Capítulo 12: Momento de debilidad
***Sayuri***
Al darme cuenta de que esto no era un sueño quise separarme de Ando, pero él me sujetó firmemente. Sentía sus manos en mi espalda pegandome aun mas a sus labios. Entonces abrí un poco la boca y él pensó que le estaba dando entrada y continúo el beso, pero yo tomé todo el coraje que tenía y lo mordí fuertemente. El dio un paso hacia atrás y yo también, después vi cómo se agarraba su boca y una gota de sangre se hacía ver.
-¿Acabas de morderme?- su frase salió media cortada debido a que mantenía cierta presión en su labio.
-No vuelvas a hacerlo- me sentía mal, muy mal. Ese beso me había dejado peor que como me dejaban los de mis sueños. Antes de que Ando pudiera contestar algo, me dirigí hacia la puerta y salí casi corriendo. Sentía mis mejillas ardiendo y mi cuerpo también. Rayos, mi corazón latía demasiado rápido y cada tanto daba brincos de felicidad. No quiero admitir que me gusta, porque yo sé que él solo era un mujeriego, yo sé que no le importaba, hasta la misma Niko me lo había dicho. Él era la clase de hombre a los que jamás te debes de acercar, al menos si lo que buscas es algo forma. Ya que, si buscabas un revolcón, algo de una sola noche, él era el hombre perfecto. Por eso es que no quería verlo, porque desde aquel beso en el club mi corazón y mi mente no hacían más que recordarme toda clase de sensaciones que solo él me había hecho sentir.
Sentía mi corazón latir al mil por hora y no sabía qué hacer, estaba confundida, había correspondido al beso y después lo había mordido. Las lágrimas en mis ojos querían salir, y no sabía si era por coraje o por tristeza. Por coraje al saber que Ando solo estaba jugando conmigo, saber que solo era otra más de sus conquistas. Y tristeza al darme cuenta de cuánto lo deseaba, mi cuerpo y mi corazón me lo gritaban, y lo anhelaban más que nada en el mundo. Había caído por un mujeriego, que patético suena eso, después de todos estos años tratando de evitarlo, al final, me había enamorado de alguien así. Estaba entrando a mi departamento totalmente derrotada, aún con las lágrimas cayendo por mis mejillas, quería hablar con Niko, pero esta era su primera noche en su casa y estoy segura que estaba ocupada con Daiki. Quería aventarme al suelo, tan patética me sentía que quería desaparecer, empujé la puerta con el pie y al no escuchar el sonido cerrándose voltee a ver el por qué. Casi doy un brinco del susto al ver a Ando parado en la puerta con sus ojos puestos en mí. Me quedé unos segundos viéndolo sin decir nada, pero después me acordé de mi lamentable estado y volteé rápidamente mi cuerpo dándole la espalda. Estaba limpiándome las lágrimas cuando sentí los brazos de Ando rodearme y su cabeza encima de la mía.
-Lo siento- su voz sonaba seria, había perdido el tono juguetón que siempre traía. Al escucharlo así no pude evitar estremecerme y sentí el corazón dar un salto. -Creo...creo que me pasé de la raya esta vez, lo menos que yo quiero es hacerte llorar, Sayuri. No tienes idea del dolor que siento al verte así- yo no podía hablar, no podía pensar con claridad, no podía hacer nada. Estaba totalmente petrificada ahí. De pronto sentí los brazos de Ando abandonar poco a poco mi cuerpo y sin pensarlo tomé uno de sus brazos.
-No te vayas- por fin mis labios pudieron moverse, aunque en verdad me había costado mucho hacerlo. -Yo también lo siento, por la mordida- mi cuerpo aún se sentía rígido, pero junté toda la fuerza que me quedaba y me giré para quedar cara a cara con él.
-Me la merecía- trató de sonreír, pero era evidente que no había nada de humor en esa sonrisa, más bien se sentía tristeza. En su voz y en su mirada.
-En serio lo siento- acerqué mi mano a su labio, donde aún se encontraba el punto rojo de mi mordida. Al sentir mi contacto se estremeció un poco. -¿Te duele?
-Solo un poco- me quedé mirando la herida. No era profunda, pero sí le dejaría una marca por algunos días. Después sentí unas profundas ganas de besarlo, y en el momento en el que recordé mi sueño esas ganas no hicieron más que aumentar. Así que me puse de puntitas y me acerqué por primera vez, al menos por decisión propia, a sus labios. Fue un beso cálido, solo me había dirigido a la zona de la mordida. Sentí de nuevo las lágrimas recorriendo mis mejillas, sentía todo un mar de emociones, tantas que no podría explicar todo. Ando se quedó por un momento sin poder hacer nada, tal vez estaba muy sorprendido de que hubiera sido yo la que lo había besado. Me tomó de la cara y me hizo verlo a los ojos. -¿Estás segura de lo que haces?- solo asentí y él me dio un rápido beso en los labios y me volvió a ver a los ojos mientras me limpiaba las lágrimas. -Necesito que me hables, Sayuri, ¿estás segura de lo que haces? No quiero verte llorar otra vez por mi culpa.
-Sí, estoy segura. Solo bésame- me sentía vulnerable, y por primera vez en mi vida no estaba pensando las cosas, simplemente estaba diciendo aquello que mi corazón sentía, sabía que la única que saldría lastimada aquí sería yo, pero también sé que me arrepentiría el resto de mi vida si no lo intentaba.
-Está bien- se acercó lentamente a mis labios y al sentir sus labios, todo lo que había tratado de ocultar salió sin ningún problema. Su beso fue lento, los dos estábamos conociéndonos con ese beso y ninguno quería aumentar el ritmo, aun cuando nuestros cuerpos lo deseaban. Ando no quitaba sus manos de mi cara y yo pasé mis manos por detrás de su espalda, aunque nuestro beso seguía siendo dulce y tranquilo, sentía mis piernas temblar. Ando dejó de besarme y apoyó su frente en la mía. Yo no podía dejar de sentir mi corazón latir demasiado fuerte. No quería moverme de donde estaba, no quería perder aquella seguridad que en ese momento me estaba dando, además de que sabía que Ando podía estar jugando conmigo. Esa última opción la deseché totalmente de mi cabeza, si bien podría ser cierto, era algo que no quería pensar en este momento. -Me gustas, Sayuri. Espero y no te sorprenda. Creo haber sido demasiado obvio desde el principio- quise reírme, pero su confesión me había dejado bloqueada totalmente. Había dicho que le gustaba...
-Tú...- las palabras querían salir, en serio que querían hacerlo, pero no sabía si me estaba apresurando o no. ¡Rayos, Sayuri! Ya habías decidido no arrepentirte, entonces cumple con eso. -...Deberíamos cerrar la puerta- Ando solo sonrió abiertamente. Depositó un ligero beso en mis labios y después se volteó a cerrar la puerta.
-¿Está mejor?- apenas me estaba dirigiendo a la pequeña sala cuando sentí sus brazos en mi cintura y su aliento en mi cuello. Me estremecí al instante y dejé escapar un pequeño suspiro. Ando me volteó para quedar cara a cara con él. -Me encanta verte impasible, es excitante ver a una mujer tan cerrada y con tanto coraje como tú así- me tenía sujeta firmemente de la cintura, sabía que no me podía separar de él, pero tampoco tenía ganas de hacerlo, divertida lo miraba por lo que acababa de decir.
-¿Se supone que me estas halagando o que me estás ofendiendo?- él volvió a sonreír y se dirigió de nuevo a mis labios, pero así de rápido como llego se fue.
-Te estoy halagando, pero todavía no termino- lo dijo en mi oído y su voz apenas era un susurro. Mordió mi oreja y cuando quise moverme hacia atrás, atrapó mi boca con sus labios. Pero ahora no fue lento, devoraba con rapidez mis labios, me costó un poco encontrarle ritmo. Cuando creí que no podía ir más rápido, subió el ritmo de su beso. Sentí su lengua buscar la mía y no tardó mucho en encontrarla. Puedo decir con certeza que este beso, sin dudas, superaba con mucha ventaja mi sueño. Jadeaba cada vez más fuerte por su beso. Enredé mis manos en su cuello para que no se pudiera alejar ni un centímetro de mí. Dejó de atacar mi boca para así seguir con mi cuello, no podía pensar claramente y preferí enfocarme en cada uno de sus besos. En cómo me mordía de vez en cuando el cuello mientras acariciaba mi espalda. Me costaba respirar y mantenerme de pie, doy gracias a que Ando me tenía bien sujeta de la espalda, porque si no, estoy segura que estaría en el suelo. Al parecer Ando podía leer la mente, porque mientras me besaba y acariciaba fue guiándonos hacia el sofá y me recostó ahí con él arriba de mí. Ahora recostada, siguió besándome, pero ahora se dio el tiempo de ir por todo mi cuerpo, besando primero mis mejillas, mi cuello, bajando lentamente a mi pecho, el cuál besó por arriba de la ropa, después a mi estómago. Era demasiado lento, tanto que dolía y me volvía cada vez más loca. Se detuvo justamente en el inicio de mi vientre y volvió a subir de la misma forma, hasta que volvió a besarme con la misma rapidez de hace un momento.
Mi mente aún no se aclaraba cuando Ando volvió a hablarme en el oído. -Pero debo admitir que me gustas más así- pasó su lengua por mi oreja y después por mi cuello, yo ya no podía soportar más y dejé salir un gemido, el cual Ando atrapó besándome de nuevo. -Me gusta más ver tu cara llena de deseo y de excitación- ahora sí, se dirigió al otro lado de mi cuello e hizo lo mismo. -Creo que simplemente me gustas y ya- solo sonreí y lo atraje hacia mis labios. Continuamos besándonos hasta que sentí sus manos explorar por debajo de mi blusa y nuevos escalofríos inundaron mi cuerpo.
-Ando, yo...- me costaba hasta respirar, pero aun así continúe. -Yo nunca...- pensarlo era una cosa, pero decirle que era virgen, hasta cierto punto, me daba pena admitirlo. No es que nunca haya tenido la oportunidad de tener relaciones, simplemente no había existido la persona que me inspire esa confianza y deseo para hacerlo. Me daba miedo no estar a la altura de las otras con las que ha estado Ando, porque estoy segura que ha estado con muchas. En cambio, yo soy una inexperta y eso podría decepcionarlo. Por culpa de la preocupación, la excitación iba bajando y de eso se dio cuenta Ando. Solo me dio un ligero beso en los labios.
-Tranquila, Sayuri, que seas virgen no tiene nada de malo- seguía besándome, pero esta vez no con rapidez ni pasión, sino con lentitud y ternura.
-Me preocupa no poder...yo...a ti...- sentía mis mejillas arder y tuve que mirar para otro lado. Pero Ando tomó mi cara y me obligó a mirarlo.
-¿Te preocupa no satisfacerme?- yo solo asentí y él se rio, faltó poco para que soltara una carcajada. -Mi querida Sayuri, con solo besarte estoy satisfecho. Y no te preocupes, si me das la oportunidad, te hare disfrutar de muchas maneras que ni siquiera imaginas- el calor de nuevo subió a mi rostro y el volvió a besarme con dulzura, aunque ahora su lengua se adentraba a mi boca. -Y te puedo asegurar que la experiencia no tiene nada que ver- seguía depositando pequeños besos en mi cuello. -Pero también, si no te sientes lista, podemos solo quedarnos así, tal vez cenar algo o solo descansar, tú decides. No te presionaré a nada- esas palabras me conmovieron totalmente, era cierto que no me estaba obligando a nada, y aunque no me sentía muy convencida de lo que sentía o de si lo que estaba a punto de decir era algo de lo que me arrepentiría después.
-Quiero hacerlo- no pensaba someterme a más castigo y torturarme pensando en Ando. Y también estaría la frustración, esa frustración que no se ha ido en días después de que tuve el sueño con él. Ahora tenía la oportunidad de hacerlo realidad con el Ando real y lo quería hacer.
-¿Estás segura?- su mirada era tierna y sincera. Aunque el pánico estaba a punto de apoderarse de mí, me aferré a esa mirada y a mis propios sentimientos.
-Sí, estoy segura- Ando volvió a besarme mientras sonreía.
-Te prometo que no te arrepentirás- y eso esperaba.
-Solo tengo una condición- levanté un dedo en frente de su cara, el observó el dedo y después a mí esperando a que contestara.
-¿Cuál es?- tomó mi dedo y lo besó, pero antes de separarse de él lo lamió. Ese acto hizo que por un momento olvidara lo que estaba a punto de decir, tuve que concentrarme más de lo normal en mis palabras.
-Lo quiero hacer sin protección- Ando levantó los ojos sorprendidos hacia mí, estaba claro que eso no era algo que escuchara todos los días, y lo entendía. También estaba preparada para verlo levantarse e irse corriendo.
-Eso es algo nuevo- sonrió un poco y volvió a verme a los ojos- ¿Estás segura de querer hacerlo sin protección?
-Sí, es mi primera vez y quiero experimentar completamente el acto- nuestras miradas no se separaban- entenderé si no quieres hacerlo, si el problema es que tengas miedo de que salga embarazada, no te preocupes, tener hijos no está en mis planes, ni ahora ni más adelante. Pienso ir a comprar una pastilla mañana a primera hora.
-Es extraño, usualmente somos los hombres quienes convencen a las mujeres de hacerlo sin protección- volvió a sonreírme. -La verdad no me opongo en absoluto y confío en ti sobre tomar la pastilla. Solo quiero confirmar que estés absolutamente segura de esto.
-Lo estoy.
-Pues bien, entonces así será- de nuevo me dio un rápido beso. -Estoy seguro de que te puedo hacer maravillas en este sofá, pero creo que estarías más cómoda en la habitación y sobre la cama- se levantó y sentí el frío recorrer mi cuerpo ahora que Ando se había llevado su calidez con él. Me tendió su mano. -Podemos empezar en la cama y si quieres terminamos en el sofá, si tanto te gusta- soltó al ver que no tomaba su mano.
-Idiota- le dije mientras tomaba su mano, él sonrió abiertamente y nos dirigimos a mi habitación
Por un momento me sentí muy nerviosa al pensar lo que estaba a punto de pasar. Pero Ando se acercó lentamente a mí y sin tocarme se acercó a mis labios y me besó suavemente. Sabía que estaba nerviosa, por lo mismo él iba muy lento. Poco a poco, mientras el beso se volvía más apasionado, aquel nerviosismo fue bajando considerablemente. A cambio de nervios, el calor fue subiendo por todo mi cuerpo. Por fin, Ando posó sus manos sobre mi cuerpo acercándome a él. Sus caricias hacían que mi cuerpo pidiera cada vez más, lo quería sentir por todas partes y me estaba volviendo loca su lentitud. De pronto deslizó sus manos por debajo de mi blusa y fue subiendo por mi cuerpo, al mismo tiempo, subía la blusa hasta que la pasó por encima de mi cabeza. Su mirada recorría mi cuerpo una y otra vez. Yo no podía dejar de verlo. Él se volvió a acercar a mí con sus labios puestos sobre los míos, mientras nos besábamos, me fue guiando a la cama hasta que me recostó, yo traté de quitarle su camisa, pero mis manos temblaban demasiado, así que Ando me ayudó mientras no dejaba de verme divertido y excitado. Al ver su cuerpo que, aunque era delgado, cuando mis manos recorrieron su abdomen y sus hombros, pude notar la suavidad de su piel y también cómo se tensaban sus músculos con mis caricias. Cuando estaba a punto de ir demasiado al sur de su cuerpo me detuvo las manos y las puso por arriba de mi cabeza.
-Primero quiero detallar un poco tu cuerpo- dijo Ando con la misma cara divertida. Pude notar que, si lo seguía tocando, él perdería totalmente el control y quería disfrutar del momento, así que lo deje.
Al decir eso, sus labios volvieron a bajar a mi cuello, y fue bajando lentamente hasta llegar a mi sostén de encaje. Por arriba del sostén besó mi pezón y yo me estremecí cuando sentí la humedad traspasar el brasier, pero no pude hacer mucho ya que mis manos seguían atrapadas por la suya. Después fue al otro y cuando Ando sintió mi cuerpo estremecerse, soltó un pequeño quejido y fue ahí cuando guio con su mano las mías a sus hombros. Continúo besándome por en medio de mis senos y fue bajando lentamente para detenerse un momento en mi ombligo. Ando volteó a verme con los ojos llenos de deseo y cuando estaba por acercarse a mis labios, se detuvo y algo en su mirada me hizo estremecer.
-¿Confías en mí?- tomó su camisa que estaba aún en la cama mientras yo solo me quedé mirándolo sin saber qué pensar.
-¿Qué vas a hacer?
-Necesito saber si confías en mí, Sayuri- se acercó a mi boca, pero antes de rozar mis labios, se detuvo nuevamente, expectante.
-Sí- tragué saliva al no saber en lo que me estaba metiendo. -Confío en ti- Ando sonrió abiertamente.
-Perfecto, quiero que te quedes quieta- su voz sonaba llena de deseo, pero también con cierta autoridad que, aunque no quisiera, me hacía obedecer. Acercó su camisa a mí y fue entonces cuando comprendí lo que estaba por hacer.
-¿Vas a taparme los ojos?- dije casi con pánico en la voz
-Dijiste que confiabas en mí- acercó la camisa lentamente a mi. Solté un suspiro y él terminó poniendo la camisa sobre mis ojos y la amarró detrás de mi cabeza. -Tus manos las quiero aquí- las puso de nuevo en sus hombros. -No importa que pase, las quiero aquí. A menos que quieras que también las amarre- sabía que había una sonrisa en su cara por el tono en el que me habló. Sin saber por qué, me di cuenta de que esta forma de hacer las cosas hacía que mi excitación siguiera subiendo más y más.
-¿Qué es todo esto?- mi voz sonaba aun con deseo, creo que hasta sonaba con más deseo que antes
-Un tipo de juego previo- sentí sus manos en mi cintura. Su aliento en mi panza hizo que mi respiración se agitara un poco más. -Es tu primera vez, necesitaré asegurarme de que entre todo bien aquí- al decir eso una de sus manos acarició por arriba de mi calzón, enviando una señal clara de a qué se refería. Quería asegurarse de que su pene entrara bien. Eso hacía que mi corazón volviera a saltar. A cualquier otro no le importaría en lo más mínimo si yo estaba o no disfrutando del sexo, y eso lo sabía. Tantas cosas que escuchaba de mis compañeras en la facultad. La mayoría contaba que a sus parejas solo les importaba satisfacerse a sí mismos y que nunca les importaba si ellas disfrutaban o no. Así que, al escuchar esas palabras de Ando, me sentí algo importante.
Sus besos continuaron. Sentí cuando me quitó el brasier para seguir besando mis senos. Sentir su lengua alrededor de mis pezones me hacía lanzar gemidos, quería quitarme la camisa de los ojos, pero también sabía que la amenaza de Ando sobre amarrar mis manos no era ninguna mentira. Así que me aferré tanto como pude a sus hombros. Lo sentí gemir sobre mis senos. Antes de que pudiera dejar de sentir algo sobre mis senos, una nueva señal mandó mi cerebro. Y al analizar su origen supe que Ando había bajado mis calzones y había empezado a rozar mi clítoris. Gemí su nombre mientras trataba de no retorcer mis caderas contra su mano.
-Ya estás muy mojada, veo que vamos por buen camino- su voz sonaba más ronca, eso hizo que mi parte baja temblara contra su mano. -Quiero que pongas tus manos de nuevo sobre tu cabeza y, de nuevo, no las vayas a mover- dudé un pequeño instante, pero decidí hacerle caso.
Tomó mis piernas y las levantó, sentía vergüenza y quería bajarlas, pero también deseaba que Ando continuara más con lo que sea que fuera a hacer. Entonces sentí su lengua en mi vientre. Casi al instante, mi piel se puso de gallina. Fue bajando hasta que su lengua se encontró con mi clítoris, lancé otro gemido. Pasaba su lengua por mi vagina, subía y bajaba, primero lentamente y después fue cada vez más rápido. Sentía mi cuerpo estremecerse y también sentía el orgasmo muy cerca. Justamente cuando estaba a punto de la liberación Ando se detuvo, pero antes de que pudiera decirle algo sentí un dedo entrar a mi vagina. Me arqueé mientras me sujetaba fuertemente a los barrotes de la cabecera de la cama, tenía que hacerlo, si no, lograría quitarme la camisa de los ojos y con mis manos traer a Ando de vuelta conmigo a mis labios. Después en vez de ser un dedo sentí dos y luego hasta tres.
-Estas muy apretada, Sayuri- sentí su aliento por mi cuello y después sus labios sobre los míos. -Necesitas relajarte más, aunque debo admitir que me vuelve loco como me aprietas. Tengo que poner todo de mi parte para no metértelo en este mismo instante- sentía sus dedos salir y entrar por mi vagina, muy pronto sentí el orgasmo de nuevo cerca y recé para que a Ando no se le ocurriera detenerse de nuevo. Porque si lo hacía, juro que lo mato. Ando me quitó la camisa de los ojos. -Ahora pon tus manos sobre mis hombros y, si quieres, puedes encajar tus uñas como lo hiciste antes. Nunca me lo habían hecho y te puedo asegurar que me encantó- hice lo que me dijo mientras sentía el orgasmo atravesar mi cuerpo con un escalofrío y mi vagina contraerse contra los dedos de Ando, sin querer volví a encajar mis uñas sobre sus hombros. Mi respiración estaba muy agitada y Ando me besaba el cuello y las mejillas. -Creo que ya estas lista- Ando tomó una de mis manos y la dirigió a su entrepierna, fue ahí donde me encontré con su miembro duro y grande. Un pequeño instante me asusté al pensar si podría caber en mí todo eso. Pero era demasiado tarde para dar marcha atrás, además, yo quería terminar con esto, quería sentir a Ando dentro de mí. -Yo también estoy listo para empezar- se bajó los pantalones y el bóxer. Quede aún más sorprendida al ver el gran tamaño. -Necesito que estés relajada- volvió a acercarse a mi boca. Cuando me besó, enredé mis manos en su cuello y después sentí su pene en mi vientre. Mientras me besaba, se restregaba contra mí. -Te acabo de abrir un poco, pero creo que aun así te dolerá cuando te penetre- su mirada estaba atenta a la mía. -Puedo parar, si quieres...-
-No, por favor no te detengas- me acarició la cara y el cuello
-Está bien, pero si te duele mucho puedo parar, solo dilo- solo asentí y el volvió a besarme, su lengua recorriendo la mía hizo que mi mente de nuevo se fuera más allá. Pero no me fui mucho ya que sentí su pene en la entrada de mi vagina, sentí donde lo iba empujando poco a poco, esperando que en cualquier momento yo le dijera que se detuviera, pero no quería que lo hiciera. Más que eso, yo quería sentirlo totalmente adentro. Vi en su cara que se estaba conteniendo mucho para no meterlo todo de una estocada, fue ahí donde yo enredé mis piernas en su cintura y empujé mis caderas. En ese momento sentí su pene entrar totalmente, Ando se quedó ahí sin hacer nada, yo sentía un pequeño ardor, un ardor que, si él seguía sin moverse, empezaría a crecer más y más. -¿Estás bien?
-Sí, solo continúa- el dolor crecía, pero cuando Ando comenzó a moverse, el dolor fue sustituido poco a poco por algo diferente. Algo nuevo, no se sentía como sus dedos, se sentía algo mucho mejor. Ya no podía sentir nada de dolor y mis gemidos salían sin poderse detener. También escuchaba en alguna parte los gemidos de Ando mezclados con los míos. Él subió el ritmo de las estocadas, cada vez más fuertes y rápidas, tan fuertes que sentía mi interior temblar.
-Lo siento, Sayuri, no puedo ir más lento- la voz de Ando sonaba agitada, pero mi mente ya ni siquiera estaba ahí, mi mente se perdió cada vez más con las estocadas y el estremecimiento de mi cuerpo entero. Ando tomó mi cuerpo y ahora me puso arriba de él, por un momento pensé que sería yo la que marcara el ritmo, pero agradezco que Ando seguía marcando el ritmo con su cadera y sus manos sobre mi cintura. Me vine dos veces antes de que Ando tuviera un orgasmo, y tal como lo acordamos, él se vino dentro de mí. Yo ya no tenía la fuerza para seguir y solo me deje caer sobre su pecho. Sentía aún su pene dentro de mí y nuestras respiraciones estaban igual de agitadas. -Eres simplemente maravillosa- lo oí susurrar cerca de mi oído. -Me hubiera gustado poder durar más, te veías realmente linda mientras te corrías- mis mejillas se encendieron, pero no pude decir nada. -Te prometo que la próxima vez sí te voy amarrar de manos y pies- eso me hizo estremecer y volteé a verlo.
-Jamás imaginé que te gustaran esas cosas- hundí mi cara en su cuello mientras él acariciaba mi espalda con las yemas de sus dedos.
-Ni yo, pero hay algo en ti que me despertó eso- me dio un ligero beso en la cabeza. -Te puedo jurar que jamás en mi vida lo había intentado, pero me encantó tenerte de esa manera, prométeme que la próxima vez me dejarás amarrarte completa- mi corazón dio un salto al pensar en una próxima vez y tuve que tragar saliva.
-Ya veremos- me acomodó a su lado y sentí su pene abandonar mi interior, lancé un pequeño gemido de dolor, no me había dado cuenta de que sí había una pequeña molestia.
-¿Te duele?- su voz sonaba preocupada, yo solo sonreí y lo vi a la cara
-No, solo quiero descansar- y era cierto, aunque sintiera una minúscula molestia, no podía mantenerme despierta, así que solo dejé que el sueño me atrapara totalmente. Estaba feliz y satisfecha con lo que había pasado. Jamás me había sentido tan bien, y aunque esto pudiera ser una equivocación, disfrutaría todo lo que pudiera de esta felicidad. Ya mañana me preocuparía de este momento de debilidad...
