Declaimer: Obviamente los personajes no me pertenecen, son de JK y aunque ya me harte de pedírselos como regalo de Navidad, no cambia de opinión… si alguien me da a Harry, Sirius o James, le estaré eternamente agradecida
"Detrás de tus ojos"
por Lady Verónica Black
Capítulo DosHermione observó detenidamente la amplia sala donde la habían conducido momentos antes. Era confortable y estaba decorada con suma elegancia, al igual que el resto de lo que había visto en ese edificio. Pensó que la empresa debía de ser muy importante para que se gastaran tanto dinero en la decoración de sus oficinas, las cuales ocupaban toda una planta en uno de los edificios más céntricos de la ciudad.
Cuando esa misma mañana llamó para concertar la cita no le habían facilitado muchos datos sobre las características del empleo propuesto, únicamente le indicaron el lugar y la hora para la entrevista, Rue East 523 octavo piso a las siete de la tarde. Al principio, creyó que se trataba de una casa particular, por ello se asombró al comprobar que se trataba de las oficinas centrales de la Compañía de Importación-Exportación Winter Blue S.L. Por primera vez en toda su vida se alegraba de haber seguido el consejo de Lavander de elegir su único traje de chaqueta y pantalón, era azul y algo anticuado pero lo suficientemente elegante para acudir a la cita. A regañadientes había accedido a maquillarse ligeramente y a recoger su cabello en un bonito moño de estilo italiano, ambas cosas realizadas expertamente por su amiga y que le confería, según Lavander, un aire serio y eficiente propio de una señorita de compañía. Finalmente había insistido en prestarle un elegante bolso de piel que armonizaba con los únicos zapatos de ese material que ella poseía. Cuando se miró al espejo antes de salir tuvo que reconocer que su aspecto había mejorado considerablemente y, aunque se consideraba insignificante comparada con la belleza deslumbrante de su amiga, admitía que no estaba del todo mal.
Volvió a mirar el reloj. Ya pasaban veinte minutos de las siete de la tarde y aún no la habían hecho pasar. Estaba tan impaciente... Había quedado con Lavander en un bar cercano para tomar unos tragos y conocer a Ron antes de las nueve y media, hora en que debía estar en casa de los White para cuidar de los niños. Sabía lo importante que era para su amiga que ella no faltara a la cita, pero si todo seguía a este paso... Esa misma mañana, tras llamar al número de teléfono indicado en el anuncio del periódico y concertar la cita para la entrevista, Lavander había insistido en encontrarse a la salida con ella, rogándole que fuera puntual pues le quedaría muy poco tiempo antes de marcharse para charlar y conocer mejor al pelirrojo. Estaba tan enamorada y orgullosa de Ron que ansiaba el momento de presentárselo a su mejor amiga. Reconocía que Lavander nunca había sentido esa impaciencia por presentarle al chico con el que salía, así que esa debía de ser una buena señal. Esperaba de todo corazón que así lo fuera.
-"¿Quiere hacer el favor de seguirme, señorita Granger? El señor la espera en la sala de juntas."
Hermione, enfrascada en sus pensamientos, dio un respingo al oír a su lado una voz femenina que la llamaba. Se trataba de la misma amable mujer que la recibió a su llegada y que le había indicado que esperase hasta que la llamara. Se levantó y la siguió por el largo pasillo hasta llegar a una puerta doble de caoba que se encontraba al fondo de éste. La mujer, tras llamar ligeramente en la puerta, giro el picaporte dorado lentamente hasta abrir una de las puertas para luego hacerse a un lado para dejarla pasar.
-"Señor, la señorita Hermione Granger" -anunció mientras indicaba a la castaña con un gesto que pasara a la sala.
-"Gracias, Amelia. Puedes retirarte" -le indicó una voz masculina a la secretaria.
El hombre sentado en la cabecera de la mesa se levantó y se inclinó ligeramente, alargando la mano para estrechar la de la chica. Después, le mostró con un gesto la cómodo silla tapizada en piel situada en uno de los laterales de la amplia mesa tras la que se hallaba sentado momentos antes.
-"Haga el favor de sentarse y ponerse cómoda, señorita" –dijo el hombre mientras seguía leyendo los papeles que tenía sobre la mesa.
Hermione, un tanto nerviosa, se dedicó a observar a su interlocutor. Se trataba de un hombre de unos sesenta años, alto por lo que pudo apreciar, de cabello negro vetado de varios cabellos plateados y aún muy atractivo. Vestía un elegante traje gris oscuro hecho a medida que completaba con una bonita corbata de seda. Todo él desprendía un aire de distinción y poder que cohibió a Hermione al instante, haciéndola sentir como un insecto a punto de ser aplastado por la cuidada y aun poderosa mano del hombre.
Intentó rehacerse y comenzó a observar la habitación en la que se encontraba. Era tan grande como el apartamento en el que vivía y estaba decorado finamente. Sofás de piel, mesas de caoba con finos trabajos de taracea, alfombras persas y cuadros de modernos pintores se distribuían por la amplia sala dando la impresión de riqueza y poder. Pensó con desaliento que ella, con sus humildes orígenes y su pobre vestimenta, estaba totalmente fuera de lugar allí... era una completa locura soñar siquiera que le dieran el puesto. Pero no se dejaría amilanar por ese aristocrático entorno que la rodeaba. Estaba orgullosa de su familia, aunque fuera humilde, y de lo que ella había conseguido con su propio esfuerzo. Irguió los hombros y levantó la cabeza desafiante dispuesta a no dejarse humillar o, al menos, a no salir muy maltrecha del encuentro.
El hombre alzo la cabeza lentamente y, recostándose en el asiento, se dedicó a estudiarla detenidamente. Sus astutos ojos grises la recorrieron de arriba abajo aumentando con ello el nerviosismo de Hermione que, con gran esfuerzo, logró mantenerle la mirada. Notó una expresión divertida en los ojos de él y lo atribuyó al regocijo que sentía ante la manifiesta inferioridad de ella. Hermione estimó que se trataba de una persona acostumbrada a mandar y a ser obedecido y, también, que no acostumbraba a perder el tiempo en pequeñeces de ese tipo. Por lo tanto, pensó, el problema que tenía debía de ser grave para que se decidiera resolverlo personalmente.
-"Según leo en su currículum, está a punto de terminar la carrera de Historia del Arte, ¿no es así, señorita..." –el hombre hecho una mirada al expediente para refrescarse el nombre de la joven-. "...Granger?"
Su voz denotaba cansancio y exasperación. Sin duda había sido un largo día de entrevistas y estaba deseoso de irse rápido a casa a descansar con su mujer y sus hijos. Bien, eso haría la entrevista más corta y, tal vez, menos penosa para ella.
-"En efecto, señor" -contestó con voz serena, irguiéndose aún más en el asiento-. "Mañana tengo el último examen y albergo grandes esperanzas de aprobarlo. Con el acabare la carrera."
El hombre asintió con la cabeza y tomo su currículum de la mesa, miró nuevamente los papeles que tenía delante, y siguió hablando sin levantar la vista del papel.
-"También leo que posee experiencia en el cuidado de niños, a trabajado como asistente en un par de empresas, de vendedora y dando clases particulares, además, se dedica a pasar trabajos a máquina y hace investigaciones para escritores y estudiantes" -levantó los ojos hacia ella y le preguntó con ironía:- "¿De dónde saca usted el tiempo necesario para estudiar si se pasa prácticamente todo el día trabajando, señorita Granger?"
Hermione, ofendida por la duda que se desprendían sus palabras, le contestó airadamente:
-"Señor, no tengo la suerte de poseer padres ricos y por ello cuando decidí estudiar esta carrera sabía que tendría que trabajar muy duro para poder pagarme gran parte de los gastos que conllevaban. He tenido que sacrificar muchas horas de sueño y por supuesto todas las de diversión para poder terminar la carrera sin suponer una carga económica excesiva para mi familia. Por lo tanto, si cree que he falsificado el currículum dé por terminada la entrevista y no pierda más el tiempo conmigo" -y levantándose de un salto, se empezó a dirigir hacia la puerta.
-"¡Siéntese!" -la detuvo el hombre con voz autoritaria. Después, suavizando el tono, le pidió-: "Por favor; siéntese y continuemos con la entrevista Ha sido un día muy largo y estoy cansado de entrevistar a chicas que no me han contado una sola verdad de su vida. Por eso he desconfiado de usted y de su magnífico vitae, le pido disculpas si la moleste con mi pregunta."
Hermione volvió a sentarse. Comprendió que se había excedido al actuar de esa forma, se había dejado llevar por un repentino prejuicio hacia el elevado estatus social que aquel hombre representaba. No había sido objetiva y debía de haber comprendido de antemano que él no tenía obligación de creer todo lo que ella le dijese. Avergonzada por su arrebato, evitó mirarlo a los ojos por unos minutos para que no notara su turbación.
-"No se avergüence, señorita Granger. Me gusta la forma en que se ha defendido. Demostró mucho coraje, y aprecio a las personas decididas que no se dejan amedrentar por otros" -le sonrió paternalmente-. "Es usted una muchachita muy singular: joven, inteligente, culta, bien preparada académicamente y, además, atractiva. ¿No alcanzo a comprender porqué solicita un trabajo de este tipo cuando debería estar buscándolo en algún museo o galería importante?"
La castaña, más tranquila ante el cambio de actitud experimentado por su interlocutor, se relajó y le sonrió sintiendo una innata e rápida simpatía por aquel hombre que parecía tan cansado y preocupado por algún grave problema. Su mirada tierna le recordó a la de su padre, al que no veía desde hacía tres meses, y un repentino deseo de ayudarlo, de aliviar en parte su sufrimiento, se apoderó de ella anteponiéndose a su primitivo deseo de conseguir el trabajo. Comprendía que en este caso, como en tantos otros que ya había observado, el dinero no da la felicidad. A este hombre, que parecía tenerlo todo, lo atormentaba algo a lo que no podía hacer frente con el dinero.
-"Decidí solicitar el trabajo al ser de carácter temporal y porque creo que estoy calificada para desempeñarlo" –se quedó callada unos momentos, y ante la mirada comprensiva del hombre, decidió sincerarse con él-. "El caso es que he solicitado una beca en la universidad para ampliar mis estudios en el extranjero el próximo año y espero que me la concedan... Por ello no quiero buscar aún un trabajo permanente... Estoy acostumbrada a trabajar durante los veranos, pero siempre a sido de niñera, mesera o vendedora. Este trabajo que usted ofrece me pareció interesante y los ingresos me ayudarán a pasar con menos escasez el próximo curso. De ese modo no tendré que recurrir al dinero que me ofrecen mis padres."
Él hombre miró a la chica con interés renovado. Si, decididamente se trataba de una gran muchacha, inteligente y generosa, era justo lo que estaba buscando. Le gustaba la mezcla de orgullo y timidez que emanaba de toda su persona, y la forma desafiante con que levantaba su bonita cabeza. Además había algo en el brillo de sus ojos que le hacia acordar a su querida nuera, una mezcla de dulzura y astucia que siempre le había encantado de ella. Pensó que esa muchacha era justo lo que había estado buscando todo el día y que, por suerte, al fin había encontrado. Ahora estaba el verdadero problema... tenía que explicarle su plan y no estaba muy convencido de que ella quisiera aceptar el trabajo luego de eso.
-"Me alegro que sea sincera conmigo, esa es otra cualidad que aprecio en las personas. Ahora me toca ser sincero a mí..." -suspiró con un gesto de verdadero cansancio y miró al frente sin fijar la vista en nada-. "Necesito su ayuda, señorita Granger. Pero principalmente la necesita Harry... mi único y querido nieto."
Se pasó una mano por la cara para ocultar las lágrimas que se agolpaban en sus ojos. Después se dirigió a la ventana que estaba tras la mesa y, colocándose de espaldas a la chica que lo miraba algo sorprendida, comenzó su relato:
-"Mi nieto perdió la vista en un accidente automovilístico el año pasado, accidente en el que también falleció su esposa que estaba embarazada de tres meses. Sucedió en la madrugada de Año Nuevo cuando volvían a su casa después de asistir a una fiesta en un hotel de la ciudad. Aunque él no había bebido, iba a demasiada velocidad o, tal vez se distrajo o... La verdad nadie sabe la causa exacta del accidente, y él tampoco quiere hablar de ello..."
Hizo una pausa y se volvió para mirarla. Sus ojos aún seguían húmedos y brillantes, aunque su rostro mostrara una expresión seria y fuerte. Hermione estaba conmovida, su corazón bondadoso y comprensivo la llevaba a compadecerse de aquel hombre que, con la mirada, le estaba demandando ayuda y apoyo. Antes de que continuara, ella ya estaba decidida a dárselo.
-"Ya sabe lo que pasa: la juventud tiende a cometer excesos de todo tipo, aunque Harry nunca había sido un imprudente a tales magnitudes, un poco travieso y revoltoso si... pero nunca a un nivel de este tipo" -movió la cabeza con gesto apesadumbrado y se sumergió de nuevo en sus recuerdos-. "Sus padres murieron cuando él tenia cinco años, y al ser su único familiar con vida tuve que asumir la responsabilidad de educarlo yo solo. Creo que hice una buena obra, o al menos eso pensaba hasta hace unos meses."
Hizo otra pausa y se dirigió al mini-bar que estaba en una esquina de la habitación para servirse un vaso de brandy, le ofreció uno a Hermione pero ella lo rechazó con un gesto. Parecía nervioso, intranquilo.
-"A los veintidós años se recibió de abogado con notas brillantes, fue uno de los mejores de su clase... unas semanas después comenzó a trabajar en la empresa. Quiso hacerlo desde el puesto más bajo, quería conocerla en su totalidad. Harry quería llegar a lo alto por su propio esfuerzo, y no por ser el nieto del dueño... Cuando tuvo el accidente era el director general, un puesto que se había ganado a pulso a lo largo del tiempo y sin ningún tipo de concesión o ayuda por mi parte, sin duda poseía un don increíble para los negocios..."
Hermione observó una leve sonrisa de satisfacción en el rostro del hombre, fiel reflejo del orgullo que sentía por su nieto. Dejó de hablar para dar un largo trago a su bebida y se dirigió nuevamente a la ventana. Quedó durante largos minutos mirando las sombras de la creciente oscuridad. Para luego, con voz cansada, continuar con su relato.
-"Era un chico alegre, y simpático. Le caía bien a todo el mundo y, aunque yo soy el menos indicado para decirlo, era muy atractivo para las mujeres..." -volvió a callar por un momento, reflexionando como seguir con la historia-. "Conoció a Cordelia en una fiesta de la empresa a la que ella asistió por ser hija de un empleado. Cuando Harry la vio se sintió terriblemente atraído por ella, era una mujer muy hermosa... Por entonces ambos tenían la misma edad, veinticuatro años, aunque ella parecía mayor, era más madura y sofisticada que Harry... En verdad todo el circulo interno de mi nieto nunca entendimos como se llevaban tan bien, eran polos opuestos, tan distintos... Se casaron al poco tiempo de conocerse y se instalaron en su nueva casa en el centro de la ciudad, la cual fue mi regalo de bodas" -sonrió triste al recordarlo-. "Lo veía menos entonces, sólo algunas horas durante el trabajo y no todos los días como era antes. Él se dedicaba a viajar constantemente para supervisar las diferentes sucursales repartidas por distintos puntos del país y el resto de Europa, en los últimos meses pasaba muy poco tiempo en casa por la cantidad de responsabilidades que le exigía el puesto... Ella era encantadora, algo derrochadora, eso sí, ¿pero qué mujer no lo es?" -interrogó con una mueca que quiso ser divertida-. "Fueron muy felices durante los años que duró su matrimonio a pesar de no pasar demasiado tiempo juntos, debido a los continuos viajes de negocios de mi nieto, Cordelia no lo acompañaba casi nunca ya que era de salud algo delicada y prefería quedarse en casa y evitar el cansancio de aquel continuo ajetreo que mi nieto llevaba. Únicamente les faltaba una cosa para ser completamente felices. Algo que Harry había deseado desde el primer día que se casaron... un hijo. Y cuando al fin ella quedó embarazada, y parecía que nada podía ser mejor en sus vidas, ocurrió la tragedia."
Pareció regresar de otro lugar y se volvió para mirar a la muchacha a los ojos. Hermione había permanecido absorta durante todo el relato comprendiendo que él agradecería no ser interrumpido. Ya parecía serle demasiado dolorosa su confesión como para responder a preguntas que lo interrumpiesen.
-"Perdone que la haya aburrido con mi historia, señorita Granger, pero es necesario que comprenda la causa que ha llevado a mi nieto al estado en el que se encuentra ahora."
Hermione ya había olvidado que Lavander y Ron la estaban esperando en el bar, se acomodó en su asiento y le dirigió una mirada comprensiva al anciano mientras asentía con la cabeza y lo animaba a seguir.
El hombre se dirigió nuevamente a su sillón de cuero negro tras la mesa del escritorio frente a Hermione. Abrió un cajón y extrajo un marco de plata. Con manos temblorosas se lo alargó a Hermione para que lo viera.
-"Estos son... eran Harry y Cordelia. La fotografía se la sacaron en la fiesta de su compromiso."
Hermione observó la fotografía detenidamente. En ella se veían a una pareja abrazada. La figura masculina pertenecía a un joven alto y delgado vestido con un traje azul marino muy atractivo, tenia con el rostro vuelto de perfil hacia la mujer, a la cual miraba con rendida y amorosa adoración a la vez que le pasaba tiernamente un brazo por la cintura. Ella era extraordinariamente bella y con una exquisita figura que el ceñido y fino vestido rojo moldeaba a la perfección. Permanecía seria, mirando a la cámara, con un exultante brillo de triunfo en su ojos azules. Instintivamente le repelió esa mujer. Se veía fría, calculadora, y ligeramente despiadada. Se arrepintió de sus pensamientos instantáneamente al recordar que estaba muerta. Le devolvió el marco a su dueño que lo volvió a guardar en el cajón del escritorio.
-"Como le he dicho antes, en el accidente... Cordelia murió. Al parecer no llevaba el cinturón de seguridad puesto y salió despedida del coche. Harry, que sí lo llevaba, recibió un fuerte golpe en la cabeza y el pecho, pero afortunadamente sobrevivió. Cuando despertó en el hospital y se enteró de la muerte de su esposa y de su hijo pensé que enloquecería de dolor... No quería aceptar su muerte y se acusaba una y otra vez de haberlos matado. Al darse cuenta que había perdido la vista se tranquilizó, aunque solo en parte... Creo que asumió su ceguera como un justo castigo por la muerte de ellos, de las que se considera responsable... Es por eso que no quiere operarse. Los doctores que lo han examinado creen que su ceguera tiene cura. El nervio óptico no está totalmente paralizado y me han asegurado que si se opera antes de que pase un año del accidente tiene muchas probabilidades de volver a recuperar la vista. La operación se tendría que realizar en Estados Unidos, donde las técnicas están más avanzadas, pero ese no sería ningún problema si él lo consintiera... pero se niega rotundamente y ya han pasado más de seis meses."
En su voz se podía detectar la desesperación que lo embargaba. Se pasó las manos por la cabeza en un gesto de total desaliento y frustración ante la decisión que había tomada su nieto. Decisión que no lograba comprender.
-"Desde que salió del hospital esta retirado en nuestra finca en el Valle de Godric. Esta solo, con única compañía al matrimonio que cuida la casa desde hace muchos años y a los que conoce desde niño. Yo voy todos los fines de semana y algunas noches entre semana... pero no paso con él todo el tiempo que quisiera debido a la empresa que cada día más me absorbe más, principalmente ahora que él no está para ayudarme..." -suspiró largamente con un gesto de cansancio-. "Estoy agotado, y temo enfermarme si sigo así, para esta edad yo ya creía que la empresa estaría bajo el completo manejo de mi nieto. Este ritmo de vida que llevo no es propio de mi edad, mas no puedo dejar de ir a verlo a pesar del cansancio que los continuos viajes a la finca me provocan. Tengo que intentar convencerlo para que se opere lo antes posible. No puedo resignarme a verlo vegetar en la oscuridad el resto de su vida, ¿me comprende?"
En el tono urgente de su voz advertía la firme decisión de salvar a su nieto. Hermione asintió conmovida ante el drama que ese hombre estaba viviendo. Lo vio retorcer nerviosamente una lapicera dorada entre sus dedos. Parecía agotado psíquicamente, a punto de sucumbir él también a la depresión. Únicamente le sostenía su férrea voluntad y el amor que sentía por su nieto, el cual le impedía claudicar.
-"El caso es que tengo que marcharme por unos meses al extranjero" -continuó al cabo de unos minutos-. "Queremos introducirnos en el mercado americano, concretamente en el de habla hispana. Era un proyecto que mi nieto acariciaba con entusiasmo. Él lo había diseñado todo antes del accidente y pensaba realizar el viaje con su mujer, como una segunda luna de miel, siempre me decía" -y sonrío tristemente embargado por sus recuerdos-. "Lo he ido posponiendo para que fuera él quien lo llevara a cabo, pero ya no puedo aplazarlo más. Las condiciones del mercado podrían cambiar y entonces no nos sería posible introducirnos, malográndose con ello el proyecto de mi nieto. Me marcho a finales de junio y no creo que regrese hasta mediados de septiembre" -la miró directamente con súplica en sus tristes ojos grises-. "Necesito que alguien me reemplace a su lado durante esos meses. No tenemos parientes, sólo alguno lejano que no estaría dispuesto a sacrificar el verano en una solitaria finca acompañando a un amargado y taciturno invidente que, además, no desea compañía. Tampoco los amigos se prestarían a ello, ya pocos le quedan que puedan hacer tal cosa. Sólo me queda la opción de contratar a alguien que desempeñe este labor. No puedo permitir que en los meses que yo esté fuera Harry se deprima aún más... Necesito alguien que continúe con mi trabajo de animarlo, de hacerle comprender que la vida tiene que continuar, de ayudarlo a superar su complejo de culpa... He conseguido muy poco en estos meses, pero temo que en mi ausencia se produzca un retroceso en él y vuelva a ser como en los primeros meses cuando permanecía encerrado en su habitación sin querer verme siquiera... Ahora da largos paseos acompañado de su perro, hasta permite que le lea e, incluso, charla con el médico del pueblo que va con frecuencia a visitarlo. Son pequeñas cosas que suponen un gran adelanto en su recuperación..."
Hermione asentía emocionada ante el amor y la dedicación que este hombre demostraba por su nieto.
-"El problema radica en que Harry es tan obstinado que se negaría a aceptar a alguien que halla sido contratado para hacerle compañía. No ha querido en ningún momento enfermeras o ayudantes para que lo cuiden..."
Cayó un momento y la miró dubitativo. Hermione advirtió su indecisión e imaginó que temía continuar por miedo a que su propuesta le pareciera incorrecta y ella se negara a realizar la tarea.
-"Continúe, por favor..." -lo animó ella con una suave sonrisa.
El hombre se inclinó hacia delante y la miró esperanzado ante la receptividad de la chica.
-"John March, uno de los consejeros que me acompañará en el viaje, es viudo y tiene una hija más o menos de su edad. Harry sabe de la existencia de la chica aunque no la conoce personalmente. Ella suele pasar los veranos trabajando en España y este año también lo hará, es más, creo que ya se ha marchado. Le ofrecí el empleo... Era la cobertura ideal pues, con su padre de viaje y al no tener familia cercana, la invitación de pasar el verano en la finca ante la ausencia paterna era lo correcto. Ella no estaría sola en su piso de la ciudad y mi nieto no sospecharía que había ido con el propósito expreso de acompañarlo... Pero no aceptó. Parece ser que está enamorada de un chico español y no ha querido dejar pasar la oportunidad de estar a su lado" -cayó un momento y la miró fijamente esperando la reacción a sus siguientes palabras-. "La única solución que se me ha ocurrido es contratar a una chica que la suplante; que se haga pasar por Victoria March."
Tal como esperaba, la reacción de Hermione no fue entusiasta. Se movió inquieta en el sillón. No le gustaba participar en un engaño y menos en el que estuviera involucrada una persona con las facultades físicas mermadas. Sería cruel si se enteraba y, aunque no llegara a enterarse, ya era poco ético intentarlo. Lo miró con pesar. Sabía que el hombre estaba desesperado, pero su estricta conciencia suponía un obstáculo para participar en esa farsa.
-"Señor Potter..." -comenzó a decir evitando mirarlo a los ojos-. "Comprendo las razones que tiene para recurrir a esta farsa, mas no lo creo justo ni honrado para con su nieto. Si él llegara a enterarse del engaño, el daño que le causaría sería aún mayor que el beneficio que se le hubiera podido aportar con el intento."
-"Comprendo sus escrúpulos, señorita Granger, pero es la única solución que he hallado" -su voz sonaba apenada y en sus ojos se apreciaba la gran desilusión que sentía ante su negativa.
A ella se le encogió el corazón. Odiaba decepcionarlo de ese modo cuando sabía que había puesto todas sus esperanzas en ella. Desde el primer momento, cuando percibió la angustia de ese hombre, pensó en ayudarlo aunque sin imaginar que iba a pedirle tal cosa.
-"Además, mi nieto no tiene por qué enterarse de la sustitución" -continuó apasionadamente en un último intento por convencerla-. "Usted es inteligente, por ello me he decidido a contratarla después de haber pasado el día entrevistando a chicas tontas y oportunistas. Sabrá salir airosa de la empresa... Sólo tendría que estudiarse la vida de esas dos personas. John está de acuerdo y la ayudará en todo lo que pueda. De esa forma podrá responder a las preguntas de Harry en el caso que las hiciera, aunque él es poco dado a curiosear en la vida personal de los demás" -su expresión se animó al ver la duda en la cara de la chica-. "Será sencillo, no lo dude. Harry únicamente sabe que March tiene una hija de unos veinte años y que estudia en la Universidad, aunque no sabe que estudios está realizando. Tampoco la ha visto ni ha hablado con ella. Además usted es muy similar a la chica, casi de la misma edad e igual de culta e inteligente. Victoria estudia filosofía inglesa, pero muy bien podría estar estudiando arte porque Harry no lo sabe" -calló y la miró fijamente como evaluando el impacto que sus palabras ejercían en la voluntad de ella.
Hermione seguía inquieta. El plan ya no le parecía tan descabellado como al principio. Estaba segura de poderlo desempeñar, aunque seguía dudando de su honradez.
-"Pero usted olvida que va a ser por mucho tiempo, casi tres meses, de continua convivencia. No podré mantener el engaño durante todo ese tiempo. Cometeré algún error y lo descubrirá todo" -intentaba hacerle comprender lo arriesgado de la empresa en un intento por convencerse ella también.
-"No lo crea, le será fácil. Sólo tiene que actuar como usted misma. A pesar de que la chica se llama Victoria usted podría seguir llamándose Hermione, si le dice que ése es su segundo nombre y el que prefiere usar. Como no tiene madre ni hermanos, así como parientes cercanos, las referencias a ellos serán nulas. Sólo el padre al que ve poco y del que desconoce su trabajo. Por otra parte, mi nieto conoce muy poco a March pues comenzó a trabajar poco antes del accidente y en otro departamento, y luego su contacto fue muy escaso" -seguía intentando convencerla, cada vez más esperanzado al percibir las crecientes dudas de la chica.
-"Aunque logre engañarlo mientras esté en la finca, al final terminará por enterarse algún día del engaño, tal vez antes de lo que espera, y entonces lo acusará a usted de haberlo sometido a una burla, a una trampa. ¿Se da cuenta de lo que sucedería entonces?"
-"Señorita Granger, si logro que mi nieto se opere y vuelva a ver, él mismo me lo agradecerá si llega a enterarse de todo esto" -levantó los hombros en un gesto de impotencia-. "Si, por el contrario, continúa ciego cuando se entere, ¿cree entonces que importará? Su odio sería más soportable pues me quedara el consuelo de haber intentado ayudarlo por todos los medios posibles a que vuelva a estar vivir su vida."
Hermione seguía dudando. Se levantó y comenzó a pasear por la estancia nerviosa. El anciano se le acercó y, tomándola por la barbilla, la obligó a mirarlo.
-"Por favor, tiene que ayudarme, estoy desesperado" -le suplicó con la mirada húmeda-. "Usted es la última esperanza que me queda. Desde el momento que entro a la sala supe que era la persona que necesitaba. Reúne todas las cualidades necesarias y además posee un gran corazón que lo llevará a querer ayudar a mi nieto en cuanto lo conozca, además de la serenidad y paciencia necesarias para soportar su tozudez y malhumor. Hermione, no me decepcione, por favor, sólo puedo recurrir a usted... Mi nieto y yo la necesitamos."
Hermione no podía seguir mirándolo a los ojos. Era tal la súplica que veía en ellos, que se le llenaron los suyos de lágrimas. Soltándose, le dio la espalda. Quedaron inmóviles durante unos minutos mientras ella se debatía en innumerables dudas. Él lo comprendió y no quiso interrumpirla. Vio como suspiraba largamente y giraba para enfrentarse a él.
-"Está bien, lo ayudaré, señor Potter" -dijo con una sonrisa temblorosa.
-"¡Dios la bendiga!" -la abrazó emocionado. Después, separándose de inmediato, la miró radiante-. "Viajo a finales de la próxima semana. ¿Cree que para entonces habrá resuelto todos sus problemas?" -y ante el gesto afirmativo de ella siguió-. "¡Perfecto! La llevaremos a la finca antes de ir a tomar el avión a México, así mi nieto no tendrá tiempo de protestar mucho. John nos acompañará, para despedirse de su hija a la cual no va a ver por más de dos meses" -Se dirigió a la mesa y tomo dos carpetas para luego tendérselas a Hermione-. "Son los datos personales de John March y su hija. Estúdielos, pero no se identifique demasiado con Victoria. Sea usted misma en todo lo que pueda, eso evitará errores. Pásese el lunes por aquí a eso de las ocho de la tarde para concretar los últimos puntos. Luego iremos a cenar con John, así lo conocerá mejor y le informará sobre aspectos de su hija que no estén reflejados en el informe" -suspiró con satisfacción, como si se hubiera quitado un gran peso de encima-. "No la entretengo más, querida. Tal vez haya quedado con alguna persona" -y recordando algo de pronto, añadió:- "No le he preguntado, ¿tiene usted novio?"
-"No, no tengo novio, señor" -respondió Hermione firmemente.
-"No me lo explico, es usted tan bonita y dulce..." -le acarició la mejilla en un gesto paternal-. "Pero me alegro, de ese modo no tendremos a un hombre desesperado buscando a su novia por todo Inglaterra o, peor aún, celoso ante la idea de que ella pueda estar con otro hombre" -rió de buen humor ante la posibilidad. Hermione, contagiada, rió también.
-"Espero no defraudarlo, señor Potter. Creo que confía demasiado en mi habilidad para llevar este asunto."
-"No tema, lo hará muy bien. Tengo buena intuición y siempre me he dejado guiar por ella. De no ser así no habría llegado lejos con el pequeño negocio que me dejó mi padre" -le apretó la mano cariñosamente-. "Confíe en mi, todo saldrá bien" -la llevó hacia la puerta y la invitó a salir-. "Hasta el lunes, Hermione. Y de vuelta, muchas gracias por esto."
Ella se despidió y salió rápidamente del edificio. Una vez en la calle miró la hora. Eran más de las nueve, debía darse prisa si quería llegar a tiempo a casa de los White. Decidió tomar un taxi, no le gustaba ser impuntual y comprendió que no conseguiría llegar al otro lado de la ciudad en menos de diez minutos si esperaba el autobús. Pensó que ese pequeño gasto no arruinaría su economía. De pronto recordó que no habían hablado del tema económico... Bueno, la verdad no importaba, por poco que le pagaran siempre sería igual al sueldo de vendedora o niñera, y sin duda este trabajo iba a ser mucho más interesante y gratificante, pensó al recordar el atractivo rostro del nieto del señor Potter. Aunque también más arriesgado. Sintió no tener tiempo para encontrarse con Lavander. Ya le explicaría mañana lo sucedido y la recompensaría dedicando a Ron todo el tiempo que ella quisiera. Con el ánimo embargado por una secreta alegría a la que no encontraba explicación, se introdujo en el taxi y dio la dirección al conductor.
Cuando Hermione regresó al departamento a las dos de la madrugada, se sorprendió al ver a Lavander en su habitación profundamente dormida. Sonrió con ternura y pensó que la compañía de Ron podría ser muy beneficiosa para su amiga. Al menos estaba adquiriendo nuevas y saludables costumbres, como por ejemplo la de llegar antes de las cinco de la madrugada, algo habitual en ella antes de conocerlo. Si el chico conseguía que se acostara relativamente temprano entre semana era un gran comienzo que decía mucho en su favor. Si, además, conseguía que estudiara, pensaría que realmente era la persona que le convenía y ella misma estimularía a Lavander para que no lo dejase escapar.
Pensó en estudiar un rato para el examen del día siguiente, pero estaba demasiado cansada y con la mente en otras cosas como para concentrarse. Sería una perdida de tiempo. Le vendría mejor dormir bien y estar completamente relajada para el examen. Se dio una ducha caliente, se puso su vieja camiseta rosa y se acostó en su vieja cama, mas no pudo dormirse tan inmediatamente como pensaba. A su mente acudían los sucesos de la tarde anterior, la entrevista con el señor Potter y lo que éste le había contado. Pero, sobre todo, la imagen de un hombre joven y atractivo de rebelde cabello azabache que miraba embelesado a la mujer que tenía abrazada a su lado. Recordar esa mirada estaba trastornando a Hermione, le hacía sentir celos de esa mujer. Los ojos de él expresaban tanto amor y pasión que Hermione se sintió invadida por el extraño deseo de ocupar el lugar de esa mujer entre aquellos fuertes y protectores brazos.
Inmediatamente desechó esos ridículos pensamientos de su cabeza. Estaba tan influida por la triste historia de Harry Potter que la había llevado a idealizarlo en un arrebato de romanticismo, más propio de Lavander que de ella misma. Sin duda, la influencia de su amiga era más efectiva de lo que habría supuesto pues ya estaba comenzando a pensar en hombres apuestos y en amores apasionados. Esa era la causa de que ella, una persona sensata y racional, se sintiese repentinamente interesada por un hombre al que sólo había visto en una fotografía y abrazando su esposa.
Se propuso vehementemente desechar esos tontos pensamientos de su cabeza. Después de unos cuantos minutos de no conseguirlo y de dar varias vueltas en la cama, logró quedarse profundamente dormida. Pero aún entonces, sus sueños continuaron ocupados por una figura de un hombre alto y delgado, con una gran sonrisa en su atractivo rostro, junto a ella misma ocupando el lugar de Cordelia entre sus brazos, recibiendo de él su mirada llena de cariño y deseo.
Continuara...
Nota de la Autora:
Hola a todos! Espero que sus deseos de matarme por haberme tardado tanto en continuar el fic no sean demasiado grandes... Obviamente mi tardanza tiene sus buenas razones, una de ellas es que estuve de vacaciones (lo cual me mantuvo aislada de una computadora en la cual escribir) y también porque, lamentablemente me encuentro esclavizada en mi habitación con una montaña de cosas para estudiar (montaña que me parece que a momentos crece cada vez más). Fuera de eso, vayamos al tema que les interesa, o sea el fic... en este capítulo creo que explica un poco de que va a ir la trama del fic, no? Imagino que más de uno ya se debe imaginar que se viene... Hermione acepto el trabajo de hacerle compañía a Harry todo el verano haciéndose pasar por otra persona... yo no se ustedes pero no parece un buen comienzo para una relación, no les parece?...
Un beso enorme, cuídense mucho!
Att. Lady Verónica Black.-
"Que la magia los acompañe, las estrellas guíen su camino, pero más que nada griten a todo pulmón: ¡¡Viva Xiao Lang Li, Eriol Hiragizawa, Harry Potter y Los Merodeadores (salvo la rata apestosa ¬¬); Los hombres más lindos y sexys que hay!"
¡¡DEJEN REVIEWS, PORFISS…!
