Declaimer: Estos maravillosos, perfectos, tiernos (…y sexys en el caso de Xiao y Eriol ) y divertidos personajes pertenecen al Estudio Clamp, yo solo los pido prestado para que actúen en mis retorcidas historias.
"El sueño de una Mujer"
(por Lady Verónica Black)
Capítulo Siete
-"El auto me dejo estancada en el pueblo" –le dijo Tomoyo a Hiroko por teléfono.
Tenia tantas ganas de alejarse de ese maldito pueblo que había esperado a estar en la carretera de camino a la ciudad para llamar a la oficina. Ahora, se encontraba en una estación de servicio a mitad de camino.
-"Ya estoy en camino" –añadió la amatista-. "Me han tenido que prestar un auto, el mío, para variar, se negó a arrancar... Voy a tener que pasar por casa para cambiarme antes de ir la oficina. Decile a la señora Ayanami que Kinomoto ha accedido a firmar los documentos."
-"¿Ya los firmo?" –preguntó Hiroko desde el otro lado del teléfono.
Tomoyo suspiró.
-"No, pero me ha prometido hacerlo y enviarlos por correo. No pude conseguir nada más..."
-"¿Se puede confiar en lo que dice?"
"Buena pregunta...", pensó Tomoyo.
-"No nos queda otra alternativa que hacerlo. Me han dicho que es un hombre de palabra."
La secretaria se echó a reír.
-"Demasiado maravilloso para ser verdad. ¿Es tan guapo como parece en la foto o es un narigón de metro cincuenta?"
Tomoyo se paso la mano por la base del cuello, intentando que con ese masaje la contractura que se le había formado luego de su discusión con el susodicho desaparezca.
-"Sí, es tan atractivo como en la foto. Su nariz es perfecta y mide como un metro noventa."
-"¡Dios mío!" –exclamo Hiroko, que media un metro setenta y ocho y siempre tenia problemas para encontrar hombres más altos que ella-. "En fin, debe tener algún defecto... porque sino seria irreal... ¿lo tiene, no?"
-"Pos supuesto... ¡Es una bestia!" –respondió-. "Me odio desde el primer momento que me vio, me ha insultado en todo momento, y prácticamente me echó a las patadas de su casa."
-"Bueno, nadie es perfecto" –razono filosóficamente la secretaria.
-"Gracias por recordármelo" –murmuro Tomoyo entre dientes-. "Te veo en la oficina en unas horas. Dale mi recado a la señora Ayanami."
El campo entre el pueblo y la ciudad estaba exuberante de todos los tonos verdes y dorados imaginables. A Tomoyo siempre le había gustado el paisaje campestre, sin embargo, aquella mañana no logro tranquilizarla.
Al volver a la casa luego de la discusión con el 'gusano', apodo que creía le quedaba a la perfección a Touya Kinomoto, había tenido que explicarles a Miyuki y a Sakura que tenia que tomar prestado el auto de esta ultima.
-"¿Mi auto?" –había gritado la ojiverde-. "¿Qué te llevas mi auto? ¡Lo odio, lo odio, lo odio! Touya me va a producir un ataque cardiaco... Arrgghhh... ¡Lo dio!"
Sakura había salido corriendo de la habitación con una mano en el pecho, tal como si estuviera a punto de agonizar de dolor.
En cuanto a Tomoyo, jamás había sentido semejante resentimiento por una persona como lo sentía por Touya Kinomoto.
O o o o o OEra casi medio día cuando Tomoyo entró en la oficina. Para animarse se había puesto su mejor traje, de un azul claro con una sencilla camisa blanca y zapatos de taco a juego.
Hiroko, sentada delante de su escritorio, estaba muy elegante con un vestido negro que contrastaba con su cabello oscuro. Sin embargo, la expresión del rostro perfectamente maquillado de la secretaria era de creciente preocupación.
Tomoyo la miro detenidamente, con las cejas alzadas, dándole a entender que no entendía la razón de su expresión. Hiroko se encogió de hombros y la miró casi con expresión de culpabilidad. La publicista comprendió inmediatamente que algo malo ocurría.
-"¿Qué paso?" –pregunto con cierto temor.
-"Bienvenida, Tomoyo-chan" –declaro la secretaria con una gran sonrisa, para luego aclararse la garganta al ver la cara de desconfianza que le daba su amiga al escuchar el apelativo cariñoso que ella rara vez usaba.
-"Hiroko Tanaka, dime de una vez que esta pasando. Y mejor apúrate antes que mis latidos lleguen a su limite."
Hiroko apoyo sus codos en el escritorio y cruzo sus manos con fuerza.
-"No te preocupes, amiga, sé que eres una mujer racional y centrada que sabe como hacerle frente a una crisis... ¿verdad?"
Tomoyo la miro aprensivamente.
-"Eso depende de la crisis."
Hiroko se miro las uñas, y rápidamente sin detenerse a mirarla a la cara le dijo:
-"La señora Ayanami quiere que vuelvas a Tsukimine."
"¿¡Qué?... pero... ¡pero si acabo de volver de ahí!", pensó Tomoyo.
-"¿Cómo?"
-"La jefa quiere que vuelvas a hablar con Kinomoto."
-"¿¡Cómo?" –repitió con creciente terror.
-"La señora Ayanami quiere que vuel..."
Pero fue rápidamente interrumpida por un gemido lastimoso por parte de la amatista.
–"Todavía me sangran las heridas del primer encuentro. ¿Cómo puede... ? ¡Dios Santo, ese hombre me odia, Hiroko! No, me retracto, ¡NOS odia!"
-"Es posible que ese hombre NOSodie, pero las mujeres de todo el país parecen amarlo" –declaro, mirándola fijamente a los ojos-. "Al menos, los editores de Modern Woman lo adoran, y parecen pensar que el resto del mundo también va a adorarlo..." –al ver la cara de desentendimiento de su amiga, le aclaro-. "Quieren que Touya Kinomoto aparezca en la portada de su revista y quieren escribir un artículo sobre los participantes del calendario, y específicamente publicar una entrevista con el modelo central..."
Tomoyo abrió la boca, pero ningún sonido pudo escapar de su garganta.
-"¿Modern Woman?" –consiguió decir minutos después. Aquella era una de las revistas de mujeres de mayor venta de todo el país.
Hiroko asintió.
-"Sí; han llamado a la señora Ayanami esta mañana. Al parecer, el tal Kinomoto los ha impresionado bastante. Quieren sacar una foto de él y colocarla a doble página en el próximo número... ¿Sabes lo que eso significa?"
Tomoyo sacudió la cabeza de forma afirmativa.
-"Significa que voy a morir... Ese hombre me va a asesinar. No soporta la publicidad.. En serio, Hiroko, me va a matar."
-"A parte de ese pequeño detalle de tu repentina muerte, también significa que este proyecto del calendario va a conseguir una publicidad sensacional a nivel nacional. Y eso, querida amiga, vende muchos calendarios; y de eso, precisamente, trata la publicidad, de vender lo que se anuncia."
Tomoyo se sintió ligeramente mareada.
-"Pero tendrá que firmar otra autorización para el nuevo reportaje, y todavía ni siquiera a firmado los papeles para autorizarnos a usar las fotos de su hermana. Cuando se entere, puede incluso que se eche para atrás, y eso..."
-"Tomoyo, no puedes permitírselo" –contestó Hiroko-. "En este momento el proyecto del calendario es él. ¿Sabes cuanto están dispuestos a pagar los de Modern Woman a la fundación Homestead Heritage por la entrevista? Te lo voy a decir... veinte mil dólares. Es mucho dinero para este estado, y eso sin contar con el dinero que va a salir por las ventas del calendario. Ya no se trata solo de un asunto local, sino de algo nacional. Esto es algo grande, y la señora Ayanami esta muy entusiasmada con el asunto."
Tomoyo tanteo con las manos en busca de una silla en donde sentarse, a traspiés llego frente a la butaca y como pudo por sus temblorosas piernas se sentó en el asiento.
-"¿No podría simplemente llamarlo por teléfono o mandarle un fax?"
-"No, no contesta el teléfono. Alguien tiene que ir a hablar con él ahora mismo."
Tomoyo se agarro con fuerza de los brazos de la butaca.
-"Supongo que si no consigo que acceda puedo ir despidiéndome de Tokio. Incluso puede que también me tenga que despedir de este trabajo."
La secretaria le dedico una mirada comprensiva.
-"La señora Ayanami no lo ha dicho explícitamente así..."
-"No, me imagino que no, pero el resultado será eso lo diga o no."
-"Supongo que en eso tienes razón" –admitió triste Hiroko-. "Ya sabes como es cuando quiere algo."
-"¿Cuándo quiere que vuelva?"
-"Ahora mismo" –le respondió-. "Habría sido mejor que ya estuvieras en camino."
Con una mano en la frente. Tomoyo sacudió la cabeza. ¿Qué iba a decirle a Touya Kinomoto? ¿Conseguiría algo hablando con él?
-"Eyy, no te olvides lo que siempre dice la jefa en estas circunstancias: No lo consideres un problema, sino un desafió . "
Tomoyo le dedico a su amiga la mirada que se merecía.
-"Bueno, solo te quería dar una mano..."
O o o O o o O-"¿Qué haces de vuelta por acá?" –le preguntó con los ojos desmesuradamente abiertos por la impresión-. "¿Te arreglaron el auto y volviste a devolverme el mío? Porque la verdad casi me muero cuando Touya te lo dio..."
Sakura se encontraba en ese momento cepillando el dorado pelaje de Kero cuando la publicista hizo su aparición.
Tomoyo sacudió su cabeza y salió del auto.
-"Sakura, lamento mucho haber tenido que llevarme tu coche, pero tu hermano me lo ofreció y no tuve más remedio que aceptar su oferta. Tengo que hablar con él, ¿sabes dónde está?"
La castaña se levanto alarmada.
-"Algo salió mal con las fotos, ¿verdad?"
-"No, no hay ningún problema con las fotos. La verdad es que he venido porque tengo muy buenas noticias, pero antes tengo que lograr convencer a tu hermano para que acepte formar una autorización un poco más amplia."
La expresión de Sakura se transformó al instante; de mostrar temor paso a representar puro entusiasmo.
-"¿Porqué? ¿Qué ha pasado?"
Tomoyo comenzó a avanzar en dirección a la casa, pero Sakura la detuvo.
Tomoyo se dio cuenta que había hablado más de lo debido, y esperaba que la adolescente se conformara con una respuesta vaga de lo sucedido.
-"Se ha presentado la oportunidad de un lanzamiento a nivel nacional, pero antes tengo que hablar con tu hermano del asunto." –murmuro.
-"¿Un lanzamiento a nivel nacional? ¿Qué clase de lanzamiento? ¿Periódico o revista? ¿Quieres decir que mis fotos se van a ver en todo el país?"
Sakura estaba tan entusiasmada que parecía estar a punto de ponerse a bailar.
-"¿Quieres decir que la foto que le saque a Touya va a salir en un periódico de Tokio?"
-"Sakura, tranquilízate" –dijo Tomoyo-. "Una revista a mostrado interés en el tema, eso es todo."
-"¿Una revista?" –grito Sakura, encantada-. "¿Qué revista?"
-"Una revista para mujeres."
-"¿Qué revista para mujeres? ¿Cuál? ¿Una de las grandes?"
-"Sakura, por favor" –dijo la morena en tono de suplica-. No puedo decirte nada más, no puedo. Tengo que hablar primero con tu hermano. ¿Está en la casa? ¿Esta de mejor humor que esta mañana?"
-"No hay nadie en la casa, Touya esta en los establos y Miyuki en el pueblo... Y esta con un humor de perros, como de costumbre" –contestó-. "¡Una revista! ¡No puedo creerlo! Voy a llamar a Shaoran, él siempre ha creído que llegaría muy lejos. ¡Oh, Dios mío, mi sueño se volvió realidad!"
La chica se echo a correr y se metió en la casa con el perro ladrando feliz detrás suyo.
"Dios mío, qué he hecho... ¡Kinomoto me va a matar!", se dijo Tomoyo horrorizada.
Respiró profundo, enderezo los hombros y con paso decidido se encamino al establo. El polvo seguramente le iba a estropear los zapatos, pero esa era la menor de sus preocupaciones.
El establo tenía ese dulce aroma a paja y a animal que conocía tan bien de su infancia. Las sombras suavizaban los ángulos de la imponente construcción y, allí donde los rayos del sol iluminaban, partículas de polvo bailaban.
Busco con los ojos hasta dar con él. Touya estaba en un pesebre, arrodillado al lado de un caballo gris, vendándole una pata.
-"Señor Kinomoto... soy yo, Tomoyo Daidouji. Siento tener que molestarlo otra vez, pero tenia que verlo de nuevo."
El hombre alzo la cabeza lentamente, hasta que sus miradas se encontraron.
-"Usted" –dijo él apretando los dientes, esa mujer sólo le traía problemas.
Dejó la pata del caballo y se puso de pie. Aún llevaba la camisa amarilla de aquella mañana, completamente desabrochada, mostrando su fuerte torso perlado de sudor.
Con los ojos fijos en ella, se abrochó rápidamente la camisa se la metió por debajo de los pantalones.
-"Creí que había vuelto a la ciudad."
-"Sí, volví esta mañana, pero mi jefa me mando de vuelta porque ocurrió algo más. ¿Podríamos hablar un momento?"
-"¿Dios, qué he hecho para merecer esto?" –Touya miro a su alrededor como si pudiera encontrar una respuesta razonable en aquel establo-. "Lo único que quiero es vivir mi vida en paz, y cuidar a mi hermana."
Tomoyo avanzó unos pasos más hacia él. Touya, con expresión de desagrado, se fijo en sus zapatos de tacón y las elegantes líneas de su traje.
-"¿Siempre se viste así para ir a un establo?"
-"No sabía que iba a ir a un establo"- respondió, deteniéndose a pocos centímetros del moreno-. "Si contestara el teléfono, me habría ahorrado el viaje."
Touya la agarró del brazo, apartándola del pesebre, y cerró la puerta de un golpe. Después, la condujo hasta un cúmulo de paja. Ahí, le soltó el brazo.
-"¿Qué le pasa ahora, Kinomoto?"
Tomoyo sacudió la cabeza con gesto nervioso y se estiro el saco del traje. A pesar de que estaban a cierta distancia, la proximidad de aquel hombre la sofocaba.
Había ensayado o que iba a decirle durante todo el camino de regreso al rancho. Lo había perfeccionado hasta tal punto que sólo un loco podría rechazar la oferta.
-"No" –contestó Touya cuando término de contarle la oferta.
Con creciente pánico, Tomoyo vio como sus facciones se habían endurecido. Y, aun más alarmada, noto que su cuerpo indicaba peligro. En aquel momento, le pareció que estaba mucho más alto y que sus hombros eran más anchos.
Tomoyo tragó saliva.
-"Por favor, de que le explique las ventajas de esto. Se trata de veinte mil dólares para la fundación Homestead Heritage; además, la publicidad hará que se vendan muchos más calendarios, puede que incluso decenas de miles. No puede rechazar la oferta."
-"No"
-"No puede..."
-"No voy a dejar que publiquen mi foto en una estúpida revista para que todas las mujeres del país me miren como si fuera un pedazo de carne. La respuesta es NO. Parecería un completo idiota... pondrían mi foto entre recetas de cocina, dietas y anuncios superficiales. No de ninguna manera. Olvídese. Búsquese a otro."
-"No puedo buscar otro modelo" –dijo ella desesperada-. " La agencia lo quiere a usted. No han sido los demás modelos los que lograron esto, fue usted."
El rostro de Touya se ensombreció de la ira.
-"No. A algunos hombres les gusta sacarse fotografías, pero a mí no. Y si dejo que me saquen una foto es para el álbum de la familia, no para que un montón de mujeres que no conozco."
"Escuche..." –imploro Tomoyo-, "no se lo digo por halagarlo, pero usted es un hombre... muy atractivo. Mucho más atractivo que los demás del calendario. La revista está dispuesta a pagar ese dinero por usted, no por otro."
Touya lanzo una maldición que hizo que las mejillas de Tomoyo enrojecieran. Con cierta violencia el hombre se paso las manos por el rostro y el cabello.
-"¿Qué más da cómo soy? ¿Por qué a la gente le parece tan importante el físico?"
-"Esa es la cuestión, Kinomoto. El calendario trata de hombres atractivos."
-"¿Y porqué no sacan un calendario de 'mujeres atractivas'? Postúlese usted como modelo si tan buena idea le parece mostrar fotos a todo el país. Estoy harto de que la gente que no hace más que hablar de lo guapo que es uno, o de lo poco que lo es otro... ¡Estoy harto! Déjeme en paz.
-"¿Qué quiere decir? ¿Porqué dice que está harto?"
-"Escuche, soy un ser humano, no un animal de concurso. Lo que yo valgo se mide por lo que he hecho con mi vida, con mi familia, con mi rancho y la comunidad en la que vivo... no se debe a mi aspecto físico."
Tomoyo lo miro descorazonada. De repente, se dio cuenta de que no estaba delante de un hombre vanidoso, sino de un hombre humilde e independiente que valoraba su intimidad. Probablemente, los que no lo conocían lo juzgaban por su aspecto físico, no por su carácter. Había empezado a dejar de extrañarle que no quisiera publicar su foto.
-"Escuche, me doy cuenta de cómo se siente, pero esto es por una buena causa, una causa excelente. Al menos, tiene que pensarlo. Tiene que hacerlo."
La expresión de Touya se tornó casi amenazante.
-"No tengo que hacer nada, excepto cuidar de mi familia y mi rancho. Y si se marcha, conseguiré precisamente eso. En caso de que no me haya explicado bien, señorita Daidouji, la respuesta es no. Y ahora, márchese y no me pida nada más. Ya he consentido demasiadas cosas."
Tomoyo se mordió los labios.
-"¿Quiere que le suplique?" –preguntó ella-. "Esta bien, se lo suplico, y no por los agricultores ni los ganaderos de la región, sino por mí. Si accede, le prometo que no volveré a inmiscuirme en su vida. Me iré muy lejos y no volverá a verme nunca más. Por favor, Kinomoto... Por favor..."
-"No. No voy a permitir que me cataloguen como un..."
-"Bombón" –murmuró Tomoyo-. "Quieren publicar el artículo con el titulo Los Bombones de Tomoeda ."
-"Bombones" –dijo él con desprecio-. "Bombones. Pase de ser un pedazo de carne a un trozo de chocolate... Vaya."
Tomoyo cerro los ojos.
-"Mire, estoy dispuesta a hacer lo que quiera si accede a..."
De repente, la morena abrió los ojos y lo miró con expresión de horror.
"¿Por qué tuve que decir precisamente eso?"
-"No quise decir exactamente lo que he dicho" –se apresuró a añadir-. "Quería decir que la agencia negociara con usted para velar sus intereses y..."
-"Sé lo que ha querido decir, Daidouji" –la interrumpió Touya con tono burlón.
De nuevo, la miro de arriba abajo. Esta vez, sus ojos negros parecieron desnudarla y examinarla como un objeto de su propiedad.
-"No, no me refería a eso. Puede que haya dado la impresión, pero.."
Touya asintió mostrando el desdén que ella le provocaba.
-"Me alegra que lo haya dicho. En realidad, me estaba sintiendo mal por lo de noche, temía haberla juzgado mal... quería haberme equivocado con mi opinión sobre usted, ¿sabe? Incluso había pensado en ir a la ciudad a pedirle disculpas, pero ahora..."
Los ojos oscuros del ranchero la mantuvieron cautiva de su mirada, Tomoyo no encontraba la voz para responder: No soy como usted piensa. ¿Por qué siempre se imagina lo peor de mí?.
-"Pero no me había equivocado. Bueno, ¿no le parece este un lugar apropiado para tener un placentero revolcón en la paja?" Aunque no esta vestida adecuadamente, pero ese problema podríamos resolverlo inmediatamente."
-"Desde luego que no lo estaba invitando a tener 'un placentero revolcón en la paja'" –objeto Tomoyo con firmeza, ya que a pesar de estar sumamente avergonzada su furia iba cada vez en mayor aumento.
Touya alzó la barbilla, su expresión era, si cabía, más desdeñosa.
-"Anoche le falto el valor para ello, pero acaricio muy de cerca la idea. Sin embargo, hoy, la situación es más crítica. Deje de hacerse la inocente, sé perfectamente que anoche salió en camisón a propósito, siguiéndome. Y, ahora, se me ofrece, ¿verdad? Pues no, muchas gracias, pero no."
El rostro de Tomoyo enrojeció de la ira.
-"Yo no lo seguí anoche y ahora no me ofrecido a tener sexo con usted. He dicho lo primero que se me vino a la cabeza y..."
Touya la interrumpió con una amarga sonrisa.
-"Sí, señorita Daidouji, ha dicho lo primero que se le ha venido a la cabeza debido a su ambición. Me parece que tendrá que buscarse otra forma de ir a Tokio o Nueva York, porque yo no voy a ayudarla. No soy un bombón ni su pasaje a Tokio."
Tomoyo estaba a punto de estallar. Ese hombre, además de insultarla como nunca nadie lo había hecho, le estaba arruinando su futuro. Le iba a arruinar la carrera que tanto sacrificio le había costado hacer crecer.
Tomoyo lanzo su ultimo y desesperado ataque.
-"Tiene que hacer... por Sakura. Le destrozara el corazón si se niega, su hermana jamás le perdonara haberle negado esta oportunidad."
Touya le lanzó una mirada gélida, sus ojos se empequeñecieron peligrosamente y sus puños se cerraron con fuerza.
-"¿Se lo dijo a Sakura?" –preguntó con voz aterradoramente tranquila.
Tomoyo se volvió a dar cuenta que había cometido otro terrible error.
-"De todos modos se iba a enterar..."
Instantáneamente, el hombre la agarro de los brazos con expresión amenazante.
-"No se detiene ante nada, ¿verdad?"
-"No me toque" –dijo ella furiosa, maldiciéndose a sí misma por no ser capaz de controlar el temblor de su voz.
-"Creí que iba a dejarme tocarla todo lo que quisiera"
Con brutalidad, el vaquero la atrajo hacia sí. Tomoyo jadeó cuando él bajo el rostro hacia el de ella. Los labios de él estaban ya rozando los suyos.
-"Déjeme" –dijo la amatista con voz entrecortada.
Touya sonrió, pero sus ojos estaban fríos como el hielo. Con todas sus fuerzas Tomoyo trato de apartarlo de sí, pero era inútil. En menos de lo que ella se dio cuenta él ya la había aprisionada entre la paja y su cuerpo.
-"Creo que si va a dejarme tocar todo lo que quiera. Y, honestamente, si quiero tocarla. No me pregunte la razón, pero me encantaría tocar todo su cuerpo... Sin embargo, no soy un hombre que se deje dominar por su instinto, por lo menos no tan seguido. El precio que tendría que pagar luego sería demasiado alto."
-"Déjeme" –repitió ella con más vehemencia-, "en este mismo instante."
El moreno la soltó, dio un paso hacia atrás, y le dedicó una sonrisa de desprecio.
-"Váyase de aquí, señorita Daidouji. Y no vuelva nunca más, o no firmare los papeles que me entregó ayer." –se dio la media vuelta y salió a paso enérgico del establo.
Tomoyo se quedo inmóvil por unos segundos. Se apoyó en las pacas de heno y trato de calmar el ritmo de los latidos de su corazón. Lo peor era que, en parte, lo que había ocurrido era culpa suya.
No debería haberle dicho a Sakura lo de la revista. Tou... Kinomoto estaba enojado y tenia razones para estarlo. Sin embargo, lo había hecho inocentemente, cediendo a la presión de la adolescente sin pensar en las consecuencias.
Sin embargo, su mayor equivocación había sido intentar utilizar a Sakura con el fin de convencer a Touya; debía haberse dado cuenta que él no iba a tolerar algo así.
Se forzó por volver a tener una respiración normal.
Sabía que Touya Kinomoto la consideraba una persona manipuladora y egoísta. Y vulgar. Y eso era culpa suya por ser tan estúpida.
Se enderezó y se paso las manos por el rostro. Después, se volvió y miro en dirección a la puerta. Afuera del establo parecía no haber nadie. Él ya debería haber vuelto a la casa. Se aliso el traje y trato de recuperar la compostura.
Con la cabeza en alto camino tan rápido como le fue posible hacia el coche. No quería volver a utilizarlo, pero necesitaba irse de ese rancho inmediatamente y no podía hacerlo de ninguna otra manera.
Condujo casi cien kilómetros antes de volverse a sentir una persona normal. Al principio, lo único en que podía pensar era que Touya Kinomoto la consideraba un ser humano despreciable.
Cuando volvió a recuperar la capacidad de razonar, se dio cuenta que a la señora Ayanami no le iba a gustar nada su fracaso. La señora Ayanami no soportaba los fracasos... y ella iba a sufrir las consecuencias de ello. Obviamente la primera de ellas sería que su jefa no la recomendaría para la agencia publicitaría de Tokio.
Entonces, peores pensamientos se apoderaron de ella. Ese día, había hecho cosas que, en condiciones normales, no haría. Aunque Kinomoto le había pedido que no volviera a inmiscuirse en sus asuntos, ella había vuelto a hacerlo. Había pensado solo en sí misma, había intentado forzarlo a hacer algo que, evidentemente, no quería hacer. Incluso había intentado el chantaje emocional por medio de manipular los problemas que él tenía con Sakura, y le había dicho a ésta lo de la revista, cosa que agravaría esos problemas.
Y todo eso solamente lo había hecho por un trabajo en Tokio. Se había metido en la vida de una persona, había manipulado y chantajeado para conseguir lo que quería.
Ella no era la clase de mujer dispuesta a cualquier cosa por conseguir lo que quería, sin embargo, quiaza se estuviera transformando en esa clase de mujer.
Y eso no le gustaba...
Nota de la Autora:
Hola a todos! ¿Cómo les va? ¿Se acuerdan de mí, de este fic...? Esperemos que si jeje Xd Se que ha pasado mucho tiempo desde mi ultima actualización, y se que merezco que me manden a pasear a un lugar poco agradable por eso, pero les quiero pedir disculpas por la tardanza. Aun así, espero que el capítulo les haya gustado.
Les agradezco todos los reviews que me han dejado dándome ánimos para actualizar, espero que aunque la tardanza fue larga haya valido la pena.
Les deseo mis mejores deseos y les mando muchos besos de chocolate! Cuídense mucho!
Att. Lady Verónica Black.-
"Que la magia los acompañe, las estrellas guíen su camino, pero más que nada griten a todo pulmón: ¡¡Viva Xiao Lang Li, Eriol Hiragizawa, Harry Potter y Los Merodeadores (salvo la rata apestosa ¬¬); Los hombres más lindos y sexys que hay!"
