Capítulo 9: El lugar donde nos conocimos
***Ninako***
Me quedé un momento viéndolo mientras él simplemente se dedicaba a sonreírme. Eso aumentó mi enojo, pero a la vez, esa luz rosa se intensificó hasta un punto en el que la sentía recorrer mi cuerpo entero.
-¿Desde hace cuánto trabajas aquí?- quería sonar más a la defensiva pero no fue así, y me detesté por ello
-Tengo un poco más de medio año- se sentó sin dejar de verme ni un momento y me hizo un ademán para que me sentara. Solo le negué con la cabeza -La verdad siempre tuve la esperanza de encontrarte aquí- me quedé con los ojos abiertos y casi tuve que apoyarme en la silla para no caer
-¿De qué hablas? ¿Ya olvidaste todo lo que me hiciste?- ahora sí, mi voz sonaba a la defensiva y una ola de coraje estaba a punto de llegar
-Eso jamás- pude notar un poco de dolor en su mirada pero sabía que todo eso era falso -Más bien, trabajo aquí porque es el único lugar en la ciudad que me recuerda a toda la felicidad que tuve contigo- no podía ser cierto nada de eso, las lágrimas estaban por asomarse en mis ojos pero las detuve
-No seas estúpido- estaba por irme ya que si me quedaba un segundo más a su lado acabaría llorando y no vendría nada bueno después. Antes de abrir la puerta escuché de nuevo su voz y lo que dijo hizo que todo mi cuerpo se entumeciera
-No soy estúpido, aquí fue donde conocí al amor de mi vida- voltee a verlo y sabía que las lágrimas no las iba a poder contener más tiempo
-¿Qué?- mi voz sonaba firme pero al mismo tiempo sentí que al final tembló un poco
-Sí, aquí fue el lugar donde nos conocimos- eso hizo eco en mi mente y mis lágrimas por fin rodaron, dejando a su paso todos esos momentos que había arrinconado en mi mente y que jamás en mi vida pensé volver a ver...
Flash Back
Estaba en mi salón en tercer año de preparatoria. Todo transcurría normal como cualquier otro día. Ha pasado ya algún tiempo desde que me di cuenta de que estaba enamorada de Ren Ichinose, el chico más guapo y gentil de toda la escuela. Después de muchas dificultades, más de las que me gustaría admitir, pude tener una oportunidad con él y me hice su novia. Cada día que paso con él es muy especial y no me pierdo la oportunidad de precisarlo al máximo. Tener a mi amigo conmigo me hace sentir aún más los sentimientos de Ren, y gracias a eso puedo confirmar que es sincero.
Parece que te están hablando- escucho en mi mente su voz y eso hace despertar de mi distracción.
-Lo siento, ¿Qué paso?- Sayu estaba con una revista dándome pequeños golpecitos en la frente
-Es la segunda vez en lo que va del día que te vas- dio un suspiro grande y pude darme cuenta que lo hacía para no enojarse -¿Estás pensando en Ren?- me recorrió un escalofrío de los pies a la cabeza y también sentí subir el calor a mis mejillas. Al parecer se notaba mucho ya que Sayu estalló en una risa
-¡Sayu! ¡No es gracioso!- ella no dejaba de reírse hasta que limpio una lágrima de su ojo
Debemos de aprender a disimular mejor este tipo de cosas- la voz de Sami, como yo lo nombré, volvió a sonar en mi cabeza
Lo siento, no puedo evitarlo- le conteste
-Ya, ya- dijo Sayu, sacándome de nuevo de mi plática con Sami -Es divertido verte así, ya te conocía bastante pero no con novio, y es divertido- me hizo un guiño y después me dio un abrazo fuerte
-Sayu,...no...res...piro- mis manos se agitaban a los lados
-Lo siento, lo siento- me decía mientras se separaba de mí y yo volví a sentir el aire dentro de mis pulmones -Me emocioné
-Poco más y me matas- aún sentía que me faltaba la respiración
-Volvamos a lo importante- soltó Sayu mientras guardábamos nuestras cosas para irnos
-¿Lo importante?- me detuve en la puerta esperándola
-Sí- se acercó y pasó un brazo por detrás de mis hombros -¿Cuándo pasarán a la siguiente fase Ren y tú?
-¿¡QUÉEE!?- grité tan fuerte que Sayu tuvo que taparse los oídos -NO, REN Y YO...
-¿Kinoshita?- escuché la voz de Ren a mi espalda y todo mi cuerpo se tensó
-Ren...- el calor subía por mis mejillas
-Nos vemos mañana Niko- Sayu me dio una ligera palmada en la espalda, después saludo a Ren y cuando ya estaba a sus espaldas giró hacia mí y movió los labios sin hablar -Suerte con Ren- me guiñó un ojo y se fue riéndose, ya que mi cara roja de nuevo estaba presente
-Sayuuu- dije casi como un susurro
-¿Kinoshita? ¿Te sientes bien?- se agachó para ponerse a mi nivel y yo me quedé muda sin poder pronunciar nada -Tu cara está demasiado roja
-¿Qué?- le dije mientras llevaba las manos a mis mejillas. Sentí las manos de Ren sobre las mías
-Te ves muy linda así- en su cara había una gran sonrisa que me hizo sonrojar aún mas, pero al mismo tiempo yo también sonreí.
Salimos del instituto tomados de la mano, como era costumbre. Ren tomó mi mochila. Me sentía demasiado feliz al estar a su lado, y al mismo tiempo los días pasaban cada vez más rápido. Estábamos en nuestro último año, sabíamos que nos separaríamos en cuanto saliéramos de la preparatoria, así que disfrutábamos de todos los momentos que pudiéramos juntos. Estábamos por llegar a mi casa cuando un sonido conocido se escuchó. Era mi teléfono, así que Ren soltó mi mano para poder sacar mi teléfono de mi mochila.
Al verlo era un mensaje de mi papá:
Ninako, tu mamá y yo esperamos que estés muy bien, nos surgió un viaje así que estamos en camino a Europa. Cuídate y cualquier cosa estaremos en contacto... Te queremos.
Solté un pequeño suspiro, últimamente mis padres viajaban mucho así que me encontraba sola cada vez más seguido, y era algo que no me gustaba para nada.
-¿Saldrán de nuevo?- nos detuvimos en frente de mi casa y Ren estaba pasándome la mochila
-Sí- solté un gran suspiro -Otra vez estaré sola- mi voz sonaba desanimada y en gran parte era debido a que Ren también se tenía que ir, dejándome ahora sí sola
-Podríamos...- su vista estaba hacia la calle -Podríamos cenar juntos- su mano estaba en su boca y pude notar que se ruborizaba
-¿En serio?- estaba emocionada y casi salto a su cuello de no haber sido porque otra pregunta se formuló rápidamente en mi cabeza -¿No tienes trabajo hoy?
-Sí- mi entusiasmo estuvo a punto de caer pero Ren continuó -Después del trabajo puedo venir a cenar.
-¡Claro!- ahora sí me lancé a su cuello mientras que mi felicidad se desbordaba. Ren me sujetó de la espalda para acercarme más a él y después con una de sus manos levantó mi cara y lentamente acercó su boca a la mía. Nuestros besos eran delicados y lentos, yo era una inexperta y pareciera que él tenía miedo de hacerme algún daño. Pero después de un tiempo, o más bien, desde hace unas semanas, nuestros besos se sienten diferentes, más bien, apasionados. Y era así como justamente había sido este beso.
Cuando nos separamos mi corazón se quería salir de mi cuerpo y me sentía mas agitada de lo normal.
-Tengo que irme- la voz de Ren estaba más ronca de lo usual, y eso me demostraba que él estaba exactamente igual que yo con ese beso. Igual de excitada y deseosa de que fuera la hora de su regreso.
-Está bien- le di un ligero beso, a lo cual él se sorprendió -Espero y te vaya bien. Y no traigas la cena, quiero hacer de cenar para ti.
-Ninako...
-No, no, no- le di media vuelta mientras lo empujaba para que siguiera -Yo me haré cargo de la cena así que apúrate y regresa con bien- ya no pudo decirme nada ya que corrí, abrí mi puerta y la cerré rápidamente
Me puse a hacer la cena después de haberme bañado, no sabía qué ponerme, al final me puse un short de mezclilla con una blusa rosa que me quedaba floja. Comencé a hacer la cena y estaba muy ansiosa porque todo tenía que salir bien. Pero más que ansiosa estaba feliz, ya que toda esta escena me parecía como si estuviésemos casados. Mi mente divagaba cada vez más, estudiando todos y cada uno de los posibles escenarios de esta cena, pero las ideas indecentes retumbaban más en mi mente y todo era culpa de Sayu. Me hundí tanto en mi mundo que me sobresalté cuando el timbre sonó. Estuve a punto de tropezarme y caer cuando aquella luz rosa, o más bien, Sami, detuvo mi caída haciéndome para un lado. No dije nada, ya que estaba acostumbrada a que me salvara de aquella forma así que solo sonreí hacia donde se encontraba aquella luz, que ahora se veía en una esquina en la parte alta del techo. Abrí la puerta y Ren se encontraba parado perfectamente con su uniforme. Jamás me cansaba de verlo, tan perfecto, con esos ojos grandes oscuros y a la vez llenos de luz, su pelo negro el cual muy apenas le llegaba a sus cejas, en algunas partes lo tenía más largo que en otras.
-Pasa- me moví para un lado y con mi mano le hice un gesto para que pasara -Puedes dejar tus cosas en el sillón.
-Gracias- pasó en frente mío, pero se detuvo para depositar un ligero beso en los labios -Ahora sí me siento bienvenido- al ver mi cara roja él lanzó una carcajada, y segundos después me le uní y lo abracé fuertemente
-Siempre eres bienvenido- él me devolvió el abrazo y fuimos juntos para el comedor
-Quiero ayudarte a servir ya que no hice la cena- se había quitado su saco y la corbata así que sólo se encontraba con una camisa blanca que le quedaba perfectamente a su cuerpo, la cual se estaba arremangando para ponerse a trabajar
-Pero...
-Nada de peros, acepté que hicieras la cena, ahora acepta que yo sirva- no pude objetar eso, así que solo me senté mientras el servía todo
-Muchas gracias, Ren.
-Soy yo el que debería de agradecerte por hacer algo tan rico- en realidad se veía que estaba disfrutando la comida
-No me refiero a eso- él dejó de comer y se quedó mirándome -Me refiero al hecho de que estés aquí, conmigo.
-Ninako- puso su mano sobre la mía y continuó -Quiero que sepas que yo nunca te voy a dejar sola, y si cuando tus papás salen de viaje quieres un poco de compañía, solo tienes que pedirlo- esas palabras me hacían muy feliz, la verdad todo lo que involucra a Ren me hace feliz
-Gracias, Ren..
Después de terminar de cenar, los dos levantamos los platos e igualmente los lavamos. No quería que la cena terminara, más no quería que Ren se fuera. Me sentía segura y feliz mientras él se encontraba conmigo. Al parecer Ren se dio cuenta porque fue a su mochila y sacó lo que parecían ser unas cajas de películas.
-Renté unas películas cuando venía hacia acá- pasó una mano por su cabello y continuó -Espero y no te moleste que las veamos.
-Claro que no- me moví rápidamente y cuando llegué a su lado sonreía alegremente, tal y como supongo me veía yo -Que bien, trajiste de Harry Potter.
-Sé lo mucho que te gusta- tomé una de las películas y la puse en el reproductor de la sala
Era un espacio grande y perfecto para ver una película. Mientras ponía la película Ren fue por palomitas y después nos sentamos los dos en el sofá. Estábamos justo en la parte del sofá en la que podíamos estar casi acostados. No era la primera vez que Ren y yo veíamos una película en mi casa, pero sí era la primera vez que estábamos sin vigilancia y que podíamos acomodarnos como quisiéramos sin sentirnos incómodos. Así que yo aproveché y puse mi cabeza en su pecho a lo que él pasó su mano derecha por atrás de mis hombros y con la otra jugueteaba con mi mano que estaba en su estómago.
Estuvo tan interesante la película que me quedé dormida sin que me diera cuenta. Me desperte cuando sentí a Ren tratando de liberarse de mi agarre de su camisa.
-Lo siento, te desperté- dijo mientras lo volteaba a ver aún un poco desorientada
-No te preocupes- tallaba mis ojos mientras me enderezaba -¿Ya se acabó la película?
-Desde hace 40 minutos.
-¡QUÉ!- volteé a ver el reloj que estaba colgado en la pared de la sala y eran más de las 12 -Lo siento tanto, debiste despertarme.
-Dormías muy profundamente, no quería hacerlo- una de sus manos se posó en mi mejilla y eso hizo que mi cuerpo mandara señales a todas partes
-Aún así, debiste hacerlo- acaricié su mano mientras cerraba mis ojos, sintiendo su calidez
-Te veías muy linda- su voz sonaba ronca, tal y como sonaba cuando nos despedimos esta tarde, después del beso. Se acercó a mí muy lentamente, sabía que quería besarme, pero su lentitud a veces parecía más como si me estuviera pidiendo permiso antes de hacerlo. Yo me quede quieta y cuando sentí sus labios sobre los míos cerré mis ojos y me dejé llevar por ese beso.
-Ren...- pude pronunciar apenas como un susurro, y es que realmente sentía algo especial con cada uno de sus besos.
Nuestro beso se fue alargando y nuestras lenguas se insinuaron una a la otra. Sus manos, las dos estaban en mis caderas y las mías estaban enredadas atrás de su cuello, para que no se alejara ni un centímetro de mí. Nuestras respiraciones se agitaban y podía sentir cada parte del cuerpo de Ren latir al mismo ritmo que mi corazón estaba latiendo, totalmente desbocado. Con los besos cada vez más desesperados, Ren me fue recostando hasta que el quedó encima mío. Se separó un poco de mí y me miró a los ojos. Los de él brillaban intensamente y estaban llenos de deseo. Volvió a besarme en la boca sin disminuir ni un poco aquella pasión. Y después fue bajando poco a poco primero por mis mejillas y después le dio un pequeño mordisco a la oreja, el cual me hizo lanzar un gemido que provocó que Ren respondiera con otro pequeño gemido. Bajó a mi cuello depositando pequeños besos y también pequeñas mordidas, mis manos se aferraban a su pelo y lo atraían más hacia todo mi cuerpo. Sus manos acariciaban todo mi cuerpo y de repente sentí que se deslizaban por debajo de mi playera hasta tocar mi piel desnuda, que al hacer contacto con él, se encendía cada vez más. Me estremecí ante su contacto y después se enderezó para tomar con las dos manos mi playera y deslizarla por mi cabeza para después tirarla a un lado, sentía un poco de vergüenza que él me viera así, pero la excitación y el deseo que sentía en ese momento eran mucho más fuertes. Después él se quitó su camisa para mostrarme su torso desnudo y perfectamente formado. Volvió a besarme y juntó tanto como pudo su cuerpo con el mío. El contacto de nuestros cuerpos desnudos, o casi desnudos, nos estremecía pero al mismo tiempo nos dábamos cuenta que se moldeaban a la perfección. Se separó un poco para volver a besarme el cuello y después pasó una de sus manos por debajo de mi sostén y no pude evitar lanzar otro gemido más fuerte cuando sus dedos pellizcaron mi pezón, arqueo mi cuerpo para tenerlo más cerca y al mismo tiempo hago mi cabeza hacia atrás para que tuviera más de mi cuello disponible para sus besos. Subió un poco mi sostén de modo que mis pechos estaban totalmente al descubierto y bajó su boca hasta el pezón que estaba disponible, no podía con tantas sensaciones en mi cuerpo y mientras cada parte que él tocaba o besaba mandaba señales a mi cuerpo, también había otra parte que se encontraba más abajo que sin ser tocada estaba ardiendo de placer y clamando su atención. No me había dado cuenta cuanto hasta que dejó de masajear mi pezón para deslizar su mano por debajo de mi short hasta encontrarse con mi clítoris. Solo bastó un pequeño rose en esa parte de mí para que mi mente se perdiera. Tomé toda la conciencia que me quedaba y como pude, hablé.
-Ren, traes...¿traes condón?- en ese momento solo nuestras respiraciones agitadas se escuchaban mientras él sacó la mano de mi short y la dejó en mi vientre
-Lo siento, perdí el control- su voz estaba llena de deseo y a él también le costaba hablar
-Perdimos el control- él volteó a verme y aún estaba ese brillo en sus ojos
-Creo que debería irme- se acercó a mi cara y depositó un ligero beso en mis labios. Yo no quería que se fuera, no después de esto
-No- lo tomé del cuello y lo atraje a mí para darle otro beso, solo que más largo que el que él acaba de darme -No quiero que te vayas, por favor quédate- en mi voz había una pizca de preocupación y él debió darse cuenta porque me sonrió y después se recostó bien poniéndome prácticamente encima suyo
-Está bien, me quedaré contigo esta noche- yo sonreí abiertamente y me acurruqué más con él
-Podríamos... podríamos subir a mi habitación, estaríamos más cómodos y calentitos- él acariciaba mi hombro desnudo
-Si subo a tu cuarto, no será para dormir- esa contestación hizo que mi cuerpo volviera a encenderse y mi vagina me envió una ligera señal de a lo que se refería
-Está bien, solo no quiero morir de frío- trataba de relajarme pero mi voz volvía a sonar con un tono de deseo que sé que no se le pasaron por alto
-De acuerdo- se levantó rápidamente y al ver mi estado de desnudez volteó para otro lado y me tendió su camisa -Solo que si no me puedo contener...- su voz también había cambiado y mientras me ponía su camisa no pude evitar sonreír un poco
Al llegar a mi cuarto y después de habernos acomodado en mi cama de la misma manera en la que estábamos en el sofá, solo que ahora con un poco/mucho más espacio. Nos relajamos.
-Me da gusto que estés aquí conmigo- me acurrucaba más en su pecho desnudo, todo esto sé que debería de darme vergüenza pero de alguna manera lo sentía demasiado natural y creo que Ren sentía lo mismo, ya que seguía acariciando mi cabello y mis brazos.
Cuando nos acostamos me había vuelto a quitar la camisa y cuando me tapé también me había quitado el short, estaba demasiado oscuro así que no me había importado mucho.
-A mí me da gusto estar aquí- me dio un beso en la frente -Te amo, Ninako, y jamás voy a dejar de amarte, no importa el tiempo que pase- esas palabras hicieron que mi corazón estallara y una pequeña lágrima de felicidad salió
-¿Es una promesa?
-Es más que eso, es un juramento. No me importa las cosas que tengan que pasar, yo nunca voy a dejar de amarte.
-Yo también pienso lo mismo, y también te lo puedo jurar en este momento- tomé un pequeño respiro y continúe -Yo te amo, Ren- eso fue lo último que dijimos antes de caer en el sueño...
Espero y hayan disfrutado este capítulo.
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Saludoos n_n/
