Ambiciones
Harry nunca entendió qué de maravilloso tenía subirse a una escoba y estar constantemente en riesgo de caer a una muerte dolorosa.
Su primera clase de vuelo había caído en un día soleado y con fuertes vientos. Y lo único más peligroso que volar por primera vez en esas condiciones, era volar mientras peleabas con otro alumno.
Por supuesto, esa opinión no era muy popular entre los demás. La única persona a parte de él que parecía tener un poco de sentido común era una niña nacida de muggles.
- ¡La señora Hooch nos prohibió volar!- gritó la niña- ¡Nos van a quitar puntos!
Pero Gerald y Draco ya estaban a seis metros de altura, amenazándose el uno al otro por culpa de una simple recordadora.
- Dame eso antes de que te la quite por la fuerza Malfoy
- Inténtalo si te atreves
- No lo hagas más difícil. Créeme, no quieres que te humille frente a toda tu Casa
Gerald estaba completamente inmóvil en el aire, sus dos manos se aferraban al palo de su escoba con firmeza, su postura inclinada ligeramente hacia adelante como un animal acechando a su presa. Era evidente que poseía una técnica mucho mejor que Malfoy, y este también lo notó.
Harry negó con la cabeza. No entendía cómo un niño tan falto de sutileza como Draco pudo ser puesto en la Casa Slytherin. Por suerte todo terminaría en breve, a lo lejos notó que McGonagall acababa de salir del castillo y se acercaba a paso rápido.
- Si la quieres, ¡entonces atrápala!- gritó Draco un segundo antes de lanzar la recordadora hacia abajo con todas sus fuerzas
Gerald se zambulló. A solo un metro del suelo había atrapado la bola en medio de una pirueta claramente innecesaria, pero muy bonita, eso sí.
Draco por su parte, sin perder tiempo en ver qué hacía Gerald, regresó a su lugar entre los demás Slytherin. Sonreía de oreja a oreja, Crabbe y Goyle le palmeaban la espalda riendo. Harry se dio cuenta de que no era el único en haber descubierto a McGonagall.
- ¡Gerald Potter!- llamó la profesora- ¿En qué estabas pensando? ¡Te has podido romper el cuello!
Harry vio con fascinación la escena. Era la primera vez que veía que alguien resondraba a su hermano. Fue aún mejor cuando, a pesar de los intentos de otros Gryffindor por defenderlo, Gerald fue llevado por la profesora casi a rastras.
Entonces Draco se acercó a él y le dio un golpe en el hombro.
- Así es como logras expulsar a un estudiante. Espero que hayas tomado nota
Harry rio en su interior, solo dejando entrever una media sonrisa. Gerald no sería expulsado, tenía demasiada cercanía con el director. Pero ya era algo. Por lo menos sabía que Draco no era el niñato impulsivo que había creído.
Su "buena" impresión de Malfoy mejoró un poco más en la noche.
Cuando se corrió la voz de que Gerald no solo no había sido expulsado, sino que también fue elegido como buscador para el equipo de quidditch, Draco se había acercado a él en frente de todo su grupo de amigos y lo había retado a un duelo.
Gerald aceptó, no podía ser de otra forma frente a sus admiradores.
- ¿Y entonces realmente no iras?- preguntó Harry
- Soy un Slytherin. Somos astutos, atacamos desde las sombras y por los flancos. Solo un estúpido aceptaría un duelo a media noche
- ¿Y entonces qué intentas lograr con esto?
- Tu hermano ha estado alardeando demasiado. Se cree mejor que los demás solo por saber unos cuantos hechizos más. Le demostraré que no todos en esta escuela están dispuestos a adorarlo solo por su fama
Harry rio. Desde siempre Gerald había sido apreciado por todos, tanto adultos como jóvenes. Era la primera vez que tenía un enemigo
Sin embargo, a la mañana siguiente Gerald no lucía como alguien que fue atrapado por Filch en la sala de trofeos. Se veía feliz, haciendo gala de su Nimbus 200 durante el desayuno.
Por supuesto, todo eso cambio cuando vio a Draco entrar en el comedor.
- Eres un cobarde Malfoy- dijo Gerald- No te presentaste al duelo
- Jajaja- rio Draco- Solo un Gryffindor acusa a otros por no tener valentía. Si tú me acusas de cobarde, yo te acuso a ti de imbécil. Pero para que veas que no te tengo miedo, si lo deseas podemos enfrentarnos ahora mismo. Vamos al patio
Harry sonrió desde su asiento. Las clases estaban a punto de comenzar. Encantamientos para Gryffindor, pero hora libre para Slytherin. Si Gerald caía en la misma trampa por tercera vez, entonces sí sería francamente estúpido.
Gerald no fue estúpido.
- No. Vamos a arreglarlo aquí mismo
Harry se alarmó y volteó a ver la mesa de profesores. Vacía. Todos debían estar preparando sus clases.
Crabbe y Goyle se pusieron detrás de Draco. Listos para abalanzarse a la lucha. Pero a pesar de lo enormes que eran para ser niños de once años, detrás de Gerald se encontraba Ron Weasley, Seamus Finnigan y Dean Thomas. Tres contra cuatro.
- ¿Quién será tu segundo?- preguntó Draco, dándose cuenta de su desventaja- ¿Quién de ellos es el menos inútil?
Gerald sabía que estaba prohibido luchar en el comedor. Pero también sabía que era mucho más beneficioso para él, sus estudios y su imagen cortar de raíz la antipatía de Draco. Debía sembrar suficiente miedo en Malfoy como para que no volviera a pasarle por la cabeza la idea de enfrentarse nuevamente a él.
Aun así era necesario guardar las apariencias de caballerosidad. Volteó para escoger entre sus amigos. Ninguno destacaba en magia, tendría que escoger a un sangre pura capaz de escapar del castigo, ese sería…
Pero Draco no le dio tiempo, aprovechó que Gerald le dio la espalda para sacar su varita e intentar acabar todo de un solo golpe.
Considerando la prisa, era un buen plan. Cuando este incidente circulara por la escuela se daría mucha más relevancia al resultado que al método.
Pero desde el momento en que la varita de Draco salió de su funda, Harry supo que había perdido.
En números Draco, Crabbe y Goyle tenían una desventaja de un hombre. Pero en un duelo uno contra uno, la experiencia de su hermano era superior en cuarenta veces.
Para cuando Draco terminaba de pronunciar la última silaba de su hechizo en latín, Gerald había sacado su varita, apuntado y lanzado un maleficio desconocido todo en un solo movimiento.
Draco fue arrojado hacia atrás con fuerza.
Al mismo tiempo Crabbe y Goyle entraron a la pelea. No sacaron sus varitas, sabían tanto de hechizos como de cirugía cerebral. Sus puños eran sus mejores armas.
Frente a ese cambio de juego Gerald no pudo mantener la ventaja. Fue solo un niño de once años común y corriente en una pelea a golpes.
El comedor enloqueció. Los gemelos Weasley parecían estar apostando por el bando ganador, las chicas estaban escandalizadas gritándose entre ellas y la única profesora a la vista, una mujer greñuda que enseñaba adivinación, los intentaba regañar a susurros desde veinte metros de distancia.
Todos, obviamente, fueron castigados.
Harry entró a la enfermería luego de sus clases. Una carcajada se escapó de su boca cuando vio a Draco acostado en una de las camas con el rostro color celeste.
- Te alegrará saber- dijo Harry jalando una silla- que Gerald fue castigado con 10 puntos menos y enviado a limpiar los baños de hombres junto a sus amigos
Se sentó a su lado y siguió hablando:
- Debido a que las reglas prohíben la magia en los pasillos, pero no los puñetazos, Crabbe y Goyle escaparon con solo 5 puntos menos cada uno
Draco lo miró con ojos llenos de fuego.
- ¿Viniste a burlarte Potter?
- Y a traerte algo del comedor para que te quites el mal sabor de las pociones. Pero si no quieres, me voy
Draco aceptó los dos diminutos postres y empezó a comerlos. Se tomó su tiempo en cada uno, queriendo prolongar el sabor en su boca o quizá meditando en su patética pérdida.
- Potter, ¿somos amigos?
- Diría que más bien conocidos
"Simples conocidos", pensó Harry. Había mantenido su distancia de él, en especial en público. Se sentiría muy mal consigo mismo si alguna vez cayera al mismo nivel que Crabbe y Goyle.
- Necesito que hagas algo por mí
Se hizo el silencio. Por medio minuto simplemente se vigilaron el uno al otro.
Un mes no es demasiado tiempo, pero en las mazmorras era suficiente para aprender el valor de la desconfianza y la prudencia.
- ¿Algo contra las reglas?
- Quizá
Harry lo abordó de forma racional. Algo contra las reglas, algo que Draco no necesitaba antes, pero sí ahora, justo después de ser humillado por su hermano. Todo esto tenía muy mala pinta.
- Me niego. Soy solo un conocido Malfoy, no un seguidor. Pídeselo a Crabbe o Goyle
- Puedo darte algo a cambio. Dinero
- No me falta dinero
- Entonces te puedo pagar con otro favor
Draco parecía ansioso, desesperado en realidad. A Harry le recordó un poco a sí mismo la noche de su clasificación. Tuvo curiosidad.
- Primero quiero que me expliques qué quieres… y, por supuesto, saber qué piensas hacer con eso
- He visto que usas unas hojas que copian el contenido de los libros. Los usas para los informes de Flitwick. Necesito que me vendas esas hojas
Harry abrió los ojos con sorpresa. Apenas había utilizado esas hojas tres veces, y nunca en la sala común. No sabía cómo demonios Draco se había enterado de eso.
- ¿Para qué?
- Para lo mismo que tú. Apresurar las tareas y tener más tiempo libre
- Entonces con gusto de las prestaré… siempre y cuando pueda ver los libros que copias
Harry esperó en silencio. Otro de los valores que se aprendían en las mazmorras, la paciencia. Bueno, algo que aprendían los Slytherin que no eran idiotas.
- Bien Potter. Tú ganas- Draco se incorporó en su cama hasta quedar sentado- Sabes que soy el heredero de la Casa Malfoy. Pero supongo que no sabes lo que eso significa
- ¿Muchas mujeres y riqueza?- tanteó recordando las conversaciones de Lupin con su padre
Por lo menos sirvió para aligerar un poco el ambiente. Ambos niños rieron.
- Representa el control del Mundo Mágico. Puede que no me creas, pero mi padre controla todo lo que ocurre en el gobierno. Qué leyes se consideran, cuales se censuran, cuales se aceptan, cuales se…
- Me parece que estas alucinando
Pero Draco no hizo caso a lo que dijo y continuó hablando:
- Solo existe una espina en el costado de mi padre. Alguien que tiene la misma influencia que él, y la usa para oponérsele: Dumbledore
Harry sabía de la actitud de las personas cuando se pronunciaba el nombre de "el que no debe ser nombrado". Lo que no sabía es que alguien pudiera decir el nombre de Dumbledore con el mismo recelo.
- Continua
- Dumbledore es viejo. No resistirá muchas décadas más, ciertamente veré el día de su muerte. Pero eso no me tranquiliza- Draco paró unos segundos y tomó el agua que madame Pomfrey colocaba al lado de las camas- Si Dumbledore es la espina de mi padre, entonces tu hermano será mi espina. A menos que haga algo para evitarlo
"Vale, esto se está poniendo demasiado oscuro", pensó Harry.
- ¿Quieres…?
- No seas estúpido. No voy a matarlo. Solo deseo tener suficiente poder como para enfrentarme a él y no quedarme atrás, tu hermano no es tan pacifista como el viejo y prefiere los hechizos a las palabras
- ¿Y lo lograrás con unas cuantas hojas de carbón?
- ¿Así se llaman? No importa. Conozco alumnos de sexto y séptimo que pueden sacar libros de la sección prohibida. Sé que hay algunos libros que contienen hechizos que pueden ser utilizados incluso por los de primer año, pero no se enseñan porque creen es demasiado peligroso. Mis contactos no se arriesgarán a prestarme esos libros por más de un día. Para eso necesito las hojas
Harry miró a sus alrededores de la enfermería. Sería terrible si alguien estuviera escuchando a escondidas.
- ¿Así que te vuelves un poderoso mago oscuro? No veo que obtendría yo de todo eso
- Mucha riqueza… y mujeres, si eso es lo que quieres- dijo Draco, pero esta vez no hubo risas- Puede que no lo sepas, pero aparte de la herencia de la Casa Potter, tu familia también tiene sobre sí la herencia de la Casa Black, y eso…
- ¡Por supuesto que lo sé!- justo después de decir eso, Harry se mordió la lengua. Había perdido el control por un momento- También sé que mi padre nunca recomendaría un Slytherin
Draco sonrió, adivinando algo.
- Existen formas de conseguir esa herencia sin la recomendación de tu padre. En un duelo contra tu hermano luego de cumplir dieciséis, por ejemplo
- ¿En serio crees que puedo vencer a Gerald?- dijo Harry mientras señalaba lo que Gerald le hizo a la cara de Draco
- ¿Eres un Slytherin o no? No necesitas ganar contra él. Solo darle una pelea decente. Lo suficiente como para que otras familias nobles puedan alegar que es injusto que dos casas se fusionen en una. Después puedes revelar (inventar) uno que otro rumor sobre tu hermano y volver a la opinión pública en su contra durante un tiempo. Tendrás el mismo acceso que yo a los libros que pueda obtener y…
Harry suspiró. Él y Draco no eran muy diferentes en cuando a la capacidad de hacer planes, él mismo había considerado seriamente ir por el camino oscuro. Sin embargo, mientras él había descartado esa idea y otras parecidas durante un mes, Draco apenas llevaba maquinando un par de horas desde que despertó.
- Sin ofender Draco, pero dudo que puedas convencer al público de que yo merezco la herencia Black luego de que utilice magia oscura en un duelo contra mi hermano. Ya es tarde, me voy a dormir
Draco no tenía más argumentos. Y si se le ocurrieran, no quería escucharlos. Harry se levantó y caminó de forma calmada a la salida.
Marchó lentamente por los pasillos de vuelta a la Sala Común de Slytherin, pero como siempre hacía cuando quería estar solo con sus pensamientos, tomó un camino diferente.
Poco a poco dejó atrás los pasillos más concurridos, adentrándose en aquellos cuyas paredes estaban cubiertas de pinturas de bodegones en vez de retratos de magos famosos.
Luego dejaron de haber ventanas. Se encontraba por debajo del nivel del suelo. E inconscientemente sus dedos recorrieron las paredes, rozando la superficie de piedra por debajo de las lámparas empotradas o las armaduras oxidadas.
- Aquí hay otra- dijo para sí mismo
Sus dedos se habían topado con una pequeña figura en bajo relieve de una serpiente.
- Lengua de serpiente- susurró la primera contraseña de su Sala Común, luego intentó con otras, pero ninguna puerta apareció
Harry agitó la cabeza. Cada vez que se encontraba con una de estas figuras, sentía el fuerte impulso de decir esa contraseña.
Suspiró y siguió su camino.
Podía entender los deseos de Draco de no ser inferior a su futuro enemigo. Él mismo sentía algo parecido. Sin embargo, no estaba lo suficientemente loco como para pararse frente a frente a Gerald con una varita en la mano. Ni ahora, ni mucho menos en cinco años cuando hubieran aprendido magia realmente peligrosa.
Además, todavía no renunciaba a volver a ganarse el favor de su padre.
Solo necesitaba un acto heroico. Algo que tuviera escrito por todas partes "Valor y Caballerosidad". Entonces podría ser considerado por su padre como un medio Gryffindor.
Solo debía esperar.
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