Capítulo 11: Sorpresa
***Sayuri***
Estaba bailando sin preocuparme de nada en la pista de baile de aquel club, tenía a Ando muy cerca de mí, y aunque al principio intenté no prestarle atención, después de unos minutos no podía evitar mirar un poco en su dirección. Su cabello rubio se revoloteaba con su cuerpo haciéndolo caer por su cara. Era casi una cabeza más alto que yo, y su delgado cuerpo lo hacía ver frágil y sin fuerzas. Si no fuera porque yo misma lo vi pelear contra unos cuantos tipos, dudaría de su fuerza. Muchas veces en mi entrenamiento me decían que no me confiara de la musculatura, ya que muchas veces podía ser alguien musculoso pero sin fuerzas, y en otras, alguien flacucho pero con mucha fuerza. Pues bien, aquí tenemos un claro ejemplo de esto. Seguía bailando, estaba tratando de desconectarme totalmente del mundo, cuando sentí una mano en mi cintura. Estuve a punto de golpear al imbécil que se había atrevido a tocarme cuando sentí la respiración de alguien cerca de mi oído y la voz del estúpido de Ando.
-Tranquila- con su mano libre me sujetaba el brazo, había leído mi movimiento. -Solo bailemos- su voz hacia cosquillas en mi oído y por un pequeño momento disfrute de esa sensación. Después mi cuerpo reaccionó, no tan rápido como lo tenía pensado, así que en vez de zafarme de Ando, solo logré quedarme cara a cara con él. Ahora me abrazaba, mis brazos debajo de los suyos, presionándolos para que no pudiera moverme. -Vaya que sí eres terca- mostraba una sonrisa maliciosa en los labios, estaba disfrutando de tenerme de esta manera. Mis senos rozaban con su pecho y estoy segura que Ando notó mi cara ruborizada porque se rio.
-Sólo suéltame- como pude lo encaré, levantando mi cara hacia la suya.
-¿Y si no lo hago?- se agachó para quedar más cerca de mí. -Quiero escuchar claramente lo que dices- dijo al ver que trataba de hacer mi cara hacia atrás. Maldito imbécil, me escuchaba claramente, no necesitaba acercarse más,pero tampoco podía hacer mucho.
-A mí no me importa hacer un espectáculo- dije, volvió a sonreírme y eso no hizo más que aumentar mi coraje.
-A mí no me importa que lo hagas- me apretó más a él. -Estoy dispuesto a correr el riesgo- estaba a punto de contestarle cuando sus labios se posaron en los míos. Fue muy lento, como si estuviera pidiendo permiso al hacerlo, yo no supe qué hacer, ya que una parte de mi mente lo deseaba, pero la otra, la más orgullosa, quería golpearlo y lo hubiera hecho si mis piernas no hubieran temblado por aquel beso. Mis labios estaban empezando a abrirse para darle paso directo, y sentí también que mi cuerpo empezaba a ceder ante él. Fue entonces cuando el celular de Ando nos interrumpió, regresándonos a la realidad, o más bien, regresándome a la realidad. Ando me soltó sin dejar de sonreír, quería romperle la cara en ese mismo instante, y lo habría hecho si mi cuerpo pudiera reaccionar bien. La cara de Ando pasó de estar sonriendo a preocupación. Voltee a ver instintivamente a donde se suponía que estaría Niko, pero no estaba.
-¿Qué pasó?- sentí a Ando tensarse con cada segundo que pasaba.
-Ok, vamos para allá- colgó y volteó a verme, su cara de preocupación no hizo más que preocuparme también a mí. -Tenemos que irnos, Ninako está en camino al hospital- escuchar esas palabras hizo que mi corazón sintiera una punzada muy grande.
-¿Por qué? ¿Qué le paso?- mi mirada vago por el lugar pero por más que buscaba, Niko no estaba en ninguna parte.
-No sé, tenemos que irnos- me tomó de la cintura al ver que no avanzaba con él, y por ese momento agradecí que lo hiciera ya que me proporcionaba el soporte necesario para poder caminar sin terminar en el suelo. Así fue hasta que llegamos a su coche, ni siquiera quise mencionarle que yo me fuera en el de Niko, ya que sabía que no podía manejar en este estado.
Llegamos al hospital y mi corazón no dejaba de latir tan fuerte que lo escuchaba en mis oídos. Me dirigí con prisa al ala de urgencias, fue ahí donde me encontré a Daiki revisando unos papeles con el ceño fruncido.
-¿Dónde está Niko?- Daiki no volteó a verme, y eso hacía que mi coraje y mi preocupación creciera aúnmás. Sentí tensas mis manos y me di cuenta que apretaba el puño tan fuerte que dolía. -Daiki.
-Se la llevaron a su habitación- no necesité más y me dirigí a las habitaciones, pero antes de que pudiera irme por completo, Daiki sujetó mi brazo con firmeza. -Espera, la están preparando, dame 5 minutos y yo mismo voy contigo.
-¿Ella se encuentra bien?- esa era la voz de Ando, que venía de algún lugar muy cerca de mí, fue entonces cuando sentí su mano aún en mi cintura. Yo volteé a verlo y creo que entendió mi incomodidad porque quitó su mano, mas no se alejó de mí ni un centímetro.
-Sí, al parecer ingirió algún tipo de droga, pero la vomitó antes de que entrara por completo a su sistema- Daiki seguía leyendo los papeles que traía en la mano, una y otra vez mientras arrugaba cada vez más su frente. -Aun así, tenemos que esperar a que despierte para descartar algunas cosas más. Por ahora se quedara aquí unos días, mientras le hacemos unos estudios.
-Espera, ¿alguien la drogó?- dije y sentí un nudo en mi garganta y la culpa que aún no disminuía iba creciendo cada vez más.
-Al parecer, sí- por primera vez desde que llegamos, Daiki dejó de ver los papeles y su mirada se dirigió a mí. -Puedo preguntarte, Sayuri, ¿qué carajos estabas haciendo?- Daiki se veía demasiado enojado y sentí que el nudo en mi garganta creció aún más, tuve que tragarlo unas cuatro veces antes de poder contestarle.
-Yo... estaba ahí.
-No, no lo estabas, no puedo creer la gran falta de responsabilidad de tu parte- Daiki no quitaba su mirada de mí y yo solo sentí mis ojos arder, ya no podía aguantar más tiempo las lágrimas.
-Lo siento mucho- fue lo único que logré decir mientras sentía mis lágrimas correr por mis mejillas. Era cierto lo que decía, yo no había estado para Niko, en vez de eso me estaba besando con Ando olvidando completamente de su existencia y eso no me lo podía perdonar.
-¿En verdad lo sientes?- soltó una pequeña risa irónica que hizo mi corazón estrujarse aúnmás. -Yo no creo que lo sientas mucho. Espero y te sientas mejor después de verla en la habitación con el suero y la mascarilla de oxígeno. Todo esto es tu culpa- mis lágrimas rodaban cada vez más y estaba aguantando lo suficiente para no soltar un sollozo, aunque me estaba quemando la garganta. Daiki era una persona cruel cuando se lo proponía, y aunque todo lo que dijo tenía cierta razón, no podía dejar de sentirme cada vez peor.
-Oye, ya basta de tratarla así- volteé a ver a Ando y me di cuenta que se encontraba justo en frente de mí, tapándome completamente de Daiki.
-Tú no deberías de meterte en esto- soltó Daiki de mala gana.
-Claro que sí y por eso lo hago. Ninako no se encontraba sola, yo también estaba ahí, y te puedo asegurar que no fueron ni 5 minutos los que se separó de nosotros para contestar una llamada tuya- me limpié las lágrimas y trate de inclinarme un poco hacia un lado para poder ver la cara de Daiki, pero por más que lo intentaba Ando se había parado justo en frente y no podía ver nada. -Así que si buscas culpables, tú estás también en la lista.
-Tú no tienes nada que hacer aquí- le dijo Daiki aún más enojado, y al hacerme a un lado vi que tenía a Ando de la camisa, fue entonces cuando me puse en medio y los separé.
-Basta, no es buen momento para hacer esto- los miré a ambos, traté de hacer una cara de enojo, pero estoy segura que no fue así. Ando solo se relajó y puso una mano en mis hombros.
-Tiene razón Sayuri, sería mejor si fuéramos a ver cómo está Ninako- Daiki solo suspiro, pero la arruga de su frente no se quitó ni un segundo. Sé que las palabras de Ando habían hecho eco en su cabeza, conocía cada reacción de mi hermano.
Caminamos por los pasillos hasta llegar al ala VIP, me sentí tranquila al saber que al menos podríamos estar con Ninako el tiempo que quisiéramos y nadie nos diría nada. Al entrar a la habitación sentí de nuevo ese hueco en mi pecho, tal como lo dijo Daiki, Ninako se encontraba con la mascarilla de oxígeno y el suero por el brazo. También estában las maquinas que nos mantenían al corriente del estado de Ninako, pero también me estresaban mucho al escuchar tantos "bips" por la habitación. Me acerque a Niko y mis lágrimas volvieron a rodar por mis mejillas, ahora viéndola de esta manera me sentía cada vez más mal.
-Debí de haber estado cerca de ti- tomé su mano y sentí una energía cálida, la energía que solo Niko podía transmitir. No sé cómo explicarlo, pero es esta energía la que siempre me calma cuando estoy a punto de perder toda la fuerza. Al sentir esta energía sabía que Niko iba a estar bien, algo me lo decía y quiero creerle.
-Tengo que ir a atender a unos pacientes- Daiki estaba en la puerta. Desde que llegamos no había querido entrar y tampoco dirigir su mirada hacia donde está Niko. -Cualquier cosa, está la enfermera de turno, y si se despierta no dudes en llamarme- no esperó mi respuesta y salió de la habitación.
-Vaya, qué genio el de su novio- dijo Ando, que se sentaba en uno de los sillones de la pequeña gran habitación en la que estábamos.
-Sí, mi hermano no se caracteriza por su buen humor en casos como este- solté sin dejar de soltarle la mano a Niko, sentía que si soltaba su mano aquella energía tranquilizadora se iría de mi lado y no lo quería.
-¿Tu hermano?- Ando sonaba totalmente sorprendido. Si hubiera estado de mejor humor habría disfrutado de esa reacción, pero no lo hice. Solo asentí. -Quién lo diría, aunque pensándolo bien, se podría entender que el mal genio viene de familia.
-Se puede decir que sí- no tenía ganas de pelear, solo quería estar tranquila y ver a Niko abrir sus ojos.
-Hey, te aseguro que Ninako va a estar bien- Ando se acercó a mí, yo solo volteé a verlo y tomé aire antes de responderle.
-Lo sé, sé que ella estará bien, pero no puedo tranquilizarme hasta que no despierte- sentí mis ojos arder y solo recargué mi frente en el brazo de Niko. -Quiero que despierte y que ella me diga que todo estará bien- mi voz sonaba quebrada y realmente no me importaba, traía mucho guardado, y yo más que nadie sé que no es bueno guardarse todo. No todo el tiempo puedo ser una persona fuerte, así que dejé que todas aquellas lágrimas salieran sin que nada las detuviera.
Ando se puso a mi altura y me abrazó tratando de controlar mis sollozos. Sentí sus manos acariciar mi espalda y eso solo hizo que llorara aúnmás. Pasaron unos minutos hasta que pude calmarme un poco y mi respiración también se había calmado. No había dejado de recargar mi frente en el brazo de Niko y ahí mismo hable sin querer ver a Ando cara a cara.
-Es mejor que te vayas, yo...quiero estar con Niko- Ando estaba por decir algo cuando lo interrumpí. -Por favor, necesito estar con ella- Ando solo suspiró derrotado y se paró.
-Está bien, pero vendré mañana en la mañana- caminó unos pasos y después se volvió hablándome de nuevo. -Sé que no tienes mi número, pero Ninako sí, cualquier cosa que le pase a ella por favor avísame. Si necesitas ayuda tampoco dudes en llamarme.
-Gracias, Ando.
Después de que Ando se fue pude tranquilizarme un poco más, aunque debo de admitir que muy en el fondo su presencia hacia que me sintiera un poco más tranquila. Estuve aproximadamente una hora sentada cerca de Niko, y después fui a recostarme en la pequeña sala de la habitación. Así pasé la noche, en ratos acostada en la sala y en otros en la silla. Daiki fue un par de veces, pero ninguno de los dos decíamos nada, al parecer los dos estábamos igual de molestos y preocupados. Cuando fue por tercera vez a ver a Niko pasaban de las 6 de la mañana, y yo no pude evitar hablarle.
-¿Es normal que todavía esté dormida?- lo dije sin voltear a ver a Daiki.
-Sí, despertará en cualquier momento- vi que por primera vez desde que habíamos llegado se estaba acercando al otro lado de la cama y miraba a Niko. -Lo siento, Sayuri. Creo que anoche estaba enojado conmigo mismo y solo me desquité contigo- volteé a verlo y me estaba mirando fijamente.
-No te preocupes, la verdad no todo fue mentira, yo debí de haber puesto más atención y protegerla- mi mirada pasó de Daiki a Niko. Ya no traía la mascarilla, pero aún se veía mal y mi corazón volvió a doler. -Gran parte de todo esto es mi culpa.
-No tienes por qué culparte, fue solo un accidente. Escuché que la familia de Ninako ya está investigando- mi cara de sorpresa hizo que continuara. -Tuve que hablarles, el papá de Ninako estaba muy enojado y preocupado, al final solo me dijo que haría lo posible por volver pronto. Al parecer salió de viaje.
-Debiste esperar, Niko se va a preocupar- en ese momento Niko se movió un poco y dio señales de que estaba por despertarse. -Hablamos de esto luego.
5 minutos pasaron y Niko despertó. Después de un pequeño regaño me quede tranquila, ya había despertado y estaba bien. Niko me obligó a irme a descansar. Lo necesitaba más que nada. Iba saliendo del hospital cuando Ando se acercó a mí y debo admitir que se veía más descansado que yo.
-Hey, ¿ya despertó?- me dijo mientras se detenía justo en frente mío.
-Sí, acaba de hacerlo.
-Qué bien, ¿vas a tu casa?- me miraba de una manera muy extraña, como si fuéramos amigos o cercanos. Eso no me gustaba para nada.
-Sí- di un paso, pero Ando me detuvo por el brazo. -¿Qué pasa?- le dije y volteé a ver mi brazo y después a él.
-Te acompaño- se dio la vuelta haciendo el ademán de seguirme.
-¿Qué?
-Te acompaño a tu casa.
-Mira, no séqué cosas estés pensando, pero no quiero tu compañía- trate de sonar lo menos agresiva posible, pero lo siento, no es mi especialidad sonar como Ninako.
-Pensé que algo había cambiado entre nosotros.
-¿Entre nosotros? ¿Por qué suena a que tenemos algo?- di un pequeño suspiro. -Estoy demasiado cansada para tratar contigo Ando, así que solo déjame tranquila- volví a caminar dándole la espalda.
-¿Te vas a comportar de esa manera?- volteé a verlo una vez más y vi en su rostro una sonrisa. -Está bien, te dejaré descansar por hoy. Pero,- se acercó de nuevo a mí y tuve que dar un paso atrás debido a todo lo que se acercó. -Lo que pasó entre nosotros no lo pasaré por alto.
-No pasó nada entre nosotros, es eso lo que tienes que entender- no dejaba de verlo, y también sentía en mi interior que estaba mintiéndole y mintiéndome. Que se me hiciera atractivo no significaba nada. Y me lo repetiría las veces que fueran necesarias para que mi estúpida mente se lo creyera.
-Claro- me dio un rápido beso en la frente y antes de que pudiera golpearlo, se hizo a un lado. -Cuidado, solo la primera vez me agarraste desprevenido- volvió a sonreír y yo quise quitar esa sonrisa de su rostro, pero en lugar de eso di media vuelta y caminé. -Nos veremos pronto- lo escuché decir. Apresuré la marcha.
Llegando a mi casa me di una ducha y después me acosté un rato esperando poder dormir. Y lo hice. Pero las cosas que soñaba me hacían despertarme cada 20 minutos. Casi todos los sueños trataban de alguien persiguiéndome o en otros algo malo le pasaba a Niko.
Estaba recostada en uno de los sillones de mi sala, con un libro en la mano y tarareando al ritmo de la música que había puesto. De repente alguien tocaba la puerta, no esperaba a nadie así que me acerque con cautela a la puerta, sabía de ante mano que no era Niko, ya que sabía cómo tocaba la puerta o más bien, ella jamás la tocaba, solo entraba sin más, además de que se encontraba internada aún en el hospital. Miré por el pequeño orificio de la puerta, pero no se veía nadie así que me pareció muy extraño. Abrí la puerta y antes de que pudiera ver bien quién era unos labios se encontraron con los míos. Sentía mi boca presionada totalmente, definitivamente era una persona más alta que yo. Cuando traté de golpearlo, detuvo mis manos. Me empujó dentro de mi casa sin despegarse de mí. Escuché el ruido de la puerta cerrándose y sentí mi espalda pegarse contra la pared, la persona tomó mis manos y las puso arriba de mi cabeza sin dejarme mover. Entré en pánico. En ese momento se separó un poco de mí con su respiración igual de agitada que la mía. Era Ando.
-¿Qué mierda te pasa?- me costaba respirar, y me sentía aún más desesperada al ver que no podía moverme. Su peso estaba completamente sobre mí y mis manos se encontraban fuertemente atrapadas. Aún sentía mis labios arder por la manera en la que me había besado.
-No puedo soportarlo más- volvió a estampar sus labios contra los míos, pero ahora no iba con la misma urgencia, ni tampoco se quedó tanto tiempo. No sé si quería que se quedara un poco más o que quitara rápido. -Te deseo, Sayuri. Sé que tú también me deseas- sus ojos brillaban de deseo y tuve que tragar saliva para poder pensar bien, de pronto me sentía débil. Me dio un ligero beso en la mejilla, luego fue bajando lentamente por mi cuello, dejando delicados besos a su paso, después volvió a ascender por mi cuello, pero ahora sentía su lengua recorrer cada parte, hasta mi oreja y fue ahí donde me dio una pequeña mordida, tuve que morderme la lengua para no soltar un gemido, pero él pudo sentir como me estremecí. -¿Lo ves? Tu cuerpo me dice que me deseas.
-Estás loco- mi voz apenas salía, como un susurro. Pude notar el deseo en mi propia voz, lo que me hizo volver a cerrar mi boca y morder mi lengua.
-Tú me tienes de esta manera- se detuvo para mirarme fijamente a los ojos, después volvió a besarme de la misma manera lenta que con mi cuello. Al principio cuando sentí sus labios en los míos quise quitarme en seguida, pero no podía hacerlo. Muy en el fondo yo quería corresponder a ese beso. Su lengua se insinuó en mis labios pidiendo permiso para entrar a mi boca y yo instintivamente abrí un poco. Él no desaprovechó el momento e introdujo su lengua que no tardó mucho en encontrar la mía, sentí que mi cuerpo entero estaba reaccionando gracias a ese beso. Cuando Ando sintió que yo me estaba dejando llevar por aquel lento pero apasionado beso, soltó mis manos, las cuales se deslizaron por atrás de su cabeza para hundirse en su cabello. Se sentía suave y esta postura me facilitaba acercarlo a mí. Las manos de él se posaron en mi espalda baja y después en mi trasero, me apretó y me acerco todo lo que pudo a él, tanto que pude sentir su erección, lo cual me hizo lanzar un pequeño gemido. Estaba disfrutando totalmente de este contacto. Yo llevaba un pequeño short y una blusa de tirantes, en cuestión de segundos Ando se dedicó a quitarme la blusa y también se quitó su camisa dejándonos a los dos semidesnudos, estábamos totalmente consumidos por aquel deseo y yo ya no estaba pensando con claridad en ese momento, solo quería disfrutar tanto como fuera posible. Ando también se quitó su pantalón quedando solo con unos bóxer demasiado ajustados, tanto como para poder observar con claridad su gran paquete. Volvió a tomarme con la misma pasión de antes y me levanto para que con mis piernas rodeara su cintura, mi espalda de nuevo estaba recargada en la pared y aunque debió de importarme lo frío de la pared, ni lo tomaba en cuenta. Mi piel estaba ardiendo así que compensaba eso. Los dos lanzábamos gemidos mientras no parábamos de besarnos ni de acariciarnos. En momentos Ando dejaba de besar mi boca para dirigirse a mi cuello o a mis senos, pero volvía necesitado a mi boca. Una de sus manos bajó por mi trasero y aún más al centro, donde se encontraba mi vagina latiendo y aclamando toda su atención. Cuando sus dedos se hundieron por debajo de mi ropa no pude evitar lanzar un gemido, pero antes de que pudiera disfrutar más de aquella fantástica sensación sonó mi celular.
Sentí el sudor rodar por mi cara y por mi espalda. Cuando volvió a sonar el celular casi me caigo del sillón por querer alcanzarlo. Estaba desorientada y la oscuridad que entraba por mi ventana me hizo ver que ya era de noche. Rayos, me había quedado dormida.
-¿Bueno?- mi voz sonaba agitada. Cómo no estarlo cuando había tenido esa clase de sueño.
-Sayu, emm... ¿estabas haciendo ejercicio?- era Niko, di un pequeño suspiro.
-No, solo acabo de despertarme- no podía quitarme las imágenes del sueño, aún sentía en mi cuerpo los besos de Ando. Al moverme pude notar que no solo sentía en mi piel sus besos, también la humedad que sentía en mi zona baja que me hacía sentir apenada y... Excitada. -¿Qué pasa? ¿Necesitas algo?
-Lo siento por despertarte, pero, ¿Qué clase de sueño tenías para despertarte de esa manera? ¿Una pesadilla?- hubiera preferido mil veces que eso fuera.
-Eso creo, la verdad no recuerdo mucho- tuve que pararme aún con la incomodidad entre mis piernas. En realidad estaba muy mojada. -Pero, dime ¿Qué pasa?
-Es que, hace rato que Daiki se fue, y acaba de irse Ando- al escuchar su nombre mi cuerpo reacciono automáticamente, sentí de nuevo la excitación subir y tuve que hacer un esfuerzo enorme para detenerla. -Sé que tal vez estés cansada, pero parece que Daiki estará toda la noche ocupado- mejor me enfoqué en la voz de Niko para alejar todos aquellos pensamientos.
-¿Quieres que vaya a quedarme contigo?
-¿No te molesta?
-Claro que no, solo deja que me dé un baño y salgo para allá.
-Gracias, Sayu- la voz de Niko sonaba igual que siempre y eso me hizo sentirme mejor.
Cuando colgué me metí rápidamente a bañar, tenía que bajarme todo el calor que todavía se mantenía muy en mi interior. También comprobé cuán mojada estaba. Me asombré al darme cuenta la gran cantidad que tenía. Durante la ducha fui desvaneciendo todas las imágenes del sueño, aunque lo único que no pude desaparecer fue cómo se sentían sus besos y la manera en la que nos correspondíamos.
-Tienes que quitarte todo eso de la cabeza, Sayuri. Solo fue un sueño- me dije frente al espejo, quería que al menos mi reflejo se convenciera de eso.
Los días siguientes pasaron de una forma muy tranquila. Era una ventaja el hecho de que Niko estuviera en el mismo hospital donde trabajo, así que en todos mis tiempos libres iba a ver como estaba. Daiki sugirió que era mejor que Niko se quedara unos días en el hospital, y hasta que no salieran todos los resultados de los exámenes, la dejaría ir. Me dio alegría al ver que ellos dos se habían reconciliado, aunque no sé si en algún momento estuvieron enojados. Ando había venido a buscarme a mi oficina, pero todas las ocasiones me hice negar. No tenía nada que hablar con él y tampoco lo quería ver. Sentía que, si lo veía, el sueño reviviría en mi mente y no podría contenerme más tiempo. Aunque el trabajo y Niko me mantenían prácticamente ocupada todo el día, había momentos en los que pensaba en él, pero al instante me ponía hacer cualquier cosa.
Estaba en mi oficina y era casi media noche, habían unos documentos que me tomaron más del tiempo necesario, le dije a mi secretaria que podía irse, a veces me da pena el ver todo lo que hace esa pobre chica, además de ser fin de semana, ella debería de descansar y divertirse como todo el mundo. De nuevo estaba revisando mi informe, esperando que esta ocasión ya me gustara como había quedado, cuando alguien tocó mi puerta. Sin voltear a ver quién era, solo le dije que pasara.
-Me alegra poder encontrarte- la voz de Ando me tensó de inmediato y subí rápidamente mi mirada para encontrarme con la suya. Estaba parado recargado en la puerta ya cerrada y una media sonrisa se asomaba por su boca. -Siento que últimamente me estas evitando- tuve que tragar saliva y ver para otro lado para poder contestarle.
-He tenido mucho trabajo- no dejaba de acomodar mis papeles, aunque no supiera lo que estaba haciendo. Era mucho mejor que verlo.
-Ya veo. He venido a invitarte a cenar- antes de que pudiera rechazar su invitación, habló. -Y no acepto un no por respuesta.
-Lo siento, pero es la única respuesta que tengo- una vez apilados los documentos y cerrados todos los programas de la computadora, me levanté. -Tengo que irme- pasé rápidamente mi mirada sobre la suya y después me volteé para agarrar mis cosas.
-Esto es totalmente una señal de que me estás evitando- su tono sonó divertido. Yo solo seguía metiendo las cosas a mi bolsa. Agarré mi abrigo y estaba por salir, cuando me detuve delante de Ando, ya que estaba obstruyendo la puerta.
-Con permiso- seguía viendo hacia todos lados menos a su cara, yo solo quería huir. Estar tan cerca de él y en un espacio tan pequeño me ponía demasiado incomoda.
-Dije que no aceptaría un no- parecía divertirse. Cuando volteé a verlo me sonreía.
-Solo hazte a un lado antes de que te pase algo- él sonrió ampliamente.
-¿Es una amenaza?
-Claro que lo es- aunque mis piernas estuvieran temblando en ese momento, estaba dispuesta a golpearlo si era necesario.
-Está bien, me iré- abrió la puerta y antes de quitarse totalmente de en medio se quedó mirándome. -Solo quiero salir contigo, Sayuri, ¿qué tiene de malo eso?- pude ver en su mirada algún rastro de decepción y eso me hizo dudar un poco.
-El problema aquí es que yo no quiero- mi voz tembló un poco y me detesté por mi falta de seguridad.
-Yo sé que quieres, pero no sé a qué le tienes miedo.
-¿Qué yo tengo miedo?- por un momento me quedé observándolo divertida por su comentario.
-Sí, y no sé por qué.
-¿Qué te hace pensar eso?
-Solo es un presentimiento- se quedó pensando unos segundos y después continuó. -Pero de lo que estoy seguro es que tú sí quieres salir conmigo.
-Nunca pierdas esa gran confianza en ti mismo- le dije mientras pasaba a su lado, pero él me detuvo por el brazo, sentí de nuevo un escalofrío recorrer mi cuerpo y mi corazón dio un brinco inesperado por su toque.
-Solo quítate si no quieres...- al decir eso se acercó a mí y justo cuando estaba a unos milímetros de mis labios, se detuvo. No supe qué hacer, quería golpearlo y huir, pero también quería que me besara. Al ver que no hice ningún movimiento, avanzó la poca distancia que nos separaba y sus labios tocaron delicadamente los míos. Me dejé llevar completamente por aquel beso, esperando en cualquier momento despertar, como había sido muchas veces en esta semana. Pero no me desperté. Era real. En verdad estaba besando a Ando.
