Anzuelo
Las conversaciones susurradas en voz baja por los profesores denotaban paradójicamente tanto buen humor como competitividad.
- Muy bien- dijo Dumbledore, reclinándose en su silla de director- en unos momentos traerán algo de comer, pero creo que podemos ir iniciando con la reunión
Esta reunión entre los jefes de cada Casa se debió dar hace más de un mes, pero tuvo que ser pospuesta múltiples veces. Dejando de lado sus responsabilidades como Jefe Supremo de la Confederación Internacional de Magos y como Jefe de Magos del Wizengamot, había tenido muchos otros problemas.
Primero fueron los duendes. Esos pequeños seres habían provocaron multitud de "accidentes" en su cuenta bancaria con el fin de atraerlo en persona a Gringotts. Se sentían muy incómodos con el hecho de que hubieran invadido sus bóvedas, y no dudaron un segundo en interrogarlo a fondo buscando pistas.
Cualquier intento por guardar silencio y darles largas era respondido con una nueva citación al cabo de tres días. Una batalla de persistencia imposible de ganar contra la burocracia. Así que al final tuvo que rendirse y revelarles algunos detalles.
Bueno, tuvo que admitirlo. En parte había sido su culpa. Quizá fue demasiado sospechoso mandar a Hagrid a vaciar la bóveda el mismo día del robo.
Luego el incidente del Troll en los baños lo había mantenido ocupado. Tuvo que cobrar muchos favores, y hacer otros tantos, para que sus amigos en el Ministerio obstaculizaran la noticia de llegar a los periódicos.
- ¿Cómo van los estudiantes nuevos? ¿Algo remarcable?
- Supongo que estás preguntando por tu favorito- dijo Snape- es un desastre en pociones. No entiende la delicadeza con la que tratar los ingredientes y tiende a improvisar constantemente. Lo peor es que alienta a otros estudiantes a hacer lo mismo a pesar de mis advertencias
- Ya veo, ya veo. Lo tendré en cuenta
Dumbledore asintió calmadamente, con la mirada en profunda concentración. Sin embargo, todos los profesores sabían que hubiera reaccionado de la misma forma si Snape hubiera intentado venderle un seguro de vida.
- Gerald no ha tenido un desempeño sobresaliente en mi curso- dijo la maestra Sprout- pero es bastante trabajador. Es otro estudiante el que ha llamado mi atención, el joven señor Longbottom tiene un gran instinto para la manipulación y cuidado de plantas. Solo debe superar su timidez
El profesor Flitwick levantó una mano para llamar la atención sobre él, pero se quedó callado por largo rato antes de empezar a hablar.
- Tengo una estudiante de la que sospecho nació con una mutación
- ¿Está enferma?- preguntó Dumbledore
- No. No. No es nada perjudicial. Sin embargo, sospecho que puede tener cierta facilidad hacia las habilidades mentales. Valdría la pena proceder con cuidado
Todos los profesores revisaron en su memoria, pero no pudieron deducir quien era.
Cada cinco o seis años aparecía alguien así, cuyo talento no provenía de un gusto por la materia de estudio, sino que era producto de una característica diferente en sus cuerpos. Generalmente sucedía en sangres pura, donde la endogamia podía generar una cosa buena entre tantos defectos
- Llamaré a unos expertos para verificar la situación. Como siempre, hasta entonces la identidad de la estudiante solo será conocida por nosotros dos, profesor Flitwick- dijo el director
Una vez dejado de lado ese tema, la sonrisa volvió al rostro del pequeño maestro.
- En cuanto a mis clases, debo decir que, como siempre, todos los de mi Casa realizan un buen trabajo. Gerald destaca mucho, pero a pesar de sus intentos de disimular, es obvio que ha usado una varita desde mucho antes de venir a Hogwarts. Ya veremos cómo se desempeña cuando abarquemos temas que no conoce
- Desconozco cómo se comporta en otras materias- comentó McGonagall- pero Gerald es muy bueno en transfiguraciones. No había tenido tan buen alumno desde Cedric, y me llena de felicidad ver que no es el único. Hay una niña que también es muy buena…- pero cerca del final su voz dudó un poco
- ¿Ocurre algo?- preguntó Dumbledore
- Me preocupa que la niña, Hermione Granger, últimamente haya dejado de participar en clase
Snape bufó de disgusto. Él sabía por qué. A diferencia de los otros jefes de Casa, él por lo menos vigilaba a los mocosos a detalle, y no solo se fijaba en sus virtudes.
Era molesto ver a la repelente niña sentarse orgullosa en el rincón de la biblioteca destinado a los Slytherin, siendo tolerada solo por su cercanía al otro niño Potter. Si no fuera porque tenía que vigilar a Quirrell, se habría tomado el tiempo de interrumpir esa relación.
Snape miro a McGonagall. Tal vez no fuera necesario que lo hiciera él mismo.
- Si te refieres a la niña de cabello desgreñado, se ha ganado un lugar como subordinada de Harry Potter
McGonagall reaccionó como lo supuso Snape.
- ¿Se ha unido a una camarilla?- preguntó indignada- ¿A una camarilla Slytherin?
- No veo el problema, son solo niños- trató de mediar Flitwick
- Ahora quizá no, pero no es conveniente que una chiquilla se acostumbre a obedecer las órdenes de un muchacho. En especial cuando lleguen a la adolescencia…
McGonagall dijo un par de cosas más. Todas eran bastante razonables y ciertamente posibles. Pero Snape dejó de escucharla en ese momento. Sintió un tic en uno de ojos, algo en esas palabras le recordó al rechazo que sufrió su amistad con Lily Evans hace tantos años.
- Creo que son precisamente los estudiantes de tu Casa los que son atrapados en más situaciones íntimas, y por mucho
McGonagall no podía creer lo que dijo su colega. Era la primera vez que lo veía defender a un estudiante
- ¿Qué es lo que intentas insinuar?- preguntó extrañada- ¿Vas a permitir esto?
- Digo que yo los vigilaré. No es necesario que te involucres- dijo Snape con tono decisivo
Sin embargo, en su interior no podía importarle menos. Tenía cosas mucho más importantes de las que ocuparse que en andar detrás de dos escuincles.
- Vaya, miren que hora es. Creo que es mejor que continuemos la reunión en otro momento. Pronto empezará el primer partido de quidditch- dijo Dumbledore mientras se ponía de pie e intentaba evitar que la discusión entre los dos profesores escalara a más
- ¿Asistirá director?- preguntó Pomona Sprout mientras el resto de los jefes de Casa se preparaba para partir
- Me encantaría, pero debo de ocuparme de encantar el espejo de Oesed. Por fin resolví cómo implementar el mecanismo de ocultación
Harry y Hermione estaban viendo el partido de quidditch desde una de las tribunas más alejadas. La pobre visión comparada a la de los asientos más cercanos era compensada por la amalgama de asistentes de todas las Casas. Este era uno de los pocos lugares donde nadie los notaría.
- ¿En qué momento iremos?- preguntó Hermione
- En cuanto todos los profesores estén en sus asientos- respondió mientras veía a los jefes de Casa buscar sus lugares
Harry no podía explicarlo, pero conforme avanzaban los días se sentía cada vez más ansioso por ingresar a la siguiente sección de la Cámara. A veces simplemente faltaba a clases y se quedaba por horas frente a la pequeña puerta ensayando numerosas contraseñas sin éxito.
- ¿Qué crees que haya ahí dentro? ¿Oro?
- No. El oro se guarda en los bancos- respondió Harry- La leyenda cuenta que Salazar escondió un mounstro destinado a aterrorizar al colegio. Pero ninguna criatura mágica puede vivir por tanto tiempo, lo más probable es que sea una biblioteca con sus mejores hechizos… eso es lo que nos sería más útil
La multitud aplaudió una excelente finta de parte de uno de los cazadores y su posterior anotación. Ambos se taparon los oídos hasta que todos volvieron a callarse.
- ¿Realmente es tanta la diferencia entre heredar o no la señoría de una Casa?- preguntó Hermione, curiosa
- Hay una gran diferencia. El mundo mágico es poderoso, pero pequeño. Debido a la poca población, las fortunas no pueden crecer ilimitadamente como en el mundo muggle. Por eso es muy perjudicial dividir la herencia entre todos los hijos
- ¿Pero cuál es la diferencia en el estilo de vida?
- El heredero se dedican a nombrar empleados que administren sus negocios mientras ellos disfrutan de la vida en grandes mansiones. Por el contrario, los segundos hijos tienen que trabajar para vivir
"¿Y eso es malo?" pensó Hermione. Pero, antes que pudiera decir algo, el público detrás de ellos empezó a señalar al aire mientras protestaban.
Tanto Harry y Hermione, que hasta entonces solo prestaban atención a la tribuna de los profesores, tardaron un rato en divisar a más de cuarenta metros de altura una escoba sacudiéndose de forma errática.
Fue como ver una película de la que ya se sabía el final.
En poco menos de medio minuto el jugador perdió el agarre y cayó como un saco de papas.
Los gemelos Weasley lo atraparon a medio descenso, o al menos lo intentaron. Pronto una masa constituida de tres jugadores y dos escobas colisionaron contra el césped de una forma nada agradable, pero de la que sobrevivirían.
Muchos espectadores bajaron en tropel, incluidos los profesores. El lugar se volvió un caos, con la mitad de la gente preocupada por los heridos y la otra mitad discutiendo si una victoria era válida si atrapabas la snitch en la caída.
- Vamos- dijo Harry- Es nuestra oportunidad de ir a la Cámara
Mientras se escabullían por los pasillos del castillo, un simple encantamiento de cambio de color los camufló como Ravenclaw y luego como Hufflepuff, permitiéndoles esquivar a los prefectos de sus Casas y tomar caminos no permitidos. A pesar de que no podían imitar el diferente diseño de las túnicas, era imposible captar los detalles a más de tres metros de distancia y pudieron llegar al acceso más recóndito de todos: Un callejón sin salida cubierto de tanto polvo que era evidente que ni Filch se molestaba en limpiar.
Por fin luego de días, y de la ayuda involuntaria de Draco, abrirían la última puerta. Ambos se sonrieron nerviosos, pero emocionados.
- ¿Quieres intentarlo?
Hermione asintió y se acercó a la pequeña serpiente tallada. Empezó con un resoplido torpe y vibrante, pero pronto se convirtió en un silbido agudo. Demoró casi tres minutos hasta que por fin encontró el tono adecuado para que se abriera un agujero circular en la pared.
- ¿Cómo lo hice?
- Bastante bien, pero en vez de "abierto" dijiste "invierto" varias veces
Mientras avanzaban por la Cámara, Harry no pudo evitar pensar una vez más en lo ilógico que era este lugar.
Los toboganes funcionaban exclusivamente como entradas; y las estatuas de serpientes, exclusivamente como salidas. Hasta ahí no había nada extraño, solo un peculiar sistema de seguridad.
Pero cuando intentaron "triangular" (una palabra utilizada por Hermione) la ubicación de la Cámara basándose en el tiempo que demoraba deslizarse o en subir por las serpientes, los cálculos indicaban un punto flotando siete metros por encima de la superficie del lago.
Además, cualquier intento de subir por los toboganes usando escobas solo servía para perder horas y horas explorando callejones sin salida.
En teoría, este lugar no debería existir.
- Lo encontré apenas anoche- Hermione interrumpió sus pensamientos mientras sacaba de su bolsa un libro- Su biografía es extensa, pero creo que descubrí lo que debería haber usado como contraseña
Harry se asomó sobre su hombro y observó una desgastada imagen pintada a mano del rostro de Salazar Slytherin con una frase en la parte de abajo que decía "Háblame, Slytherin, el más grande de los Cuatro de Hogwarts".
- ¿Estas segura?
- No lo sabremos hasta que lo intentes. Pero usó la misma contraseña en una de sus casas
¿Funcionaría? Quién sabe. Pero si iba a intentarlo se alegraba de tener a alguien completamente leal a su lado.
Se paró firme frente al gigantesco rostro y habló en lengua parsel.
- Háblame, Slytherin, el más grande de los Cuatro de Hogwarts
La boca de la estatua se abrió revelando una cavidad oscura.
- Me alegro mucho de tenerte conmigo- dijo sinceramente a Hermione, pero sin voltear a verla- Te necesitaré por si algo sale mal
Como guiado por los hilos de un titiritero, Harry se sumergió en la negrura.
El aire de la habitación era húmedo y caliente, dificultando respirar. El suelo tenía el diseño de un caparazón de caracol y del techo caían gotas de agua tibia, sin embargo, lo único que era digno de mención fue un tenue brillo filtrándose a través del marco de una nueva puerta.
Sin ningún punto de referencia era imposible discernir las distancias, así que se vio forzado a proseguir.
Conforme avanzaba empezó a sentir un ansia creciente por continuar, como si "algo" lo llamara cada vez más fuerte, hasta que empezó a tener la seguridad de que lo que sea que estuviera esperándolo ahí, sería mucho más valioso que la Señoría Black.
Y entonces el anhelo empezó a decrecer. Ahora ese "algo" lo llamaba en la dirección opuesta.
Se dio vuelta y sus ojos, ya acostumbrados a la oscuridad, divisaron la silueta de un delgado poste de un metro de altura que servía de soporte para una esfera traslucida que silbaba tenuemente en parsel.
- Ven. Acércate. Cerca de mí obtendrás todo lo que desees…
Lo tocó con la punta de los dedos, fue algo automático. Y de pronto su mente volvió a estar centrada. La esfera seguía silbando, pero ya no le afectaba.
En aquel preciso instante se dio cuenta lo tanto que había sido manipulado.
Si no fuera por esta esfera nunca habría contradicho todo lo que aprendió en Slytherin, tomado el peligro de incluir en sus planes a una niña que apenas conocía, ni tampoco prometerle compartir con ella las ganancias.
¿Qué debía hacer ahora? ¿Terminar su amistad con la niña? ¿Forzarla a que hiciera un juramento de sangre?
No tuvo mucho tiempo para pensar. El suelo subía y bajaba suavemente, como si una bestia enorme estuviera respirando. Otro de los detalles que no había notado por culpa de la maldita esfera.
Bajó la vista y se dio cuenta de que el diseño espiralado del piso no era un grabado basado en un caracol, sino una enorme serpiente enrollada.
Hermione tenía órdenes de buscar ayuda en caso de que Harry no saliera dentro de cinco minutos. Es por ello que practicó incansablemente el parsel durante las noches y disminuyó las horas que estaban destinadas a sus tareas.
Sin embargo, no tuvo que esperar tanto. Harry salió corriendo a menos de dos minutos de entrar y cerró la boca de Salazar Slytherin con lo más cercano a un grito que podía permitir el leguaje de las serpientes.
- ¡¿Qué había dentro?!- preguntó asustada
Harry se sentó en el fio piso y empezó a respirar pesadamente.
La esfera era una carnada, diseñada para guiar al heredero de Slytherin y evitar que se rindiera en sus intentos de entrar. Y a la vez servía para mantener a la serpiente dentro, hibernando, esperando hasta que su hambre fuera liberada sobre los nacidos de muggles.
- Un basilisco- dijo Harry, poniendo hincapié en cada sílaba- Una de las pocas bestias capaz de vivir por siglos, debí haberlo supuesto
- ¿Estas bien?- preguntó Hermione
Harry levantó la vista y miró a la niña directo a los ojos por largo rato, percibiendo la sincera preocupación que tenía por su bienestar. Puede que la esfera lo haya incitado a confiar demasiado en ella, pero eso no había impedido que a lealtad de Hermione fuera real.
- Todo está bien- dijo levantándose- Creo que está hibernando. Vámonos de aquí por ahora
PD: Se agradecen las reviews
PD2: Modifiqué un poco la historia original que tenía preparada ya que sentí que era un poco irreal que Harry confiara tan rápido en Hermione. Sin embargo no creo que tenga muchas repercusiones más adelante en su amistad
