asi poder robarle su magia. Por otro lado Aragorn y Guimli acaban de llegar al Bosque Oscuro dispuestos a plantarle cara al exmago blanco y salvar a su amigo.
Cap 43: En busca del príncipe perdido
Tres días después, o más bien dicho, tres noches después, Anne había logrado escuchar el mensaje completo de Saruman. Lo habría conseguido antes de no ser por cierto elfo que no paraba de darle empujones y sacarla de su propio sueño. 'Canalla!' Así que, tres noches y unos doce empujones después tenía la localización de la nueva guarida del mago traidor.
Se trataba de una antigua fortaleza, gran parte de la cual estaba escavada en la roca, que se encontraba al sur de las montañas Grises. Entre Thalion y Aragorn habían decidido la mejor ruta a seguir. Cuatro días de camino hacia el norte desde la ciudad les separaban de su destino, atravesando la zona norte del bosque e internándose en las montañas después, siguiendo un viejo sendero.
Anne aún no se acababa de creer como había conseguido la información. Lo había intentado todo, desde convencer a Legolas de que la dejara escuchar el resto del mensaje, lo que, obviamente, no había servido de nada, hasta intentar huir de nuevo del príncipe, mientras Saruman hablaba entre carcajadas. Y al final, medio desesperada porque no había manera de convencer al elfo y ya se estaba hartando de caerse de la cama 4 veces por noche, decidió jugar su última carta.
Así que, una vez Saruman empezó con su monologo, se plantó ante Legolas, quien, en menos de tres segundos, ya la tenía cogida por los hombros para darle el correspondiente empujón y enviarla de vuelta a la realidad (y, de paso, al suelo de su habitación) y puso carita de perrito abandonado. Sonrió interiormente al notar como Legolas dudaba y sin perder un segundo empezó a hacer pucheros. El elfo la miró preocupado y tiernamente la acercó hacia él y la abrazó con dulzura. 'Ya eres mió…' pensó Anne, a la vez que se abrazaba con fuerza al elfo mientras escuchaba las direcciones que le estaba dando Saruman, mientras el elfo parecía mas pendiente de calmar a la falsamente desconsolada chica que de impedir que escuchase el resto del mensaje.
Legolas era un caballero, por supuesto caería en el viejo truco de las lágrimas de cocodrilo, por qué no se le había ocurrido antes? Ah! Sí, por que es un truco degradante y falso, por no contar que había engañado a Legolas descaradamente. El pobre ya tenía suficiente con estar preso, no? 'Pero esto compensa todas las veces que me ha tirado de la cama estos últimos días! Así que estamos en paz.'
Ese mismo día habían empezado con los preparativos para el viaje y lo habían dispuesto todo para partir a la mañana siguiente. El grupo de rescate, como Anne los había bautizado durante la reunión de la mañana, lo formarían Gandalf, Guimli, Aragorn, tres guardias seleccionados personalmente por el rey y Anne, por supuesto. Viajarían seguidos de un pequeño ejercito, que partiría un par de días después para no levantar sospechas y les esperaría a la salida del Bosque Oscuro, dejando así, que el pequeño grupo hiciese el viaje en solitario. De manera que, una vez rescatado el príncipe, pudiera cubrirles sin haber alertado a Saruman antes.
'Cómo se había dejado engañar de esa manera?' Legolas caminaba enfadado por su celda. Ahora Anne sabía donde encontrarles y sabía que no dudaría en venir. 'Cómo había caído en ese truco?' pensó por décima vez mientras apretaba sus puños con furia. Estaba enfadado, con Anne por haberle engañado de esa manera, pero sobretodo con él, por haber sido tan estúpido y haber picado. Ahora la chica se pondría en peligro por su culpa...
Sus divagaciones se interrumpieron al escuchar pasos al otro lado de la gruesa puerta. Segundos después el viejo cerrojo chirrió y la puerta se abrió, mostrando en el umbral la alta figura del antiguo mago blanco, quien le miraba sonriente.
Legolas le devolvió la mirada, desafiante, su cuerpo tenso y su mente en guardia. Si bien sus heridas ya estaban prácticamente curadas y caminaba sin problemas, aún no había recuperado toda su fuerza y no era rival para el mago.
-"Veo que ya os encontráis mucho mejor, príncipe"- comentó, sarcásticamente el mago.
Legolas no respondió, se limitó a observar a Saruman y a los cuatro orcos que le acompañaban. Definitivamente, no podía enfrentarse a ellos en sus condiciones. Ya lo había intentado en otras ocasiones, cuando Saruman aparecía en mitad de la noche para utilizarle y así entrar en los sueños de Anne. Y lo único que había conseguido era nuevos cardenales.
El mago rió complacido al comprender en que pensaba el príncipe. -"Sólo venía a ver cómo os encontrabais"- siguió, con falso interés en la voz. -"Tengo que comprobar el estado de mi moneda de cambio para evitarme sorpresas cuando llegue el momento"- Olvidando su sonrisa y clavando su fría mirada en Legolas, siguió. -"Mis espías me han informado que un pequeño grupo de viajeros ha salido esta mañana temprano de vuestra querida ciudad."- Sonrió un poco al ver la expresión de sorpresa del elfo. -"No tardaran más de cuatro días en llegar aquí. Hasta entonces…"- continuó, en tono de burla. -"…espero que disfrutéis de vuestra estancia."- Y tras eso, salió de la celda cerrando la puerta tras él.
Entonces Anne ya estaba de camino, y por las palabras de Saruman, no venia sola. No podía creer que Gandalf y su padre hubieran aceptado el intercambio. Pero Saruman parecía muy convencido de su victoria y su plan, en opinión de Legolas, no era tan bueno, pues ahora, no sólo Anne y sus amigos sabían donde se encontraban escondidos, sino que él también lo sabía.
Esa celda estaba en el sótano de una antigua fortaleza de vigilancia. En sus buenos tiempos había formado parte de las defensas más orientales del antiguo reino de Angmar, pero de eso hacía mucho, y ahora no era más que una vieja fortificación en ruinas.
Conocía el lugar, conocía el plan del mago y el tiempo del que disponía, y estaba decidido a impedir que Saruman volviera a acercarse a Anne, así que ahora sólo le quedaba una solución, decidió, mientras su mente empezaba a diseñar un plan.
-"Pienso machacar a ese intento de mago y luego le despedazare y después de eso le despellejaré y…"-
-"Guimli…"- interrumpió Anne el interesante monologo del enano. -"No crees que sería mejor despellejarle antes de descuartizarlo? Así tendrás menos trabajo…"- opinó, arrepintiéndose por décima vez de haber aceptado cabalgar con él.
-"Oh! Sí, creo que tienes razón"- coincidió el enano. -"entonces, primero lo machacare, después lo despellejaré y por ultimo lo descuartizaré."- sentenció, alegre, de haber dejado claro su propósito en esa misión.
Anne suspiró agradecida de que por fin el enano hubiese decidido el orden de las mil torturas que tenía planeadas para Saruman.
-"Oh! No, no!"- escuchó la grave voz de Guimli detrás suyo. -"Creo que prefiero destriparlo en vez de despellejarlo"- añadió pensativo.
Anne suspiró derrotada al escuchar como Guimli volvía a empezar con la enumeración. Aragorn, quien cabalgaba delante de ellos se giró y le sonrió. Sonrisa que decía algo así como, 'Vas a acabar harta del enano' o puede que 'Te ha tocado pringar'. Y Anne, que hasta entonces había tenido claro que sólo quería zurrar a Guimli, empezó a tener dudas sobre si zurrar también a Aragorn por no haberle avisado de que Guimli podía llegar a ser tan plasta.
Y por lo visto no era la única que se estaba hartando del enano, pues Ámbar había estado bastante nerviosa las ultimas horas, desde que Guimli había empezado con esa conversación o más bien monólogo, porque el resto de viajeros no habían abierto la boca. Y por la manera de mover la cabeza que tenía la yegua, comprendió que, de tener a Guimli delante, no habría dudado en darle uno de sus famosos cabezazos y dejarlo KO.
-"Qué te hace tanta gracia?"- preguntó el enano, un poco molesto por la interrupción de su monólogo.
-"Nada"- dijo Anne, quien había empezado a reírse sin darse cuenta, echandole una mirada inocente al enano sentado tras ella.
-"Mmm"- Guimli la miró sin acabar de creerla unos segundos antes de decir con una amplia sonrisa: -"Quiéres que te cuente un chiste?"-
Anne sonrió a su vez, prefiriendo mil veces un chiste que la conversación anterior.
-"Estaban un elfo y un hombre en lo alto de una muralla…"- empezó Guimli, con sonrisa maliciosa y guiñándole un ojo a Anne quien sonreía al comprender que iba a ser uno de esos chistes sobre elfos que tanto le gustaban al enano. –"Y el hombre le pregunta al elfo: '¿Qué ven tus ojos elficos, mi buen amigo?'"- siguió el enano, quien ya se había ganado la atención de todos los presentes. –"'Se aproximan 1001 guerreros' contestó el elfo"- (hay que decir que Anne ya se estaba riendo, porque Guimli le había puesto voz de niña al elfo, y los elfos presentes le estaban echado miradas asesinas, pero al enano no le importó y siguió a lo suyo) –"El hombre asombrado pregunto: 'Como puede ser que los hayas podido contado tan rápido?' A lo que respondió el elfo: 'Fácil, viene uno delante y como mil detrás'"- Acabó el chiste Guimli antes de estallar en carcajadas, Anne también rió, más por el espectáculo que estaba dando el enano que por otra cosa.
-"Guimli, baja la voz"- le regañó Gandalf, quien escondía su sonrisa intentando no molestar a los elfos presentes. Algo que no iba a servir de nada pues ya estaban molestos. Estos habían empezado a murmurar entre ellos en elfico y Anne pudo captar algunos comentarios del estilo 'deberíamos abandonarlo a merced de los lobos', hasta que al fin, Galen, uno de los guardias, alto y rubio, de aspecto desenfadado, se puso a la altura de Guimli y con sonrisa inocente, dijo que él también se sabia un chiste.
Guimli soltó una nueva carcajada, ganándose una mirada de reprimenda de Gandalf por el volumen, antes de, con un gesto, indicarle al guardia que empezara.
-"Un grupo de viajeros se encuentran frente a un fuego contando chistes y dice un elfo: 'Voy a contar un chiste sobre enanos'"- empezó a relatar Galen. -"Y dice el enano presente preparando su hacha: 'Eh! Que yo soy un enano!'. A lo que responde el elfo: 'Vale, a los demás se lo contaré y a ti te lo explicaré'"- acabó entre risas mirando traviesamente a Guimli, mientras el resto de viajeros también reían.
Guimli les miró con furia renovada, guardando una mirada de furia extra para Aragorn y un codazo para Anne.
-"Qué? Ha tenido gracia"- se disculpó la chica sin dejar de reír.
-"Grr"- gruñó el enano, antes de iluminársele de nuevo el rostro. -"Os contaré otro"- dijo.
'Genial, combate de chistes y yo que me pensaba que esto sería una aburrida procesión hacia nuestra muerte prematura!'
-"Qué hay que hacer para que un elfo se divierta el domingo?"- preguntó al resto Guimli. Ganándose que los elfos volvieran a mirarle seriamente, mientras que Aragorn y Gandalf negaban con la cabeza, con expresión de estar cansándose del jueguecito. –"Contarle un chiste el lunes!"- añadió antes de estallar de nuevo en carcajadas, ante la cara de pocos amigos de los guardias.
-"Creo que deberías cambiar el objetivo de tus bromas si pretendes volver vivo de esta misión."- le murmuró Anne, una vez consiguió calmar su risa. -"Me parece que están planeando como deshacerte de ti y que parezca un accidente"-
El enano rió. -"Hace falta más que tres elfos para vencer a un enano"- dijo orgulloso levantando una de sus hachas. -"Oh! Acabo de recordar otro!"- anunció, sonriente de nuevo, bajo la atenta mirada asesina de los tres elfos.
-"Guimli…"- empezó a quejarse Anne, pero su protesta fue cortada por Gandalf, quien, ordenando el alto, acabó con el apasionante duelo de chistes.
Dos días de viaje más tarde, llegaron al límite del bosque sin ningún incidente remarcable, más que un par de arañas gigantes que fueron fácilmente neutralizadas por los guerreros elficos y Guimli.
Pasaron la noche al resguardo de los últimos árboles del Bosque Oscuro, antes de salir al claro dirección a las escarpadas Montañas Grises. Éstas estaban a poco menos de medio día de camino a campo descubierto, así que, sin querer arriesgarse más de lo que ya se estaban arriesgando, decidieron que lo mejor sería cabalgar a paso veloz hasta encontrar la protección de la base del sistema montañoso.
Ámbar corría veloz por la llana ladera manteniéndose en el centro del grupo. En alguna ocasión Anne había tenido que obligarla a correr más despacio, pues se adelantaba al resto. Parecía que Ámbar no solo tenía ganas de correr al fin libremente sin los obstáculos típicos de un bosque, sino también que se sentía mucho más tranquila fuera de ese bosque por el que ya había vagado sola una vez. Anne pensó que quizás eso se debía a que la yegua no guardaba muy buenos recuerdos de esa experiencia. 'Ahora que lo pienso… Yo tampoco tengo muy buenas experiencias en mis paseos por este bosque…'.
El paso, rápido y constante de Ámbar, hacía que el frió viento le azotase la cara. Afortunadamente, aun era otoño. Así que, aunque el clima tan al norte era más frió en comparación al de la ciudad, aun no había nieve ni hielo, lo que les era favorable. Aun así, hacía frió y se le estaba empezando a helar la nariz. Y, si no fuera por las ropas elficas, la capa y los guantes (Adlanna había insistido en eso último 'Gracias Dios por darme una amiga tan lista!'), estaba segura que ya sería un cubito de hielo. Esas ropas eran realmente cálidas para lo fino del tejido.
Aunque vestida así tenía un aspecto curioso. Con el traje verde típico de los elfos de los bosques y el cabello recogido, habría podido pasar por un elfo. Sin contar que ella no era tan guapa, ni su pelo era capaz de mantenerse desenredado después de un largo día de viaje, y que, ahora, su nariz ya estaba completamente congelada y muy posiblemente colorada también. Ah! Sí! Y tenía las orejas redondas, como muy bien había remarcado Guimli, añadiendo de paso lo poco que le gustaban las orejas picudas. Ganadose tres miradas asesinas más, antes de estallar en risas de nuevo.
Anne, quien al principio había dudado de las intenciones del enano, ahora estaba completamente convencida que Guimli, no sólo molestaba a los elfos expresamente (que novedad!), sino que lo estaba disfrutando y no pensaba parar en todo el viaje. Y, aunque por un lado lo sentía por los pobres elfos que tenían cara de estar hartos, por el otro se alegraba. De esta manera el viaje estaba siendo más entretenido y no se limitaba a las típicas conversaciones de 'que haremos cuando lleguemos a la fortaleza', 'encontrar un buen lugar donde pasar la noche' y, la favorita de Anne, 'si algo me ocurre dale a mi familia esta carta por mi'. Vale, eso aún no había pasado…
El tiempo pasaba lento en esa oscura celda. No había vuelto a tener visitas, a excepción de las de los orcos que le traían la "comida", o más bien, el pan mohoso y agua turbia que ya estaba empezando a detestar.
Estaba completamente seguro de que no había guardias tras la vieja puerta, pues no oía más que silencio al otro lado y sabía por experiencia que un orco nunca es silencioso. No para los oídos de un elfo. Venían dos veces al día a traerle la "comida". Así que supuso que debían venir al amanecer y al atardecer. Aunque no estaba muy seguro, había estado ahí encerrado durante tantos días sin ver el sol o las estrellas, que ya había perdido la noción del tiempo.
Si no estaba equivocado, Anne debía estar a un par de días de camino. Así que tenía que poner su plan en práctica pronto o no impediría que la chica llegara hasta la fortaleza. Durante las largas horas de cautiverio había estado analizando los recuerdos que tenía de ese lugar. No es que hubiera estado en muchas ocasiones y de eso ya hacía mucho, por lo que tuvo que esforzarse en recordar la estructura de la vieja fortificación y sus puntos débiles. Así como intentar descubrir el lugar exacto en el que se encontraba prisionero.
Desde el primer momento sabía que la celda era subterránea. El sentimiento de desagrado que despertaba en él ese lugar así se lo indicaba. Por la humedad en las paredes supo que se encontraba en la parte norte de la fortaleza. Y por lo que había podido observar de la distribución del corredor las pocas veces que había podido echar una ojeada al exterior, parecía que la celda era una más en una larga y oscura galería. Y gracias a su buen oído, había podido localizar las escaleras hacía la superficie en el extremo sur del pasillo.
Así que, con el plan a punto, sus fuerzas prácticamente recuperadas y el tiempo empezando a agotarse, estaba decidido. Ahora sólo tenía que esperar a que se le presentara una buena oportunidad…
El tiempo pasaba lento en esa oscura celda y esperar era la peor parte…
Esperar era la peor parte… o eso es lo que había creído hasta ese momento… Hasta entonces Anne estaba convencida que no había mayor tortura que tardar cuatro días en recorrer una distancia que en su mundo no llevaba más de unas cuatro horas. 'bueno, vale, en tren de alta velocidad. Pero seguro que en coche no son más de doce…Cómo es posible que en este mundo todo vaya tan lento!'.
Legolas llevaba más de tres semanas desaparecido, hacía casi cinco días que no soñaba con él, desde que Saruman le reveló la ubicación de su escondite que no había vuelto a tener noticias y estaba empezando a desesperarse. Y por si todo eso fuera poco, tardan cuatro días en llegar hasta allí! 'La Tierra Media necesita una buena red de carreteras!'
Pero eso ya había pasado y desgraciadamente lo peor venía ahora. Habían llegado ante la fortaleza al anochecer. Tras echarle una pequeña ojeada habían encontrado indicios de actividad en el interior, así que Saruman había sido sincero con la ubicación de su escondite.
Se alejaron un poco del lugar y resguardados tras una escarpada colina, prepararon un pequeño campamento donde pasar la noche. Después de asignar los turnos de guardia, entre los que Anne no estaba, ya que, el primer turno que hizo lo pasó durmiendo como un bebé, así que Gandalf ya no la dejaba participar. 'Qué pena más grande!'. Aunque parte de la culpa había sido de Aragorn, puesto que les había tocado hacer la guardia juntos y no sólo no la había despertado cuando se durmió, sino que encima estuvo fumando con su pipa y a Anne el humo del tabaco le causaba somnolencia. 'Ni que eso fuera culpa mía!'.
Después de una suculenta cena a base de lembas y más lembas (y mil quejas por parte de Guimli), Aragorn sacó un viejo plano del interior de la fortaleza que habían encontrado en la biblioteca del Bosque Oscuro. Por el dibujo, se veía una fortificación emplazada entre dos laderas, de manera que la montaña a su alrededor proporcionaba una eficiente muralla natural. Lo único construido por el hombre, era una gran muro con la única entrada al recinto.
-"Aunque de eso no podemos estar seguros. Algunos de los documentos que encontramos en la biblioteca hablan de galerías subterráneas que llevan al otro lado de las montañas"- informó Aragorn. -"Dentro de la muralla hay una gran patio y mas allá de éste y directamente escavado en la roca, un conjunto de galerías, corredores y salas que forman la parte habitable de la fortificación."- siguió, mirando detenidamente a sus interlocutores, quienes se habían sentado a su alrededor para poder ver mejor el viejo mapa. -"Las galerías están construidas en forma de laberinto, para evitar visitas no deseadas en caso de que la puerta ceda."- añadió, abriendo otro plano que mostraba un seguido de pasillos que se entrecruzaban entre ellos. -"La zona sur está prácticamente en ruinas, así que Saruman debe haber bloqueado los accesos para inhabilitar esa sección."- señaló un conjunto de pasillos y salas. -"Así que debemos suponer que está en el área norte. Aquí están los salones principales"- señaló un par de salas en el mapa. -"Y esto son las mazmorras."- indicó después.
-"Y ahí es donde tiene a Legolas?"- preguntó Anne.
-"Es lo más probable"- confirmó el exmontaraz.
Los elfos hicieron una mueca. -"Tenía que estar bajo tierra"- murmuró Galen.
-"Eso no es problema para un enano"- dijo orgulloso Guimli.
-"Ni para nosotros"- respondió el elfo.
-"Aragorn, sigue por favor"- se apresuró en decir Gandalf, evitando así una nueva confrontación enano/elfos.
-"El plan es el siguiente…"- empezó, mirando directamente a Anne. -"… te presentaras ante la puerta sola."- dijo, con una mueca en la cara mostrando lo poco que le gustaba eso. -"Saruman ya debe saber que estamos de camino y que no vienes sola, así que lo mas probable es que no salga en persona a recibirte. Para evitarse sorpresas. Así que te harán entrar. Por lo que hemos visto no hay más de cuatro orcos vigilando la puerta, así que una vez dentro te deshaces de ellos y nos abres. Entendido?"- acabó Aragorn.
Anne lo miró perpleja unos segundos. 'Que me deshaga de los orcos y abra la puerta?' -"Guau! Menudo súper-plan! Eso es todo lo que Thalion y tú habéis sido capaces de tramar?"-
Aragorn la miró un poco molesto. -"Fuiste tú la que quiso venir"-
-"Pero una cosa es venir y otra muy diferente entrar en una fortaleza llena de orcos yo sola!"- se quejó.
-"Aún estamos a tiempo de cambiar el plan y hacer venir al ejercito del rey Thranduil"- sugirió Aragorn. -"Pero puede que para cuando entremos, Saruman ya se haya encargado de Legolas"-
Anne, suspiró. Sabía que tendría que hacer algo así. Pero enfrentarse a esos orcos ella solita… con el miedo y el asco que le daban… 'Al menos Saruman no tiene arañas gigantes trabajando para él.' -"No he dicho que no lo vaya hacer"- respondió un poco mas segura de lo que se sentía.
Aragorn sonrió antes de echarle una última mirada a la chica y recoger los mapas. -"Una vez dentro…"- siguió con el plan. -"buscamos a Legolas mientras Gandalf se encarga de Saruman."- Todos asintieron, aceptando el plan.
Mientras el resto de viajeros se disponía a prepararse para pasar la noche, Gandalf se acercó a Anne y se sentó a su lado.
-"Estas segura de que lo quieres hacer?"-
-"Sí"- respondió, bajo la antenta mirada del mago.
-"Bien"- murmuró éste. -"Vamos a recordar algunos hechizos que puede que te sean útiles, aunque te sugeriría que no los uses a menos que no tengas alternativa, pues Saruman puede detectar tu presencia."- le dijo serio. Y, tras esto, pasaron las siguientes horas recitando hechizos sin llegar a invocar nada que pudiera alertar al antiguo mago blanco.
Y al fin llegó la mañana…
'Cómo me he dejado convencer para hacer esto?'. Respirando hondo por quinta vez desde que había llegado ante la gruesa puerta se dispuso a gritar, anunciando su presencia…
Pues esto es todo por ahora, espero q os haya gustado.
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