Toshiro se mantuvo en pie en la puerta antes de dar un paso directo hacia Katsu. Un movimiento bastante arriesgado. La actitud de Katsu en frente del peli-blanco era bastante insegura. Parecía querer matarlo.

Karin sintió una gota de sudor bajar por su cuello mientras poco a poco notaba como el calor del cuarto aumentaba. Quizás era una manera de su cerebro de decirle lo incomodo que se sentía con tanta tensión en el aire.

Pasaron unos minutos. Las cadenas alrededor de sus muecas estaban comenzando a lastimarla y ella no podía dejar de mirar entre ambos hombres, no sabiendo en donde centrarse.

Katsu se veía tranquilo, pero la manera en la que estaba moviendo sus dedos y el cómo sus músculos se tensionaron de manera excesiva sobre su cuello le dieron a Karin una respuesta mucho más realista de la verdadera situación.

Luego, sin precedentes, Katsu sonrió.

No fue una sonrisa tranquila y tampoco amenazante. Fue una sonrisa implacable y retadora. Las miradas claras estaban chocando de una manera en la que ella jamás llego a pensar. Mucho menos el efecto intenso e incomprensible que este aplicaba sobre ella.

Sus años dentro de la SARD le habían dado miles de muestras de lo que era ver a un hombre bien entrenado. Cada uno con personalidades diferentes y complejas, y aun así, tan maravillosamente atractivas. A veces incluso los más agresivos y poco caballerosos llegaban a generar esa presencia masculina que enloquecía a más de una en la base. En las reuniones y entrenamientos.

Ella fue cómplice de las miles de peleas dadas por una aventura de una noche que implicaba a más de una mujer y un solo hombre. A vecés las cantidades variaban, Pero todo era por una misma razón.

Siendo así, era obvio que ella ya estaría acostumbrada a la presencia de hombres de alto calibre.

Pero jamás pensó que ella sería la causante de una de las riñas.

Es cierto, esto era una maldita guerra. Pero eso no significaba que ella no fuera consciente de que lo que estaba sucediendo dentro de aquel cuarto de vidrios blindados era mucho más personal. Era por ella.

Su mente se llenó de pensamientos impropios que solo llegaría a ver cuándo había bebido demasiado en las noches de ira y estrés a causa de su trabajo.

Los momentos que había pasado con ambos chicos estaban arremolinándose en su cabeza. ¿Quién ganaría el enfrentamiento? Si le preguntaran a ella, no sabría que responder. Estaba en un limbo que ni en sueños pensó que tendría que enfrentar.

Se movió incomoda entre las cadena, llamando la atención de Toshiro.

Él se fijó en ella. Neblina en sus ojos. Tan expresivos y a su vez tan secos como siempre. Dándole olas de calor por su cuerpo sin siquiera moverse y siendo de una mente tan fría a la vez.

Katsu no se quedaba atrás. Él siempre fue muy atento…Él era atento. Había sido un chico con objetivos altruista y una mente tan compasiva que la dejaba aterrorizada de la gorme que había tomado. Se sentía culpable. Por qué los ojos que alguna vez demostraron amor y cariño por ella y sus compañeros, ahora demostraban una posesividad y odio extrañamente compatibles. Su mirada ya no era nada en comparación a su pasado. Era una mirada amarga, oscurecida por el dolor y la furia del diablo. Maldición obtenía por manejar la magia negra.

Hubiera seguido en medio de su disputa mental, al puro estilo de una adolecente de películas de Hollywood. Sin más objetivo que el de saciar las mentes simples de los adolescentes hormonales que creían que todo iba en torno a peleas por el poder y sexo sin control. Hubiera podido, si Katsu no hubiera comenzado a reírse.

Era una risa suave y elegante. Pensaría que era un director de una compañía hablando con sus compañeros de trabajo. Claro, de no ser por el arma que lacia en las manos de Toshiro como un mal chiste, además de la daga de plata que brillaba desde uno de los bolsillos del gabán que Katsu llevaba encima.

—Eres todo un galán. Bueno, al menos no me reemplazaste por un completo imbécil. — Extendió los brazos con alegre y se giró hacia mí. Toshiro cambio de posición de inmediato, preparándose para atacar ante cualquier movimiento que atentara en contra de alguno de los dos. — ¡no!, Tenías que hacerlo con una copia barata de mí mismo. ¿Estas segura que me superaste, querida? Por qué la apariencia de este tipo dice lo contrario. Es como verme en un espejo, solo que un poco más… frio. Y peli-banco.

Y mentiría si negara que no se parecían. Literalmente diría que son hermanos, pero sus facciones en la cara eran diferentes en aspectos bastante marcados. Katsu tenía las facciones de su rostro un poco más delicadas y los ojos aún más afilados que los de Toshiro. La piel era más clara y el cabello tenía hondas un poco crespas.

Toshiro tena los ojos amplios. Pestañas gruesas y facciones marcadas. Su mentón no sobre salía pero tenía una forma mucho más recta. Las cejas más delgadas y el cabello alborotado.

Estaba de más comparar el color de su cabello.

Ambos tenían una figura bastante fornida, pero Toshiro le llevaba la delantera.

—Mira, por tu actitud estúpidamente ególatra, sé que eres el malo de esta historia. Pero con respecto a Karin, ¿tú eres?...

Toshiro dio una apuñalada profunda. Karin noto la manera en la que Katsu respondió indignado ante aquellas palabras y no perdió de vista la mirada que le lanzo, quejándose.

—Buen intento. No soy idiota. —Katsu resoplo— Mira, ambos la conocemos lo suficiente para saber que ella tiende a ser bastante comunicativa cuando ya no se siente capaz de soportarlo todo. Es completamente natural. Nadie puede tragarse todo el dolor y más a nuestra edad. Tú más que nada sabes que ella es bastante joven.

Katsu estaba conversando con palabras de doble filo. Karin no se sentía afligida por el hecho de que Toshiro le llevaba casi 100 años, pero, entre su especie él estaba en el mismo rango que un chico de veinte y tantos años.

Pero, tal vez Toshiro se sienta cohibido por eso.

Katsu era de echar las cosas en cara. No se siente culpable por hacerle daño a alguien con quien no tiene ninguna relación.

—Ella es una adolecente a punto de pasar al nivel de los adultos— Comento con un tono sarcástico — Sé que ella te hablo de mí y si no, entonces lo viste en sus recuerdos en una de las tantas veces que se besaron para realizar la conexión mágica— Un brillo afilado cruzo por la mirada de Toshiro y con suavidad, se guardó la pistola y se enderezo.

—Mira, los dos somos hombres, así que, vallamos directo al grano y admite que solo quieres ridiculizarme, Estas celoso, eso es normal .Lo que no entiendo es que tanto estas aguardando. No has hecho el esfuerzo de atacarme desde que llegue, a pesar desde aquí veo el reflejo del arma en tu bolsillo. No has intentado moverte cerca de Karin por lo que tampoco la vas a atacar y tampoco has examinado el área. Tu mano no se ha dejado de mover y en verdad no me da buena espina tu actitud. Así que, Katsu, ¿Qué esperas?

—Jeje, eres un maldito detective, ¿no es así? Pero no tan bueno, porque de otra manera, no hubieras hablado y simplemente hubieras evitado que hiciera las cosas ¿no crees?

Katsu saco su mano por completo, mostrando una pequeña cajita parecía a un dispositivo de activación.

Karin hizo el intento de detallarlo, pero sus fuerzas eran insuficientes. Y no parecía que ninguno de los dos notara que ella estaba desfalleciendo.

—Minutos antes de que llegaras aquí, escuche las alarmas del pasillo, además de los golpes. También he escuchado el sonido de tu compañero peleando con los guardias en la puerta principal.

Extendido sus brazos hacia atrás, acomodando su ropa.

—Sabía que no tendría mucho tiempo y antes de que llegaras aquí, estuve preparando la maquina principal para activar el acelerador. Resulta que, el acelerador tarda mucho en recargarse, pero, con la fuente de energía suficiente—

presiono el botón y una corriente potente comenzó a drenar forzosamente la electricidad a través del cuerpo de Karin. — Puede ser un proceso rápido y sencillo.

—¡Karin!

Toshiro soltó un aullido preocupado cuando el espectáculo de luces comenzó alrededor del cuerpo de Karin. La chica gritaba con fuerza, agobiada por la manera tan absurda en la que estaban siendo vencidos.

— ¡Pero… como es que… ¿Cómo es posible?!

Las palabras de Karin sonaron entrecortadas, agonizantes. —No tengo el colgante, sin él no debería poder tener mi Fullbring.

—Querrás decir que TU no tienes puesto el colgante.— con una señal de su mano, la pared de metal detrás de Karin revelo un motor alrededor de una pequeña cajuela de criptas y en ella, colgando con un leve vaivén estaba el collar. El brillo era impresionante, pero apaciguado por las paredes oscurecidas del vidrio de la pequeña cajuela.

Del otro lado del complejo. Rukia

Las paredes quebradizas del complejo se desintegran lentamente mientras Karan y Rukia esperaba que el grupo se terminara de arreglar. Murmullos habitaban el salón.

Siria y Zaikori estaban hablando en una esquina.

—discúlpenme un momento, tengo que salir.

—A dónde vas, Zaikori?

—Es que… Tengo que ir al baño. Jeje.

Siria giro los ojos con cansancio mientras le permitía a la mujer retirarse del lugar moviendo las manos quitándole importancia.

La chica se fue por el pasillo un rato y justo unos segundos después, las luces se fueron por completo.

— ¿Qué sucede?, esto no estaba dentro del plan.

—Mierda, esto no me gusta nada.

Las voces de cada una empezaron a chocar sin reconocerse entre sí. La luz regreso con un fuerte chillido por parte de los circuitos de luz y un par de focos estallaron salpicados en chispas. Hidari soltó un quejido en el momento en que algunos vidrios cayeron sobre ella.

—Creo que ahora tenemos otro problema, aun más grande. — La dueña de la voz en el fondo del pasillo se presentó con audacia y una mirada preocupada. Varin estaba parada en la puerta de uno de los pasillos.

— ¡Varin!, ¿Qué haces aquí?

—Vinimos como refuerzos extras. No puedo creer que no me incluyeran en esto.

—Lo sentimos, no tuvimos tiempo.

— ¿Sabes que está pasando?— pregunté.

—No es obvio. El acelerador se está encendiendo.

Un silencio horroroso se desplazó sobre la sala. Eso en verdad era malo.

Un chico en el fondo comenzó a toser, pero, al poco tiempo, todos comenzaron a ahogarse de la misma manera. Mire mi mano preocupada, temiendo encontrarme con un color rojizo en la palma.

En vez de eso, la mano comenzó a distorsionarse y las cosas al alrededor se vieron extrañas.

Un grupo de chicos entro con fuerza al cuarto y entonces, alguien grito en el fondo. El sonido de un arma, una cuchilla, se deslizo a través del piso antes de que un joven callera al suelo.

— ¡Es una emboscada!, ¡Estamos bajo ataque, son ilusiones!

— ¡Rukia, atrás de ti- logré girarme a tiempo para encontrarme con una sombra voluminosa. Esquivé el golpe a tiempo para responder con otro. Pero en vez de que mi mano compactara contra algo, mi cuerpo cayó al suelo.

—Cómo es que, yo lo…— estaba confundida, hasta que lo comprendió— Oh, no. ¡Siria, tienen ilusiones!

—Donde demonios esta Zaikori. La necesitamos.

—Déjala, nos podemos encargar solos. Respondió Varin, desde algún lugar entre la sala. Una neblina se acumuló sobre todo el lugar impidiéndoles ver.

—Sabes, Siria, no estaría mal que disiparas esta mierda.

— ¿Me daría un momento?, Aun estoy agotada.

Un sonido, similar al aire corriendo a través de un grupo de hojas se obvio en el cuento y la habitación poco a poco volvió a estar como antes.

Cuando todo término, Zaikori estaba caminando por el pasillo nuevamente, regresando del "baño"-

—Creo que te demoraste un poco, Zaikori.

—No, no lo hice.

—Claro que- ¡Zaikori, ten cuidado!

Siria logro estirar las manos a tiempo como advertencia mientras una figura se ponía de pie al lado de Zaikori. Pero la figura no la ataco.

—Zaikori, acaso tú.

Zaikori estaba de pie al borde del pasillo. Pero su mirada no era la misma.

Una sensación de miedo surgió desde mi espalda. Era una alerta. Mis instintos me decían que saliera de aquel lugar lo más pronto posible.

El grupo que seguía inconsciente en el suelo daba pequeñas quejas mientras que yo trataba de estabilizarme. Estaba aburrida de que todo en esta maldita guerra me afectara de esta manera.

Se suponía que Zaikori era la encargada de traer las pierdas que nos ayudarían a mantenernos en pie y poder reutilizar nuestros poderes.

Si bien la capacidad de salir de nuestros cuerpos seguía activa, no podíamos hacerlo sin estar en riesgo de ser restringidos por una capa extraña que habitaba en el área. Si nos exponíamos mucho ante aquella capa, nuestros cuerpos no podrían mantenerse en esta tierra. Seriamos enviados de manera automática al otro mundo. Sin embargo, no sería a través del portal, sino un regreso forzado que podría lastimarnos seriamente.

Sí, se suponía que ella debía ayudarnos con eso y ahora, nos está traicionando. Es probable que…Maldición.

—tu eres la que tiene el sello en este lugar para que los shinigamis no podamos permanecer en este mundo fuera de nuestros cuerpos, ¿No es así?

Ella abrió los labios y luego sonrió. No hablo y en su lugar asintió con la cabeza. Después de un rato, una risa siniestra la hizo temblar, mientras que su cuerpo se contorsionaba con temblores y estamos.

Parecía estar convulsionando.

Las flores que portaba alrededor de su cabeza comenzaron a caer. Pétalo por pétalo y en su lugar, uno nuevo surgía (quien diría que en verdad no tenía orejas) Mientras el pétalo de un tono rosa claro moría y se marchitaba en el suelo, el nuevo surgía con un color negro azulado. Su cabello también cambio. El verde y las pequeñas hojas que colgaban de algunos mechones se volvieron negros.

Los ojos se volvieron amarillos y las pupilas se alargaron. Los colmillos sobresalían levemente por encima de su labio.

La ropa a su alrededor se convirtió en cenizas- Estas, con una brisa extrañamente antinatural la rodearon y se convirtieron en un vestido largo, con una capa de seda larga que la cubría y caía al suelo. Y sobre el lado izquierdo de su cuerpo, una insignia con una x. Posiblemente el símbolo de Xcution.

—Bueno, eres inteligente, Rukia. Pero eso no durara por mucho. La máquina está en encendida. Han perdido a la mitad de los refuerzos que han venido desde la parte de afuera e incluso los shinigamis que están batallando afuera se están votando. Tienen muy buen nivel, lo admito.

—Eres una maldita cínica, Zaikori. ¡¿Cómo pudiste hacernos esto, desgraciada?!—Hidari estaba a punto de levantarse.

—Hidari, cálmate…-

—No me calles, Siria. Imagino que ninguna de ustedes ha recaído en el otro problema. Zaikori, nos ha traicionado. Está actuando como una loca y lo único en lo que puedo pensar, es en Hito.

Y el triste recuerdo de aquel adoraba cervatillo llego a mi mente. Supongo que también los demás.

La mirada seria e inerte que siempre estaba en el rostro de Siria cambio por completo. Fueron un par de segundos. Pero aquella capa de dolor en su mirada fue refleja da en sus ojos.

Claro, era de esperarse. Hito es un ser cariñoso. Es un animal delicado y no le haría daño a nada. Cuando estuve un rato con ellos, me explicaron que él estaba ligado a Zaikori por un laso casi familiar y siempre la acompañaría, pero, eso no impedía que tuviera ideas distintas. Si ella era malvada, si ella era la villana ¿aquel animalillo también o estaría en contra? Y si ese es el caso, entonces… ¿Qué hizo ella con Hito?

— ¿tanto te preocupas por él?, puedes verlo ahora mismo. La verdad, se renegó un poco al principio. Una cría de ciervo no es muy funcional en una guerra. Tuvo que pasar por un proceso de crecimiento. Estoy segura que su nueva forma les encantara.

Con una delicadeza extraña, levanto los brazos y dio un par de pequeños aplausos.

El lugar sequia medianamente oscuro y las luces parpadeaban de vez en cuando. Algunos escombros aun caían desde el techo.

Un par de goldes resonaron desde el borde del pasillo. Los bombillos seguían titilando por el corto circuito. Una lámpara en el fondo del pasillo colgaba y se balancea de lado a lado, con el sonido lento y plausible de los cascos de un animal. Definitivamente, esos no eran los cascos de un ciervo.

Mientras la lámpara iluminaba compulsivamente el pasillo, la sombra de un cuerpo alto y con un grupo de cuernos enormes se elevaba a lo largo del piso. Las ramas y las hojas que debían colgar del cuerpo se habían transformado en un grupo de raíces secas y espinas negras y alargadas. Gotas de sangre salpicando la porcelana del suelo y una mirada triste que provenía de la magnífica vestía que, obviamente, estaba siendo obligada a actuar.

Sus ojos se iluminaban en medio de la oscuridad. Pequeños brillos rojizos que clamaban auxilio.

Cuando el animal salió por completo del pasillo, Hidari estaba en medio de un colapso. Estaba temblando de ira. Yo me sentí….extraña.

Eran pocas las veces en las que me sentía tan mal por un animal. Los valoro, y me gustan, pero no siento tanta empatía por ellos. No como con un humano o shinigami.

Pero este animal era diferente, era demasiado amable incluso para serlo. Me dolía su mirada.

Los quejidos que salían de su hocico eran fuertes pero mientras más se quejaba su cuerpo se tensionaba cada vez más.

Zaikori levanto su mano. Una sombra ilumina recorrió su mano hasta llegar al cuerpo del animal y tomo la forma de cadenas que atravesaban su carne, en las mismas heridas que sangraban.

—Es un buen chico. Demasiado para mi gusto. Pero, como es mi familiar, está obligado a estar conmigo. Si no quiere, tendrá que ser castigado. Supongo que ahora entiende que debe serme leal.

Hidari salto con fuera y atrapo la mano de Zaikori.

—Libéralo de tu maldita vida, desgracia. No responderé por lo que haga.

—Quítame las manos de encima, Hidari… No quiero hacerte daño. No ahora, quiero estar presentable para el jefe.

—Una mierda. Estas demente, estúpida. Suelta A Hito. Él no tiene nada que ver con esta maldita guerra ¡¿no se suponía que lo adorabas?! ¡¿Qué era como un hijo para ti?!

—Lo quiero y por eso, él debe de aprender lo que es correcto.

—Esto no tiene nada de correcto.

—Lo que es correcto, para mí.

Tras esas palabras, logre ver como su mano se iluminaba mínimamente, no sé por qué pero…

— ¡Hidari, apártate, Zaikori va a hacer algo!-

No termine las palabras cuando Hidari soltó un fuerte grito. Su mano se estaba quemando, como si de ácido se tratara.

Justo después de eso, un temblor ataco el lugar, mientras que el piso se quebraba y los escombros peligrosamente sueltos cayeron.

El lugar estaba oscuro pero justo después de eso, la luz de las afueras acabó con el silencio que ocupaba el lugar.

Ramas enormes entraron por la pared, atacándonos con furia. Salte hacia atrás, pero justo cuando caí al suelo un escombro enorme se soltó. Gire hacia un lado y esquivé la gran piedra.

Cuando me levante, Hidari estaba un poco elevada, con varias ramas en su cuello. Una enorme espina, surgió de uno de las tantas plantas que sobresalían, dirigiéndose hacia su cabeza.

Quería levantarme e ignorar los riesgos, pero sería incluso peor si me arriesgo y término siendo solo una carga más. La batalla estaba tanto aquí como en el mundo de las almas. Si me arriesgo a ser regresada de manera forzada a la SS también sería una carga de ese lado.

Estaba perdiendo mis esperanzas cuando Siria se levantó con gran fuerza y levantó las manos. Un grupo de pétalos se elevó y rodeo a Zaikori. Cuando estas desaparecieron, un par de cortes rodearon a la ninfa y un gran charco de sangre estaba siendo salpicado en el suelo, desde la boca de Zaikori.

— ¡que mierda fue o que hicis-…! —Las palabras quedaron en el aire cuando Hidari se giró a ver quién había atacado.

—Ella no fue.

Gire mi mirada para ver a Varin con la guadaña en sus manos.

—No sé por qué creyeron que colocarte a ti, para evitar que los shinigamis no pudiesen transformarse, era una buena idea. Eres una ninfa y manejas las energías espirituales, pero no lo suficiente para afectar a gran escala. Hacer una alteración en medio de los mundos no requiere tanto poder como quieres hacerlo creer. Ahora mismo, tu cuerpo está siendo envenenado, la cadena que te une a hito es irrompible.

Siria parecía comprender la situación.

—Es verdad. Las ninfa nunca lo dicen en voz alta, pero si su familiar muere, ella también y viceversa.

En ese momento el animal cayó al suelo, con un rugido fuerte.

Hidari miro a Varin con rabia.

— ¡Lo mataste, Varin!

—No había de otra. Si lo dejábamos con vida, entonces seguiría sufriendo. Zaikori lo seguiría lastimando y si esa seguía con vida, los shinigamis no podrían hacer nada.

—Pero…Hito, él…

Probablemente la relación entre Hidari y aquel animal había sido bastante profunda. Cerré los ojos un momento. No había tiempo para entristecerse. Respire profundo y trate de estabilizarme. El aire seguía tenso.

—Sé que no es la mejor manera desde el punto de vista de tus principios, Hidari— La voz de Varin sonaba cruda y culpable. — Pero no tengo el valor para dejar que un animal siga sufriendo en frente de mis ojos por la codicia de un ser sin escrúpulos. No así.

Poco a poco, mis energías regresaron. Poco a poco, empezó a recoger información a mí alrededor. El sonido de la batalla fuera del lugar aumento considerablemente. Sentí los desniveles de poder que variaban constantemente y los gritos en la calle.

Las palabras que esa mujer había dicho tienen un poco de verdad. Hay mucha más gente afuera.

Y después de un rato más, sentí a mi hermano. Lo reconocería en cualquier parte. Su energía es pura e inquebrantable y no hay nada tan espectacular como la manera en la que esta fluye. La forma en la que toma color sin siquiera verla. El solo hecho de intentar sentirla te envuelve entre su elegancia. Tal y como un Kuchiki lo haría… eso siempre me decía él. En contadas ocasiones.

Un par de sollozos y quejidos. El sonido de las palabras cálidas de parte de Siria que se halla hincada al lado de Hidari, quien lloraba al ciervo en el suelo.

Varin hizo un movimiento fuerte y la guadaña se ilumino. La luz del cableado parecía no volver a establecerse y solo me daba deseos de salir corriendo en búsqueda de chigo, pero, la situación no me dejaba.

Mire a mí al redero y por primera vez, pude ver que las cosas realmente fueron demasiado.

Las raíces que esquive fueron más de lo que yo pensaba. Las ramas clavadas de forma brusca contra el granito blanco y junto con ello, varios de los chicos que vinieron con nosotros.

No, en realidad habíamos perdido mucho más.

—No todos tenían suficiente experiencia…no contra un traidor.

Esa será la respuesta que que recibí por parte de Varin.

Hidari temblaba. Le dolomía demasiado.

Me sentí ajena. No conocía muy bien a las chicas, apenas unos meses atrás había conocido la existencia de la SARD y a pesar de que todos eran muy amables (los leales, claro) no eran muy abiertos. Ninguno de ellos revelo mucho de su vida. Sorprendentemente la que más se ha abierto ante nosotros es Siria, quien tendría más razones para odiarnos que otra cosa.

No era la primera vez que presenciaba una muerte y no podía tener ni siquiera una manera de sentirme apenada por el caído. Pero, el ambiente me hacía sentir un poco extraña.

El llanto de Hidari no era muy agravado. Sus lágrimas solo se deslizaban por sus ojos, pero los lamentos disminuían.

La cabeza de Hito colgaba sin vida entre sus manos, resultándole incomodo el mantenerlo del todo. El animal era más grande que ella y los grandes cuernos se enredaban con sus brazos.

—Tenemos que movernos.

Me sentí agradecía por la interrupción de Siria. Su tono era cálido pero concreto.

No teníamos mucho tiempo.

—Podemos salir por aquí. Sera más rápido.

Varin deslizo su mano por una de las enormes raíces que rompían la pared. Los escombros se quebraron aún más y un camino se formó hacia las afueras del campus.

—Ahora que ella está muerta, es probable que ahora puedan utilizar todo su poder. Los shinigamis estaban incapacitados por dentro del complejo, pero, es probable que también los limitara fuera de aquí. Sin un campo de protección que mantenga ese poder sellado, Xcution se pondrá a la defensiva. Un ejército no tardará en llegar aquí.

Yo asentí. Seguimos hacia el pasillo de piedra y rocas que se formaba a cada paso.

Siria parecía sentirse mejor.

Después de que ella se arriesgara fuertemente para formar la barrera de rosas sobre el complejo parecía estar enferma. El tono de su rostro es un poco más vivido ahora y su mirada no esta tan agotada.

—Creo que, no sería tan mala idea si llamáramos refuerzos— Sugerí.

—No te preocupes, eso haremos. Podemos llamar a la señorita Lorien pronto.

—Me refería…A la sociedad de almas. Sé que ustedes están más avanzados que nosotros pero, estoy segura que si traemos a parte del escuadrón cuatro aquí podríamos mejorar la barrera. Además, si tu teoría es correcta, entonces es probable que los que estén atacando en la SS sean retirados hacia acá.

—Está bien.

….

Después de que saliéramos de allí nos encontramos con el capitán Zaraki y con mi hermano. Ambos parecen ligeramente cansados.

Mi hermano permaneció con la mirada seria pero Zaraki estaba más que sonriente. Sobre su hombro, extrañamente para mí, se encontraba Yachiru dormida.

—supongo que alguien está más agotado de lo normal. Es extraño ver a un infante en medio de un ambiente como este- ¡sin ofender!— Hidari se tapó la boca por el riesgo de haber dicho algo erróneo con Zaraki y su mirada amenazante.

—Por lo que veo, a ustedes también les fue bastante agotador. Por cierto, ¿Dónde está Kurosaki? Pensé que ya habría recuperado a su hermana menor.

—Ni siquiera pudimos ejecutar correctamente el plan— No fui capaz de mirarlo a los ojos. No por el miedo de sentir su mirada juzgarme, símpeme por el hecho de que Ichigo podría estar…

— ¿Son tan poderosos?

—No del todo—La mirada de Hidari cambio por completo. Los ojos violetas pasaron de estar medianamente nerviosos a ser cortados por un poco de dolor. Por unos segundos, nada más— Pero, resulto que el enemigo estaba mucho más cerca de lo que esperábamos.

—La máquina está encendida. Haremos una llamada de emergencia a la base. Necesitamos acelerar la llegada de los refuerzos. —Siria respondió. Rebusco en su bolsillo y saco algo parecido a un teléfono. Era un estilo al que los humanos le llamaban "sapito"*1 — tengan. El número de Shiro está en este teléfono. Con el podrán comunicarse con la SS. Sera mejor que también pidan refuerzos y un curandero.

—pero ustedes no estaban más avanzados en esto?

—Lo somos, pero, me temo que la SARD no está en un buen momento para traer los equipos y…—Siria se quedó callada. Parecía pensar en algo. — tenemos algunas dificultades actualmente.

La manera en la que ella parecía estar guardándose algo no nos traía nada bueno.

Karin y los demás-

Toshiro logró reaccionar a tiempo, antes de que Katsu lograse atacar nuevamente.

Después de que revelará el objetivo inicial de su conversación extraña e incómoda, el tipo se volvió irracional.

Se ahogó entre risas antes de ser derribado por un golpe que no venía precisamente de un policía falso. No de su cuerpo.

Pará cuando se dio cuenta estaba fuera de su cuerpo.

No lo pensó dos veces antes de lavar la espada en el suelo y convertir el oso en una pista de patinaje. La mirada de Katsu estaba siendo deformada con distintas expresiones y Toshiro trató de prestar atención en Karin y no en el riesgo que representaba este tipo, quien aparentemente están sufriendo un ataque cardíaco.

Había comenzado a sudar y su cuerpo parecía estar convulsionado. Y entonces simplemente desaprecio.

De preocuparía pero tenía que ayudarla primero.

Se acercó al cuerpo de Karin y la miró preocupado.

La energía parecía corromper su cuerpo mientras las ondas eléctricas chocaban incontenibles contra el extraño aparato que la mantenía aprisionada. Sus ojos se habían convertido en dos bombillas y lágrimas de dolor caían por su cara.

Si bien él no era un genio y mucho menos comprendía la mecánica, seguía siendo un genio. Su análisis siempre era crítico. Eso le facilita a las cosas.

Pero aquí no tuvo que ser demasiado crítico para notar que Karin realmente estaba siendo electrocutada. La cantidad de energía que su cuerpo recibía iba más allá de su capacidad.

Muy seguramente esto era debido a que no era precisamente ella quien maneja a la electricidad y que de hecho estaba atravesándola.

La mejor manera de sacarla de allí, sería reteniendo el flujo de su energía espiritual. Solo así lograría cortar la corriente y tomarla. Si acercaba su mano, no sería más que carne frita.

Miró a su alrededor. Nada. Solo el ruido de la electricidad y algunos gritos de afuera.

La energía continuaba titilando contra las paredes.

Se paró con fuerza, antes de tomar la espada del suelo. Agachó un poco el cuerpo y blandió la espada con fuerza para clavarla en la base de la máquina. Si atacaba directamente en los circuitos del filtro quizá tendría mejores resultados.

Elevó el flujo de retaso sobre la cuchilla y se lanzó.

Pero no contaba con salir disparado.

Los quejidos de Karin se hicieron más fuertes. La plataforma se descolgó y cayó un poco. Ahora los brazos de ella se lastimaban con las muñecas metálicas.

—¡ mierda!

Un par de golpes se oyeron desde las esclareas por el pasillo.

Ichigo. Lo había olvidado.

Después de que decidieran entrar por las tuberías de ventilación se toparon por un grupo que trasladaba gente. Los verdaderos guardias estaban siendo encerrados...

Entró con fuerza en el cuarto. Con la espada en mano y varios golpes en su cara, además de una mancha de sangre en su hombro que parecía crecer. Estaba herido.

Después de todo lo sucedido.

—¿qué sucedió?

Su mirada varió en la habitación y un rostro innegablemente preocupado (y con señales de un ataque de ira) le hicieron detenerlo.

—kurosaki, cálmate.

—no me digas que-

Empujó a Ichigo contra la pared de vidrio con fuerza.

—escúchame bien, kurosaki. Necesito tu ayuda —el aire salía quebradizo de su garganta —Karin está atrapada en medio de un aparato del que no tengo una puta idea de cómo funciona. Quiero salvarla. No puedo solo, necesito tu ayuda.

Ichigo parecía preocupado. Estaba sudando y la sangre en sus venas parecía querer salir por las marcas que poseía en su frente.

Asintió, lentamente.

Casi se enloquece. Pero parecía que las cosas que últimamente habían pasado por su vida le daban una señal.

Tenía que salvarla de la manera correcta.

—Muy bien, Toshiro, ¿Cuál es el plan?

—antes de empezar, necesito que seas sincero. ¿Qué tal eres en kido?

Paso un tiempo mientras se explicaba cómo manejar su energía. Trato de ser paciente. Si fuera por él le habría explicado una y mil veces hasta perfeccionarlo.

Pero no había ni un segundo más.

Decidieron hacer un conteo.

—concéntrate, kurosaki! — ambos cruzaron miradas se pararon con fuerza.

— ¡Uno!—Un paso adelante.

— ¡dos! — levantar los brazos. Otro respiro.

— ¡tres!—

Clavaron la espada y el estruendo los envió contra el ventanal, quebrando el vidrio.

La máquina quedó destruida.

Las espadas en contra de la corriente temblaban. Pequeños rayos chocaban contra la espada pero no continuaban el paso.

— ¡Karin!— Toshiro se paró a su lado. Con un golpe rompió lo poco que la mantenía atrapada.

La chica cayo inconsciente contra sus brazos. El sudor perlaba su piel.

La recostó contra sus piernas acomodándose en el suelo.

Las respiraciones de ella eran agitadas. Pero no abría los ojos.

Su cuerpo aún daba pequeños choques eléctricos haciéndola saltar.

Golpeó su rostro con delicadeza.

—Karin, por favor respóndeme.

Y estaba consciente. Ella párpado lentamente pero no parecía realmente querer levantarse.

—de... Detenlo...

— ¿qué?

—ya tiene suficiente energía. Cuando desvanecieron el sello sus energías también se salieron del control. Ahora mismo está en algún lado tratando de rehabilitarse. Hay más demonio que humano en ese cuerpo.

— Karin, tienes que recuperarte.

Ichigo se mantuvo a su lado. Pero no interrumpió. Se le notaba que estaba incómodo.

Toshiro le agradeció mentalmente. Estaba más que claro que sentía algo por ella. Él mismo lo estaba viviendo. No sabía que sentía por ella. Jamás creyó en el amor a primera vista o enamoramientos temporales. No tenía una idea clara de lo que representaba el amor... Aun así, no negaba que algo más fuerte lo ataba a ella.

Karin se movió lentamente contra él.

Su rostro pasaba de un lado a otro tratando de calamar la electricidad en su cuerpo.

Mientras tanto, Toshiro pasaba su mano con delicadeza sobre su cabello enredado. Las respiraciones se volvieron más calmadas.

Toshiro lo noto de inmediato. Necesitaba ayuda.

La alzo con cuidado y con una mirada vasto para que Ichigo se apartará y lo ayudara a acomodarla.

Un problema más surgió. Necesitaban tomar el collar y las kanatas.

La corriente estaba siendo retenida por las espadas, así que tomar la cadena sería sencillo. El problema era liberar las espadas sin electrocutarse.

—Ichigo. Toma la cadena... Si el cojo yo se relacionará con Karin y ambos terminaremos en la red eléctrica.

— ¿qué haremos con las espadas?

—yo los ayudaré. Pero antes necesitaré una explicación.

Toshiro quedó con los labios abiertos. Ichigo se vio como un niño asustadizo y ambos se sintieron temerosos al ver al hombre en la puerta.

–capitán...

–cabra...

Isshin estaba serio, pero algo en su mirada no le daba buena espina a ninguno de ellos dos.

Karin pareció darse cuenta de eso, y trató de levantarse.

Toshiro lo noto y no le permitió bajarse. Acurrucándola más en sus brazos, tratando de darle más calor a su cuerpo que se estaba poniendo frío.

Sus mejillas estaban sonrojada y al parecer tenía fiebre. Con una mano sobre su frente, Toshiro trataba de darle un poco de ayuda y disminuir la temperatura.

La tensión en el cuarto estaba extrañamente quieta. Se sentía pero no parecía aumentar y mucho menos disminuir.

La mirada avellana se mantenía inerte sobre la del peli negra. Las respiraciones y los jadeos que iban y venían acompañaban el silencio sepulcral que se desarrollaba en el momento.

Si no hubiera sido por esos leves sonidos, podrían permanecer así por siglos.

Ichigo parpadeo un par de veces. No dejaba de observar a su hermana como si temiera que algo le pasara aun estando en brazos de Toshiro.

No estaba mal. Estaba tranquilo que era un avance. Toshiro no lo admitirá. Pero en verdad le sorprendía la manera en la que Ichigo se están reteniendo.

La forma en la que estaba parado y en la que soltaba y tensionaba los hombros demostraban que quería buscar a Katsu y descuartizarlo en trozos pequeños para luego freírlos y luego servírselos al mismo diablo.

Todo a su alrededor estaba en completa quietud y las cosas no parecían fluir. Claro, hasta que Isshin comenzó a pelear con Ichigo de manera estúpida. Como si no estuvieran en un momento como este.

En verdad ¿estos dos podían tomarse algo en serio?

Directamente Toshiro estaría dispuesto a golpearlos a los dos. En estos momentos no se sentirá para nada culpable de faltare el respeto a su superior.

A veces, se preguntaba como obtuvo el puesto de capitán.

— ¿Se puede saber qué clase de mal padre he sido para que fueras tan irresponsable de meter a tu hermana en esta mierda? Pensé que eras más precavido. Tú que tanto te quejabas de que yo era responsable.

— ¿yo? Por supuesto que me quejo, además, de los dos aquí creo que ambos somos igual de idiotas. Y para que lo sepas, yo no la arrastres a esto. Ella ya estaba más que enterrada entre esta mierda

— ¿en serio crees que te creo eso? Tú y yo sabemos cómo es ella. Parecía no querer nada que ver con nosotros como shinigamis. No me vengas con esas escusas. Pensé que serias al menos lo suficientemente directo para admitir que era tu culpa.

La disputa parecía no querer parar. Sin embargo. Isshin era inteligente y tan pronto como inicio la discusión está terminó.

Isshin estuvo a punto de golpear a Ichigo en la cara luego de tomarlo del cuello de su kimono, pero se contuvo.

Lo soltó con enojo y su mirada se tornó triste.

—Ahora tu hermana está herida... Y ni siquiera pude hacer nada para evitarlo.

Isshin se veía culpable.

— ¿y Yuzu?

—en una pijama da con sus compañeras de la universidad. La deje con un amuleto protector pero, no quiero quedarme aquí demasiado tiempo. Ahora cuéntame la verdad. Que fue lo que pasó.

–ya te lo dije. Ella ya estaba metida en esto –Ichigo levantó la mano, con la mirada gacha pero decidida mantuvo a su padre callado antes de que siguiera dijera alguna objeción. – Karin... Ella. Papá, creo que será mejor que te Sientes.

-ooo-

Lo se, tarde demasiado. Espero les haya gustado y no prometo apurarme con el siguiente. La u no me da oportunidad. por favor, dejen sus opiniones.

L s amo.

*1: al menos en Colombia, el celular "sapito" es el celular de tapa que tenía la pantalla en un lado y el teclado en el otro. Ya saben, el de abrir y cerrar.