Hola hermosuras!

Lamento haberlos dejado esperando tanto, pero a veces me da la inspiración con otras historias y así, pero debo confesar que ya escribí los capítulos finales de esta historia, me falta el intermedio, por lo que cuando escriba todo lo actualizare con más frecuencia.

Advertencia: Todos los personajes le pertenecen a Hiro Mashima, contiene OoC y quedó extremadamente largo el capítulo, así que hagan pausas activas para no dañar sus ojitos.

Sin más acá capítulo:


Princesas, su majestad olvidó decirles algo. –el guardia personal de la reina las llamó antes de que abordaran los carruajes reales, las jovencitas en el jardín se devolvieron caminando con un paso acelerado e ingresaron al castillo.

¿Sabes de que se trata? -Juvia no podía evitar sentirse nerviosa cuando ella la llamaba. No le gustaba estar mucho tiempo en su presencia, odiaba estar cerca de esa kamineko.

La reina desea darles instrucciones sobre sus esposos. -y el vacío en su estómago se manifestó de una forma abrupta, sabía que Gray iba a ser el centro de atención en la corta reunión, que iba a recriminarle y tal vez regañarla por el comportamiento del humano.

Entró en el gran salón acompañada de sus hermanas, las tres como si estuvieran perfectamente sincronizadas hicieron una reverencia ante la reina que se había sentado en su gran trono. Cada vez que tenía algo importante que decir las citaba en ese lugar.

Estaba irritada, Juvia ya conocía la forma de su respiración cuando se encontraba iracunda. Sus manos temblaron un poco, pero no podía demostrar miedo ya que ella se aprovechaba de sus inseguridades.

Juvia. -maldijo en ese momento en su mente al saber que su nombre estaba en los labios de la reina. —Eres la única que tiene problemas en someter a su esposo. -La kamineko abrió sus ojos algo asustada. Lucy la vio de reojo, sentía algo de lastima, pues se había dado cuenta del carácter y la personalidad del Fullbuster.

Gray tiene sus opiniones y mi deseo es respetar su individualidad. -la joven se agachó mucho más en la reverencia al notar la cara de desacuerdo de la reina. No había pasado ni una semana, era cuestión de tiempo para que pudieran acoplarse ambos.

¿Individualidad? ¿Sus opiniones? -y golpeó el suelo con su cetro muy fuerte logrando asustarla. Apretó sus ojos esperando que no la golpeará. —¿Eres idiota? -la muchacha se arrepintió por lo que había dicho de inmediato, por unos segundos se le había olvidado que en el lugar no podía decir lo que pensaba.

¡Sigo sin entender como es que te escogieron por encima de Lucy para ser la reina! ¡Eres la más inútil de las tres! -La joven agachó su mirada, Porlyusica siempre había preferido a la rubia por encima de ella, ya que tenía un carácter mas duro, era mayor y siempre tenía en su mente que era una princesa, mientras Juvia era más blanda.

También me lo pregunto todos los días de mi vida. - Exasperada por la respuesta de la muchacha llevó las manos a su frente, debía calmarse y en el momento no tenía tiempo de darle un castigo ejemplar.

Las kamineko dominan a los hombres humanos. Somos una raza fuerte y tu eres la más débil de nosotras. ¿Cómo un simple humano te da problemas?

¿Qué me sugiere que haga su majestad? -sabia mejor que nadie que Gray era algo duro, pero estaba segura que era su otro lado del hilo. No deseaba someterlo, golpearlo o castigarlo para que obedeciera todos los mandatos de la reina como era la manera de actuar de la pelirosa. Solo quería que por voluntad propia la amará, no quería forzarlo.

¿Sugerir? Te ordenaré exactamente lo que vas a hacer. -Juvia cerró sus ojos, no quería que se metiera en su relación, estaba segura que ella podía obedecer cuando se trataba de su persona, pero que metiera a Gray. No, debía dejar a su amado fuera de todo.

Los padres del asqueroso humano murieron hace años, pero él no lo sabe. -escuchó pacientemente sintiendo un dolor horrible en su corazón. —Lo amenacé diciéndole que le traería la cabeza de esos asquerosos si no obedecía y su expresión dura cambió a la de un cachorro asustado, esos humanos serán tu dominio sobre él. -horrible, era terrible lo que estaba diciendo esa kamineko. —Lo manejaras con sus padres muertos.

Si me permite expresarme, no le mentiré a mi esposo. No le haré esas cosas horribles que me está proponiendo. -Los ojos chocolate de Lucy se abrieron y más cuando Juvia no podía ir en contra de la reina. Su mirada se desvió a Lucy quien negó con la cabeza y movió sus labios sin emitir sonido, "no la hagas enojar"

¿Acaso en una noche te ha infectado de su altanería? -Respiró profundo sabiendo que quería correr en ese instante. Su labio inferior empezó a temblar cuando percibió que la reina se levantó. Wendy cerró los ojos, no sería capaz de ver lo que vendría después.

No, mi intención no es ser altanera, empero, es de mi conocimiento lo que se siente ilusionarse con ver a alguien y que este ya esté muerto. Como usted lo hizo con el asunto de mi mamá. -Lucy no podía creer que eso estuviera saliendo de la boca de Juvia.

No sé en que me equivoqué criandote. -Juvia quería contestarle, estaba enojada, quería decirle por primera vez en toda su vida lo que sentía. Para empezar, jamás pidió que la arrancara de su madre para maltratarla y formarla como una vasija, nunca solicitó ser una princesa o la próxima reina.

No le pedí criarme. -Ni ella misma entendía que le estaba sucediendo, tal vez, meterse con Gray había despertado su espíritu protector.

Madre debemos ir a Katze. -fue lo primero que se le ocurrió a la Heartfilia cuando vio que la reina se había aproximado ferozmente a Juvia. —Lucy y Wendy retírense. -Las muchachas vieron a Juvia quien asintió dándoles a entender que no quería que se metieran en problemas por ella.

Jellal sal con las princesas. -el kamineko apretó sus puños, impotente, no podría pelear en contra de ella sin que le cortara la cabeza.

¿Y si le decimos a Gray lo que sucede? -al estar fuera del alcance de la reina Wendy se sentía exactamente igual que Jellal. Su cuidador estaba muy preocupado por su bienestar.

No, deberíamos estar en los carruajes ahora, nuestro deber es hacer presencia en Katze en nombre de la reina. -Lucy tomó de la mano a su hermana para arrastrarla, si entrometían a Gray podían empeorar las cosas y Lucy lo sabía.

Las acompaño -Jellal salió tras las princesas llegando al jardín, sabia que si se quedaba intervendría y saldría perjudicado, aunque se sentía totalmente perturbado. Ni siquiera podía cumplir su tarea a cabalidad, no le era posible cuidar a Juvia de las garras de la actual reina.

Wendy jugaba con sus dedos nerviosa dentro del carruaje, habían pasado varios minutos desde que habían dejado a Juvia a solas con la reina. No comprendía como el automóvil no se ponía en marcha si Lucy y ella ya se encontraban allí.

La Heartfilia pusó sus ojos en la ventana, sorprendida de que su hermana estuviera caminando al carruaje real después de lo que había pasado. Jellal se bajó del auto para abrirle la puerta sin preguntarle nada y la muchacha se subió sin decir una palabra.

El silencio era bastante incómodo, ella ni siquiera miraba a sus hermanas. El auto se puso en marcha y de repente un hilillo de sangre se escurrió desde su boca para caer en su mentón alertando a Wendy y a Lucy.

¿Estas bien? -la menor de las princesas fue la primera en hablar.

La joven continuaba con su mirada al frente, soportando todas sus lágrimas que querían salir a trompicones de sus ojos. Su cara estaba adormecida y sentía mucho dolor, pero las palabras de desprecio que la reina le había regalado habían sido mucho peor que los golpes.

¿Me escuchas? -Juvia comenzó a respirar aguantando el nudo que tenía en la garganta, ese que empezó a atragantarla. Haciendo un puchero empezó a ahogarse con el llanto que no quería dejar aparecer.

Hermana. -Wendy la abrazó con delicadeza, ella aguantó las ganas que tenía de llorar siendo muy fuerte.

Yo te curaré. -con cuidado limpió la sangre que escurría con un pañuelo, al hacerlo quitó el maquillaje dándose cuenta del morado que se estaba formado en la mejilla y parte de su mandíbula. Acarició suavemente la zona validando que no le hubiera roto ningún hueso.

Abre la boca. -Al intentarlo se quejó, negó con su cabeza, no podía hacerlo, era sumamente complicado hacerlo sin sentir un impresionante dolor. Lucy la veía aterrada, conocía porque la había golpeado allí, la próxima vez que abriera la boca se acordaría de ese suceso y pensaría dos veces las cosas antes de decir algo en su contra.

Voy a revisar que tengas tus dientes. -introdujó sus dedos por los labios de la joven y verificó que todos estuvieran allí, que ninguno se hubiera aflojado por el golpazo recibido.

Los tienes todos.

N-no -podre….con…el dis-cur-so. -abrir la boca le dolía demasiado.

Yo me encargaré -Lucy miró a otra parte sin ganas de ver el lastimado rostro de su hermana. —Te ganaste esta golpiza por no cerrar la boca. -No tenía que recordárselo cuando Juvia conocía muy bien la razón.

¡Le dirás a tu rebelde esposo lo que dijo la reina! -Juvia negó con la cabeza, no le mentiría.

Es una orden de la reina y tu una simple princesa. ¿Entiendes que si te asesinan yo sería la reina? No le des razones, no me libres el camino. -Las palabras de su hermana eran claras, rudas, pero eran guiadas por el sentido comun.

¡Lo harás! ¿Entendiste? -odiaba que su hermana le diera ordenes, es como si estuviera confabulada con la reina, pero Lucy lo sabía mejor que nadie, solo era una inocente mentira que debía decirle y que le recordaría si el humano se ponía de rebelde, no era como si lo fuera a lastimar con eso o eso era lo que creía.

Lo ha-re -pronunció lentamente mientras Wendy se enfocaba en maquillarla para que el golpe no se le viera delante de todos los nekovianos.

Nekov ese mismo día en horas de la noche.

Huir, ir lejos de allí, olvidarse de que era una princesa y jamás volver a aparecer, marcharse junto con su esposo, eso era lo que deseaba con todas las fuerzas de su corazón. Habia maquillado sus golpes para que él no notará el castigo que le habían impuesto, sin embargo, tenía una inflamación bastante evidente que esperaba que él no viera.

—O podrían matarnos… -Juvia sonrió ante la cara de sorpresa de Gray, si bien estaba mintiendo no pudo seguir fingiendo y le demostró con esa sonrisa ladeada que acababa de emitir que estaba jugando.

—La reina no me mataría, lo ha intentado, pero sabe el momento exacto en el que debe detenerse. -y eso había sonado mucho más terrorífico que su inocente mentira. Gray lo entendió, no dudaba que fuera una kamineko salvaje, autoritaria, terriblemente temible. No se pudo imaginar como es que se había atrevido a dañar a Juvia con anterioridad, es cierto, no la conocía del todo, de hecho, no tenía ni la menor idea si tanta ternura era cierta, si ella era de fiar, si no era una manipuladora, pero por el miedo que Juvia le tenía a esa kamineko no podía estar mintiendo.

—¿Y a mi podría matarme? -el muchacho sabía que ella era la futura reina, por la que la mantendría con vida, sin embargo, él era un pobre humano que no valía nada, aunque sin él no existirían herederas al trono, por lo que en cierta manera lo necesitaban.

—No permitiría que te hicieran daño. -y parecía real para Gray. Ella hablaba muy en serio. —Primero debe matarme antes de tocarte un solo cabello.

—En la tierra son los hombres quienes defienden a sus mujeres, no al contrario. -y aunque claramente quería mostrar su desacuerdo por su sistema matriarcal, provocó que la señorita se sonrojara llevando sus pensamientos por otra parte, al creer que la estaba aceptando como su mujer, haciéndose ideas de que podía lograr enamorar al joven.

—Entonces juntos nos protegeremos. -y vio la sonrisa de la joven, no había pasado mucho tiempo con ella, ni siquiera eran horas prudenciales para conocerse, pero algo no estaba bien con la kamineko.

—¿Qué te hizo? ¿Por qué quieres huir? -La detuvo tomándola del brazo, sus ojos azules tenían un rastro de tristeza y no fue desapercibido para él.

—¿Por qué no deberíamos huir? -Contestó con otra pregunta, mencionar el suceso de esta mañana no sería adecuado o al menos no quería que tuviera algún tipo de remordimiento porque claramente él había sido la causa de la discusión.

—Te convertirás en reina.

—Es la primera razón por la que deberíamos irnos de este lugar. -desertar, era peor que si estuvieran enlistadas en el ejército. Lucy una vez lo intentó, se escapó para ver a su padre con la intención de jamás regresar, sin embargo, fue amenzada con la muerte si lo volvía a hacer.

—¿Qué te hizo? -volvió a preguntar, esperando que ella se lo contará y le tomó algunos minutos, pero al fin se dio cuenta, Juvia volteó su rostro al sentir su mano en el borde de su rostro, gimió un poco de dolor en respuesta.

—¡Esa maldita! -inmediatamente puso su blanquecina mano en su boca para callarlo.

—No la maldigas. Es nuestra reina, pueden castigarte si te escuchan. -¿Ira? Estaba completamente furioso al ver como la había dejado y no entendía ese sentimiento que lo invadía, ella era una desconocida para él, pero ahora era como si se hubieran metido con la persona más importante de su vida, con su otro lado del hilo.

—Si se atreve a tocarte nuevamente, se me olvidará que es la reina. -Era simplemente adorable, su corazón latía con fuerza dentro de su pecho, que un humano la defendiera, que su esposo se enojará porque se había atrevido a golpearla. Pensó en que si hubiera tenido su apoyo desde que era niña se hubiera sentido protegida, hubiera sido más fácil para ella superar sus vivencias. Suspiró y lo abrazó con fuerza.

—¿Dónde habías estado toda mi vida? -asombrado dejó que ella se refugiara en su pecho. ¿Por qué? ¿Por qué le importaba tanto? ¿Era el estúpido hilo rojo? Negó con su cabeza, nadie se podía enamorar de alguien en tan poco tiempo, pero odiaba las injusticias, se convenció a si mismo que era por eso.

—En la tierra. Ya sabes no soy de acá. -Juvia sonrió por su comentario, aunque le dolió bastante esa expresión, no terminaba de curar el golpe.

—¿Te trataron bien en la tierra? -la tristeza en su voz, Gray supo de inmediato que se sentía culpable, a los chosen one los separaban de su familia, los aislaban.

—Supongo que si. -No eran malos con ellos, no los maltrataban o amenazaban, no los castigaban sin tener una razón de fondo, pero la historia con Juvia parecía ser todo lo contrario.

—¿Por qué te golpeó? -Él era la razón, pero claramente Juvia no deseaba decírselo.

—Dije algo que no debí haber dicho. Que sólo debí haber pensado.

—Entonces debemos cambiar este estúpido sistema para que puedas expresarte. Tienes que convertirte en reina. -la muchacha suspiró, pensar en que sería una reina no la motivaba en lo más mínimo. Mucho menos cuando sus decisiones iban a estar ligadas a la aprobación del consejo y de Porlyusica así no siguiera siendo la reina.

—¿Nos vamos?

—Bien, vámonos. -Gray no quería irse, no deseaba perder la oportunidad de ser rey, debía hacerla pensar con cabeza fría.

—Jellal ya debe estar durmiendo, no me llevó muy bien con su remplazo, así que debemos ser lo más silenciosos posibles. -El humano asintió ante los susurros de su esposa, estaba algo cansado, pero si ella tenía una forma de escaparse del castillo debía memorizarla por si lo llegase a necesitar más adelante.

—Al ser mi esposo, automáticamente te convertiste en la realeza, por lo que siempre estamos en peligro constante. -El joven asintió, jamás llegó a pensar que el solo hecho de ser su esposo su vida cambiaría. De hecho, todo cambio por ella, lo separaron de su familia, lo cambiaron de planeta solo para ser su marido.

—Kaminekos macho se han alzado en nuestra contra, hasta otros planetas quieren hacernos daño. Si ves que nos tienen rodeados y que los guardias no serán suficientes para protegernos, huirás. -Juvia localizó un cuadro en la pared, lo movió para apretar en la superficie una rosa que estaba dibujada. El muchacho se asombró al ver que la pared se movía mostrando una salida.

—Y ahora corremos. -Lo tomó de la chaqueta para empiezan a correr, bastante rápido, como si su vida se fuera en ello. Gray observó atrás cómo se cerraba la pared, aunque sus piernas no se detuvieron.

Había intentado huir tantas veces del castillo que era emocionante el solo hecho de seguirla, adrenalina, los viejos tiempos volvieron a él, aunque esta vez era diferente, pues huía para escapar con ella cuando antes lo había hecho para escapar de ella.

La luz en el lugar hizo que sus ojos se fijaran en aquellos cristales que brillaban con colores fosforescentes y que alumbraban alrededor, no podía compararlo al castillo en el que vivía, los pasadizos eran oscuros, llenos de animales y telarañas, bastante sucias y deprimentes, eso era simplemente hermoso.

No había necesidad de correr, de hecho, estaba segura que tendría toda la noche pues nadie la molestaría en su habitación si no fuera estrictamente necesario, así que tenían horas y de sobra.

Miró el techo, le parecía increíble que también esos cristales brillaran. No podía creer que el castillo fuera mucho más hermoso bajo tierra.

—No hay animales peligrosos, por lo que no debes temer. –Gray entendió recibiendo la luz en sus ojos, hasta el clima era agradable.

—¿El suelo no estaba hecho de cristal?

—Lo está, pero hay construcciones abajo del suelo de cristal. Los kaminekos no viven allí, pero hay animales que si habitan algunos metros abajo. -el joven asintió para ver cómo salían fuera del castillo. Siempre pensó que no había nada bajo el suelo.

—No dire tu nombre hasta que no lleguemos a casa, así que no digas el mío para que no nos reconozcan, ¿entiendes? -No tenía sentido, el solo hecho de haber cambiado el color de su cabello no iba a eximirlos de ser reconocidos, pues ella seguía luciendo con el mismo rostro de la princesa.

—¿A dónde vamos a ir? -la joven sonrió para aferrarse a su brazo.

—Vamos a ir a a casa.

—Está es tu casa. -Juvia negó con la cabeza. —Este es un castillo, pero nunca será mi hogar.

Escapar era bastante fácil y Gray entendió que la jovencita lo había hecho con anterioridad. En silencio la siguió y vio cómo llegaban a una pequeña cabaña que tenía un extraño objeto cubierto.

—¿Cuántas veces te has escapado? -Ni el mismo comprendía su comportamiento, pero por una extraña razón lo enojaba lo que su mente estaba maquinando, eso que consistía en que ella escapaba para verse con kaminekos, era hermosa, cualquier enamoradizo podía poner sus ojos en ella. Negó con su cabeza intentando con esa acción sacar esos pensamientos fuera del lugar de su cabeza, eso en ese momento no debía importarle.

—Muchas. -él joven asintió tratándose de idiota a si mismo por pensar en ella con otro macho, no podía dedicar sus pensamientos a eso cuando su objetivo era cambiar el sistema de Nekov, liberar a todos los pequeños humanos que eran chosen one, cuando se marcharía del lado de la peli azul.

—¿Qué es esto? -Juvia levantó el protector dejando a la vista su motocicleta último modelo respondiendo la pregunta del humano.

—Es nuestro transporte. -El joven jamás se había subido en un artefacto peligroso, de hecho, no entendía como ella podía montarse en un medio tan riesgoso siendo una princesa.

—Olvídalo no me subiré en eso.

—¿Te da miedo? – No lo preguntó con su dulce voz, lo estaba retando y llamándolo gallina sin siquiera decírselo directamente. Automáticamente el joven infló sus cachetes ante el tono de voz de la chica.

—Por su puesto que no.

—Ok – con una sonrisa pícara la joven se burló un poco de su esposo. Dejó a un lado el forro y en seguida tomó una chaqueta de cuero negro y sus guantes. Gray vio todo en cámara lenta, su corazón aumentó la velocidad de sus latidos al ver como ella se ponía su chaqueta, sus guantes, se veía terriblemente guapa y demasiado atractiva para él, alumbrada por las lunas de Nekov. Sin voluntad alguna sus ojos bajaron al trasero de la joven, se veía tan hermosa para él. Pasó toda la saliva que tenía en la boca, esa kamineko era impresionante, se había sonrojado sin remedio al verla, pues para él lucia como una diosa, la más hermosa de todas.

Se acercó a Gray quien por impulso dio pasos hacia atrás, no deseaba estar ahora cerca de ella por alguna extraña razón, no después de percibirla tan preciosa ante sus ojos.

—¿A dónde vas esposo mío? -el joven al tocar la pared de la cabaña con su espaldasupo que no había donde más correr.

—Parece que no quieres subirte a mi moto. -pronunció con un tono de burla.

—No es eso. -frustrado desvió la mirada hacia abajo, ella se pusó en punticas para alcanzar una de sus orejas, el humano sintió un escalofrío al sentir las uñas de Juvia acomodándole el artefacto.

—Yo puedo hacer sólo las cosas. -refutó, no soportaba sus toques o lo que no le agradaba en lo más mínimo eran sus reacciones ante el contacto de Juvia.

—Lo sé, pero si tenemos un accidente y te queda mal puesto podrías morir.

Se separó y en su oreja puso otro artefacto igual que el de Gray. El muchacho sintió el objeto en su oído parecido a un audífono.

—¿Qué es esto?

—Es tu casco -Juvia apretó un botón y rápidamente apareció la protección en su cabeza. Gray apretó el de él y se sorprendió, no entendía como un objeto podía aparecer de la nada.

Con fuerza Juvia sacó la motocicleta de su lugar mientras Gray seguía inmerso en su casco mágico, ella la posicionó en dirección a la carretera aérea. Se subió en la motocicleta y la boca del joven se abrió grandemente por lo que acababa de presenciar, Juvia no pretendía ser sensual ni tentarlo, de hecho, no pasó por su mente que tan solo sacar su trasero un poco el joven iba a doblegarse, al estar de espaldas ni notó lo que había provocado, pero el agacharse para sentarse en su motocicleta había sido totalmente erotico para él.

Gray se enderezó e intento respirar para olvidar aquello que acaba de ver y que despertó reacciones en su cuerpo, estaba seguro que su cuerpo humano era débil, demasiado y detestaba eso.

—¿Te vas a quedar ahí? -completamente contrario al movimiento de ella, Gray se subió en la motocicleta torpemente y después de algunos intentos infructuosos.

—¡Sujétate bien! -La joven encendió la motocicleta y a gran velocidad se elevó por los aires. El muchacho mordió su labio inferior completamente nervioso. ¿Un casco? ¿Para que le servía un casco si si caían desde esa altura no sobrevivirían? Los pensamientos invadían su mente, era demasiado joven para morir.

El transporte era muy veloz o ella era la que aceleraba sin tenerle miedo a la muerte y el humano empezaba a marearse, sin embargo, la ciudad se veía simplemente hermosa, las luces, el planeta era simplemente impactante. Sí, se encontraba totalmente aterrado, aunque quisiera gritarle a Juvia que disminuyera la velocidad no le era posible hablar en ese instante.

Habían avanzado varios kilómetros, de hecho, ya estaban muy lejos del castillo y no parecía que en realidad fueran a volver.

Puente peligroso, verifique que su sistema anti gravedad esté activado.

El joven pasó la saliva que tenía en la boca al leer esa advertencia, sus ojos se abrieron al ver como la pista se volvía de colores arco iris y que al final no se veía más carretera por donde pudieran andar.

—¡Juvia! ¡No hay más camino! -gritó señalando al frente pues no veía nada más allá y que moririan si continuaban.

—¡Detente! -gritó aterrado, una sonrisa se dibujó en el rostro de la jovencita, quien aceleró más subiendo aquella rampa para asustarlo un poco, Gray se soltó de la motocicleta para aferrarse a la princesa por su cintura y apretarla con fuerza.

—Vamos a morir -susurró aterrado, con sus ojos cerrados fuertemente.

—Abre los ojos -le grito Juvia, mientras el tenía su cabeza apoyada en la espalda de la kamineko.

—¡No! -Una de las manos de la

Loxar se posó en el antebrazo del muy aterrado humano, desconfiado abrió los ojos y pudo notar que una burbuja de colores transparente los hacía flotar, que no estaban cayendo, que por el contrario estaban aterrizando.

—Jamás haría algo que te pusiera en peligro. -Juvia se quitó su casco para voltearse ligeramente y sonreírle. El muchacho se encontraba tan blanco como un papel y se quedó un poco más recostado en la espalda de la chica.

—Siempre debes confiar en mi. -le recalcó, con una sonrisita en la boca.

—Esto no fue gracioso. -se había logrado enojar ligeramente, pero para Juvia había sido tan divertido que no podía ocultar su sonrisa.

—La próxima vez manejarás tu. -El muchacho se soltó de la princesa al darse cuenta que la estaba tocando de más y que su accionar había sido totalmente inconsciente.

Agradeció poner sus pies en el suelo y la sangre volvió a latir con normalidad por su cuerpo. Apreció el lugar y se dio cuenta que aterrizaron en una gran casa de campo, bastante hermosa.

—¡Princesa! – Juvia sonrió grandemente, corrió a aquel kamineko que salía de casa a su encuentro. Gray se quedó en el lugar observando la escena, no tenía idea de lo que estaba sucediendo.

—¡Tío! -Juvia sonrió al estar entre los brazos de aquel kamineko de cabello, barba y ojos marrones. A simple vista no parecía confiable para Gray por lo que decidió mantener distancia prudente.

—¿Cómo está mi pequeña? Mira cuánto has crecido. -la chica dio una pequeña vuelta para mostrarle que estaba mucho más alta.

—Bien, ya sabes. No puedo quejarme. -La jovencita volteó a mirar y se dio cuenta que su esposo se encontraba metros lejos de ella.

—¿Así que este es el susodicho? -Juvia afirmó con su cabeza, volvió a él y lo arrastró para dejarlo frente a su tío.

—Él es Gray Fullbuster, mi esposo humano. Gray, él es mi tío José Porla. -ambos machos estrecharon sus manos, el Fullbuster sintió como un escalofrío recorría toda su médula, la mirada de José lo heló completamente, no había necesidad de palabras, con ese simple acto le advirtió que si le hacía algo malo a su pequeña iba a sufrir todas las consecuencias.

—Llegaron en un momento perfecto, el festival no ha terminado. -y su expresión se suavizó al ver de nuevo a la peli azul, Juvia aplaudió, había olvidado la fecha en la que estaban y amaba estar en los festivales.

—¡Vamos a ir! -Rápidamente volvió a la motocicleta y se pusó una pequeña maleta.

—Adelántese ya llego allá. -la muchacha asintió, el joven sintió nuevamente un escalofrío recorriéndole el cuerpo, ese ser era un poco aterrador y le causaba algo maligno en su cuerpo.

—Aquí nací, era mi casa antes de que la reina me apartara de mi mamá. – la muchacha empezó a caminar con Gray por el jardín, rodeando la casa para ir a sus establos. —Me atreví a leer tu historial. -El humano la vio con algo de fastidio, detestaba que todos se fueran en contra de él y que reprocharan su comportamiento. —Se que guardas algo de rencor en tu corazón porque te separaron de tus padres, pero quiero que sepas que entiendo a la perfección lo que se siente. Perdóname por provocar que te alejaran de ellos. -El muchacho detuvo su caminar, no quería que ella lo entendiera, no quería que le pidiera disculpas, que fuera dulce o noble, solo deseaba tener una razón para odiarla, manipularla y cumplir sus objetivos.

—No quiero hablar de eso. -la frenó, no es como si creyera en ella.

—Entonces no hablaremos de eso. -cambio de tema rápidamente — Este será nuestro transporte aquí. –al ver aquel animal Gray retrocedió de la impresión, algo asustado, ¿Acaso esa mujer desayunaba peligro?

—Hola Teru -con ferviente emoción la muchacha se acercó a su dragón. Con dulzura acarició su cabeza mientras el animal le lamía la cara emocionado de verla.

—Él es Gray, mi esposo. –"esposo" esa palabra aún lo chocaba bastante, pero se acercó para apreciar al animal, el dragón de mediana estatura azul como el cabello de su dueña, que lucia algo aterrador le lamió la cara dándole su aprobación.

—Ya estás dentro, Teru también te quiere.

—Hola Teru –Juvia sonrió y le agrado que su dragón le diera el visto bueno, pues no era muy cariñoso y su opinión era bastante importante para ella. —Teru vamos al pueblo. -el pequeño dragón se agachó y Juvia se subió en él, de inmediato estiró su mano hacia Gray y el joven la tomó para subirse en el animal con ayuda de la princesa.

Al elevar y mover sus alas de nuevo se encontraban en el cielo, la joven buscó la cara de Gray con sus manos y al encontrar su oído apretó el botón para sacar el casco, acto seguido que hizo con su propio casco.

—En el pueblo nadie le dirá a la reina que estuvimos acá, así que no te preocupes. -No entendía como era cálido el clima cuando en el castillo nevaba y hacia bastante frío, vio como el mar poseía varios colores por el reflejo de las lunas, entonces entendió que se trataba de una zona costera. Observó desde el cielo el pueblo donde había nacido la princesa, no era muy grande u ostentoso como la ciudad, pero era acogedor.

Nunca había montado en una motocicleta, jamás había volado en un dragón, la sensación ahora se sentía increíble, Juvia le estaba brindando experiencias que jamás había vivido en la tierra, como la oportunidad de escapar con éxito y aunque lo molestaba, solo por ese instante se dejó llevar del momento sin imponer su personalidad.

—¡Llegamos! -el peli negro vio desde el cielo como niños corrían a gran velocidad, al notar el dragón ya sabían de quien se trataba, por lo que deseaban ser los primeros en llegar y encontrarla.

—¡Princesa, Juvia! -Al bajarse de Teru una multitud de niños se había reunido, todos emocionados y muy felices por ver a la joven. La abrazaron, la besaron, se reunieron hasta casi dejarla sin aire.

—¡Te extrañamos demasiado!

—Y yo a ustedes -La peli azul sonrió mientras acariciaba los cabellos de los niños que tenía a su alcance, a lo lejos el muchacho veía la escena.

—Les traigo algo -De su maleta empezó a sacar los más deliciosos dulces de todo el reino, para dárselo a cada uno, quienes enloquecieron y gritaron agradeciéndole.

Gray dedicó una mala mirada al notar que un niño le gruñía sin que Juvia lo notará, no entendía lo que sucedía, pero ese pequeño claramente se encontraba celoso porque la kamineko se encontraba casada y el humano representaba una amenaza para él, pues se había enamorado de la princesa.

—¿Él es el príncipe? -Juvia asintió, las más pequeñas se fueron de inmediato a abrazarlo, no era muy bueno con los niños, de hecho, no era bueno con ese tipo de cosas, pero al ver qué Juvia se encontraba atenta de su reacción se agachó a su nivel y les desordenó el cabello a las pequeñas.

—Soy Gray -se presentó y sintió que todos lo olfateaban. Las niñas le hicieron preguntas de todo tipo a lo que intentó contestar con una sonrisa cada una de ellas, si se convertiría en rey, ellos serían su pueblo.

—Tengo algo para ti, princesa Juvia. -La peli azul agachó su cabeza al ver que una de las niñas le iba a colocar una corona de flores, no se comparaba con las joyas que solía usar, pero se veía hermosa con ese objeto, igualmente Gray recibió la corona sin quitársela, aunque no era su estilo no podía decepcionar a aquella hermosa niña de cabellos negros.

—Son los más hermosos príncipes. -Juvia sabía que ellos soñaban con ser príncipes o princesas, sin embargo, el lado oscuro que conllevaba no se lo deseaba a nadie, pero sus desgracias no podían saberlo unos pequeños Ake veían el mundo de otra manera.

—¡Niños no molesten a la princesa! -un kamineko de cabellos blancos y negros apareció en el lugar cruzado de brazos, todos salieron tras él y Juvia le entregó la maleta a uno de los niños para que terminara de repartir los dulces sobrantes.

—Hola. -la muchacha lo saludó con calidez, el joven se despidió para darles privacidad con una ligera reverencia.

—Vamos a caminar. Teru da una vuelta, si te necesito te llamaré. –obediente el dragón alzó vuelo alejándose del lugar, tenía sentido común y acataba las órdenes de Juvia, por lo que ese animal era bastante increíble para el Fullbuster.

De inmediato notó que Juvia era amada en ese lugar y que más que ser la princesa era una más de ellos, un ser humilde y supremamente hermoso. Al iniciar a caminar por el mercado el joven escuchaba con atención las historias que ella le contaba mientras caminaban por las tiendas. Había sido aburrido todo el día sin ella, por lo que en ese momento le parecía increíble todo lo que estaba observando.

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Después de haber llenado sus estómagos, comprado algunos amuletos y haber jugado en las tiendas del festival, habían pasado un par de horas y ganado un pequeño pez que Teru se había llevado a casa. Lo había dejado con cuidado en el estanque de los terrenos de Juvia. Escapar del castillo, pensar que era una kamineko normal, pasear con Gray le había ayudado a subir el ánimo y a él lo había distraído de sus ideas de cambiar el sistema, de ser un rebelde, pues el pueblo le recordaba a su propio hogar.

La atención del muchacho se dirigió al cielo al ver unos objetos con luz flotando y reflejando hermosos colores, trató de enfocar ya que vio que estaban pintadas las linternas, pero no lograba identificar el dibujo o que se encontraba escrito.

—Son deseos, cada año lanzamos nuestro mayor deseo con la ilusión de que Mavis la vea y lo cumpla, dicen que si lo deseas con todas las fuerzas de tu corazón ella lo termina cumpliendo. – Juvia respondió la incógnita de Gray al darse cuenta que se había quedado contemplando el cielo, él pensaba que ese mundo estaba lleno de estúpidas creencias, pero debía seguirle el juego si quería ganársela y terminar manipulándola para cumplir sus deseos.

—¿Y cuál es el deseo de tu corazón? – Juvia bajó la mirada y se sonrojó un poco. —Mi deseo siempre has sido tú. –se tapó el rostro algo avergonzada mientras que Gray emitía una risita burlona. — Ahora que te tengo puedo desear otra cosa.

—¡Ya es hora del baile! – Unas kaminekos interrumpieron a la pareja, la jovencita fue guiada a la playa y el joven se rascó su nuca un poco cansado y se dedicó a seguirlas, al momento de llegar al lugar se dieron cuenta que se encontraba una multitud de personas reunidas alrededor de la fogata.

—Tío -José se encontraba en el lugar, por tal razón la joven lo saludó nuevamente y se sentó con Gray alrededor de los presentes, no sin antes hacer una reverencia respectiva para todos los presentes mostrando su respeto, a lo que al unisonó le hicieron una reverencia los presentes al verla llegar.

—Princesa su linterna. -el mismo joven que se había llevado a los niños le dio un objeto brillante, Gray se dedicó a ver las linternas que brillaban en las manos de los presentes. — Gracias – Juvia puso en las manos del humano la linterna que era para él.

—Pide un deseo, escríbelo. – Gray pensó por algunos segundos su deseo, pensó que era algo estúpido y fuera del lugar. Por lo que al final no decidió escribir nada y soltó su linterna sin pensar en algo en especial diferente a su libertad, a poder llevar libertad a todos los chosen one. Juvia por el contrario deseó algo para ella, ser muy feliz, con mucha fe soltó su linterna y vio cómo se elevaba, se entristeció un poco al pensar que no sería completamente feliz si la manipulaban como una marioneta al ser reina, pero dibujó una sonrisa en sus labios, no era momento de deprimirse cuando había logrado estar algunas horas junto a su esposo.

Un ritmo tropical invadió el ambiente, todas las kamineko sonrieron para levantarse y hacer un circulo interno, Gray se sorprendió al ver como la Loxar se levantaba y se les unía. Al ritmo del tambor Juvia movía su cadera, con elegancia y sensualidad se movía con gran destreza, desde pequeña había observado ese baile, conocía la tradición y los pasos a la perfección los ejecutaba. Las demás kaminekos bailaban a ritmo de la música acompañando a la princesa, todas eran hermosas y de diferentes edades, pero esos obres grises no podían dejar de ver a su kamineko, nada más existía en ese universo, solo ella y esa hermosa sonrisa.

El fuego las alumbraba mientras seguía sus pasos, unos minutos fueron suficientes para que él no quisiera despegar su mirada de ella, la consideraba toda una experta, la mejor bailarina en el lugar.

—Juvia es la kamineko más hermosa de todas… — a lo lejos escuchó las palabras de un kamineko, aunque sabía que el tío de a Juvia se dirigía a él, en ese momento sólo quería ver su sonrisa, solo quería poner su entera atención a esa chica peligrosa que lo había hipnotizado y completamente.

—No lo digo porque sea mi sobrina, pero te has ganado la lotería con ella. -el kamineko suspiró profundo, un poco nostálgico porque su pequeña ya estaba casada y ya no era su niñita. — Solo te pido una cosa, protege su corazón, es el más puro que he conocido. -sus ojos se posaron en José, prometerle ahora algo que no estar seguro de cumplir no era posible, por lo que asintió respirando profundo. No se desviaría de su objetivo, así ella fuera tan hermosa y tentadora.

El ritmo de la música cambió gradualmente y los humanos entraron en el círculo mientras las niñas abandonaban el lugar dándoles espacio. Gray abrió sus ojos preocupado porque claramente no quería ser más que un espectador, pero al ser el humano de una kamineko en el lugar era más que claro que debía participar. Ella le hizo una invitación con su dedo índice a lo que Gray negó en seguida.

—¡Ven! -Sonriendo se acercó a él y entrando en pánico nuevamente le dejó en claro que no quería intervenir.

—No soy bueno. -intentó justificarse.

—Eso no interesa, solo quiero que bailes conmigo. -lo tomó de las manos provocando un sonrojo en sus mejillas. Aunque intentó escapar ella no se lo permitió, sumándole que José lo empujó para que quedará totalmente en los brazos de la peli azul.

Juntó sus manos con las de él suavemente, delicada y con pulcritud. Llevó la mano del humano a su espalda baja y despacio se movió siguiendo el ritmo de la música.

—No se que hacer.

—Solo escucha y déjate llevar. -Él cerró los ojos, no podía sostenerle la mirada sin ponerse nervioso, no tenía la menor idea que le sucedía.

—Más despacio -lo corrigió, pero lo estaba haciendo muy bien, aunque él estuviera avergonzado. Todas las miradas estaban puestas en ellos, eran la próxima pareja real en medio de aquellos a los Porlyusica llamaba como pobres e indignos, por eso Juvia era tan amada, por comportarse humildemente entre ellos.

Había muchas personas, demasiado ruido, las pisadas, el mar, los tambores y gritos de los músicos, pero en ese preciso instante eran los dos en Nekov, el humano y la princesa.

—Gray, agradezco que seas mi esposo. -sonrió para luego recostar su cabeza en el pecho del Fullbuster. Él muchacho odiaba el contacto físico, hacer todo eso con una desconocida no era muy cómodo para él, sin embargo, no se sentía mal del todo.

Los aplausos les indicaron a ambos que la canción había terminado, Juvia hizo una pequeña reverencia agradeciendo a los presentes, se acercó a la fogata y recibió una cesta con comida, le dio un mordisco a la carne del animal que se encontraban asando, esa a la que estaba privada en el castillo.

Él se sentó a su lado en la fogata recibiendo el calor del fuego. Era la primera vez que veía a todas esas personas, sin embargo, se sentía mucho mejor que la tensión del castillo.

—Eres un gran bailarín. -recibió el halago de una anciana kamineko a lo que agradeció con una pequeña reverencia.

—Príncipe, esto es para usted. -Tomó entre sus manos una totuma con un líquido extraño, vio a Juvia para saber si debía recibirlo o no. La joven asintió dando su aprobación, sería de mala educación no recibir lo que les ofrecían. Le dio un sorbo al trago y rápidamente sintió el licor recorrerle el cuerpo.

Los demás se sentaron y empezaron a compartir la comida, era tiempo de contar algunas historias junto a la fogata.

—Era el quinto o sexto día más helado de toda mi vida. -Y ambos pusieron su total atención a la historia que un humano iba a empezar a contar, tratando de ignorar que había sentido cálidez al estar junto a Juvia.

—Me gusta pasar tiempo contigo – la joven sonrió para tomar un gran trago del licor que estaba rondando, era muy pronto para decir que a Gray le gustaba estar con ella, pero fue agradable estar con ella esas cuantas horas.

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El fuego aún seguía encendido, lo único que se escuchaba ligeramente a lo lejos eran las voces de los más jóvenes hablando y jugando, con su energía totalmente intacta. La gran mayoría habían optado por regresar a sus casas, mientras los otros habían pasado la noche en la playa.

Gray había bebido demasiado, al no poder negarse a los ofrecimientos de los lugareños, se había quedado dormido sin remedio debido al alcohol al lado de la princesa.

—Debemos volver. -Gray abrió sus ojos, la voz de su chica había perturbado la paz que sentía recostado sobre la arena. Bajó su mirada para observarla, pues ella se encontraba recostada en su pecho y ambos estaban arropados con una cobija que los protegía del frío que les habían suministrado. No supo en qué momento se quedó dormido o como ella había llegado hasta su pecho, pero se había divertido y mucho.

—¿No íbamos a huir del castillo?

La princesa suspiró profundo para levantarse y quedarse peligrosamente cerca a Gray. El joven por instinto se corrió un poco hacia atrás. —Tengo cuatro carreras universitarias, pero si escapó la reina no me permitiría que viviera una vida feliz, no podría mantenerte.

Era responsabilidad de una kamineko velar por su esposo humano, ellas eran las que le daban su alimento, sustento y debían procurar darles una buena vida. En una organización social donde las kamineko eran las más fuertes y se establecía que eran las jefas del hogar, no estaba segura de que podía protegerlo.

Si bien aceptaba ser la reina de Nekov, estaría expuesta a que la pelirosa y el consejo la manipularan y pudieran perjudicar a Gray, pero del otro lado se encontraba ser fugitivos para siempre, dudaba poder conseguir dinero para él, poder mantenerlo y se sentía muy impotente, por lo que debía volver si con eso Gray estaba bien.

—No necesito que tú me mantengas, no soy un inútil. -Juvia asintió. —Lo sé, solo quiero que nada te falte y si nos vamos pasaremos necesidades.

—Si volvemos no permitiré que te toque de nuevo. -Juvia sonrió. —Estaré bien si tú lo estás. -el sol aparecía tímidamente, haciendo brillar su rostro. Era terrible para Gray esa sensación, era como si fuera una maga, alguien que lo estaba embruteciendo.

De repente su conversación se cortó al escuchar un motor, vieron como una nave surcaba los cielos y Juvia abrió los ojos algo asustada.

—¡Debemos irnos ahora!


Fin de capítulo hermosuras!

Gray estaba boquiabierto con la Juvia motorizada y no quería aceptarlo, pero si le temía un poco a la moto de Juvia, lo bueno es que recibió la aprobación de Teru y que pudieron escapar unas horas del castillo. Me salió largo el cap, pero realmente intente resumir lo más posible, pero bueno aún salió largo, espero que hayan hecho pausas activas para descansar sus ojitos. Como siempre espero que haya sido de su agrado, contestando sus hermosos reviews:

Olivia1415: Holaaaaa, ¿Cómo has estado? Lamento haberte hecho esperar demasiado este cap y espero que te guste mucho porque le eché ganas jajajaja. Me demoré un poquito no más teminandolo. Gracias por todo tu apoyo, te mando un besote y un abrazo psicológico. Bye!

Guest: Hi! What´s up? This chapter is a little long, but I hope that you enjoy it, thank you for all your support ¡! Sorry for the late update, but i write other chapters of my fics! I send you a big hug.

YUKI05: Holaaa! Espero que hayas aprobado todas tus clases y que este nuevo año inicie con toda la energía, tú no te preocupes, tárdate lo que quieras en enviarme review, al igual yo soy una lenta publicando capítulos y me declaro culpable. Vale la pena escribir, más ahora que ya animaron Eden´s Zero y les hicieron un pequeño cameo. Zeref protege a Juvia, por lo que está mejor en el inframundo. Gray a veces puede ser un poquito ciego, pero al menos no es tan reacio con Juvia, en el mismo capítulo ella le da a entender que lo entiende por lo que sabe por lo que vivió, y su espíritu protector se despertó un poco al ver como la habían golpeado. Ya llegaremos prontamente al capítulo donde Juvia le dirá adiós a todo, pero aún faltan muchos caps para que eso suceda. Jellal tendrá su oportunidad, de hecho, quería hablar sobre las esposas de los kaminekos machos, pero aghhh me salió mucho capítulo, entonces dije, en otra oportunidad será. Como siempre muchas gracias por tu review, espero que este cap haya sido de tu agrado. Te mando un beso y abrazo psicológico, bye.

Regina FG: Holis! He tratado de honrar a mi vaca y publicar mis caps, estoy en deuda con ustedes por lo que espero y deseo terminar mis historias, gracia por escribirme, espero que te guste mucho el cap. Un besote y un abrazo desde la distancia.

DreamHeart8: Helllooooo! Bueno el primer chosen fue mucho más tierno y habían momentos en los que era como awwwww, pero este esta historia es mucho más oscura, quería hacerla diferente y poner algo de tragedia, mostrar cómo podía de ser las personas malvadas y de ciego y tonto el amor, por lo que está historia tendrá momentos sexys, pero por el momento van a estar muy razonables y tranquilos. La pobre de Juvia al tener un instinto animal debe controlarse porque Gray se da de princesa y no quiere estar con ella, pero bueno todo con calma. ¿Sabes? Yo amo lo triste soy algo emo, así que si te entiendo con lo de masoquista, pero espero que disfrutes el cap, muchas gracias. Te envió un besote enorme.

Sin más que decirles me despido, nos vemos en una próxima actualización, los quier.

Bye