Capítulo 6: Re-encuentro
***Ninako***
Llegué un poco más tarde de lo planeado a la casa de Sayu, y esto porque le pedí prestado un carro a mi papá. Él hubiera preferido poner un chofer a nuestra disposición, pero me sentía mucho más cómoda manejando. Cuando estábamos en NY siempre era yo la que manejaba, ya que Sayu no disfrutaba tanto como yo estar detrás del volante. Llegué a nuestro edificio y tomé el elevador tarareando una canción de cuna, la misma que tarareaba cada vez que estaba feliz. No sé si me ponía feliz el hecho de que esté comprometida, o mi primer día de trabajo o que me haya vuelto a encontrar con Ando, quien era un idiota,pero eso no le quitaba lo lindo que podía llegar a ser cuando se lo proponía. Nuestra amistad nunca llegó a ser nada más y eso era porque yo no lo había querido así. La verdad Ando es un mujeriego, hasta donde supe, tuvo una experiencia amorosa nefasta y eso hizo que el adorable Ando se disfrazara tras esa máscara de Don Juan que a muchas chicas les gusta. Como ya lo dije antes, Ando es una linda persona, y me lo ha demostrado muchas veces, es por eso que lo tengo como un amigo muy querido. En la actualidad parece que al fin se hizo a la idea que no tendré nada con él y, al igual que yo, me tiene como una preciada amiga.
Llegué al departamento de Sayu y toqué frenéticamente el timbre y la puerta, hasta que por fin abrió.
-Podrías tratar con más cariño mi puerta- cuando abrió pude ver que estaba casi lista, tenía un vestido color naranja pegado de la parte de arriba y suelto a partir de la cintura, le llegaba hasta las rodillas. Su pelo estaba recogido dejando algunos mechones de la parte de en frente sueltos, su maquillaje era discreto pero a la vez se veía sexy. En más de una ocasión ella ha sido mi ejemplo a seguir, aunque mi apariencia es más de una niña y por lo mismo se me dificulta tener ese tipo de presencia.
-Lo sientoooo- parecía que cantaba mientras hablaba y no lo podía evitar, la verdad me sentía muy feliz -Ya veo que casi estás lista- entré dando brinquitos por el departamento. Sayu solo se quedó resignada en la puerta y la cerró lentamente mientras lanzaba un pequeño suspiro
-Veo que tienes mucha energía ¿es por lo de Daiki o por alguien más?- yo me detuve en seco y me quede viéndola sin entender de que hablaba -Me refiero a que tal vez estés así por la salida de ahorita con tu amigo.
-No te hagas ideas equivocadas- la tomé de la mano mientras la arrastraba al cuarto -Es cierto que a mi amigo no lo he visto en un largo tiempo, pero no es la razón, solo he tenido un buen día- ella solo me miraba y vi una pizca de incredulidad en su cara -Mejor ayúdame a vestirme para esta noche- la solté y uní mis manos en modo de suplica
-Me pondría más feliz saber que no te quedarás con Daiki- su voz sonaba seria y me miraba fijamente a los ojos
-Basta de hacer ese tipo de bromas, y mucho menos hagas ese tipo de caras que te voy a creer- ya no quise verla a la cara porque me sentía incómoda, así que empecé a buscar ropa en su armario
-Tú todo te lo tomas en serio- sonaba más animada, pero no me engaña, sé que estaba forzando esa voz -Primero hay que ver cómo te quieres ir, ¿atractiva, sencilla, formal?
-Mmm... me quiero ver formal y sencillamente atractiva- al decir esto Sayu estalló en una risa y yo también
-Eres una mensa- agarró varios atuendos y los puso en la cama -Ahora que lo pienso, tú tienes tu propia ropa, ¿cuál es la necesidad de venir a buscar en la mía?- se sentó en la orilla de la cama mientras me observaba divertida
-Pueeeees, es que quería pasar contigo este rato- volteé a ver el suelo -Y la verdad es que no te quería dejar sola, no después de lo de ayer.
-No te deberías de preocupar por mí- se acercó y me dio un abrazo fuerte -Aunque agradezco que lo hagas- yo sonreí y le devolví el abrazo
-Son momentos como este que me pregunto el por qué no somos hermanas.
-Ya lo somos- nos alejamos y ella volvió a sentarse en la orilla de la cama -No de sangre pero sí por elección- no era la primera vez que me lo decía, antes era como un mantra entre nosotras
-Bueno bueno, basta de cursilerías y ayúdame con esto- escogí un vestido color crema, solo era pegado en la parte de arriba y después caía en un falda un poco esponjada que terminaba justo arriba de mis rodillas. Tenía mangas cortas. Me desvestí, desde hace muchos años Sayu y yo habíamos perdido ese pudor entre nosotras, así que se nos hacía normal cambiarnos una en frente de la otra. Me puse el vestido y ella me ayudó a subir el cierre, admito que no tengo el mismo cuerpo desarrollado que Sayu, pero este vestido se ajustaba perfectamente a mi cuerpo
-Este vestido me encanta- sonreí de lado a lado mientras me miraba en el espejo de su cuarto, volteé a verla y ella solo sonreía mientras me observaba
-Si te gusta tanto puedes quedártelo- se acercó a mí mientras yo me observaba, y me ayudó a recoger la mitad de mi cabello y la sujetó con una especie de pasador
-Siempre me dices lo mismo- trataba de no moverme mientras me peinaba
-Siempre escoges el mismo- pasó un enchinador por mi cabello suelto y dejó mi cabello quebrado de una forma más bonita
-Eso es cierto- le dio unos toques más a mi cabello mientras me quitaba el fleco de la frente de modo que quedara libre
-Muchas gracias, Sayu.
-No hay problema, sabes que me gusta hacerlo- iba guardando sus cosas cuando volteo a verme -¿También quieres que te maquille?- levantó una bolsita donde solía guardar su maquillaje
-Solo me gustaría un retoque- me senté y cerré mis ojos
-Ésta es la parte sencilla entonces- no pude evitar reírme y estoy segura que ella hizo lo mismo. Después de unos minutos ella terminó de maquillarme
-Listo, creo que quedaste bien.
-Confío en ti- me acerqué al espejo y en efecto, el maquillaje no era exagerado, de hecho era muy discreto pero hacía juego con todo
-Gracias, Sayu, me encanta.
-No hay de que- se acercó al armario y sacó unos zapatos de plataforma color carne.-No creo que quieras usar zapatos altos, ¿o sí?
-Claro que no- le dije casi riendo, ella solo asintió y se puso los zapatos de plataforma-Prefiero de piso- me acerqué y agarréunas zapatillas color negras
-Además, no voy a poder manejar con plataformas.
-¿Qué?- casi me doy un golpe en la frente por lo tonta que soy al decirlo como si nada- ¿Manejar?
-Mi papá me prestó el carro- hice una sonrisa exagerada tratando de aligerar el ambiente
-No vas a manejar si vas a tomar alcohol- su voz sonaba seria y su cara estaba contrariada
-Lo sé, pero no lo haré- saque las llaves de mi bolso -Solo manejaré de ida, y tú te traerás el carro- solo se quedó mirándome mientras cruzaba los brazos- Como quiera tú no tomas, no te va a pasar nada si manejas tú- me acerque a ella casi suplicándole -Por favor por favor- puse mis manos juntas y casi me hincaba
-Está bien, está bien- dijo mientras se paraba y yo sonreí y me dirigí a la salida
-Entonces vámonos- agarre mi bolso y salí dando pequeños saltos
El camino al lugar donde nos encontraríamos no estaba muy lejos, ya que en 15 minutos ya estábamos ahí. Era el tipo de lugar que a mí no me gusta y por lo tanto, a Ando le encantaban. Estacioné el carro mientras Sayu se veía en el espejo para asegurarse que todo estuviera en orden, era común verla así cuando tiene alguna reunión importante, por lo tanto no pude evitar lanzar un comentario.
-¿Soy yo o estas nerviosa por conocer a mi amigo?- quité las llaves del carro y agarré mi bolsa para guardarlas
-Definitivamente eres tú- cerró de golpe el espejo y lo guardó en su bolso
-Si quieres puedes engañarte tu, pero a mí no- abrí la puerta del carro y estaba bajándome cuando escuché hablar a Sayu
-No estoy nerviosa por conocer a tu amigo, estoy nerviosa por estar aquí, en Tokio. No me he podido sentir bien desde que llegamos- en su mirada pude detectar algo más que nerviosismo y era miedo
-Si te refieres a lo que pasó ayer, me debiste de haber dicho que no estabas preparada para salir
-No- su mirada bajó y soltó un pequeño suspiro para luego continuar- No puedo negarte que lo de ayer me asustó, y mucho, pero cosas como esas no harán que me detenga de salir.
-Todo esto tiene que ver con tu papá, ¿cierto?- ella solo asintio- Sabes que puedes hablar conmigo de lo que sea- la tomé de las manos y ella por fin pudo verme a los ojos
-Estaré bien, y encontrare un momento adecuado para hablar de esto- volvió a sonreír tratando de calmarme y calmarse a sí misma- Por ahora tenemos que divertirnos.
-Está bien- le sonreí de lado a lado mientras nos bajábamos del carro
Entramos juntas y fue ahí donde decidí darle las llaves, ella aceptó gentilmente y caminó con seguridad por el lugar. Recorrí el lugar con los ojos hasta que una cabellera rubia familiar saltó a mi vista, en cuanto lo identifiqué pude ver que estaba texteando algo en su celular mientras bebía un líquido amarillo que supuse era wisky. Como si hubiera sentido mi presencia, volteó a nuestra dirección cuando aún estábamos a unas cuantas mesas de distancia, mostró una sonrisa y levantó la mano en modo de saludo. Iba todo bien hasta que sentí a Sayu paralizarse justo en frente de la mesa y por lo tanto yo hice lo mismo y volteé a verla.
-¿Qué pasa?- le dije mientras la movía un poco para que reaccionara
-Él...- fue lo único que dijo mientras señalaba con su dedo índice a Ando
-Qué pequeño es el mundo, ¿no crees?- ahora fue Ando el que habló mientras se acercaba a nosotras
-¿Ustedes se conocen?- dije mientras pasaba mi mirada de la cara de Ando a la de Sayu y viceversa
-Algo así, ¿le quieres platicar tú o le digo yo?- Ando no dejaba de sonreír de lado a lado, como si se estuviera divirtiendo por la situación
-¿De qué hablan?
-Él... fue la persona que me ayudó ayer cuando esos hombres quisieron hacerme algo - aunque sabía que Sayu me estaba hablando a mí, no paró de mirar ni un instante los ojos de Ando
-¿Fuiste tú el que la ayudó?- Ando solo asintió, y al igual que Sayu no me miraba a mí, sino que sostenía una lucha con ella -Vaya, muchas gracias Ando.
-No tienes que agradecérmelo, lo haría sin importar quien fuera- dijo eso y movió la mirada de Sayu para verme a mí -Aunque parece que tu amiga no te mencionó que fue demasiado grosera y agresiva conmigo, al menos de ti obtengo las gracias- sentí a Sayu tensarse a lado mío
-Como te dije ayer, tú no tenías porque hacerlo, jamás pedí tu ayuda- obviamente estaba furiosa y la pequeña sonrisa de Ando no hacía más que aumentar toda esa furia
-Como ya lo dije, lo haría por cualquier persona, de eso no me arrepiento- puso su mano arriba de mi cabeza y me dio unas palmaditas mientras continuó -Además, por esta ocasión lo dejaré pasar, estamos hablando de la preciada amiga de Ninako- volvió a sonreírle pero ahora con más descaro, yo claramente sentí toda la tensión que se respiraba
-Hijo de...- sujeté a Sayu, mientras trataba de depositarle un golpe a Ando
-Chicos tranquilos, tratemos de disfrutar la noche- miré a Sayu mientras veía fuego en sus ojos por todo el coraje que sentía -Por favor, Sayu- ella volteó a verme y todo ese fuego se fue disipando poco a poco -Y tú también compórtate Ando, ya no tienes 5 años- solo asintió y nos hizo un ademán de que nos sentáramos, moví a Sayu para que se sentara puesto que sabía que su enojo no se había bajado del todo
-Solo porque se trata de ti Niko- dijo mientras ponía de mala gana el bolso en la mesa y lanzaba un suspiro largo y pesado. Después volteo a ver a Ando con la misma cara de antes -Pero si tú continúas haciendo ese tipo de comentarios, te juro que te parto la cara- hasta yo sentí un escalofrío recorrer mi espalda y estoy segura que Ando sintió lo mismo porque a duras penas asintió
-¿Les ordeno algo para tomar?- dijo Ando recuperando la compostura
-Yo quiero lo mismo que estas tomando- dije mientras agarraba su vaso y lo acercaba a mi nariz para olerlo
-Yo una margarita, pero con muy poco alcohol- al ver la cara de broma de Ando continuó -Tengo que manejar- dijo eso y me miró acusatoriamente
-Lo siento- dije mientras les sonreía
-Ok, entonces ahorita vuelvo- se levantó para irse, no sin antes dedicarle una mirada a Sayu que para mí no era nada desconocida
-Le gustas- solté una vez que él se fue de la mesa. Sayu volteo a verme con una cara de incredulidad
-¿De qué hablas?, creo que te perdiste lo bien que nos acabamos de llevar- aún sonaba un poco de rencor en su voz
-Yo solo digo lo que vi- me enderecé en el asiento -Pero, Ando no es del tipo que solo anda con una, así que mantenlo alejado y si es posible, a cualquier intento, déjale ver que tú no quieres nada con él.
-No tienes que advertirme, es obvio que lo mandaré a volar.
-Yo solo cumplo mi trabajo cómo amiga.
-Gracias, entonces- se acomodó más en la silla mientras yo agarraba uno de los aperitivos que Ando ya había pedido. Unos minutos después regresó con nuestras bebidas.
-Aquí tienen- Ando me daba mi vaso con el mismo líquido amarillo que el suyo, yo solo le dediqué una sonrisa de agradecimiento. Cuando le entregó su vaso a Sayu, lo hizo tan lento que sus manos se rozaron, ninguno de los dos retrocedió,pero tampoco avanzaban para hacer el proceso más rápido. Después Sayu tomó el vaso y Ando se aclaró la garganta -Acabode recibir una llamada de mi amigo, dijo que llegaría tarde.
-Me sorprendió el hecho de que tú estuvieras aquí temprano- le dije mientras le daba un trago a mi bebida y sentía que me raspaba la garganta
-Era porque se trataba de ti- me dedicó una sonrisa llena de cariño y coqueteo, yo solo me reí fuertemente
-No has cambiado en nada Ando- él dejo de mirarme y posó sus ojos en la mirada de Sayu, que estaba perdida viendo a la gente en la pista. Estaba a punto de hablarle cuando sonó mi celular con el tono de Daiki así que les hice una señal y me fui a un espacio con menos ruido
-Hola.
Hola Princesa
-Daiki, pensé que estarías ocupado.
Y lo estoy- escuche una risa- solo llamo para saber cómo estás
-Estoy bien, vine con Sayu y con Ando a un club- Daiki conocía a Ando, o al menos por las raras ocasiones en las que lo nombraba
¿Tu amigo de la infancia?- Su voz sonaba un poco más seria, pero conocía perfectamente su voz cuando se ponía celoso
-Sí, ese mismo. Descuida, creo que quiere compensar el tiempo perdido y coquetear con Sayu.
Pues suerte con eso de coquetear con mi hermana- pude detectar humor en su voz
-Sayu es una mujer muy linda, que tenga un carácter fuerte puede ser un instintivo para los hombres.
O ahuyentarlos
-No empieces- le advierti
Tienes razón, ya no diré nada, solo quiero que ella consiga a alguien mejor que tu amigo
-No lo conoces, puede llegar a asentar cabeza con la mujer indicada- sacudí mi cabeza y continué -Mira no quiero hablar de eso ahorita, mejor te veo mañana en la mañana, ¿irás a mi apartamento verdad?
Claro que si princesa, cuídate mucho
-Tú también y suerte en el trabajo.
Te quiero
-Yo también- despuús cuelga. Cuando me dirigía a la mesa en la que estábamos antes me di cuenta que Ando y Sayu ya no estaban ahí. Los busqué con la mirada hasta que los vi en la pista de baile, Sayu solo se divertía bailando sola mientras que Ando la miraba atentamente. Yo no pude evitar reírme y mejor no me acerqué para darles tiempo solos. Sé que Sayu me mataría por dejarla así, pero también sé que se sabe defender sola. Me dirigí a la barra y pedí una bebida. El señor que atendía la barra no dejaba de mirarme hasta el punto de hacerme sentir incómoda. Volteé a ver de nuevo la pista de baile y todavía se encontraban ahí Sayu y Ando, disfrutando de la música. Me dieron mi bebida y la tomé de un solo trago, después de unos minutos la pieza que estaba sonando se acabó y yo me disponía a ir a la pista de baile cuando de pronto sentí un mareo muy fuerte y mis ojos se querían cerrar. Algo debió de haber tenido la bebida, traté de voltear a ver al mesero que me dio la bebida pero no podía enfocar bien.
-¿Se le ofrece otra bebida señorita?- era la voz del mesero, estoy segura que se divertía con lo que me pasaba
-Aléjate de ella y dime qué le pusiste a esa bebida- esa voz era de un hombre, estoy segura que era de alguien que conocía, pero en este momento mi mundo estaba dando vueltas
-No sé de que habla, yo solo... ¡yo solo seguí órdenes!
-Rápido, consigue algo con tomate- pasaron algunos segundos y después continuó -¡RÁPIDO!- estoy segura que esa voz yo la conozco, si no fuera por lo perdida que está mi mente
-Me da...asco- logré articular mientras trataba de pararme y sentía que mis piernas me fallaban, estaba a punto de caer cuando este mismo hombre me sostuvo. Sentía su aliento en mi cabeza
-Ese es el motivo por el cuál tienes que comer, Kinoshita- me conocía. Después sentí algo fresco en mi boca, yo traté de evadirlo pero algo me sujetaba por la cabeza -Tienes que comerlo, Kinoshita, necesito que vomites- como pude, abrí mis ojos para enfocar y estaba afuera del club, sentada en lo que parecía ser la banqueta. De pronto sentí que mi cuerpo se convulsionaba y un líquido pasaba quemando mi garganta -Muy bien- sentía sus manos acariciando mi espalda y ese simple gesto hacía que me sintiera mejor. Pero aún así sentía mi cuerpo muy débil y mis ojos se cerraban, pude ver un poco a la persona que estaba a mi lado ayudándome, era alto, de pelo negro. Sus ojos me miraban con una especie de mezcla entre cariño y preocupación -Mantén los ojos abiertos, por favor- su voz resonaba en mi cabeza mientras que yo me hundía en una oscuridad –No, no, mantenlos abiertos- no podía aunque quisiera, pero aún así me aferraba a no hundirme para seguir escuchando esa voz. Al parecer no funcionaba porque él me agitaba y me repetía una y otra vez que no los cerrara. Lo último que pude escuchar fue esa voz, esa que tanto tiempo había tratado de olvidar pero al mismo tiempo, la voz que más contenta estaba de escuchar -Ninako, por favor, solo mantén fuerza hasta que lleguemos al hospital.
-Ren...- fue lo único que pude articular antes de caer totalmente en la oscuridad
Espero y hayan disfrutado este capítulo, el que sigue creo que será mitad de Sayu y mitad de Ninako, debido a que viene la parte más interesante de la historia...
