Rukia:
Desde que estaba en este trabajo había sido participe de diversas misiones y actividades anónimas. Misiones con un punto clave, en las que un error podría destruirlo todo. Era peligroso estar en un ambiente desconocido. El éxito de la misión dependía de la manera en la que se ejecutara. Dependía de la confianza y disciplina que había dentro del equipo.
Por supuesto, no cualquier equipo podría ejecutar este tipo de misiones. Era simple lógica. No podías mandar un grupo cualquiera y, para ser sinceros, jamás pensé que este grupo cabria dentro.
¿Quién diría que estaba equivocada?
Bastaron solo unas horas para que la determinación consumiera a Ichigo y faltaron tan solo unos segundos para que el capitán Hitsugaya se uniera a la causa y le obligara a crear un plan, antes de que el muy idiota partiera con la idea de destruir todo el centro de investigación.
Por unos minutos había dudado de la veracidad de esa idea. Nosotros éramos hábiles, y no hay por qué negar el hecho de que a la hora de batallar juntos, éramos más poderosos. Pero la victoria era a costa del espacio alrededor. Ichigo y Renji no se caracterizaban precisamente por ser sigilosos y mucho menos por ser compatibles para infiltrarse en un espacio cerrado. Ni siquiera se podía considerar intentar hablar del capitán Zaraki.
Pero, como dije, estaba equivocada.
La furia y el dolor eran un veneno que poseía a cualquier doliente, pero el capitán Hitsugaya se caracterizaba por ser de mente amplia y calmada. Siempre un paso adelante y tratando de seguirle la ruta al enemigo. Sin perder de vista nada ni a nadie. Eso, combinado con la determinación y la terquedad de Ichigo eran una fusión simplemente inigualable.
Era algo que jamás llegue a pensar que fuera real. En verdad nunca pensé que ellos pudieran trabajar juntos. Y nunca pensé que Ichigo se permitiría obedecer al capitán del décimo escuadrón con tanta calma y seriedad.
Ambos sabían que estábamos en un espacio ajeno. Esto era alienante. Desconocíamos por completo al enemigo.
Pero, por supuesto, eso no fue un impedimento para que se pusieran manos a la obra.
Ahora, habían pasado casi seis días desde que iniciaron la planificación. Noches de insomnio y una investigación precisa de cada espacio, cada sala y todo lo que se les pasara por la cabeza.
Nos apoyamos los unos a los otros. Con el apoyo de la tecnología de la SARD todo fue más fácil.
La advertencia del espía entre las líneas amigas había sido esparcida tanto en la SARD como en la SS.
—Muy bien. Escuchenme, no podemos fallar. Kurosaki, mantente atento. Un error y perderemos la oportunidad de salvar a Karin.
—Está bien. Muy bien, Toshiro, ¿Cuál es el plan de entrada?
—Correcto. Inicialmente, necesitaremos una distracción. Siria y Hidari están fuera preparando las alarmas. Cuando las alarmas hayan sido activadas y la fortaleza haya dejado a los guardias imposibilitados iniciaremos. En cuanto la zona este, se encuentre evacuada, El capitán Zaraki atacara a la base central de Xcution.
—No tendrán oportunidad contra mí. Además, Yachiru está conmigo.
— ¡Exactamente, Kenny!— Yachiru sobresalto de la espalda del pelinegro. Aun con una enorme sonrisa mientras terminaba de comer una extraña fruta.
Habían estudiado los planos y cualquier tipo de información que adquirieran en el camino. El equipo de lazar se encargaría de abrimos paso.
En principio nos habíamos desesperado, sin saber cómo y cuándo salvar a Karin. Resulto ser que la máquina que destruiría el mundo tardaría al menos ocho días en cargar. Por qué Xcution había llamado la atención antes de que pudieran terminar de encenderla aún no está claro. Se cree que les hacía falta algo. Y eso tenía que ver con Karin.
—Kuchiki y Abarai, ustedes dos se encargaran de buscar la base de energía. Allí se encontraran con Siria y Hidari. Esperamos que hayan podido llamar a más reclutas, así que posiblemente sean más de seis.
—Sí señor.
Renji y yo asentimos casi de inmediato.
El plan estaba completo y el tiempo ya estaba marcado. Sabíamos que movimientos generar. Algunos equipos de la SARD vendrían a ayudarnos. Serian grupos de otras sedes, pues el espía debía ser de Japón. Lo más probable es que tendremos ayuda de la zona.
Las personas que nos atacaron a la entrada eran Golems. Seres conectados con la tierra de manera espiritual. Manejaban hechizos de alto nivel. Esa fue la causa de que ninguno de nosotros les pudo hacer frente. Pero solo eso. Magia de tierra.
Ahora las cosas serían diferentes. Tras contactar con la central de la SARD, hicieron un llamado y se comunicaron con Zaikori, quien había enviado un grupo de collares especiales.
Los collares estaban hechos con gemas especiales que disiparían la energía de los hechizos por algunos minutos. Lo mejor era no enfrentarnos a ellos, al menos hasta que llegaran más reclutas de los bosques sagrados. (Lugar donde al parecer habitaban. Un dato más que la sociedad de almas ignoraba por completo.)
—Kurosaki y yo nos encargaremos de ir por Karin. Ahora, esperaremos la señal.
Alrededor de quince minutos después, el sonido de las alarmas del gran edificio inundo las calles.
El personal se retiró de manera inmediata y una valla de rosas se elevó por encima de la gran estructura. Esa era la señal.
Las personas salían corriendo, escapando de la red de espinas que se apoderaba de las entradas. Algunas ventanas estaban libres y era allí donde debíamos entrar.
En cuanto llegamos cerca del edificio (pues habíamos estado ocultos en la cueva) cada grupo se dispersó.
Entré por una de las ventanas junto con Renji. Por dentro parecía un edificio normal. Claro, con un montón de carteles sobre ciencia que no lograba identificar, pero lo demás era normal de una construcción humana.
Ahora, sólo quedaba que Renji comprendiera el mapa.
—Muy bien…según este papel estamos en…Estamos en… Rukia.
— ¿Sí?
— ¿Qué es un trasmutado de energía?
Señalo en el mapa. Debíamos dirigirnos a la sala de electricidad. Justo en frente del transmutado de energía pero… ¿qué demonios era eso?
Recorrimos los pasillos de lado a lado y tratamos de entender los mapas que se hallaban en las paredes. Observamos cada sala y cada cosa pero seguíamos sin saber qué demonios era lo que fuera.
Bajamos las escaleras llegando a lo que parecía una cafetería. Un grupo de hombres completamente armados estaban custodiando una puerta que daba paso a otro pasillo. Tal vez era allí.
—Muy bien, ¿Quién va a distraerlos?
— ¿Por qué no congelas el suelo?
—No seas tonto, podríamos dañar algo. Mejor hazlo tú.
— ¿Y yo porque? , siempre tengo que hacer las cosas.
—Renji por favor, ¡solo cállate y has algo!
— ¡Cállate o nos van a descubrir!
La discusión hubiera continuado de no ser por un gran estruendo que sacudió las paredes. Pequeños trozos de cemento cayeron del techo mientras las paredes se empezaron a agrietar.
Nos miramos asustados y después, escuchamos una risa maniaca viviendo desde el lado contrario del edifico. El capitán Zaraki debió haber empezado el ataque.
No pude evitar sentir una gota de sudor de solo pensar en lo que debían estar pasando los guardias del otro lado. Sin embargo, el grupo de guardias salieron corriendo en dirección al ataque. El pan estaba funcionando.
Entramos por el pasillo encontrándonos con una pirámide enorme. Era una piedra transparente con algunos objetos por dentro. Algunas piedras e incluso unos cuarzos. Era extraño…
—Allí están. Pensamos que no llegarían.
—Habían un par de guardias. No pudimos decidir quien los atacaría y…bueno eso ya no importa.
Renji guardo silencio para dejar de ridiculizarse. No más de la cuenta. Algo me decía que estaba teniendo una especie de… no lo ese. Actuaba extraño.
—Donde están los demás. ¿Lograron contactar con su equipo?
—Sí, ellos están aquí. Están esperando las instrucciones. —Hidari señalo al fondo de la sala. La energía había sido desactivada por algunos minutos.
A partir de ahora, nuestro trabajo era buscar el camino más seguro hacia la maquina enorme de la cual no recuerdo el maldito nombre.
—Tenemos poco tiempo. La energía aún sigue fluyendo. Debemos llegar primero al puente de energía principal y desactivar la energía de emergencia.
— ¿Qué pasara con el destructor de… lo que sea?— Renji tampoco recuerda el nombre de esa cosa ¡igualmente, ¿por qué un nombre tan confuso?!
—El colisionador de hadrones permanecerá en constante carga. No podemos bajar la energía de golpe. Tiene que ser lento. Ya nos arriesgamos bastante con apagar la energía principal.
Siria no nos miraba. Tan solo explicaba mientras mantenía los ojos en el suelo. Eso era extraño. Empezó a caminar en dirección a la sala del fondo. Los pasos se volvieron algo distorsionados y cayó al suelo. Renji la logro salvar antes de que se golpeara.
— ¡Ey!, Siria. ¿Qué te pasa?
—Es agotamiento. Mantener a flote la barrera es muy difícil para ella. Normalmente habría acumulado energía antes de generar un ataque de tal nivel, pero, esta vez fue demasiado precipitado.
— ¿Por qué no nos lo dijo?
—Por qué no había tiempo. Ese tipo de cosas toman al menos un mes. Normalmente, ella meditaría a diario y no le afectaría tanto, pero las cosas no han sido las mismas en la base. Lorien ha estado sobre exigiendo a los Masters en algunas áreas. — Hidari trato de levantar a la chica pelirroja, pero Renji la detuvo. Tomo a Siria en brazos y empezó a caminar al fondo de la sala.
—Vamos, será mejor empezar a explicarle a los demás. Estamos esperándolos, no queríamos empezar sin ustedes.
Asentí lentamente.
En la sala estaban los Hiro y Ryosuke. Además de Zaikori e incluso Varin.*1 Hacia mucho que no las veía. Además de algunos otros que no conocíamos.
—Muy bien— Varin golpeo con la punta de sus zapatos el suelo. Con la intensión de llamar la intensión del resto.
No pase desapercibido el gran cambio de personalidad que tubo Renji al verlo… ahora todo tenía sentido. Después de todo. Varin le gustaba…
Debió haber sentido su presencia antes que yo cuando estábamos atrás… Ja, ahora tenía con que molestarlo. Así tal vez no sería tan molesto con el tema entre Ichigo y yo.
—A partir de ahora vamos a desmantelar al enemigo desde adentro. Iniciare con un hechizo base y descifrare las runas implantadas alrededor. Encárguense de los guardias alrededor. Cuando se aseguren de que no queda nadie regresen aquí. Lo mejor será dividirnos.
Hidari se acercó al centro llamando la atención.
—Seamos sencillos. Renji y Hiro al primer piso. Zaikori y Ryosuke al segundo y Rukia y yo al tercero.
Nos dividimos nuevamente. Ahora solo quedaba terminar de desalojar el lugar.
Esto solo era el inicio. La máquina se encuentra en el sótano y había aún más pisos. Solo estábamos disminuyendo los obstáculos antes de la verdadera batalla.
Toshiro.
Abarai y Kuchiki se separaron de nosotros. Seguimos el recorrido mientras la gran montaña de hierbas se apoderaba del edificio. El lugar era grande.
Debíamos dirigirnos hacia el otro lado para poder ingresar a través de una de las ventanas y bajar al último piso del sótano.
Llegado el momento un temblor estruendoso se apodero del lugar. Parte del edificio se quebró e incluso llego a obstaculiza nuestra entrada. Aun no podíamos atacar y tampoco había manera de utilizar nuestros poderes como shinigamis. Primero deberíamos recorrer el edificio y esperar la señal de los demás, cuando finalmente se logre aplicar el hechizó que liberara nuestro poderes atacaremos con todo.
No comprendía muy bien la teoría, pero sabía de sobremanera que era un trabajo algo lento y complejo. Tenía sus reglas y lo poco que yo sabía era parte de lo que Karin alguna vez me llego a explicar.
Ichigo quebró una de las ventanas que aún no habían sido cubiertas por los matorrales. Entramos con cuidado. Vigilamos cada lado y comenzamos a investigar.
Había dos entradas hacia el sótano principal (donde se cree que Karin estaba aprisionada). Una entrada era por la puerta principal dentro del edificio. Probablemente sería custodiada por guardias y partes de los Golems que aparentemente nos atacaron.
Si no fuera por todo lo que ya había vivido, pensaría que el mundo se estaba volviendo loco. Pero no era así. Ahora, consiente de la existencia de miles de especies más además de lo que nosotros habíamos constituido como el campo de los tres mundos, todo era diferente.
La segunda entrada era a través de los conductos de ventilación. La cuestión era conseguir entrar, encontrar el camino correcto y lograr movernos dentro de ellos. Había grandes probabilidades de que no cupiéramos en ellos.
Pasamos por varias salas antes de encontrar una posible entrada. En medio de uno de los techos del baño una rendija bastante grande.
Ichigo tomo impulso y golpeo con fuerza la reja Los tornillos saltaron ante la deformación inmediata del metal y cayeron a suelo resultando en un tintineo bastante llamativo. Para mí y probablemente para los guardias que aún podrían estar rondando por el lugar.
Mira el peli naranja con desaprobación antes de saltar dentro del conducto.
Las paredes metálicas reflejaban mi rostro, mientras, el olor del moho y la falta de aseo al lugar consumían mi nariz. Mire hacia el fondo, solo pidiendo encontrarme con la oscuridad total.
Me apoye en la esquina para poder ingresar por completo, pero en cuanto me moví, el sonido reboto por las paredes del ducto, derivando en un eco solitario.
Iba a ser muy difícil.
Terminado de entrar Ichigo sigue mis acciones. Entro de la misma manera, aunque claro, siendo como es de idiota recibió un golpe en la cabeza por su falta de atención. El sonido del eco no turno en responder y mi mirada se enfureció aún más
Estar con los kurosaki era un delirio. Sin me mataba la hermana lo haría el otro. Y si no, sería el padre.
Me moví incomodo tratando de poder tener suficiente espacio para desplazarme. Tropecé con el cuerpo de Ichigo y la molestia se sintió aun mayor ante la manera incomprensible en la que el metal se comenzaba a deformar bajo mi peso.
—Espera, Kurosaki. Si nos desplazamos al mismo tiempo caeremos. Iré adelante, mantén la distancia para no sobre esforzar el metal.
— ¿y por qué tu adelante? , sería más fácil que yo saliera primero.
—No voy a iniciar una discusión contigo. Solo obedece. ¿Puedes hacer eso?
—¿Quién te crees para darme ordenes , enano? Recuerda que esto no es la sociedad de almas, no puedes mandarme. Aquí, tú no eres mi superior. ¿Cómo te quedo esa?— Sonrió con autosuficiencia, sin darse cuenta que el muy idiota se había humillado a sí mismo.
—en realidad, en la sociedad de almas no tenía autoridad sobre ti. Pero aquí, tú aceptaste pertenecer al equipo de tu hermana y ella me nombro segundo al mando.
Ichigo se quedó de rodillas mirándome estupefacto, mientras, yo continúe con mi recorrido. No fue hasta unos segundos después de que me di cuenta de que el estaría observando mi trasero todo el camino. Definitivamente seria incómodo.
Solo esperaba que el no quisiera decir estupideces o iniciar una conversación personales ,o sino..-Demasiado tarde.
— ¿Cuáles son tus intenciones?
— ¿De qué hablas?, se mas especifico.
—con mi hermana, ¿Cuáles son tus verdaderas intenciones con mi hermana, enano?
—Kurosaki, ya te lo explicamos. Lo que pase entre ella y yo no te-
— ¡Por supuesto que me incumbe! Llámame un entrometido, o como desees, pero mi deber es proteger a Karin y si mal no recuerdo, entre mis deberes esta evitar que un imbécil con un ego del tamaño de una torre destroce su corazón.
—estoy seguro de que no es exactamente así pero, si lo que te preocupa es que le haga daño, te aseguro que no será así.
—¿Qué me asegura que hablas en serio?
—Por qué te estoy dando mi palabra. — Pensé un momento las cosas. No podía simplemente arriesgarme a tanto sin el consentimiento de Karin pero… Sé que las cosas iban a ir bien ¿Deberían, no?— y por qué yo mismo me comprometí a protegerla. Tu hermana también…es importante para mi Kurosaki.
Guardo silencio por u momento. No sabía por qué, pero sentía como si él estuviera mirándome con una sonrisa…O bueno, a mi trasero.
Esto definitivamente era incómodo.
—Bien, ya te comprometiste, así que, a partir de ahora tengo todo el derecho de matarte si no la haces feliz. Eso sí, si me entero que está embarazada te juro que-
—¡Silencio!
Me detuve en cuento encontré otra salida de ventilación. Mire hacia abajo, observando el piso bajo nosotros. El pasillo parecía estar solo. Tendría que ver más de cerca.
—Oye, Toshiro, ¿Me estas escuchan-
El muy idiota no me había escuchado. Seguramente había ignorado el momento en el que me detuve y termino estrellándose con mi trasero (lo cual fue de más decir vergonzoso). Lo peor de todo, es que el empuje vasto para desestabilizar el metal y caí de cara directo al suelo.
Me golpee la quijada con fuerza y trate de levantarme tan rápido como pudo.
El sonido de un grupo de pasos avanzando por el pasillo no me daba una buena señal.
Las paredes blancas permanecían en monotonía mientras algunos carteles escritos en un idioma que no entendía, junto con la figura de una persona corriendo. Supuse que sería una salida de emergencia y si ese era el caso, debía ir en contra ¿no?
Un grupo de chicos entro, cargando con un par de pistolas.
Ichigo bajo en cuanto noto las cosas y se hizo a mi lado. Nos miramos el uno al otro y de alguna manera, ambos logramos coordinar los ataques.
Yo a la derecha, él a la izquierda. Un golpe aquí, un golpe allá.
Los disparos sonaban en ambos lados y las paredes se deformaban con el choque de las balas.
Uno de los hombres, era abrumadoramente grande. Ichigo lo tomo por detrás enredando sus brazos en sus hombros impidiéndole moverse. Yo aproveche y le di una patada en el estómago.
El hombre quedo inconsciente y Ichigo no logro soportar el peso cayendo al suelo también.
—¡Oye, idiota, ten más cuidado!
—Ponte de pie, aquí vienen más.
Me hice tras de la puerta y espere a que el otro grupo se acercara lo suficiente. En cuanto vi la sombra en el suelo, me impulse contra la pared y patee la huerta con fuerza dejando inconsciente a cuatro de ellos. Algunos tropezaron con el resto de cuerpos inconscientes. Ichigo se giró hacia el otro lado del pasillo y de una patada dejo inconsciente a otro.
—A este paso van a llegar más y no saldremos de aquí—
—Toshiro-
—es Hitsugaya.
—Lo que sea. Colócate su ropa.
Gire los ojos exasperado. Este día era agotador.
Tome las ropas de uno de los que, según yo, tenía una contextura parecía a la mía. Ichigo hizo lo mismo.
Antes de que alguien más llegara, entramos a algo que parecía ser un baño.
Allí nos cambiamos lo más rápido posible. Hice lo posible para guardar en el uniforme parte de las cosas que cargaba conmigo, entre ellas el intercomunicador.
En cuanto terminamos salimos del lugar casi corriendo.
Tenemos que avanzar.
Karin:
Gotas de sangre sobre el suelo. Las manchas por todas partes y aun así, ella seguía sonriendo como si estuviese en una fiesta. Se divertía viéndome sufrir… Y en verdad, en verdad esto me esta…
— ¡Esto me está desesperando!
—Y la paciencia se volvió a perder. — Movió la mano y la arena del suelo se elevó hasta estar en frente suyo. Los granos se unieron tomando la forma de varis cuchillas. Empujo hacia adelante y todas ellas salieron volando en mi dirección.
Esquive el ataque e incluso logre dispersa algunas de ellas. Me apoye en el suelo y clave mi espada con fuerza. Deje que mi energía recorrer el metal y en cuanto llego a su máximo alcance libere el ataque. Un grupo de picos de arena se elevaron desde el piso con fuerza.
Los ataques continuos persiguieron a mi oponente. Anubis. Salto por encima de todas las estatuas sin detenerse. Cada estatua sobre la que paraba terminaba siendo un montículo de rocas.
Tenía que obligarla a legar al centro. Mientras que la tenía distraída con los ataques constantes estaba preparando una trampa en el medio del campo.
Realmente era muy difícil, tanto físico como mental. El control de un ataque como este era masivo y exigía una cantidad de poder ridícula. Claro, ya sabía manejar este tipo de ataques, pero eso solo era con la electricidad.
Electra, la capacidad de controlar la energía eléctrica a mí alrededor era un poder que trabajaba en conjunto con el ambiente, pero, a pesar de que la electricidad tenía todo tipo de conductas y formas se podía tomar una gran cantidad sin tener que manejarla a manera individual. En pocas palabras, a pesar de las distintas corrientes, podía compactarlas en una sola y darle el manejo que deseara. Pero la arena era todo lo contrario.
La arena es un material grumoso. Se conforma por partículas de minerales e incluso sus propiedades cambian de acuerdo al entorna. Con la arena debía manejar cada maldito grano por individual. Básicamente.
La manera de controlarlos todos juntos era crear una red de poder. Como una corriente eléctrica. Pero mantener esa corriente en constante flujo y a su vez controlar el material era extremadamente agotador. Por supuesto, eso sin tomar en cuenta de que en batalla también hay que moverse y mantenerse al tanto del contrincante. En pocas palabras. Esto era verdadero reto.
Bien es cierto que me encantan los retos. Me llenan de emoción y me animan a seguir adelante incluso arriesgando más de lo que puedo (en algunas ocasiones). Pero soy realista y poner a mi familia y al mondo en juego es simplemente ridículo. Esa es una apuesta que jamás aceptaría.
Y no la quiero aceptar. Pero aquí no hay opciones.
El tiempo está en mi contra. Ahora estoy aquí, en mi mundo interior haciendo casi lo imposible para controlar el poder de mi Zampakuto al máximo y poder llegar al Bankai.
Puede que se pregunten, ¿Por qué no lo entrenaste desde antes? Respuesta: Los shinigamis en la SARD estaban prohibidos y desarrollar correctamente mis habilidades pondrían en juego mi trabajo y a mi familia. Además de que si alguien descubría que mi hermano era (o es) un shinigami comprometerían su memoria. Años y años de trabajo para eliminar cualquier duda o teoría sobre esto se fueron a la borda hace tan solo unos meses.
Unos meses en los que no había tenido ni un maldito minuto libre.
—Tenemos un problema.
Anubis se detuvo… Justo unos metros antes de llegar al centro del campo. ¡Maldición!
— ¿Qué sucede?
—Es Katsu, está en frente tuyo ahora mismo.
—No importa. El piensa que estoy inconsciente. No es como si me fuera a hacer daño… Al menos no por ahora.
—Bueno, puede que estés inconsciente, pero eso no impide que tus esfuerzos de llevarme a esa trampa no se reflejen físicamente en el exterior. Te está sangrándola nariz.
Fruncí el ceño. Me pie las manos por la nariz y luego observe el resultado. No había nada.
—Anubis, ¿de que estas hablan-
—Aquí no idiota, en el mundo real. Tu cuerpo. Te esfuerzas demasiado. Pero debo admitir que la trampa es una mejora. Aunque no está lo suficientemente profunda ni para enterrar un hueso.
Mis ojos se abrieron como platos. Moví mis manos tratando de verificar si lo que dijo era cierto. Desplace la energía del suelo para no encontrar nada. Nada. No había un agujero, no había nada.
Y eso solo significaba una cosa.
— ¡Maldita desgraciada!, ¡Aprovechaste que te estaba prestando atención y moviste la arena! ¡Eso es injusto!
—No es injusto. Es una batalla. En la guerra todo se vale, niña tonta.
Claro, ella tenía razón. Este era mi mundo interior, pero Anubis era quien manejaba la arena a voluntad y yo apenas estoy aprendiendo. Ella tiene el control.
—Bien, será mejor que descanses. Debes despertar.
—No. Espera. Tú dijiste que solo podríamos entrenar una vez. Después de esto deberé atacar, no puede despertar ahora o si no…
—Ya no hay más tiempo, Karin — Guardo la espada y se dio la vuelta. Su cabello se movía con las corrientes de arena. — Despierta, habla con él un tiempo más y después descansa. En cuanto te sientas lista, ataca. Pero no hay más tiempo para entrenar.
—Espera, Anubis. No puedes simplemente dejarme con la palabra en la boca.
Ya era muy tarde. Anubis desapareció sin dejar rastro entre la arena y poco a poco mis sentidos externos empezaron a retomar fuerzas.
Primero fue el sonido. Una voz gruesa.
Luego, fue el tacto. Unas manos rozando mi cara. Seguido del olfato. El olor de perfume de hombre y finalmente, abrí los ojos.
Katsu se encontraba en frente mío, terminando de bajar sus manos después de seguramente haber acariciado mi rostro.
Un escalofrío recorrió mi cuerpo.
Vestido con un traje negro. La camisa planchada y un reloj negro con decorados en oro... Un maldito magnate en frente mío me sonreí con un aura oscurecida. Pero algo e él era simplemente repugnante.
Marcas alrededor de sus ojos. Las marcas de una maldicen al haber cometido el pecado del santo sacramento. Haber jurado lealtad ante un demonio de magia negra.
Las marcas solo reflejaban el aura demoniaca quela mantendría atado al inframundo eternamente.
No sabía mucho acerca de ese lugar y la verdad a nadie le gustaba mencionarlo. Solo un lugar oscuro y maldito que se halla innombrable frente aquellos que conocen su poder.
Yo sé muy pocas cosas sobre magia. Pero los hechizos realizados con magia negra se consideran blasfemos por la gran cantidad de problemas que atraen. Era una mala señal.
Eso explicaría el gran cambio que había traído consigo estos últimos años en quien alguna vez confié mi vida mi bienestar y… y mi cuerpo. Por qué negarlo.
Él y yo teníamos un pasado. No hay nada que negar, aunque así lo hubiera querido.
—Se lo que piensas. Pero, si conocieras mis razones estarías de mi parte— Se desplazó más hacia adelante y metió una mano en uno de sus bolsillos. — Siempre fuiste muy terca y nadie podía cambiar tu forma de pensar. Por eso y por más cosas me enamore de ti. Y por eso mismo hago lo que hago.
Saco un pañuelo blanco con las iniciales de un nombre que desconocía. Levanto la mano y desplazo el velo blanco por mi cara.
Renegué con la cabeza buscando alejarme de él, solo para encontrarme con la pared metálica que yacía tras de mí. Las esposas de metal minimizaban es movimientos.
Me dolían los hombros al no tener un punto de apoyo en que colocar mis pies. Estaba elevada al menos un metro sobre el suelo. Las cadenas de mi cuello habían desaparecido.
Cuando retiro la mano observe el pañuelo teñido de rojo. Debió ser eso de lo que Anubis me había advertido.
—No importa si soy terca o no. Sabes que estás haciendo las cosas mal.
—No busque hacerme cambiar de opinión. Sabes que soy igual que tú, la única diferencia, es que yo soy más capas de sacrificarme por otros. Mucho más que tú.
—Por favor Katsu, reacciona. Estas equivocado, esta no es la manera.
—Deja de quejarte y de regañarme. No busques contagiarme con tu incompetencia.
—No sé de qué me hablas. Sabes más que nadie que yo haría lo que fuera por los que amo. Estas perdiendo la cabeza.
—No seas mentirosa.
—Sabes que es verdad.
—Por supuesto que no.
—Katsu. Por dios entiende que-
— ¡Deja de mentir, maldita sea!— Golpeo el vidrio de la ventana con fuerza. El cristal se quebró y el sonido de las grietas resonó ante el silencio. — Si eso fuera verdad… ¡si eso fuera verdad, tú me habrías salvado la vida!
¿Qué? No era cierto.
Las imágenes abarcaron mi memoria. La sangre y las espinas en su cuerpo. Era imposible salvarlo. Yo no quería apartarme de él, pero no había opción.
—Tú me lo pediste. —susurre.
— ¿Qué dijiste?
—Tú fuiste quien me pidió que lo hiciera. Que te abandonara. Yo no quise hacerlo.
—No. No me vengas con eso. Ya te lo dije, te conozco. Es terca como una mula ¡si realmente me hubiera querido salvar lo hubieras hecho, sin importar que!
—y lo hice, lo intente. Te rogué, te implore que te mantuvieras despierto. ¿Acaso lo olvidaste? Quería sacarte de esa maldita trampa a pesar de que no había tiempo. — Mi voz se quebró — Yo no quise irme. No te quise dejar solo… Fuiste tú quien me dijo que no sobrevivirías y que era mejor que siguiera adelante. Me hiciste prometer que seguiría adelante y que llegaría lejos. ¡Y aquí estoy, haciendo lo posible por seguir con mi vida! ¡¿Y me estas reclamando por algo que tú me pediste?!
— ¡Oh!, Por supuesto que lo hiciste. Te vi. ¡Vi cómo te besándote con ese imbécil!— Se lanzó con fuerza en contra de la pared metálica. Rodeando mi cuerpo con el suyo. Levanto la mirada para verme a los ojos. Al estar colgada, el solo me llegaba hasta la altura del pecho.
— ¡¿de quién demonios estás hablando?!
—Ese imbécil de cabello blanco. ¿Un shinigami, si no mal recuerdo? ¡Sí, definitivamente eso fue lo que yo te pedí, maldita zorra!
—Lo que haga o deje de hacer con mi cuerpo te vale una mierda. Para mis estas muerto, ¡Desde ese maldito día este muerto!
—Muerto o no, no puedes olvidarme.
—Ya lo hice.
—Por supuesto que no. — Lanzo un golpe de nuevo. Sentí el metal deformarse. — Mírame a los ojos y dime que cuando te besa no piensas en mí.
Gire los ojos exasperada. Era irritante. Eso fue lo que jamás me gusto de él. Su egocentrismo. Su ideología de perfección que llegaba a sobresaltar siempre para sí. Y era repugnante. Su pregunta era repugnante.
Y por un momento, también dude de la respuesta.
¿Alguna vez pensé en Katsu cuando estuve con Toshiro? Por supuesto que no.
—Jamás. Ni una sola vez. ¿Y sabes qué? No tengo por qué hacerlo, porque él es y será mil veces mejor que tú.
— ¿Por qué?, ¿que hizo el que no hice yo? Responde lo que quieras, pero estoy seguro, que no importa lo que haya sido, el jamás se ha acostado contigo. Y si no, dímelo. Dime que ese lo hace mejor que yo. ¡Dime que ese imbécil te hizo sentí más mujer que yo!
Mi boca se abrió sin siquiera pensarlo. No sabía ni siquiera que iba a decir.
Pero al final…Otra voz respondió.
—Pues aún no hemos llegado hasta allí, imbécil. Pero te aseguro que lo haré mil veces mejor que tú.
Perdón, perdón ¡perdón!
Me demore demasiado, lo sé. Espero que les haya gustado este capítulo.
Dejen sus comentarios y demás. Los amo y espero actualizar pronto.
1: Pronto voy a subir una remasterización de los dibujos iniciales. Sip. Aun me siento extraña de haberlos subido y definitivamente tengo que reescribir muchos de los capítulos….Demasiados.
