Hola! Aqui os dejo otro capitulo! Muchas gracias por todos los reviews!

Espero que os guste!



Cap 47: La huida

Lo había visto… Ese orco había lanzado una especie de frasco al muro y este había volado en mil pedazos.

-"Una poción…"- murmuró. -"Saruman les ha repartido una poción para contrarrestar mi hechizo! Será cabrón!"-

Pero sus quejas se vieron interrumpidas por la avalancha de orcos que salió de la fortaleza y, rápidamente, les rodearon.

Aragorn y Guimli miraron a su alrededor, esperando el ataque. Los elfos se mantuvieron quietos, con los arcos a punto. Y Anne se agarró a la camisa de Legolas, quien le daba la espalda, mientras con la otra mano cogía con fuerza su espada.

Los minutos pasaron lentos. Los orcos seguían gruñendo y golpeando sus espadas y lanzas contra los escudos y el suelo, pero no se movían de donde estaban. Parecía que estuvieran esperando una señal.

El momento se estaba haciendo interminable… Hasta que, sin previo aviso, se abalanzaron sobre ellos…

Gandalf vio horrorizado como, a la señal de Saruman, todas las oscuras criaturas que llenaban el patio se lanzaron sobre sus amigos. Sin dudarlo un segundo alzó su vara al cielo. Los rayos de sol que caían sobre la niebla cobraron un brillo blanco y atravesaron la densa bruma, creando un círculo de luz solar sobre el patio.

Legolas, Anne, Aragorn y los demás quedaron bañados por los cálidos rayos del sol. Los orcos, que por naturaleza detestan la luz, se apartaron instintivamente de ellos. Gritando y observándoles, entre sorprendidos y furiosos, desde su posición resguardada por la niebla. Sin atreverse a dar un paso hacia la claridad.

El grupo miró a su alrededor con sorpresa. Medio segundo antes un mar de orcos se lanzaba sobre ellos y ahora, de la nada había salido esa luz, casi cegadora, que los mantenía a raya.

-"Gandalf"- murmuró Anne, mientras con la vista le buscaba por el patio. Pero no había rastro de él. -"Donde…"-

-"Allí"- le señaló Legolas el balcón de la torre más alta, donde se encontraban dos blancas figuras. Distinguió a Gandalf apenas un momento, antes de que desapareciera corriendo hacia el interior. La otra figura, quien supuso que sería Saruman, le miró retirarse sin inmutarse y, poco después, probablemente después de asegurarse de que el mago blanco estaba lejos. Alzó una de sus manos hacia la niebla.

Para asombro de todos y la alegría de los orcos, con ese gesto estaba consiguiendo que el pequeño claro de luz que había creado Gandalf se hiciera cada vez más pequeño. Obligándoles a agruparse y dando pie a los orcos a que siguieran avanzando hacia ellos. Sus oscuros ojos fijos en sus presas ahora que ya no estaban tan lejanas.

Sin esperar más, los elfos empezaron a lanzar sus flechas contra los orcos que estaban más cerca. Pero, dado el gran número de enemigos, perder a unos pocos de los suyos no era lago que les hiciese retroceder.

-"Venid aquí, caras bonitas!"- murmuraba Guimli, pasándose el hacha de una mano a otra, preparado para la batalla.

-"Yo preferiría que no vinieran"- susurró Anne, quien seguía cogida a la camisa de Legolas. Éste por su parte, lanzaba una flecha tras otra, consciente del cuerpecito que se escondía tras él.

-"Aguantad!"- ordenó Aragorn. -"Gandalf llegará en cualquier momento"- dijo, esperando así animarles un poco más. Pero lo cierto era que ya los tenían muy cerca. Unos minutos mas y estarían al alcance de sus espadas.

A Anne le pareció ver como uno de los orcos, uno especialmente feo y con varias grapas en la cabeza, ponía una cara rara, como si estuviera pensando y eso le supusiera un gran esfuerzo. En otras circunstancias se hubiese reído. Poco después, vio como se le iluminaba la cara y, alzando la lanza que tenía sobre su hombro, la lanzó con todas sus fuerzas hacia ellos.

'Joder!' fue el primer pensamiento de Anne. Por suerte, el segundo fue algo más coherente. -" Vara tel' Seldarine!"- gritó, con su mano libre alzada hacia la lanza y la otra sin soltar a Legolas.

El hechizo de protección que la había protegido a ella, Adlanna y Pilindiel de la araña gigante, volvió a funcionar a las mil maravillas. La lanza chocó contra una especie de escudo transparente que, naciendo de las manos de Anne, se extendía de forma circular cubriéndoles en parte.

Los orcos observaron caer la lanza al suelo con expresión de haber acabado de aprender una gran lección.

'Dios! Que no estén pensando lo que pienso que están pensando... '

Ahora un grupo de orcos levantaron sus lanzas a la vez. Unas veinte lanzas volaron hacia ellos segundos después. Anne volvió a alzar su brazo libre y a murmurar las mismas palabras. De nuevo, las lanzas rebotaron contra el invisible escudo, cayendo sonoramente al suelo.

Pero no tuvo tiempo de deshacer el hechizo, otro grupo de lanzas volaban hacia ellos. Los orcos repitieron la misma acción otras tres veces.

-"Es que no se dan cuenta que no sirve de nada…"- murmuró Guimli, que no era el único sorprendido por el extraño comportamiento de esos seres.

-"Intentan desviar nuestra atención"- observó Aragorn.

-"Pero de que… "- Legolas fue interrumpido por un agudo grito. Se giró asustado para ver como Anne se cogía el brazo que había tenido alzado segundos antes.

-"Quema"- contestó a la pregunta en los ojos del elfo, mientras se frotaba el brazo y movía la mano, como examinando los daños. Legolas se acercó mas para echarle un vistazo a la chica, pero otra lluvia de lanzas se dirigía a ellos de nuevo. Así que Anne volvió a alzar el dolorido brazo y repetir el proceso. Bloqueando las lanzas y haciéndolas caer al suelo junto a las demás. Pero Legolas pudo ver que, entre las lanzas, uno de los orcos había tirado también una especie de frasco… 'como el que ha destruido el muro de hielo!'.

De un manotazo, intento agarrar el brazo de Anne y bajarlo. Pero para cuando lo alcanzó, el frasco ya se había estampado contra el escudo, derramando su contenido sobre la transparente superficie, haciendo que se desvaneciera de manera errática. En su mano, el brazo de Anne temblaba. Y, aunque esta vez no había gritado, notó como la chica, ahora apoyada contra su pecho, respiraba con dificultad, conteniendo el dolor.

-"Estoy bien"- dijo al fin, separándose un poco de él y volviéndose a frotar el brazo.

Pero el elfo volvió a acercarla a él y le examinó el brazo. Una fea marca roja, similar a una quemadura, ocupaba parte de la piel de la mano y el antebrazo.

-"Estoy bien"- volvió a decirle, esta vez sin intentar apartarse.

Legolas la miró unos segundos. Claro que no estaba bien, a quien quería engañar? Esa quemadura debía de doler. Volvió la vista al orco que había lanzado el frasco. Éste les observaba con una sonrisa maliciosa en la cara. Antes de que la sucia criatura tuviera tiempo de parpadear, una larga flecha con afilado metal en un extremo y doradas plumas en el otro, le había atravesado el corazón.

La flecha de Legolas había dado comienzo a un nuevo ataque. Los orcos volvían a mirarles furiosos y varios de ellos se preparaban para tirarles sus lanzas. No hizo falta decirlo en voz alta. Tanto los elfos como Aragorn dispararon sus arcos solo a aquellos orcos que les amenazaban con sus lanzas, mientras que Guimli lanzó una de sus hachas y le abrió la cabeza a uno que llevaba varios de esos frascos en sus manos.

La pelea continuo de la misma manera varios minutos. Los orcos gritadotes furiosos desde su posición sin poder acercarse a ellos a causa de la luz solar y ellos disparando sus flechas a todo aquel que tuviera una lanza, arco o simplemente pareciese una amenaza.

Pero, para que engañarse, no era la mejor de las tácticas. Tarde o temprano iban a quedarse sin flechas y Guimli ya no podía permitirse perder otra hacha, pues era la única que le quedaba.

Por si eso no fuera suficiente, la niebla volvía a tomar la densa consistencia que había tenido minutos antes, y , poco a poco, empezaba a impedir de nuevo la entrada del sol, obligándolos a reagruparse con los orcos cada vez más cerca.

Ya estaban casi espalda contra espalda, completamente rodeados por las oscuras criaturas. Éstas, aunque habían perdido a un buen número de compañeros, estaban cada vez más excitadas al notar como la luz cedía y pronto nada les impediría lanzarse sobre sus presas.

Anne miró al cielo. La niebla estaba a punto de obstruir por completo el paso de la luz. La nube cada vez más densa y oscura, hasta que al fin, los últimos rayos de sol que rozaban su piel, se desvanecieron.

Casi de inmediato, los orcos gritaron al unísono y, tras echarles una mirada llena de odio, se lanzaron sobre ellos con las armas en alto.

-"No os separéis!"- gritó Aragorn, instándoles a mantener la posición.

Los elfos ya habían cambiado sus arcos por las espadas y, con la vista fija en sus enemigos, les esperaban sin perder la calma. Guimli balanceaba su hacha mientras miraba de un orco a otro decidiendo a cual golpear primero. Medio segundo después se dio cuenta de que era una elección demasiado difícil, así que, con el mismo golpe, les dio a los dos, haciendo brotar de sus cuerpos un chorro de sangre negra.

-"Puaj!"- se quejó, al quedar bañado en ella. -"Que asco!"- siguió quejándose, mientras tumbaba a un par de orcos mas.

Legolas luchaba al lado de Aragorn, intentando no alejarse demasiado de sus compañeros y con un ojo puesto en todo momento en Anne, quien, es esos momentos, acababa de encender con un hechizo una pira de fuego, usando como combustible uno grupo de lanzas que habían quedado amontonadas en un lado.

La improvisada barrera de fuego impidió a los orcos de ese lado acercarse a ellos. Aunque, los pocos valientes que se atrevían a intentar cruzarlo o a acercarse demasiado, eran recibidos por un grupo de llamaradas, que como tentáculos, los atrapaban en la hoguera impidiéndoles salir.

Sin embargo, la batalla no estaba ni mucho menos ganada. Los orcos eran muchos y ellos, pocos y cansados, empezaban a perder terreno. La puerta de la muralla cada vez más lejos de sus vistas. A menos que ocurriera un milagro, no saldrían nunca de ahí…

El milagro no tardó mucho en llegar. De la nada, pareció una cegadora luz blanca proveniente del interior de la fortaleza que lo cegó todo. Los orcos gritaron, asombrados y molestos al mismo tiempo. Desconcertados, cesaron el ataque, intentando descubrir el origen de esa luz.

Anne tuvo que cubrirse los ojos con las manos. La luz que lo cubría todo era tan intensa que dolía a la vista. Tras parpadear un par de veces, consiguió ajustar sus ojos a la excesiva claridad. Para su sorpresa, los elfos no aparecían afectados por la luz. Lo contrario del resto de especies que había en ese patio. Guimli y Aragorn miraban a su alrededor entrecerrando los ojos, la misma expresión que seguramente debía tener ella en la cara. En cambio, los orcos se alejaban de ellos tapándose la cara con las manos, como si la luz les hiriese los ojos.

Volvió su vista al origen de la luz para ver a Gandalf caminar hacia ellos con la vara en alto. No solo de la vara, también de su cuerpo, emanaba toda esa claridad, que ahora, a medida que el mago se acercaba a ellos a paso veloz, parecía dirigida a los orcos.

Con un movimiento de su vara, la luz se volvió mas intensa, causando que los orcos se dispersaran, creando una especie de pasillo ante ellos que conducía directamente a la puerta de la muralla.

Al ver esto y sin esperar a que el mago diese la orden, todos se precipitaron hacia allí. Legolas cogió la mano de Anne y tiró de ella para que se apresurara en seguirle, pues la chica era la única que se había quedado un poco rezagada a esperar a Gandalf.

Al notar el tirón de Legolas, echó una ultima mirada al mago blanco, quien ya estaba en el centro del patio, antes de darse la vuelta y correr al lado del elfo.

Antes de alcanzar la salida, a Anne le pareció escuchar silbar a Gandalf. En ese momento no entendió el motivo, pero cuando al fin salieron al exterior de la muralla, lo comprendió.

Sombragris, el precioso meara compañero de Gandalf, había acudido a su llamada, trayendo con él al resto de caballos, Ambar incluida. La yegua corría veloz hacia ellos, sin importarle los gritos de los orcos que aun se escuchaban. Se paró al lado de Anne y, tras un suave relincho, se giró como apresurándola a montar. Anne acarició el lomo de Ambar intentando calmarla.

Legolas, sin tiempo para ceremonias, la cogió de un zarpazo y la subió al caballo, montando él detrás medio segundo después. Con un suave susurro, le pidió a Ambar que se pusiera en camino.

-"Pero Gandalf…"- se quejó Anne, refiriéndose a que el mago aun no había salido.

-"Estará bien"- la intentó tranquilizar Legolas.

-"Pero sigue dentro…"- Se giró para mirar por encima del hombro de Legolas, al mismo tiempo que Ambar salía al galope, detrás del resto de caballos. Lo único que consiguió ver, antes de que la entrada a la fortaleza quedara tapada por los altos árboles que franqueaban el camino, fue a Sombragris entrando decidido a la fortificación por el pasillo de luz que Gandalf había creado.

-"Gandalf!"- gritó, antes de perder la entrada de vista.


Aceleró su paso, no dejando de irradiar esa luz ni un segundo. Los orcos se apartaban de su paso, gritando a causa del dolor que la claridad les causaba. Vio a sus compañeros salir de la fortaleza y, poco después, la voz lejana de Anne llamándole le informó que ya habían partido.

Se dio la vuelta y alzó su vista a la balconera donde, minutos antes, había estado. No se sorprendió al ver que estaba vacía. Saruman, fiel a su palabra, ya no estaba allí. Si había huido o aun estaba en el interior de la fortificación, no lo sabía. Averiguarlo le llevaría horas. Esa fortaleza estaba plagada de salas y pasillos, tardaría una eternidad en revisarlas todas. Por otro lado, sus compañeros aun no estaban a salvo. Si bien, fuera de la densa niebla, era poco más de medio día, lo que significaba que el sol estaba alto, y que, por tanto, los orcos no podrían salir en su busca. Estaba convencido que, en cuanto anocheciera, todos los que aun quedaban con vida irían tras ellos.

Decidiendo que lo mejor era proteger el motivo por el que el viejo mago había organizado todo ese lío. Montó en Sobragris, quien pacientemente había esperado su decisión a su lado, y ambos salieron de la fortaleza. Dejando tras ellos un buen numero de orcos cabreados y un mago, otra vez, desaparecido.

Sin embargo, esta vez no tenía la sensación de haber perdido la oportunidad de parar a Saruman, pues su intuición le decía que éste aun no se había dado por vencido.


Cabalgaron a paso veloz durante un buen rato. El paisaje fue cambiando ante sus ojos poco a poco. El sendero que se habría entre los altos árboles les llevaba fuera de la niebla que inundaba el valle. Y, poco después, los calidos rayos del sol envolvieron a los viajeros.

Detrás suyo, pudo notar como Legolas respiraba hondo. Giró la cabeza para mirarle. Perecía tranquilo, con los ojos cerrados, alzando su cara en dirección al sol. Bajo esa luz y, sin tener que preocuparse por que algún orco les atacara, le examinó detenidamente por primera vez desde que se habían encontrado en los oscuros túneles. Parecía algo más delgado de lo que lo recordaba y su piel, ya pálida de por si, era aun más blanca, a excepción de un par de zonas rojas en la frente. Posiblemente, consecuencia de algún golpe. Y, 'No puedo creerlo…', su cabello, ondeaba dorado, liso y LIMPIO al viento. 'Elfos! El rollo raro que se traen con su pelo no lo entenderé nunca!'.

Legolas abrió los ojos al sentirse observado y sonrió, al ver como Anne le sonreía a su vez. Apartó un mechón de pelo que se había escapado de la cola que llevaba la chica y que ahora le caía por la cara. Aun con la mano en su mejilla, levantó su rostro un poco hacia él para verla mejor.

Anne desvió su vista para mirar por encima de su hombro. Y suspiró decepcionada un segundo después. Sabía que estaba esperando que apareciera Gandalf, había mirado hacia atrás por lo menos diez veces desde que habían escapado y cada mirada había ido seguida de un suspiro de decepción.

-"No te preocupes"- le dijo, acomodándola de nuevo en su pecho. -"Gandalf sabe cuidarse."-

Notó como se recostaba sobre él y asentía lentamente con la cabeza. Parecía cansada, pero no estaba herida, a excepción de la quemadura de su brazo. Sus brazos, que descansaban en la cintura de la chica, tomaron vida propia y la acercaron más a él. Había estado a punto de perderla, algo que no estaba dispuesto a permitir que se repitiera. Cuando sintió la mano sana de Anne presionar una de las suyas, entendió que ella estaba pensando en lo mismo. Con suavidad, cogió la mano herida entre las suyas y dejó que el frío aire se llevase los malos recuerdos de los últimos días.


La tarde pasó rápida y el sol empezaba a ocultarse entre las colinas. Habían cabalgado durante horas y los caballos estaban agotados. Aragorn estaba a punto de dar el alto cuando escucharon un caballo tras ellos. Los elfos fueron los primeros en darse cuenta, alertando a los demás.

Desmontaron y se ocultaron entre los arbustos del lateral del camino. Poco después, los demás también pudieron escuchar el galope que les seguía.

-"Es un solo jinete"- informó Legolas.

Galen asintió. -"Los pasos son muy ligeros"- observó.

-"Es un meara"- sonrió Legolas, saliendo del escondite, ignorando la mirada que le echaba Aragorn por no ser un poco mas prudente.

Legolas acababa de salir al camino, cuando un blanco caballo paró en seco ante él con un suave relincho. Su jinete, desmontó ágilmente, y, apartando su blanca capa, se acercó al elfo.

-"Me alegra ver que estas bien, Legolas"- le dijo, poniendo una mano sobre el hombro del elfo a modo de saludo. Éste se limitó a sonreír e inclinar su cabeza.

-"Gandalf!"- gritó Anne, aun entre los matorrales. Y, saliendo de entre ellos con más ganas que maña. Se lanzó sobre el mago sin importarle que parte de una zarza se hubiese quedado enganchada en su capa.

Aragorn y los demás salieron al camino poco después. -"Debemos seguir avanzando"- dijo Gandalf. -"En cuanto se ponga el sol tendremos a un ejercito orco detrás nuestro y no les llevamos tanta ventaja"-

-"Lo se."- respondió el montaraz. -"Pero hemos cabalgado sin descanso durante horas. Los caballos están cansados y sedientos."-

-"Y también nosotros"- añadió Guimli.

-"Esta bien. Haremos una pequeña parada"- aceptó el mago. -"Un par de horas como mucho. Cabalgaremos de noche y descansaremos durante el día. Igual que nuestros perseguidores."-


bueno, pues esto es todo por ahora. Por lo menos han conseguido salir de la fortaleza, lo que no esta tan claro es que ya esten a salvo... q pasara? tendreis que esperar un poquito para saberlo!

Hasta pronto! ;p