Capítulo 8: Amnesia

***Ninako***

Aquella voz era lo único que podía identificar, esa voz me mantenía consciente en alguna parte de mi cabeza y no solo era la voz, también sentía una energía cálida en todo mi cuerpo. No podía ver nada más que una extraña y peculiar luz rosa en aquella oscuridad en la que me encontraba, y esa luz estaba segura de que yo la conocía, en algún momento compartí cosas importantes con aquella luz. No sé cuales eran, pero encontrarla en esta oscuridad y mezclada con aquella voz, me hacían sentir más aferrada a despertar. No fue hasta que la voz cambió por otra, que mi poca consciencia se perdió totalmente y aquella luz rosa se extinguió, dejándome sola en esa oscuridad.

Desperté y lo primero que observé fue lo blanco de las paredes. Me sentía desorientada y no sabía dónde estaba, hasta que Sayu apareció en mi campo de visión. Se notaba preocupada y puedo jurar que estaba llorando, ya que sus ojos estaban hinchados y llorosos.

-Niko ¿Cómo te sientes?- hasta su voz sonaba quebrada, me sentía mal al saber que había sido yo la que la puso en ese estado

-Me siento...bien- estaba tratando de levantarme, cuando unas manos me detuvieron por el pecho, volteé a ver el origen de aquellas manos y vi a Daiki. Su cara no estaba muy diferente a la de Sayu, se le veía principalmente preocupado, pero también molesto

-No debes de pararte, aún tienes un suero puesto y hasta que no se acabe no podrás irte- su voz sonaba distante y casi no me veía a los ojos. -Tuviste suerte de que vomitaras lo que sea que te hayan dado, si no lo hubieras hecho aún seguirías dormida- lanzó un pequeño suspiro y continuó. -Por ahora quédate aquí y espera a que el suero se acabe, más de rato vendré a ver cómo sigues- le dedicó una mirada a Sayu y ésta solo asintió. Agarró sus cosas del sillón de la pequeña habitación y salió sin decir más

-Está muy molesto conmigo- me quedé viendo por donde había salido Daiki

-Ese idiota- dijo Sayu mientras volteaba a verme. -Creo que está más enojado consigo mismo por no haber estado ahí- me tomó de la mano -Así que tú no te preocupes, no es tu culpa- se dibujó una sonrisa en su rostro, se veía aliviada

-¿Qué fue lo que paso?- traté de acomodarme en al cama y Sayu me ayudó. Subió la cama hasta que yo quedara sentada

-¿No lo recuerdas?- le hice un espacio y ella se acostó a un lado mío, las dos necesitábamos urgentemente del cariño de la otra

-La verdad, solo recuerdo que un mesero me dio un bebida, la cual traía algo porque me empecé a sentir mal inmediatamente, sentía todo mi mundo dando vueltas- Sayu cuidadosamente pasó un brazo atrás de mi espalda y me abrazó.-Después todo es confuso, sé que hubo alguien que me ayudó, pero no recuerdo cómo era- hice una pequeña pausa -Recuerdo que yo llegué a reconocer su voz... pero creo que fue por lo que traía la bebida... y eso es todo- volteé a ver a Sayu que estaba aguantando las lágrimas.-Ey, tranquila, no me pasó nada, aquí estoy.

-Debí de haber estado más atenta a lo que te pasaba, no supimos nada hasta que alguien llamó a Ando para decirle que te estaban llevando al hospital por una intoxicación- sus lágrimas rodaban y eso me hacía sentir mal

-¿Quién avisó a Ando?

-No sé, tal vez su amigo también te conozca, el punto es que la persona que te ayudó te conocía- sentí una punzada en el corazón que no supe cómo descifrar

-Puede ser... la mayoría de las personas con las que Ando trabaja conocen la empresa de mi padre y por ende a su hija.

-Aún así, agradezco que te hayan ayudado, la persona que te drogó buscaba algo- yo quería que Sayu se calmara

-Sí, pero ya no pienses en eso, creo que estás más afectada que yo.

-Claro que sí, tú te quedaste inconsciente, yo fui la que cargó con todo- dio un pequeño suspiro y pude sentir cómo su desesperación iba bajando poco a poco. -Además, tú estúpido prometido no hizo más que molestar toda la noche- me quedé viéndola y ella trataba, con todas sus fuerzas, de mostrar algo de ánimo

-Lo siento, debió de asustarte mucho- me quedé viendo hacia mis pies, cuando de pronto las palabras de Sayu volvieron a pasar por mi cabeza ¿toda la noche? ¿cuánto tiempo llevaba aquí? –Espera ¿cuánto llevado hospitalizada?

-Como unas 12 horas- vio su reloj de mano -Tal vez más- era día entre semana, se supone que tenía trabajo hoy. Hice el ademán de levantarme pero Sayu me detuvo del brazo derecho y sentí un ardor que venía de mi brazo izquierdo. -¿A dónde crees que vas?

-Tengo trabajo- volteé a ver el origen del ardor y era el suero, con el movimiento brusco había movido un poco la aguja y eso hacía que todo mi brazo ardiera

-Ja, estás loca si piensas que te dejaré salir de aquí.

-Sayu, es importante, no puedo faltar en la primera semana.

-Daiki se hizo cargo de eso, notificó a la escuela que estarías ausente algunos días por cuestiones de salud- me ayudó a acomodarme de nuevo y fue a ver el brazo izquierdo para reacomodar el suero.-Así que tú debes de tranquilizarte y descansar- mientras hablaba acomodaba con tremendo cuidado y delicadeza la aguja. Sé de ante mano que ella jamás quiso estudiar medicina, pero su padre la había obligado a tomar un pequeño curso de primeros auxilios, se le daba bien eso de ayudar a los demás.

-Pero…

-Nada de peros- terminó de acomodar todo y se paró justo en frente de mi cama.-Solo descansa.

-Acabo de despertar después de dormir por 12 horas seguidas ¿crees que necesito descanso? la única que necesita un descanso aquí eres tú- ella sonrió -Solo mírate, pareces muerta viviente- no era del todo cierto, ya que en su cara no se observaba cansancio, únicamente podía ver preocupación y signos de que se había pasado un buen rato llorando

-Hagamos esto- dijo mientras se acercaba justo a mi lado. –Qué te parece si yo voy a mi casa, me baño, como algo, paso a tu departamento por algunas cosas que necesitas aquí y después regreso ¿te parece?

-Te faltó la parte en la que dices y duermo unas horas- ella sonrió y después continuó

-Está bien, y duermo unas horas- las dos nos reímos

-De acuerdo, entonces ve y haz todo eso. Nos vemos más de rato, no se te ocurra venir igual- sonó más como una amenaza

-Está bien, está bien- lo dijo mientras iba hacia la puerta. -Cualquier cosa me llamas- dijo antes de salir, yo solo asentí y con mi brazo derecho hice un ademán de despedida

Pasaron unas horas mientras yo veía la tele pero en realidad mi mente estaba divagando en la plática con Sayu. Alguien me había ayudado, alguien que me conocía y que conocía a Ando. Quisiera poder recordar más de lo que pasó pero no puedo hacerlo, no puedo recordar quién era la persona. Cerré mis ojos para poder concentrarme más, cualquier mínimo detalle me ayudaría. No pude ver nada más que aquella luz rosa, no estaba tan resplandeciente como en mi sueño, en esta ocasión se mantenía en un punto muy lejano donde apenas y se podía observar un pequeño destello de luz.

Abrí mis ojos de golpe cuando sentí algo que rozaba mi mano derecha, tardé unos segundos en poder enfocar bien pero reconocí a la persona que estaba sentado justo a mi lado.

-Daiki- él solo me observaba sin mostrar algún tipo de emoción y eso me ponía muy nerviosa y me preocupaba. -Si estás enojado conmigo dímelo, no solo te quedes mirándome así- en ese momento dejó de mirarme a la cara y volteó a ver mi mano fijamente y cuando estaba a punto de soltarle otro comentario, habló

-Solo quiero que te cuides, al menos cuando no estoy a tu lado- sujetó firmemente mi mano y hasta cierto punto sentí que temblaba. -No sabes cómo me preocupe al recibir una llamada del área de emergencias- volteó a verme y pude ver sus ojos llorosos, sujeté fuerte su mano tratando de calmarlo. -Al principio no pensé que fueras tú, pero cuando llegue a emergencias y te vi en la camilla inconsciente te juro que sentí mi mundo irse.

-Pero estoy bien, estoy aquí- mi voz sonaba dulce y me sorprendió escucharla así

-Debí de haber estado contigo- sus lágrimas rodaban por sus mejillas y eso hizo estrujar mi corazón

-Daiki, mírame- volteó a verme con mucha dificultad -Todo esto que pasó fue por un descuido mío, no necesitas disculparte de nada- traté de sonreírle,pero ahora era yo quien comenzaba a llorar. -Y me duele mucho ver a Sayu y a ti tan preocupados, no deberían de sentirse culpables- Daiki se paró e hizo un gesto con la mano indicando que me moviera y yo hice el campo suficiente para que se acostara conmigo

-Lo sé, pero no me dejo de sentir culpable aún así- pasaba su mano por mi cara para limpiarme las lágrimas y después me atrajo hacia él, yo enterré mi cara en su cuello y disfrute de su aroma. -Si no hubiera sido por él...

-¿Tú viste quién me ayudó? quisiera darle las gracias por lo que hizo- sentí a Daiki tensarse y me apretó con un poco más de fuerza hacia él

-No...- parecía que continuaría la frase pero no lo hizo, así que decidí levantar mi rostro para poderlo ver a la cara, su mirada estaba totalmente perdida y pude notar un poco de enojo en ella

-¿Daiki?- en cuanto pronuncié su nombre su mirada se relajó y parpadeó varias veces antes de verme a la cara

-No, lo siento, cuando llegué a la sala de urgencias ya se había ido- sus ojos no transmitían la dulzura característica de él, así que sospecho que me miente, pero tampoco quiero dudar de él

-Me hubiera gustado darle las gracias- volví a hundir mi cabeza en su cuello. Quise abrazarlo, pero el ardor en mi brazo se hizo presente recordándome que todavía estaba la aguja ahí. Ante el ardor solté sin querer un ligero gemido y Daiki se tensó nuevamente. -Podrías quitarme esta cadena ¿por favor?- por primera vez desde que desperté mostraba una sonrisa,lo que me hizo sentir satisfecha

-Claro- se paró para darle la vuelta a la cama. Tomó con cuidado el suero y lo quitó de la aguja, luego hizo lo mismo con la aguja que estaba en mi piel. Lancé otro gemido de dolor cuando sentí la aguja removerse bajo mi piel antes de dejar mi cuerpo. Daiki puso una cinta con algodón para evitar que siguiera saliendo sangre. -Tal vez te duela un poco, pero se te irá quitando en el transcurso del día- sentí que el ardor estaba, pero era muy poco considerando cómo me dolía antes

-Muchas gracias- él me sonrió y se acercó de nuevo a mí. Le hice de nuevo un espacio para que se recostara conmigo y cuando estaba acomodado me acosté en su pecho. -¿No deberías de estar trabajando?- depositó un ligero beso en mi frente y me acurrucó más a él, con mucho cuidado de no lastimarme

-No, tengo el día libre, además, tengo que estar atento de mi paciente- yo levanté mi cabeza y nuestros ojos se encontraron, de nuevo la dulzura de Daiki estaba, pero también algo diferente, algo que no me dejaba totalmente tranquila. -Así que tendrás que aguantar a tu doctor de cabecera- yo sonreí y traté de enfocarme solo en la dulzura de sus ojos para poderme mantener tranquila. Él se acercó más a mí y depositó un tierno beso en mis labios que después de unos segundos se transformó en un beso más apresurado, llegamos a insinuar nuestras lenguas cuando Daiki me tomó de la cara y me alejó un poco de él. -Deberías de estar descansando- su voz sonaba con una mezcla de dulzura y excitación

-Tengo horas descansando- me acerquémás a él y subí una de mis piernas a su cintura, él solo volteó a verme divertido. -Cómo buen doctor, deberías de asegurarte que tu paciente está totalmente bien.

-Debería de mantenerte quieta- pasó su mano por mi espalda y luego bajó hasta detenerse en mi trasero -Pero no puedo hacerlo- sujetó fuerte mi trasero y me subió completamente arriba de él, mis piernas quedaron una en cada lado de su cintura y mi pecho se apretaba con el suyo

-Empiezo a agarrarle el gusto de estar en el hospital- Daiki volvió a sonreír y me atrajo de nuevo hacia él y comenzó a besarme con la misma urgencia de antes. Mientras nos besábamos sentía sus manos masajeando mi trasero. Gracias a la bata que traía, no necesitaba desnudarme ya que la parte de mi trasero estaba totalmente descubierta. Daiki movió mis caderas hacia abajo y se encontraron con su miembro duro, lo que me hizo soltar un gemido de placer cuando lo sentí en mi vagina. Nuestras respiraciones se hacían pesadas y excitadas. Llevé mis manos al pantalón de Daiki y me apresuré a desabrocharlo. Él no paraba de masajear cada parte de mi cuerpo, y eso hacía que mi cuerpo entero reaccionara. Estaba por sacar su miembro cuando un aroma a rosas llegó a mi nariz, me hizo sentir tranquila por un instante, pero después una voz me hizo casi dar un salto

Viene alguien

Volteé a ver a todos lados pero no había nadie en el cuarto más que nosotros dos y estoy segura que esa no era la voz de Daiki. Me bajé de Daiki y él traía la misma cara de susto que yo

-¿Escuchaste eso?- él se paró en seguida y arregló su pantalón, yo me acosté

-¿De qué hablas?- se acercó a verme y estaba comenzando a analizarme

-No me digas que no escuchaste...- dejé la frase a medias porque alguien entró a la habitación. Era una enfermera y traía un poco de comida y unos medicamentos

-Doctor, no sabía que estaba aquí- La enfermera se apresuró a dejar las cosas alado de mi cama. -Debo de suministrarle unos medicamentos como usted señaló- Daiki se veía distraído, pero asintió a la enfermera e hizo un gesto con la mano para que continuara. Me dio unas pastillas, al parecer analgésicos. -Todo está bien, disculpen la intromisión- se dirigió a Daiki, luego a mí y salió sin decir nada más

-Un minuto más tarde y nos hubiera encontrado en una situación demasiado incómoda- solté al asegurarme que se había ido la enfermera. Daiki no dejaba de mirarme y en cierta forma lo vi sorprendido

-¿Cómo supiste que iba a venir la enfermera?- se acercó un poco a mí pero su rostro no dejaba de mostrarse sorprendido. Yo me quede un momento en silencio, analizando la situación, ya que era obvio que Daiki no había escuchado aquella voz

-No lo sabía- me arropé y traté de acomodarme -Creo que lo que me dio la enfermera era para dormir- Daiki aún seguía parado mirándome extraño, tratando de entender qué era lo que acababa de pasar. -¿Te quedarás ahí?- meneó la cabeza y por fin habló

-Tienes que comer antes de dormir- fue lo último que dijo, me ayudó a comer y después se quedó conmigo hasta el momento en el que me quedé dormida

Así pasaron 2 días. Daiki ya parecía normal, aunque yo sé que le había afectado algo pero después de un día estaba como si nada. Lo que me hizo sentir mejor a mí, fue que no volví a escuchar aquella voz, ni el olor a rosas y mucho menos la luz de color que había visto antes. Después de esos dos días de estar en el hospital, por fin pude regresar a mi casa y volver a la escuela. Me alisté y preparé todo para dar clases en el salón. Aún tenía que estar tomando unas pastillas que hacían que mi organismo desechara la droga que había ingerido. Solo sería por una semana más, pero aún así ese hecho tenía que registrarlo en enfermería. Así que esta mañana salí un poco más temprano para llegar a la enfermería de la escuela. Estaba en frente de enfermería y sentí un brinco en mi corazón, hacía días que no lo sentía y eso me sobresaltó, traté de desecharlo ya que no quería hacerle caso y por ende, traerlo todo el día. Abrí la puerta y entré, había alguien parado, volteado hacia la ventana revisando unos papeles

-Emm... Hola, disculpa, soy la Profesora Kinoshita- el doctor volteó a verme y una luz rosa de nuevo se hizo presente, al igual que aquel olor a rosas y el profundo dolor en mi pecho. No podía creer lo que mis ojos veían, de todos los lugares en el mundo, tenía que estar aquí. De todas las personas del mundo, tenía que ser él-¿Qu- qué haces aquí?

-Hola, Kinoshita- al mencionar mi nombre, todo mi mundo volvió al día en que lo conocí. Aquel día que jamás podré olvidar

-Ren...

Espero y lo hayan disfrutado.

Estare en la espera de sus comentarios...

Saludooos :*