Capítulo 10: El lugar donde nos conocimos Parte 2

***Ninako***

Moví mi cuerpo lentamente, al principio no recordaba que la noche anterior no había dormido sola, pero al momento en que quise estirar mis brazos pude sentir el aliento de Ren en mi cuello y al mismo instante sentí su brazo en mi cintura. Solo me voltee para quedar de frente con él, al parecer me sintió porque me acurruco más a su cuerpo. En ese momento recordé el estado en el que me fui a dormir la noche anterior y sentí mis mejillas arder al darme cuenta que estaba casi desnuda. Quise quitarme, pero al mismo tiempo rechace la idea ya que me sentía muy bien, demasiado bien en realidad.

Bonita noche pasaron ¿no crees?-La voz de Sami me exalto mucho así que me estremecí y por lo mismo Ren se movió un poco.

¡Ups! Lo siento- Yo solo lo mire intensamente, mientras desaparecía atravesando la pared.

-Buenos días- dijo Ren con un solo ojo abierto, al parecer la luz del día le molestaba

-Buenos días, lo siento si te desperté- estaba por moverme y levantarme de la cama, cuando Ren me atrajo de nuevo hacia él

-No, no lo hiciste- hundió su cara en mi cuello y eso hizo que mi cuerpo se estremeciera de nuevo. -Me gusta tenerte así- dijo contra mi cuello, casi como un susurro y su aliento hacia pequeñas cosquillas en mi cuello. Sentía que mi corazón quería saltar de mi cuerpo y no supe cómo actuar ante ese sentimiento, que cada vez que pasaba más tiempo a lado de Ren, crecía desbocadamente.

-A mí también me gusta- al decir eso, como pude pasé mis manos de su torso a su cuello y lo atraje más hacia mí. De repente sentí que me mordía el cuello, y eso me hizo lanzar un gemido. Ren se volteo a verme a la cara y yo solo quería hundirla de nuevo en algo, ya que estaba segura que mi cara estaba como un tomate.

-Lo siento- dijo eso y después atrajo mi boca a la suya con la misma pasión que la noche anterior. Al principio no entendía sus palabras, pero después sentí su mano en mi pecho y después como lo masajeaba. Sabía exactamente a lo que se refería, y si la noche anterior apenas había tenido la fuerza para detenerlo, al parecer no había amanecido con la misma fuerza así que me deje hacer y disfruté de cada caricia. Ren siguió besándome, mientras nuestras lenguas se insinuaban. También nuestras respiraciones estaban muy alteradas, a diferencia de anoche, pude notar a Ren aún más impetuoso, dejó de masajear mi pecho para tomar mi pierna y pasarla por su cintura. Al hacerlo pude notar que estaba en Bóxer y que su miembro se rozaba en mi vagina. De nuevo la idea del condón vino a mi mente, y pareciera que Ren leía mis pensamientos porque habló en ese momento entre jadeos. -No te penetraré no te preocupes- un pensamiento de duda volvió, pero cuando Ren me besó de nuevo mis pensamientos volaron y yo solo me concentré en lo bien que me sentía con cada beso, cada caricia, con el simple hecho de ser Ren. Sus besos bajaron de mis labios a mi cuello y después lentamente a uno de mis pezones, sacándome de nuevo un gemido.

No podía pensar en algo claramente, después Ren bajó su mano a mi vagina y al sentir mi humedad sonrió y después se dirigió a mi boca, me dio un ligero beso y después escondió su cara en mi cuello, daba pequeños mordiscos y después sentí cómo su dedo jugaba con mi clítoris.

-Ren- no sé si fue un suspiro o un gemido lo que salió de mi boca, pero al hacerlo arquee mi espalda y llevé mi cabeza hacia atrás. Seguía jugando con mi clítoris cada vez con más intensidad, llegué a un momento en el que mis caderas se estaban moviendo solas, y a parte de mis gemidos también había pequeños gruñidos por parte de Ren. Cuando estaba subiendo el ritmo a su dedo, sentí en mi muslo su miembro que lo movía al ritmo en que mis caderas se movían contra su dedo. Nuestras respiraciones estaban demasiado aceleradas y nuestros gemidos se hacían cada vez más fuertes. Sentí un enorme escalofrió recorrer mi cuerpo y después como mi vagina se contraía y temblaba ante el toque de Ren. Un gran gemido salió de mi boca ante aquel orgasmo y junté mis piernas para detener la mano de Ren que seguía insistiendo y yo perdía cada vez más la cabeza.

-¿Podrás soportar otro?- dijo Ren contra mi oído, yo estaba tratando de controlar mi respiración y mis contracciones involuntarias. Antes de que pudiera contestarle algo, Ren volvió a masajear mi clítoris mientras yo lo atraía más hacia mí, no pasaron muchos minutos antes de que los dos tuviéramos un orgasmo.

-Te amo, Ninako- fue lo que dijo entre jadeos y mientras me recuperaba de aquel intenso orgasmo también mi corazón estaba procesando aquellas palabras llenas de amor.

-Yo también te amo, Ren- nos volvimos a besar, pero ahora aquella pasión y deseo fueron sustituidas por un amor y cariño aún más grande, Ren solo se acomodó a lado mío, sin dejar de abrazarme.

Había muchas emociones en ese momento y no podía acomodarlas, nos habíamos dicho palabras demasiado importantes. Palabras que sellaban algo para toda la vida y no me arrepentía de haberlas dicho, porque la verdad las sentía en mi corazón. Estaba segura que era el amor de mi vida y que siempre estaríamos juntos. Nada que pasara en ese momento sería capaz de sacarme de ese estado de felicidad. Aunque me dijeran que era el último día de la tierra, estaba totalmente satisfecha con la vida, conmigo y con Ren. Mi mente divagaba a una cosa y luego a otra, para que al final llegara a una observación demasiado importante. Ren y yo no habíamos tenido relaciones, ni siquiera me penetró y había disfrutado de su roce totalmente, de sus caricias y todas ellas me habían vuelto loca. El pensar que solo faltó que me penetrara hizo que me sonrojara. Si tener relaciones era mejor que un faje, sé que me iba a volver loca en cuanto lo hiciéramos, sin mencionar cuantas veces me podría venir y el tiempo que Ren podría aguantar. Todo eso me hizo sonrojar de nuevo y mejor dejé que mi mente se perdiera en otra clase de oscuridad. No me di cuenta cuanto tiempo dormí, pero el beso de Ren en mi hombro hizo que me despertara.

-Lo siento, pero creo que deberías de comer algo- abrí los ojos de mala gana, me sentía muy cómoda en la cama y aún más durmiendo. -Sé que no tuvimos relaciones, pero estoy seguro que te has de haber cansado con lo que hicimos. Anda- me dio más besos en el hombro y después en el cachete. –Levántate, dormilona- seguía con sus besos hasta que logró que me pusiera boca arriba y abriera mis ojos.

-Quiero dormir- su cara estaba justamente en frente de la mía, y pude ver a la perfección aquellos ojos negros que brillaban y su piel blanca totalmente hermosa. También detallé su sonrisa, que en esos momentos parecía juguetona y también tierna.

-Primero tienes que comer, después duerme- depositó un ligero beso en mi frente y después uno en mis labios.

-Está bien, está bien- dije mientras soltaba una carcajada y él sonreía de la forma que solo él sabía sonreír, de hecho fue por esa sonrisa, tan sincera, que yo me había enamorado de él.

-Perfecto- se levantó de la cama y fue cuando pude observar que traía de nuevo su pantalón. -Sé que te sentirás mas cómoda si te cambias, así que te espero abajo- pude observar en su cara un sonrojo, y fue cuando voltee a ver mi cuerpo. ¡Rayos! yo todavía seguía casi desnuda.

-Amm sí, claro, ahorita te alcanzo- él volvió a sonreír, y sin dejar de sonrojarse salió de la habitación. En cuanto salió yo rápidamente corrí a mi armario, agarré un poco de ropa y después me fui a mi baño. Me bañé rápidamente, me vestí y bajé al comedor junto con Ren. -Lo siento por la tardanza

-No te preocupes, sé que tenías que asearte- puso en frente de mí una hamburguesa y yo sonreí. –Espero no te moleste, pero yo también use tu baño hace un rato

-Ah- acababa de darle una mordida a mi hamburguesa, así que tuve que pasarme lo que traía para poderle contestar. -No te preocupes, claro que no me molesta- él me sonrió y tomó su hamburguesa

Pasamos en silencio mientras comíamos y fue ahí cuando me dio curiosidad por ver hacia afuera y vi que el sol se estaba ocultando.

Necesitamos hablar- Escuche la voz de Sami en mi cabeza. No me sorprendió mucho, pero el tono con el que habló me hizo que me preocupara.- No te preocupes, no es nada grave. Cuando Ren se vaya, necesitamos hablar

-Ninako- voltee rápidamente para ver a Ren, me sorprendió mucho al darme cuenta que su cara estaba demasiado cerca. -¿En qué piensas?- no quitó ni un solo momento sus ojos sobre los míos

-No me di cuenta que ya era tan tarde- no podía decirle que estaba hablando con un ser que solo yo era capaz de ver, solo espero y no haya notado mi mentira

-Por eso fue que te levanté- volvió a mostrar una sonrisa, que hizo que mi corazón diera un brinco. -Tenías que comer, y recuperar energías.

-Lo lamento, se suponía que hoy sería un día para los dos- mi mirada bajó a mis manos, pero luego sentí su mano en mi barbilla y me levantó la cara para que lo pudiera ver a los ojos

-No lo sientas, disfruté mucho el día de hoy, no tienes idea cuanto- me dio un ligero beso en los labios y continuó. –Te amo, Ninako- cuando vuelve a pronunciar esas palabras mi corazón y mi alma se llenan de felicidad y puedo jurar en este momento que esas palabras son sinceras. Ante ese sentimiento, no sé cómo responder, mi felicidad está en el punto máximo, o tal vez, aún más arriba todavía. Mis ojos se llenan de lágrimas, pero no lágrimas de tristeza, sino de felicidad.

-Te amo, Ren- suelto sin ningún temor, ya que sé que ese sentimiento es mutuo y que Ren jamás sería capaz de lastimarme

Los días pasaron muy rápido, estábamos a solo 2 semanas de que terminara nuestro último año de preparatoria. Ren y yo disfrutamos al máximo cada día que pasaba, ya sabíamos qué íbamos a estudiar y por lo tanto, estaríamos separados. Ren estudiaría medicina, y yo después de una larga evaluación, decidí estudiar educación. Sé que al menos por la parte de Ren no habría mucha oportunidad para vernos, así que acordamos que pasaríamos todo el tiempo que pudiéramos juntos antes de que la preparatoria terminara. En los últimos días, algo raro estaba pasando, a Ren lo notaba un poco inquieto o distante, tanto, que una tarde hablé con mi querido amigo Sami.

-¿Crees que le esté pasando algo?- le pregunté a Sami, mientras me pintaba las uñas en mi habitación

Tal vez, la verdad, es lo más probable- soltó Sami mientras se sentaba en el centro de la habitación

-¿Estará bien que hable con él?

Si lo crees conveniente. Solo te quiero recordar algo muy importante, que tal vez hayas olvidado.

-Claro, ¿qué es?

Necesito que dejes de hacer eso, y me mires a la cara- la voz de Sami sonaba más severa y eso hizo que me enderezara y lo volteara a ver. Estaba cruzado de piernas, su pelo largo caía por sus hombros y esa aura de una inmensa luz rosa estaba haciéndose presente.

-¿Qué paso?

Hace mucho tiempo, cuando te hable por primera vez, yo te dije que era un ser que estaba destinado a ayudarte en tu vida. Gracias a mí, puedes ver los hilos rojos de las personas, y también si los demás son sinceros con respecto a sus sentimientos- yo solo asentí y él continuó. - También te dije que solo tú podrías verme y que nos podíamos comunicar de varias formas. Todo gracias a esta energía- subió su mano y la energía rosa fluía con mayor intensidad en sus dedos. – Cuando aceptaste, compartí gran parte de mi energía contigo, así que mi energía espiritual fluye a través de tu cuerpo, convirtiéndonos a los dos en uno solo

-Todo eso lo tengo muy presente en mi cabeza.

-Por ultimo te dije que en el momento en el que tú quisieras volver a ser la de antes lo podrías hacer. Simplemente retiraría mi energía de tu cuerpo y también tus recuerdos sobre mí.

-¿Por qué me dices todo eso?- sentía algo raro en mi estómago, no eran nervios pero, era más bien como un mal presentimiento.

-No estoy seguro de las cosas que vayan a pasar. Puedo ver los caminos, pero no se cual tomarás al final del día. Solo me queda recordarte, y esperar a lo que pase. Quiero que estés consciente de lo que puede llegar a pasar y aunque tú no vayas a recordar nada, yo sí me quedaré con un vacío. Jamás te abandonaré, ya que esa es mi misión, pero será triste pasar el resto de tu vida sin poder hablarte.

-Eso no va a pasar- le dije mientras me paraba y me sentaba en frente de él. -Sé que no podemos tocarnos, todavía no, pero espero y puedas sentir mi apoyo- puse toda la energía que tenía en ese momento en la palma de mi mano, tratando de imitar lo que él acaba de hacer hace unos minutos, pero a diferencia de él, yo solo pude hacer unas pequeñas llamas en la punta de mis dedos. Acerqué mi mano a su mano y la dejé encima. Sentí una calidez muy reconfortante. -Siempre estaremos juntos, Sami, eres lo más hermoso que me ha pasado en la vida.

-Nunca olvidaré estas palabras- sentía mi cuerpo un poco pesado, y sé perfectamente que era por la energía que acababa de usar. -Solo mantente alerta.

Pasaron algunos días de aquella plática con Sami. Ren y yo habíamos decidido salir a cenar pero a la mera hora Ren había recibido una llamada así que antes de entrar al restaurante contestó. Dio unos pasos para contestar sin que yo lo escuchara, lo cual se me hizo muy extraño dado que Ren jamás hacia eso. Pero aun así, pensé que tal vez solo quería un poco de privacidad, así que tomé mi teléfono y revisé los mensajes que tenía. Cuando Ren colgó, regresó conmigo pero se veía diferente, tal vez hasta un poco enojado. Entramos al restaurante y mientras esperábamos nuestra comida le pregunté

-¿Todo bien?- él se había quedado viendo hacia la ventana

-Sí, lo siento, estoy en otro lado- había algo extraño, Ren casi nunca se distraía de esa manera, peor aún, él jamás huía de mi mirada y ahora pareciera que no la podía sostener

-¿Es por la escuela? ¿Ya te entregaron los resultados?- sabía muy bien que la universidad donde pensaba ingresar Ren era muy prestigiosa y por lo mismo solo unos pocos estudiantes podían ser seleccionados de entrar ahí

-No, por la escuela no es. Es que- en ese momento llegó el mesero a entregarnos nuestra comida y cuando se fue, Ren solo dijo -Es mejor que comamos, luego se va a enfriar.

Los días siguientes fueron exactamente iguales, Ren andaba mucho con su celular y cuando no estaba con él, estaba distraído, siempre se excusaba con cualquier cosa o simplemente no contestaba y cambiaba de tema. A mí me pareció demasiado extraño, pero por más que lo intentaba no podía sacarle ningún tipo de información. Como era de costumbre Ren y yo volvíamos a casa juntos, pero un viernes saliendo de la escuela me dijo lo siguiente

-Tengo que ir a resolver un problema de la universidad, hoy no podré acompañarte- me dijo mientras sacaba mis zapatos para ponérmelos. -Lo siento.

-No te preocupes, yo entiendo que tengas que ir a resolver eso- le dediqué una sonrisa pero como se había hecho costumbre, solo volteó a ver a otro lado huyendo nuevamente de mi mirada. Ya no soportaba eso, así que sin darme cuenta le dije. -Espero y después de resolverlo puedas verme a la cara- al momento de soltarlo lleve mis manos a la boca y por primera vez en semanas Ren me veía a los ojos sorprendido. -Lo siento, yo no quise- quise irme pero Ren me tomó del brazo para que no pudiera huir

-Espera, Ninako, todo este problema que tengo es por- no pudo completar lo que iba a decir ya que sonó su celular, estoy segura que lanzo una maldición y después se dirigió a mí -Tengo que irme, pero hoy en la noche quiero hablar contigo de todo esto, siento mucho que te haya puesto en este tipo de situaciones, lo menos que quiero es hacerte daño- me dio un ligero beso en los labios y después se fue.

No entendía nada de lo que había pasado, creo que en vez de dejarme tranquila hizo que mi mente trabajara aún más. No entendía su comportamiento, ni sus palabras de disculpas. Tenía un presentimiento que no me gustaba para nada. Iba a dos cuadras de la escuela cuando escucho que alguien grita mi nombre.

-Kinoshita- voltee a ver el origen de aquella voz, y era Yutaro Terada, el exnovio de Sayu y mejor amigo de Ren, desde lo ocurrido con Sayu, Terada y yo casi no hablábamos, solo lo necesario. -Espera un momento, Kinoshita- estaba agitado, me supongo que ha de haber corrido

-¿Qué pasa Terada?- no quería detenerme para hablar con él, el único motivo por el cual yo me detenía a hablarle y no a romperle la cara, era porque Sayu me había hecho prometerle que no lo trataría mal

-Mira, sé que tú y yo no tenemos una bonita relación, pero hay algo muy importante que tengo que contarte- su mirada era seria y con determinación, también pude sentir un poco de tristeza en su voz y en su aura

-¿Y qué es?

-No te lo diré todo, porque sé que no me creerás, escuche algo que tal vez no debí de haber escuchado, pero es necesario que lo sepas.

-Me estás confundiendo, ¿me lo dirás o no?- estaba empezando a inquietarme y él pudo notarlo por la expresión que tomó

-Solo no quiero que hagas preguntas, necesito que vayas a este lugar- me entrega un pequeño papel donde venía una dirección. Al ver mi cara de desconfianza continuó- no quiero que pienses mal, Kinoshita, es algo sobre Ren, solo ve a este lugar y sabrás por qué tiene esa actitud últimamente- al mencionar que era algo de Ren mi mente reaccionó y mi cuerpo también. Tomé el papel sin dudar, pero al mismo tiempo me dio miedo al pensar qué cosa me iba a encontrar ahí

-¿Qué sabes Terada?

-Como te dije, sé que no me creerás si te lo digo, así que espero y vayas tu misma y lo veas con tus propios ojos- me quedé viendo el papel -Tienes que estar ahí antes de las 6 o sino, ya no lo encontrarás- voltee a ver mi reloj de mano y eran las 5:30, me quedaba el tiempo justo para llegar

-Te juro que si esto es algún tipo de broma- le dije en todo amenazador, aunque estoy segura que sonó de todo tipo menos amenazante

-Puedes matarme, tranquila.

Ni si quiera me despedí de Terada, solo me di la media vuelta y me apresuré a llegar al lugar donde marcaba el papel. Era un parque cerca de la casa de Ren, lo cual me pareció extraño, ya que Ren me había dicho que iría a resolver unas cosas de la universidad, tal vez y se refería a algo familiar. Tenía mucho miedo de llegar al lugar pero también tenía mucha curiosidad de saber qué pasaba con Ren. Me sentía triste al darme cuenta que estaba desconfiando de él, pero la verdad no me dejaba muchas alternativas.

Llegué al parque, pero como era muy grande, empecé a caminar buscando la cabeza de Ren. No tardé mucho en encontrarlo y mi corazón dio un vuelco, pero no como siempre, sino que ahora en vez de estar queriéndose salir de felicidad, se estaba queriendo salir de miedo y desconfianza. Me acerqué a un arbusto cerca de donde estaba él. Cuando me acerque lo sufriente vi que estaba hablando con un señor, de entre unos 30 años, estaba vestido casual y su pelo era igual de negro como el de Ren. Me acerque tanto que podía escuchar la plática que tenían entre ellos.

-Me alegra que hayas venido, Ren. Pensé que no vendrías- dijo el señor mientras tomaba un cigarrillo de su pantalón y lo encendía

-Solo porque has insistido demasiado.

-Sobrino, necesito lo que te pedí.

-Estoy trabajando en eso- Ren se notaba molesto, por primera vez, en el tiempo que tengo de conocerlo, que lo veía tan molesto

-El tiempo se acaba, necesito el dinero y solo lo podemos conseguir de tu noviecita, la única hija de la empresa Kinoshita- mostraba una sonrisa en sus labios y yo solo me quedaba petrificada en el arbusto sin poder hacer nada

-Aún no tiene tanta confianza conmigo.

-No me hagas reír sobrino, los he visto entrar en su casa, hasta has dormido ahí- se acercó el cigarro a la boca y después de inhalar un poco continuó -No nos hagamos tontos, ya la tienes donde queremos, ahora solo tienes que pedirle el dinero, sé que está tan embobada contigo que es capaz de heredarte la empresa sin pensar demasiado- Ren solo se quedaba quieto, sin mostrar ningún tipo de reacción y eso hace que mi corazón vuelva a doler

-Eso lo sé, pero aun así, no creo que sea buena idea, creo que necesito más tiempo- en ese momento Ren es interrumpido por el hombre

-No tenemos tiempo sobrino, tienes hasta mañana- se acercó a Ren y tiró el cigarro al suelo para pisarlo y continuo -Así que has lo que haga falta, si es necesario acuéstate con ella- el hombre se rió -Pero eso me supongo que ya lo han hecho. En todo caso no puedo perder más tiempo, nos vemos mañana con el dinero

El hombre se dio media vuelta y cuando estuvo lo suficientemente lejos de mi visión solté todo el aire que había estado reteniendo y me dejé caer a un lado. Sin darme cuenta el arbusto ya no me cubría y al caer había hecho ruido.

-¿Ninako?- la voz de Ren pronunciando mi nombre me trajo de vuelta, voltee a verlo y cuando nuestras miradas se cruzaron pude notar un dolor en esos hermosos ojos color negro. -¿Escuchaste todo?- Ren intentó pararme, pero cuando se acercaba para tocar mis hombros yo me hice para atrás sin darme cuenta

-Dime que todo eso era mentira- mi mirada estaba en el suelo, quería creer que todo eso no estaba pasando, que todo era solo parte de un sueño muy macabro que estaba teniendo por culpa de la maestra de inglés. Quería pensar que en cualquier momento Sayu iba a despertarme con una bola de papel que lanzaría a mi cabeza. Quería despertar lo más pronto posible de toda esta pesadilla. Pero la realidad golpeó mi cara, mi corazón y mi alma de una horrenda manera.

-No, no lo es- al escuchar esas palabras voltee rápidamente a ver sus ojos, pero su mirada ya no brillaba, estaba totalmente opaca y estaba serio

-¿Qué significa todo esto? ¿Jugabas conmigo?- las lágrimas empezaban a salir por mi mejilla y mi corazón estaba empezando a romperse

-Sí, es cierto todo, yo no te amé, todo lo hice por tu dinero- esas palabras fueron las que terminaron de matarme, si había algo que todavía quedaba vivo dentro de mi cuerpo, esas palabras se encargaron de exterminarlo todo. Mi cabeza dejó de funcionar y no podía parar las lágrimas que salían de mis ojos. -Ahora que ya lo sabes no sirve de nada que sigamos con esto y sé que no me darás el dinero que necesito, así que me marcho, no quiero perder más el tiempo con una niña como tú- fue lo último que escuché de su parte. Mis lágrimas no me dejaban ver nada así que no vi la dirección que tomó. No pude reaccionar, yo quería detenerlo, pedirle más explicaciones, pero mi cuerpo no respondía.

En ese momento Ninako Kinoshita había muerto.

No recuerdo cómo llegue a mi casa, tampoco recuerdo cómo subí las escaleras, solo recuerdo mi llanto, los espasmos que no me dejaban tranquila y los sollozos cada vez más fuertes y lastimeros. Llegué a un punto en el que mi desesperación ganó terreno y como pude le hablé a Sami.

-Quiero olvidar todo esto- le dije con mi mirada vacía y mi voz aún rota por el llanto -Quiero que me quites todo lo que me diste.

-¿Estas segura de esto Ninako?- la voz de Sami sonaba tan triste como la mía

-Sí.

-Lo olvidarás todo

-De nada sirve tener esto, si no pude ver a semejante idiota que tenía en frente- los sollozos cortaban de nuevo toda mi habla -No quiero sentir más esto, por favor quítame todo esto, tú eres el único que puede hacerlo.

-Aunque yo te quite mi energía y dejes de verme, el dolor del amor no se irá, siempre lo recordarás

-Aunque lo recuerde, no quiero ver el amor de los demás, no quiero saber nada de toda esta mierda- tomé todo el aire que pude para contener más sollozos y continúe. -Yo rompo con el trato que hicimos y asumo todas las consecuencias.

-Ninako…

-¡HÁZLO YA!- eso fue lo último que dije antes de caer desmayada en mi cama. Desperté al día siguiente y como lo dijo Sami, no podía recordar nada que tuviera que ver con su energía, ni tampoco lo podía ver a él. Pero el dolor de lo que me había hecho Ren aún seguía ahí, latiendo fuertemente y atormentándome de una manera horrible.

Así que los últimos días de escuela no fui y solo me la pasé en mi casa llorando. Sufriendo cada segundo, casi no comía, la verdad me estaba dejando morir. Sayu venía a verme casi todos los días, pero pareciera que cada vez que venía se iba más triste al saber que no podía sacarme de toda la miseria en la que estaba. No fue hasta que yo le propuse irnos que mi mente volvió a reaccionar. En los próximos meses me había mantenido ocupada con Sayu y como terapia había encerrado todo ese mal episodio en mi mente, poco a poco fui convenciéndome de que aquello no había pasado. Hasta que llegó el punto en el que realmente no lo recordaba, y así esperaba mantenerlo hasta que mi vida se terminara, o eso era lo que yo pensaba

Fin del flashback