Los Victoriosos

Oscuridad en todas direcciones.

Por un momento a Harry le pareció flotar en la superficie de un océano infinito. En absoluto silencio y sin sentido de la dirección.

Sus memorias eran difusas. Algo en lo profundo de su ser le entregaba imágenes de un castillo, árboles y otros semejantes a él. Pero otra parte le decía que siempre existió en este lugar, que era único y que debía esperar.

¿Esperar qué?

Sintió algo viniendo desde lo alto. Un sutil llamado… no, más bien una sensación de familiaridad.

Una luz iluminó el mundo, y por primera vez pudo ver más allá de sí mismo.

En el cielo empezaba a desatarse una tormenta sin igual. Rayos tan rojos como la sangre eran liberados sin descanso ni piedad, exhibiendo su aterrador poder en forma de horribles truenos. Sin embargo, en contra del sentido común, los rayos no caían sobre el mar sino que se elevaban a nuevas alturas, castigando la oscuridad más allá de ellos.

Entonces uno de los rayos pareció perder su rumbo. Bailó en círculos en el cielo lechoso, como un animal oliendo a su presa, hasta que al fin pareció captar un rastro.

Harry observó con absoluto terror como el rayo se volvía cada vez más y más cercano, hasta que ya no fue rayo sino una torrente de lava incandescente fluyendo hacia él.

Sintió un calor puro que quemaba el alma, seguido de un dolor terrible y desesperante.

No lo soportó más. Gritó y nadó hacia las profundidades, las corrientes submarinas golpeándole el rostro.

La imagen tembló de pronto y se esclareció, como si el mundo dejara de estar cubierto por una película de agua.

Harry parpadeó. Un techo blanco puro había aparecido frente a sus ojos.

- No te muevas ni hagas ningún ruido- habló una voz dentro de su cabeza

- ¿Hermione? ¿Eres tú?

Todo su cuerpo se tensó mientras los recuerdos lo golpeaba uno seguido de otro. El choque de los Imperius, la revelación de Voldemort, la caída por el pozo… el derrumbe en la Cámara.

- ¡¿Que sucedió?! ¿Voldemort? ¿La piedra?

- ¡No te levantes!- ordenó Hermione indignada- Madame Pomfrey nos está vigilando

Harry entrecerró los ojos y examinó su entorno. A solo dos camas a su derecha la enfermera del colegio se encontraba cerrando las cortinas y bloqueando el intenso sol del mediodía. Detrás de ella, en el extremo opuesto de la sala, Hermione sacó una mano de entre las cortinas de su cama y la agitó disimuladamente.

- Nos mantienen separados para que no compartamos nuestras cuartadas. No sé qué pasó con Voldemort, solo estabas tú cuando llegué ahí abajo. El lugar se había vuelto extraño, no sé describirlo… será mejor que lo observes tú mismo

Harry se concentró en el fino hilo que los conectaba.

A través de las memorias de Hermione vislumbró los toboganes de la Cámara, normalmente tan anchos como el cuerpo de un basilisco, cerrarse a su alrededor como las fauces de una bestia hambrienta. Solo la luz al final, cada vez más cercana, le impidió sucumbir a la desesperación y golpear las paredes del túnel. Sin embargo, una vez escapó de esa trampa mortal, lo que encontró a su salida no fue mucho más tranquilizante. Ahí arriba, sobre su cabeza, vio un techo dividido en un sinnúmero de bloques rectos, prestos a caer; pero que lograban sostenerse por pura presión en un espacio que se derrumbaba sobre sí mismo.

Y en medio de todo aquello, acurrucado entre la pared y una roca caída, se vio a sí mismo esquivando la muerte por pocos centímetros.

- Te saqué de ahí lo más rápido que pude. Estabas muy herido y quería llevarte a la enfermería, pero Salazar insistió en que tomara la salida del bosque prohibido. Le hice caso y a los pocos minutos la profesora McGonagall nos llevaba de regreso al castillo

- ¿Nos encontró en el bosque? ¿Te interrogaron?

- No de inmediato, yo también estaba herida y necesitaba descanso. Las preguntas sucedieron esta mañana, pero tranquilo, me ceñí al plan

Harry perdió el hilo de la conversación.

- ¿Cuál plan?

- Negarlo todo y confiar que los imperdonables protejan nuestras mentes. Les expliqué que mi último recuerdo era haberme ido a acostar esa misma noche. No es por ser presumida, pero me he vuelto muy buena mintiendo

Harry quiso hacer un comentario sobre la mala influencia que había sido para ella, pero estimó que no era el mejor momento para hacer bromas.

- ¿Los profesores podrían haber descubierto la Cámara?

- No lo creo. La sala se encogía a cada segundo que pasaba, para estos momentos debe ser del tamaño de mi mano

- ¿Y la piedra?- preguntó casi con miedo

Hermione guardó silencio un par de segundos. Era difícil decirle lo mucho que habían perdido.

- Lo lamento. La piedra, tu varita, el trozo del espejo, la biblioteca de Salazar… todo sigue ahí abajo. Las entradas han colapsado y es imposible volver

Sin embargo, Harry no sintió ninguna tristeza, sino más bien una súbita sensación de euforia.

¡El botín seguía en la Cámara! ¡Tarde o temprano la Piedra Filosofal volvería a sus manos! ¡Sería más rico de lo que jamás imaginó! ¡Podría completar todos los rituales de Salazar!

… sería inmortal.

Este era un resultado miles de veces mejor que heredar las Casas Potter y Black.

Trató de suprimir su risa, pero solo consiguió provocarse un fuerte ataque de tos.

Madame Pomfrey corrió con varita en mano y empezó a chequear su estado.

- ¿Tienes dificultad para respirar? ¿Sientes dolor en alguna parte?

- Estoy bien, solo un poco de sed. ¿Podría traerme un poco de agua?

La mujer verificó sus heridas, asintió con desconfianza y se dirigió a la habitación contigua.

- Hay algo más que debes saber. Tu hermano vino a visitarte hoy en la mañana- dijo Hermione- oculto bajo la capa de invisibilidad

- ¿Mi hermano? ¡¿Gerald?!

- No pude escuchar lo que te dijo, pero…- titubeó al recordar la mirada de recelo que Gerald le había dirigido- creo que yo ya no soy parte de su grupo de amigos

Hubo un sonido de pasos cada vez más cercanos viniendo por el pasillo. En unos segundos el director entró en la enfermería, a su derecha una Auror de unos treinta años caminaba siguiéndole el paso.

Harry se dio cuenta de por qué Madame Pomfrey demoraba tanto con el agua.

- Ten cuidado- advirtió Hermione- La mujer me hizo muchas preguntas engañosas. Recuerda que no sabes nada sobre Quirrell, ni de la piedra, ni siquiera del bosque prohibido...

- Hermione, tranquila. Yo también soy muy bueno mintiendo

Interrumpió la conexión mental y volteó hacia los recién llegados con su mejor rostro de inocencia.


Dumbledore caminó junto a la "Auror" en dirección a la salida de la enfermería.

El interrogatorio no le dijo nada que no supiera ya.

Al igual que la señorita Granger, Harry insistió en haberse ido a la cama y no tener memorias de lo ocurrido. También expresó nunca haber sufrido episodios amnésicos con anterioridad. Para él, su año escolar había sido de lo más común.

Sin embargo, Dumbledore creía firmemente que sus recuerdos habían sido alterados: Las inspecciones a sus baúles revelaron que muchos de sus objetos de valor habían desaparecido; sus exámenes médicos expusieron remanentes de anemia, falta de sueño y fatiga extrema; además, ninguno de los dos pudo dar una explicación convincente de por qué dejaron de hablarse desde mediados de abril, como si alguien los hubiera inducido a interrumpir su amistad para evitar la atención de los maestros.

La singular defensa contra la Legeremancia era otro punto a analizar. El director sospechaba que, habiendo ayudado a Quirrell a preparar el robo, debían conocer fragmentos de los futuros planes de Voldemort. Planes que el señor oscuro pondría mucho esfuerzo en proteger.

Solo un detalle no encajaba.

¿Por qué Quirrell bloquearía sus recuerdos en vez de matarlos?

¿Un repentino estallido de compasión, un descuido... o acaso Voldemort había ocultado algo valioso en lo profundo de sus mentes, algo que quisiera recuperar en el futuro?

Dumbledore echó un vistazo a la derecha y observó a la mujer garabatear a toda prisa en una pequeña libreta. La había llamado precisamente para aclarar esa duda.

- ¿Qué opinas?- preguntó apenas doblaron la esquina

- Oh Albus, no creí que estuvieras tan ansioso

La mujer agitó su varita y su aspecto físico regresó a su apariencia original: La de una anciana en sus últimos años de vida. Su vestimenta también cambió, de un uniforme de auror a una túnica académica larga, aburrida y desgastada.

Luciría como una viejita completamente ordinaria, si no fuera por el escudo de inefable estampado en su hombrera izquierda.

- No creí que algo volviera a sorprenderme el día de hoy- dijo, recordando la aguda disociación en la mente de Hermione- Pero este niño presenta un bloqueo psíquico sumamente peculiar. Su mente parpadea, entrando y saliendo de la existencia cientos de veces por segundo. Desconozco cómo sigue vivo

Volteó la hoja y corrigió algunas anotaciones, aprovechando el tiempo para hacer memoria de todos los pacientes con los que había tratado a lo largo de su carrera.

- Mi Legeremancia no pudo atravesar las protecciones en sus mentes, y sabes lo imposible que debería ser eso. No he escuchado nunca de una defensa similar… tan precaria y a la vez tan elegante- cerró la libreta y se la guardó- Mis dudas han desaparecido por completo. Esto no es el producto de un evento traumático, sino de un arreglo premeditado

- ¿Se te ocurre alguna forma de eliminar los bloqueos? La información escondida en sus inconscientes es en extremo importante

La anciana negó con la cabeza.

- Necesitaría años de investigación para averiguar siquiera si es posible. El responsable de esto se aseguró de hacer un excelente trabajo. Aunque quizá no sea necesario eliminar las defensas…- se calló unos segundos, intentando enfocar el problema desde otro ángulo- El bloqueo solo los defiende del exterior, así que es posible que puedan desbloquear sus memorias ellos mismos. Valdría la pena entrenarlos en Oclumancia

Se sacó las gafas y comenzó a limpiarlas con un pañuelo blanco. Su sonrisa se había desvanecido por completo.

- Esto te lo pregunto cómo amiga, no como académica, y te suplico que me respondas con la verdad

Dumbledore asintió.

- Albus, solo puedo imaginarme a una persona lo suficientemente hábil como para lograr esta maravilla, y aun así estar tan desesperada como para rebajarse a cometer un robo. Dime… ¿ha vuelto?

Dumbledore suspiró cansadamente. Actualmente estaba movilizando cada gramo de esfuerzo y hasta la última de sus conexiones para impedir que Voldemort lograra finalizar el elixir. Docenas de ojos vigilaban a detalle a los mortífagos en busca de algún viaje al extranjero no justificado, un desembolso bancario importante o una importación sospechosa. Asimismo había conseguido agotar la existencia de nenúfares inmortales, flores hypoxis y larvas de salamandra; y había conseguido que Cornelius lo ayudara a rastrear el comercio de otros tantos ingredientes a cambio de algunos favores.

Ciertamente no todo estaba perdido, existían esperanzas reales de impedir su regreso.

Sin embargo los hechos eran innegables.

Luego de una década de paz, el Señor Oscuro había vuelto a dar otro golpe exitoso.

- Sí, ha vuelto


P.D. : Se agradecen los reviews.