Hola hermosuras, perdón por tardar tanto en actualizar, pero en mi trabajo tuve que organizar unas cuantas reuniones y hacerme cargo de una que otra gestión de logística, he tenido mucho que hacer, quisiera vivir sin trabajar, pero bueno ese es otro cuento de la vida de adulto a la que me estoy acostumbrando. En serio perdón :/ espero que les guste el cap, lo hice con toneladas de amor.
Eran seres simplemente terribles, su sola presencia provocaba que Juvia temblara del miedo, pero de cierta forma ya se había acostumbrado a ellos, no era la primera vez que los veía a todos reunidos, tampoco era la primera vez que asistía a una de las juntas, pero a veces los temas a tratar eran tan escalofriantes que lograban que su estómago de Kamineko se revolviera por lo terroríficos e impensables que podrían ser los castigos para las almas malignas en los que pensaban.
Su misión era escribir cada palabra, cada acuerdo, cada tema pendiente que iban a tratar en la siguiente junta, traer los asquerosos bocadillos y estar pendiente de que cada uno de los presentes se sintiera a gusto en el lugar. Nunca le pedían su opinión y jamás debía intervenir si no se lo solicitaban, solo era la asistente de Zeref sin ningún poder de voto o voz. Para los demonios más fuertes era prácticamente invisible.
Los demonios del Tártaros, esa sección en el cual las almas malvadas recibían su merecido y los jueces del inframundo, esos que designaban a qué parte del inframundo irían las almas, siempre tenían reunión una o dos veces en el mes, a veces podía ser trimestral si estaban muy absortos en sus ocupaciones, pero debían tener este tipo de reuniones ya que el reino era tan extenso que Zeref necesitaba ayudantes para que todo marchara bajo los parámetros establecidos, así que siempre debían rendir cuentas e informes como si se tratara de un trabajo común.
Juvia siempre asistía con la ilusión que en la sección de "novedades" de la junta, escuchara sobre un humano que llegó haciendo destrozos para encontrar a la antigua reina de Nekov, como en esas historias que había leído de héroes que habían irrumpido con anterioridad en el Inframundo, sí, su imaginación podía ser tan activa que a veces la ilusión podía permanecer en ella como una pequeña llama resistiéndose, por todos los medios posibles, a ser apagada. Como aquella flama azul que brillaba con mucha intensidad al lado de Zeref. Siempre que se reunía con sus aliados, el rey llevaba una parte de su poder como medida de precaución.
—¿Algo más que agregar? – Todos negaron al unísono ante la pregunta de Zeref.
—Deja el informe en mi escritorio, Juvia. – La peli azul asintió ante la orden de Zeref, el dios se levantó de la mesa y todos los presentes lo imitaron para hacerle una reverencia mientras se iba del lugar con la flama azul entre sus manos. La Loxar ya había leído de su tremendo poder, con el único objetivo de verificar si podía robarle tal llama al pelinegro y así hacerle daño para escapar del lugar, sin embargo, únicamente los seres poderosos como Zeref podían tocar la flama sin que su vida se fuera en el intento, Zeref era inmortal y sus poderes no tenían comparación con los de una kamineko común. Había descartado esa idea, la flama acabaría con su vida en pocos segundos si se atrevía a tomarla entre sus manos.
Mard Geer, el demonio encargado del
Tártaros se retiró de la sala al igual que Keith, este último al salir le dedicó una risa malévola a Juvia. De todos los demonios ahí presentes Keith era el demonio al que más le temía, ya que cuando la vio por primera vez le sugerió a Zeref que se la entregará para hacer experimentos con ella. Agradecía que aunque su alma era prisionera del rey del inframundo este la protegía de esos seres malignos.
Los tres jueces salieron y los demonios del Tártaros también con el fin de ir a ocupar sus lugares en sus áreas designadas del inframundo, Juvia irguió su cuerpo eliminando la reverencia y se percató que los demonios menores habían quedado en la sala, esos que no eran muy inteligentes, pero si muy cómicos y algo miedosos. Cada uno de ellos representaba una emoción o un antivalor, como la mentira, el dolor, la pena, la ira y así eran más de veinte.
—Hoy jugaremos a las cartas – Y Juvia sonrió porque si que le encantaba verlos pelear, se sentó nuevamente en la silla hecha con huesos y cráneos de diferentes razas que habitaban en el universo. El demonio de la ludopatia siempre proponía los juegos y el castigo a los cuales eran expuestos por ellos mismos le sacaba una sonrisa, esas que Juvia había casi olvidado como hacer.
—Hoy Juvia le pondrá el castigo al que pierda. – La chica se señaló sin poder creer que la estaban involucrando en eso.
—Está bien – dijo casi de inmediato, pensando en el castigo que le impondría al perdedor, había sido testigo del lo crueles que podían ser entre ellos mismos, pero aun así entre compañeros podían reír con la desgracia del otro, así que Juvia debia pensar en algo realmente terrible para el perdedor que los otros pudieran disfrutar.
Vio como todos se sentaban en la gran mesa redonda. No iba a mentir, aún no se acostumbraba del todo al ver sus horribles rostros o sus desfigurados cuerpos, pero sabía que no eran un peligro, ya que Zeref les había ordenado estrictamente que no se metieran con ella, por lo que medianamente se sentía segura a su lado.
—Rápido antes que el señor Mard nos descubra. – Pánico, era terriblemente miedoso y temblaba sin alguna razón aparente, ya era como un Tik que tenía.
—Las reglas son claras, jugaremos al Póker, los cinco demonios que pierdan sus objetos a apostar serán castigados.
—Sí, si, ya hemos jugado al Póker – Dijo un demonio fastidiado y buscando entre sus cosas un objeto que apostar, lo encontró y lo puso rápidamente encima de la mesa, era un dedo humano. Los otros demonios colocaron sus objetos a apostar, Juvia llevó sus manos a su boca tratando de aguantar las incontrolables ganas de vomitar al ver hasta cabezas humanas en el centro de la mesa. Trató de concentrarse en el juego y evitó por todos los medios ver las horripilantes cosas que estaban apostando.
Rápidamente repartieron las cartas y empezaron a jugar, Juvia estaba sorprendida ante la seriedad de todos, se tomaban muy en serio los juegos entre ellos y nadie quería ser castigado, sin embargo, no tenía que tener cuatro dedos de frente para darse cuenta que "engaño" y "trampa", siempre hacian de las suyas para no perder, sin embargo, no podía entrometerse, era algo en lo que no debía meterse ya que no era uno de ellos.
Podía sentir algo de pena por Temor, ya que estaba tan asustado que no se concentraba totalmente en el juego. Además muchos de los demonios sabían jugar a la perfección ese juego y a medida que pasaban las manos estaba segura que el iba a ser uno de los castigados.
—Son unos novatos – Guiñó uno de sus ocho ojos Engaño, mostrando el full house que había logrado con sus cartas.
—No tan rápido. – Dijo Vanidad mientras mostraba su póker de reyes. Engaño abrió su boca grandemente de la sorpresa mientras veía como Vanidad tomaba gran parte del botín, estaba muy seguro de que iba a ganar y por esa razón había apostado todo, no entendía como Vanidad le había ganado, fue totalmente inesperado para él.
En esa mano Vanidad había vencido a tres de los demonios ya que todos apostaron completamente sus objetos totalmente confiados, por ende, solo quedaban dos puestos para ser castigados.
—¡Me engañaste! -Acusó Engaño a Vanidad con todas las intenciones de hacerle daño.
—Tu fuiste el que engañó a todos – Lo señaló Juvia, metiéndose en la conversación sin que nadie le hubiera solicitado hablar —Tienes todas las cartas allí -señaló la manga del demonio haciéndolo enfadar mucho más.
—¿Alguien pidió tu opinión, asquerosa kamineko? -Preguntó golpeando la mesa muy fuerte.
—Nadie, pero no sabes perder y no deberías recurrir a la trampa solo porque piensas que no puedes ganar en un juego tan simple como el póker. – respondió la joven al ver como se había transformado su actitud, estaba completamente enojado. Sabía mejor que nadie que debió haberse quedado callada, pero ya era muy tarde.
—Al menos él no es tan estúpido de vender su valiosa alma por un humano, un asqueroso que asesinó a la reina para que tú subieras al trono y poder manejarte cual títere, ese que te engañó diciendo que te amaba cuando en su mente sus pensamientos eran para esa terrícola. -Defendió a su amigo el demonio de la guerra y la contienda.
—¡Gray no mató a la reina! – La Loxar golpeó la mesa demostrando su enojo. Lo enfrentó, claro que lo hizo, no le importaba que fueran poderosos o que pudieran lastimarla, no podía permitir que hablaran mal del humano. —Vendí mi alma porque desde mi posición de reina no pude salvarlo y ¿Qué si no me amaba? Le di la oportunidad de hacer su vida con alguien que en serio apreciara, si él es feliz yo también lo soy, pero eso es algo que a un caído asqueroso como tú no debería importarle. -Le devolvió sus palabras. Si ella era asquerosa el demonio en si era un ser despreciable.
—Erza Scarlet le dio un hermoso varón, él ni siquiera te recuerda, mientras tu eres esclava de Zeref. ¿En serio eres feliz? – Sí dolían, ardían las palabras del demonio de la burla.
—No entiendo que vio en ti Zeref, deberías estar con el amo Mard siendo torturada por ser una maldita impertinente. -Habló ahora el demonio de la envidia.
—Su castigo es ir a la superficie, irán a ver a veinte ángeles, les harán una reverencia y les dirán que son una partida de inútiles y que ellos son los más hermosos seres de la Luz. -Y la mayoría de los presentes abrió su boca totalmente sorprendidos.
—¿Aún quieres saber que le vio Zeref, Envidia? Esta chica puede ser tan mala como él – E irrespeto emitió una carcajada por la orden de Juvia, agradecía no ser ellos en ese instante porque debían cumplir cada palabra que la chica les había impuesto y preferían morir antes de reverenciar al enemigo. Todos empezaron a burlarse de los castigados mientras se preparaban para subir a la superficie y observar como cumplían su castigo.
—Te vas a arrepentir -sentenció el demonio de la Venganza, ya que había caído en ese castigo, pues había perdido en el juego.
—No te tengo miedo -dijo la chica aguantando las terribles ganas que tenia de llorar.
—Todo lo que te están diciendo es mentira, Juvia. Gray está buscando la forma de sacarte de acá, está esperando que se alineen los planetas para liberarte a ti y con eso lograría liberar a tu hermana Lucy. Él te ama, más que a su propia vida. – Y el corazón de Juvia pudo hincharse de felicidad, la llama de su ilusión se prendió ante las palabras del demonio de la Mentira. ¿Liberar a Lucy? No entendía del todo las palabras del demonio.
—¿Gray me ama? -el demonio asintió, le había tomado cierto cariño, pero hablar de la realidad estaba completamente prohibido para ellos. Por tal motivo, las ilusiones de Juvia fueron cruelmente asesinadas cuando escuchó que todos los demonios rieron al unísono.
—Eres tan crédula. ¿Le crees al demonio de la mentira? – Se burlaron muy fuerte en su rostro mientras Mentira solo callaba. Juvia salió corriendo a la velocidad que le permita el grillete, no le importó lastimarse su tobillo, solo quería alejarse de esos malditos demonios que se habían burlado de ella, pero sabía que era su culpa, no podía sentirse cómoda rodeada de demonios. Había sido muy ingenua.
Corrió por los pasillos del castillo buscando un lugar en específico, al llegar y darse cuenta que nadie la seguía, imprimió gran fuerza con el fin de abrir las dos puertas gigantes para entrar, no le importó el hecho de que zeref le había prohibido rotundamente entrar a ese lugar, solo quería estar completamente sola y poder calmar ese llanto rebelde que parecía estar fuera de su control. Rápidamente sintió el calor proveniente de las llamas de cada una de las velas en el lugar, su cuerpo agradeció el calor, cerró la puerta tras de sí con gran velocidad para que el frío del inframundo no afectara las llamas que estaban a punto de extinguirse, dejando que sus ojos percibieran el color anaranjado de las llamas y que su cuerpo recibiera la cálida energía.
Caminó lentamente apreciando las incontables velas que resplandecían en el lugar, unas largas, otras cortas, esas que representaban la vida de cada uno de los seres en el universo. El tamaño de la vela son los años de vida que le restan a los seres, a medida que transcurre el tiempo es consumida por la llama y cuánto ya no exista más vela esta se apagará provocando la muerte del ser vivo.
—Lucy Heartfilia -las velas rápidamente se movieron al escuchar el nombre del kamineko, habían muchas seres en el universo con ese nombre, pero sabían a quien exactamente se refería la muchacha. Apareció ante sus ojos azules esa vela, verificó que la vela seguía prácticamente igual a como la vio la última vez, su hermana se encontraba con vida.
—Juvia Loxar – y su vela apareció, tenía esa llama dorada sin desgastarse en lo más mínimo, Zeref se lo había dicho alguna vez, no iba a envejecer o morir mientras se encontrara en el inframundo, por lo que la llama dorada no consumía su vela. Ella simplemente iba a vivir por siempre en ese lugar.
—Gray Fullbuster -Juvia se alivió al ver que conservaba un gran tamaño, casi como si pudiera tener ochenta años restantes. Se acercó lentamente a la llama y se arrodilló en el suelo para ver la flama, el reflejo del fuego se veía en su rostro.
—Hice esto por ti ¿Sabes? Para que fueras feliz sin importar si era con alguien más. – Juvia limpió sus lágrimas mordiendo su labio inferior en un doloroso movimiento. — Te amo. -Lentamente se acostó en el sucio suelo sin perder de vista esa llama que brillaba, que parecía acompañarla, que le daba calor y la protegía, lloró tratando de liberar todo el dolor que nuevamente aparecía, que creyó haber superado. Acarició la herida que se había hecho en el tobillo, su piel se había cortado, tenía sangre y trato de aguantar el dolor.
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Los ojos grises del muchacho se abrieron rápidamente, no tardó en levantarse de la cama, ni siquiera recordaba como había llegado a ese lugar, tal vez estaba tan cansado que no se dio cuenta en que momento Natsu lo había dejado en la cama que solía compartir con Juvia. Buscó con sus ojos rápidamente esa voz, a la chica, había escuchado claramente sus palabras y su ilusionado corazón quería encontrarla, pero para su desgracia no se encontraba en la habitación ni en el baño.
—¡Juvia!. – la llamó en varias ocasiones sin obtener respuesta de su parte, no quería creer que había sido solo un sueño, la había escuchado claramente y sus palabras parecían estar grabadas en su mente.
—Juvia yo….. – Gritó sabiendo que se sentía terriblemente culpable de jamás haberle dicho sus verdaderos sentimientos a su esposa. De no haberla valorado, de no haber aprovechado los momentos que permanecieron juntos, si tuviera la oportunidad de volver en el tiempo, de conocerla de nuevo, claramente se hubiera centrado en ser el mejor humano para ella.
—… te amo -gritó con la esperanza de que ella lo escuchará, sin embargo, lo único que logró fue llamar la atención del Dragneel, quien entró rápidamente en la habitación.
—¿Qué sucede? – Gray negó con la cabeza tratando de calmar su agitado corazón. Sabía que ella no estaba, que era inútil, que no podría escucharlo desde ahí.
—Juvia me dijo que me amaba. – Natsu abrió sus ojos jades totalmente sorprendido. Pensó en ese instante que su amigo se había vuelto completamente loco.
—Y tu la amas a ella. – Dijo el peli rosa mientras ponía la mano en el hombro del joven que parecía derrumbarse en ese instante.
—Nunca se lo dije – Natsu llevó su mirada al suelo, sonrió tratando de subirle el animo.
—Ella lo sabe, hermano. -Gray negó con la cabeza, sus ojos automáticamente se llenaron de lágrimas.
—Lo último que le dije fue que amaba a Erza. – Y eso era precisamente lo que lo atormentaba cada segundo, cada noche, eso que le quitaba el sueño, se iba a arrepentir el resto de su vida por haberle dicho tal mentira.
—Se lo dijiste porque estabas enojado con ella. – Y aunque era la verdad, las palabras de su mejor amigo no lo hacian sentir mejor. — Yo ni siquiera recuerdo lo último que le dije a Lucy hermano y cada día sin ella ha sido muy difícil para mi. Entiendo por lo que estás pasando, pero el gran evento será en quince días, si Juvia vuelve me devolverán a Lucy y volveremos a ser felices.
Gray asintió ante las palabras de su mejor amigo, no sabía si iba a tener éxito, pero no perdería la ilusión de verla nuevamente.
—¡Vamos a desayunar! – Le propusó Natsu dejando la habitación, el peli negro vio la fotografía que reposaba en el cuadro, esa de los dos que había sido tomada el día de su boda.
Nekov un año y once meses antes.
No pudo evitar emitir un gran bostezo mientras se refregaba los ojos tratando de mantenerse en pie, la música que sonaba en el salón claramente no era de su total agrado y estaba muy seguro que no sería capaz de comer algo más, pues su estómago estaba completamente lleno y si lo hacia iba a estallar. Estaba demasiado agotado y sin mencionar un pequeño detalle, se encontraba herido y si que dolían sus golpes, por estas razones, a Gray empezaba a fastidiarle la dichosa fiesta y lo único que quería hacer en ese instante era estar en la tierra, en su habitación, sus pensamientos le traían a Erza, deseó volver a ver a la señorita.
Buscó con su mirada a Juvia, unas orejas azules acompañadas de una elegante y hermosa corona entre la multitud, desde que ella empezó a conversar con los invitados había logrado separarse de ella, sin embargo, ahora sólo quería decirle que se iría a descansar, pensó que ni siquiera notarían su ausencia, así que miró a su alrededor buscando el mejor momento para desaparecer.
La fiesta era totalmente aburrida, no conocía a nadie y entablar una relacion de amistad con todos esos estirados no estaba entre sus planes. Suspiró con las manos en el bolsillo, Natsu y Lucy habían desaparecido de su vista, solo esperaba que la princesa no fuera a regañar tan fuerte a su mejor amigo por tropezarse durante el vals y caer con ella trágicamente al suelo provocando que los comentarios entre los presentes se escucharan como susurros acusadores, sumándole la carcajada que emitió él al ver lo ocurrido. Definitivamente la princesa Lucy se encontraba totalmente enojada con el pobre humano.
Meditó unos instantes que hubiera pasado si le hubiera tocado ser el esposo de la rubia, probablemente ya estaría escapando por las calles de ese planeta totalmente desconocido para él. Despegó su espalda de la columna cuando la pudo distinguir y rápidamente se fue hacia ella quien automáticamente al verlo se le dibujó una sonrisa en el rostro.
—¿Me permite unos minutos? – le dijo al kamineko con el que estaba entablando una conversación para dar unos pasos hacia Gray y encontrarlo.
—Quiero ir a dormir, estoy muy aburrido. – Juvia abrió prontamente sus ojos para asentirle con la cabeza, para ella todos los deseos de Gray podría tomarlos como una orden, deseaba complacerlo en todo.
—En el jardín están los fotógrafos, debemos tomarnos unas cuantas fotografías, después de eso les comunicaré a los presentes que no te sientes bien. -Gray protestó con un sonido de su boca que Juvia alcanzó a escuchar pero ignoró.
—Sigueme –Le dijo la princesa quien lo llevó fuera del salón hacia el jardín. La nieve cubría todo el cristal del suelo, sin meditarlo, los kamineko que le servían le abrieron paso derritiendo rápidamente la nieve con artefactos sofisticados, con el fin de que la princesa pudiera llegar al lugar donde habían designado tomarse las fotografías.
Las mariposas traslúcidas y que tenían colores arcoíris en su extensión se encontraban volando en el lugar, brillando y dando un toque mágico, Juvia amaba las mariposas, eran su animal favorito, por eso las habían ubicado estratégicamente al lado de un árbol que parecía de diamantes para que salieran en las fotografias.
La nieve había dejado rastros de agua en el suelo, Juvia caminando con su elegante vestido sintió como su zapatilla de cristal se deslizaba provocando que perdiera el equilibrio, asustándose porque sabía que iba a caer cerró los ojos tratando de que el golpe no fuera tan fuerte, sin embargo, Gray que tenía unos reflejos impecables la tomó del brazo y la agarró de la cintura para evitar que cayera al suelo.
—Eres mi héroe -masculló completamente nerviosa, respirando fuertemente mientras se embriagaba del olor que emanaba del humano, simplemente exquisito para ella, él miró hacia otra parte ayudándola a reincorporarse.
—Ten mas cuidado – Dijo restándole importancia, dejándola atrás para empezar a caminar y llegar al dichoso lugar. Quería que se acabara toda esa farsa con el fin de poder ir a descansar.
Algunos invitados se hicieron presentes, curiosos deseaban observar a la pareja que reinaría próximamente, Juvia se acomodó para empezar a posar al lado de Gray, siguió las indicaciones de los fotógrafos y dejó que sus sirvientes kaminekos la arreglaran y retocaran para lograr los mejores retratos, él no sonreía en ninguna de las fotos y eso entristeció a la joven, sin embargo, eso no impidió que saliera hermosa en cada una de las fotografías.
—Gray desea ir a descansar, considero que ya es suficiente. – Los fotógrafos desmontaron sus equipos ante la orden de la princesa, ella se acercó a Gray que en la sesión de fotos se rehusó a besarla o a ser cariñoso, se sentía muy incómodo y no quería aparentar que se sentía feliz o enamorado cuando en realidad no deseaba estar ahí con ella.
—Es mi deber permanecer hasta que se termine la fiesta, por favor descansa mientras yo voy a tu encuentro. – el joven asintió con un movimiento de su cabeza dándole la espalda, rápidamente ella le ordenó a sus sirvientes que acompañaran a Gray a su habitación. Respiró hondamente y volvió a la fiesta, debia continuar allí hasta que se terminara la reunión o hasta que lograra despedir a sus invitados.
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Abrió la puerta muy despacio y tratando de hacer el menor ruido posible, estaba supremamente cansada y solo quería descansar, vio a Gray acostado en el sillón de su habitación.
—Gray. Esposo mío – Lo llamó con un tono suave. Él abrió sus ojos para verla.
—¿Qué quieres? – detestaba que lo despertaran, su pregunta sonó algo ruda pero era algo que realmente odiaba.
—Sería sospechoso que no te ven dormir a mi lado. -Gray acostó su cabeza nuevamente en el cojín, entre sueños entendió las razones de la chica, asintió y se levantó para ir a la cama.
—¿Puedo pedirte un favor? -Gray le regaló una mala mirada, era muy tarde solo quería que lo dejara descansar.
—Habla rápido, quiero dormir. -la chica se retiró la corona para dejarla en su sitio y se acercó a Gray.
—¿Me ayudas a quitarme el vestido? -Sus mejillas se sonrojaron sin remedio, no quería involucrarse mucho con ella porque era un humano débil que podía ceder ante la tentación en cualquier momento.
— ¿Por qué no se lo pides a las kamineko que te sirven? – No deseaba ayudarla pero era básicamente porque sabía que iba a ver su cuerpo y no es que no le agradarà, es que en definitiva deseaba eliminar cualquier contacto que tuvieran y que pudiera representar una situación de peligro.
—Por tradición los humanos deben quitarle el vestido en la noche de bodas a sus esposas. -Admitió sonrojada. Gray se sentó en la cama y la vio de arriba abajo dándose por vencido, no tenia ni la menor idea como quitárselo.
—¿Cómo lo hago? -Preguntó totalmente incómodo. Ella apartó su cabello llevándolo hacia adelante.
—Atrás hay una cremallera. -Gray no tardó en hallarla, la bajó lentamente hasta detenerse en la cola de la kamineko.
—Pensé que las razas impuras ya no tenían cola.
—Tenemos sangre real, por eso aun mantenemos nuestras colas. -Gray asintió, le causaba demasiada curiosidad la larga cola de la kamineko, aunque su deseo más profundo era tocar su cola, se abstuvo de hacerlo. Safó la cremallera y le quitó la parte superior del vestido apreciando el apretado corsé que tenía la chica.
—¿Puedes respirar con esto?
—Lo intento -Torpemente el humano desató los cordones viendo como el pecho de la joven se relajaba y tomaba todo el aire que había a su alrededor al desapretarlo.
—Quítamelo, por favor – Juvia giró para quedar frente al joven, subió sus brazos con un notorio sonrojo en sus mejillas muy avergonzada. Lo odiaba, Gray detestaba que la voz de la joven fuera tan seductora sin siquiera tratar de serlo.
El Fullbuster se levantó de la cama para quedar frente a ella, era mucho más alto y si deseaba podía ver por encima de ella, pero al quitarle la prenda no pudo evitar desviar su mirada a dicha parte de la anatomía de Juvia que se encontraba descubierta. Sabía que eran grandes, ya había visto el pecho desnudó de la joven horas atrás, sin embargo, era simplemente como si estuviera totalmente hipnotizado por ese par de dones que le habían dado a la loxar.
—¿Quieres tocarme? -Gray negó rápidamente con su cabeza, claro que quería tocarla, en ese momento su razón había abandonado su cuerpo por unos segundos, sí, deseaba tocar a su esposa, definitivamente había sido una mala idea ayudarla con su vestido.
—Sostenme firmemente -Juvia tomó las dos manos del chico para ponerlas en su vientre por el lado de la cintura, Gray pasó toda la saliva que tenía en su boca y apreció la pequeña cintura que el uso de los corse le había dejado a la princesa. Juvia Loxar era simplemente preciosa.
Sus temblorosas manos se mantuvieron firmes mientras ella se quitaba la falda y el can can.
—Gracias, esposo mío. – El chico no se atrevió a mirar si tenía alguna braga, con gran velocidad se acostó y arropó en la cama dándole la espalda a la jovencita. Ella por su parte caminó con el vestido en brazos al vestier, por instinto, Gray abrió sus ojos al escuchar sus pasos por el cascabel y movió levemente su cabeza con el fin de verla sin ser descubierto, la vista fue tan agradable que sintió como su cuerpo empezaba a sentir calor. El joven pudo apreciar el perfecto y grande trasero de la joven que era visible a través de esa tanga de arandelas que era la única prenda que cubría su desnudez.
Vio como se ponía un vestido de pijama de satén y como volvía a la cama, optó por hacerse el dormido ya que trataba por todos los medios posibles de bajar su calentura y deseaba que ella no se diera cuenta de la reacción tan impresionante que había causado en él. La kamineko se subió a la cama notablemente cansada y se dedicó a ver al chico que descansaba a su lado por algunos segundos.
—En Nekov cantamos a nuestros esposos cada noche con el fin de alejar las pesadillas. – Susurró y con su melodiosa voz entonó una sencilla canción de cuna, fue tentada a acariciar los cabellos negros del joven.
—No te atrevas a tocarme –le sentenció apartando su mano de su cabello, no resistiría su contacto sin subirse encima de ella y concretar la unión, pero eso era lo que menos quería, no deseaba hacer caso a todo lo impuesto y ser cual borrego manipulable.
—Descansa, esposo mío. – Juvia apagó las luces, no tardó en quedarse dormida embriagada del delicioso olor que emanaba del muchacho.
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No entendía como los habían hecho madrugar después de la fiesta de anoche, o como Juvia al acostarse tan tarde había sido la primera en despertarse y lucir radiante, pero ahí estaban reunidos todos en la gran mesa del comedor sin emitir palabra alguna. Gray ni siquiera quería comer, deseaba seguir durmiendo.
—Lucy, Juvia y Wendy. Vengan conmigo. -la voz de la reina rápidamente llamó su atención, todos dirigieron su mirada a ella que acababa de aparecer en el lugar, el joven peli negro solo rodó sus ojos, no soportaba ver a la kamineko. Juvia limpió su boca con la servilleta.
—Ya vuelvo esposo mío. - lo dejó allí para seguir la orden de la reina y Lucy y Wendy se fueron detrás, Natsu se cercioró que la rubia no estuviera en el lugar para dirigirse a Gray.
—Necesito que me ayudes – El Fullbuster se alertó ante las palabras de Natsu.
—¿Estas bien? ¿Qué te hizo? ¿Te golpeó por hacerla caer en el estúpido baile? -Los ojos del muchacho tenían notables ojeras y se veía como si su alma hubiera abandonado su cuerpo. Se veía muy mal, totalmente exhausto.
—No, ella… ella no me dejó dormir en toda la noche. Estoy agotado.
—¿Eso no era lo que querías? -Se burlo de su amigo el Fullbuster mientras le daba un nuevo bocado a su comida.
—Y dicen que durante el celo son mucho peores. – Afirmó totalmente aterrado el Dragneel mientras negaba con sus dos manos en la cabeza.
—No durarías ni una tanda. – Se rio el Fullbuster.
—Ella metió algo en mi boca, con eso Salamander estuvo activo toda la noche. -Al muchacho se le cerraban los ojos de lo cansado que se encontraba.
—Pero lo disfrutaste.
El Dragneel asintió con una boba sonrisa en el rostro ante las palabras del joven.
—¿Juvia si te dejó dormir? -Gray asintió llevándose nuevamente un bocado.
—Juvia no es insaciable como tú esposa – Gray vio como las princesas volvían.
—Nos retiramos, en la ciudad de Katze hubo un desastre natural y deseamos ayudar. Siéntete libre de conocer el castillo, si deseas algo solo debes pedirlo, con suerte llegaremos esta noche. – Sonriendo Juvia se despidió de Gray y salió del comedor junto con Lucy y Wendy.
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Había sido un día productivo para Gray, se había paseado por el castillo y había leido muchos libros. No conocía mucho de la geografía del país, pero parecía muy grave lo que había sucedido.
Se encontraba descansando en la cama, esperando a Juvia, ya se había hecho de noche y entonces escuchó como los automóviles llegaban. Espero pacientemente a que Juvia llegara y la vio cruzar la habitación.
—Gray, estoy en casa. Perdóname por no estar aquí en todo el día.
—Está bien, ¿Qué tal les fue? -Juvia suspiró profundo.
—Todo quedó destruido, pero afortunadamente ninguno de los habitantes perdió la vida.
—Afortunadamente – Suspiró el joven.
—¿Quieres escaparte conmigo? – Gray la vio a los ojos sin entender una sola palabra.
—¿De que hablas? -Se atrevió a preguntar, claramente no iba a renunciar a ser el rey, por ende no permitiría que ella escapará.
—Quiero llevarte a un lugar, así que nos vamos a escapar – Juvia lo tomó de las manos alejándolo de la cama. Gray frunció el ceño pero intrigado no hizo nada para llevarle la contraria, vio como se quitaba su collar de cascabel para dejarlo bajo las cobijas acomodando las almohadas haciendo parecer que eran dos cuerpos. Tomó del cajón el pedazo de su cabello y lo puso junto a su collar, finalmente juntó algunas ropas de Gray y las dejó en su lado de la cama.
—¿A dónde vamos? -preguntó curioso.
—Vamos a irnos lejos de acá.
—No dejaré que escapes.
—Nos vamos a ir lejos y debo ir contigo. – Juvia corrió a su enorme vestier para tomar unas cuantas prendas menos llamativas y baratas de las que traía puestas. Gray apartó su mirada para que la chica se vistiera. Le siguió el juego, estaba muy intrigado y quería saber de que se trataba.
—¿Yo también me debo cambiar?
—Ponte esto. – Juvia le escogió una chaqueta simple y un Jean, entre menos llamativos se vieran, no iba a llamar la atención de las personas.
—¿Terminaste de cambiarte? -Ella asintió con su cabeza.
—¿Te gusta? - sus mejillas se sonrojaron al instante, los vestidos que solía usar Juvia no permitían apreciar del todo su hermoso cuerpo y con ese pantalón y esa simple blusa lucia hermosa.
Sin contestar a su pregunta le dio la espalda para vestirse.
—¿Cuál es tu color favorito? -Indagó.
—Gris -Dijo lo primero que se le vino a la mente, no es como si en realidad le gustara el color.
—Lo imaginé -Vio como con un extraño objeto se cambiaba el color de su cabello, ahora sus hebras no eran azules si no grises.
—Ahora es tu turno -Tomó un mechón del cabello de Gray para cambiarlo de color, rojo, lo había cambiado a un rojo un tanto oscuro. En una de sus orejas se puso un pendiente y se abrigó.
—¿Listo? – Gray levantó sus hombros dándole a entender que no le importaba en lo más mínimo.
—Tenemos que ser silenciosos, nadie se puede dar cuenta que nos escapamos o… -Juvia calló.
—¿o qué? -Preguntó intrigado el muchacho.
—O podrían matarnos.
Hasta aquí capítulo hermosuras, muchas gracias por su apoyo voy a contestar sus hermosos reviews:
Olivia1415: Holis, ¿Cómo has estado? Primero quiero enviarte un súper abrazo psicológico y te doy la bienvenida a mis fics, me llena el corazoncito de orgullo que te estén gustando y que dejes tus hermosos reviews, no sabes lo lindo que es saber que le puedes llegar a la gente por medio de tus fics. Cuando estabas leyendo el gruvia month me sorprendí demasiado porque fue hace tanto tiempo que lo escribí que fue como que hermoso ¡! ¿Cuál fue tu historia favorita? Muchas gracias por todo tu apoyo, te mando un besote psicológico, cuídate mucho.
Kassfromvenus: Hola! Aquí te traigo un nuevo cap, espero que te guste, te mando un besote, gracias por leer, te mando un abrazote psicológico.
Lymar Vastia: Hello! Lamento irme pero mis obligaciones de adulto me consumen, es algo triste. La maldad vive en zeref pero la protege que es lo importante. Luego sabrán qué pasó con Lucy, Jellal solo quiere defender a su amada y no descansará hasta que ella esté bien, hablare de Jellal en el siguiente cap. La reina tiene sus cosas malas, vamos a ver cómo se desarrolla la historia.
Guest: Hi, whats up? Omg it very exciting that you read my fics although you don't understand Spanish. I love it, what a pitty that my English level is not enough to write my fics in English, I'm really sorry :/. Oh! Google translate, In Spanish we have somenting called "sujeto tácito" where in sentences depending of the context it is not necessary write the pronoun because we understand the idea for the context, So I tryed and I put the first paragraph of the last chapter in the google translate, I was talking about Juvia and it translated like "He". Oh what I fail google translate.
I would like to thank you for reading me and for try to understand all my ideas. Stay home, stay safe, take care. Again thank you so much, sorry if I made a mistake, I have to improve my English skills. Bye :3
Yuki05: Holis, espero que te haya ido muy bien en tus exámenes y que no te hayas distraído por leer el cap. Mándale un súper saludo a tu amiga, dile que la quiero y que espero que el cap le haya gustado, si hay menos gente leyendo el gruvia, pero pues que no se apague nuestro amor por el gruvia. Definitivamente esta historia es más dramática y enredada, pero pues la azulita tiene sus encantos y conquistará al joven testarudo que tiene como esposo. Gray está haciendo todo lo posible por salvar a Juvia, Lucy está en una situación complicada pero bueno y Jellal, bueno el pobre Jellal solo está confundido. Tú no te preocupes, me encantan los testamentos de reviews, gracias por tu comentario. Cuídate te mando un beso y un abrazo.
Guest: hola! Me encanta que te encanten mis historias, acá te traigo un nuevo cap, disfrútalo.
