Parecía que sus pies pesaban una tonelada, el solo hecho de moverse para caminar representaba un gran esfuerzo para él, se consideraba un zombie, un muerto en vida, su corazón parecía estar en las últimas y su cerebro no lograba conectar todas las ideas, en pocas palabras había llegado a su límite.
Sin rumbo fijo, perdido, desesperado, totalmente vulnerable caminaba completamente solo por las calles de Nekov, aunque su presencia en ese lugar no era una coincidencia.
—Miren es él. -Su rostro era inexpresivo, pero su corazón ardía a tal punto de calcinarlo entero, odiaba escuchar esos comentarios, en días como ese solo deseaba no poder escuchar, arrancarse las orejas y así poder continuar.
—Sí, por culpa de ese humano la reina Juvia murió. -quería gritarles que no estaba muerta, pero no sabía si era real, no tenía ni la mas minima pista si el corazón de su amada aun latía, ese que siempre palpitó por ella.
Susurros, señalamientos, le asqueaba su vida y lo relacionado al trágico suceso de la desaparición de su esposa, por eso sin ganas vio las múltiples señales que prohibían el acceso a la playa, pero decidió ignorarlas, el lugar lucia muchísimo más hermoso, con semejante amenaza nadie se acercaba y se sumergía en el inmenso mar conservando así la naturaleza.
Desde que Juvia desapareció sin dejar rastro había un pensamiento que predominaba en su cabeza, ese que se había grabado dolorosamente en su cerebro y que cada día de su vida se paseaba atacando en el momento que menos se lo esperaba, ese que atentaba contra su ser y que lo invitaba a hacer cosas impensables, terminar con todo, con ese insoportable sufrimiento, sería estupendo no volver a sentir ese terrible dolor que comprimía su pecho. Ese día estaba permitiendo que esa idea ganará, Gray estaba dispuesto a hacer cualquier cosa para acabar con su tragedia, él se había dado por vencido.
Había dedicado días enteros en pensar cómo podía dar un final definitivo a su ahora miserable existencia, buscando la forma menos dolorosa para ejecutarla, se consideraba cobarde por buscar la vía fácil que terminaba con su interminable dolor. Se equivocaba, pues no era de ser cobarde o valiente, desafortunadamente no todos pueden afrontar el dolor, su corazon no era tan fuerte como lo imaginó, el sentimiento de culpa también jugaba en contra. En ese momento no tenía a nadie que lo ayudará, estaba solo, tal vez si alguien lo hubiera apoyado en vez de estarlo juzgando eso no estuviera sucediendo.
Su mirada gris y vacía se encontraba fija en las olas que golpeaban con extraña tranquilidad las rocas. Sentado en el muelle, esperaba que la muerte viniera por él sin pensar en nada, su dolor había nublado su sentido común, ya nada le importaba, absolutamente nada tenía sentido y solo quería morir en ese instante, aunque tenía un último deseo, tener la oportunidad de volverla a ver, solo una vez más.
El sonido de una hermosa y conocida voz estaba logrando ser percibida por sus oídos, sus ojos se abrieron grandemente, su corazón se hinchó de alegría, amaba tanto ese sonido, la dulce y cantarina voz de su esposa la reconocería donde fuera.
—Esposo mio. -Una sonrisa se pintó en sus labios, engañó a su mente, por un momento solo fingió que ella jamás se había ido de su lado, la tenía ahí, su patético y destruido ser se recompuso al verla, aunque todo era un engaño.
Sus ojos, su piel, sus orejas, todo era exactamente igual a como la recordaba. Juvia Loxar había aparecido frente a sus ojos con un vestido azul claro que demostraba lo hermosa que era, en sus manos se encontraban piedras preciosas adheridas a su piel formando una figura de agua, su cuello adornado con diamantes tenía el cascabel que la acompañaba a todos los lugares. Apoyó sus manos en las piedras para sacar medio cuerpo del agua y lograr alcanzarlo, él con gran rapidez se arrodilló en el suelo para acercar peligrosamente su rostro al de esa peliazul. Sus labios, deseaba desesperadamente probar de nuevo esa sensación que provocaba en su cuerpo cada vez que se besaba con su esposa.
—Mi reina. -Esa sonrisa que emitió ella lo hipnotizó, seductoramente, esa ilusión se acercó a él pegando nariz con nariz, el Fullbuster no se había dado cuenta que bajo el verde marino del mar se encontraba la cola de la sirena.
—Por fin llegaste. Te estaba esperando. -Sus mejillas se coloreaban exactamente igual a las de ella, era una hermosa y perfecta forma de morir, viéndola mientras le recordaba por medio de esas frases sus días felices junto a su esposa.
—Perdóname por haber tardado, pero estoy en casa. -una lágrima se deslizó por la mejilla del joven humano mientras ella lo veía detenidamente.
—¿Por qué estás llorando, amor? -Era una perfecta imitación, las palabras, las expresiones de su rostro, su voz, sus pechos, la manera en la que lo miraba ilusionada, como si él fuera todo su universo, Gray vio a su esposa de nuevo como lo había deseado, pero muy en el fondo, sabía que ella no era Juvia, su Loxar, su reina, su todo.
—No me hagas caso, estoy muy feliz de verte, solo es eso. -Su voz sonaba rota, demasiado. El Fullbuster la tomó de las mejillas para quedar milímetros de sus labios. Era una sirena, no tenía compasión o lástima por nadie, sabía muy bien que iba a terminar llevándolo a la profundidad del océano para cenar su deliciosa carne.
—¿Me amas? ¿Harías cualquier cosa por mi? -Él asintió sin pensarlo, sin siquiera meditarlo, su corazón le pertenecía a la kamineko que ella estaba imitando.
—¿Si me amabas como indicas, por qué no me liberas? ¿Por que me vas a abandonar cuando más te necesito? -Su corazón se fragmentó, negó con la cabeza con un nudo en la garganta que amenazaba con asesinarlo, escucharlo decir con su voz fue contraproducente.
—Jamás te abandonaría, te amo, más que a mi propia vida. -Detestaba que esos ojos grises brillaran y se desvivieran por esa kamineko, un humano tan guapo, tan sensible, tan irresistible y delicioso en todos los sentidos. Lastimosamente esos seres no entendían de amor, nunca nadie había osado amarlas ya que eran peligrosas, solo se limitaban a engañar, pero sabía mejor que nadie que Gray estaba tan feliz de volver a ver a su esposa que el amor que decía sentir por ella era real.
—¿Entonces por qué quieres que mis manos se manchen con tu sangre? Vienes a mi para que yo haga todo el trabajo y al final de cuentas me vas a dejar sola en el inframundo. -Asustado la sacó del agua para sentarla en sus piernas. La abrazó fuerte mientras ella imitaba su gesto abrazándolo de vuelta.
—No te des por vencido. Sabes que eres el único que puede rescatarme. -le susurró, volviendo a Gray a la realidad, dejando de usar sus poderes en él que lo hacian confundir sus ideas, sin perder la apariencia de la ex reina de Nekov.
—Perdóname por ser un cobarde. -y ahí rompió en llanto como si fuera un pequeño niño. —Estoy huyendo de mis responsabilidades. -Movió su hermosa cola de sirena para acomodarse en el cuerpo del joven.
—No te des por vencido, has todo lo que está en tus manos para rescatarme.
—Te lo juro mi reina. -La jovencita sonrió, con suavidad junto sus labios con los del muy afectado humano, él correspondió a su beso, no era lo mismo, no podía sentir como todo su interior explotaba por el contacto. Claramente esa sirena no era su Juvia aunque luciera exactamente igual a ella.
Se separó después de segundos y la vio a los ojos sin entender porque no estaba atacandolo, porque había tenido una pizca de misericordia con él.
—Gracias. -Susurró el humano, ella asintió para sonreír con ternura.
—Confía en ti, puedes hacer muchas cosas. Solo ten paciencia y se muy fuerte, esposo mío. -Asintió, ella se soltó de los brazos del joven para sentir como él también lo hacía, saltó al agua y desapareció de su campo de visión, Gray volvió en si. Esa sirena tenía razón, no podía abandonar a su esposa cuando probablemente estaba esperando que él hiciera algo, que la rescatara, cuando era el único en el universo que estaba dedicado a buscarla, encontrarla y traerla. No la abandonaría, no la dejaría sola, la traería de eso estaba seguro.
Se alejó del lugar porque era muy peligroso quedarse allí en el territorio que le pertenecía a las sirenas, sonrió agradeciendo que hubiera contado con tanta suerte, fue testigo de un ataque de sirena donde Juvia casi muere, era un regalo del universo que esa sirena en vez de asesinarlo lo hubiera ayudado. Gray Fullbuster debía hacer todo lo que estaba en sus humanas manos para salvar a Juvia y después de eso estaba completamente seguro que iba a luchar hasta el último segundo de su vida por traerla de vuelta.
Nekov algunos meses antes.
Era nuevo en ese planeta, no conocía mucho de las absurdas reglas del castillo, de cómo debía actuar o lo que le esperaba en el futuro, pero, de una cosa estaba completamente seguro y era una verdad insufrible, que esa kamineko que habían destinado para él, había sufrido y lo continuaba haciendo.
No era fácil cargar con tantos secretos, no era para nada satisfactorio saber que no podía ir en contra de lo que estaba estipulado y lo que se negociaba bajo cuerda y todo esto sin que nadie lo supiera. Lo peor de todo es que debía fingir que nada estaba sucediendo y que muy pronto sería ella la que tendría que tomar las horribles decisiones, la que debía asumir los "sacrificios". Sí, ya sabía perfectamente la razón por la que la Loxar no deseaba ser reina.
El Fullbuster no podía negar que los ojos de Juvia eran simplemente hermosos, azules, grandes, compasivos, sin embargo, detectaba ese destello de tristeza en esa preciosa mirada, se había dado cuenta que era una experta en ocultar sus verdaderos sentimientos, que decía que todo estaba bien, que no le afectaba, pero ella tenia muchas cosas sobre ella. Gray había concluido que no era su culpa, todo estaba bajo los hombros de la Loxar. Juvia no era la culpable de sus desgracias, ella lamentablemente era como él, una ficha que debían mover y ordenar a conveniencia, ella también fue forzada a casarse con un hombre que no conocía, a prepararse para ser una reina que no deseaba. Gray se sentía enfermo de esa situación.
Juvia estaba alistándose mientras desde la cama él la veía, su apretada agenda en ese día le demandaba estar ya despierta, lucir perfecta y hermosa, y si le preguntaban en ese instante si podría imaginarse que estuvo en el calabozo la noche anterior, claramente diría que no, si no conociera la verdad sería el primero en afirmar que la joven dormía en la más suave cama, lucia sus más hermosos vestidos con ayuda de sus decenas de doncellas que le asistían, comiendo exóticos platillos, viviendo todo un cuento de hadas y no cruelmente castigada por la que osaba llamarse su madre, parecía más bien que su vida era una pesadilla.
La sugerencia de Ultear lo turbaba, recordaba esas palabras porque parecía que estaban grabadas en su memoria, a la jovencita la maltrataban física y psicológicamente cuando deseaban "corregirla", usando métodos retrogradas para imponerle una ideología o comportamiento, lucían más bien como gatos salvajes y no como toda una sociedad desarrollada. Parecía que todo estaba mal en ese lugar. Sin embargo, no hablaron de lo sucedido, no pronunciaron palabra, aunque era un tema que no podían dejar así no más, pero no sabía cómo abordarlo porque sabía mejor que nadie que en ese momento, que desde su posición no podía hacer nada para cambiarlo, todo lo llevaba a Ultear y a su nada sana alianza. En ese momento le parecía la mejor solución.
Sabía que Juvia no había dormido en las mejores condiciones y ahora la hacían estar despierta desde tempranas horas de la mañana, suspiró profundo al recordar que la reina también las hacía actuar como si nada hubiera pasado, haciéndola aparecer en público como todo un circo, creando la imagen de familia perfecta y bastante correcta.
—¿Puedo acompañarte? -los ojos de la Loxar se dirigieron a él.
—Mi intención no era despertarte. -Se disculpó porque era consciente que estuvo con ella toda la noche leyendo, acompañándola, que no había dormido, que debía encontrarse muy cansado. Gray sabía que ella había hecho el menor ruido posible para no despertarlo, era bastante considerada.
—De hecho no he podido conciliar el sueño. -Se sinceró, habían sido los días más tenaces de toda su vida.
—¿Deseas que les pida que traigan un medicamento para dormir? Puedo cantar para ti para que no tengas pesadillas. -Su voz era demasiado dulce, sus acciones, todo lo que hacía para protegerlo, no podía ser real, ella debía ser un ser maligno.
—No, no es necesario. Quiero acompañarte, mi deseo es familiarizarme con todo lo que te rodea. -Necesitaba sacar toda la información, recolectar cada indicio, saber cómo podía planear su estrategia y eso no lo conseguiría durmiendo.
—Esposo mio, descansa. Se avecinan días muy complejos para ti. Verás, la reina quiere que seas el mejor y más culto esposo. -Suspiró profundo porque no quería que moldearan a su esposo como una vasija, como si no tuviera una personalidad asociada. —Mi sugerencia si deseas tomarla, es que aproveches todos estos días que puedes dormir, será muy duro para ti cuando tengas que adaptarte a su plan. -¿Acaso Juvia era una buena actriz? ¿Por que después de todo lo que dijo no le había reclamado en lo absoluto? No tenía ni la menor idea si debía confiar en ella, para Gray las personas que lucían nobles eran las más peligrosas y no se iba a confiar. Solo quería acompañarla para conocer más de Nekov, estaba desesperado por encontrar la forma de liberar a los niños humanos de ser Chosen one, ahora se le sumaba el hecho de liberar a los nekovianos huérfanos.
—Suena bastante terrorífico. -Suspiró para desordenar sus cabellos, ella se acercó lentamente, se veía tan bella siempre.
—Puedo asegurarte que es mucho peor de lo que estás pensando. En dos meses ingresarás a la universidad, tienes que estar tan preparado como sea posible. -Agregó tratando de mentalizarlo.
—Aún así quiero ir, te prometo que no hablaré si no me lo permiten. -Juvia sonrió con un ligero destello de tristeza al recordar lo ocurrido él día anterior con la visita inesperada.
—Está bien, prepárate para salir, me iré adelantando al comedor. -Gray asintió y la vio salir de la habitación, se revolvió en la cama que compartía con ella para ponerse en pie.
Suspiró profundo, casi todas las mañanas se preguntaba cuál era su propósito mientras tomaba una ducha, su objetivo, ¿Ser esposo de una kamineko? Debía haber algo mucho más en su vida y tenía que encontrar desesperadamente esa razón.
Pasó directamente a su armario, su ropa era bastante diferente a lo que solía usar, elegante, bastante costosa y con un toque de exageración. Encima de su mesa había una guía de como debía vestirse, los colores, prendas, hasta que accesorios debía usar y una de las reglas más importantes era siempre armonizar con Juvia. Respiró profundo, debía aguantar.
—¿Príncipe desea que lo ayude? -Escuchó esa voz en la puerta, que pertenecia a un kamineko.
—No, gracias. -Se alistó, se veía bastante guapo, digno de todo un miembro de la realeza y el próximo rey. Salió saludando a los guardias de la puerta y bajó para encontrarse a las señoritas desayunando, Juvia sonrió al verlo, con su mano lo invitó a tomar un asiento a su lado.
Vio como ambas princesas leían las noticias que aparecían en la mesa de vidrio, mientras Wendy leía un libro también en ese aparato electrónico. No había rastro de Natsu, estaba haciendo tanto frío que debió haber seguido el consejo de Juvia y haberse quedado dormido en su cama.
—¿Tu vas a ir con nosotras? -La mirada de Lucy lo atravesó, Juvia inmediatamente la vio, le había molestado el tono con el que se había dirigido a su esposo.
—Gray es el próximo rey, desea conocer todo acerca de Nekov y por eso hoy me va acompañar. -y sabía que el hecho de no ser la reina, de que Natsu no fuera a convertirse en rey la enojaría de inmediato.
—¿Crees que está capacitado para la visita de hoy? La Kattinitis aguda es asquerosa. Se le va a prender y durará enfermo varios días, además no podrá ocultar su sorpresa cuando vea a cualquiera de los afectados. -Actuación, aunque estuvieran sorprendidas no podían demostrar que estaban asquientas o que algo les causaba dolor o tristeza. Ser figuras públicas era demasiado complicado, por lo que la visita en ese día tenía cierto nivel de complejidad.
—Lucy la enfermedad no es contagiosa y no son asquerosos. -Aclaró la peli azul, ella poniendo sus ojos en blanco volteó su rostro y se ocupó en otras cosas.
Todos los presentes hicieron un silencio sepulcral al ver como la reina ingresaba en el lugar, las jóvenes princesas se levantaron e hicieron una reverencia, Gray lo dudó y es que ¿Cómo reverenciar a la kamineko que castigó a la joven de cabellos azules?
—Buenos días. -No hizo una reverencia marcada, bajó la cabeza levemente, para empezar la comida que le habían servido, cuanto odiaba reverenciar a esa kamineko. Vio como frente a sus ojos unos cuantos sirvientes probaban la comida de la reina. No podía correr el riesgo de ser envenenada.
—También lo hacen con nuestra comida. -Juvia sonrió tratando de tranquilizar al Fullbuster que había dejado el tenedor simplemente en el aire sin probar bocado. El joven la vio y asintió, no debía olvidar que estaban en peligro constante.
—Wendy no asistirá hoy. -Lucy maldijo en su mente, deseaba ser ella quien no fuera, pero la reina había hablado y no podía hacer nada en contra de eso, para su desgracia debía soportarlo. Cada vez que iban a un sector sumamente peligroso no iban las tres herederas, siempre una se quedaba para no exponer la descendencia, por lo que en esa ocasión irían Juvia y Lucy.
—No los toquen, no los miren mucho, que no se evidencie su asco hacia esos mugrientos. -Y eso había soñado bastante cruel, la reina no veía a los demás como su gente, solo como asquerosos, enfermos y pobres.
—¡Me adelantaré! -La Heartfilia con una reverencia se retiró del lugar para empezar a alistarse y abordar la nave que los llevaría al país que visitarían.
—Acaba tu desayuno pronto, estamos sobre el tiempo y la realeza jamás debe llegar tarde. -La joven princesa se levantó para ir tras Lucy y el joven vio como Juvia partía.
—Gracias por la comida. -No había terminado de comer, pero sabía mejor que nadie que no debía quedarse a solas con ese monstruo pelirosado. Como un resorte se levantó de la silla dejando a la reina solo con sus ayudantes.
—¡Juvia, espérame! -Corriendo salió tras ella listo para acompañarla.
Gray no sabía lo que le esperaba.
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Jamás pasó por su cabeza que existieran lugares en Nekov en extrema pobreza, sin casas, autos, comida suficiente o una vida digna, pero ahí estaban en esa ciudad viendo como muchos enfermos iban y venían, saludaban, hablaban y trataban de acercarse a la reina. La situación era bastante incómoda.
Era bastante terrible la Kattinitis visualmente, Juvia le había asegurado que no era contagiosa, que era algo hereditario, pero, Gray no deseaba acercarse a aquellos nekovianos, no podía aguantar la repugnancia que le causaba, Lucy se sentía exactamente igual y no se trataba de que fueran malos o se creyeran más que las demás personas, aguantar todo eso necesitaba de mucho valor.
Observaba junto a Juvia, pero al mismo tiempo lejos de ella, ya que era la que tenía más proximidad con los nekovianos, habían pasado varios minutos casi horas y solo deseaba irse, no entendía como todo era tan impresionante, era demasiado para su débil ser, claramente no permitían que se les acercaran, el encuentro era desde una distancia prudente.
El Feltino era la base de la economía en ese lugar, sin embargo, desde la nave habían podido observar que la cosecha había sido un fracaso, eran un pueblo con hambre, en busca de soluciones, pero la reina solo les daba paños de agua tibia sin darles alguna solución aparente. Hasta la naturaleza lucia estar muerta, en nada se comparaba a la impresionante ciudad real, Gray jamás había visto este lugar en libros, parecía que era la peor cara del planeta.
Una kamineko se acercó a ellos, la siguiente en la lista, no era del todo comprensible para el Fullbuster que una sociedad tan desarrollada no tuviera la cura para esa enfermedad, imaginó por unos instante que hubiera sucedido sin en vez de ser el esposo de la preciosa princesa que tenía al lado, le hubiera tocado a una kamineko con esa enfermedad, pobre, sin nada que ofrecerle. Debía estar agradecido.
Sus ojos se abrieron grandemente, sorprendidos, totalmente incrédulos de lo que acaba de pasar, la princesa, heredera al trono, sin ningún asco o preocupada por su bienestar se encontraba abrazando a esa kamineko con Kattinitis aguda, su piel llena de llagas, ronchas rojas con líquido de dudosa procedencia en su interior, era claro que no podía contagiarse, pero ninguna de la princesas se había atrevido a tanto.
La mujer acababa de perder a sus hijos, él hambre había arrasado con todo y la Loxar buscaba consolarla, fue un impulso desde lo más profundo de su ser, no lo pensó demasiado.
—¡Princesa es usted tan noble!… Hicimos esto para usted, le imploro que lo reciba. -Juvia sonrió mientras estiraba sus manos y sostenía un peluche que fue hecho a mano por los de la comunidad, un lindo conejo con hermosas orejas largas y delgado cuerpecito hecho de Feltino. Sabía lo que significaba, la cosecha había sido nefasta, pero aún así le daban lo único que tenían a ella.
—¡Oh muchas gracias! Se lo agradezco desde lo más profundo de mi corazón. -Era extraño para el Fullbuster, no entendía la razón, no comprendía porque su corazón se había hinchado en ese momento, casi latiendo con más fuerza de la normal. Esos ojos grises capturaron el momento exacto en el que Juvia sonreía con naturalidad. Lo sabía, no era actuado, su esposa en realidad estaba tan feliz porque le dieran ese conejo, ese simple objeto estaba cargado de un gran valor sentimental. Ni a Lucy, ni siquiera a la mismísima reina le habían dado semejante obsequio. Ese simple acto le hizo entender que Juvia era querida por los nekovianos, que aunque la cosecha fue bastante mala habian preferido obsequiárselo a ella, que cálidamente estaba sosteniendo las manos de aquella kamineko mayor que ella, esa que había sufrido mucho.
Inmediatamente Jellal hizo un movimiento, iba a quitarle de las manos a Juvia por su seguridad aquel peluche, pero ella con un gesto de su mano le indicó que no lo hiciera sin que la kamineko que le había obsequiado tan hermoso obsequio se diera cuenta.
—Princesa, espero que todo cambie cuando usted suba al trono. -Eso lo susurró y Juvia bajó su mirada, era una gran responsabilidad. Gray vio, fue un movimiento bastante veloz, pero Juvia le había pasado algo en las manos, aquella nekoviana entendió y guardó con disimulo.
Juvia permitió que le besara el dorso de la mano y sonrió cálidamente, ese individuo se alejó dejándolos y Jellal se agachó para hablarle a Juvia tapándose la boca.
—Por favor trate de no tocarlos. Su seguridad es primero. -Ella negó con la cabeza haciéndole entender que estaba totalmente en desacuerdo con esa frase. Sentó al pequeño conejo en sus piernas y le regaló una mirada a su esposo que aún estaba sorprendido por las acciones de la joven, volvió su atención al habitante que seguía.
Que linda se veía con ese pequeño conejo, que hermosa lucia con esa sonrisa en sus labios, que tierna y amable era con su gente. Gray empezaba a conocer a la princesa Loxar.
Juvia era increíble.
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—¡Muero de hambre! -Se quejó Lucy abordando la nave, lejos de Juvia. No quería estar cerca de la Loxar porque estaba aterrada de que pudiera contagiarse de algo.
—¿Qué fue lo que le diste? -Susurró Gray al oído de Juvia cerciorándose de que nadie fuera a escuchar su conversación, estuvo esperando el mejor momento para preguntarlo ya que lo mataba la intriga y siempre había gente alrededor, cámaras, no había encontrado el momento adecuado.
—¿Lo notaste? -Pensó que había sido lo suficientemente discreta, pero, bueno había sido atrapada.
—Uno de mis aretes. -Gray vio inmediatamente su oreja peluda, no tenía uno de ellos. —Podrán comprar comida y potenciadores para sus cultivos, comerán por un buen tiempo. -con orgullo lo dijo, sabiendo que estaba contenta porque había hecho un bien para la sociedad y abrazando muy fuerte a su nuevo amigo.
—¿Cómo quieres que le pongamos? -le preguntó a Gray que inmediatamente desvió su mirada, no le gustaba que ella estuviera tan cerca de él y mucho menos hablando de ese tipo de cosas, como si ese pequeño fuera su hijo o algo por el estilo.
—¿Kattinitis aguda? -Juvia vio con algo de recriminación a Lucy por su comentario para luego volver a su conversación con Gray. De repente la reina ingresó en la nave, todos hicieron silencio, el ambiente cambiaba drásticamente cuando ella llegaba a algún lugar tornándose bastante incómodo y horrible. Ella no había usado ese transporte, pues tenía uno propio y no comprendían a qué se atribuía el honor de su visita.
—Quema ese peluche. -Juvia abrió grandemente sus ojos de la sorpresa, vio al muñeco, no quería entregarlo, no deseaba que se lo arrebataran.
—Pero es un regalo que le dieron a Juvia. -Su esposo defendió el objeto porque sabía que ese pequeño le hacía mucho ilusión a la peliazul.
—¿Dijiste pero? -Juvia puso con gran velocidad su mano encima de la de él, dándole a entender que no debía pelear con ella, respiró profundo y entregó al pequeño a uno de los guardias, le dolió, supo que le había costado mucho entregar el objeto.
—Puede tener cámaras o algún veneno. -Pronunció Lucy, dando razones a Juvia para que se despegara de aquel conejito. La peli azul asintió y trató de aparentar que no sucedía nada, tragando fuerte el nudo que se le había alojado en la garganta.
—Humano, te comportaste adecuadamente en el evento, pensé que habías moderado esa lengua. Ahora osas enfrentarte a mi.
—No era la intención de Gray, solo que no comprende que usted hace esto por el bien de Juvia. -Detestaba que todo tuvieran que justificarlo, que no pudieran defenderla.
—¡Báñate cuando llegues!
—Si su majestad. -Gray le regaló una mala mirada. No comprendía porque estaba en contra de la Loxar, era un simple conejo, no le costaba nada permitir que lo tuviera, no tenía vida y no representaba una responsabilidad.
—¿Su majestad cumplirá todo lo que prometió? -y esta vez fue Lucy la que le preguntó, ella la vio sonriendo como si su pregunta fuera bastante obvia.
—No, representaria mucho dinero, en cualquier momento brotaran por dentro y morirán, lo mejor sería lanzarles una bomba y acabar con esos genes. -La rubia calló, eso había sonado bastante terrible, pero así era la política, no les interesaban los habitantes solo buscaban el beneficio propio.
Gray concluyó que su visita en ese lugar había sido nada más ni nada menos que una visita de rutina para que a ojos de casi todos ellas lucieran como las más benevolentes y su imagen y popularidad subieran. La reina prometió muchas cosas, que claramente no iba a cumplir, pero al menos Juvia entre lo poco que tenia pudo ayudarlos.
—Casi lo olvidó, los FiveKats darán su último concierto en quince días, la ciudad tendrá muchos kaminekos de otros países, por lo que reforzaremos su seguridad. -Los ojos del la Loxar se abrieron inmediatamente por la noticia.
—¿Los FiveKats?
—Sí, uno de ellos va a retirarse de la banda, escuche que van a disolverse. -Y Lucy respondió a la pregunta de la princesa.
—Gracias a Mavis, esos grupos no les hacen bien a la sociedad, menos mal todo está agotado y no volverán a llenar de ideas las cabezas de los habitantes. -El corazón de Juvia se comprimió un poco ante las palabras de la reina.
—Prepárense vamos a despegar.
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Salió del baño secando su cabello con una toalla, ya eran avanzadas horas de la noche y se encontraba profundamente cansada. Comenzó a secar su cabello cuando vio a su esposo en el reflejo de su espejo.
—¿Quieres ir a ese concierto? -sus mejillas se sonrojaron ya que no se esperaba esa pregunta provenir de él.
—No, yo no quiero ir. No soy fanatica de ellos. -Juvia puso un mechón de cabello tras su oreja bajando la mirada, mintiendo, no quería aceptar que desde muy joven era seguidora de esa banda.
Detestaba que Juvia le mintiera, pero era lógico cuando la reina le tenía rotundamente prohibido escuchar ese tipo de música, seguir a ese clase de ídolos, perder el control como si fuera una adolescente y descentralizarse de sus objetivos por temas páganos.
—Afortunadamente, tienes buen gusto. Escuché un par de canciones, son terribles, no entiendo porque tanto alboroto. -Y parecía que la provocación había rendido sus frutos, la joven infló sus mejillas para mostrar su desacuerdo, cruzándose de brazos, encarando al Fullbuster, cosa que jamás había hecho. Gray trataba de actuar normal y por todos los medios posibles evitar que esa sonrisa al ver su reacción se formará en su rostro.
—Son los mejores cantantes en todo Nekov. -Sin pensarlo salieron esas palabras de su boca para discrepar. —Son muy guapos y sus conciertos son los mejores de todo el universo, involucran acciones que interactúan directamente con los sentidos.
—¡Además es su último concierto! -hizo un puchero totalmente adorable recordando que deseaba profundamente ir a ese concierto y que probablemente jamás podría asistir. Vio como su esposo levantaba su ceja con cara de saberlo todo, ella misma se había descubierto.
—¿No que no te gustaban? -Suspiró totalmente vencida. Su silencio afirmaba su culpabilidad. Gray aprendía a conocer a Juvia, sabía que amaba las motocicletas, ayudar a los niños, era estudiosa, inteligente y ahora descubría algo más sobre ella, que amaba a los FiveKats.
—Siempre quise ir a un concierto de ellos. -Susurró con un tono de tristeza, pero dándose notablemente por vencida y susurrando muy suave para que nadie escuchara su conversación.
—Déjame adivinar, la reina no te lo permitió.
—Desde que era niña se encargó de quemar cada una de las piezas de música, posters, cualquier objeto relacionado con ellos y con las bandas que me gustaban, pero bueno soy una princesa esposo mio, en ese concierto van a asistir miles de personas, no se puede garantizar mi seguridad, es un no definitivo.
—Sería riesgoso. Además todas las entradas están vendidas. -Juvia asintió asumiendo esa realidad, sabía que no iba a ir, que su corazón se ilusionó ligeramente dejándose llevar por una pequeña chispa de esperanza.
—Nadie va a vender sus boletas. Tal vez en otra vida. -Gray sabía mejor que nadie que la princesa quería ir, que era una de las cosas que deseaba más en el mundo, pero sabía que podían lastimarla, que era un riesgo, que era bastante peligroso alejarla del castillo y más cuando la reina no iba a permitirle ir y no había ningún guardia que la protegiera.
Un golpe en la puerta llamó la atención de ambos, el humano puso su mano en sus labios para que hiciera silencio, la princesa asintió y caminó hacia la puerta para abrirla.
—Princesa, es la agenda de ambos. -Juvia las tomó entre sus manos, agradeciendo cerró la puerta, revisó las actividades primero de su esposo para llevar las manos a su boca de la sorpresa, había una cantidad abrumante de actividades para el Fullbuster, sintió lástima por él, se avecinaban días muy difíciles.
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Juvia no se había equivocado en lo absoluto, ni siquiera habían entrado a la universidad y ya estaban viviendo el infierno en Nekov, se encontraban estresados, desesperados, totalmente angustiados. La reina solía tratarlos como monos, indicando que su cerebro no se encontraba desarrollado y que habían quedado estancados en la prehistoria, no lograban dormir y las numerables y casi incumplibles tareas iban a volverlos locos.
No deseaba preocupar a Juvia, pero estaba pensando en salir huyendo y jamás aparecer de nuevo. Cada vez que su esposa le preguntaba cómo se encontraba decía que muy bien y ocultaba el infernal sufrimiento por el que estaba atravesando, no tenía ni la menor idea como Juvia tenía tantas carreras y había soportado por años a la reina, no habían pasado más de quince días y él no podía con el nivel de exigencia de la reina. No quería que Juvia interfiriera, ademas sus días habían sido totalmente estresantes, no era Justo según sus pensamientos preocupar a la Loxar.
Eran casi la una de la mañana y ya estaban desvariando. Les quedaban menos de cuatro horas para una nueva reunión con la reina y si ella no veía un avance significativo iban a tener graves problemas.
—Si tú me cortas las manos ya no tendría que presentarme a la reina. -Los ojos cansados del Fullbuster se dirigieron al peli rosa.
—¿Ah si? ¿Y quien cortaría las mias? -Gray volvió al libro, ya se había dado por vencido completamente y estaban al borde de la locura.
Juvia ingresó en la biblioteca haciendo que Natsu se pusiera derecho, casi como si hubiera visto un terrible miembro del consejo o a la mismísima reina.
—Buenos días. -Cada vez que volvía a la cama ella se encontraba dormida o ya había empezado un nuevo día y no cruzaban muchas palabras aparte de la canción que evitaba que Gray sufriera de pesadillas. Por alguna extraña razón sintió algo de calma al verla, sí, no habían pasado muchos días con ella, pero en ese momento pensó que podía salvarlos.
—¿Cómo están? -Se acercó a ellos, se sentó en una de las sillas del gran escritorio mientras su guardia se quedaba esperándola de pie.
—Bien/Mal -Hablaron al tiempo, Juvia ladeó su cabeza al escucharlos contradiciéndose.
—Estamos bien. -Reafirmó Gray haciéndole una mirada de advertencia a Natsu.
—La reina me notificó que mañana es su pre-examen. ¿Puedo asumir que ya están preparados? -Hubo un silencio incomodo, Gray asintió mientras Natsu cambió su expresión, necesitaba ayuda, mucha, la reina les había asegurado que los castigaría si no pasaban ese examen así que estaba totalmente aterrado.
—Estamos listos. -Contestó el Fullbster.
—Entonces deberían descansar, antes de un examen deben dormir adecuadamente. -Los jóvenes cruzaron miradas, ahí Juvia supo inmediatamente que le ocultaban algo.
—¿Hay algo adicional que deseen informarme?
—Yo no estoy bien. Nunca fui bueno para esto, no sé que es lo que me están preguntando o por donde debo empezar a estudiar, voy a reprobar. -Estaba angustiado con sus ojos aguados. Natsu fue el primero en flaquear.—No quiero desilusionar a Lucy, pero sé mejor que nadie que voy a fallar. -Gray se encontraba enojado, cargar a Juvia con sus problemas cuando ella tenía tantas cosas que hacer. No estaba de acuerdo o tal vez su orgullo no le había permitido pedir ayuda. Vio el momento exacto en el que Juvia frunció su ceño, sus ojos se dirigieron rápidamente a los de su esposo, podía identificar esa mirada, con ese simple acto le estaba reclamando por no decirle nada.
No deseaba regañarlos, eran horas de la madrugada y en unas cuantas debían presentarse ante la reina, pero ¿Por qué demonios esperaron hasta última hora para confesar que necesitaban ayuda? Respiró profundo tratando de contener todas las ganas que tenia de reprenderlos y vio como su esposo apartaba la mirada, era altamente probable que él también estuviera en serios problemas.
—¿Le pediste ayuda a tu esposa? -Él asintió con la cabeza.
—Llegó muy cansada cuando se lo indiqué, dijo que lo íbamos a revisar, pero ustedes han llegado tan tarde durante estas semanas que no deseaba molestarla. -Juvia miró a Gray, a cambio de él, Natsu si había pedido ayuda.
—Es cierto, hemos estado muy ocupadas…Pre-examen de admisión. Mmm -puso su mano en su mentón tratando de recordar. — Esta bastante claro que no vamos a lograrlo para las seis de la mañana. -concluyó suspirando pesadamente.
—Debemos solicitar un plazo ante la reina. -los ojos del Dragneel brillaron grandemente ilusionado, igualmente los de Gray.
—Sin embargo, no podemos solicitar dicha prórroga si no ve un avance en ustedes. Permítanme su listado de obligaciones. -Natsu le facilitó el cronograma, de todo lo que les habían asignado no había avanzado en absolutamente nada. La joven princesa estiró su mano para que el Fullbuster le diera su cronograma y los avances, el joven miró al suelo para de regañadientes entregárselo.
Era preocupante, habían muchas cosas por entregar y no habían terminado ninguna. Todo lo habían dejado iniciado, a medias o sin hacer, no había nada entregable. Cuando volvió a alzar la mirada Gray la apartó.
—¿Hay alguna razón que les esté evitando terminar sus tareas? -No era quien para reprenderlos, tal vez con Gray si, pero no quería juzgarlos.
—Son demasiadas cosas ¿Ves esa asignación azul? -Los ojos de la Loxar bajaron al lugar donde Natsu estaba señalando. —Debemos leer un libro, pero todo está en Nekoviano antiguo y las tareas que nos encomendaron son igual de difíciles. -la muchacha ladeó su cabeza, no entendía porque la reina les había solicitado leer en ese idioma que nadie usaba. —No hemos encontrado un solo libro de Nekoviano antiguo y lo qué hay en línea no tiene nada relacionado. Los traductores no traducen al nekoviano actual. -La joven suspiró, a veces creía que la reina solo les complicaba sus vidas.
—Este requerimiento no tiene sentido alguno, nadie usa el Nekoviano antiguo en estos tiempos. Contextualizándolos es como si les pidieran leer jeroglíficos egipcios y si soy honesta las personas no usan este tipo de comunicación, ni con seres de otros planetas. -La princesa tomó el libro entre las manos. Revisó adicionalmente las otras tareas en el cronograma, no era nada que no pudiera manejar, pero necesitaban algo de tiempo.
—Antes de empezar, deseo darles algunas recomendaciones para que su método de estudio sea adecuado. -Lo sabía, mejor que nadie, estaba segura que Gray estaba enojado, pero no comprendía la razón. Fue él quien no le comunicó nada al respecto, ni siquiera aceptaba ahora que necesitaba su ayuda.
—Deben organizar su tiempo y cumplir objetivos. Ejemplo, está asignación indica que deben leer este libro en quince días y tiene treinta capítulos. ¿Entonces como deberían organizarse para esta tarea? -Natsu se quedó en blanco tratando de comprender lo que Juvia había dicho. Gray por su parte puso los ojos en blanco sabiendo que era algo obvia su respuesta.
—Debemos leer dos capítulos por día.
—Exacto, ¿Pero si se proponen leer tres capítulos diarios? Lo terminarían en diez días. A esto me refiero con plantear objetivos, claro está que estos objetivos no deben comprometer el tiempo de otras tareas. Ganar tiempo y aprovechando al máximo sus días, con este tiempo extra pueden cumplir otras obligaciones. ¿Comprenden? -Natsu hacia todo lo que se encontraba a su alcance para entender las palabras de la princesa.
—No todo es estudiar. El cerebro humano pierde fácilmente la concentración. Por tanto, designen en su horario espacios para descansar o distraerse en lo que más les gusta.
—A mi me gustan las donas -Juvia sonrió grandemente. —Pero en el castillo no hay donas. -Gray solo veia como ella sonreía, se suponía que debía estar molesta, pero ahí estaba ayudándolos.
—Son poco saludables, por eso la reina no permite que las comamos. Esta bien, si tú obtienes buenos resultados me encargaré de conseguirte las donas. -Susurró haciendo un pacto de contrabando mientras Natsu asentía bastante emocionado y extendía su mano.
—No me refería a gustos con respecto a alimentos, deseaba saber sus preferencias, que les gusta hacer en sus tiempos libres.
—A Gray le gusta pintar. -El Fullbuster heló con su mirada a Natsu por confesar sus cosas. —¿Eres Artista? -El negó inmediatamente con su cabeza.
—Les ordenaré que te traigan todo lo que necesitas para que pintes, no te preocupes tú pide lo que quieras.
—¿Es acaso importante? -Juvia asintió con su cabeza.
—Es muy importante, tienes que despejar tu mente para no caer en estrés y desesperación. Les pido unos minutos, iré por una vestimenta más cómoda, por favor duerman en el escritorio, necesito que estén atentos el resto de la mañana. -Gray se aseguró que la princesa saliera del lugar para casi asesinar a Natsu con la mirada.
—No tenias que meterla en nuestros asuntos.
—¿Y qué hacemos entonces? ¿Dejar que el demonio ese nos asesine mañana? Ella se ofreció a ayudarnos. -Gray suspiró pesadamente dándose por vencido.
—Ella tiene sus propios problemas.
—Y por eso espero que la recompenses en la cama.
—¡Imbecil!
—Solo digo. Lucy no se ofreció a ayudarnos como lo hace ella, valora lo que hace por ti. -El peli negro respiró hondamente.
—Me juró con su sangre que me llevaría a ver a mis padres. -los ojos verdes de Natsu se abrieron grandemente, incrédulo de lo que le estaba diciendo. No se había atrevido a contárselo a su amigo. —¿Con su sangre?
—Sí.
—¿Te va a llevar a la tierra?
—No ahora, después, cuando sea reina.
—Wow, hermano te ganaste el cielo con ella. -Gray arremedo a su amigo. Sonrió esperanzado sin que él lo notará, al menos ella lo respaldaba y los iba a ayudar con sus obligaciones a pesar de su cansancio. Creía qué tal vez su esposa no era un monstruo terrible o una niña mimada.
—No la conozco lo suficiente, me puede estar mintiendo.
—¿Sabes lo que le sucede a las kamineko que rompen sus promesas que fueron hechas con sangre?
—Mueren, si lo sé.
—¿Entonces? ¿Por que dudas de ella?
—Ya te lo dije, no la he terminado de conocer …. Aunque hay algo bueno se que veré a mis padres. -Terriblemente ilusionado, Gray confiaba demasiado en esa promesa, en que iba a volverlos a ver de nuevo. Jamás se le pasó por la mente que ellos ya se encontraban muertos.
—Me cae bien tu esposa.
—¿Y? -Era su esposa no la de él, infló sus cachetes poniendo una de sus manos en las mejillas, no sabía porque había dicho eso a su amigo con semejante actitud.
—¿Por qué no están dormidos? -Ambos vieron en dirección a la entrada de la biblioteca, pusieron sus cabezas en la tabla que tenían en frente ante la autoritaria voz de Juvia.
Con un atuendo más cómodo y relajado se sentó juntó a Gray, validó que ambos tuvieran los ojos cerrados y empezó a escribir en el aire mientras leía el libro susurrando en nekoviano antiguo, traduciendo aquel enorme libro para que ellos posteriormente pudieran leerlo. Sería un trabajo que le llevaría horas, pero se podía ocupar de eso mientras ellos hacían otra tarea.
Gray entreabrió sus ojos, se veía increíble leyendo en un idioma que no conocía y escribiendo en el nekoviano que solía manejar. Sentía admiración porque él no pudo hacerlo y ella lo hacía lucir todo tan sencillo.
—No me hagas trampa, duerme. -Le susurró para apreciar cómo Gray cerraba los ojos nuevamente al ser descubierto espiando por su esposa.
Les esperaba una noche larga y días de organización y estudio.
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—¡Maldicion! -Pintura, el Fullbuster amaba pintar paisajes, animales, la naturaleza y como el cielo y las lunas se veían desde el nuevo planeta que habitaba. Sin embargo, esa palabra había salido de su boca porque cada vez que dejaba que su inspiración apareciera no entendía como de un momento a otro una kamineko de cabellos azules se colaba en sus pinturas.
Y ese pequeño detalle lo avergonzaba y realmente ni él mismo sabía porque la pintaba a ella, no a Erza, a su madre o a su padre, no, por el contrario Juvia aparecía en ese lugar sin que pudiera controlar a su propia mente y no podía comprender la razón. Su vínculo se había reforzado un poco, cada noche llegaba y lo ayudaba con sus quehaceres mientras que en la tarde les había asignado un profesor que los ayudara, pero para él era preferible mil veces Juvia antes de cualquier profesor.
Frustrado subió su mirada verificando que Juvia no se hubiera dado cuenta que era la modelo de las pinturas que hacía. Por fortuna no lo había notado, ella estaba riendo mientras estaba cantando una canción junto con Natsu, pues la princesa había descubierto que los métodos tradicionales no funcionaban en el humano, por lo que por medio de canciones que ella misma escribía con tonalidades pegajosas le enseñaba al pelirosa, el Dragneel le caía muy bien a la princesa.
—¿Terminaste? Vuelve aquí debes estudiar. -Gray se levantó algo nervioso al ver que se estaba dirigiendo a él, asustado que ella fuera a ver su pintura, nunca la dejaba acercarse cuando estaba pintando, jamás le había mostrado sus pinturas y ella respetaba su decisión y no las veía, quería darle su espacio.
Habían logrado posponer la fecha del preexamen al menos por quince días, el examen era para el día siguiente por lo que debían concentrar todos sus esfuerzos en repasar y posterior descansar. Gray escondió el cuadro que acababa de hacer. Regañandose mentalmente porque debía detener esas expresiones de su mente por medio de las pinturas. Juvia Loxar debía dejar de aparecer como si se tratará de brujería en cualquier espacio de sus lienzos.
Revisó su reloj el tiempo se había pasado bastante rápido, era hora de actuar así que debía alejar a Juvia de Natsu para comunicar. Los ánimos de Juvia estaban por los suelos, aunque intentará ocultarlo, su corazón estaba totalmente comprimido, cual uva pasa, y lo peor era que debía aguantar todas las ganas que tenía de llorar cada vez que se acordaba de aquel importante e irrepetible evento que iba a dar lugar y al cual no le era permitido asistir, el concierto de los FiveKats. Juvia solo debía soportar y superar ese dia, intentó manejarlo, pero ya había perdido toda esperanza de ir, pues eran horas de la noche y no contaba con una entrada. Se preguntaba si diciendo que era la princesa la dejarían ingresar. Claro que lo harían, le darían el mejor lugar y la tratarían como la reina que sería, sin embargo, simplemente su "madre" enloquecería y era probable que jamás volviera a ver la luz del día.
Respiró profundamente dándose por vencida, convenciéndose en su mente que era lo mejor para todos.
—¿Puedes venir un momento, Juvia? -Los jóvenes detuvieron su canción y ella asintió levantándose y alejándose de Natsu. Su rostro se tornó algo blanco al ver la expresión de Gray.
—¿Qué sucede? -Se atrevió a preguntar al ver al Fullbuster terriblemente asustado.
—¡Es tu tío! -Juvia sintió como su corazón se detenía. —Debemos irnos ya…
Hola hermosuras ¡!
Les debo confesar que escribí este capituló escuchando los opening de FT, estoy full bloqueada porque le pasó algo a mi celular y se me borraron casi cuatro capítulos de este fic y de operación Greige y que frustración ¡!! No podía escribir nuevamente algo que ya había escritó, en serio lloré, pero bueno la vida sigue. Ahora fue como que me llegó la inspiración de repente al saber que subieron en HBO doblado y todo FT. Waaaa creo que nunca es tarde para ver la serie como por vez ochenta.
Olivia linda te dedico este cap a ti, feliz cumpleaños atrasado, espero que la hayas pasado muy bien.
Sin más contestaré sus hermosos reviews:
Valegonz1789: Holi!! Solo quería hacer como un guiño a mi historia, en operación Greige también mencionó esta historia. Los universos alternos. Gray sufre por ella o bueno sufrirá en el futuro al perderla. Muchas gracias por tu review, lo aprecio demasiado.
Yuki05: Holi!! Tranqui, lo importante es que no dejes de leer, gracias por ponerte al día. Todo a su tiempo, ya viene lo bueno, pero me alegra que te guste. :3 te mando un besote enorme.
Olivia1415: Helloooo!! Bueno a mi también me encantó la parte de mentira, Juvia es muy afortunada al tener a dos seres que la cuidan en el inframundo, aunque creo que son tres. Ultear es hermosa siendo villana, esperemos como sigue, me encanta que te gusten todos mis fics, los hago con todo el amor. Te mando un beso y un abrazo.
