Hola! Ya estoy aqui de nuevo despues de las merecidas vacaciones de Semana Santa con un comunicado especial:

Atencion, atencion, se hace saber que hemos llegado al capitulo 50!

Muchas gracias a todos los q leeis esta historia, pues sin vosotros y vuestros calidos reviews posiblemente la habria acabado antes.

Y tb muchas gracias a vosotros, tanto a lo personagillos q habeis salido de la imaginacion de Tolkien, como a los que sois fruto de la mia. Gracias por seguir actuando y diciendo las chorradas que os escribo, jajaja.

Guimli (por lo bajo): Ya era hora que lo reconociera...
Laura: Que te he oido!
Guimli mira hacia otro lado haciendose el loco...
Laura: No me ignores!
Aragorn: Creia q esto era una celebracion? Dejad de pelear...
Gandalf: EL capitulo 50. Felicidades!
Laura: Gracias! (Gran sonrisa)
Gandalf (añade): quien lo iba a decir...
Laura: Eh!
Anne: He oido celebración? (con ojitos brillantes) Fiesta! (saltitos de alegria) Guimli saca la cerveza!
El enano asinte fervientemente.
Legolas: Habeis traido cerveza? (incredulo) Estamos huyendo de Saruman, la cerveza es un peso innecesario.
Guimli: Eh! Elfo! Vigila a que llamas peso innecesario!
Anne (con cara de tontita): Que guapo esta cuando te pones serio. (Suspira)
Legolas sonrie
Guimli gruñe: Podrias hacer algo al respecto. Todo el tiempo estan igual
Laura se rie: Claro. Eh! Anne, toma una jarra de cerveza?
Anne (pasa de Legolas para centrarse en algo mas interesante): Cerveza! Cerveza! Cerveza! Cerveza! (Bailando de alegria)
Laura: uy, uy. (Legolas mira con cara de odio a Laura) Acabo de despertar al elfo psicopata. (Da pasitos hacia atras, alejandose de él) Ah! Gandalf, socorro! (se esconde detras del mago)
Anne sigue a lo suyo, coreando con Guimli: Cerveza! Cerveza! Cerveza! Cerveza!
Aragorn: Creo q estabamos celebrando el capitulo numero 50 no la existencia de la cerveza. (el montaraz siempre tan sabiondo...)
Anne y Guimli dejan su baile ridiculo y tienen la decencia de sonrojarse un poco.
Gandalf alza su jarra de cerveza: Por el capitulo 50!
Todos a coro, incluido Legolas que ya esta mas calmado despues de amenazar a Laura un rato con sus espadas (Uaaa! Legolas me ha amenazado! Uaaa! Que afortunada soy!): Por el capitulo 50! (gritan al fin)
Saruman: Por el capitulo 50!
Le miran con cara de panico.
Todos: Aaaaaah! (Salen huyendo por patas)
Saruman: He dicho algo? Yo tambien salgo en este fic... Todos me odian por tu culpa! (señala a Laura)
Laura: Ups! (Sale corriendo detras de los demas...) Esperarme!
Llega haste ellos y se esconde a su lado, detras de un arbusto: No habeis encontrado un escondite mejor?
Todos se hacen los despistados.
Laura: Genial! Ahora nadie quiere ser el responsable...
Anne: Tu eres la responsable q por algo eres la escritora.
Laura: Ponte de mi bando o hago volver a Pilindiel
Anne: Haz volver a la Pija-wen y hare lo contrario a lo q tu me escribas.
Laura: atrevete y...
Guimli: No! (con cara de shock)
Legolas: Que ocurre?
Guimli (susurrando): Nos hemos dejado la cerveza...
Anne (con cara de panico): No! Saruman la tiene secuestrada... (se desmaya)
Gandalf pone los ojos en blanco: ya estamos otra vez!
Guimli (decidido): Vamos a tener q ir en su busca
Aragorn: Esta vez, planificquemos mejor el rescate
Legolas (tono incredulo): realmente vamos a ir?
Guimli: Te hemos ido a buscar a ti no?
Laura yo me largo de aqui, antes q tenga q participar en el rescate de la cerveza!
Silencioso/Veryan: Algun problema?
Guimli: Pues si, resulta que...(Laura aporrea al enano)
Laura: Ninguno, ninguno. (Coge de la mano a Silencioso y se lo lleva de allí) Sabes q eres el unico q no esta pirado en esta historia?
Silecioso sonrie: He venido a felicitarte. Ya hemos llegado a los 700 reviews!
Laura pone cara de asombro: Vaya! Habrá que celebraro... (a Silencioso) Te gusta la cerveza?

Espero que os haya gustado la parodia y si no, pues no seais masoqistas y la volvais a leer.

Aqui os dejo el siguiente capitulo. Espero que os guste y, otra vez, muchas gracais! ;p


Cap 50: Se os tiene que explicar todo…

-"Falta mucho?"- preguntó Anne quien iba montada sobre Ambar detrás de Legolas.

-"Lo mismo que hace cinco minutos"- respondió este.

Se habían puesto en camino minutos antes de la puesta de sol y no habían parado desde entonces. Aragorn había planificado un par de paradas para descansar y comer algo, pero la intranquilidad que se había apoderado de los elfos en las últimas horas le había hecho cambiar de opinión. Si algo había aprendido el rey de Gondor durante los años que vivió entre estos seres era a fiarse de sus instintos. Así que, si un elfo está intranquilo, es porque algo no anda bien.

Anne miró un tanto molesta a Aragorn por no dar la orden de parar y luego a todos los elfos presentes por estar intranquilos. 'Estoy cansada… y me duele el culo!'

-"Falta mucho?"- volvió a preguntar.

-"Lo mismo que hace cinco minutos"- volvió a ser la respuesta.

-"Podrías contestarme otra cosa? Pareces un disco rayado…"- suspiró molesta, no por la respuesta de Legolas, a quien había amargado con la misma pregunta durante horas y siempre se dignaba a contestar, sino porque quería estirar las piernas un rato y empezaba a estar cansada.

-"Pues pregunta otra cosa"- le dijo el elfo con la voz mas calmada que pudo intentando que Anne no notase lo preocupado que estaba.

Anne suspiró derrotada. -"Estoy harta!... y me duele el culo"- murmuró.

Legolas sonrió y le echó una ojeada por encima del hombro. -"Ya queda poco…"- intentó animarla, dándole una palmadita en la mano que se agarraba con fuerza a su cintura.

-"Mentiroso!"- rió Anne. -"No es ni media noche!"-

Legolas hizo un gesto de 'si ya lo sabes para que preguntas' y volvió a centrar su atención en el camino.

Anne se apoyó contra la espalda del elfo, o más bien, apoyó la frente contra la funda de cuero que guardaban sus armas, y suspiró. 'Quiero llegar de una vez!'.

Miró a su alrededor solo para ver lo que ya había visto, oscuridad. Habían salido del bosque en el que se encontraba la fortaleza y avanzaban veloces por una explanada que los alejaba de las Montañas Grises.

No era el mismo camino que habían tomado durante la ida. Esta vez habían decidido no avanzar por la llanura hasta el Bosque Oscuro porque quedarían desprotegidos durante varias horas. Así que se dirigían hacia una cordillera que había un poco más al este llamada el Brezal Marchito para quedar mas resguardados por los altos acantilados que la componían. Aunque, tarde o temprano deberían salir a la llanura y ponerse al descubierto si querían llegar al Bosque Oscuro. Y como desde el Brezal la distancia era menor, a todos les había parecido la mejor ruta. Y había resultado mejor, al menos por el momento…

La oscuridad de la noche apenas le dejaba ver nada. Alcanzaba a distinguir los picos de la cordillera delante de ellos y poco más. Parecían estar cercanos, pero ya había tenido esa sensación hacia un par de horas y seguían sin llegar hasta allí. Eran como un espejismo, pero los espejismos solo se tienen en el desierto… 'y a este lugar le sobra agua y le falta sol…'.

Volvió su vista a sus compañeros, a quienes medio intuía en la noche. Galen y uno de los elfos cabalgaban en último lugar pero sin separarse del grupo. Gandalf iba un poco por delante de ellos, con su vara en alto y mirando con desconfianza hacia atrás de vez en cuando. Aragorn y otro de los elfos iban en primer lugar, justo delante de Legolas y ella, abriendo la marcha. Ambos concentrados en escudriñar la oscuridad que tenían delante. Guimli, quien montaba con Aragorn, a diferencia de los demás, tenía cara de no estar pasándolo muy bien. Anne sonrió al darse cuenta que el enano tenía tantas ganas como ella de bajar del caballo.


Horas después, aunque a Anne le parecían días, incluso meses, ya que le dolía todo de tanto montar con la cabeza apoyada en el duro cuero y el frío viento azotándole el cuerpo (por suerte Legolas paraba la mayor parte de este, ya que de no ser así ya habría caído congelada al suelo), llegaron a la base de la cordillera. Aragorn les señaló un camino que subía por una de las lomas. Según los mapas que llevaban, ascendía entre las montañas, girando hacia el sur después y dejándoles muy cerca del lugar desde el cual querían cruzar la llanura hasta el Bosque Oscuro.

Lo siguieron durante unas horas, avanzando más lentamente, pues el suelo del camino era muy escarpado, lleno de piedras, barro y baches. Como si no hiciese mucho hubiese habido una riada por allí. Se lo comentó a Legolas quien se limitó a contestar que, en días de lluvia, era lo más probable.

-"Y os parece una buena idea que nos metamos aquí?"- preguntó sorprendida.

-"Solo serán unos minutos"- respondió el elfo. -"después llegaremos…"-

-"A la riera principal?"- acabó por él.

-"Al camino principal."- dijo en tono calmado intentando tranquilizarla. Pero no sirvió de mucho.

Hacia rato que se había dado cuenta que Anne también empezaba a estar nerviosa. No estaba seguro si era por que se le había contagiado la intranquilidad de los demás o por que había sentido algo. En las últimas horas la sensación de peligro que había tenido durante toda la noche no había hecho más que aumentar.

Observó a sus compañeros quienes parecían tan preocupados como él. Incluso Guimli miraba con desconfianza a todas partes con su hacha agarrada con fuerza. Y la mirada de Gandalf… había compartido las suficientes aventuras con él como para saber lo que significaba esa expresión. Se giró un poco hacia Anne para comentarle sus temores cuando…

Se volvieron todos al escuchar el horrible grito. No pudieron distinguir nada a causa de la oscuridad pero algo les estaba siguiendo. Oyeron otro alarido y, aunque amplificado al resonar entre las paredes de roca, sonó mucho más cercano.

Aragorn y Legolas intercambiaron una mirada de preocupación antes de susurrar al mismo tiempo: -"Wargos"-

Y Anne había oído esa palabra antes… en las películas… intentó hacer memoria y cuando una imagen de las horribles criaturas cruzó su mente, miró con pánico hacia la oscuridad.

-"No podemos quedarnos aquí!"- gritó Aragorn. -"En este lugar somos una presa fácil!"- Y dicho esto, emprendieron la marcha lo más veloces que el escarpado e inclinado camino les permitía.

Los minutos pasaron largos y silenciosos, hasta que otro de esos alaridos resonó en la noche. Más cerca y más fuerte. Varios minutos mas y notó como los músculos de Legolas se tensaban. Le vio echar una rápida ojeada hacia atrás y no necesitó preguntar que era lo que ocurría. Sabía que sus afinados oídos eran capaces de captar las pisadas de las bestias o puede que incluso los gruñidos de los orcos que las montaban, lo que significaba que se estaban acercando.

'Puede que Peter Jackson exagerase al representar en la película a los wargos como enormes, peludas y horribles bestias, con grandes dientes…' Pensamiento que deshecho en cuanto vio la cara de preocupación de Legolas cuando volvió a mirar hacia atrás. 'Se que no acostumbro a rezar mucho, pero si estas ahí arriba… por favor, sálvanos Superman!'

Varios minutos después y las paredes que había a cada lado de la riera empezaron a ser más bajitas, hasta que al final, ante ellos se abrió un claro por el cual discurría un sendero. Se trataba de un camino llano sin apenas obstáculos para los caballos, así que no tardaron en ponerlos al galope.

Pero si ellos podían correr, sus perseguidores también…

Minutos después, Aragorn le hizo una seña a Galen y, sin perder un segundo, tanto él como los dos elfos, se separaron del grupo y se adentraron entre los árboles que rodeaban el camino.

Anne les miró cuando Ambar pasó por su lado y, entre la oscuridad y la maleza, pudo distinguir como preparaban sus arcos. Todo volvía a complicarse. No pudo contenerse y se agarró a la capa de Legolas con fuerza. Éste, al notarlo, puso una de sus manos sobre las de la chica.

No habían avanzado mucho más cuando escucharon ruido tras ellos. Gritos, gruñidos, algún que otro golpe seco y de nuevo silencio, durante apenas treinta segundos, hasta que pudieron oír cascos de caballos. Poco después, Galen apareció entre la oscuridad y se acercó a ellos.

-"Un par de rastreadores nos seguían la pista"- les informó. -"son la avanzadilla de un grupo de orcos jinetes de wargos"-

-"Que bien…"- murmuró Anne. -"Superman es un inútil, creo que me pasaré a Batman…"-

-"Sigamos avanzando"- ordenó Aragorn.

Todos le obedecieron y volvieron a ponerse en marcha. Nadie tenía ganas de enfrentarse a ellos. Aunque Guimli parecía sospechosamente mas animado…

Pero pronto les llegaron nuevos gritos, cada vez más cercanos. A los gritos se les unieron las fuertes pisadas de las bestias y, al poco tiempo, también los gruñidos de los orcos y el rechinar de sus espadas. Ahora estaban realmente cerca…

Siguieron avanzando por el sendero, en cierto momento éste giró, dejando tras ellos un recodo con visibilidad nula. Como si se leyeran la mente, elfos, hombre y mago pararon sus caballos. Con una par de miradas, cada uno comprendió lo que tenía que hacer.

Se ocultaron tras las rocas y árboles que resguardaban el camino sin desmontar de los caballos y prepararon las armas. Esperaron en silencio a sus enemigos…

Anne se agarró con fuerza a la cintura de Legolas con un brazo, mientras que en la otra mano llevaba su espada. El elfo la miró y, tras sonreírle débilmente, preparó su arco y se concentró en los ruidos que provenían del camino.

No tuvieron que esperar mucho. Los primeros jinetes orcos empezaron a aparecer por la curva y no… Jackson no había exagerado con los wargos… en realidad se había quedado corto. Esas bestias eran al menos el doble de grandes! Parecían una mezcla de osos y lobos, con grandes cabezas y, por consiguiente, grandes mandíbulas y dientes. Sus espaldas eran enormes, los orcos a su lado parecían pequeños. Y sus patas, cortas pero musculosas, dejaban claro que un zarpazo era todo lo que necesitaban para desgarrarte.

Anne cerró los ojos al notar como el pánico se apoderaba de ella y respiró hondo un par de veces. Es todo lo que pudo hacer antes de que salieran de su escondite, rodeando al grupo de jinetes y plantándoles batalla.

Ambar corrió veloz en círculo alrededor de las bestias, dándole a Legolas la oportunidad de disparar contra los desconcertados orcos. Igual que Ambar, el resto de elfos habían optado por la misma táctica, mientras que Aragorn, Guimli y Gandalf se dedicaban a dar golpes de espada, o de hacha en el caso del enano, contra sus oponentes.

Los orcos se reagruparon rápido. No eran muchos, una quincena tal vez, pero aun así, tenían el apoyo de los wargos y eso les daba mucha ventaja.

Un golpe desafortunado tiró a Guimli del caballo. Éste resopló un poco molesto por haber caído, pero en el fondo, agradecido de estar en tierra al fin. Cogió su hacha con las dos manos y, gritando, la clavó con fuerza en el cuello del wargo que tenia mas cerca. El animal cayó muerto tirando de su montura al orco, quien acabó con el hacha de Guimli incrustada en el pecho. Alzó su hacha de nuevo desafiante, seleccionando con la mirada a su siguiente victima.

Aragorn, por su parte, derribó de un golpe al orco que había hecho caer a Guimli. Con un par de sablazos en la garganta, consiguió matar al wargo. Hizo girar al caballo para ir en busca de su amigo, pero en cuanto le vio deshacerse de sus oponentes sin problemas comprendió que el enano no necesitaba ayuda.

Ambar seguía manteniéndose lo más alejada de los wargos que podía. Legolas lanzaba una certera flecha tras otra, matando a los jinetes e hiriendo a las bestias. La mayoría de estas rematadas por Gandalf, quien luchaba a su lado.

La batalla no estaba ni mucho menos ganada, pero el número de orcos, y sobretodo, el de wargos, se había reducido. Aun así lo habían pagado quedando bastante separados los unos de los otros. Al darse cuenta, Aragorn les dio la orden de reagruparse.

Sin pensarlo dos veces, Guimli corrió hacia el montaraz, dando hachazos a todo lo que se le plantaba en el camino. Los elfos no tardaron en deshacerse de sus enemigos y acercarse a ellos.

Gandalf avanzaba delante de Anne y Legolas, con la vara en alto, iluminándolo todo con la clara luz que las oscuras criaturas tanto odiaban, y abriendo un camino hacia sus compañeros. Cuando, por sorpresa, un seco golpe en el abdomen, como un puñetazo invisible, les hizo caer al suelo a los tres.

Sin perder un segundo se pusieron en pie, preparando sus espadas ante las hostiles mandíbulas que se acercaban a ellos. Anne quedó entre Legolas y Gandalf, con su espada en alto, pero demasiado concentrada en los puntiagudos dientes como para pensar en utilizarla. Ambar, bufaba molesta por el golpe, un poco alejada de ellos, mirando asustada a las enormes bestias que, poco a poco, les empezaban a acorralar.

Los tres wargos avanzaban lentamente hacia ellos, con la vista fija en sus presas y, Anne estaba segura que incluso babeaban. Mientras ellos daban pasos hacia atrás intentando alejarse. No tardaron mucho en quedar atrapados entre las bestias y el borde de un acantilado que quedaba oculto por la maleza y la oscuridad.

Los orcos les sonrieron al ver que los tenían acorralados y, alzando sus espadas, hicieron avanzar más rápidamente a los animales. Legolas lanzó varias flechas, acabando con la vida de dos de los orcos y haciendo caer al suelo al tercero. Pero eso no impidió que los wargos siguieran avanzando hacia ellos. Gandalf, en cambio, parecía más pendiente de algo que se encontraba tras las oscuras criaturas. Pero solo hasta que los wargos se lanzaron sobre ellos.

Legolas apartó a Anne del medio de un empujón, obligándola a mantenerse detrás de él. Mientras disparaba un par de flechas a la boca abierta de una de las bestias antes de cambiar su arco por las espadas. Gandalf, a su vez, daba sablazos intentando defenderse de otra de las criaturas.

Se defendieron como pudieron de sus enemigos, intentando no ceder más terreno, pues el borde del acantilado empezaba a estar cercano. No es que la oscuridad dejase verlo demasiado bien, así que era mucho mejor no acercarse.

Al poco los wargos habían logrado acabar de separarles. Ahora Gandalf luchaba a unos metros de ellos y cada vez se alejaba más. Las otras dos criaturas habían centrado su atención en Legolas y Anne y, aunque el elfo había conseguido mantenerlas alejadas de ellos, no aguantaría mucho más.

Anne, por su parte, miraba aterrorizada como Legolas se enfrentaba a dos de esas criaturas a la vez. Y, no estaba segura de si el elfo necesitaba ayuda o no, pero de haber sido así, no se creía capaz de ofrecerla. Así que se mantuvo detrás de él, lo mas alejada posible de los dientes.

-"Grrr"- escuchó un gruñido detrás suyo.

-"Ups…"- se giró lentamente para encontrarse con uno de los orcos que habían caído al suelo.

Éste la miraba divertido, podía percibir su miedo y eso solo le excitaba más. Anne echó una rápida mirada a Legolas y a Gandalf pero ambos estaban demasiado ocupados con sus oponentes, así que ese le tocaba a ella. 'Al menos no es un wargo…'

Contuvo un grito cuando le vio abalanzarse hacia ella con la espada en alto. Esquivó el golpe e intentó dar uno pero falló. El orco volvió a ponerse en guardia mirándola aun mas divertido. Y esta vez fue Anne quien atacó primero. Sin esperar a que el orco diera el primer paso, dio un par de golpes que este paró con facilidad, gruñendo con cada movimiento. Ella siguió atacando, haciéndole retroceder. Y cuando ya lo tenía acorralado contra un árbol cercano… el orco explotó.

-"Ah!"- gritó, al caer de espaldas al suelo, con partes de las vísceras de la oscura criatura encima suyo. -"Puaj! Puaj!"- se puso en pie quitándose los restos sangrientos de encima. 'Dios! Que le ha pasado a ese…'. No tardó mucho en saberlo…


Los wargos empezaban a ganarle terreno. Clavó una de sus espadas en la fuerte espalda del que tenía mas cerca y le dio un sablazo al otro. Todos sus intentos por darles en partes vitales fracasaban. Bloqueó uno de los zarpazos con su espada, clavando la otra en la pata de la criatura antes de apartarse de un salto y evitar así ser devorado por el segundo animal.

Centró su atención en ese, preparó sus espadas y esperó a que se abalanzara sobre él. Pero cuando estaba a apenas dos pasos, cayó muerto a sus pies. Legolas lo miró sorprendido y, del lomo de la bestia, vio como sobresalía el hacha de Guimli.

-"Ese cuenta como mío, principito!"- gritó el enano, mientras corría hacia su preciada arma y la sacaba del cadáver desgarrando de paso parte de la carne.

Legolas sonrió y volvió a centrar su atención en la batalla. Concentrándose ahora en el otro wargo, quien no solo le tenia a él como rival, sino también a Guimli. Entre los dos no les resultó nada difícil acabar con él en cuestión de segundos. Quien lo iba a decir que un enano y un elfo harían tan buen equipo…

Buscó con la mirada al resto de sus compañeros. Galen y los elfos se enfrentaban a los pocos wargos que quedaban con vida, mientras que Aragorn acababa de matar a la bestia que, minutos antes, intentaba comerse a Gandalf.

El mago, en cambio, no parecía prestar demasiada a tención a la pelea que se libraba cerca de ellos, sino que tenia la mirada fija detrás de donde Guimli y él se encontraban… y volvía a tener esa expresión…

Se giró para mirar en la misma dirección y lo que vio le heló la sangre…


Escuchó suaves pasos detrás de ella, así que dejó de intentar limpiar el vestido y se dio la vuelta. Se le cortó la respiración al ver el propietario de esos pasos.

La alta figura la observó con ojos fríos y calculadores, mientras en su rostro se formaba una fina sonrisa. Siguió avanzando con pasos cortos pero seguros hacia ella.

Anne intentó apartarse de él, pero le fue imposible. El mago siempre acababa delante de ella impidiendo su huida. Buscó a Legolas, pero estaba peleando contra un wargo, no se había dado cuenta de lo que sucedía.

-"Parece que nuestro príncipe esta ocupado"- dijo Saruman, con su suave y fría voz.

Anne le miró sin responder, y cuando sus ojos se encontraron con los del mago ya no fue capaz de desviar la vista. Había algo en esa mirada que robaba su voluntad y la hacia sentirse débil y pequeña.

Saruman sonrió y dio un par de pasos más hacia ella. Quedando a apenas un metro de distancia y alzó una de sus manos hacia la chica.

Anne le vio aproximarse y como su mano se acercaba a ella. Y comprendió lo que iba a hacer. Lo mismo que hizo cuando la retuvo como prisionera en Isengard. Pretendía robarle su magia… aunque la peor parte era lo mucho que eso dolía. Sintió como un escalofrío recorría todo su cuerpo al recordarlo. 'Esta vez no!'

-"Vara tel' Seldarine"- murmuró, con las manos alzadas hacia el mago.

Un escudo transparente se creo ante ella impidiéndole así a Saruman seguir avanzando. Éste simplemente sonrió. No se detuvo ni retiró su mano, al contrario. Dio un paso hacia ella aun mas decidido y apoyó su mano sobre el invisible escudo.

Su sonrisa se amplió. -"Con esto pretendes detenerme"-

Fijando su vista en el lugar donde su mano tocaba el escudo, empezó a hacer fuerza, intentando atravesarlo. Anne vio como una especie de mini-rayos envolvían la mano del mago y poco a poco iba acercándose mas a ella. Se concentró todo lo que pudo e intentó darle mas poder al escudo.

Saruman miró con desprecio ese insignificante campo de fuerza que lo separaba de su destino. Murmurando unas palabras en una antigua lengua ya olvidada, consiguió crear una pequeña brecha del tamaño justo para colar su brazo.

-"Ah!"- gritó Anne al notar como Saruman la agarraba por el cuello. El hechizo protector ya olvidado, mientras miraba horrorizada al viejo mago, quien sonreía sádicamente. Empezó a notar como empezaba a absorber sus fuerzas, intentó defenderse, crear otro escudo e incluso darle una patada. Pero sus fuerzas ya no eran suyas y el cansancio empezaba a apoderarse de su cuerpo. Sus brazos ya casi no le respondían y su vista empezaba a nublarse.

La fría mirada de Saruman siempre fija en ella. Sonriéndole con malicia, murmurando palabras que no comprendía. De repente, el mago la miró sorprendido. Abrió sus ojos en exceso como si no comprendiera lo que sucedía. Y se miró el pecho.

Anne tampoco entendía nada. Saruman había dejado de absorber su poder y la había soltado. Miro de los desconcertados ojos del mago a su pecho. Se apartó de él de un salto tapándose la boca con las manos. El pecho del mago estaba cubierto de sangre y una flecha le atravesaba el corazón.


Lo estaba viviendo todo en una especie de cámara lenta. Para él era como su el tiempo hubiese ralentizado su velocidad habitual. Había visto como Saruman acorralaba a Anne cerca del acantilado, como atravesaba su escudo y le robaba sus fuerzas. Impotente, desde su posición, no había podido hacer nada. Acercarse habría alertado al viejo mago y su reacción habría sido imprevisible. Así que, cuando Saruman le dio la espalda, centrando toda su atención en Anne, no lo dudó dos veces y disparó.

Ahora el mago se miraba las manos llenas de sangre sin comprender que sucedía. Intentó hablar, pero la sangre de su boca se lo impidió. Anne seguía allí, a un paso de él, mirándolo asustada.

-"Aléjate de él!"- de gritó, gesticulando para que se apartara. Pero la chica aun parecía algo aturdida y no le oyó. -"Aléjate de él!"- volvió a gritar, asustado, cuando vio como Saruman miraba de su herida a ellos y después a Anne. Sus débiles piernas le acercaban peligrosamente al límite del acantilado. Sus pies toparon con el borde, resbaló un poco, estaba a punto de caer. En ese ultimo instante, sus labios se curvaron en una última sonrisa y antes de perder el equilibrio, cerró su mano sobre la muñeca de Anne.

-"No!"- gritó Legolas al verla caer detrás del mago. Corrió hacia ella lo más rápido que pudo y se lanzó hacia el borde del abismo justo a tiempo de cogerla de la mano.

-"Ufff!"- suspiró Guimli, al ver que Legolas había llegado a tiempo de impedir que cayera. Gandalf y Aragorn también respiraron más tranquilos cuando Legolas empezó a auparla…

-"Ah!"- gritaron los dos al notar como el saliente en el que esta apoyado Legolas empezaba a ceder por el excesivo peso. Los demás se apartaron, intentando mantenerse lo más cerca posible de ellos pero sin hacer que el suelo cediera.

Ahí colgada, Anne pudo ver como una brecha empezaba a abrirse paso y amenazaba con separar la roca en la que estaba apoyado Legolas. Miró hacia abajo… estaba muy alto. Pero aun así, entre la oscuridad, pudo distinguir el cuerpo de Saruman. Y no era ahí donde quería acabar…

-"Dame la otra mano"- le dijo Legolas suavemente.

Pero ella siguió mirando la distancia que había hasta el suelo. No estaba muy segura, pero puede que fuese incluso más alto que la torre de Orthanc?

-"Anne"- la volvió a llamar suavemente, intentando no asustarla. -"La otra mano."-

Respiró mas tranquilo cuando alzó su vista para mirarle. Le tendió su otra mano y asintió con la cabeza animándola a hacer lo mismo. Ella le imitó y, un par de intentos después, consiguieron unir sus manos.

-"Voy a subirte"- le sonrió.

Pero en cuanto hizo fuerza con brazos y piernas para auparla, el suelo volvió a moverse, quedando un poco más inclinado. Legolas se quedó quieto, cerró los ojos y suspiró.

-"El suelo no va aguantar"- susurró Anne.

Abrió los ojos de inmediato. -"Aguantará"- le dijo, mientras volvía a intentarlo. Pero igual que la vez anterior, el suelo tembló a sus pies y tuvo que desistir. Y eso no podía estar pasando…

-"Suéltame"- le dijo Anne.

Y ahora debía tener alucinaciones, Anne le acababa de pedir que la soltase? La miró sorprendido. -"Que?"-

-"Suéltame"- repitió.

-"No"- dijo, mirándola como si estuviera loca.

-"Si no me sueltas, caeremos los dos"-

-"No!"- le respondió, esta vez enfadado.

-"No pasará nada"- susurró Anne con la voz mas calmada que pudo.

Y ahora si que la miró como si estuviera loca. Que no le iba a pasar nada? Como podía decir eso…

-"Todo ira bien"- intentó convencerlo. -"Confía en mi. Suéltame."-

Miró de Anne al precipicio y después a ella otra vez, asustado, negando con la cabeza.

Ella sonrió. -"No seas cabezota y suéltame antes de que la roca ceda y tu también te caigas."-

Como una extraña coincidencia, un nuevo temblor del suelo acompañó a esas palabras. Dejando claro, que el suelo iba a ceder. Sin importar quien estuviera o no encima.

Ambos vieron como la tierra empezaba a grietarse.

-"Ahora!"- dijo, autoritaria. Y fue la decisión y convicción que escucho en su voz y vio en sus ojos lo que le hizo asentir, pero no hizo exactamente lo que ella le había pedido. Cogió con fuerza las manos de Anne y se inclinó aun más…

Los vieron caer y cuando se acercaron corriendo al borde, la parte que había cedido se desprendió del todo. Resonando con un estruendo al chocar contra el suelo.

-"No!"- gritó Guimli, cayendo de rodillas al borde del abismo y asomando la cabeza temeroso de lo que iba a ver. -"Que…"-

-"Será mejor que nos marchemos"- dijo Gandalf, caminando hacia Sombragris sin ni siquiera mirar por el acantilado. -"No sabemos si hay mas orcos. Tenemos que llegar al Bosque Oscuro cuanto antes"-

Los demás le miraron sorprendidos. -"Pero que pasa con …"- protestó Aragorn.

-"Saruman esta muerto, no?"- respondió el mago blanco con voz afable. Todos miraron su cadáver y asintieron. -"Y Anne y Legolas no están ahí abajo haciéndole compañía, no es cierto?"- Volvieron a mirar hacia la oscuridad del abismo como para asegurarse antes de negar con la cabeza. -"Ay!"- suspiró el mago. -"Mortales!"- añadió, algo cansado y negando con la cabeza, de la misma manera que un profesor descubre que su mejor alumno no es tan listo como parecía. –"Se os tiene que explicar todo…"-


Supongo q sabeis lo q ha ocurrido, no? Pero aun asi se admiten apuestas. Donde estan los tortolitos?

Este capitulo tambien era mas largo que la media, asi que no os quejeis y dejard review!

Hasta pronto! ;p