Los Invernaderos
Durante las siguientes semanas, Harry vio como sus esperanzas de reclutar a Daphne Greengrass lentamente se desvanecían. Si bien la niña no rechazaba el trato ni con él ni con Hermione, era muy reservada sobre sus propios intereses y Harry nunca fue capaz de averiguar qué podría ofrecerle para conseguir su colaboración. La chica parecía completamente desinteresada de la vida (excepto por las clases de Oclumancia) y a veces hasta daba la impresión de ser incapaz de sentir emociones.
- La salida de la Cámara está volteando aquella esquina, al final del pasillo- dijo Harry, deteniéndose frente a la oficina de Lockhart y señalando el corredor vacío delante de él
El murmullo del gran comedor se podía escuchar a sus espaldas, ya bastante lejano, pero igual de presente en sus mentes. Harry y Hermione habían tenido mucho cuidado en confirmar que todos los profesores y prefectos estuvieran presentes en el banquete antes de aventurarse hasta aquí.
- Harry, me lo has explicado cientos de veces- dijo Hermione girando los ojos- Creo que hasta tengo memorizados los pasos mejor que tú
- Está bien, está bien…- miro hacia atrás, preocupado de que alguien los viera en actitud sospechosa- Recuerda, abrir la Cámara es importante, pero no tanto como mantenerla oculta. No dudes ni por un segundo en abortar la misión si surge un problema
- No te preocupes
Harry asintió, palmeó su hombro como si quisiera darle buena suerte, dio media vuelta y desapareció corriendo tras una esquina.
Hermione no perdió tiempo y se dirigió por el pasillo hasta toparse con un callejón sin salida. Su trabajo por el momento sería esperar pacientemente a que Harry completara su parte del plan.
El año escolar anterior, mientras todavía estaban en las camas de la enfermería, Harry había dicho que solo necesitarían "apartar unas cuantas rocas" para volver a ingresar a la Cámara Secreta. No fue hasta unas semanas después, luego de ser dados de alta, que notaron que no solo el túnel del baño de niñas había colapsado, sino que lo mismo había ocurrido en todas y cada una de las entradas, dejando tras de sí unos diminutos agujerillos que resultaban doblemente desmoralizantes.
Por una parte, por el miedo a que la destrucción se hubiera extendido hasta la sala de las serpientes, y por otra, por la ironía de que el ritual de los imperdonables en el que habían trabajado tanto era ahora lo que les impedía acceder a los tesoros ahí sepultados.
Hermione se pellizcó con fuerza el reverso de la mano. Nada, apenas una ligerísima sensación de presión e incomodidad. El Cruciatus que residía dentro de ella había borrado para siempre la posibilidad de sentir dolor, pero también la había vuelto incapaz de ser afectada por "Diminuendo" o cualquier otro tipo de transfiguración humana.
Revisó su reloj de pulsera, acariciando de paso el delgado brazalete de plata que también llevaba en su muñeca.
Ya se estaba tardando.
- Lamento la demora- sonó de pronto la voz de Harry dentro de su cabeza. En su tono se adivinaba cierta molestia
- ¿Tuviste problemas?
- Nada importante. Myrtle inundó el baño cuando le dije que se fuera de paseo. Acabo de soltar la serpiente por el ducto, estate alerta, permaneceré aquí por si tengo que hacer otro intento
- Vale, empiezo a cronometrar
*Swish*
Por fin, luego de cinco minutos, hubo un movimiento en la pared. Lentamente los ladrillos rotaron alrededor de sus ejes transversales y empezaron a apiñarse a los lados, revelando tras de sí una escalera de caracol que se extendía varios metros hacia abajo.
- La salida se acaba de abrir- informó mentalmente- Puedo escuchar a la serpiente, está subiendo sin problemas
- Genial- respondió Harry- Voy para allá. No dejes que la pared se cierre
Hermione se agachó y formuló una orden en un pársel poco fluido. Le respondió un siseo apagado y unos segundos después una boa constrictora de gigantescas dimensiones (debía serlo, pues solo así podía silbar lo suficientemente fuerte como para abrir las salidas de la Cámara) asomó su cabeza fuera de la pared.
- Quieta- siseó Hermione- Silencio
La boa se detuvo de inmediato, medio cuerpo en las escaleras y medio cuerpo en el pasillo. Pasaron veinte segundos y los ladrillos empezaron a traquetear, pero entonces advirtieron la presencia de un ser vivo y se detuvieron. Al parecer Salazar no había sido tan despiadado como para cortar a la mitad a sus herederos.
Un minuto después Harry apareció doblando la esquina. Respiraba agitadamente y tenía unas gotas de sudor en la frente, pero sonreía triunfante, contento de que su plan hubiera funcionado. Agitó su varita y la boa regresó al lugar de donde había sido convocada.
- Sabía que funcionaria- dijo Harry, mirando el reloj en la muñeca de Hermione- ¿Cuánto tiempo hasta que finalice la cena?
- Un cuarto de hora
- Excelente, adelante entonces
Harry pisó el primer escalón y, al sentirlo firme, bajó otro más y le indicó a Hermione que lo siguiera. Sin embargo, apenas habían descendido un metro cuando una fuerza invisible les presionó las costillas y los expulsó violentamente.
Tropezaron hacia atrás, perdieron el equilibrio y por poco se golpearon la cabeza contra el piso. Frente a ellos la salida de la Cámara empezaba a cerrarse.
- ¡Serpensortia!- exclamó Harry. Una cobra surgió de la punta de su varita y el mecanismo de cerrado volvió a interrumpirse- Obedece, no te muevas
- ¿Qué fue eso?- preguntó Hermione, sobandose las rodillas
- Parece una medida de seguridad- Harry intentó levantarse, pero fracasó. No podía reunir ninguna fuerza en sus piernas- Y al parecer Salazar también añadió una maldición de parálisis de piernas
- Déjamelo a mí, sé el contra hechizo
Hermione sacó su varita, dibujó un círculo estrecho en el aire y un rayo de luz pálida golpeó los tobillos de ambos. Unos segundos después ambos estaban de pie, discutiendo cuál sería el próximo movimiento.
- Tal vez solo funcione en humanos. La serpiente podría entrar, hablar con Salazar y pedirle que quite los obstáculos- opinó Hermione
- Una serpiente no puede girar la perilla del estudio- respondió Harry, rascándose la barbilla mientras pensaba- Pero tienes razón, vale la pena comprobar si solo expulsa a las personas
Harry apuntó su varita a la cobra.
- ¡Imperius!
Las instrucciones complejas llenaron la mente del animal, siseó en forma sumisa y empezó a descender. Pero al igual que su amo, apenas toco el sexto escalón, una extraña fuerza la tomó por las costillas y la arrojó de vuelta a la superficie.
- Quizá solo algunos escalones estén afectados- dijo Harry, extendiendo el brazo para evitar que la salida se cerrara
Convocó una nueva serpiente, de un anaranjado intenso y solo diez centímetros de largo, y la lanzó lo más profundo que pudo. El desenlace fue el mismo. Demoró más, eso sí, pero la serpiente del maíz fue rechazada al igual que la cobra.
- Probemos con algo que no esté vivo- Hermione abrió su mochila, rebuscó un rato y finalmente sacó un desgastado tintero
- ¿No te sirve?- preguntó Harry
- Ya no. Le pedí a mis padres que me compraran uno nuevo- dijo encogiéndose de hombros- Este me traía problemas, sabes que el plástico no se puede transfigurar
Arrojó suavemente el tintero, como quien quiere hacer rebotar una pelotita. Escucharon atentamente: Uno, dos, tres… doce, trece... silencio. Hermione había dado en el clavo, las protecciones de Salazar solo afectaban a los seres vivos.
- Bueno, ¿y ahora qué?- preguntó Hermione
Harry agitó su varita y desapareció el par de víboras que serpenteaban al rededor de sus pies.
- La única forma de entrar que se me ocurre es usar un traslador
- Los trasladores no funcionan en Hogwarts- dijo Hermione, con ese aire de superioridad que a veces le costaba ocultar
- Te equivocas. No se puede usar trasladores para entrar o salir de Hogwarts, pero nada impide que te muevas dentro. Eso sí, son complicados de crear, pero el que necesitamos solo necesita llevarnos unos cuantos metros hacia abajo- Harry guardó silencio por un rato antes de levantar la vista alarmado- ¡Debemos irnos!
- Todavía nos queda unos minutos- dijo Hermione, revisando la hora- Quiero intentar encoger una serpiente y meterla dentro de una bolsa de tela, podríamos...
- Continuaremos otro día- Harry quitó su brazo de la abertura y dejó que el muro se cerrara- Escucha con cuidado, ¿oyes eso?
Hermione afinó su oído y captó el alboroto provocado por cientos de pasos marchando al unísono, como si las cuatro casas se hubieran puesto de acuerdo para moverse como una sola. Algo había ocurrido.
Harry la ayudó a recoger las cosas y emprendieron la retirada.
Atravesaron un pasillo tras otro persiguiendo el creciente sonido de las voces. De tanto en tanto un rayo iluminaba las ventanas y les permitía ver por unos segundos la intensa lluvia que golpeaba contra el vidrio. Sin duda esta tormenta había ocultado buena parte del ruido, provocando que reaccionaran de forma tardía e improvisada.
Por fin dieron con el grueso de los estudiantes, marchaban por el pasillo principal y eran guiados por sus prefectos hacia sus respectivos dormitorios. Harry se detuvo detrás de una esquina, oculto de la vista de los profesores, y soltó un suspiro de alivio. Habían llegado justo a tiempo, las cuatro Casas todavía estaban juntas y sería más fácil pasar desapercibidos en el desorden previo a que se separaran.
- Debemos mezclarnos con los demás- dijo Harry, señalando a unos pocos Slytherin de cuarto año y luego a Lavender Brown, que hacía de cabecilla de un grupo de niñas en la parte de atrás de la multitud- Si nos quedamos aquí nos atraparán
Hermione asintió y ambos se precipitaron hacia adelante, pero ni siquiera se habían alejado un metro el uno del otro cuando un fuerte grito los inmovilizó:
- ¡Alto!- gritó McGonagall mientras se acercaba rápidamente- ¿Dónde han estado ustedes dos?
- Nos… nosotros estábamos en la biblioteca- respondió Hermione- El lunes se debe presentar un informe al profesor Flitwick y Harry me pidió ayuda para empezar a escribirlo
McGonagall alzó la vista para observar el pasillo por donde habían venido, chasqueó los labios y bajó su vista de nuevo hacia ellos. Su expresión era la más estricta que Hermione había visto en su vida.
- Esa no es la dirección de la biblioteca
- Es que se me olvidaron los apuntes en mi cuarto. Harry me acompañaba a ir a buscarlos... es decir, hasta la entrada de la torre. No iba a revelar la contraseña de la sala común
Los ojos de McGonagall los escaneó de arriba a abajo, como si estuviera buscando la mínima pista con qué desbaratar sus mentiras. Fue entonces cuando notó algo raro en los zapatos de Harry.
- Entonces no han salido fuera del castillo
- No profesora, como dije estábamos en la biblioteca y luego fuimos a la torre Gryffindor
- Muy bien- cambió su atención a Harry- Señor Potter, me puede explicar por qué tiene los zapatos húmedos
"Rayos"
- No lo sé- dijo Harry con la voz completamente plana- Tal vez una ventana estuviera abierta y la lluvia formara un charco
La mirada de McGonagall se volvió incluso más recelosa.
- ¿Van a seguir insistiendo en que no salieron del castillo?
- Sí- respondieron al unísono
- Muy bien- McGonagall miró a Hermione y Harry pudo notar cierta decepción en sus ojos- Preguntaré a la dama gorda si puede confirmar vuestra historia, hasta entonces me acompañarán a…
- Nunca llegamos hasta la dama gorda- dijo apresuradamente Hermione- A medio camino escuchamos el ruido y vinimos para acá. Vi a mis compañeras y quise acercarme para preguntar si ellas sabían qué es lo que estaba pasando
Señaló a las figuras ya distantes de Parvati y Lavender para ilustrar su punto.
- Señorita Granger, por favor no mienta más
- Pero…
- Si me permite subdirectora- intervino Snape, que había aparecido quien sabe de donde- Pienso que en esta ocasión sus sospechas no tienen fundamento. Si hubieran salido del castillo, sus túnicas estarían empapadas o calientes por el encantamiento de secado. Además…- Harry lo vio agitar la varita y convocar con suma facilidad dos pares de zapatos mientras él y Hermione caian sobre sus traseros- como puede ver no hay manchas de hierba ni tierra. La humedad en los zapatos del señor Potter fue provocada por agua limpia, no por el lodo del patio
- ¡Severus!- exclamó indignada McGonagall, mirando a Harry y Hermione sentados en el frio piso de piedra- !No puedes quitarles sus pertenencias a los alumnos!
Snape no prestó atención a sus palabras y siguió hablando:
- Sin embargo, sigue siendo muy sospechoso que se tardaran tanto en ir por unos simples apuntes
- Nos distrajimos conversando- dijo Harry- Tengo mi tarea de encantamientos a medio hacer en la mochila, puedo mostrársela. Todo lo que decimos es verdad
- Y también tengo la sensación de que prepararon una coartada con antelación, una muy mala por cierto. Sugiero que revisemos sus varitas y veamos cuales han sido sus últimos hechizos. Si no nos están diciendo toda la verdad, como creo que es el caso, estoy seguro de que aprenderán a respetar las reglas luego de un castigo ejemplar
- Eso es innecesario- dijo McGonagall en tono cortante- Tienes razón, no han salido del castillo. Lo único que han hecho es saltarse la cena, lo cual no está prohibido por el reglamento. Ahora has el favor de devolverles sus cosas
Hubo una breve lucha de voluntades.
Finalmente Snape dejó caer los zapatos al suelo.
- Podéis retiraos- ordenó McGonagall con una voz que quería sonar estricta sin lograrlo del todo- Alcancen a sus grupos, no tomen desvíos
Harry y Hermione se levantaron, se pusieron sus zapatos y se fueron a toda prisa. Detrás de ellos escucharon como los dos profesores empezaban a discutir.
- ¿Qué crees que pasó?- preguntó Hermione mentalmente- Esos dos estaban tensos desde antes que apareciéramos nosotros
Harry también sintió curiosidad. Giró la cabeza, vio que ambos profesores estaban distraídos y, en vez de seguir por el pasillo principal, se acercó a la ventana más próxima, corrió el vidrio y asomó la cabeza. McGonagall había sido muy insistente con acusarlos de salir del castillo.
- ¡Santo cielo!- exclamó sin poder contenerse
Con el bosque prohibido de fondo, los invernaderos ardían convertidos en siete enormes pilares de fuego.
P.D.: Se agradecen las reviews
