Costes
Resultó ser que a lo que Salazar se refería como un ritual no era una serie de actos ceremoniosos, sino en cambio una inmensa formación rúnica de más de sesenta metros cuadrados. Y eso significaba un enfoque completamente nuevo. Las runas antiguas eran una de las ramas más difíciles de la magia y era prácticamente imposible para ellos comprender la horrorosa complejidad del Ritual de los Primigenios. La única alternativa era simplemente obedecer las instrucciones del libro y no hacer intento alguno de entender lo que hacían.
Así que durante tres días no se dedicaron a otra cosa que no fuera familiarizarse con los instrumentos de dibujo. Extrañas esferas con múltiples agujeros, intrincados prismas de vidrio, pequeños monóculos que te advertían si cometías un error. Todos debían ser alimentados con un hechizo específico para mostrar sus cualidades, y no era sencillo memorizar cual era cual.
- No puedo creerlo- comentó Hermione mientras examinaba uno de los artilugios- ¿Solo fusionas un grupo de personas y obtienes tanto poder sin ningún tipo de trabajo duro?
- Todo el esfuerzo, tiempo y dinero gastado en desarrollar la teoría detrás del ritual nos tomó a los cuatro fundadores ocho años. Plasmarlo en un diagrama rúnico y diseñarlo para ser utilizable por humanos nos tomó incluso más. Es solo por nuestro sacrificio que ves esto como un regalo caído del cielo… niña
Harry levantó la vista y sonrió, por primera vez le pareció entrañable ver cómo Salazar intentaba ser afable con Hermione. Aunque quizá el buen humor de Harry se debía a que recientemente dejó de sentirse a la deriva, ahora un camino despejado se extendía frente a él.
- Pueden usar la habitación anterior de la bóveda del basilisco para dibujar el diagrama. Toda la Cámara posee una ley de primera calidad, pero esa es la única habitación lo suficientemente grande
- ¿A qué te refieres con una ley de primera calidad?
Salazar los miró extrañados. Cómo si hubieran preguntado por qué las plantas eran verdes.
- La calidad de la ley permite saber la prioridad de una exhibición de magia frente a otra. Un Avada Kedavra, por ejemplo, posee una ley más alta que un Protego y por eso lo atraviesa con facilidad. Diseñé esta Cámara con una ley que pudiera soportar mis rituales precisamente para que pudieran llevarse a cabo aquí. Si dejara que mi heredero los llevara a cabo en la superficie, estaría entregando su cabeza en bandeja de plata
- ¿Qué hechizos has puesto?- preguntó Hermione
- Espaciales obviamente. ¿Cómo piensan que escondí esta gigantesca cámara dentro de la escuela? Obviamente el espacio está comprimido, en un factor de cien a uno. Va aumentando de a poco en los túneles
- Vaya, eso explica muchas cosas- expresó Harry mientras recordaba sus intentos por deducir la posición de la Cámara- Por cierto, ¿existe alguna forma de cambiar la contraseña de entrada? No es por ofender, pero "abierto" no es muy seguro que digamos
- No. La Cámara está abierta para cualquiera que sepa parsel. Pero no debes preocuparte, soy capaz de bloquear la entrada a mi estudio y a la bóveda del basilisco. Tu hermano no logrará obtener nada de este lugar
Harry asintió. Tendría que seguir confiando en sus pequeñas triquiñuelas para confirmar si Gerald llegaba a bajar hasta aquí. Pero se sentía más tranquilo, ahora que la esfera que silbaba en parsel estaba desactivada, ese escenario era mucho menos probable.
- ¿Qué necesitamos para empezar a dibujar?- preguntó Harry, animado
- Solo unas pocas cosas. Tenía todos los instrumentos de medición y grabado aquí. Pero los que estuvieron hechos con componentes orgánicos deben haberse descompuesto
Salazar meditó por un minuto completo mientras revisaba en su memoria.
- Aproximadamente tres litros de sangre de dragón, siete litros de tinta china, un litro de sangre de salamandra, cuatro docenas de cochinillas rojas vivas, cien mililitros de sangre de cada uno de ustedes. Una gran cantidad de agua purificada. De diez a quince mililitros de toxinas vegetales variadas. Polvo de plata. Pinceles de pelo de unicornio, guantes de piel de dragón, un centenar de plumas de cola de zunzuncito de fuego. También necesitarán…- Salazar se empezó a rascar la barba mientras repasaba una lista de más de cincuenta artículos- …y, considerando que cometerán errores durante el proceso, diría que requieren un 20% o 30% más. Todo suma unos sesenta galeones más o menos
Harry sintió que su visión se distorsionaba y todo daba vueltas. Todo eso quizá costara 60 galeones hace mil años, pero la inflación había reducido la moneda a una mísera fracción de su antiguo valor.
Hermione también lo entendió. Cualquier persona que hubiera ido al Callejón Diagon a realizar sus compras entendería.
- Si hace falta dinero, podemos revender la maqueta que me diste. Es bastante cara, ¿no?
- No hace falta- respondió Harry gentilmente- ya veré cómo soluciono esto
Aquel regalo fue algo que compró para congraciarse con sus padres muggles. Algo que pudiera recordarles donde estaba su hija y la sintieran más cerca de ellos. Algo que los disuadiera de sacarla de Hogwarts si alguna vez se enteraran del incidente del Troll.
Por eso le pidió a Hermione que la dejara en su casa.
Además, ocho galeones no harían ninguna diferencia.
Los tres meses que siguieron fueron una auténtica pesadilla en todos los sentidos.
Un cálculo rápido colocaba el coste de toda la operación en más de setecientos galeones. Dinero que estaba muy lejos de lo que un niño rico podía pedir a sus padres.
Los cien galeones que Harry tenía ahorrados se consumieron en apenas dos semanas. Y para cubrir el resto tuvieron que echar mano de todo su ingenio.
Empezaron reemplazando los costosos artefactos que pedía Salazar por simples juguetes que realizaban una función similar, pero que eran mucho más engorrosos y menos precisos en el trabajo. Poco a poco ganaron confianza, hasta que un buen día a Hermione se le ocurrió sustituirlos por sus análogos muggles, mucho más baratos y sencillos de usar.
Así fue como por medio de los padres de Hermione fueron capaces de conseguir un teodolito de segunda mano y agujas hipodérmicas para reemplazar las lujosas plumas del zunzuncito de fuego. Más tarde, a costa de muchas mentiras, incluso consiguieron solicitar un pedido especializado a una fábrica de sellos. Era verdaderamente mágica la velocidad en la que esos pequeños cacharros podían copiar una y otra vez la misma runa.
Pero también hubo ocasiones en que se toparon con pésimos resultados, como cuando construyeron un pequeño motor de vapor que alimentaba un torno. Una idea brillante en el papel, pero que en la realidad vibraba tanto que era imposible de utilizar.
Cada buena idea ahorraba muchos galeones, pero cada mala idea los hacía desperdiciar semanas.
Sin embargo, todo ese frenesí de improvisación no logró disminuir los gastos en la suficiente medida. Con cada día que pasaba era necesario involucrarse más y más en los turbios negocios que acontecían a las sombras de Hogwarts.
Empezaron vendiendo objetos a otros alumnos, piezas pequeñas e inocentes como resúmenes hechos por él o Hermione, copias de sus tareas, y, más tarde, las propias hojas calca.
Luego empezaron a ser cosas más valiosas. Tres chicas de Ravenclaw colaboraron entre sí para ofrecer cuarenta galeones por el atrapa sueños de Harry. La caperuza de Hedwig fue dada en casi sesenta galeones a un Slytherin, solo para que fuera decomisada una semana después cuando el imbécil quiso usarla para espiar las habitaciones de las chicas.
Y una noche, se sorprendieron a sí mismos robando los insumos de Snape y las plantas de Herbología. Harry nunca sabría que la única razón por la que Draco aceptó contrabandear esos materiales y arriesgarse a la expulsión era porque estaba igual o más desesperado que él por financiar sus propios asuntos turbios.
Así fue como, a comienzos de abril, la Cámara se había convertido en un remolino de artefactos mágicos, herramientas muggles, manchas de pintura, libros viejos, sellos y cantidad de fotocopias esparcidas por el suelo.
En cuanto a ellos, el estrés y la falta de sueño no habían mostrado piedad alguna. Harry, que siempre gozó de excelente salud, tenía dolores de cabeza y sentía que su visión empezaba a resentirse. Y Hermione, que nunca fue una niña particularmente hermosa, ahora ostentaba ojeras y una delgadez a punto de ser enfermiza.
- Ya no puedo más- dijo débilmente- Voy a tomar una siesta
La débil voz de Hermione sacó a Harry de su ensimismamiento. Dejó el carboncillo a un lado y levantó la mirada, solo para verla tambaleándose en dirección a la estatua de serpiente que transportaba a la torre de Gryffindor.
- Que duermas bien- se despidió con una sonrisa cansada y regresó al trabajo. Solo quedaba repasar algunos trazos con tinta china y él también podría ir a descansar
Levantó un pincel delgado y lentamente rellenó el grueso borde de la runa del Imperius con delgadas estrías negras que representaban la corrupción de la mente. Todas en una misma dirección, pues también debían simbolizar la voluntad del controlador.
Finalmente conectó las estrías con las runas del centro. Surgió un destello de viva luz rojiza, que se elevó en el aire. Hizo unos pequeños puntos con la jeringuilla y la luz adquirió un tono algo más opaco mientras la formación se fusionaba con la piedra.
Harry se puso de pie para observar la belleza de su obra. Con este fragmento completado, solo hacía falta conectar la sección periférica y central usando sangre de dragón para que finalmente concluyera esta endiablada empresa.
Guardó sus instrumentos en su estuche y fue hacia el borde de la cámara. Se enjuagó las manos en el agua empozada y luego frotó sus doloridos ojos.
¿Qué hora era? ¿Se había perdido una vez más la cena? ¿O acaso el toque de queda?
¿Importaba?
Caminó encima del cuerpo durmiente del basilisco y entró en el estudio. La tinta, en especial la sangre, debía ser guardada en contenedores especiales para retrasar su descomposición.
- Hoy has terminado muy tarde
Harry miró la alta figura de Salazar Slytherin y respondió con un hosco "sí".
Sesenta metros cuadrados abarrotados completamente por intrincadas runas. Cuando recordaba a Salazar explicando que un mago entrenado podría dibujar toda la formación en tres días, y que ellos probablemente en dos semanas, sentía un fuerte deseo de cubrir la pared con una lona y dejarlo dormir por otro siglo.
- No te resientas tanto. Verás que los beneficios del ritual borrarán para siempre cualquier queja que tengas. Ya deberían estar cerca de terminar, ¿verdad?
- Sí- bostezó- En tres días más o menos
Salazar miró fijamente al niño a punto de desplomarse en el piso. Le recordaba a él mismo cuando era obligado por su maestro a pasar toda la noche clasificando las plantas del invernadero, pero también al pequeño Tom, en las largas veladas en las que practicaba sin cesar sus habilidades de duelo.
- Te ves terrible. ¿Sigues teniendo pesadillas por el Avada Kedavra?
- No. Ya no
Harry le había contado a Salazar sobre sus perturbadores sueños y la sensación que sentía en ellos sobre el concepto de la muerte.
Fue de las pocas veces que vio a Salazar intrigado. Pero aun así fue capaz de aconsejarlo sabiamente e indicar todos los síntomas que debía fingir frente a Madame Pomfrey para conseguir una pócima de sueños felices.
- La magia en sus cuerpos debería recuperar su salud en cuanto vuelvan a su rutina de estudiantes normales. Dile eso también a la niña, está en edad de empezar a preocuparse por su apariencia
Harry asintió mientras buscaba con la mirada a Hedwig. Estaba cómodamente acostada en un improvisado nido hecho de trizas de fotocopias.
- Puedes dejar a tu lechuza dormir aquí esta noche, pero no vuelvas a permitirle entrar a mi estudio. Está enfadada y lo desordena todo
- Sí. Es porque vendí sus cosas. En cuanto pueda se lo compensaré
Salazar se le quedó mirando con un matiz de sospecha. Esas muestras de compasión por los demás no concordaban con… bueno, no importaba.
Harry se retiró poco después. Lo único que deseaba era llegar a su cama y dormir tres días completos.
- Quizá pueda saltarme la primera clase si finjo estar enfermo
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