Gula

Esa muchacha ha tenido una suerte increíble. Hace un año aquella rica loca y solitaria le contrató para ayudarle a limpiar su mansión. ¿Quién iba a pensar que la loca iba a morir pocos meses más tarde, en un experimento alquímico? Una transmutación humana, dicen. ¿Te lo imaginas? A mí me produce escalofríos el simple hecho de pensar en ello.

Pues bien, había rumores de que la loca tenía un amante salido de nosedonde, pero parece que eran falsos, porque no fue ese supuesto amante el que heredó la mansión y la fortuna. ¡Fue la doncella! De pobre a rica en un solo día. Parece un cuento de hadas o algo así, pero es la pura verdad. Con razón dicen que la realidad supera a menudo a la ficción.

Bien, pues hay otro gran afortunado en la historia. Resulta que la muchacha se ha casado. Y cualquiera que no sepa con quién diría que fue con un noble, o al menos con un joven apuesto. Y qué va. Lo hizo con el tonto del pueblo, un tipo asquerosamente gordo y con pocas luces que a menudo sólo piensa en llenar la panza. Me pregunto que encantos ocultos tendrá, jaja...

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-¡Anna...!

-¿Sí? ¿Qué quiere mi osito de peluche?

-Tengo hambre...

La muchacha se acercó a su marido con una mirada de lascivia.

-Te pasas todo el día comiendo... ¿Seguro que no tienes hambre de otra cosilla?

Ya había llegado junto a él, y había empezado a acariciarle y a darle suaves besos.

-Bueno, está bien...- dijo el hombre con una sonrisa bobalicona- Anna...

-¿Sí, cariño?

-¿Por qué te casaste conmigo...?

La muchacha continuó acariciándole.

-Porque eras el sujeto idóneo...

-¿Sujeto idóneo...?

Más besos.

-Estudió bastante... Y llegó a una interesante conclusión. Un individuo del que le habían hablado, Gula, tenía una saliva extremadamente ácida capaz de corroerlo todo, y un estomago capaz de resistir cualquier cosa. Al parecer disfrutaba comiendo cualquier cosa. Incluso humanos. De hecho, creo que estos eran su plato favorito.

El hombre se quedó aturdido, asustado, pero la muchacha no dejaba de acariciarle.

-La conclusión a la que llegó fue que podía tragar una Piedra Filosofal incompleta y fusionarla con las almas de los humanos devorados para crear una Piedra completa. Aunque claro, la cantidad de almas debe ser enorme. Cientos... Por eso necesitará bastante tiempo para crear una Piedra de esa forma. Sin embargo decidió crear a un nuevo Gula, y cuando oyó hablar de ti dedujo que eras el hombre perfecto. Gordo como tú solo y además retrasado, lo que, combinado con la mente del antiguo Gula, ya poco inteligente de por si, te convertirá en la herramienta perfecta. Por eso se casó contigo.

Beso final. El hombre ya estaba casi aterrorizado.

-Anna... No entiendo...

La muchacha le dedicó una dulce sonrisa.

-No te preocupes. Anda, dame un abrazo.

El hombre, vacilante, le estrechó con sus brazos tras un momento de incertidumbre.

-Así me gusta, cariño...- dijo la muchacha, mientras su brazo se convertía en una especie de lanza. Lanza que atravesó el obeso cuerpo del hombre.

Los ojos de éste se abrieron como platos, y entre el dolor y la sangre que comenzaba a manar de la herida dijo su última palabra.

-¿Anna...?

La cara de la muchacha había cambiado. Ahora su expresión dulce era una diabólica, como regocijándose enormemente en el asesinato que estaba cometiendo.

-No. Envidia.

Y luego todo fueron tinieblas.

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Pero bueno, tal vez esto último no sea tan raro. Ya lo dice la sabiduría popular: todos los tontos tienen suerte...